Capítulo 86
-Thomas, Matilde ¿Quieren ver como se edita un buen video?- Rubén capto inmeditamente la atención de los niños, que lo miraron con los ojos bien abiertos-.
-¡Sí, si queremos!- respondió Matilde por los dos, dando pequeños saltos en su sitio-.
-Pues siganme todos- hizo una seña caminando unos cuantos pasos antes de detenerse para mirarme- ¿no vienes __?-.
-No, yo prefiero descansar un poco- no mentía, me sentía un tanto ajetreada-.
-Sabes que no puedo dejarte sola, por tu bien, acompañanos- se acerco a mi guiñandome un ojo, detrás de él Thomas junto sus manos suplicante-.
-Te prometo que estaré bien, quiero dormir un poco- Rubén me miro pensativo, una ligera mueca de preocupación cruzo la mirada del noruego- por favor Ru-.
-Esta bien, cualquier cosa, estoy en la habitación- detrás suyo Thomas se agitó un tanto decepcionando caminando de regreso a mi-.
-Yo me quedo con ella- se colocó de mí lado izquierdo- seré su mano derecha- levantó la cabeza orgulloso, frunciendo ligeramente los labios-.
-Piojo esa es la izquierda- dio un vistazo apresurado en ambas direcciones antes de darse cuenta de su error, para moverse a la derecha-.
-Yo seré su mano izquierda- de un saltó Matilde se colocó a mi lado izquierdo, ambos eran tiernos y diferentes a su manera-.
-Nada de eso, ___, necesita descansar- Rubén se inclinó intentando razonar con los infantes que lo miraron confundidos- a solas...-finalizó-¿Qué no quieren ver como trabajo?-.
-Sí queremos...pero lo primero es lo primero- Thomas pellizcaba el borde de su yeso con resignación-.
-Ay si y ya nada más falta acabar ¿no?- me puse de cunclillas, pude notar de tajo que Matilde era al menos cuatro centimetros más alta que Thomas y sin embargo estaba más delgada que él- vayan con Rubén y portense bien, nada de travesuras ¿me oyen?-.
-Nada de travesuras- sonrió Thomas mostrandome el hueco donde antes había estado su diente-.
-Vayan, con cuidado- Matilde se acerco rodeandome con sus brazos, dejandome un beso en la mejilla, para después salir dispara a los brazos de Rubén, que la cargo dando vueltas- ve piojo apestoso-.
-Esta bien- se acercó para abrazarme igualmente- Matilde es más apestosa, no se ha bañado desde antier- me susurro en el oído dandome una sonrisa travisa al separarse, para correr con Rubén y Matilde que rápidamente se perdieron por la escalera-.
Subí detrás suyo dirigiendome a mi habitación, pasando al lado de la de Tom, inconsientemente mis manos viajaron por la perilla, abriendola lentamente, la cama seguía perfectamente tendida, todo estaba en orden, nisiquiera parecía que alguien dormía allí o vivía allí, si bien, no conocía todos los recintos de la casa, cerré la puerta torpemente, camine del lado contrario del pasillo, a aquellas puertas que permanecían cerradas.
Abrí la primera puerta, a diferencia de las otras habitaciónes que se mantenían infintamente limpias, esta estaba llena de polvo, incluso la cama seguía destendida, como la había dejado el anterior dueño, claramente Tom no permitía que nadie entrará, rápidamente entendí porque, era la habitación de sus hermanos, al menos de uno de los tres, una fotografía descansaba sobre un marco de cristal en el tocador de abedul.
Reconocía a Tom, pero no al niño que abrazaba.
-Tú debes ser Paddy...- pasee mis llenas sobre la foto sentandome sobre el borde de la cama- no no, eres...Sam- me sentía estupida al hablarle a la habitación vacía-.
-Harry- dijo alguien a mi espalda, me sobresalte colocoandome de pie, tirando por accidente el marco, que se cuarteo un poco por el impactó-.
-Harrison, me has dado un susto de muerte- sentía mi corazón latir como loco, Hazza seguía en el marco de la puerta con las manos en los bolsillos de su jeans azul-.
-Sí Tom ve que has entrado aquí, sí ve esta habitación...las cosas se van a poner feas otra vez- entonces sí era la habitación de Harry...su hermano...muerto-¿Cómo has entrado aquí?-.
-Estaba abierta- me defendí, Harrison entro paseando por la habitación cuyas paredes amarillo claro daban una tonalidad vivida a la habitación abandonada, aún que Tom recuperará a sus hermanos, la habitación de Harry seguiría vacía, pereciendo ante la ausencia eterna de su dueño-.
-¿Sabes? Comienzo a creer que la ama de llaves es la traidora, deja entrar a Keyslee...- ¿Así había entrado? ¿Desde cuando?- deja estas habitaciones abiertas, que desastre-.
-¿Donde esta Tom?- tenía cierto miedo por verlo, o ver que perdiera la cabeza ante la habitación, solo él sabía las batallas que luchaba contra sí mismo cada noche, sobre el asunto de Harry-.
-Tranquila, esta en Italia, va a estar allí dos días- se sentó sobre la cama, deslizando sus dedos por la colcha blanquecina, ligeramente teñida de gris por el paso de los años- asuntos del negocio...- miro las llemas de sus dedos, que quedaron ligaramente oscurecidas por el polvo- solo vine a recoger un par de sus cosas-.
-Nunca esta en casa- apesar de lo debil que solte Harrison me alcanzó a escuchar, alzando la cabeza antes de inclinarse sobre la cajonera-.
- Sí...creo que incluso le duele estar en esta casa, ya sabes...todos los recuerdos- rebusco algo en el cajón con cuidado- ¡Aquí esta!- saco un pequeño papel obscurecido- es como tú, les hace daño, pero no quieren deshacerse de ello, prefieren mantener el recuerdo...así les duela-.
-No...él, solo, que él- pero papá no estaba nunca y tampoco estuvo ese día las palabras de Tom resonaron en mi cabeza como una dolorosa sinfonía- ...él se parece mucho a su padre-Harrison miraba la fotografía con cierta melancolía- además, los recuerdos que nos matan son los mismos que nos mantienen vivos...después de todo-.
-¿Eso crees? - me tendió el papel, que por delante guardaba una foto del mismo Tom, de niño, junto con una mujer de cabello corto- ¿algo diferente de ellos? El señor Holland parecía incluso hacer hasta lo imposible por estar lejos de casa, por evitar la mirada herida de Nikki...- oh, la mujer llamada Nikki, la dueña del rosal, la dueña de todos los anhelos de Tom- en cambio Tom, desde que estas aquí, hace todo lo posible por estar en casa, aunque las memorias de la casa lo maten-.
-¿Qué?- desvíe la vista de la foto para verlo desconcertada-.
-Sí- soltó una sonrisa burlona ante mi rostro contrariado- el viaje a Italia estaba planeado para cinco días, esta intentando acabar rápido, para estar aquí en dos- Thomas Stanley Holland-.
-Vaya, yo no, no esperaba eso- me apoye sobre el peinador detrás mío, enfocando mis ojos en una fotografía de un paisaje, una especie de playa con rocas grandes-.
-Deberíamos salir de aquí- Harrison sonaba un tanto herido con cada minuto que pasaba en la habitación-.
-¿Tú conocias a sus hermanos?- alzo la mano para que le entregará la foto, le di un último vistazo al Tom valiente que no parecía titubear ante la serpiente en sus manos y en la mujer sonriente a su lado-.
-No, no realmente, yo llegue cuando ellos estaban aquí, pero nunca interactue con ellos, mi trabajo se basaba más en centrarme en una computadora, no con ellos... la que sí los conoció es...-.
-Samantha- lo interrumpi, este solo asintió con la cabeza antes de volver a colocar la foto en el cajón, cerrandolo con cuidado- ¿te afecta estar aquí?-.
-Sí, de cierta forma- se froto las manos, mirando hasta el más mínimo detalle del cuarto, igual que yo- no lo conocí de verdad, pero a Tom si que lo conozco, todo esto...- hizo un ademán con las manos, alnzando la vista viendo toda la habitación-solo eclipsa las tormentas a las que tiene que sobrevivir sin ahogarse- mi mirada esta fija en el reloj pequeño de mano, en color rojo sobre la mesa, la pila se había acabado, inclusive una manesilla se había caído- ¿a ti no te afecta?- cuestionó Harrison-.
-No- seguía hipnotizada por el reloj y los millones de significados filosóficos que tenía detrás- creo que he estado tanto tiempo en la tormenta que aprendí a respirar bajo el agua-.
Había llegado a varias conclusiones ese día, ni Tom ni yo eramos capaces de dejar de lado nuestro pasado, y a diferencia de él, que podía mantener la puerta cerrada, impidiendo el paso, dejando todo tal y como sus hermanos habían dejado, yo no tenía esa opción, las llamas se habían llevado todo, todos y cada uno de los recuerdos, nisiquiera tenía la cazadora de mi padre, o la sortija de mi madre, se habían quedado en casa de Rubén, lejos de mí.
-Harrison, cuando todo esto acabe, cuando atrapen a Clark y aquien mató a Lola y a Harry...- ahora veía la lampara en tonos corales- y "el contrato" de palabra que hice con Tom se acabe ¿podré volver a mi casa?-.
-No es seguro __, las llamas han debilitado toda la estructura, varias partes incluso ya cayeron- esta vez lo mire a él, el rápidamente interpretó mi mirada, colocandose de pie, tocandome ligeramente el hombro- mira, voy a investigar, a ver que se puede hacer-.
-Gracias- le sonreí débil-.
-Tom me espera con sus cosas en un par de horas, será mejor que salgamos de aquí, si no será el fin de Harrison- soltó una pequeña risa invitandome a salir-.
Heche un último vistazo a la habitación una vez afuera, los rayos del sol traspasaban la debil cortina transparente, hasta chocar contra la cama, contra ese espacio de sábanas destendido, dejando claro que alguien durmió allí una noche lejana, que alguien de cabello rojizo y un tanto chino entro una noche allí, despojandose de su reloj, depositandose a sí mismo entre las sábanas, cayendo en el hemisferio de los sueños, para una mañana probablemente con prisa, despertando con el sol cochando contra su cara se levantó para comenzar su día, sin saber, que nunca más volvería a dormir allí.
Era realmente deprimente ver la habitación cubierta de polvo, pero era aún más deprimente saber la historia detras de ella.
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He vuelto ❤
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