Fin Del Viaje, Inicio De Otra Historia
Solo faltaban dos días para el baile de Halloween, todos los preparativos listos, el castillo ya lucia el usual encantamiento para darle un toque distintivo a esta fecha, en el gran comedor se habían dispuesto grandes adornos, calabazas y murciélagos sobrevolaban el lugar dándole una apariencia muy pintoresca.
Cada día después de clases Hermione y Draco lo pasaban sentados a la orilla del lago disfrutando su amor y compañía, tratando de disfrutar cada momento juntos, trataban de no pensar en lo que se les esperaba, se negaban a separarse pero no encontraban la manera de evitar el compromiso matrimonial que se les venía encima a Malfoy y a Parkinson.
Draco conocía a su padre lo bastante bien como para adivinar que dentro de la ceremonia de compromiso habría algo oculto para evitar cualquier suplantación. A esas alturas habían pensado en hacer uso de la pasión multijugos para que el compromiso se formalizara entre las personas indicadas, pero no era tan sencillo, de ser descubiertos lo obligarían a hacer la promesa inquebrantable para sellar de manera definitiva el compromiso.
Pansy y Adán también trataban de pasar el mayor tiempo juntos, tampoco aceptaban la idea de separarse estaban convencidos que eran el uno para el otro y ahora todos sus sueños se estaba frustrando de una cruel manera. Los padres de Pansy habían sido tajantes de no comprometerse con Draco no solo la desheredarían, si lo la mandarían de interna a una institución de siquiátrica, preferían tratarla como loca que aceptar que estuviera con alguien que no era de su misma clase.
Harry, Ron y Ginny trataban por todos los medios de buscar una manera para ayudarlos pero no sabían de qué manera podían hacerlo, pensaban que si quizás si su madre no lo estuviera amenazando con hacer la promesa inquebrantable Draco no se sentiría obligado a comprometerse con Pansy.
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Faltaba solo un día mas para tan esperada fecha, aun Azula no había visitado a los chicos para su último viaje, pero esperaban que fuera muy pronto para esclarecer el resto de la historia de Sebastián y Elizabeth.
Ya anochecía era un día lluvioso, las gotas de agua golpeaban los cristales de la ventana, no era usual la lluvia en esta fechas, pero parecía que reflejaba el estado de ánimo de Hermione y Draco, las nubes grises surcaban el cielo dándole un apariencia lúgubre y triste, la nube parecía oculta en el firmamento y las estrellas parecía que no brillaban mas en un cielo ennegrecido y melancólico.
Hermione había intentado mantenerse serena, haciendo uso de toda la fortaleza que le quedaba, pero cuando caía la noche y estaba sola en su habitación la tristeza se acumulaba en su pecho y comenzada a llorar con amargura, pronto, muy pronto los separarían de manera definitiva y se sentía tan impotente por primera vez es su vida, a tal grado que se sentía atada de manos y pies para evitar que los Malfoy se salieran con la suya. ¿Pero qué hacer? Se preguntaba una y otra vez que podría hacer y su mente no le contestaba.
El ruido de la lluvia la comenzó a arrullar y comenzó a sentirse su cuerpo pesado, cerró los ojos intentando dormir para no pensar más, pero temía soñar con la despedida, después de algunos minutos el sueño la venció.
Comenzó a soñar, estaba en un lugar extraño, un pasillo largo con velas encendidas a los lados y al final una luz intensa avisaba donde estaba la salida, camino decidida para salir de ese deprimente lugar, pero entre mas caminaba parecía que la distantica aumentaba y a cada paso veía más lejana aquella luz, hasta que la ataco una fuerte sensación de caer al vacío, la invadió un escalofrió intenso que le erizo los cabellos de la nuca, no podía explicar porque pero tuvo miedo.
Cuando paso un poco esa sensación vio que estaba en medio de un campo pero no se escuchaba nada todo era silencio, el pasto crecido se mecía pero no emitía ningún ruido el viento al agitarlo, continuo caminando y comenzó a oscurecer y se vio en vuelta de repente en sombras, asustada corrió tan fuerte como pudo, hasta que sintió que su corazón iba a estallar por la agitación y la falta de aire lastimaba sus pulmones y tuvo que parar, desesperaba cerró los ojos y se sentó abrazando sus piernas con las manos y comenzó a llorar en medio de esa obscuridad.
-No llores pequeña, no debes de tener miedo. -escucho de repente esa dulce voz que ya conocía tan bien. Abrió los ojos y levanto la vista era Azula la gran anciana, la gran bruja, la reina de Halley. Una haz de luz la iluminaba, pero era como si de ella manara esa brillantes que inundaba el lugar, ráfagas de viento pintadas con tonos azulados y violetaseos la rodeaban como remolinos a su alrededor y se expandieron repentinamente terminando de iluminar todo el lugar.
En ese momento Hermione se dio cuenta que estaba ya en otro lugar, era un hermoso bosque, era el bosque cercano a donde vivía Elizabeth.
Azula se sentó al lado de la castaña y acaricio con cariño su cabello para tranquilizarla.
-¿Sabes porque estas teniendo este sueño? -le pregunto con tranquilidad Azula
-No lo se. -contesto sinceramente Hermione
-Sueñas esto porque tienes miedo, te sientes acorralada y no encuentras la luz de la salida, te sientes perdida y asustada porque no sabes dónde te encuentras ni donde terminaras. -Azula le conto mientras la abrazaba con ternura. -Pero no debes de perder la fe ni la esperanza, no debes darte por vencida, porque en el momento que perdemos la esperanza estamos acabados mi niña. Todo en este mundo tiene una razón de ser, hasta los hechos que parecen ser al azar tienen un motivo que muchas veces no comprendemos.
Hermione y había dejado de llorar y escuchaba con atención las palabras de Azula. Pensaba que tenía razón no podía darse por vencida, tenía que luchar hasta el último momento.
-Por eso he venido por ti y por tus amigos, es hora que conozcan el resto de la historia. Cuando comprendan el pasado podrán cambiar su futuro. -Con estas palabras de Azula, Hermione abrió los ojos, despertó de su sueño siendo ya la vieja Azula, en su cuello colgaba la gargantilla y en sus manos traía el cofre y la llave, camino hacia la puerta y repentinamente ya estaba a un lado de las camas de Harry y Ron.
-Despierten, ya ha llegado la hora. -Dijo Azula
Harry fue el primero en enderezarse de su cama y tomo los lentes de la mesa de noche para seguir a Azula, Ron lo siguió poco después, en cuanto pudo desenredarse de las sabanas de su cama.
En un abrir y cerrar de ojos ya estaban junto al lago, aun llovía pero curiosamente no se mojaban estaban protegidos en algo asi como una burbuja translucida. Azula entrego como de costumbre el cofre a Harry y colgó del su cuello la llave, tomo el broche y se lo coloco en el pecho al pelirrojo. Trazo con su varita un círculo en el lodoso piso y conjuro un hechizo sin palabras que abrió de inmediato el abismo. Tomo la mano de los chicos y juntos se lanzaron al vacio por última vez. Hoy concluiría la historia y sabrían el desenlace.
Aparecieron en la casa de Mirna, en ese momento les conto lo ocurrido y daba los detalles de sus planes para ayudar a Sebastián y Elizabeth.
-Mi querido Rubens, tendrás que hacerte pasar por el príncipe Sebastián. Es muy necesario para que el príncipe pueda estar el tiempo que le quede de vida al lado de su amada Elizabeth. Lo haremos por medio del hechizo Due Encantate, intercambiaran su apariencia física ante los ojos de quien los vean, pero solo será una ilusión que se podrá llevar acabo si ambos están dispuestos. -Le informo Azula al hijo de su amiga.
-Estoy dispuesto. -Dijo con seguridad el joven
Azula sonrió con gratitud. -Siendo así mañana vendré por ti para llevare con el príncipe y realizar el hechizo. La reina Ana te dará a tomar diariamente una poción Lazue Mentis que yo le daré, esta servirá para mantener el enlace mental entre tú y el príncipe, para que puedas contestar cualquier cosa que te pregunten sin riesgos.
El joven asistió a las instrucciones de la bruja.
-Mi querida Mirna tu me ayudaras al final del camino, necesitare de ti para lograr mi objetivo, cada día las fuerzas me abandonan, este cuerpo viejo comienza a cansarse, tu eres la única que podrá ayudarme porque mantener con vida a Elizabeth es un trabajo arduo que me está consumiendo, mantener a raya la magia negra que está dañando sus corazones me debilita y temo no tener las fuerzas necesarias para concluir mi misión con éxito si no me ayudas.
-Hare lo que me pidas Azula. -Dijo sinceramente Mirna mientras tomaba con cariño la mano de su amiga como apoyo.
-Entonces así será Mirna, necesitare que seas mi compañía en los siguientes meses, hasta que llegue el final. -le informo Azula.
Harry, Ron y Azula escuchaban toda la conversación en una orilla de la habitación. Después de terminada la plática se desaparecieron para ir al castillo de Pembroke, en la habitación del príncipe.
En la habitación estaba la Reina Ana sentada en una silla al lado de la cama de su hijo, en ese momento una de sus doncellas avisaba la llegada de la reina Azula y un acompañante.
La reina Ana se levanto con elegancia para darles la bienvenida. Por lo que pudieron notar los chicos la Reina Ana lucia enferma, estaba mucho más delgada de lo que la habían visto antes, obscuras ojeras ensombrecían sus ojos y una palidez exagerada gobernaba su rostro, su siempre delicado porte se notaba desmejorado.
-Buen día Ana. -Saludo con una reverencia Azula. -Te presento a Rubens, es un gran joven que cuida de mi en este inesperado viaje. -Dijo presentando al joven que la acompañaba.
La reina Ana correspondió el saludo con una profunda reverencia a Azula y un leve movimiento de cabeza saludo al joven
-Esta es la poción que le debes de dar a tu hijo diariamente, le quitara el dolor evitándole mucho sufrimiento. -dijo Azula entregando un botella de color verde. -Bastara con una cucharada todas las mañanas en cuanto se levante.
-Muchas Gracias. -Agradeció la Reina Ana con sinceridad.
-Como te comente ayer, no podre quedarme por más tiempo, tengo un importante viaje que hacer y mucho lamento no poder quedarme. Estaría bien que le dieras de inmediato la poción a tu hijo para aliviar un poco el dolor y te agradecería me dejaras a solas con tu hijo unos momentos para despedirme antes de partir.
La reina Ana asistió y salió de la habitación cerrando tras de ella la puerta.
Azula de inmediato coloco un hechizo en la puerta y le pidió a Rubens que se recostara a un lado del príncipe Sebastián que hasta ese momento todavía seguía dormido.
-Sebastián despierta. -Le dijo Azula y de inmediato abrió los ojos. -Vas a cambiar de lugar con este jovencito para poder llevarte con Elizabeth ¿Estás dispuesto? -El príncipe sonrió débilmente por las palabras de la bruja y asistió con un movimiento de cabeza.
Azula se paro frente a la cama y con su varita conjuro el Due Encantate, un hilo de luz salió de la punta de su varita y se enredo en uno de los brazos de cada joven, comenzó a brillar con mayor intensidad a cada momento hasta que la apariencia de los jóvenes empezó a cambiar, poco a poco Rubens adquirió la apariencia física de Sebastián y a su vez el adquirió la de Rubens.
-Mi querido príncipe el cambio es solo en apariencia es mera ilusión, aun estas sumamente enfermo, pero podrás estar al lado de Elizabeth hasta que lo inevitable llegue, y así no pondremos en riesgo a tu bebe y a Elizabeth.
Sebastián acepto, lo que más deseaba es estar el poco tiempo que le quedara al lado de su amo y su bebe.
Por medio de un movimiento de varita ayudo a levantarse al príncipe para que Rubens tomara su lugar en la cama, duplico el broche de Sebastián para darle una copia al otro joven y así no sospecharan nada.
-Toma esto Sebastián. -Le dijo Azula dándole a beber una solución de un pequeño frasco. -Te dará fuerzas suficientes para que te mantengas en pie lo suficiente para que ti madre no sospeche.
En cuanto el príncipe la tomo se pudo mantener en pie por su propia cuenta.
-Rubens recuerda que con la poción que tomaras podrás conectarte con la mente de Sebastián, así no serás descubierto, yo vendré a hacer el cambio en cuanto llegue el momento. -Azula retiro el hechizo de la puerta y en solo unos segundos entro la reina Ana para darle la poción a quien creía era su hijo. No noto ninguna diferencia, el que estaba recostado en la cama era su amado hijo al borde de la muerte.
-Me tengo que retirar Ana. Pero en cuanto termine mi viaje regresare. -Diciendo esto se despidió para retirarse por la puerta y segundos después desaparecer.
Los chicos la siguieron y aparecieron de nuevo en la casa donde estaba resguardada Elizabeth.
En cuando llegaron Sebastián con la apariencia de Rubens se acerco a la cama donde estaba recostada su ángel.
-Amor regrese. -Le llamo con cariño mientras acariciaba sus cabellos y besaba su frente.
Elizabeth abrió los ojos pero no lo reconoció. -¿Quién eres?
-Cierra los ojos Elizabeth. -Le pidió Azula y poso su mano sobre los ojos de la castaña. -ábrelos de nuevo. -Le ordeno
En cuanto los abrió sus ojos se iluminaron, ella pudo ver gracias a Azula que el joven que estaba a su lado era Sebastián. Una lagrima de felicidad rodo por su mejilla mientras sonreía. Estaba otra vez junto.
Azula salió de la habitación para dejarlos solos y camino por el corto pasillo de la ultima vez y entro a esa habitación llena de libros por todos lados. Sobre la mesa descansaba el viejo libro de pastas cafés y hojas desgastadas y amarillas, pero el lugar no estaba solo, ahí estaba Mirna, la amiga de la bruja.
-Cuando lo haremos. -Pregunto Mirna al ver entrar a Azula por la puerta.
-Depende de cuánto tiempo pueda aguantar Elizabeth. -Contesto con tristeza
-¿Estas segura Azula? Sabes que es peligroso y tu sacrificio no garantiza que lograras tu cometido.
-Lo sé pero tengo que intentarlo Mirna. -Dijo con firmeza Azula.
-Siendo hace sabes que hare todo lo que esté en mis manos para lograrlo. -Dijo Mirna mientras posaba sus manos sobre el libro abierto.
La otra Azula presiono un poco las manos de Harry y Ron para avisarles que tenían que avanzar un poco el tiempo.
Aparecieron de repente en la habitación de Elizabeth, quien permanecía acostada con un semblante mucho mas decaído, oscuras ojeras rodeaban sus ojos y su piel pálida parecía transparente, no se quejada, pero por los gestos de su cara estaba llegando al límite del dolor, su pecho bajaba y subía con una lentitud alarmante le costaba mucho seguir respirando, su vientre estaba mucho mas crecido, estaba cubierta por una ligera sabana que se pegaba a sus débil cuerpo como una segunda piel por el sudor frio de la chica.
A su lado, recostado también estaba Sebastián sosteniendo con ternura una de sus manos y acariciando con la otra el vientre de su amada. Su apariencia no era mejor, de hecho lucia aun mas enfermo y decaído que Elizabeth, le costaba trabajo mantener los ojos abiertos que repentinamente se ponían blancos cuando el dolor se apoderaba del cuerpo del muchacho, lucia delgado, tan delgado que su piel dejaba ver la forma de sus huesos, su palidez era extrema lucia como un fantasma, pero a pesar de todo, tampoco se quejaba, en ningún momento dejaba de tocar a Elizabeth para compartir su fuerza para darse valor uno al otro.
Repentinamente Elizabeth grito vencida por el dolor poniendo su mano sobre su veinte fecundo y contorsionándose por el dolor, la hora había llegado, estaba a punto de nacer su bebe.
Sebastián se asusto mucho, se sentía impotente ante el sufrimiento de su amada Elizabeth, Azula trato de calmarlo, diciéndole que era porque su bebe nacería en unos momentos.
Rápidamente Azula hizo aparecer una cama e hizo levitar a Sebastián para colocarlo ahí, mientras hacía aparecer una cortinas que dividían la habitación para ayudar a Elizabeth a traer al mundo al bebe.
Mirna estaba presente y asistió a Azula en el parto, Sebastián permanecía asustado sin saber a ciencia cierta que ocurría. Fue muy difícil pero después de interminables minutos donde el príncipe solo podía escuchar los quejidos de dolor de Elizabeth y las indicaciones que el daba Azula, por fin escucho el fuerte llanto de un bebe, de su bebe.
Harry, Ron y la otra Azula permanecieron todo ese tiempo al lado del príncipe esperando el nacimiento. Los chicos no se sentían con el valor suficiente para mirar del otro lado de la cortina por lo que desesperados se mantenían de pie con los nervios al máximo, fue un alivio enorme también para ellos escuchar el llanto al otro lado de la cortina.
Después de unos minutos Azula hizo desaparecer la cortina y regreso a Sebastián a la misma cama que Elizabeth, quien tenía en sus brazos un pequeño bultito envuelto en sabanas.
La Joven castaña se veía aun mas desmejorada, completamente exhausta, pero inmensamente feliz al tener en sus brazos a su tan amado bebe.
Era una escena conmovedora, Elizabeth le mostraba el bebe a Sebastián que a pesar de su dolor irradiaba felicidad y dicha, era en ese momento el hombre más feliz del mundo.
-Mi príncipe ya somos padres, de un hermoso niño. -Dijo con infinita dulzura Elizabeth. -Se llamara como su padre Sebastián y llevara el apellido Abie como Azula, para que este seguro.
-Me has dado el mejor regalo Elizabeth. Estoy agradecido con la vida por haberte conocido y es mayor mi gratitud por darme este pedacito de vida. Ya nada me debe la vida toda ya me lo ha dado.
El príncipe sonreía orgulloso y beso la frente y los labios de la chica con amor, quien le colocaba en sus brazos a su Hijo. Azula los miraba con ternura pero tenía una sombra de tristeza en sus ojos, sabía que el final estaba a solo unas horas.
Azula y Mirna salieron de la habitación seguidas por Harry, Ron y la otra Azula, fueron con dirección a la habitación de los libros.
-Es hora de preparar las cosas Mirna, el final está cerca.
Mirna asistió, pero no pudo evitar derramar unas pequeñas lagrimas de tristeza por lo que se les esperaba a esa joven pareja que disfrutaba de sus últimos momentos juntos.
Los chicos y la otra Azula presenciaron los preparativos el viejo libro fue llevado a la habitación de Elizabeth y Sebastián que fue ampliada y limpiada, no quedo nada dentro más que una gran cama al centro y una pequeña cuna en una esquina.
Azula ya había preparado a la joven pareja explicándoles lo que iba a ocurrir y ambos habían aceptado sabiendo que era la única manera para darle una vida segura a su bebe cuando ellos partieran
La otra Azula hablo por primera vez para explicarle a Harry y a Ron lo que ocurriría en ese momento. -Elizabeth y Sebastián morirán inevitablemente, han llegado al límite de sus fuerzas, si pudieron soportado tanto sufrimiento físico fue por ver nacer a su pequeño. Y yo estaba demasiado vieja, mi tiempo también estaba contado, no podría asegurarle una vida feliz a mi ahijado cuando muriera en pocos años. Pero encontré la manera en ese viejo libro, hay un hechizo de posesión y dominio se llama Corpus Domine, es magia antigua que permite cambiar el alma para dominar el cuerpo. Mi alma entrara en el cuerpo de Elizabeth y tendré el control de sus acciones, pero su cuerpo se deterioraría muy rápido si ambas almas compartimos el mismo cuerpo, por eso tendré que expulsar el alma de Elizabeth de su cuerpo de manera definitiva. Quieren partir juntos por eso el cuerpo de Sebastián recibirá el alma de Elizabeth, para morir juntos.
Harry y Ron estaba muy tristes por la muerte de joven pareja pero sabía que algo de ambos quedaría tendría la oportunidad de tener una buena vida y que Azula lo protegería con su propia vida para que así fuera.
Por eso Azula necesitaba de la ayuda de Mirna para hacer el traslado de almas porque ella estaría incorpórea en el momento que el hechizo se llevara a cabo.
Todo paso relativamente rápido, Azula marco con su varita signos y figuras complejas sobre el piso he hizo levitar a la castaña y al príncipe que parecían dormidos e hizo desaparecer la cama. Le dedico una sonrisa tranquila a su amiga Mirna para avisarle que estaba todo listo, a lo que ella asistió tomando su varita y apuntando en dirección a Azula.
Azula pronuncio con voz fuerte y firme. -Corpus Domine. -Del cuerpo de Azula salió su alma en forma de una pequeña bola de luz brillante. En el momento que el alma salió, el cuerpo pareció caer, pero Mirna lo impidió haciéndolo levitar al igual que levitaban Elizabeth y Sebastián.
La pequeña bola de luz entro en el cuerpo de Elizabeth que comenzó a emanar un fuerte resplandor, del nacimiento del cabello surgió un brillo que siguió a lo largo del cabello hasta la punta y cambio su color castaño por un rubio dorado, en ese momento salió otra pequeño bola de luz de cuerpo de Elizabeth y entro en el cuerpo de Sebastián.
Lo que paso en ese momento dejo a los chicos completamente sorprendidos.
Elizabeth abrió los ojos, pero todos se dieron cuenta que ya no eran los cálidos ojos color chocolate, ahora eran los hermosos ojos grises de Azula, se enderezo aun levitando pero sus pies no tocaban el piso se mantenía flotando. Movió ligeramente su mano e hizo aparecer dos camas en una coloco el cuerpo ya sin vida de la Vieja Azula, y otra el cuerpo de Sebastián con las almas de ambos.
Flotando llego a la pequeña cuna donde dormía plácidamente el pequeño bebe y lo cargo con delicadeza para llevarlo a donde estaba aun Sebastián.
-Despierten. -Ordeno Azula, y el cuerpo de Sebastián se enderezo de la cama y se sentó en la orilla. Coloco con cuidado el bebe en sus brazos y continuo hablando. -Ya pueden partir tranquilos mis queridos jóvenes que yo cuidare con todo mi amor de su pequeño Sebastián, seré su madrina protectora y su madre.
Cuando Azula hablaba coloco su mano en el hombro de Sebastián y poco a poco dos figuras translucidas salieron de ese cuerpo compartido, eran el alma de Elizabeth y Sebastián, su espíritu incorpóreo. A pesar de ser solo espíritus sin materia la imagen emitía una gran paz, estaban tomados de la mano y veían con profundo amor y ternura a su hijo, ya no parecían enfermos, se veían sanos y felices, se acercaron por vez última al pequeño y pareció que besaban su pequeña frente. La imagen antes nítida comenzó a disiparse, pero antes de hacerlo por completo movieron sus labios agradeciendo y sonriendo a Azula.
Sin soltar el hombro de Sebastián tomo el bebe e hizo que el cuerpo inerte del príncipe se acostara nuevamente.
Asi Harry, Ron y Hermione vieron como todo tomo su justo orden Azula llevo el cuerpo sin vida de Sebastián al Castillo de Pembroke, hicieron el cambio sin que nadie lo notara, por eso en la historia se decía que el príncipe duro varios meses con vida después de ser herido en batalla, pareció mejora pero murió de manera repentina. Rubens regreso al lado de su madre para después casarse como había predicho Azula a los dos años nació Elisa.
La Reina Ana después de la muerte de su único hijo enfermo gravemente, vivió varios años aquejados de innumerables dolores que ningún mago fue capaz de aminorar, llena de remordimientos y sola paso su vida.
Azula regreso al reino de Halley con su nueva apariencia y con un pequeño que adopto como propio y que llamo Sebastián en honor al valiente príncipe que la salvo a ella y al resto del mundo mágico y no mágico de las terribles garras de Vladimir y la dinastía Sojania. Sus consejeros le realizaron un sinfín de pruebas para comprobar que ella era la legítima Reina, pruebas que paso sin problemas ya que era ella, pero en el cuerpo de una hermosa campesina que tuvo el valor y la fuerza para vencer los obstáculos.
Cuando la Reina Ana estaba en su lecho de muerte, Azula llego a visitarla acompañada de su ahijado Sebastián, la reina de Pembroke no conocía al príncipe de Halley, Azula había tratado que no ocurriera ese encuentro hasta estar segura de que el joven no correría ningún riesgo, ya que era mucho el parecido entre él y su padre, alto, rubio y los mismo ojos de azul profundo llenos de paz.
Cuando la reina Ana lo vio no necesito explicaciones, sabía que aquel joven era su nieto, el parecido era asombroso.
-Mi querida Ana, el es Sebastián mi ahijado, lleva el mismo nombre que su padre, tu hijo. Mucho lamento no haberlo presentado antes pero muy bien sabes las razones.
La reina Ana comenzó a llorar y estiro su mano para tocar al muchacho.
Sebastián Abie, era tan noble como su padre y su abuelo. Sabía la historia de sus verdaderos padres y las razones del desenlace fatal. Sabía que aquella mujer vieja y enferma era su abuela y la causante de no conocer a sus padres y demás abuelos, y aun así no podía odiarla como merecía, simplemente no podía.
-No soy quien para juzgarle, solo espero que llegue a encontrar la paz algún día por sus terribles errores. -Dijo el joven mientras tomaba la mano de su abuela con delicadeza y le besaba la frente.
La Reina Ana, lloraba aun más ante ese acto tan generoso por parte de su nieto.
-Se que tu reino acaba contigo Ana, no tiene a quien ceder tu trono y vengo a darte la oportunidad de redimirte un poco después de todo lo pasado. Tu nieto Sebastián está enamorado de una jovencita llamada Elisa, sería muy generoso de tu parte que le cedieras el reinado. Ella es nieta de Mirna aquella prima lejana tuya que escapo renunciando a su reinado, es una gran mujer de buenos sentimientos y gran corazón que se hará muy feliz a nuestro Sebastián.
-Se que con nada podre pagar mis terribles errores, no saben cuánto me arrepiento de mis actos, de mi ambición desmedida, mi insano orgullo y sed de poder que me hizo perder lo único puro y bueno que tenia, mi amado esposo Joaquín y mi hijo Sebastián. Caro he pagado con mi soledad y esta enfermedad que me carcome lentamente sin remedio. Perdón. -Dijo llorando y con voz entrecortada. -Haré lo que me pides Azula, es lo menos que puedo hacer para pagarte por permitirme conocer a mi nieto. -Dijo finalmente Ana.
La reina Ana adopto y cedió el trono a Elisa diciendo que era huérfana para que su familia no corriera riesgos por ser nieta de la fugitiva Mirna quien prefería una vida sencilla a los lujos. Con la unión de Elisa y Sebastián ambos reinos Pembroke y Halley fueron gobernados con sabiduría y justicia.
La reina Ana murió vencida por la enfermedad, pero tuvo la fortuna de conocer a su primer nieto de siete producto del profundo amor entre su nieto y Elisa.
-Así termina la historia mis queridos muchachos. -Dijo la anciana Azula al lado de Harry y Ron que ya se encontraban al lado del lago. -Después de estas palabras una luz brillante emano del cuerpo de Azula hasta que la luz se desprendió del cuerpo y se quedo flotando a un lado de ellos.
Hermione volvió a ser ella misma y abrió los ojos, Harry y Ron la abrazaron con emoción. Después de unos segundos se soltaron al ver que la luz aun flotaba a su lado. Esa intensa luz formo en el aire dos figuras que conocían bastante bien.
Era Azula en sus dos formas, como en la pintura del libro estaba vestidas con el mismo vestido una al lado de la otra con las palmas juntas, una tercera figura apareció al lado de la Azula Joven, era Sebastián.
Harry, Ron y Hermione los miraban emocionados sin poder moverse o hablar. Hermione tenía los ojos inundados de lágrimas y su corazón latía fuertemente al mismo ritmo en que latía la gargantilla que aun colgaba de su cuello.
-Mis muy queridos jóvenes. -Hablo Azula con su cálida voz llena de paz. -Su viaje a terminado aunque otra historia continua. -dijo mirando especialmente a Hermione. -Miren el lago. -les pidió y con un movimiento de su mano apareció el dibujo de un gran árbol que tenia pequeños carteles en sus múltiples ramas con nombres y que se extendía a lo largo y ancho del lago hasta donde su vista les permitía ver. Este es el árbol genealógico de Sebastián Abie y Elisa Lauper como pueden ver es una descendencia larga y extensa, algunas generaciones eran mágica, otras no, por lo que con el transcurso de las décadas y la mezcla de la sangre muchos de sus descendientes no saben que por sus venas corre sangre mágica. -Hizo una pausa y se acerco más a los chicos antes de continuar. -Y tu mi querida Hermione Granger debes saber que tu eres la más joven de esta larga y vieja descendencia eso se lo debes a tu madre Jane que a pesar de que ella no desarrollo magia con su sangre te la obsequio a ti. Pero nunca nadie en todos estos años se había parecido tanto a mi querida Elizabeth como tú. No fue casualidad que terminara en tus manos ese cofre, es solo el destino mi niña que lo trae a su legitima dueña.
Los chicos no salían de su asombro su mejor amiga era descendiente de Elizabeth y Sebastián, no era la hija de muggles comunes como siempre habían creído, era de sangre mezclada sí, pero sangre real.
-Pero entonces no entiendo porque el cofre lo tenían los Malfoy. -Pregunto por fin Hermione
-Destino querida, solo el destino, por generaciones se heredo y paso de mano en mano hasta llegar a la larga descendencia de la familia Black y después a los Malfoy. -Contesto Azula con una gran sonrisa.
Azula movió su mano y una ráfaga de viento limpio la imagen de la superficie del lago. -Debemos irnos nuestra labor aquí está concluida, pero antes de partir debo recordarte querida Hermione que la gargantilla y el broche serán su protección, las respuesta están en ti. No debes rendirte jamás, debes de ser fuerte y valiente.
Las imágenes de Elizabeth y Sebastián fueron las primeras en desaparecer tomados de las manos dedicándoles ambos una gran sonrisa. Después la gran bruja y Reina Azula beso las mejillas de Harry, Ron y Hermione y desapareció.
Por ser solo una imagen incorpórea solo sintieron al viento acariciar sus mejillas y una inmensa calidez y felicidad nacer en sus corazones.
Después de todo y muy a pesar del sufrimiento y las muchas pérdidas esa historia, tenía el final feliz lleno de amor que estaba buscando Hermione. Pero como les dijo Azula estaba convencida de que aunque ese viaje termino, una historia continua, su propia historia.
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