Capítulo 97
El viento golpeaba tan fuerte, que hacia los vidrios retumbar a su paso, a la vez que los cristales transparentes ligeramente cubiertos por la escarcha enfrentaban una batalla contra mi piel por ver cuál de las dos estaba más fría.
Ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo había estado sentada en el suelo frente a la ventana, con el teléfono en el suelo, a la par que miraba a la nada consumida por mis pensamientos ¿La chica seguía viva? ¿Que le habría pasado? pero sobre todo ¿Quién era Tom?
-___- me nombraron en un susurro, por un momento temí que se trataran de las alucinaciones nuevamente- ¿Donde estas?-.
-¿Matilde?- alcance a escuchar los pequeños golpecitos de pisadas en el suelo, seguido de la puerta de cocina abriéndose- ¿pulga eres tu?-.
Matilde respondió mi pregunta tras inclinarse sobre el pequeño comedor, al verme sentada en el suelo, se acercó completamente llevaba el cabello ondulado un tanto enredado, su flequillo estaba desperdigado por sus cienes-.
-¿Qué tienes?- preguntó, extendiendo sus brazos, abrazándome del cuello, la cargue ligeramente hasta dejarla sentada sobre mis piernas, donde ella colocó cada una de sus piernas en mis costados para que quedasemos frente a frente- ¿Extrañas a tu príncipe? - preguntó con tranquilidad, pasando sus manos por mi cabello, ay Mati, si supieras que mi príncipe no es tan príncipe-.
-Ay pulga, ojalá todo se resumiera a eso- Matilde enredaba sus dedos en mi cabello, dando pequeños tirones-¿Que haces despierta?-.
-Me duele la cabeza, además siempre despierto a esta hora, antes solía dormir enfrente de una tienda, el refrigerador estaba pegado a la cortina de la entrada y siempre salia aire caliente de la parte de atrás- contó la infante antes de mirar las puntas de mi cabello ligeramente entristecida- pero Don Chema se enojaba porque dormía ahí, salía con una cubeta de agua fría o hirviendo y me la tiraba encima, por eso me acostumbre a levantarme e irme a esta hora, antes de que el saliera-.
Mi pulga ¿como pudo estar tanto tiempo solita allá afuera? ¿Como termino en esas peleas clandestinas?
-Bueno pues eso se acabó- tome la mano de la niña que acariciaba mi cabello, llevándola hasta mis labios dejando un pequeño beso sobre sus dedos- tu me tienes a mi y yo te tengo a ti, que Don Chema prepare dos cubetas-.
-Va- sonrió complacida inclinándose hasta dejar un beso sobre el dorso de mi mano- se lo diré en cuanto lo vea- la castaña me abrazo acostando su cabeza en mi hombro, como me fue posible reparti caricias sobre su espalda, su pijama de huellitas era muy suave- te queria preguntar algo- dijo con ese tono lúgubre aún acostada sobre mi hombro-.
-Adelante- Matilde se separo de mi hasta que me tuvo nuevamente frente a frente, mantenía sus ojitos cristalinos perdidos en el suelo, era capaz de notar como se mordía el interior de la mejilla-.
-¿Crees que de verdad tengo Papás? ¿Que tengo una mamá o un papá o algún abuelo? Thomas me ha hablado mucho de su mamá y sus abuelos, yo quisiera saber...- Matilde mantenía la cabeza baja, mientras jugaba con el cordón de mi sudadera, enredando entre sus dedos, intentando contener el llanto, a pesar de que las primeras lágrimas ya habían empezado a bajar cayéndole sobre el dorso de la mano-¿Tengo a alguien que me quiera allá afuera?-.
Matilde estaba triste, a pesar de su actitud formidable y las bromas que le gastaba a Thomas, no podía evitar sentirse triste, desplazada y despreciada, a pesar de las incertidumbres que aquejan su alma, la niña seguía intentando hacerse la fuerte, tragándose las lágrimas, ocultándose de mi mirada, pasando con brusquedad sus puños sobre su rostro, sacandose las lágrimas.
Recordaba que un día mi padre se enojo con mi madre por mentirle a Jake cuando este le preguntó si ir al dentista dolía y ella dijo que no.
-No le mientas al niño, se le hará normal y lo tomará como costumbre- le recrimino mi padre molesto en la sala de espera del dentista a mi madre-.
-Somos sus padres, algunas veces les tendremos que mentir para mantenerlos a tranquilos, viene en el paquete de ser padres- le respondió ella para seguir acariciando mi hombro, pensando que yo estaba dormida y no podía escucharlos-.
Apesar de que mentir aparentemente venía en el paquete para mantener a los niños tranquilos, yo no quería mentirle a Matilde.
- Claro que tienes papás pulga, todos tenemos padres, si no no estaríamos aquí y a mi no me engañas, sé perfectamente bien que tú ya sabes de donde vienen los bebés- le di un pequeño apretón en el estómago, sacándole una risa- no porque no estén con nosotros o no los podamos ver dejamos de ser sus hijos, no porque mis padres hayan muerto deje de ser su hija o de llevar su apellido, ellos van a seguir siendo mis padres y yo su hija, así la cida haya decidido separarnos- Matilde me miraba atenta, reflexionando cada una de mis palabras- estoy segura que haya afuera hay alguien buscándote como loco, solo que no ha tenido la suerte que yo tuve de encontrarte...ya verás que con ayuda de Harrison encontraremos a tu familia pronto- realmente esperaba no mentirle a Matilde inconscientemente, deseaba que la niña tuviera alguien haya afuera que la quisiera, la familia que ella tanto anhelaba-.
-Gracias ___- me abrazo nuevamente, pagandome a su pequeño cuerpo, Matilde realmente merecía una família-.
-De nada mi pulga, pero ¿porque tanta prisa? apenas te acabo de conocer y ya te quieres ir- deje un camino de cosquillas por todo su torso, esta se removió dando carcajadas a la vez que intentaba liberarse de mi agarre-.
-¿Quién te dijo que te pensaba dejar? sí Hazza encuentra a mis papás lo primero que les voy a pedir esque te adopten- dijo la niña con seguridad, colocando sus manos a la altura de su cintura-.
-¿Ah sí? ¿Muy mandona o qué?- empezaba a sentir como las piernas se me dormían ante el peso de la infante y el frío del ambiente-.
-Clarines, me lo deben- dijo con seguridad, me hubiese gustado tanto como ella que el mundo funcionará así-.
-Vamos a dormir antes de que tú príncipe se despierte- resalte la pababra "tú " haciendo que Matilde se levantará de golpe completamente horrorizada-.
-¡Thomas no es mi príncipe, prefiero comer dos kilos de brócoli antes de comermelo a él!- la castaña nego con efusion pegando la frente al vidrio de la puerta que daba al patio frente a nosotras-.
-No te estaba sugiriendo que te lo comieras pulga pervertida- me recargue sobre la silla, despertando mis músculos antes de levantarme, ya habrían pasado al menos dos horas desde mi llamada con Tom-.
-¿Qué hay de ti y tu príncipe Tom?- dijo separandose del vidrio donde dejo una ligera marca-.
-Tom no es mi príncipe- aún que quisiera, aunque mi corazón confundido y aplastado seguía intentando aferrarse a la idea de un futuro juntos, Tom no era más que el desventurado y fugaz amor de mi vida, esos que llegan para enseñarte a amar de verdad, para arrastrarte con fuerza, pero no para quedarse-.
-Pero bien que te lo comes- de acuerdo debía añadir "matar a Matilde" a la lista de cosas por hacer- no te creas, era broma, calmada piraña- dijo precipitadamente al ver como me acercaba amenazante a ella-.
-Tienes tres para estar metida en la cama- di un paso y la castaña retrocedió retandome con la mirada- uno-.
-No te atreverías, sobre todo porque ahorita estas manca- "matar a Matilde ahora, rápido ___ ahogala en la nieve" - creo que...amm-.
-Dos- dije firme intentando no partirme de la risa con la cara asustada de Mati-.
-Adiós- tras esto salió a tropezones de la cocina, chocando con todo ¿se encontraba bien?-.
Si bien Matilde me había sacado de mis pensamientos, ahora habían vuelto tan rápido como Matilde se perdió por la escalera, ahora estaba nuevamente confundida y derrocada, me vi tentada a buscar el número y marcar, pero realmente no había nada que yo pudiera hacer por ella o por Tom.
Le ordené a mis pies a llevarme de regreso a la habitación con Matilde y Thomas, más allá de obedecerme me llevaron a la habitación de Tom, dicen que uno siempre regresa a los lugares donde amó a la vida.
Era cierto, la casa era inmensa, había un montón de lugares a donde ir, ahora estaba sentada sobre la gran colcha color hueso, abrazando una almohada, aspirando el aroma de su cabello que había quedado impregnado y comenzaba a desvanecerse conforme lo guardaba en mi pulmones, odiaba a Thomas me quedaba claro, y se lo hice saber a su almohada.
-Te odio Holland, te odio maldito animal sin corazón- chille con la cara contra la almohada, como si se tratase del vivo Tom en carne y hueso, odiaba a Tom, pero creo que odiaba mas el hecho de tenerlo que odiar-.
Dicen que uno siempre regresa a los lugares donde amó a la vida, me gustaria saber...si la vida alguna vez me amara a mi.
______________________________________________________________________________
Gracias a todas por leer, votar y comentar, sus comentarios son los que me inspiran a escribir dia a dia, no puedo creer que estemos tan cerca del final de la primera temporada, sinceramente jamás me vi acabando la historia, esto es gracias a ustedes.
Son las mejores ❤
Las quiero y disculpen la tardanza.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top