Bien, la dichosa cena mágica fracasó. Mi amigo vino y me llevo a comer una hamburguesa, nada mal la verdad, por lo menos no fuimos por unas mollejitas de esas que venden en una carretilla o de esas tajadas de pizza que son muy baratas ya que nada más trae queso y si tienes suerte una pata de cucaracha. Aun así, le agradecí con un fuerte abrazo por sacarme de esas crisis de hambre y ya, nada más.

Dejando eso de lado, ahí les va un chismecito. Tengo un amigo, se llama Gustavo, él tiene una ex, la cual es mi mejor amiga, Rosa. Hasta ahí, ¿Todo bien? Okey, prosigo.

La cosa está en que a Gustavo y a otros dos amigos, Enrique y Julio, a ellos les gusto, estoy desesperada, sí, pero eso no significa que no tenga pretendientes. Yo saldría con Gustavo, creo que las cosas saldrían cheveres, pero no puedo hacerle eso a mi mejor amiga, ¿Salir con el ex de tu mejor amiga? No gracias, eso debería ser ilegal. Aunque si ella no se entera... no, olvidalo.

Con ese chico, Enrique... él es el nerdito de la clase, pero no de los nerds cheveres, sino del que presume todo lo que sabe. Lo único que tenemos en común es que él tampoco ha tenido enamorada, hasta donde yo sé, seríamos la primera vez de ambos, lamentablemente, no es tanto mi tipo, pero lo tengo como opción, aún no lo descarto.

Y el tercer finalista, Julio, él es el clásico chico pelotero, está guapo, sí, no lo niego, pero el problema está en que es jugadorazo, y no solo hablo de serlo en el campo, sino porque prácticamente ha estado con casi todas las chicas de mi salón, y parece que esta vez va a por mí.

Saben, ahora que lo pienso bien, mis tres únicas opciones están bien culeras, primero porque con Gustavo no puedo estar, no le haría eso a mi mejor amiga, el otro no es mi tipo y el tercero es un tremendo mujeriego.

Ay, ¿Ahora qué hago?