El funeral
Adams
Perfecto, que gran imbécil, ¡acabas de besar a la chica que viene del presente!, podrían hasta demandarme en algún tiempo. Aunque ella no es menor, ¿por qué me demandarían?
No se que me sucedió, no debí actuar así. Lo mejor será dar el tema como olvidado, como si nunca hubiera pasado. Aunque rayos, lo haría otra vez sin pensarlo.
Ahora solo tendría que ponerle otras sustancias al virus P3 para que no sea mortal, también debo deshacerme del ciervo ese antes de que apeste todo allí abajo.
Con todo el pesar del mundo fui caminando lo más tranquilamente posible hasta las escaleras del laboratorio para proceder a bajarlas.
Cuando así lo hice pude notar a Emma en el mismo lugar, ¿no se había movido todavía? Se habrá quedado pensando, menudo par de tontos somos.
—Emma. —Dije para así traerla de nuevo al planeta tierra
—Mmh... ¿pasó algo? —¿Cómo puede actuar tan normal? Mientras yo estoy acá intentando descifrar algo en su mirada, la cual no me decía nada
—Pasa que si no llevamos a tu amigo fallecido de cuatro patas, mi laboratorio apestará peor que una morgue.
Ayúdame a embolsarlo y llevarlo al bosque. —Le dije mientras le ofrecía un par de guantes nuevos, no podríamos tener un contacto directo por las dudas
—Claro. —Contestó dándome una mirada entre odio y tristeza mientras agarraba lo que le ofrecía
Simplemente procedimos a ponerlo en una bolsa de residuos de color negra y luego atarla con un cordón que encontramos en uno de los gabinetes de al lado de la camilla.
Entre los dos lo agarramos, ella por la parte de abajo y yo por la de arriba.
Cuando pudimos salir por la puerta trasera lo dejamos en una carretilla, así sería mucho más fácil trasladarlo.
—Bien, yo lo llevaré en la carretilla y tú llevarás la pala para hacer el agujero, ¿te parece bien?
—Claro que si, doctor.
Bien no me disgustaba que me llamase doctor, pero oyendo su tono de voz eso no me daba ni una pizca de gracia.
Se que si quizá le hubiese hecho caso y no hubiera puesto el virus P3 en acción el ciervo estaría vivo, pero que más da. Ya está muerto, en más estamos camino a su entierro y funeral.
Esto le servirá para hacerse más fuerte, muchos animales morirán, la cura no la hallaremos de la noche a la mañana. Esto es toda la enseñanza que le puedo dar, ahora mismo no encuentro otra forma mejor que esta a decir verdad.
Emma está bastante concentrada en el camino, no mira hacia atrás para saber si está yendo en buen camino, en más, yo estoy siguiéndola a ella. En donde ella quiera lo enterraremos, tenemos todo un extenso bosque para ello.
Ya íbamos caminando unos quince minutos y nada de que Emma parase.
—Hey, ¿dónde lo piensas enterrar? —Solté ya un poco cansado
—Oh... Yo pensé que tú me pararías, pero creo que aquí está bien.
Comenzaré a cavar.
Solo asentí mientras me sentaba debajo de un árbol viéndola hacer un agujero, o algo parecido.
Luego de otros quince minutos los cuales se pasaron bastante rápido Emma había acabado su trabajo.
Así que agarre a nuestro ex paciente y lo situé dentro de la fosa, para luego proceder a echarle la tierra por encima.
Cuando di por terminado mi trabajo tomé la pala y la puse arriba de la carretilla para girarme y mirar a mi compañera.
—¿Quieres decir algunas palabras? —Fue lo más amable que he dicho hasta ahora—
—Claro. —Se puso al lado mío y procedió a decir las siguientes palabras—
Pequeño amigo, fue muy corta tu estadía en el laboratorio, pero aún así tu ausencia siempre nos faltará, al menos a mi.
Ya que Adams prácticamente te mató, descansa en paz. —Que dramática—
—¿Si sabes que tú también tuviste que ver en todo esto no? —Solté irónicamente, mientras fruncía el ceño—
—Claro que lo sé, pero mi plan nunca fue matarlo. Asesino.
Solo pude soltar una carcajada obteniendo por parte de ella una simple risita para luego cambiarla por una mirada retadora. Esta mujer si que es de admirar, es toda una caja de sorpresas.
El camino hacia la cabaña fue silencioso, pero muy cómodo, al llegar tocaba cocinar pero ninguno de los dos quería hacerlo.
—Me niego, soy una mujer en duelo no puedo hacer eso.
—No tiene nada que ver eso, ¿esa será tu excusa?
—No lo haré y listo.
—Bien lo haremos a mi manera, juguemos al serio. El que se ría cocina.
—¿Estás seguro que deseas perder? Digo ya lo hiciste una vez. —Eso lastimó totalmente mi ego—
—Eso vamos a verlo.
—Bien.
Nos pusimos uno frente al otro para dar comienzo a una batalla de miradas, Emma trataba de hacer uno que otro gesto pero eso no funcionaría conmigo, ahora solo faltaba poner en uso unas de mis armas letales.
Sin que ella se lo esperara torcí mis ojos quedando totalmente gracioso, obteniendo una carcajada de mi contrincante.
—¡Gané! —Grité realmente emocionado, soy el mejor en el duelo de miradas—
—Oh no, eso es trampa. No se vale.
—Si, si. Como digas. ¡A cocinar!
No tardo mucho para aparecer con dos tarros de ¿sopa?, bien me la ha aplicado, sopa enlatada, fantástico. Aplaudo su creatividad.
Luego de unas horas ambos nos fuimos a dormir, en este instante Emma estaba a mi lado, resultó ser cierto lo que ella había dicho. Pensaba dormir conmigo todos los días. Pero eso no me desagrada en absoluto.
. . . .
A la mañana siguiente tenía en mente un plan totalmente diferente, me gustaría llevar a Emma al lago que está a un par de kilómetros al este en lo profundo del bosque, es verdaderamente hermoso. Además que me sentía un poco culpable al haberle hecho pasar por una situación a la que ella no estaba acostumbrada. Me sentía un completo idiota, no por eso, sino por pensar así de esta manera tan... sentimental.
Me encontraba preparando el desayuno bajo la intensa mirada de la señorita Miller, creo que alguien se levantó con algo de hambre.
Cuando serví el desayuno comencé a plantearle mi plan.
—Bueno pensaba ir al lago, ya que hoy está lindo. Así podríamos disfrutar el día, porque los siguientes serán muy fríos y constantemente lluviosos. Más aquí, que es un lugar donde abundan las lluvias y tormentas. El trabajo lo podemos postergar para mañana.
—Me parece lindo que quieras hacer esto pero mejor trabajemos en la cura, así ya no ocurrirán más errores como los de ayer. ¿Si?
—Realmente quiero hacer algo lindo en mi vida ¿y me dices esto?, no sé, no logro comprenderte. —Ya estaba enojado, no podía estar dos segundos bien—
—Bueno, bueno. No te enojes, vamos al lago, así ya descansamos y nos tomamos un día de vacaciones o parecido.
Luego de resolver todo el mini conflicto preparamos nuestras cosas para irnos al lago.
Hola queridos saltamontes 🦗
Tengo una única pregunta.
¿DE DÓNDE SON?
Voten y Comenten.
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