Todo tipo de recuerdos le veían de repente, su cabeza conseguía recuperarse de la amnesia.

En su mente estaba él en una sala blanca que solo disponía de una cama y muchos juguetes en el suelo, y ahora podía ver como su entorno cambiaba a una habitación gris, ahora se encontraba atado en una silla, sentía dolor.

Se retorcía sin parar pero nadie le liberaba, necesitaba moverse y escapar pero la gente de aquella habitación no hacían nada.

Le sacaban sangre a grandes cantidades un peligro para muchos, pero siempre dejaban la justa para su regeneración, veía como le inyectaban sustancias, enfermedades, virus. 

Sufría con cada inyección, que se curé no significa que no duela, que se cure no significa que lo consiga rápido y fácil, su energía acaba por los suelos, su mente no paraba de doler, por la falta de sangre con oxigeno.

Se preguntaba una y otra si ya iba a morir, quería morir.

Pero, ¿Cómo matar a alguien como él?

Su mundo era un caos, hasta que un día apareció aquella niña de ojos rojos, en el momento en que la vio no dudo, no lo pensó. Simplemente actuó.

La acompañaba cada que tenían que extraerle sangre, evitaba que se sobrepasaran con ella, les decía que si querían regenerarse que usaran su sangre, que no tocaran a Eri.

Fue su luz.

La única razón para mantenerse cuerdo en aquellas habitaciones sin final.

De nuevo esta ese día que pidió auxilio, no sabía bien si iba a funcionar o no, pero tenía que sacar de ahí a Eri, pues Overhaul ya se estaba cansado de él debido a que no conseguía avanzar con sus experimentos, y él sabía que se concentrarían más en Eri.

El puede sobrevivir pero su pequeña luz quizás no.

Izuku se despertó de golpe, estaba acompañado por Eri y Tomura, ambos sentados en la silla enfrente de él.

Eri le abrazo nada más verle despierto, Tomura siguió su acto pero ahora... ya no le ve sentido a su vida.

Esta cansado.