10 (FINAL)
El clavo se hundió en la mesa de metal junto a la cabeza de Mew, quien mantuvo los ojos bien abiertos, todavía procesando lo que había sucedido. Escuchó el fuerte golpe de un cuerpo caído y, aun así, miró fijamente al techo. Lentamente, sus ojos se deslizaron por la habitación hacia Gulf. El soldado respiró aliviado y sonrió. Esa hermosa sonrisa lo hizo estremecerse y desear poder devolverle la sonrisa. Pero todo por lo que podía alegrarse era que su soldado estuviera vivo. Unos pasos rápidos se acercaron a él y otras manos ahuecaron sus mejillas, haciendo que sus ojos se dirigieran a los de otro.
—¡Príncipe Mew! Gracias a Dios que está bien. — Cenicien exhaló, sonriendo.
Mew se sintió confundido mientras sonreía. Tenía tantas preguntas. Y estaba tan exhausto. —Cenicien. Te estaba buscando sin saber si estabas bien o no...
—Descuida. Estoy bien. Es una larga historia, pero la persona con quién vivía era alguien mágico. Me mostró que estabas en peligro. Y comprendió que yo quería emprender mi propio viaje. — Cenicien sonrió, mirándolo atentamente.
No con amor sino con cariño. El cantinero se acercó a ellos y soltó las correas maldiciendo lo apretadas que estaban. Rodeó la mesa y caminó hacia el soldado y el pirata. Destruyó sus cadenas con un mazo de carne y ayudó al soldado a ponerse de pie, revisándolo. —¿Están bien? Ese jovencito vino a mí buscando ayuda. — Respondió a sus dudas mentales. Earth y Gulf compartieron una mirada preocupada y Mew trotó hacia ellos, abrazando a su soldado con fuerza. Cenicien los miró de lejos, notando lo mucho que se preocupaba por el soldado y cómo era una prioridad para el príncipe. Tal vez siempre lo fue. Cenicien sonrió contento por ellos.
—¿Están bien? — Mew lo revisó y Gulf rio, todavía sintiéndose mareado por todo.
—Lo estoy ahora que tú lo estás.
—Es gracias al pirata y gracias a Cenicien, por salvarnos. — Compartió una mirada con ellos. El cantinero se aclaró la garganta, llamando la atención. Y el príncipe sonrió apenado. —¡También es gracias a ti, grandulón! El que nos presta un lugar para dormir y comer.
—Y follar.
—¡Shh! — Mew sisea e incluso Gulf ríe. Cenicien sonríe a lo lejos mientras que todos esconden sus secretos y se ríen de cosas que solo ellos podrían entender.
—Bueno, tengo que hablar con los guardias del palacio. Todos pueden ducharse en las aguas termales. Lo necesitan. — Se fue después de recomendar y todos se miraron entre sí. Earth y Theodore estaban desconcertados por la belleza de Cenicien. Mew lentamente se acercó a Cenicien.
—Mírate, todo un arquero. ¿Siempre tuviste esa habilidad?
—Eso explica por qué era tan bueno lanzando manzanas. —Cenicien sonrió con cariño, mostrando sus flechas. Luego acarició suavemente el hombro de Mew. Ambos se miraron a los ojos, silenciosamente felices el uno por el otro. Mew notó que algo era diferente en él. Se veía confiado y seguro de sí mismo, lo opuesto a cuando se conocieron. Su piel brillaba como la de un ángel y su sonrisa era reconfortante. Mew sostiene amablemente sus antebrazos rozándolos con los pulgares. Se permite sentir el momento, sentir que está a salvo. —Tenemos mucho de qué hablar. ¿Te gustaría hablar conmigo?
—Estaría encantado, Cenicien.
Gulf siempre supo que esto sucedería una vez que se encontraran, pero aun así, su sonrisa se desvaneció y ocultó los sentimientos. Fueron a las aguas termales y se sentaron para relajarse. Earth permaneció en una esquina sosteniendo a Theodore contra su pecho para que él también pudiera bañarse y relajarse. Gulf estaba a su lado, intentando no mirar a Mew y a Cenicien — quiénes se ponían al día con sus vidas.
—Un mago amable cuido de mí. No era un mago poderoso o valiente, pero me cuidaba y me enseñaba cómo estabas tú en un espejo. Te vi probar la zapatilla en chicos pelirrojos. Fue muy lindo. — Cenicien sonrió, Mew también. Agradecido de que tuviera un buen trato. Al menos no había sufrido como con aquella familia vil. Esta vez estuvo a gusto.
—Me alegra que alguien te cuidara, Cenicien. Y también, que fuiste a por nosotros.
Cenicien tomó la mano del príncipe, entrelazando dedos con él. Gulf no pudo mirar más, desviando la mirada. Earth, al darse cuenta, se entristeció.
Mew observó sus manos. Ya no encajaban igual. Ya nada era igual. Era increíble cómo todo pudo cambiar en una semana. —Príncipe, quería decirle algo.
—Cenicien, yo también quiero decirte algo.
Gulf no se quedó para escuchar, retirándose sin ser visto.
Alrededor de una hora, los guardias abrieron las puertas del pueblo para que él pudiera salir. —¡Soldado Gulf! ¿Ya te irás? — Tanto el cantinero como el pirata lo detuvieron. Ambos tristes por su despedida. A Gulf le impresionó verlos, pero no se inmutó.
—Tengo una familia que revisar. Cuida de mi caballo. Lo deje para el príncipe. Cuidalo a él también.
—¿Cuidar? Ya tengo suficiente con Theodore. Además, mi gente y yo no podemos dejar de saquear. Me iré después de hoy.
—Haz lo que gustes, Earth. Yo hablaba con Zeroth.— Gulf se cruzó de brazos, dándole una mirada mortal. Zeroth tuvo que aclarar la garganta antes de responder con entusiasmo.
—¿Estás seguro de dejar al príncipe aquí? Es obvio que ambos se aman.
—Que sea obvio no significa que él lo admita.
Ambos despidieron al soldado con tristes asentires. Sabían que él estaba en lo correcto. Los ojos de Gulf se desplazaron por las casas del pueblo, esperando que Mew saliera de la nada y se confesara. Pero la vida no era un cuento de hadas y los milagros no aparecían cuando uno quería. Tras tragar grueso, marchó. Dejando atrás al amor más imposible de su vida.
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Mientras se alejaba del pueblo, escuchó la conversación de unos jóvenes sobrevivientes. —¡No sé cómo el reino Illuminae sobrevivirá a los no-muertos! Toda una horda iba para allá.
—¿Por qué crees que lo harían?
—Tal vez se cansaron de comer la carne de aquí.
Gulf arrugó el ceño, deteniéndose poco después que aquellos civiles pasaran. Se preguntó por qué las bestias irían de golpe a Illuminae. Eso era extraño. Además su familia vivía cerca de ese pueblo.
Debía apresurarse.
Corrió tan rápido como pudo para ver a su familia otra vez. Esperaba que estuvieran bien.
—Cenicien, yo también quiero decirte algo.
—Entonces tú primero.
—No, tú primero. Adelante.
—De acuerdo. Escucha yo... lo intenté. Pero no puedo amarlo. No como usted quiere. Y encuentro sus sentimientos hermosos, pero he encontrado libertad en mí mismo y no estoy dispuesto a renunciar a ella.
Mew sonrió de oreja a oreja. —Oye, ¡Eso es bueno! Estoy feliz por ti, Cenicien. Valoras tu libertad.
—Qué querías decirme.
—Es bueno que hablaras primero porque eso facilita las cosas. Mira, yo pensé que la mejor manera de honrar a mi padre era casándome contigo. Debo admitir que me gustabas. Estaba profunda y genuinamente enamorado de ti. Sin embargo, realicé que la persona que realmente amaba siempre estuvo frente a mí. Todos los días de mi vida. Mi padre no quería un casamiento vacío, quería un casamiento tan lleno de amor como el que él tuvo. Y yo siempre busqué el amor, pero había mirado en los lugares equivocados.
Cenicien sonrió, asintiendo. —Yo ya encontré el amor propio. Ahora ve a buscar a tu soldado, Majestad.
—Una última cosa. ¿Cómo te llamas en verdad?
—...Mi nombre es Korn.
Mew sonrió antes de abrazarlo fuertemente. Salió corriendo, se vistió y buscó su caballo en los establos. Topándose con el bartender y el pirata, quiénes lo miraban como perdedor de la lotería. Ambos enojados por algo que Mew desconocía. —Chicos, ¿Me dicen dónde está Gulf?
—Por qué, ¿Para seguir rompiéndole el corazón? — Earth no eludió ser sarcástico.
—No, chicos, rechacé a Cenicien. Lo entendí, finalmente lo hice. Gulf es con quién debo casarme. Lo amo. Es a él a quién amo. Lucía muy decepcionado en las aguas termales... — Bajó la mirada, pensando en la infelicidad del chico. El dúo de adelante compartió una mirada triste. Pero dentro de poco mostraron simpatía.
—Dijo que iba de camino a su hogar. A ver a su familia. Sabemos que es fuerte, pero se dice que grandes hordas de bestias van de camino al reino Illuminae por razones que desconocemos. Se especula que el reino estará invadido de bestias a la medianoche. ¡Debes llegar a él antes de la medianoche!
Mew les agradeció plenamente preocupado y marchó en el caballo. Poco a poco sus nuevos amigos eran un punto en la distancia. Había escuchado del pueblo de Gulf mas nunca lo había visitado. Para esa entonces no eran tan 'unidos'. Durante el camino le pedía a Dios que estuviera bien, que lo protegiera en el camino.
—Vamos, Gulf. Por favor, que estés bien.
Deseó.
Cerca del pueblo, había toda una horda corriendo hacia el reino Illuminae, pero a lo lejos pudo ver a Gulf en la cima de un árbol, ocultándose. Las bestias sacudían el árbol para hacerlo caer.
—¡¡GULF!!— Mew gritó, apresurando el caballo. El soldado miró en su dirección primero impactado luego molesto.
—¡¿Qué no te ibas a casar?!
—¡¿Quién dijo eso?!
—¡Pues tú!
—Sí, me voy a casar.
—Y AQUÍ QUÉ HACES, ¡¡INFIEL!!
—Contigo. Me voy a casar contigo.
—... Eso es lo más absurdo que he escuchado en años.
El soldado cedió ante las sacudidas y afortunadamente cayó en el regazo del príncipe, con sus manos en los hombros de este.
—¿Qué hay de honrar a tu padre?
—Él me deseaba un matrimonio lleno de amor. Y resulta: que estaba mirando en el lugar equivocado. Porque tú eres mi amor. Tú puedes amarme, Gulf.
Lágrimas se alinearon al borde de sus ojos. Lágrimas que Mew también acumulaba en los suyos. Casi se sumergen en el momento cuando recordaron estar rodeados de bestias. Una horda de ellas. El soldado intentó alejarlas con su espada, sin notar al estoico príncipe que no luchaba.
—No... — Mew bajó su espada con lentitud. Obteniendo su atención.
Illuminae lanzó una fumarada que llenó los cielos de distintos colores — solicitando ayuda. Las hermanas de Gulf se asomaron por la ventana gritando a por él. El soldado que acompañó a la última de sus hermanas salió a luchar por ellos, matando a cuántos podía. Sin embargo lo superaban en número. Mew le gritó que volviese a la casa. Joong no le quedó de otra que obedecer, protegiendo a la familia de Gulf desde adentro.
El príncipe recibió mordidas en las piernas, pero las soportó con tal de mirar a Gulf. Gulf también gruño al recibir mordidas en las piernas. Nada los distrajo de mirarse a los ojos.
—Te amo, Mew. No podría haber mejor hombre que tú para ser el rey de mi corazón. Eres mi rey.
Mew lloró. —Eres el único que me escucho de verdad.
Ambos sonrieron y, lentamente, acercaron rostros. Las manos de Gulf se cerraron detrás de su cuello. Una estrella fugaz atravesó el humo. Justo como aquella noche.
Compartieron un beso. Un beso que revoloteó todo a su alrededor, estallando como granada. Una luz cegadora emanó de los labios de la pareja e incluso las lágrimas de ambos flotaron por los aires. Todas las bestias que presenciaban el acto de amor fueron de vueltas a la normalidad — cayendo de una en una. Regresando a sus cuerpos anteriores. La familia de Gulf junto al soldado salieron, impresionados.
El reloj de Illuminae tocó la medianoche cuando la mayoría eran personas nuevamente. Todos se habían convertido por los avistamientos de amor entre ellos mismos; la vista de parejas o amigos compartiendo un beso o un abrazo los regresó.
Entre ellos estaban la madrastra junto a los gemelos, quiénes compartieron un inmenso abrazo.
De repente, toda la horda celebraba y agradecía ser humanos otra vez.
El rey y el soldado retrocedieron para unir frentes con sonrisas. Las marcas de mordidas desaparecieron, sanando por completo.
—¿Te casarías conmigo, mi rey?
—Sí. Me casaría contigo, Mi Rey. — Mew lo apodó, ensanchando la sonrisa del soldado.
FIN
*N/A: OmG, ¡chicos & chicas! Espero que les haya gustado la historia. A mí sí me gustó. Luego me toca releerla para ver si no cambio de opinión jsjsjs, pero siento que tuvo de todo. ❤🥰 Porfis diganme qué tal les pareció y espero que hayan tenido una bonita lectuventura✨*
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