Reencuentro con el pasado.

Ventitré:

Reencuentro con el pasado.

Pasado...

Me dejo caer sobre el sofá, estaba exhausto; pero no me importaba y más que ahora todo había acabado. Al fin podía dormir con tranquilidad y más al saber que Acacia y Dalia estaban a salvo.

—¿Les han encontrado? —pregunta mi padre y niego.

Suelto un suspiro —Aún no saben donde están, pero me han dicho que pronto darán con los hermanos Pride —respondo—. Ha sido difícil, pero acabe con su mierda y ya nadie deberá preocuparse por esas escorias —sonreí al decirlo, me sentía satisfecho.

Luego de aquella noche, donde conocí a Dalia. Decidí que acabaría con el reinado de terror de Demetrios y de su hermano menor, Nash. Tomé la mejor de las decisiones y salvé a quien ahora era mi hermana. Mi padre no se opuso a la adopción y lo hizo con todo gusto.

Se sienta a mi lado —Has hecho más que suficiente —dice y siento orgullo en su palabras—. Aunque no lo creas, no sólo ayudaste a Dalia, Stef. Ayudaste a muchas chicas como ella, que ahora son libres y pueden hacer una vida normal —susurra y me regala una sonrisa.

—Lo sé —digo—. Pero aún falta encontrarles a ellos y así será el final de este capítulo en mi vida —me sincero.

Asiente —Entiendo, no podrán esconderse por siempre —asegura y se levanta de su lugar—. Ven, le debemos una cena a las damas que viven en esta casa —río ante eso, pero le hago caso.

Habían pasado unos cuantos meses desde que comencé —con ayuda de un amigo dentro de la policía— a encargarme de los negocios turbios de Pride y así acabar con él. Creo que ver de aquella forma a Dalia y Acacia, me hizo comprender que debía hacer algo más. Qué no podía quedarme de brazos cruzados, dejando a Demetrios y Nash continuar secuestrando chicas. Para luego llevarlas a esos asquerosos prostíbulos de mala muerte o peor aún, para su trata de blancas.

—¿Cómo se encuentra el mejor hermano del mundo? —quiere saber mi pequeña Dalia, consiguiendo que saliera de mi ensimismamiento.

—Él se encuentra muy bien y más porque tiene a la hermana más guapa de toda Grecia —digo con convicción.

Ella había perdido a sus padres y por eso Nash se la llevó consigo. La tuvo encerrada unos dos años e hizo de su vida un infierno. No quisiera pensar o recordar las cosas que le hizo, porque si lo hago sería capaz de matarle una vez que le tuviera enfrente. Comprendía que aquel bastardo, tenía una repugnante obsesión por mi pequeña y que sería capaz de cualquier cosa por tenerle a su lado nuevamente.

—Acacia es más guapa —se queja cual niña pequeña.

No puedo evitar reír ante esa reacción de su parte y niego.

—Ambas sois guapísimas —digo y la abrazo.

Ella acepta gustosa y se aferra a mí. Aún tenía pesadillas, cada noche regresaba al lado de Nash y revivía la muerte de su padre. Aunque la estamos llevando con un amigo nuestro —psicólogo—, le cuesta horrores olvidar todo lo pasado junto a ese hijo de puta. Eso me molestaba, porque quería que fuese feliz; ahora tenía motivos para serlo y deseaba que así fuera. La amaba como la hermanita menor que era para mí y sabía que tanto Acacia, como mi padre también la amaban de la misma manera.

Dalia estaba comenzando a hacer su vida, estudiando y haciendo amigos de verdad.

—¿Acacia donde está? —me atreví a preguntar, noté que ella aún no había venido a recibirme.

—Salió —responde mi pequeña—. Dijo algo de ir a comprar ropa —explica.

—¿Y porque no has ido con ella? —quiero saber.

—Tenía que estudiar —sonríe y sé que se lo toma muy enserio.

—Le enviaré un mensaje para que no espere en el restaurante —avisé, sacando mi móvil del bolsillo de mi saco.

Por su parte asintió y se acercó a nuestro padre para abrazarle, sonreí ante tal hermosa escena. Si mamá estuviese con nosotros, estaría sacando fotos por donde quisiera. Una sonrisa cargada de nostalgia se adueña de mi rostro. Mierda. Mejor me concentre en escribir el mensaje a mi hermana y una vez que lo terminé, su respuesta no demoró en llegar.

Acacia:

Vale, nos vemos allí.

Me sorprende su simple respuesta y la falta de emojis. Si algo caracterizaba a Acacia, era que a la hora de responder; siempre lo hacía con demasiado entusiasmo.

Demasiado extraño.

—¿Nos vamos? —pregunta mi padre y asiento—. Espero no te moleste que haya invitado a Ceto —agrega y sonrío. Estaba claro que eso no me molestaba, jamás lo haría.

Y menos me molestaría, sabiendo lo feliz que hace Acacia. Porque sí, mi mejor amigo salía con mi hermana y eso me agrada. Quizá en otro momento hubiera pateado su trasero, pero ahora ella le necesitaba para superar todo lo vivido con Demetrios.

(…)

Nos acomodamos en una mesa frente a una ventana —la cual nos daba una hermosa vista hacia las calles—, a la espera de la mesera y la llegada de mi hermana. Quién aún no daba señales de vida y eso comenzaba a preocuparme.

Siento como alguien aprieta mi hombro —Tranquilo, ya vendrá —asegura Ceto y asiento poco convencido.

Llamadme loco, pero tenía la jodida sensación de que algo malo sucedería y eso comenzaba a asustarme.

« —Respira Stef, si algo malo hubiese pasado ya lo sabrías —intentó convencerme, pero no funciona. »

¿Dónde te has metido? ¿Dónde? Pero mi respuesta es obtenida, en cuanto una camioneta para enfrente del restaurante y de la misma tiran el pequeño cuerpo de Acacia.

Mi mundo se para en cuanto la veo y siento las inmensas ganas de asesinar a ese bastardo. Salgo lo más rápido que puedo y una vez que estoy junto a ella, comienzo a llorar la ver el estado en el que se encuentra. La han golpeado, hasta dejarle al borde de la muerte. Pero lo peor fue notar, que habían abusado de ella. ¡Maldición!

La tomo entre mis brazos y siento que mi mundo se me viene encima...

Presente...

Estaciono frente al lugar, donde sabía que Demetrios se escondía y me sentía ansioso por tenerle frente a mí.

—¿Estas seguro de esto? Porque podemos dar marcha atrás —sentía cierto temblor en su voz.

—¿Asustado, Tyler? —reí sin poder evitarlo.

—Sí —admite—. ¿Comprendes que a este lugar vienen los tipos más peligroso de todo Londres? ¡Es un maldito suicidio venir aquí! —espeta, dejando que el miedo se adueñe de él.

Sonreí —Eso lo hace más divertido —respondo—. Además sabes porque estoy aquí —le recordé.

Le oigo bufar —Entremos de una puta vez —dice y asiento.

Ambos bajamos de mi coche y caminamos a la entrada de aquel lugar. Frente a esta, había un enorme hombre —más bien parecía un gorila— quién nos pidió una contraseña y Tyler se la dijo sin problemas. Había que admitirlo, había hecho muy bien su trabajo y agradecía su ayuda.

Antes de venir aquí, he tenido que dejar encerrado a Ceto. Ya que se enteró de mis planes e intentó detenerme; dejándome con la única opción de dejarle de aquella manera. También le he atado y amordazado. Ya tendré tiempo de disculparme y en cuanto a la castaña, me he ido sin decirle nada. También apague el móvil, no pensaba involucrar a nadie en esto.

Bueno ya he metido a Tyler, pero él insistió en venir. Ha dicho que no podía dejarme sólo y que se sentiría culpable si algo me pasase. Quién diría que muy en el fondo es una buena persona, ya que sus antecedentes no dicen eso.

Una vez dentro del lugar, puedo notar varias miradas sobre nosotros, es como si pudieran oler a los forajidos que entran. Sonreí ante eso y no pude evitarlo. Nos acercamos a la barra y pedimos un par de cervezas. Debíamos mezclarnos y así averiguar sobre Pride. Comenzaba a saborear el tenerle frente a mí y hacerle pagar la muerte de Acacia. Lo necesitaba, porque sino cumplía aquella promesa no podría continuar. Ella merecía que su muerte quedará impune, por supuesto que no.

Una vez que me tendieron mi cerveza, di el primer sorbo. Dejando que el sabor amargo me refrescara la garganta, la cual pedía a gritos algo que beber.

—Quédate aquí —pide Tyler—. Iré a hablar con mi contacto —explicó y le vi desaparecer entre el gentío de personas.

Me sentía fatal por no llamar a la castaña o al menos por no haberme despedido, luego de que tuvimos la mejor mañana de todas. Sé a la perfección, que si le hubiera mencionado mis planes para esta noche; hubiera hecho hasta lo imposible por detenerme y eso no podía suceder. No ahora que le tenía tan cerca y que pagaría lo sucedido hace un año. Niego, ahora no puedo dejar que el pasado me consuma.

Vuelvo a beber de mi cerveza y observo a mi alrededor. Entonces lo veo al fin, hablando y riendo como si nada. La rabia se apodera de mí y quiero ir hasta él, para arrancar su cabeza. Maldición. Respiro con profundidad e intento calmarme.

Caminó hacia donde se encuentra, pensando muy bien que hacer y si es correcto lo que mi mente desea hacerle.

—¡El mayor hijo de puta está aquí! —exclame, una vez que estuve frente a él, en cuanto me escucha voltea a verme y la satisfacción de ver el terror en su rostro me alegra—. Así que Demetrios Pride, se escondía en este basurero —sonreí como psicópata y no podía evitarlo.

—¿Bestia? —pregunta y asiento—. ¿Me has seguido hasta Londres? —quiere saber y me observa con seriedad.

—Alguien debe pagar por arrebatarle a otro lo más preciado que tenía —le recuerdo.

Su sonrisa se ensancha al escuchar mis palabras y allí tenía al verdadero Demetrios frente a mí. Al fin Acacia descansaria en paz, no lo dudé un momento y me lancé sobre él. Ya no me importaba nada.

Cuando la falta de aire se adueña de ambos, Aarón apoya su frente sobre la mía. ¿Qué estás haciendo? ¡Joder! ¡Reacciona!

—Dame una segunda oportunidad, por favor —súplica y odio tanto que lo haga—. Te amo tanto y no te haces una puta idea de cuanto —susurra y niego.

—Lo siento —me disculpo—. Ya no hay segundas oportunidades —me separo suyo y le observo con cautela.

Su rostro se descompone y sé que va a llorar, pero debíamos ser sinceros el uno con el otro. Ya no podíamos regresar atrás, no había retorno para nosotros. Todo había acabado cuando eligió creerle a su madre y dejarme a mi suerte.

Retire las mangas de mi blusa y le mostré las cicatrices que aquel arrebato dejo en mí, no me daba vergüenza que las viera pero necesitaba que comprendiera.

—Intenté quitarme la vida, Aarón y no estuviste para mí. ¿Puedes entenderlo? —pregunté—. Te fuiste, porque elegiste creerle a la persona que más daño te ha hecho. La misma que te quitó la oportunidad de tener un hermano, aquella que prefirió que tuvieras una vida completamente de mierda. —admito y sé que mis palabras le duelen.

—¡Lo siento! —dice—, Sé cuanto arruine las cosas entre nosotros, pero quiero remediarlo Granger. Te quiero de vuelta —Se sincera e intenta acercarse, pero no se lo permito.

—Respondiendo a tus preguntas anteriores —le recordé—. Él me hace la mujer más feliz del mundo, aunque a veces es un gruñón, cabezota y hasta el tipo menos caballero del mundo. Pero me enamoré de ese imbécil y pensé que tu regreso iba a confundirme y me equivoque fatal. —sonreí al decir todo eso.

Sus manos me toman del rostro y está vez se lo permito. Una sonrisa que jamás pensé ver en él, se adueñó de su rostro.

—Lo acepto —dice—. Pero a la primera que lo arruine, será mi señal para volver a reconquitarte —asegura y no puedo evitar reír.

—Había olvidado que podías ser un verdadero dolor de cabeza —reí y él se contagió de mi risa.

—Puedo ser hasta un grano en el trasero, no lo olvides —me recuerda, idiota.

—Me iré a casa —avisé y antes de que pudiera ofrecerse, hablé—. Tomaré un taxi, no te preocupes —pedí y asintió poco convencido.

Nos despedimos y sentí el alivio recorrerme, podía cerrar aquel capitulo en mi vida al fin. Creí que aún podía sentir cosas por Aarón, pero estaba siendo una ciega al pensarlo.

No demore demasiado en llegar a mi edificio y agradecía que el taxista fuera tan veloz. Subí las escaleras, ya deseaba estar en mi cama junto a Renji. Quién debe estar con demasiada hambre.

Pero creo que eso deberá esperar, porque una vez que llegó a mi piso y a la puerta de mi departamento, los veo. Stéfano venía casi moribundo, siendo cargado por Tyler.

Me acerco, no entiendo ni mierda

—¿Pero que ha pasado? —prefunte—. ¡Y quiero la jodida verdad, Marshall! —avisé.

El asintió —Mejor entremos y prometo contarte todo —prometió.

Iba a matar a Stéfano, una vez que despertará.

(…)

Así estáis vosotros por el final del capítulo xD Amenme!!!! Jajaja
Espero os guste :3

No os olvidéis de votar y comentar he :3

¡Gracias por los 50k de Toxic! De verdad os merecéis el cielo.

Os amo

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Os mando un abrazo enorme

—Vicky—

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