En Ella
Oculto en la tapa del cofre estaba un compartimento secreto donde se encontraba el mismo broche que traía en la mano la joven Azula en la pintura, el cuadro de madera era la tapa que mantenía oculto el botonier.
Hermione estaba Feliz, al menos habían encontrado otra pieza que le ayudaría a descifrar el resto de la historia, tenía la esperanza que todo eso la guiaría a descubrir quien fue realmente Elizabeth.
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La idea de Hermione sobre darles juntos la clase extra a Parkinson y McCallen, no podría haber salido mejor.
Adán parecía más relajado y feliz al lado de la morena que comenzaba a interesarle, trabajaban muy bien juntos y seguían las indicaciones de la castaña sin ningún problema, a partir de ese día las clases que faltaran siempre se las daría a los dos juntos lo que restara del año.
McCallen parecía haber perdonado del todo a Hermione, incluso de cierta manera estaba agradecido por el apoyo que le brindaba, no podía negar que comenzaba a sentir algo intenso por la Slytherin y que estaba logrando que se olvidara por completo de los sentimientos que había tenido hacia la castaña.
Las rondas con Pansy resultaron cada vez más divertidas, hablaban de muchas cosas mientras caminaba por los pasillos de la escuela, la morena siempre hablaba más que Hermione, pero ella era feliz escuchando todos los detalles de su recién estrenada relación con Adán, después de algunos días el chico le había pedido a Pansy que fuera su novia.
El arrepentimiento que había sentido Hermione por haber lastimado a Adán se había esfumado, comprobó que fue una buena decisión, el chico merecía un amor como el que le brindaba Pansy, un amor completo.
Hasta el obstinado y terco de Ron mejoraba en pociones, ante la insistencia y dedicación de la castaña. El pelirrojo se había resignado a ser solo amigo de Hermione, he inesperadamente le hizo caso, dejo de ser el Don Juan que había sido hasta entonces y comenzó a salir de nuevo solo con Luna. Aunque al principio le tenía un poco de miedo a la chica por su manera tan peculiar de ser, pero se dio cuenta que en verdad le interesaba, esa manera soñadora de ser de luna lo cautivaba. Esperaba tomar un poco de valor para el baile, para ese día pedirle que fuera su novia.
Draco y Hermione se entendían mejor y pasaban tiempo juntos, además de las respectivas clases que se daban, ocasionalmente cenaban junto alternadamente en mesa Gryffindor y Slytherin, Pansy era el intermediario para que no se mataran, si bien es cierto que ya no peleaban tanto, seguían discutiendo de vez en cuando incluso por tonterías.
Esa noche les tocaba otra clase de vuelo. Hermione podía controlar más sus nervios, anquen no podía el hueco en sus estomago no desaparecía por completo. Le facilitaban las cosas que Draco le diera confianza, ya volaba cada uno en su escoba, pero nunca se alejaba demasiado, para poder evitar cualquier accidente.
Le parecía cada vez más agradable volar, ahora podía disfrutar las sensaciones de libertad que antes no entendía por estar dominada por el pánico, era sencillo cuando se mantenía a raya el miedo, poder enfocarse en otras cosas, sentir la adrenalina fluir por las venas, la sensación de euforia era increíble.
Para asombro de la misma Hermione había logrado no solo volar bien, ya podía maniobrar mejor y jugar un poco de quidditch con Draco en sus clases, no era tan hábil como el, pero había perdido casi por completo el miedo a las alturas, ya volaba con mayor soltura y libertad, lo que la hacía muy feliz.
Por otro lado Hermione seguía empeñada en encontrar algo sobre Elizabeth, pero cada vez se desesperaba mas al no encontrar nada sobre ella, seguía pensando que había algún mensaje oculto en la pintura donde aparecía la Azula anciana al lado de la Azula Joven, era como si se tratara de dos personas diferentes pero no tenia manera de comprobar sus teorías.
Draco y Hermione aun no se atrevían a confesar sus sentimientos, pero al menos llevaban una relación muy cordial, ya eran verdaderos amigos.
Malfoy pidió ayuda a Pansy para conseguir el vestido ideal para que llevara la castaña para el baile Halloween, el rubio tenía un gusto exquisito, pero aun así le pidió ayuda a la morena para elegir el mejor vestido para Hermione.
Solo faltaban algunos días para el baile de Halloween, todo ya estaba preparado incluso Draco le había entregado a Hermione el vestido, no sin antes colocarle un fuerte hechizo a la caja donde estaba para que no se abriera hasta una hora antes del baile. Lo que no le agrado mucho a la castaña, pero no pudo hacer nada al respecto.
-Eres detestable Draco, porque me haces esto. ¿Qué tal si no me queda el vestido? O ¿Si no me gusta? -decía angustiada la castaña que salía del castillo al lado del rubio para su clase de quidditch de todos los sábados.
-No exageres Hermione estoy seguro que te quedara bien, y si no te gusta te aguantas, porque te advierto que tiene un hechizo para que no lo puedas alterar con magia. -contesto el rubio con una sonrisa de medio lado
La castaña resoplo enojada. -Si por tu culpa se burlan de mi me las vas a pagar Draco. -le dijo la chica en tono amenazante
-Que miedo me dan tus amenazan. -dijo sarcástico el rubio fingiendo miedo.
La chica se sonrojo enojada, pero ya no quiso decirle nada, solo camino más rápido para llegar al campo de quidditch.
-Cambiando de tema que es lo que me querías mostrar, que según tú me sorprendería, aunque sinceramente no creo que algo que puedas mostrarme me sorprenda en lo más mínimo, eres tan predecibles. -dijo el rubio aun riéndose de la chica.
-Si logro sorprenderte que me darás. -dijo muy segura la castaña.
-Lo que quieras. -contesto el rubio con un poco de duda por la seguridad de la chica.
-Es un trato Draco, harás lo que yo quiera si logro sorprenderte. -dijo la chica estirando la mano para que el rubio la estrechara para sellar el convenio. -Creo que hoy no me darás clase para contarte y mostrarte lo que se que te dejara completamente asombrado. -Juntos caminaron hasta los vestidores donde se sentaron en una de las bancas.
Hermione saco el libro, pero antes de abrirlo le comenzó a contar todo lo que había investigado sobre el cofre y su contenido, todo con sumo detalle desde la carta, la música que emite cuando vibra la gargantilla, sus efectos, el botonier en broche que encontró oculto; La Lucha de la Alianza Muggle y la dinastía Sojania, del reino de Pembroke gobernado por los Lauper, del reino de Halley gobernado por Azula, al igual que la muerte de Sebastián y la enigmática historia de la gran bruja Azula; lo único que dejo al final fue el detalle de la imagen de ambas Azulas.
Draco permaneció tranquilo sin ningún sobresalto sentado a un lado de la chica, sin expresión alguna, a decir verdad toda lo que le contaba le pareció increíble, porque no imaginaba que la gargantilla tuviera una magia tan compleja, pero no lo iba a demostrar si quería ganar. No se imaginaba que lo que faltaba lo dejaría sin aliento.
-Bueno creo que me has ganado. -suspiro Hermione fingiendo resignación.
-Te dije que ya no me sorprendes. -le contesto el rubio son suficiencia.
-Solo quiero que veas la pintura de la que te hable, Azula es muy especial.-dijo la castaña restándole importancia.
Abrió el libro lentamente y busco la primera imagen de Azula. -Mira es ella. -le dijo mientras le pasaba el libro, el rubio lo tomo y lo acerco para verlo bien.
-En la siguiente hoja esta otra imagen mucho más grande, la veras mejor. -Dijo la castaña mientras una sonrisa aparecía en sus labios, el rubio no noto esa sonrisilla de la chica y confiado cambio de hoja.
Inevitablemente perdió el control, después de unos segundos de mirar embobado la imagen, se le resbalo el libro de las manos y voltio a ver a Hermione, que sonreía triunfante ante la expresión de completo desconcierto y asombro. Por más que quiso controlarse no pudo, movía los labios como queriendo hablar pero no lograba coordinar sus palabras.
-Me olvide de decirte el pequeño detalle de que me parezco mucho a Azula de joven. Si…si ya se…. somos casi idénticas. -dijo la castaña restándole importancia y riendo con fuerza porque el rubio seguía impactado. -Creo que te gane. -comento la chica mientras recogía el libro y lo cerraba. -debo pensar muy bien que te pediré.
Malfoy estuvo ahí sentado por un buen rato asimilando todo lo que le había contado la chica hasta ese momento, y reponiéndose un poco de la impresión al darse cuenta que la bruja Azula de joven era tan parecida a la castaña. - ¿Pero cómo es posible?
-Eso aun no lo se. -dijo la castaña cuando dejo de reír. -aun no logro averiguar qué es lo que falta en la historia, pero no tengo la menor idea de porque somos tan parecidas Azula de Halley y yo.
-Aunque te diré que ella es más guapa. -comento el rubio para desquitarse un poco de la chica que se estuvo burlando de él.
-Si tú lo dices, será quizás que te gustan más las rubias. -contesto la chica tratando de ocultar sus celos. -Sera mejor que ya nos vayamos es muy tarde.
-Está bien. -contesto el rubio. - ¿tienes planes para mañana?
-Si, voy a salir al pueblo con los chicos. ¿Quieres ir? -pregunto la chica esperanzada
-No creo que sea conveniente presionar así a Weasley.
-No exageres, sabes que Ron está cambiando mucho, incluso es mucho más amable contigo, además va ir con Luna, así que no creo que eso le dé tiempo de meterse contigo. Pero como quieras.
-Está bien. A qué hora tienen planeado ir.
-Después del almuerzo. -contesto animada la castaña
-Entonces nos vemos en el comedor, le voy a preguntar a Pansy si quiere ir. -El rubio aun necesitaba de su amiga para no sentirse tan fuera de lugar.
-Ella también va. -contesto de inmediato la chica. -Yo la invite y va a ir también McCallen.
El rubio hizo un gesto de molestia, aun lo veía de cierta manera como un rival, o mejor dicho como el tipo que está saliendo con su mejor amiga y robándole su atención. De cualquier manera no tenia opciones, Pansy estaba enamorada de Adán y Hermione se había convertido en la mejor amiga de Pansy, así que no había mas que hacer que resignarse a que Adán McCallen ya formaba parte de ese extraño grupo.
Ya era costumbre que ambos chicos entraran juntos, protegidos por la capa y guiados por el mapa merodeador, a lo que aun no se acostumbraban del todo era a lo que sentían cuando estaban tan juntos bajo la capa.
El pulso se aceleraba y la respiración se volvía un poco agitada, sus manos sudaban y evitaban en lo más posible que sus miradas se cruzaran, era una mezcla de emoción y adrenalina muy parecida a la que sentían cuando volaban.
Caminaban lentamente tratando de prolongar el instante y platicaban de muchas cosas mientras hacían su recorrido nocturno del campo al castillo, ya en los pasillos se entretenían de vez en cuando en ver el mapa para comprobar que nadie estaba cerca y poder quitarse la capa.
También ya era costumbre despedirse con un beso en la mejilla que cada vez era menos fugaz que los primeros y cada vez más cercano a los labios de la castaña.
-Nos vemos mañana Draco, que duerma bien. -Dijo dulcemente la chica.
Dormiré pensando en ti. -pensó el rubio sin poder expresarlo, solo se limito a decir. -Nos vemos mañana Hermione, descansa.
Sin embargo, el rubio ya no tenía el mismo control sobre sus actos, cada vez era mucho más difícil no ceder ante los impulsos de tener a Hermione en sus brazos, cada día la chica se volvía más indispensable, cada instante descubría nueva cosas en ella que simplemente lo enloquecían. Ya había aguantado mucho por tanto tiempo que si no lo hacía sentía que su corazón estallaría de tanto amor que tenía almacenado.
Cuando se acercaron para despedirse con su acostumbrado beso en la mejilla, el rubio la tomo de la cintura impulsado por su profundo amor y la beso en los labios suavemente, sin prisa, con una infinita ternura y una inexplicable necesidad de no separarse de ella nunca más.
Fue un beso largo que sorprendió a Hermione en un principio, pero ella también lo deseaba tanto que se entrego a sus labios sin pensarlo, correspondió moviendo sus labios acompasadamente y subiendo con lentitud sus manos hasta la nuca del rubio y acaricio con sus dedos sus cabellos, disfrutando de su suavidad, del olor y calor que emanaba el chico.
Draco se sentía que había muerto y llegado al cielo, era sublime estar abrazando el delicado cuerpo de Hermione, sentir su calor, besar sus labios era una experiencia divina, jamás habia sentido tal cosa por nadie, había besado tantos labios en tantas ocasiones, pero ninguna vez estuvo siquiera cerca de sentir algo similar. La estrecho con ternura intentando grabar el momento en su memoria, les comenzaba a faltaba aire y tuvieron que separarse un poco para poder respirar.
Se separaron solo unos centímetros pero mantenían sus narices juntas mesclando su aliento, sintiendo su agitada respiración y su calor, tenían sus mejillas sonrojadas y los labios hinchados por el frenético beso, Hermione ya no iba huir, ya no podía y para Draco alejarse era ya simplemente imposible.
Estuvieron así varios minutos sin decir palabra, no era necesario expresar todo lo que sentían, habían llegado a un momento en el que se entendían sin necesidad de hablar, abrazados, dejaban atrás muchas dudas y prejuicios, y aunque se esperaba grandes retos y enfrentarían muchos más obstáculos, ahora, en este momento estaban juntos y nada mas importaba.
Esa noche Hermione Granger y Draco Malfoy se rebelaron contra las reglas de la sangre y se hicieron novios.
Eran tan felices que no se imaginaban que el cobarde de Theodore Nott había empezado su venganza, pero cobardemente seria atreves de unos medios poco convencionales, se vio en la necesidad de utilizar dichos medios por miedo a que Malfoy cumpliera sus amenazas, ser cobarde no le impedía ser inteligente, y había encontrado el mejor plan para hacerles daño.
Hermione entro a la sala común de Gryffindor como alguien nuevo, sin duda se sentia diferente, feliz y completa después de tantos meses de comenzar esa historia de amor, por fin estaban juntos. Después de muchos rodeos al fin Draco pudo pedirle a la castaña que fuera su novia, su estatus de galán imparable y conquistador quedo opacado ante la castaña de sus sueños, nunca antes fue tan difícil declararse a una chica, aunque era de esperarse ya que esa era la primera vez que se enamoraba.
Draco entro a su sala común sintiendo que su corazón estallaría de pura felicidad, sin embargo esa felicidad duro muy poco cuando vio que Pansy lo esperaba en uno de los sillones sosteniendo una carta en su mano, y por su cara podía adivinar que no era nada bueno, tenía los ojos rojos y lagrimas amargas escurrían por sus ojos.
-Oh Draco es terrible. -le dijo la morena con voz entrecortada mientras se lanzaba a sus brazos convulsionada por el llanto.
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