Parte 12: La Habitación
Harry tuvo poco tiempo para reaccionar.
Mientras se debatía entre llamar a Hermione para combatir juntos a la serpiente o tratar de zafarse él mismo de la situación sin ponerla en peligro, la rastrera fue más rápida y logró clavar uno de sus colmillos en su antebrazo.
La varita de Harry salió volando por la habitación hacia un paradero desconocido dejando indefenso a su propietario ante la más temible de las bestias.
Por suerte, en ese momento, Hermione apareció de la nada y comenzó a lanzar hechizos a diestra y siniestra, tratando de alejar lo más posible al muchacho de la serpiente.
Harry comenzaba a sentir como el veneno corría por su venas y hacía mella en su mente.
Apenas podía distinguir la silueta de su compañera cuando una maldición dio de lleno en la ventana, provocando un caos de vidrio, madera y otros artefactos que se mezclaban con la tormenta de nieve que arreciaba fuera.
Al tratar de reincorporarse, notó que una astilla muy grande se estaba clavando en su antebrazo herido. Al retirar el objeto vio que se trataba de una sección de su propia varita.
En ese momento el dolor de su cicatriz se hizo más intenso, casi hasta el punto de dejarlo inmóvil. Conocía esa sensación demasiado bien.
-¡Él viene hacia aquí Hermione! ¡Tenemos que largarnos ya!
La joven bruja no perdió el tiempo y asiendo a Harry con una mano, conjuró otro hechizo:
-¡Confringo!
La fuerza de la explosión hizo que la serpiente volara hacia las escaleras y que ellos mismos cayeran al vacío por el hueco que había sido no mucho tiempo atrás, una ventana.
Mientras caían, en la mente de Harry veía una proyección a si mismo dentro de la habitación minutos antes de la explosión y después como salieron despedidos por la ventana, ambos aún transformados como muggles.
Su dolor... Era suyo... y era el de otro...
Sentía como si una niebla descendiera sobre él y se apoderaba de su conciencia.
La sensación le recordó el momento justo cuando estuvo a punto de perder la vida por el beso de los dementores. Como si toda su alegría, su triunfo, se esfumara por completo dejándolo vacío, incompleto... ¿sin su venganza?
De pronto, una calidez se extendió por todo su cuerpo, acunándolo del dolor y de la desesperación y llevándolo hacia un lugar tranquilo y acogedor, como el vientre materno.
¡Harry!
Harryyyyyyyyyyyy.
...
-¡Harry, por favor, despierta! - sollozaba Hermione.
Abrió los ojos.
No sabía cómo pero se encontraba de nuevo en la carpa, acostado sobre la cama inferior con la joven apretando su mano tan fuerte que comenzaba a sentir que perdía la circulación.
Bañado en sudor, el muchacho logró incorporarse y enfocar su vista, la cual mejoró después de que Hermione le acercara sus torcidos lentes.
La joven tenía el rostro perlado de sudor y unas ojeras tan grandes que parecía maquillaje corrido. En su otra mano sujetaba con resolución una esponja.
-Así que...logramos escapar. - Harry trató de sonreír para infundirle coraje pero se sentía muy mal hasta para fingir.
-Por muy poco- musitó la bruja.
Su compañera lo miraba desesperada, como buscando en su rostro una señal de algún tipo.
-No sé cómo, pero antes de tocar el suelo estábamos de vuelta aquí como si nada hubiera pasado - Hermione se ruborizó - Bueno, no como si nada. Tuve que utilizar un hechizo para levitarte hacia la carpa y has estado enfermo Harry, muy enfermo.
Harry notó en ese momento en grueso vendaje en su antebrazo, el cual lo sentía conectado a su cuerpo de una forma extraña, como acartonada.
-¿Recuerdas que te mordió la serpiente? Te puse un poco de díctamo para sanarla.
-¿Hace cuanto que estamos aquí?-
-Unas cuantas horas, ya está amaneciendo.-
-¿Y todo este tiempo estuve inconsciente? - la cara de Hermione develó enseguida que algo estaba mal.
-Vamos Hermione, dime, ¿qué pasó?- con mucho esfuerzo Harry tomó la mano mojada de la joven entre las suyas de forma cariñosa. La respiración de ambos se hizo más pesada.
-Gritabas. Mucho y.. gemías. - Hermione se volvió a ruborizar -Decías cosas extrañas también, sin sentido. Era como si estuvieras despierto, pero al mismo tiempo dormido. Hacías cosas..
El relato de la joven terminó abruptamente ya que estaba más que azorada por el recuerdo ¿Qué habría hecho él en sus sueños para que a su compañera le costara encontrar las palabras?
- No podía quitarte el Horrocrux - continuó, queriendo cambiar de tema. - Tuve que emplear un conjuro seleccionador para removerlo. ¡Lo siento tanto Harry, te he dejado una marca horrible!
Y con eso la joven se largó a llorar a mares.
Harry se apartó la camiseta empapada de sudor y se miró. Tenía una quemadura en forma de óvalo sobre su piel, en el lugar exacto donde estaba su corazón, donde el relicario solía estar..
-¿Dónde está el Horrocrux?-
- En mi bolso - gimoteó Hermione- Creo que ninguno de los dos deberíamos usarlo, al menos por un tiempo..
Harry acarició los cabellos desordenados de la bruja tratando de darle consuelo.
Su vida había sido signada por las cicatrices: primero una en su frente, enlazada al peor de los recuerdos y ahora ésta otra se cernía como una sombra sobre su corazón como un mal presagio.
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