Capítulo 37
—¿Dónde quedó todo ese resentimiento?
—Ya no más, lo saqué fuera de mi sistema.
—Me siento tan orgulloso de ti, hermanita.
Conversación entre Eleine (24) y Oliver (26) Mirianni.
❄
❄
❄
❄
❄
🐺🌙🐺
Su hogar estaba tal y como lo había dejado, con el desorden de papeles, las cortinas corridas y la computadora abierta, todo cubierto por una fina capa de polvo que era indicio de su ausencia.
Lo primero que hizo al entrar fue conectar su celular a la corriente, apenas estuvo en funcionamiento llegaron más de cien mensajes, todos de Tanya y la llamada de un desconocido, que resultó ser Oliver, lo liberarían pronto y entonces ella podría abrazarlo y decirle lo mucho que le extrañaba y que lamentaba haberlo metido en tantos problemas.
Eleine lamentaba muchas cosas.
Abrazándose a sí misma, observó cada parte de la sala, estaba igual y sin embargo la sentía diferente, si los lobos estuvieron ahí revisando sus cosas no había detalle que lo indicara. Recordar hizo que su corazón se encogiera, ahora estaba libre pero volvía a la situación inicial, una persona cercana a ella tendría un destino incierto, un castigo, las lágrimas picaron en sus ojos y ella se permitió llorar.
«¿Por qué me liberaste? Lo tenías todo de vuelta ¿por qué?»
Si sentía amor, no era suficiente para afrontar un riesgo tan grande, los cambiantes castigaban la deslealtad y la mentira con dureza, lo que hizo le costaría mucho.
¿Por qué?
Entonces las fichas cayeron en su cabeza.
—Para salvarme —murmuró en el silencio—. Estamos a mano.
Quizás Caleb ya no volvería a ella, tal vez él simplemente seguiría, Eleine podía entenderlo, ella le salvó de morir en el bosque, ahora le devolvió el gesto. No había nada más que hacer.
¿Por qué la idea de no volver a verlo dolía tanto?
Eleine secó sus lágrimas, inspiró profundo, tenía que volver a ser fuerte, todas las emociones que sentía las enterró en el pragmatismo serio de su trabajo, intentó contactar con Will, pero su compañero no dio respuesta, respondería tarde o temprano. Así que, decidió limpiar para ya no sentir su hogar extraño, quería eliminar el rastro de los lobos, y aunque no hubiera ninguno, ella sentía su presencia rondar, se sentía incómoda. Respondió el último mensaje de Tanya pidiendo verla y se dedicó a ordenar los papeles y sacar el polvo.
Cuando la sala olía a jazmín por el perfume artificial de ambientes, unos golpes se escucharon en la puerta. Apenas abrió, su amiga se abalanzó contra ella en un fuerte abrazo.
—Gracias al cielo, estás bien, estás viva, me tenías tan preocupada, moví cielo, mar y tierra para buscarte y cuando el idiota de tu hermano desapareció casi me da un infarto. Amiga, temí tanto que...
—Shhhh —le detuvo—. Hablas tan rápido que casi no te entiendo, calma, estoy bien, ya estoy en casa.
Tanya se separó un poco de ella y le besó en la frente, a veces Eleine se sentía de nuevo como una hija frente a su madre cuando ella hacía eso, y a pesar de que su mejor amiga siempre parecía medio infantil, era la mejor consejera cuando actuaba como una persona de su edad.
—Ahora tenemos que ponernos al día.
Esta vez, Eleine dejó salir todo, sin saltar ningún hecho, cada cosa que pasó durante los cinco días en que estuvo confinada con los lobos. Hasta que al final, el nudo de angustia se disolvió, era como si todo lo negativo fluyera lejos en cada palabra, o tal vez, Eleine necesitaba alguien de afuera que la escuchara sin verla como una desquiciada.
Porque sí, las personas humanas normales no se metían con los cambiantes, simplemente los dejaban tranquilos para evitar problemas. Entonces, Eleine no era normal, no del todo, pues eso que llaman normalidad se truncó la noche en que lo perdió todo.
—Wow —Tanya tardó en asimilar la información, sorprendida y un poco pálida, su mirada estaba perdida—. Es... Debo decir... —Suspiró—. Ha sido muy intenso, la verdad que me has dejado sin palabras.
—Gracias —dijo, sonrió—. Por escucharme... Y por preocuparte por mí, no he dejado de traer problemas.
—Pero aprendiste de tus errores ¿Cierto?
Eleine bajó la mirada, entrelazó sus dedos, recordó cómo era ella antes de encontrar a Caleb en el bosque y cómo era ahora, sí, había una diferencia notable.
—He aprendido, no tengo miedo —Sintió orgullo al decirlo—. Puedo caminar entre cambiantes.
Los comprendía mejor que antes, veía de otra forma lo que ellos eran. Personas antes que animales. ¿Eran un peligro? Sí, no podía omitir eso, la enfermedad de los lobos era algo real, pero los demás... Quizá ellos no se infecten, pero el censo del año anterior arrojó cien mil cambiantes lobos en todo el mundo, era una cifra bastante alta para determinar los riesgos de infección.
—¿Qué pasó con tu prisionero? —La pregunta de Tanya capturó su atención del divague de pensamientos.
Vacío en su pecho, un dolor latente al ritmo de su corazón, sus ojos se nublaron, pero se contuvo.
—No lo sé, quedó con sus compañeros en la carretera mientras yo regresaba aquí con Derek.
“—Veré que se haga justicia.”
La respuesta del alfa giró una y otra vez, dejaba lugar a la duda.
—¿Cuál es el castigo más severo para un cambiante que vive dentro de un clan?
Tal vez Tanya sabía algo, en su oficio como doctora ella curaba cambiantes y humanos por igual, la sociedad de clanes era un dilema que los antropólogos todavía deseaban explorar, pero quizá durante alguna intervención, algún cambiante tendría que hablar.
Los ojos verdes de su amiga se quedaron fijos en la pantalla de televisión apagada.
—Exilio y muerte —respondió—. Pero también depende del grado de ofensa, en todo caso, los alfas pueden ser flexibles en sus juicios de valor.
No, eso no era posible, Eleine había visto el accionar del lobo alfa y por lo poco que logró ver, no se demostró muy comprensivo.
De nuevo, golpes en la puerta, Eleine miró a Tanya.
—¿Esperas a alguien? —preguntó su amiga.
—No, quedate aquí.
Preparada para cualquier cosa, Eleine fue hacia la puerta, sentía un poco de miedo, tal vez no había superado del todo sus problemas. Al abrir la brisa cálida acarició su rostro, pero las tres personas paradas desviaron su atención, eran dos hombres y una mujer, reconocía esa postura tensa, la mirada seria, guardianes.
—Hola, Eleine —la mujer le saludó, al menos su sonrisa era real.
Ella estuvo demasiado impactada por la presencia de lobos como para responder.
«No, otra vez no»
—Descuida, venimos en son de paz ¿podemos hablar? Derek me ha enviado.
—Claro —murmuró su respuesta—. Adelante.
La mujer les hizo un gesto a los dos hombres y ellos se desvistieron dejando la ropa a un costado y luego se transformaron en dos lobos grises.
—Rodeen, puede haber felinos alrededor.
Después de dar las órdenes, la mujer ingresó.
—¿Quién es ella? —Tanya preguntó, un tanto a la defensiva.
—Jessie —respondió, moviendo su largo cabello ondulado hacia un costado—. Soy una loba Moon Fighter, y he venido a arreglar unos asuntos pendientes que quedaron sueltos después de la liberación de Eleine. —Desvió su vista de Tanya hacia ella, sus ojos eran de un profundo tono café—. Derek quiere un trato, pero para hacerlo, tu amiga no debe estar presente.
—Eso no, yo...
Antes de que pudiera soltar otra palabra, Eleine tomó a Tanya del brazo y casi a rastras, la llevó al baño de su dormitorio.
—¿Qué estás haciendo? —Ella preguntó, demasiado alto.
Eleine la silencio.
—Por favor, no lo hagas más difícil, es por tu seguridad —le indicó que se sentara sobre la tapa del inodoro—. No salgas a menos que yo te lo pida.
—Eleine...
—Voy a estar bien, sólo es... Un asunto confidencial de los Moon Fighters, digamos que yo me he colado en sus asuntos y ahora trataremos de hacer que funcione. Por favor, amiga, no te muevas de aquí.
Sintiéndose culpable por encerrar a su mejor amiga en el baño, Eleine regresó a la sala, Jessie ya había tomado asiento y con su mirada analizaba el lugar. Demasiada confianza.
—¿Quieres algo de beber o comer? —preguntó, sintiéndose intimidada.
—No, hay que ir directo al punto que nos interesa.
Eleine rodeó el sillón en el que antes estaba y se sentó.
—¿Y cuál sería ese?
Jessie ladeó su cabeza, un gesto extraño, casi animal.
—Derek quiere que pruebes tus habilidades para conseguirnos recursos.
—¿Trabajaría para ustedes?
—Si puedes mantener la boca cerrada y ser discreta, sí.
Eso sonó casi como una reprimenda, ahora tenía que ser muy cuidadosa.
—¿Cuál es la situación?
—Por ahora estamos alerta ante cualquier caso nuevo de infección, hemos extendido una red de emergencia con cinco clanes de cambiantes, uno de pumas, dos de osos y tres de lobos, todos de pequeño tamaño para asegurar la confidencialidad. Pero basta con que aparezca un lobo de algún clan de renombre para que se de la voz de alarma, y no necesitamos.
—Comprendo, ustedes solo hacen contención.
—Correcto, los gatos White Claws están dispuestos a financiar una investigación si logramos obtener las instalaciones y equipamiento adecuados, ese es el problema, el dinero se acaba.
—Yo podría convencer a...
—Nada de políticos —Jessie le interrumpió—. Derek no los quiere, pero sí a agentes privados, ahí entras tú y tus... Lo que sea que hagas. —Sonrió y acomodó su cabello en su espalda—. Consigue que los peces gordos suelten los billetes necesarios, y Derek estará contento contigo.
—¿Puedo negarme?
La mirada de la mujer se oscureció, hasta volverse de un dorado desvanecido, Eleine contuvo el aliento y se mordió el labio por su estupidez, estaba presionando en donde no debía.
—No te recomiendo eso, ya estás dentro de esto, no puedes salirte y mi alfa todavía no confía en ti. Derek no da tantas oportunidades a humanos que han interferido con nuestras vidas, tú tuviste mucha suerte, por eso, si quieres seguir viviendo libre, tendrás que tener mucho cuidado y trabajar para nosotros.
—Claro, lo siento... Yo... Acepto los términos.
El café retornó a la mirada de la loba, que le ofreció una sonrisa de dientes filosos, era aterradora y peligrosa, no sentía inhibición en mostrar lo que era.
—Perfecto, entonces ya podemos cerrar el trato.
Jessie se levantó y del bolsillo de su chaqueta negra sacó un papel blanco, caminó hasta acomodarse junto a ella, Eleine se sintió acorralada y con ganas de escapar, pero se quedó quieta mientras veía a la loba extender sus garras, pincharse un dedo hasta que una gota de su sangre cayera al papel.
—Rápido, dame tu mano.
Eleine dudó.
—¡Vamos! ¿Qué esperas? No dolerá ni pasará nada malo.
Temblorosa, extendió su mano, sintió el pinchazo profundo en su dedo, Jessie tomó su mano y la hizo bajar hasta que su herida tocó la sangre. De inmediato sacó la mano.
—Quema —se quejó.
—Lo sé, pero sólo es un momento. —Jessie miró el papel, la sangre se secó formando un corazón negro con una silueta de lobo.
—¿Cómo?
—Hay cosas que escapan a tu entendimiento, y por ahora es mejor que se queden así. —Jessie dobló el papel y lo guardó de nuevo en su bolsillo, se levantó con la intención de irse.
—¿Cuándo empezaré a trabajar? —le preguntó en la puerta abierta.
—Tammy te llamará para darte la información de cada objetivo a investigar, en cualquier momento.
La loba salió al porche, alzó su cabeza y emitió un pequeño aullido, luego recogió la ropa de sus compañeros y con una sonrisa se despidió alejándose.
—Jessie, espera.
La mujer dirigió sus ojos café, mirando por encima de su hombro, los dos lobos aparecieron al trote desde diferentes direcciones y se detuvieron junto a ella.
—¿Cómo está Caleb?
Sus ojos cambiaron al dorado, parecían tristes al mirarla, Eleine se inquietó.
—Es probable que Derek lo expulse del clan, o tal vez lo convierta en un exiliado. En todo caso, no volverá por aquí, estás tierras ya tienen dueño.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top