30

Los días pasaron con rapidez, lo que pasó entre Lily y yo era complicado, habían días que llegaba a clases y se sentaba a lado mio pero no volteaba ni siquiera a saludarme, habían otros donde llegaba tan contenta que no paraba de darme pequeños besos en el rostro, definitivamente no eramos novias y tampoco iríamos juntas a la fiesta de Cinthia. De hecho no asistiría.

—¿Cómo estás? —pregunto Lily sin siquiera dirigirme la mirada.
—Bien, estoy bien. ¿Y tú? —pregunte mientras deseaba que me besará.
—Bien —respondió para después llevar su vista a la pizarra.

Hoy era uno de esos días donde no habrían besos ni coqueteos tontos, no comprendo porqué es así, no sé si necesito rogarle o en definitiva ignorarle.

—Bien —suspire con pesadez para tomar mi bolígrafo y volver mi vista a la pizarra. A la aburrida pizarra.

Las horas en clase pasan volando, es viernes y eso significa que ya se acercaba el fin de semestre, los profesores poco a poco comenzaban a pedir más y más proyectos, daban fechas de exámenes, yo estaba bien, había cumplido con todos mis proyectos y tareas, pero en cambio habían otros que no parecían estar tan tranquilos como yo.

Poco a poco el ambiente en la escuela se volvió caótico y triste, se respiraba estrés y angustia, no podía creer que hubiesen personas sufriendo por esto, cuando es tan fácil llevar una calificación aceptable.

Arrastraba mi silla por los pasillos, iba sola porque Lily tuvo que ir a entrenar con su equipo de voleibol. Llevaba la mochila colgada de un lado y algunos libros reposaban en mis piernas, pero se me dificultaba moverme con tantos alumnos intentando salir apresurados a la salida.

—¿Necesitas ayuda? —pregunto una voz femenina detrás mio.
—No, voy bien —respondí mientras jadeaba con esfuerzo al intentar mantener los libros en mis piernas. Pero fue inútil y se me cayeron varios haciendo que mi silla no pudiese avanzar más. Resople con frustración—. Sí necesito ayuda.
—Lo sé.

La chica de la voz ronca y femenina se puso en cuclillas frente a mí para comenzar a recoger los libros. Al subir la mirada me sonrió amigable.

—Hola, Sam —saludo ella mientras dejaba los libros en mis piernas, de nuevo.
—Hola, Alexa —salude forzando una sonrisa—. Gracias.
—No hay problema. ¿A dónde vas? —pregunto mientras llevaba su mochila de nuevo a su espalda.
—Bueno, tengo planeado llegar a la salida para poder ir a casa —tome un mechón de mi cabello y lo lleve detrás de mi oreja—, ¿y tú?
—Bueno, supongo que igual. Vamos, te ayudo.

Alexa se coloco detrás mio y empujo la silla dando zancadas intentado salir de entre los alumnos emocionados porque por fin es viernes.

Después de varios minutos de dura batalla donde lo único que hacía era pedir disculpas cada que mi silla golpeaba a alguien, logramos salir de allí con triunfo.

—Bien, ¿de aquí a dónde vas? —pregunto Alexa.
—Bueno, se supone que mis tíos deberían de estar aquí esperándome —mire mi reloj—, supongo que no tardarán.
Alexa asintió mientras miraba los autos pasar—. ¿Irás a la fiesta de Cinthia? —pregunto. En seguida negué con aire desanimado—. ¿Por qué? —pregunto ella en seguida.
—No le veo caso, iría sola, no bailo, no bebo, no me drogo y la música que ponen en las fiestas no suelen ser de mi agrado.
—¿No irías con la chica pelirroja? —pregunto Alexa mientras me miraba extrañada.
Negué para después mirar a los autos pasar—. A ella no le gustan las fiestas.

A lo lejos pude ver que ya se acercaba la camioneta de mis tíos, apreté mis labios para después mirar a la rubia masculina que yacía en la acera mientras acariciaba un mechón de su cabello.

—Ahí vienen mis tíos —dije—, ¿quieres te dejemos en tu casa?
Ella soltó una risita y negó en seguida—. Voy al trabajo, queda cerca y me voy caminando. ¿Ya estarás bien con esos libros? —pregunto mientras se ponía de pie.
—Creo que puedo arreglarmelas sola —respondí entre risas. Ella asintió para después despedirse dándome un beso en la mejilla.

Segundos después se estacionaron mis tíos frente a mí, después de ayudarme a subir, preguntaron quién era la chica que estaba conmigo, les platiqué cómo es que la conocí. Ellos son muy liberales, así que nada les puede sorprender.

—¿Entonces fingió ser chico? —preguntó mi tío. Asentí y el me miro por el retrovisor—. ¿Y todo eso por una chica superficial?
—Sí, bueno, todo cambió después de que ella le confesará a Cinthia quién realmente es —dije mientras miraba por la ventana—, ya que al final parece haber funcionado su plan, pues son novias o algo.
—Y si ellas después de haber pasado ese embrollo ya son novias, ¿para cuándo tú y Lily? —pregunto mi tía.

Sentí como me ruborizaba y comenzaba a sudar frío, abrí mis ojos sorprendida y después negué una y otra vez.

—Lily es una amiga —logre decir nerviosa.
—Claro —dijo mi tío mientras reía.
—Es la verdad —respondí—. No piensen cosas que no —finalicé cruzándome de brazos.

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