24
—Buenas tardes Sam —saludo Lily con indiferencia.
—¿Cómo estás? —pregunte— No te vi en la escuela.
—No pude ir, tuve cosas que hacer —respondió aún sin dirigirme la mirada.
—Oh... ¿y qué tipo de cosas? —volví a preguntar intentando hacer platica con la chica que lleva ignorándome desde que yo hablo con Gus.
—Cosas —respondió sin más para después salir de la habitación.
Apreté mis labios para después volver mi vista al libro que me había regalado Gus. Todo este tiempo ha sido genial, aún le debo una salida a algún lado, pero por el momento lo veo diario en la escuela, va a visitarme en los descansos o cuando él no tiene clase.
Es un chico fantástico, tan inteligente y divertido, siempre busca hacerme la platica de algo, es interesante a más no poder y no es del tipo arrogante ni nada de eso.
Sus ojos son enormes y cafés, sorprendentes pestañas largas, tiene el rostro lleno de lunares y su cabello es negro, un poco ondulado de las puntas.
Su vestimenta es de lo más simple, jeans de mezclilla y camisas a cuadros; escucha música genial y es demasiado tranquilo para el tamaño que tiene, es altísimo.
De verdad es un chico muy interesante.
—Volví —dijo Lily entrando de nuevo a la habitación—, olvidé mi chaqueta.
Tomo la chaqueta que estaba sobre mi cama y después salio sin decir más.
Lily ha cambiado, ya no es alegre... bueno, tiene sus momentos, pero ya no es como antes, de hecho ya no me causa las mismas mariposas.
...
Habían terminado ya las primeras tres clases del día, y eso significaba descanso y hablar con Gus por cuarenta minutos seguidos.
—¡Buenos días! —grito Gus entrando al salón— Estás muy hermosa hoy.
Sonreí para después saludarlo, él jalo una silla y la puso frente a mi pupitre, saco de su mochila un enorme frasco lleno de lunetas.
—Dije que lo traería —dijo señalando el frasco. Reí y lo abrí para después sacar una luneta roja y llevarla justo a mi boca.
—Cumples lo que dices —dije mientras tomaba otra luneta.
—Claro, dije que lo haría y lo hice —sonrío para después tomar una luneta y hacerme una seña de que me preparase, ya que la lanzaría.
Primero negué divertida pero él al final me convenció, lanzó la primera, la segunda y hasta la tercera es que por fin cayo en mi boca.
—Que mala puntería tienes —se burlo Gus mientras lanzaba mi décima luneta a su ojo. Reí al ver que él también reía.
—Me debes algo —dijo de la nada.
—¿Y qué es ése algo? —pregunte fingiendo que no entendía a qué se refería.
—A salir, me debes una salida.
—¿Y a dónde me quieres llevar? —pregunte con interes.
—Eso no se dice —respondió mientras guiñaba su ojo.
En eso entro Harper corriendo mientras reía a carcajadas, al ver a Gus y después verme a mí, siguió su camino hasta donde estaba su pupitre. A lado del de Lily.
Entro la pelirroja con bolitas de papel escondidos en los bolsillos de su chaqueta, lanzó una bolita de papel a la dirección de Harper pero se detuvo en seco al vernos.
Torció su boca algo incómoda para después salir del salón sin decir nada, Harper suspiro y salió detrás de ella. Yo no entendía nada, ni la reacción de Lily, y mucho menos la de Harper.
—¿Le hablas? —pregunto Gus al ver mi reacción. Asentí dudosa.
—Le hablaba —respondí. Gus asintió como si entendiera todo.
Después de ello Gus se despidió, me dijo que me llamaría por la tarde, ya que le debía una respuesta.
Lo que restaron de las clases todo fue aburrido, Cinthia ha estado perdida en su celular, conoció a un chico por internet que le gusta y bueno, las relaciones a distancia se hacen presentes.
—Insisto, deberías dejar que Gus te invite a salir —decía Cinthia mientras se tomaba una foto con su celular.
—Bueno, es que... ¿qué haces? —pregunte mirando los gestos que hacía fingiendo enfado y después sonriendo.
—Dave quiere una foto —respondió intentando no mover tanto los labios. Dave es su novio cibernético.
—Vaya, ¿y él te ha mandado alguna? —pregunte.
—Claro, ¡es guapísimo! —exclamo Cinthia algo acalorada y sonrojada— ¿Quieres verlo? —asentí, no tenía opción.
Cinthia comenzó a revisar todas las fotos que tiene en su celular hasta dar con una que me restregó en la cara.
Era un sujeto apuesto, tan apuesto que no parecía ser el tipo de chico que tendría una relación a distancia... de hecho parecía un modelo.
—¿Qué edad dices que tiene? —pregunte algo confundida.
—¡Tiene veintidós! —grito— Ya sé, ya sé, es mayor pero no por mucho...
—Ése sujeto no parece de veintidós —dije sin más. Cinthia me miro confundida y luego miro la foto de su novio.
—¿Por qué? —pregunto en un tono de voz más molesta.
—Porque parece de treinta, además de que posa como si estuviera en una sesión de fotos, apuesto que ése no es con el sujeto que hablas, o sea que te está mintiendo —dije directa, cosa que me lamente cuando Cinthia tomo su mochila y sin dirigirme la palabra salio del salón; deducí que se había molestado.
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