Capitulo 4
Cómoda y suave, deslizo mis dedos sobre la sábana, es realmente cálida comparada con las que tengo en casa, es diferente, me hace querer dormir allí por siempre por otro tipo de motivos...¡¿Donde estoy?!
Me abro los ojos alarmada, sentandome tan rápido dándole cavidad a un agudo dolor instalándose en mi cabeza, la colcha es suave, de un hermoso rojo carmesí que no hace más que confundirme aún más.
¿Qué pasó ayer?¿Porque que no estoy en mi casa?¿Donde está Fere?.
La ansiedad rápidamente recorre mi cuerpo dándome ligeros espasmos en los dedos de los pies, estoy en la habitacion de alguien... pero no se de quien, es tan grande que resulta intimidante, me levantó con torpeza dejando que la frialdad del suelo se una a mis pies descalzos, camino sintiéndome pequeñísima e intimidada por la grandeza y elegancia de la habitacion hasta que doy con lo que parece ser el baño, reluciente y un tanto más pequeño.
Todo está perfectamente en su sitio, quien sea que fuese el dueño o dueña de la habitacion y el baño debía ser extremadamente perfeccionista y estricto como para mantener su casa como una casa de muñecas de porcelana.
El espejo está tan reluciente que me es imposible ignorar el corte nuevo sobre mi mejilla que permanece un tanto fresco aun ¿Yo me lo hice? ¿Me lo hicieron? ¿Qué está pasando?
El agua del grifo sale caliente... tan caliente que quema al tacto, de ella comienza a salir un vapor cálido, que envidio al instante, desde la muerte de mis padres las cosas se pusieron feas en todo el sentido, nadie le suele dar trabajo a una niña de doce años...al final termine aprendiendo a sobrevivir sin nada, sin luz, sin agua, sin gas...sin comida, había estado tanto tiempo acostumbrada al agua helada que me resultaba insultante como el agua caliente delante mío tenía el descaro de desaparecer por entre mis dedos antes de que pudiese nivelarla para lavar mi rostro.
Un vistazo rápido a mis ropas conforme me seco la barbilla con una blanquecina toalla me deja ver que llevo el mismo vestido con el que llegue, tarde me doy cuenta que está algo desgarrado de la parte de abajo, fuera lo que fuera que paso la noche anterior no podia ser bueno.
Angustiada y desesperada salgo del baño en busca de mis zapatos, encuentro con facilidad uno en el suelo cerca de la cama, lo tomó sin embargo no veo el otro, probablemente haya terminado debajo de la cama.
Me inclino, levantando las sábanas que llegan hasta el suelo antes de asomarme, está oscuro aun así me parece que lo veo, meto mi mano intentando sacarlo con torpeza tanteando su ubicación, rápidamente mi cara pierde color, no es un zapato, está frío, su consistencia es similar al acero, nisiquiera tengo que sacarla para saber de que se trata: Un arma.
Olvidó el zapato de inmediato, corriendo hacía la puerta para salir de ahí de inmediato ¡Un arma! ¡Una jodida arma! Dios ¿En que me había metido?.
-Maldición- mis manos viajaron temblorosas por la perilla, haciendo un montón de ruido nervioso antes de salir corriendo tan atropelladamente, con la vista nublada sin preveer la presencia de alguien en el pasillo que no inmuto ni un poco con el golpe entorpecido que le di por equivocación, mientras que yo había perdido el equilibrio y ahora estaba en el suelo.
-Vaya- dijo él dejándome escuchar su voz suave segura- ¿Estas bien?-.
Delgado y de penetrantes ojos cafés marrones, sus facciones finas constrastaban con su cabello castaño bien peinado, y su traje verde pantano, ahora el misterioso desconocido me miraba con con curiosidad y resquemor, al igual que hacía yo con él.
-Si...perdón, no te vi allí -su mirada sobre mi cuerpo me resultaba intimidante, manteniéndome en el suelo cabizbaja y con las mejillas completamente enrojecidas-.
-Soy Tom, Thomas Holland -Thomas...-¿Segura que estas bien? estas sonrojada- cuestionó el castaño aumentando el rubor de mis mejillas antes de tenderme la mano para ayudarme a levantarme-.
Llevaba un infierno en los ojos, un mar en los labios y invierno en las manos. Tan cálido, tan frío, como la lluvia a mitad de un ocaso, eso, eso era el castaño.
-¿Qué hago aquí?-dije al fin mirando hacia todos lados en busca de algo que pudiese reconocer, nada...absolutamente nada-¿Qué me pasó?-.
-¿No lo recuerdas?-el disgusto era notable en su voz y en la expresión de su rostro- maldito imbécil, debí deshacerme de él en cuanto pude-.
-¿Qué? ¿Qué pasó? ¿A quien? ¿De qué hablas? ¿Sabes dónde está la chica con la que vine?-lo acribille con preguntas, a la par que otras diez preguntas más se amotinaban en mi cerebro listas para salir-.
-Tranquila, estas a salvo- era un desconocido y probablemente un violador, sin embargo sus palabras eran capaces de cumplir su efecto deseado, calmarme aunque fuera en lo más mínimo-¿Siempre estás preguntando todo tan rápido?-.
-Solo cuando estoy desconcertada o preocupada-algo tenían sus ojos, algo ocultaba su mirada, que me era imposible sostenerla por mucho tiempo-.
-Tranquila tu amiga Fere esta bien, esta con James-¿James? ¿Quien es James? - ¿No recuerdas lo que paso ayer?- volvió a cuestionar el castaño haciendo que me molestara por hacerme repetirlo-.
-No, no recuerdo nada-con cada segundo que pasaba era incapaz de comprender menos, aumentando solamente mi incertidumbre-.
-Mira...¿Cómo te llamas?-preguntó Thomas con en el ceño fruncido, donde una pequeña línea se dibuja en su frente, entre sus cejas, denotando que pasaba la mayor parte del dia molesto, siendo extremadamente estricto-.
-_-__ West- el castaño mantenía sus manos en los bolsillos de su pantalón, dedicandome una pequeña sonrisa lastimera antes de tragar saliva-.
-___ necesitas saber lo que pasó ayer, por favor se tan amable de acompañar- dijo antes de girarse para emprender su camino hasta unas enormes y hermosas escaleras hasta llegar a la estancia donde habían tres personas limpiando los restos de la fiesta del dia anterior-.
-Buenos días señor-dijeron las tres casi al unísono como si tras haber ensayado toda la noche se hubiesen puesto nerviosas y ahora fallaban al hablar-.
-Buenos días-dijo sin perder su pose caballerosa y su ligero encanto inglés-.
- Holland desayuno está listo y... -una chica de ojos azules y cabello rubio sujetado en una cola alta con el mismo atuendo que usaban las otras chicas de servicio salió de lo que debía ser la cocina, hizo una pausa para mirarme y volvió a hablar- el invitado a llegado, lo está esperando -.
-Gracias Martha, en un segundo voy con él- le dijo sin prestarle atención para seguir caminando, me era imposible no sentir las miradas de todas la presentes sobre mí, excepto la de Martha que estaba fija en Tom... lo miraba como si la desesperara la actitud tranquila de Holland, iba entrar a una puerta de cristal cuando se volvió hacia ella-.
-Martha, ve y atiende bien a nuestro invitado- ordeno a lo que Martha asintió y volvió a la cocina pero no sin antes rodar los ojos y clavarle una mirada asesina, para despues dedicarme mi propia mirada lleno de odio, pero ¿qué pasa aquí?
-Por aquí- Tom captó mi atención una vez más, abriendo una puerta de cristal, haciéndose de lado para que pudiera pasar antes de cerrar detrás de si-.
Dos de las paredes que no eran de cristal habían sido sustituidas por estanterías que estaban a rebosar de libros desde el suelo hasta el techo, incluso el segundo piso, donde un sillón mediano de cuero negro tenía sobre el impecable descansabrazos un par de libros viejos, en definitiva su oficina era enorme, toda su maldita casa era enorme.
-Toma asiento por favor ¿quieres algo de beber?- preguntó con amabilidad a lo que me vi obliga a tomar aire para calmarme antes de negar con la cabeza, apreciaba su caballerosidad y su hospitalidad, sin embargo tenía un montón de preguntas y un nudo en el estómago por saber que había sucedido la noche anterior y no me apetecía en lo absoluto darle más largas-.
-Mira ___, lo que paso ayer es que Clark...un ex socio mío se te acercó a noche, te ofreció una bebida, en ella puso una droga muy nueva y eficaz, básicamente te hace perder la consciencia y que despues te sea dificil recordar que paso, cuando ya andabas medio ida por el efecto de esta droga, Clark...-Thomas hizo una pausa y el nudo en mi estómago se intensificó subiendo por mi esofago hasta instalarse en mi garganta impidiendo el paso del aire -él te subió a una de las habitaciones e intento... tocarte, lo había estado observando desde que se te acercó, así que lo seguí, cuando entre a la habitacion tu a pesar del efecto de la droga quisiste salir corriendo, él intentó detenerte pero te dio un golpe en la cara-dijo mientras se levantaba, señalando la cortada de mi mejilla antes de sentarse de nuevo pero esta vez en la silla de mi lado- lo quite de encima tuyo y tuvimos...te quedaste inconsciente despues de eso y como no sabía dónde vivías ni quien eras te lleve a mi habitacion, ahora ¿Yo te puedo hacer una pregunta?- dijo Tom con cautela acomodándose el saco antes de soltar su pregunta- ¿Que te pasó ahí?-tenía su vista sobre la tela de mis antebrazos donde el maquillaje y parte de las pulseras me habían abandonado dejando a la vista mis heridas-.
En problemas otra vez, por un castaño que probablemente me terminaria entregando a Fere, como todos los idiotas que se refugian tras un "es por tu bien".
Estaba acabada.
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