No Todos Comprenden
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No Todos Comprenden
Un sentimiento extraño se apodero de Hermione, era una mezcla de una extraña gratitud y consuelo, por saber que a pesar de sus muchas diferencias y enfrentamientos del pasado, no la había dejado sola luchando con sus fantasmas. Malfoy se había tomado la molestia de ayudarle a pesar de que iba en contra de sus principios siquiera tocarla, qué decir de haberla hecho llegar a su cama y permitirse compartirla.
Giro su rostro para verlo y una inquietud se hizo presente, camino hacia la cama y se sentó en el borde intentando no despertarlo. Dormía apaciblemente, casi todas las cicatrices habían desaparecido, solo quedaban algunas en color rosado surcando su mejilla derecha y su frente muy cerca el nacimiento del cabello, pero nada tenía que ver con la apariencia que tenía semanas atrás.
El pecho del rubio subía y bajaba rítmicamente sumergido en el mundo de los sueños, parecía tranquilo, las pesadillas que lo habían atormentado antes permanecían alejadas de su mente. Tenía la palma extendida, aquella que había cortado con la punta de la daga, ya estaba cerrada la herida y a pesar de eso se sintió culpable por haber perdido el control de esa manera y haberlo lastimado.
Creía cada palabra que le había dicho, pero quizás no era la manera adecuada de expresarlo, considerando que Malfoy debía estar sufriendo mucho al igual que ella por la pérdida de su pequeña familia.
Hermione lo contemplaba con tranquilidad, nunca se había planteado que ese chiquillo odioso que tantas humillaciones e insultos le dedicara era tan guapo, no había reparado en ese detalle, quizás porque siempre trataba de evitarlo, rehuía de su presencia en su afán de evitar enfrentamientos innecesarios. Pero ahora estando tan cerca, teniéndolo a tan poca distancia no podía seguir negando lo evidente, Malfoy sin duda era un muchacho guapo y distinguido.
A pesar de la enfermedad que lo había azotado tan ferozmente y que se evidenciaba esa delgadez extrema, las oscuras ojeras y esa palidez enfermiza que todavía mantenía su piel, podía encontrar en su rostro las facciones finas y varoniles, las líneas de su mandíbula, nariz, mentón y sus pómulos, todo era armonioso en cada detalle como si hubiera sido esculpido a mano por un artista. Sin importar su delgadez tenía su cuerpo bien definido sus brazos sin ser demasiado musculosos mostraban el ejercicio de las horas de entrenamiento por el quidditch, cada uno de sus músculos estaban definidos y bien proporcionados.
Se sorprendió mucho al comparar esa imagen de ángel dormido con la de aquel niño delgado, sumamente alto de mirada altiva y rostro indiferente, ya no había punto de comparación en ambos las facciones de niño huyeron para darle paso al hombre, un hombre sumamente atractivo.
Suspiro mientras pensaba, mientras comparaba aquellos recuerdos del viejo Malfoy con el nuevo, y encontró más diferencias, no solo aquellas que vislumbro a simple vista, se atrevió a ir más allá, a lo profundo e intricando de su personalidad. Acaricio con su mano el rostro pálido del chico en un acto de reflejo, era como si quisiera comprobar que era alguien real y no solo producto de su imaginación o su mente perturbada, sintió su piel un poco fría al tocarlo y se apresuro a subir un poco más las sabanas para que se calentara.
Aparto un mechón de cabello platinado y lo acomodo tras su oído, no había notado hasta entonces que el pelo estaba mucho más largo de lo que usualmente lo llevaba. Tenía los labios entre abiertos, su rostro se relajo mas cuando Hermione volvió a pasar sus dedos por el rostro.
El calor subió repentinamente al rostro de la Gryffindor al darse cuenta que llevaba demasiado tiempo acariciándole y se sintió violenta al estarlo tocando de esa manera, no lo había hecho con malicia solo había sido un acto reflejo a una curiosidad repentina por intentar adentrarse en el enigma que representaba Malfoy, que por un lado la repelía y por otro se había preocupado lo suficiente por ella como para no dejarla tirada en el piso del cuarto del baño.
Intentando poner distancia de por medio regreso a la ventana, se sentó sin dejar de verlo y se cubrió con la cobija verde y plata de Malfoy, tenía el peculiar aroma del chico, cerró los ojos y pronto se quedo de nuevo dormida envuelta en la calidez que le proporcionaba esa prenda que le había sido prestada por su antiguo enemigo.
Una tregua se había formado entre Granger y Malfoy, una tregua silenciosa que no necesito de aclaraciones o explicaciones de ningún tipo, que surgió el día después en que la castaña había tenido una crisis de nervios como resultado de ver y oler la sangre.
Draco no hizo preguntas al respecto los días posteriores, pero sobre entendió que estaba relacionado con el episodio traumático sobre la muerte de sus padres, desde entonces procuraban no hablar de sus respectivas familias, era un tema demasiado doloroso y reciente para hacerlo, sin embargo, ocasionalmente un par de palabras hacían referencia a aquellos seres a los que les debían la vida.
Faltaban solo un par de días para que la cuarentena a la que eran sometidos terminara, Draco ya estaba completamente recuperado, su semblante era mucho mejor, solo su delgadez aun permanecía, no le quedaron demasiadas cicatrices, la mayoría no eran visibles, su piel tenía un color pálido pero más sano del que había tenido en semanas pasadas, el tono verdoso había desaparecido por completo.
Desde que pudo abandonar el reposo de su cama, se pasaban las tardes en la sala común, platicando sobre temas diversos, Hermione había descubierto que Draco era un hombre muy culto con el que podía hablar de cualquier tema con fluidez. En ocasiones no se percataban de la hora y podían charlar hasta entrada la madrugada sin sentirlo.
De esa manera tan natural que se les daba platicar de cualquier tema, una tarde sin pensarlo llego a colación un tema importante.
-¿Qué piensas hacer cuando termines el colegio? -Pregunto Hermione
-No sé. -Contesto evitando su mirada. -¿Y tú?
-Hace tiempo. -Comenzó a contarle con la vista fija en la chimenea. -Habíamos acordado los chicos y yo hacernos Aurores, pero muchas cosas han cambiado desde entonces. -Paso saliva intentando que el nudo en su garganta desapareciera. -Todos mis planes cambiaron tanto que ni siquiera soy capaz de decidir qué haré con mi vida después de Hogwards.
Draco entendía a la perfección a que se refería la castaña, el mismo estaba en la misma encrucijada, todo en su vida había perdido sentido, forma o motivo, ahora solo se movía por mera inercia sin buscar o esperar nada más.
-Te entiendo. -Dijo de repente.
-¿Crees que algún día podremos dejar de recordarlos sin que duela tanto?
Malfoy la miro confundido, pero ella no le miraba, seguía con la vista puesta en las llamas.
-No lo sé. -Dijo con sinceridad después de un minuto interminable donde pensó en su madre en la última vez que la vio.
Se estremeció ante ese recuerdo y sus ojos grises se perdieron en un punto distante, viendo sin ver, escuchando como su corazón se aceleraba y retumbaba hasta sus oídos. El no tenía esa respuesta, no sabía si algún dia podría acordarse de su madre sin dolor, sin esa sensación que le dejaba pensar en ella y como la enfermedad la había consumido tan rápido que no pudo hacer nada por ella. Incluso le dolía pensar en su padre, porque con todo y sus muchos defectos, con todo y sus errores era su padre aquel hombre demacrado que recibió el beso del dementar como castigo.
-¿Sabes que es lo que más me pesa? -Pregunto Hermione sin esperar respuesta y la pregunta regreso a Draco a la realidad. -Que murieron sin recordarme. Les había borrado la memoria para alejarlos de la guerra, les cree una vida diferente para mantenerlos a salvo en la que yo no existía. Y no llegue a tiempo. -Dijo lo ultimo a penas en un murmullo y Draco la vio llorar sin despegar su vista de la chimenea que hacia brillar mas sus lagrimas.
Malfoy no se había planteado corresponder a esa confesión que tan sinceramente le estaba ofreciendo Granger, no supo porque pero sus palabras le hicieron hondar en sus propias heridas intentando buscar sus propios fantasmas y expulsarlos en una confesión dolorosa.
-Hay tantas cosas que me pesas que no sabría muy bien por dónde empezar. Los remordimientos me sobrepasan, torture tanto inocentes, presencie tantas atrocidades sin hacer nada que no creo alguna vez lograr olvidarlo. -Conto el rubio y a pesar de lo expuesto sintió una leve disminución de la presión en su pecho.
-Te obligaron a hacer todo aquello. -Le justifico la castaña, viéndolo por primera vez desde que comenzara a tomar ese giro su conversación.
-Tampoco fue tu culpa que mataran a tus padres, si les borraste la memoria fue para intentar mantenerlos a salvo. Y míranos a donde nos han llevado nuestras buenas intenciones, a mí a ver cómo le robaban a mi padre el alma los dementores, y mi madre enferma moría sumida en los más fuertes dolores y a ti preguntarte si la falta de remordimientos por esa muerte que provocaste es normal.
Hermione se levanto del sillón donde estaba y se sentó al lado de Draco para tomar su mano y darle un poco de consuelo. Pensó que se alejaría al tocarlo, pero no lo hizo por lo contrario apretó su mano mientras seguía hablando, sus ojos brillaban por las lagrimas retenidas y sin embargo no se permitió dejar escapar ninguna.
-No sé si alguna vez podre recordarlos sin dolor, no sé si borrare la imagen de mi padre ante el dementor, su expresión de horror y angustia cuando le robaba poco a poco el alma… No sé si podre dejar de pensar en mi madre, en que no fui capaz de decirle aun en su lecho de muerte cuanto la amaba… No sé si podre olvidarla a ella, a esa chica castaña que representa a todos los que torture, de las muertes de las que fui cómplice al callar al no hacer nada… No se Granger no se si podre lograrlo algún día…
Draco no se había dado cuenta que Hermione lo abrazaba con fuerza hasta que sintió su ropa húmeda, la castaña lloraba abrazada a él con el rostro enterrado en su pecho y lloraba, lloraba por ella, por sus padres, pero también lloraba por Malfoy. Y la estrecho en sus brazos con necesidad de sentir un calor que le entibiara un poco la frialdad de su alma, y no pudo más cuando la sintió temblar entre sollozos, y el mismo se permitió llorar con todos los sentimientos agolpados en su pecho, lloro por primera vez sin preocuparse que era un Malfoy y que los Malfoy no eran débiles y no debían llorar.
Porque ambos lloraban con dolor y se abrazaban comprendiendo que sentían el mismo dolor del otro, la misma angustia y desesperación, los deseos de que nada de eso hubiera ocurrido. Porque solo ellos sabían, solo ellos comprendía la magnitud de su sufrimiento y sabían de los fantasmas que los asechaban porque era la muerte misma quien los había marcado de esa manera.
Nadie que no sabe lo que es ver morir a un ser amado puede comprender hasta que punto una parte de uno mismo muere con ellos.
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