Problemas.

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Problemas.


—Buenos días —me saluda Lía apenas meto un pie en la cocina.

—Buen día —correspondo su saludo con una sonrisa—. ¿Y Stef? —quiero saber.

Me he despertado y el cabrón no estaba, ni una nota a dejado. Joder. Entiendo, que no ha querido interrumpir mi sueño –y más después de la noche que tuvimos anteriormente-; pero hubiera sido lindo que se despidiera. No sé, estoy insoportable últimamente. No me hagáis caso, me hacía falta a cada hora del día sino estaba a su lado. Patético, lo sé.

—Mi padre le ha pedido que le acompañe a no sé donde —dice—. Cosas de la empresa —añade, mientras no quita la vista de la pantalla del móvil.

—Vale —respondo, mientras me sirvo una taza de té.

Como anhelaba una dosis de esto, que le necesitaba con urgencia en mi sistema; me ayudaba a relajarme. Estar aquí es una experiencia diferente, el clima no se compara al de Londres. Que es todo húmedo y frío. Grecia era fascinante y demasiado cálido; podría acostumbrarme a ello.

Además moría por conocer lugares turísticos de aquí, pasear por la alucinante ciudad de Atenas. Que me he hecho una clase de itinerario, para visitar ciertos sitios; no pensaba desaprovechar la oportunidad de hacer turismo. Claro que no. Solo me falta el guía, el cual se había ido sin decir palabra alguna. Jodido imbécil.

Entendía que la empresa era importante, por supuesto que sí. Pero me hacía ilusión conocer sus raíces, a su lado. Que él me mostrará el sitio donde creció y vivió; pero mis planes han sido cambiados. Estupendo.

Tomé asiento en un taburete de la isla de la cocina, mientras Lía me pasaba un tazón con fruta para que me alimentará. Le sonreí a modo de agradecimiento, mientras me llevaba un poco a la boca. Estaba estupendo.

—¿Lo has preparado tú? —pregunté.

Asintió.

—Sí —afirmó—. ¿A que esta bueno? ¿A que sí? —sentí la ansiedad en su voz, esperando mi respuesta positiva.

Asentí con una sornisa.

—Esta buenísimo, Lía; gracias —agradecí, mientras le daba un sorbo a mi té.

—¡De nada!  —exclamó, con mucho entusiasmo en su voz.

Era una chica preciosa, con aquellos ojos grises cautivadores. Su mentón partido, que le lucía precioso; sus labios carnosos; que volverían loco a cualquier tío. Lía era una belleza griega, de verdad.

Me sorprendía la alegría que rebasaba en ella, Stef me contó algo de su pasado y lo que vivió a manos de Nash Pride. Supongo que ir a un psicólogo, le ayudó montones a superar todo aquello. Me alegraba que fuera así, en serio. Merecía ser feliz, más que eso; merecía ser jodidamente feliz.

—¿Te apetece ir de compras y luego conocer algún sitio de por aquí? —preguntó con bastante timidez.

Cosa que se me hizo tierna, era como estar con Lily; de verdad. Algún día haría que ellas sean amigas, se llevarían estupendo. Que tengo buen ojo para ello, os sorprendería.

Esbozo una enorme sonrisa.

—Me encantaría que vayamos de compras y luego me muestres lo más alucinante de esta ciudad preciosa.

—¡Genial! Me iré a alistar.

Tras decir lo último, se levantó de su asiento de un salto y salió disparada hacia fuera de la cocina. Reí sin poder evitarlo, me apresure a terminar mi desayuno y así cambiarme para salir.

Mi móvil vibró y en la pantalla avisaba la entrada de un mensaje de Whatsapp. Mi hermano. Solté un suspiro.

Pesado hermano mayor: ¡Hey!  ¿Q tal Grecia? ¿Muy asfixiante su clima? 😂

Sí, había cambiado su apodo; que vamos se había vuelto todo un pesado los últimos días. Tenía veintitrés, no cinco años. Pero Isaac no lo veía de ese modo, hermanos mayores.

Yo:
Pues todo estupendo, bueno puedo acostumbrarme a su clima; eh 😊

Yo: Deberías venir

Pesado hermano mayor: Ya he ido, ¿lo has olvidado? 😢

Yo:
Quizá si lo he olvidado 😂 En fin, tengo que dejarte; saldré de compras con Lía 😘

Pesado hermano mayor: ¿Así sin más me abandonas? 😭 Lo tendré en cuenta 😂 Cuídate y saluda a todos de mi parte 😘

Sonreí al leer lo último, bloquee mi móvil y me dispuse a dejar todo ordenado antes de subir a cambiarme. Una vez terminé, me dirigí a la habitación que compartía con Stef. Hacía algo de calor, por lo que opté por unos pantaloncillos cortos y una camiseta de tirantes. Ate mi cabello en un moño, para luego tomar mi bolso y móvil.

Lía me esperaba en la puerta de entrada, ella vestía unos shorts y una musculosa. Sonreí una vez que estuve a su lado.

—¿Lista?  —preguntó.

—Más que lista.

Ambas soltamos una pequeña risa y salimos fuera de la casa; donde nos esperaba un taxi. Lía no tenía auto y yo aquí no tenía a mi preciado bebé; así que no nos quedó de otra.

(...)


No dejé de reír por las ocurrencias y comentarios de Lía. Recorrimos un montón de tiendas y en algunas encontré muchas cosas que me fascinaron. No me olvide de comprar algún que otro presente para mis sobrinos, que se lo había prometido a Aiden. Ahora íbamos camino a La Acrópolis, una de las maravillas del mundo. Ese el lugar es un ícono de la ciudad de Atenas, también es uno de los testimonios más importantes del mundo y de Grecia.

Se encontraba en la colina del corazón de Atenas, Lía dijo que la historia de aquel templo era increíble. Se podía disfrutar del atardecer y que sentirás que has viajado en el tiempo. Había que admitirlo, era precioso.

Una vez que estuvimos allí, quedé asombrada de lo que tenía frente a mí. Las enormes columnas, las cuales se notaba la antigüedad en ellas. Todo se veía hermoso, más allá de las ruinas que había. Era parte de la historia de esta ciudad y se me hacía demasiado hermosa.

Con Lía caminamos por ahí, mientras que yo estaba aún más emocionada.

—¿A que te ha gustado? —pregunta con una sonrisa.

—¡Lo he amado! —exclame, con mucho entusiasmo.

Por su parte soltó una pequeña risa y continuamos nuestro paseo por La Acrópolis de Atenas. Saqué algunas fotos para tenerles de recuerdo, mi madre quedará flipando cuando se las muestre.

Una vez que acabamos nuestro recorrido, Lía sugirió que fuéramos al Museo arqueológico; según ella lo amaría. No pude negarme y nuevamente emprendimos camino hacia el lugar.

(...)

—¡Estoy exhausta! —exclamó, dejándose caer sobre el asiento.

Reí, yo me encontraba del mismo modo. Acomode las bolsas en el asiento a mi lado y encuanto la mesera se acercó; pedí unas bebidas bien frías. Nada alcohol, no os preocupéis. Habíamos optado por comer fuera, ya le avisaría a Stef para que no se preocupase por nosotras.

Una vez que la mesera se fue, tomé la carta; moría de hambre. Aunque había desayunado bien, ahora necesitaba algo comestible con urgencia.

—¿Te ha gustado viajar a Grecia? —Lía preguntó, mientras leía algo en su móvil.

Sonreí.

—Me ha encantado, es precioso aquí —admito.

—¿Puedo preguntar algo? —había un pequeño temblor en su voz, nervios.

—Claro —accedí.

—¿Vendrías a vivir aquí, si Stef quisiera regresar a casa? —me miró expectante por mi respuesta.

Apoyé mi mentón sobre mis manos y la miré con seriedad.

—Sé que extrañaría Londres, pero por él iría al mismo infierno —digo—. Le amo demasiado, como para dejarle ir tan fácilmente; donde fuera que vaya estaré a su lado —admití.

Los ojos de Lía se llenaron de lágrimas y los míos igual, al ver los suyos. Joder. Aprete su mano, tratando de consolarle.

—Gracias —soltó de pronto.

—¿Por qué me agradeces? —quiero saber.

—Porque has cuidado de él —susurra—, Pasó por muchas cosas luego de la muerte de Acacia, volvía cada jodida noche borracho; bebía su peso en alcohol —en su rostro surco la tristeza ante los recuerdos—. Y cuando creí que cambiaría, que dejaría todo eso atrás; casi le pierdo. Mi mundo se me vino encima, sabes. El miedo a perderle casi me consume, verle al borde de la muerte no fue lo más agradable. Cuando despertó mi corazón volvió a latir, Amber; gracias a tí ha dejado esa maldita venganza atrás y por eso debo agradecerte —admite.

Trague con dificultad al procesar todo eso, sabía que intentó matarse; más escucharlo por boca de Lía, dolió. Si ella supiera la verdadera razón por la que viajó a Londres, patearía el trasero de su hermano mayor. Pero saber que yo logre salvarle de aquel pozo en el que se encontraba, me hacía feliz.

—Él también me salvó, de alguna manera me ayudó a superar el daño que un amor del pasado dejó —comenté—. Estuvo ahí para mí, cuando enfrente mi pasado y la pérdida de mi pequeño. No sólo le he salvado, Stef también lo hizo conmigo; Lía. —sonreí al decir aquello, porque no era mentira.

Ella intentó decir algo, pero la llegada de la mesera con nuestras bebidas; la interrumpió.

—¿Desean ordenar? —preguntó con amabilidad.

Ambas asentimos, para luego decirle nuestra orden.

Permanecemos en silencio a la espera de nuestra comida, no era incómodo para nada; no había nada que decir. Creo que ambas comprendimos que de ahora en adelante, las cosas irían bien.

La mesera volvió unos minutos después, dejando frente a nosotras nuestros platos. Le agradecemos y sin esperar devoramos lo que teníamos en frente. Lía pidió pasta a la boloñesa y yo opté por un trozo de carne; con puré de patatas. Estaba todo delicioso, saldría de aquí rodando por lo que veía.

—¡Estoy satisfecha! —avisó, mientras se recostada en el respaldar de la silla.

Reí por ello y negué.

—¿Entonces no quieres postre? —inquiero divertida.

—¡No he dicho eso! —refunfuña—. Pero antes de pedirlo, iré al servicio —comentó, mientras se levantaba de su asiento y caminaba adonde supongo estaban los baños.

Negué divertida, saqué mi móvil de mi bolso; no tenía mensajes de Stef. Bufé por ello, idiota. Pero si tenía uno de Nolan, ¿habrá sucedido algo? Entró en Whatsapp y cuando leo su mensaje, mi sangre se hiela. Maldición.

Nolan: Pride va por tí, esta en Grecia; ten cuidado.

Nolan: Ya he avisado a las autoridades de allí, pero aún así; estoy viajando de inmediato.

Hacía unas horas que lo había enviado, estaba tan distraída paseando con Lía que no me percaté de el. Mierda. Debía regresar a casa, aquel mensaje me había puesto de los putos nervios. ¿Por qué venía a por mí? ¿Para vengarse de Stef? No podía estar pasando esto. Llamé a la mesera casi a los gritos, pagué la cuenta y tomé con velocidad mis cosas. Debía buscar a Lía y salir de allí pitando.

Entré en los baños y la llamé, no obtuve respuesta.

—¡Demonios Lía! ¡No estoy bromeando, puedes responder! —chille con el miedo apoderándose de mí.

Oí un ruido y me puse alerta. Alguien me atacó desde atrás y sin pensarlo dos veces lo golpeé con mi codo en su estómago y tomándole de su brazo; lo derribe en el suelo. Era un hombre, no le conocía de nada. Pero supuse que era uno de los hombres de Pride.

—¿Dónde está? —pregunté, haciendo presión en su brazo; más se negó a hablar—. Sino lo dices, lo romperé —amenace.

Si algo le sucedía a esa chica, no me lo perdonaría jamás. El tío soltó una carcajada y por mi parte quedé desconcertada por su reacción.

—No estoy sólo, pequeña zorra —soltó y fue demasiado tarde; alguien me golpeó la cabeza y no logré esquivarle. Mierda.

Caí al suelo aturdida por el golpe recibido y maldije internamente el haberme distraído con aquel imbécil. La puerta del baño se abrió y tras ella apareció otro tipo con Lía sujetada fuertemente. ¿Acaso nadie en este lugar oía lo que sucedía? Joder. Entonces él hizo su aparición triunfal, una sonrisa cargada de superioridad surcaba su rostro. Su cabello castaño atado en una coleta, en lo alto de su cabeza. Su piel bronceada, con algún tatuaje que quedaba a la vista. Su barba de vikingo y aquellos ojos verdes; fríos como ningún otros. Se agachó a mi lado y tomó mi barbilla con algo de brusquedad.

—Me divertiré mucho contigo —habló y Lía chillo por sus palabras.

Demonios, aquel golpe me había dejado idiota del todo. Quería responder a sus palabras; tirarme encima suyo. Deseaba matarle, más no pude. La inconciencia me consumió por completo. Estábamos en problemas.

(...)

Así estáis vosotros 😂 Espero os guste el capítulo ❤ Ya queda poquito para el final, espero estéis preparados 😘

Espero sus estrellitas y comentarios.

¡Gracias por los 15k de leídos! Os merecéis el cielo ❤

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Os mando un abrazo enorme

Os ama

—Vicky—

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