Segunda Clase
Hermione daba gracias a Merlín que a esas horas no estuviera nadie en la sala común, el estado en el que se encontraba no era el adecuado para que la vieran. Subió las escaleras rápidamente con la esperanza que sus compañeras de cuarto se encontraran ya dormidas. Abrió lentamente la puerta para no hacer ruidos y entro a la habitación, al menos podía decir que al final tenía un poco de suerte, Lavender y Parvia se encontraban dormidas con el dosel de sus camas corrido.
Se sentó en la orilla de su cama en casi completa obscuridad de no ser por la luz de luna que se filtraba débilmente a través de la ventana, permaneció ahí, sentada con la vista perdida mientras cálidas lagrimas seguir corriendo por sus mejillas, era indescriptible la sensación de vacío que la consumía por dentro, llevaba un gran peso en sus hombros, jamás había lastimado a nadie de esa forma si hubiera alguna otra salida que le evitara provocar ese dolor al chico, lo haría sin pensarlo.
Podía sentir el dolor de Adán como propio, después de todo ella misma se sentía así, decepcionada y herida. De no ser porque Pansy estaba enamorada del chico, hubiera sido capaz de cualquier cosa incluso estar con él a pesar de sus sentimientos con tal de ahorrarle a Adán ese dolor.
Se levanto de la cama y camino unos pasos para quedar frente a la ventana, pudo apreciar la hermosura de la luna que tímidamente se escondía entre las nubes de ven en cuando, como si tratara de esconder algo. Suspiro abatida buscando calmarse un poco, pero la angustia no la dejaba respirar, sentía la opresión en su pecho que le impedía llenar de aire sus pulmones, en verdad dolía.
Lagrimas rebeldes y silenciosas salían de los ojos castaños ya hinchados y enrojecidos de tanto llorar, pequeñas gotas que poco a poco se desprendían para resbalarse inevitablemente surcando las mejillas de chica hasta llegar a su barbilla y terminar siendo adsorbidas por la tela de su ya mojada ropa.
Parecía no darse cuenta que el tiempo imparable seguiría su curso, en ese momento se sentía desolada y ajena a todo lo demás que no fuera la culpabilidad y el dolor que penetraba sus venas hasta llegar a la medula.
Comenzaba a amanecer, la luz tenue de la luna se extinguía ante los tonos que pintaban el firmamento azulado que avisaban que el sol comenzaba a salir, sintió nostalgia al sentir que su compañera de pena se alejaba para darle paso al día.
Sus ojos ya secos por derramar tantas y tantas lagrimas, por fin se habían quedado vacios, ya no había más que sacar, hubiera esperado que después de tanto llorar su pena se hubiera aminorado, pero no era así, seguía ahí encajada en su pecho como una daga que la quemada y la lastimaba de tal manera que le impedía olvidar.
A pesar de las horas transcurridas aun seguía de pie, frente a la ventana no sentía cansancio o sueño, solo su infinita tristeza traspasando sus huesos. Por Merlín si alguien le hubiera advertido cuanto dolía amar, hubiera preferido nunca haberse enamorado y a su vez desearía que Adán nunca hubiera depositado en ella el amor que no merecía.
Se sentía destrozada como si parte de ella se hubiera roto en mil pedazos y ya no quedara nada que reparar, que reconstruir. Pero en ese instante llego a su mente un recuerdo, una pequeña imagen que la hizo volver en sí. El amor era sufrimiento, pero no era solo eso, era algo mucho más complejo.
Cerro fuertemente sus ojos tratando de revivir ese recuerdo, se vio volando en una escoba aferrada a la espalda de Malfoy, se concentro tanto en esa memoria que parecía que volvía a ella incluso el miedo que sentía al volar, aun tenía en su mente su aromas, la calidez y el sonido del corazón del rubio cuando apoyo su cara a la espalda fuerte del chico. El corazón herido de Hermione comenzó a revivir, latía con fuerza al recordar, porque eso era el amor. Dolía sí, pero también era inmensamente bello poder sentir todas aquellas cosas.
Quizás no era correspondida, pero ella era capaz de sentir, de amar de tal manera que todo valía la pena por el solo hecho de haberlo conocido. No todo debía de tratarse de sufrimiento, se concentro más y recordó sus besos, haberlo tenido de esa manera la había hecho llegar al cielo. Quería aferrarse a cada uno de eso recuerdos, porque eran precisamente esas memorias las que la habían hecho la mujer más feliz sobre la tierra, y eso nadie podría arrebatárselo, eso era solo de ella.
El mundo podía seguir su curso y podrían pasar tantas cosas pero esos instantes eran solo de ella, y aunque no fuera un amor reciproco, tenía que sentirse dichosa de por un momento haber logrado la felicidad. Adán tendría que comprender en algún momento que a pesar del dolor es mejor sufrir por haber amado, que jamás disfrutar de la dicha de haber tenido ese sentimiento iluminando su existencia.
Aun sentía culpa por lastimarlo, pero se sentía en paz, engañarlo con tal de no herirlo no era justo y le impediría encontrar de nuevo el amor en alguien más, Adán era la persona especial para alguien, que no era ella. Así como Hermione seria la persona especial para alguien más que quizás no era Draco.
Quizás también la castaña tenia esperanza, no olvidaría a Malfoy porque había sido su primer amor, pero con el tiempo tal vez podría volver a enamorarse, pensar en eso le daba fuerzas para continuar.
Dando una última mirada al amanecer que comenzaba esplendoroso en el firmamento, se alejo de la ventana y camino hacia su baúl, saco el cofre que le regalo Draco y lo presiono contra su pecho. Llego lentamente a su cama y corrió las cortinas no quería ser vista por sus compañeras, aunque sabía que aun era demasiado temprano para que se levantaran, quería estar unos momentos más meditando en todo lo que había pasado, sin que la interrumpieran.
Estaba recostada sobre su espalda, aun sosteniendo el cofre fuertemente contra su pecho, era un regalo de Draco, un pedacito de él, quería sentirlo lo más cerca posible. Se enderezo un poco en su cama y apoyo la espalda en la cabecera, admiro el detalle de cada relieve pasando las yemas de sus dedos sobre la superficie, observo sus colores, las hermosura de los ángeles gravados en ella, parecían tan serenos, tan completos, que sentía cierta envidia por la tranquilidad que proyectaban.
Quizás se estaba volviendo loca, pero parecía escuchar una tenue música casi como un murmullo, no sabía de dónde provenía y puso mayor atención para descubrir su origen, para su sorpresa se dio cuenta que lo que escuchaba provenía del cofre color ocre que aun sostenía con firmeza entre sus manos.
Algo conmocionada se decidió abrirlo, tomo la pequeña llave que colgaba en su cuello y la hizo girar en la cerradura levantando con cuidado la tapa, y pudo admirar el resplandor que emitía la gargantilla dentro del cofre, sin pensarlo y a pesar de saber que era un tanto peligroso tomo la joya entre sus manos para admirarla, sintió las vibraciones que emitía al tocarla con sus dedos, eran el sonido de esas vibraciones lo que escuchaba como notas musicales.
La joya brillo más intensamente en las manos de la castaña y sus movimientos se convirtieron en pequeñas palpitaciones, como si sintiera el latir de un corazón, era indescriptible la sensación de tranquilidad que emanaba, era como un concierto lleno de luces y sonidos relajantes, de repente y sin saber cuánto tiempo había pasado realmente se detuvo.
Hermione salió de su trance, estaba embelesada, admirada de la magia que contenía la gargantilla, era mucho más hermosa esa sensación que la joya en sí misma. Estaba tan absorta en lo que acababa de pasar que no noto que el cofre se quedo de costado en la cama, pero cuando intento enderezarlo para colocar de nuevo la gargantilla en el cofre, se dio cuenta que el fondo del cofre era falso, al estar de lado se removió la tapa que ocultaba el verdadero fondo. Con cuidado retiro la tapa y encontró en el fondo una carta en un pedazo de pergamino, que parecía sumamente viejo, tenía un color amarillo obscuro que delataba que había estado guardado hay por mucho tiempo, el papel estaba quebradizo en las orillas, por lo que con sumo cuidado para no romperlo lo desdoblo para leer el contenido.
Mí amada Elizabeth:
Los días se me hacen eternos y las noches interminables sin tu presencia, anhelo estar de nuevo contigo, eres la luz que ilumina mi vida, sin ti todo es obscuro y triste, te amo.
Esta separación ha sido la prueba más difícil que he tenido en mi vida, pero tengo la esperanza que muy pronto termine esta cruel lucha, para regresar a tu lado. Es el deseo inmenso de estar a tu lado lo que me da fuerza para levantarme cada mañana y ser valiente para enfrentar los peligros que nos asechan.
No desesperes amor, pronto regresare a tu lado para cumplir todos nuestros sueños, pediré tu mano, para casarnos y formar la familia que tanto anhelamos.
El pequeño regalo que te envió representa mi promesa de amor, es algo muy particular el don que posee, lo sabrás en cuanto te lo pongas. Espero lo uses el día que celebremos nuestro compromiso.
Siempre tuyo.
Sebastián Lauper
Esa carta representaba la promesa de amor de una pareja, la castaña suspiro al terminar de leer, por fin tenia nuevas pistas para descubrir el secreto de la gargantilla, suponía que era esa joya el regalo del que hablaba, Sebastián Lauper debía poseer dinero suficiente para dar un regalo de ese tipo y hablaban de una lucha, era probable una guerra ocurrida hace muchos años.
Sin aviso el sueño la venció con la carta aun entre sus manos y la joya descansaba sobre su pecho. Aun faltaban un par de horas para la clase que tenia con Malfoy.
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En la casa de los Slytherin, dentro de las paredes de su habitación se encontraba Draco recostado en su cama no conciliaba dormir y desesperado de dar vueltas de un lado a otro bajo a la sala común y se dejo caer pesadamente en uno de los sillones frente a la chimenea donde ardían un cálido fuego.
Paso varias horas así, solo contemplando cómo se consumía el fuego poco a poco, con la mirada extraviada en las llamas como si quisiera descubrir algún secreto en las brasas ardientes.
Estaba desesperado, quería saber que causo que Hermione llorara de esa manera, eso no era común en ella, siempre demostraba ser fuerte hasta en los momento en que la insultaba y molestaba jamás había permitido demostrar debilidad, nunca antes la había visto llorar de esa manera, la sentía desvalida, debilitada y herida por algo que no llegaba comprender y eso lo desesperaba y frustraba, si alguien se había atrevido a causarle algún daño a la castaña no se detendría hasta hacerlo pagar, no se daba cuenta que el culpable de esas lagrimas era el mismo.
Ansiaba que amaneciera necesitaba verla de nuevo, comprobar que estaba bien, quería ver de nuevo ese brillo característico de sus ojos castaños, no quería verlos de nuevo enrojecidos y nublados por las lagrimas, le dolía verla de esa manera, estaba dispuesto a dar cualquier cosa con tal de no verla sufrir.
Observo el reloj que estaba sobre la chimenea y se reincorporo al ver que solo faltaba una hora para su clase de pociones con la castaña, fue a su habitación para bañarse y cambiarse de ropa, después de todo se veía fatal por no haber dormido nada esa noche.
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Hermione se despertó sobresaltada vio el reloj en su mesa de noche y se levanto de inmediato, guardo la carta y la gargantilla de nuevo en su lugar y coloco el cofre dentro de su baúl, apenas tenía el tiempo justo para bañarse y arreglarse. Entro al baño apresura y lo que vio en el espejo la asusto un poco, tenía los ojos hinchados como consecuencia de pasar la noche llorando, algún hechizo se le tenía que ocurrir para disminuir la inflamación de sus parpados, pensando en eso se metió a bañar, el agua tibia la hizo estremecer, tenía el cuerpo entumecido y cansado por la falta de sueño, pero al menos la calidez del agua la comenzó a relajar. Al terminar se envolvió en una toalla para secarse y tomo su varita, recordó un pequeño hechizo que le ayudaría, se acerco la varita al rostro y pronuncio el conjuro, agua helada salió de la punta de su varita y permaneció en su cara como si fuera una máscara, lo mantuvo así por unos minutos el frio bajaría en algo lo inflamado, aunque la hacía temblar un poco. Retiro la máscara de agua y pudo notar que había disminuido considerablemente lo abultado de sus parpados, salió del baño para terminar de arreglarse.
Seco su pelo con un movimiento de varita y lo cepillo para desenredarlo, esta vez no tendría tiempo de alaciarlo, así que se formaron sus rizos naturales en su larga cabellera que sujeto con una cinta celeste, llevaba un pantalón ajustado en color negro y un suéter de cuello alto en color azul, se puso unas botas negras y como ya tenía algo de practica con el maquillaje, coloco un poco de polvo para ocultar en lo más posible las ultimas señales de su falta de sueño y la hinchazón de sus ojos, coloreo un poco sus mejillas que estaba pálidas y sus labios terminaron con un color tenue rosa que acostumbraba ponerse. Al verse en el espejo se sintió aliviada al menos había logrado que verse bien. Tomo sus cosas y bajo casi corriendo las escaleras hasta la sala común, saludo rápidamente a sus amigos que estaba sentado en los sillones, les dijo que se le había quedado dormida y que los vería mas tarde y salió corriendo por el hueco del cuadro.
Bajaba de prisa los escalones de piedra que conducían a las mazmorras, ya era muy tarde y posiblemente Malfoy la molestaría por su tardanza, llego casi sin aire a la puerta del salón de pociones, tomo un gran bocanada de aire antes entrar. Y ahí estaba su gran amor, estaba sentado en una de las sillas, con su cabeza apoyada en sus brazos sobre una de las mesas con los ojos cerrados, se veía ojeroso, pero parecía que dormía plácidamente, Hermione se acerco con cuidado y acaricio su mejilla, estaba un poco frio pero suave, Draco se estremecían con el toque de la chica pero no despertó. Delicadamente la castaña movió a Malfoy para que despertara, el chico se levanto sobresaltado, tanto que casi tira a Hermione que estaba parada a su lado, instintivamente el rubio la tomo por la cintura para sostenerla.
-Lamento asustarte, pero te quedaste dormido Draco.-dijo tímidamente la castaña por estar en los brazos del chico.
-Perdón. -contesto el rubio con las mejillas sonrojada un poco por el sobresalto y otro poco por tener tan cerca a la castaña que aun mantenía sujeta por la cintura.
-Te parece si comenzamos -dijo Hermione mientras delicadamente se separaba de Malfoy
-Si claro. -contesto el turbado chico, no entendía como la castaña estaba como si nada hubiera pasado, después de que la vio tan mal un día antes, pero pensó que lo mejor era no tocar el tema, no quería verla de nuevo derrumbarse. -Y que vamos a hacer hoy.
-Bueno pensé que sería bueno hacer pociones que contengan ajenjo, son más sencillas de elaborar pero no menos importantes, de hecho muchas formulas son muy poderosas y ayudan a curar un sinfín de males.
-Haremos lo que tú digas- contesto el chico con una sonrisa, ver a la castaña mas recuperada le hacía que regresara su entusiasmo.
Las mejillas de Hermione se enrojecieron, pero contesto sinceramente con una sonrisa mientras movía su cabeza de manera afirmativa.
Ya que habían comenzado algo tarde solo lograron hacer tres de las cinco pociones que iban a desarrollar ese día, no pudieron disponer de más tiempo porque ya era hora de ir a desayunar y si no se apresuraban no alcanzaría llegar antes de que retiren la comida de las mesas.
-Bueno creo que por hoy es todo, no alcanzamos a preparar todo, pero lo has hecho muy bien. -dijo sinceramente la castaña con una gran sonrisa de satisfacción.
-Con una maestra como tu sería imposible no lograrlo. -contesto el rubio correspondiendo la sonrisa de la chica
Las mejillas de la castaña se encendieron un poco más y se comenzó a poner aun mas nerviosa. -Bueno… debemos apurarnos o no alcanzaremos desayuno. -dijo mientras guardaba todo en lo que habían ocupado en los estantes.
-Si está bien. -contesto el rubio mientras ayudaba a la castaña a poner todo en su lugar para poderse retirar, pero antes de irse. -Entonces nos vemos a las 11 en el campo de quidditch para seguir con las clases. -pregunto Malfoy
-Si nos vemos en la noche. -contesto emocionada la chica
Ambos chicos se fueron juntos al gran comedor, ahí se separaron, Hermione se fue con sus amigos que la esperaban para desayunar, después pensaba hacer algunos deberes pendientes de runas, además de que había prometido ayudar a Harry y a Ron con un trabajo de Historia de la magia y si quedaba algo de tiempo pensaban ir al pueblo a pasar parte de la tarde ahí.
Por otro lado Draco se sentó a un lado de Pansy que lo recibía con una enorme sonrisa al verlo llegar.
-Buen día Draco, que tal tu clase. -pregunto animada la morena
-Muy bien Pansy. -contesto sinceramente el rubio
-Vaya se me olvidaba que Granger es tu maestra, debes aprovechar tu buena suerte y bajarle los humos a la sangre sucia. -dijo con desprecio Zabini, al parecer el moreno aun seguía enojado por el desprecio que recibió por parte de la castaña.
El comentario del chico enfureció a Malfoy, estaba llegando a sus límites con el estúpido de Zabini, no le permitiría que siguiera expresándose de esa manera de Hermione, pero tenía que buscar la manera de ponerle un límite sin dejar expuestos sus sentimientos. Draco haciendo un gran esfuerzo sonrió secamente como toda respuesta a su compañero, pero no dijo nada.
-Supongo que traes algo entre manos, pues según se dice ya la has besado, es una buena forma de pasar el rato, después de todo a pesar de ser una corriente sangre sucia esta hermosa. -soltó con aun mas desprecio Zabini
-No te metas con ella Zabini si no quieres arrepentirte, lo que haga o no con Granger no es de tu incumbencia, así que ahórrate tus estúpidos comentarios, solo te aclaro que no voy a permitir que te le acerques. -dijo el rubio con voz tranquila pero amenazante.
-No pensé que te interesara tanto Granger. -dijo de manera retadora el moreno.
-Ese no es tu problema Zabini, pero ya estas advertido. -contesto el rubio amenazante.
Pansy estaba un poco asustada por el rumbo que estaban tomando las cosas, así que por debajo de la mesa apretó la mano de Draco para que se calmara. Malfoy a sentir el toque de su amiga intento tranquilizarse pero no retiro la mirada retadora que mantenía con Zabini. El moreno término retirando la mirada intimidado por la amenaza de Malfoy, sutilmente se levanto de la mesa sin decir nada más y se retiro.
-Debes controlarte Draco, ya sabes que así es Zabini, no debería hacerle caso. -Aliviada la morena de que no hubiera pasado nada le dijo a su amigo
-Es que ya no lo tolero. -contesto aun enojado el rubio
-Más bien lo que no toleras es que se meta con Hermione, vamos Draco hasta cuando vas a reconocer que estas enamorado de ella. No soy tan tonta para no darme cuenta de eso, y me duele que no confíes en mí. -dijo en tono bajo para que nadie escuchara mientras hacía pucheros
Malfoy se sorprendió que Pansy se diera cuenta de sus sentimientos, creía que había disimulado lo suficiente para que nadie lo notara, pero después de todo parecía que no había sido tan bueno para ocultar algo tan evidente, pero aun así trato de negarlo.
-Que dices Pansy, que estas loca, porque crees que estoy enamorado de esa sangre…. Su…cia…
-Estoy segura, porque ahora hasta te cuenta trabajo llamarla así. Pero si no quieres contarme nada está bien, solo no esperes que yo confié en ti, si no puedes tenerme un poco de confianza. -dijo ofendida la chica que se iba a levantar de la mesa.
Draco la tomo de la mano y la detuvo -Esta bien, vamos a hablar pero no aquí, vamos al pueblo. -dijo el rubio levantándose lentamente con su porte altivo.
Parkinson sonrió contenta, por fin Malfoy aceptaría sus sentimientos hacia Granger, así sería más fácil ayudarlo. -Me parece perfecto Draco, nada mas deja voy con McCallen para ponerme de acuerdo con él para hacer un trabajo que tenemos pendiente y nos vamos. -dijo mientras se alejaba hacia la mesa donde estaba el chico.
En su mesa Hermione estaba un poco mejor, aunque aún permanecía por momentos ausente por el hecho de que Adán se notaba muy triste en la mesa de Ravenclaw, lo miraba de reojo para que no se diera cuenta, no podía evitar sentirse culpable, el chico se notaba pálido y ojeroso, posiblemente no pudo dormir. Lo único que la pudo consolar un poco fue ver que Pansy se sentaba a un lado y hablaba con el animadamente arrancando una leve sonrisa, no charlaron mucho pero cuando Pansy se despedía beso la mejilla del chico y le giño un ojo, haciendo que este se sonrojara. Hermione no pudo evitar sonreír por la escena, deseaba de corazón que Pansy y Adán llegaran a ser felices juntos.
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Después de terminados sus deberes Hermione y sus amigos se fueron al pueblo a Sortilegios Weasley y después a las tres escobas a tomar cerveza de mantequilla, pasaron una tarde muy agradable, necesitaba distraerse un poco.
La castaña estaba más serena, confiaba en que pronto las cosas se solucionarían de alguna manera, al menos tenía la esperanza de que Pansy lograría enamorar a Adán, así se libraría un poco de la culpa que aun sentía con el chico y por otro lado ya no quería pensar más en sus sentimientos hacia Malfoy, después de todo pasaría lo que tuviera que pasar, Draco no era para ella, pero esperaba que pronto encontraría de nuevo el amor en alguien que le correspondiera, aun tenía ese amor clavado muy hondo, pero quizás algún día podría sentir algo parecido por alguien más.
Pero ya no se arrepentía de estar enamorada, valoraba saber que a pesar de todo, ella podía decir orgullosa que sabía con exactitud cómo era estar enamorada.
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Draco le conto a Pansy de sus sentimientos hacia la castaña, estuvieron platicando por varias horas sin llegar a ninguna conclusión, el rubio creía que no era correspondido, además de que sus padres se opondrían rotundamente a que tuviera una relación con la Gryffindor.
-Draco no seas tonto, no puedes dejar que tus padres decidan por ti. Las cosas han cambiado mucho yo te entiendo, sabes que nuestro compromiso de matrimonio lo habían hecho nuestros padres sin nuestro consentimiento, pero al final se rompió, no pueden obligarte a casarte con alguien que no amas. Merecemos ser felices con la persona que nosotros escojamos. -dijo segura la morena.
-Eso quiere decir que también estas interesada en alguien. -pregunto el rubio
-Si. -afirmo la chica. -creo que me enamore de uno de los pretendientes de Hermione. Al final Pansy había caído en su propio juego y Adán de verdad le comenzaba a interesar.
-De quien -pregunto un poco alterado Malfoy
-De Adán McCallen, sobre eso hablaba con Hermione ayer.
-Y que te dijo. -pregunto el rubio temiendo que la castaña estuviera interesada en McCallen.
-Que no siente nada por Adán, está feliz por mi y espera que logre conquistarlo, incluso dijo que me apoyaba. -Le contesto la morena, aun no era tiempo de contarle a su amigo que sabía que Hermione le correspondía, eso lo tendrían que descubrir por ellos mismos.
Draco se sintió sumamente aliviado por lo que le conto Pansy, después de haber visto a Hermione llorar tan desesperadamente y por las cosas que le dijo podía deducir que había rechazado a McCallen, la castaña era tan buena que le dolía lastimas a los demás. Estaba ansioso por verla de nuevo, ansiaba que terminara el día para poder estar de nuevo a su lado. Esperaba darle a Hermione una clase llena de sorpresas.
Regresaron al castillo ya entraba la tarde, había sido un buen día después de todo algunas cosas se habían aclarado, aceptar sus sentimientos hacia Hermione le había ayudado a Malfoy a encontrar un poco de alivio a sus preocupaciones.
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