35
Después de aquel día donde Lily me dijo que sabía todo, podía hablarle con más libertad sobre mi pasado. Me costaba, no lo niego, pero lo intentaba, me es tan difícil hablar de mi familia después de callar sus recuerdos tanto tiempo.
— Así que tu mamá es muy parecida a ti —dijo Lily mirando una foto de mi madre. Asentí aunque sabía que ella no me miraba.
— Así es —dije—, Maggie es más parecida a mi padre.
— Son una hermosa familia.
— Éramos —aclaré.
— Son —volvió a decir—. Son una hermosa familia.
Me miro y tomo mi mano para después sonreír, le devolví la sonrisa más un corto beso en sus labios.
— Sabes, no creí que esto pasará —dije en un susurro.
— ¿Qué? —preguntó Lily.
— Esto, estar así contigo, contarte sobre mi familia, sobre mí...
— Vale la pena saber cada pequeña cosa de tu persona... —susurro— eres como un libro desgastado... todos miran la portada y deducen que el libro completo está igual de maltratado, pero no, Sam, eres una joya de persona.
Sonreí por sus palabras para después besar su frente en repetidas ocasiones, aún no creía que ella fuera así conmigo, que las cosas hayan cambiado tanto y para bien.
...
Leía un libro que me había obsequiado mi tío, mientras esperaba a que Lily llegará a cumplir con su labor de cuidarme.
— ¡Saldremos hoy! —gritó Lily mientras entraba a mi habitación. La mire asustada y ella sólo sonrió— Vamos, ¿qué quieres usar hoy?
— ¿Qué? ¿por qué? ¿qué sucede? ¿a dónde vamos? —pregunté desconcertada.
— Se supone que es una sorpresa —susurro.
— ¿Sorpresa? —pregunté frunciendo el ceño aún sin entender.
— Sí, sorpresa.
Lily eligió mi ropa, unos jeans básicos de mezclilla oscura, una remera y una sudadera holgada. Ella traía unos jeans negros y un suéter ligeramente anaranjado que quedaba acorde a su cabello.
— Vamos —dijo empujando mi silla a la salida. Asentí nerviosa de ver a dónde me llevaría.
Después de subir a la camioneta de mi tío, que nos prestó a regañadientes, llegamos a donde queríamos, era un parque y uno demasiado peculiar ya que estaba vacío, habían tan solo algunos árboles hermosos dispersos por todo el parque.
Lily me ayudó a bajar y comenzó a empujar con lentitud la silla, sin decir nada, solo avanzábamos entre los árboles.
— ¿Qué hacemos aquí? —pregunté.
— Te diré en un momento —respondió.
Después de varios minutos de andar entre los árboles, llegamos a un espacio vacío, había un árbol a unos metros lejanos de donde estábamos.
— Aquí, éste es mi lugar preferido y es mio —susurro dejándome ahí y ella caminando unos pasos frente a mí.
Desde donde estábamos podíamos ver más parque y aún más adelante la ciudad.
— ¿Por qué lo es? —pregunté.
— Por la vista, la tranquilidad. Esto es un cementerio —dijo. Arrugue la frente confundida.
— ¿Cementerio? —pregunté. Ella asintió.
— Tú te vuelves un árbol —dijo emocionada— Verás, el proceso es corto, tu cuerpo lo creman y es combinado, por así decirlo, con las semillas del árbol que gustes —explicó —, después éste se planta junto con las semillas y crece un hermoso y frondoso árbol.
— Vaya... —susurre mirando a los árboles, o mejor dicho: personas... espíritus o algo así.
— ¿No es hermoso? —preguntó— Cuando esté lleno se verán puros árboles en vez de lápidas.
— Una idea brillante —dije sin pensar.
— Bueno, éste es mi sitio —dijo dando unas fuertes pizotadas sobre la tierra donde estaba—. Compré éste pequeño espacio y aquí me enterraran, en un futuro seré un bonito árbol.
— ¿Qué? —pregunté sorprendida— Pero tú aún no morirás.
— Obvio no, pero quiero que cuando esté anciana me entierren aquí.
— ¿Y por qué me trajiste aquí? —pregunté.
— Porque sé que contigo pasaré el resto de mis días.
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