47

El regreso a casa había sido un tanto traumático porque comenzó a llover a cántaros, fue realmente aterrador todo lo que me venía a la mente en el momento. Lily no dejaba de abrazarme y eso sí me tranquilizaba.

Ahora mismo estoy recostada en mi cama, con auriculares puestos y mi pijama también, Lily se había ido a su casa porque, en realidad no sabía la razón.

Esperaba un mensaje de ella, pero nunca llegó, así que decidí dormir.

•••

— Buenos días —saludó la enfermera sonriente al verme—. Hace ya unos días que no venías.

— Sí, bueno, no he podido —respondí un tanto incómoda.

— ¿Vienes a ver a tu hermana?

Negué en seguida y ahora sí sonreí como si fuera a hacer una travesurilla. — Vengo a unas revisiones, creo que podré caminar de nuevo.

La enfermera me miró atónita y después soltó una risa contenta, salió de la habitación de recepción que era donde se encontraba, y fue hasta mí para abrazarme. Le devolví el abrazo más lágrimas sueltas que se me habían escapado en el momento.

Mi tía me condujo al elevador y subió conmigo, no me había dirigido la palabra desde lo del tatuaje, y seguía sin entender la razón. Ella tiene un candado.

Pero ahora no podía ponerme a pensar en ello, quizás vuelva a caminar y por fin caminar de la mano con Lily a mi lado, una razón por la cual ella aún no sabe: tengo miedo de que no funcione.

Y hay una alta probabilidad de fracasar, pero desde que conocí a Lily he dejado la negatividad de lado, eso me alivia un poco.

Dimos unos leves golpes en la puerta hasta escuchar un "Adelante".

— Buenos días —saluda el doctor Brown poniéndose de pie al vernos entrar a la habitación—. Ya las esperaba.

— Buenos días —saludamos al unísono mi tía y yo.

Después de haber saludado a mi tía de beso en la mejilla, y a mí sonreírme contento, tomó de nuevo asiento y dio un sorbo del café que tenía en su escritorio.

— Muy bien —dijo el doctor tomando unos documentos que tenía en su escritorio—. ¿Accidente de auto? —preguntó refiriéndose a mi accidente.

— Sí —dije en seguida.

— Muy bien —continuó leyendo los documentos— ¿Pérdida total de movimiento en las piernas? —Negué y él sonrió—. ¿Por qué no habías venido ya anteriormente? Tengo entendido que se te aviso que había posibilidades de que volvieras a caminar.

Asentí y después bajé la mirada con vergüenza. — No quería venir.

— Mira, llevas tres años, casi cuatro —repuso—, y no has podido pararte de allí, tus dedos apenas dan cortos movimientos, ¿te das cuenta que tú misma te has condenado a esto?

Asentí aún más avergonzada. — Pero ya quiero intentarlo, sé que hay posibilidades de que sencillamente no funcione, pero tengo esperanza...

El doctor me miró un par de segundos y sonrió. — Me alegra que hayas cambiado para bien, Sam.

— Lo sé.

El doctor Brown, un viejo amigo de mis padres al cual había evitado ver en todos estos años, porque sencillamente no podía verlo sin pensar en el karaoke que se hacía en mi casa cuando él y su esposa iban allí a convivir con mis padres.

— Bien, hay que hacerlo —dijo con voz animada y se puso de pie para caminar hasta unas hojas extrañas que estaban colocadas de una forma en la que él pudiese ver todo—. Ésta es tu medula espinal, podemos observar que tú tienes una lesión a nivel lumbar, ¿qué significa eso? Bueno, que tu daño no pasa de la cadera, tu zona no está dañada, puesto que puedes orinar y defecar bien —Esto último me causo una vergüenza extrema e incómoda—, Sam, tú pudiste caminar a partir del año del accidente de tu familia.

Apreté mis labios y asentí resignada a que la había cagado.

»Pero tranquila, haremos lo posible para que vuelvas a correr en un tiempo —continuó, sonreí y asentí. Volvimos hasta su escritorio y el volvió a tomar asiento—. Tendrás que tomar terapias, y bueno, te estaremos haciendo análisis para ver que tal vas en todo, ¿estás de acuerdo? —preguntó.

— Claro que estoy de acuerdo, de verdad que sí...

— Genial —susurró.

•••

Después de haber pasado un tiempo más hablando sobre la terapia que llevaré y cómo funciona, por fin había quedado todo confirmado.

Ya estaba por retirarme cuando el doctor me detuvo y dijo:

— Tus padres están orgullosos de ti, lo sé.

Algo dentro de mí se encogió y sentí un nudo, asentí y me despedí de él.

Al salir mi tía me condujo hasta el elevador y me preguntó si quería ver a Maggie, me negué, no quería verle porque eso me deprimiría y necesitaba que ésta felicidad me durará un poco más.

Llegamos a casa y después de poner al tanto a mi tío que en seguida me abrazo y lloró un poco también, ya estaba en mi habitación, aún pensando en si debía decirle o no a Lily.

Tomé mi celular y comencé a teclar:

SAM.

Hola, Lily... ¿vendrás hoy?
Te extraño.
Enviado a las 11:30 AM.

Dejé el celular a un lado y me acomodé para dormir un rato, me había levantado muy temprano para ver al doctor.

Caminaba en silencio de la mano de Lily, ambas sonreímos al vernos, ella estaba unos centímetros más alta que yo y mi cuerpo era muy delgado, el de ella se veía perfecto como siempre.

Comenzamos a bailar, estábamos bailando entre risas y besos, ella puso su mano en mi cintura y me apegó más a ella, mis piernas se movían.

Ahora estábamos en el mar, estaba nadando, ella también. Sentía como mis piernas se movían bajo el mar, era una sensación increíble.

Y ahora estábamos en una habitación, y yo estaba entre las piernas de Lily...

— Sam, Sam, despierta —decía una voz.

Cuando por fin pude reaccionar y abrir mis ojos, solté un grito de susto, era Lily sonriente.

— Buenos días, Sam —dijo junto con una risa burlona—. Lamento despertarte, por tu rostro, deduzco que era un muy buen sueño.

Mis mejillas se encendieron y asentí un tanto nerviosa como si ella fuese a adivinar que estaba soñando. — Sí, era un buen sueño —susurré.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top