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─────────memorias de genya

Quería arrancarme la lengua de la boca, pero eran hermosos. A primera vista, no combinaban: el General con su habitual atuendo negro y mi hermana con su floreciente paleta de colores rojos. Cuando sonreía, me recordaba a ella, siempre tan risueña, siempre radiante de alegría. Ahora, era algo raro.

La reina estaba demasiado ocupada llorando y exigiendo que la arreglaran mejor; no se tomó muy bien la noticia del cortejo del General. Debo decir que empeoró aún más y no pensé que fuera posible.

Sinceramente, ya no sé por qué escribo esto. ¿Me ayuda siquiera a aliviar mi dolor? ¿Ayuda con las interminables pesadillas? No puedo mirar las flores que rodean el palacio, todo me recuerda a ella. Y el cielo del sol poniente, tan bellamente rojo, igual al color de su cabello.

Recuerdo esto una vez cuando anunciaron a todos su noviazgo. Muchos estaban disgustados con la forma en que Liya logró llegar a su corazón después de ser nombrada traidora. Pero noté la forma en que el general sostenía a mi hermana: no había fuerza en su agarre, ni expresión exigente en su rostro. Él estaba sosteniendo suavemente su mano sobre la de ella que estaba envuelta alrededor de su brazo. Él la estaba apoyando y no dejaría que no le pasara nada. Lo cual fue... extraño.

Teniendo en cuenta que él la había traicionado una vez.

Todavía no quería creer que sus sentimientos eran sinceros, pero eso era sólo mi odio hacia él. Deseé lo mejor para mi hermana, pero era muy difícil hacerlo cuando este lugar estaba plagado de traiciones.

¡Oh, no me creo capaz de escribir sobre la celebración del general Pavel! Por lo que sé, fue culpa de la idiotez del rey, pero aún así culpé al Oscuro. Debería haber detenido esa celebración. No debería haberlo dejado venir a nuestras delegaciones.

No debería haber perdido de vista a Liya.

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