Capítulo 30
—Lo más difícil de esta vida es hacer lo correcto, porque siempre alguien saldrá lastimado, pueden ser ustedes u otra persona, nunca se sabe, pero eso es lo que se debe hacer si se pretende ser honesto y valiente, nunca olviden eso.
Wendy Anne Turner a sus hijos.
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Seth lo guió hacia un pasillo lateral, las luces del techo convertían todo en un solo color uniforme, el de la roca lisa que formaba las paredes y el suelo, de un gris tétrico y carente de vida. Si no había oído mal, estaban a diez metros bajo tierra en las instalaciones subterráneas del clan, eran una serie de habitaciones y pasillos cuidadosamente construidos para servir de cuartel de emergencia en caso de un ataque. Pero ahora se usaban como un centro de reclusión de prisioneros.
No le agradaba para nada esa palabra, Caleb cerró sus manos en puños sintiendo esa necesidad visceral del animal pidiendo liberarla. Le dificultaba ver a Eleine prisionera del clan, tanto que tomó todas sus fuerzas no atacar a los guardias cuando salió, apenas salió por la puerta sintió el aullido lastimero en su mente al dejarla ahí.
Pero era consciente de que no tenía mucho poder en el clan, y que debía cuidar cada paso que daba.
—¿Por cuánto tiempo crees que esté aquí? —le preguntó para sofocar el silencio que dominaba cada pasillo.
—Es acusada de traición injustificada, complot, conspiración y robo de información contra nuestro clan. —Seth silbó—. Es un largo historial de delitos, pero la decisión es de Derek ahora.
—¿No pueden liberarla? Probablemente con el susto que le dieron ella ya aprendió la lección.
—Las cosas no son tan fáciles, la mujer sabe demasiado.
Al final del pasillo una serie de escalones de piedra los condujo hacia una puerta inclinada, Seth introdujo un código en el sistema de seguridad integrado y deslizó la puerta hacia un costado.
El exterior era un colorido golpe visual para alguien que pasó tan solo media hora bajo tierra, el pasto y la hierba eran altos brotes, el sol brillaba con fuerza y la brisa traía suaves aromas hacia su nariz.
—La primavera ya está aquí —dijo Seth estirándose.
—¿Cuándo podré hablar con Derek?
Seth se acomodó su uniforme de rastreador, que consistía en una remera negra manga larga y un pantalón de cargo ancho con varios bolsillos, tenía un cinturón con varios elementos que según él eran para los períodos al aire libre.
—Tenemos que alejarnos, si nos ven cerca habrán muchas preguntas que no creo que quieras responder.
Caleb asintió con molestia, quería respuestas, no podía tolerar que ella estuviera encerrada. Había hecho cosas malas, aunque no entendía por qué se ofendían tanto, los lobos no podían ocultar la enfermedad por mucho tiempo, tarde o temprano la gente lo sabría. Pero, le sorprendía que la única que se diera cuenta de lo que realmente estaba pasando fuera Eleine.
—¿Por qué tanto secretismo?
Seth se mantuvo adelante, Caleb no tenía idea de dónde estaban ni hacia dónde iban, le resultaba difícil comprender cómo podía su hermano orientarse en medio del bosque.
—Hay muchas cosas en riesgo si la sociedad se entera. Primero, los humanos extremistas tendrían una razón más para meter sus ideas racistas en la cabeza de los demás, segundo, los demás clanes entrarían en pánico y cerrarían sus filas, nosotros no tenemos los recursos como para desarrollar una cura, estamos gastando todo en controlar los infectados.
—¿Y el tercero?
Seth se detuvo y lo miró brevemente, con seriedad.
—El gobierno aplicaría todo el peso de la ley sobre el clan, nos desintegrarían para tener todo el control.
Entonces la situación era grave, Caleb siguió los pasos de su hermano pensando en sus palabras, y llegó a una conclusión que se negaba a aceptar. Si liberaban a Eleine ella podría hablar y entonces todo sería una reacción en cadena, terminando con un clan destruido y una raza amenazada.
Todo era muy complicado.
—Alto —Seth murmuró agachándose al nivel del suelo—. Aquí hay algo raro.
Caleb lo vio levantar una pequeña rama de pino, no entendía qué trataba de hacer, así que lo dejó tranquilo mientras buscaba algo en el suelo.
—Detecto a un desconocido —dijo, su voz cambió, a un murmullo apenas audible—. Sigue mis pasos y no hagas ruido.
El bosque se terminaba en un barranco que daba a una pendiente, Caleb procuro pisar donde su hermano lo hacía, estaba nervioso por no saber lo que harían. Seth se detuvo e inclinó su cabeza hacia atrás, estaba oliendo el aire, Caleb se sentía como un inútil, pues ninguno de sus sentidos parecían funcionar como los de su hermano, Seth giró su cabeza.
—Arif —armó la palabra con su boca sin emitir sonido alguno, luego siguió avanzando.
Atravesaron varios arbustos espinosos que bloqueaban el camino, poco a poco, los árboles tenían más espacio entre ellos, el follaje era menos denso, eso facilitó sus pisadas.
—Frank —dijo Seth al recoger una hoja del suelo, comprendió que era un excelente rastreador.
Un sonido los detuvo a ambos, era un golpe acompañado de un quejido, Caleb y Seth se apresuraron en dirección del sonido, se adelantó sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo, los sonidos se intensificaron y al salir a una zona abierta frenó en el acto provocando que Seth chocara contra él.
Arif y otro hombre estaban de espaldas apuntando con sus armas hacia el tronco de un árbol.
—Ustedes mienten, mienten, son unos mentirosos, digan la verdad, ustedes la secuestraron.
Oliver.
—No, no, no, no —dijo Caleb con prisa, se interpuso entre los dos hombres suplicando bajar las armas—. No lo hagan.
Oliver le dio una patada en la pierna y perdió el equilibrio, maldijo en su mente al muy infeliz, él intentaba salvarle el pellejo pero el muy idiota insistía en que lo transformaran en coladera.
—Arif, Frank ¿cuál es la situación?
—Encontramos a este intruso armado en el territorio —respondió Arif—. Exigió la libertad de una chica llamada Eleine Mirianni.
—La cual no tenemos idea de quién es —terminó Frank.
Este le ofreció su mano para ayudarle a levantarse, una vez de pie, Caleb le agradeció con un gesto, no recordaba haber visto al hombre alguna vez, pero su rostro moreno de cabello negro se le hacía familiar.
—A ver qué tenemos aquí —Seth se acercó a Oliver, tenía sangre bajando por un lado de su rostro, una mirada de furia y un sonido ronco al respirar—. Un humano.
—¿Qué dices? —preguntó Arif— ¿Terminamos con él?
—¡No! —Caleb exclamó, la sonrisa del hombre fue cambiada por pura confusión.
—Tranquilo, sólo lo dormimos por un rato hasta reportarle a Derek.
Había duda en los ojos de Arif, Caleb volteó a ver a Seth y luego a Frank, los dos ya exigían saber qué estaba pasando, pues era obvio por su comportamiento extraño.
—Es el hermano de Eleine.
—Cierra la boca Caleb —Frank le ordenó—. No puedes revelar las identidades de los prisioneros.
—¡Lo sabía! —gritó Oliver.
Pero fue callado por un golpe al estómago, cortesía de su bruto hermano.
—Ya dejalo en paz ¿no ves que está herido?
—¿Y por qué rayos lo defiendes? —Arif ya no parecía contento, lo enfrentó con su dura mirada— ¿Qué es lo que no sabemos?
Caleb gruñó, iba a demostrar que no podía ser intimidado, aunque fuera un insignificante lobo latente sin ninguna pizca de habilidad.
—Eleine es la novia de Caleb.
—¡Seth! —lo reprendió con furia.
Su hermano se encogió de hombros, no tardó mucho en reírse y eso le frustró como nunca.
—¿Pueden decirme que diablos pasa entre ustedes dos? —Arif comenzó a perder la paciencia.
—Eleine Mirianni está recluida en la zona de emergencia —Seth respondió—. Caleb quiere sacarla de ahí porque le tiene ganas.
—No estaría mal un poco de respeto. —Caleb miró a los tres lobos y luego al humano que todavía seguía en el suelo, mirando uno por uno con enojo—. Pero es verdad lo que dice.
—¿Por qué ese apellido me parece tan familiar? —Fran preguntó guardando su arma.
—Porque es la chica del ataque de Greensbrough, idiota. —Arif guardó la suya y fue a ayudar a Oliver.
El policía se rehusó, Caleb suspiró con frustración, se agachó para hablarle:
—O dejas que te ayuden o te quedas a morir en el bosque, tú eliges.
—¿Cómo puedo confiar en un lobo? —Oliver escupió esa última palabra.
—Quiero el bienestar de Eleine tanto como tú, pero de nada sirve que mueras y le causes dolor a tu hermana, vamos.
Oliver consideró sus palabras, y al final a pesar de su orgullo tuvo que aceptar la ayuda de Arif.
—¿Qué haremos con él? —preguntó Frank, los cinco comenzaron a caminar sin rumbo alguno.
—La cabaña de Logan está cerca, él tiene un botiquín de suministros médicos.
—Creo que nos estamos pasando el reglamento por el culo —Arif se rió—. Cuando Derek se entere estaremos todos limpiando ollas en el centro comunitario.
—No tiene por qué enterarse —dijo Caleb—. Ninguno de ustedes lo encontró, sólo yo.
A esas alturas poco le importaba el castigo ni esa estúpida jerarquía, apenas lograra sacar a Eleine del lío en el que estaba metida, se iría lejos con ella.
—No puedes cargar con toda la culpa —continuó Arif—. Si quieres hacer algo por tu chica vas a necesitar ayuda.
—Ese es el problema —Seth respondió—. No tenemos ningún plan para sacarla de la zona de emergencia sin que nadie se entere.
—Ya se nos ocurrirá algo —terminó Frank.
Oliver no dijo nada el resto del camino, el hombre era duro, pues a pesar de su cojera insistió en caminar solo el tramo hasta la pequeña cabaña de Logan.
—Creí que todas las cabañas de soltero eran del mismo tamaño —dijo al detenerse a varios pasos de las escaleras del porche.
Seth se detuvo junto a él y puso una mano en su hombro.
—Cuando un soltero se gana su lugar dentro de la jerarquía, construye su nido, no todos son iguales.
—¡Oye Logan, bola de pelos, despierta! —Arif gritó.
Los demás se rieron, Caleb y Oliver permanecieron a la espera de que la puerta se abriera. Nadie salió, pero desde un lado de la cabaña apareció un robusto lobo blanco, supuso que debía ser el dueño.
Logan en su forma animal mostró los dientes a Oliver, pero fue corregido por Seth.
—Es un amigo, por ahora —habló con voz conciliadora para calmar los ánimos—. Está herido y necesita algo de ayuda.
El lobo blanco se acercó a Seth y gruñó, luego subió las escaleras y raspó con sus garras al lado de la puerta, su hermano fue y sacó una llave oculta bajo la madera.
—Entren.
Rústico era una palabra que definía el entorno a la perfección, la cabaña bien podía ser de un cazador de animales, pues era muy oscura, fría y con escasa decoración.
—No es el hogar más acogedor —Logan apareció desde una entrada lateral vestido únicamente con unos pantalones grises—. Nunca te gustó pero tu opinión no me importó antes ni ahora.
Un sillón de cuero estaba apoyado contra la pared derecha, en la otra colgaba una pantalla de televisión, al fondo una pequeña ventana era todo lo que iluminaba esa sala.
—Que se siente en el sillón —ordenó—. Traeré el botiquín.
Aun reacio, Oliver hizo caso y se tiró con cansancio, se quejó al moverse, Caleb vio que no dejaba de hacer presión en la zona de sus costillas.
—¿Le dispararon? —Miró a Arif y luego a Frank.
—No vengas a reclamar —se quejó Frank—. Es lo que todo guardián hace cuando detecta un intruso.
—Pero con balas de goma. —dijo Logan al entrar cargando una caja negra—. Por cierto, ¿quién es este?
—Oliver Mirianni —respondió Seth.
Logan silbó y sin pedir permiso levantó la camisa azul oscuro de Oliver, dejando expuesta una herida de bala que sangraba más de lo normal.
—Santa madre mía —balbuceó mientras sacaba un líquido transparente en una botella.
—¿Qué tiene?
—Sobrevivirá, el problema es que estamos metidos en un enorme y gran lío.
Logan derramó un poco del líquido sobre la herida, Oliver se arqueó de dolor.
—Entonces —Seth caminó por el poco espacio que quedaba en la sala—. Ya que estamos todos juntos en esto podemos pensar en una forma de liberar a Eleine Mirianni sin que Derek y el resto del clan nos arranque el pellejo.
—¡Genial! —exclamó Logan—. Hoy estoy con muchas ganas de que el alfa se ponga a jugar con mi cuello.
El sarcasmo era evidente, y Caleb se sintió culpable, pero no veía otra forma, necesitaba ayuda con desesperación y se sentía lo suficientemente egoísta como para aceptar la ayuda de cualquiera.
—Hay una dama en peligro —argumentó Seth—. Caleb es el caballero de armadura brillante, y nosotros somos sus secuaces, tenemos que salvar el día.
—Liberar a una prisionera del clan no es salvar el día. —Logan detuvo el sangrado de Oliver con un pedazo de algodón—. Sé lo que hizo y sé lo que Derek hará con ella. —Hizo una pausa para mirar a Caleb, sus ojos verdes sabían de lo que estaba hablando—. Quedate quieto, no van a matarla, sólo se quedará en la zona de reclusión por el resto de su vida.
—No, no lo hará —el tono de Caleb se hizo más profundo, animal, era la primera vez que el lobo se manifestaba de esa forma—. Estoy dispuesto a enfrentar a cualquiera que se atreva a negarle su libertad.
—¿Incluso tu alfa? —Frank preguntó.
Caleb miró al moreno con determinación.
—Tienes unas enormes bolas de bronce —dijo Arif—. De acuerdo, hay que armar un plan.
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