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Por suerte era domingo, y Joel seguía en mi casa ya que ayer tampoco se fue, ya me lo había tirado tres veces en estos últimos dos días, y me sentía tan bien, lo único malo de todo esto era que no le podíamos decir nada a nadie, porque empezarían a hablar mal de nosotros, aunque a mí no me importa lo que lleguen a hablar, a él le podría llegar a afectar por su trabajo y no lo aceptaría nadie.

Cenamos y después vimos la tele abrazados. En ese momento me sentí en las nubes, los brazos tonificados de Joel encajaban a la perfección con el resto de su cuerpo, era el hombre más sexy que había conocido y podría pasar todos los días así con él.

A mitad de película empezamos a besarnos lento, pero a los pocos segundos la intensidad fue subiendo, llegando a una modalidad salvaje, me encataban sus labios y tener su lengua invadiendo cada espacio de mi boca, pedía tenerlo más y más, los besos continuaron recoriendo nuestros cuerpos hasta que lo hicimos una vez más, ahí mismo, en la sala, lo hicimos hasta que el cansancio nos llegó y el sueño nos ganó, quedándonos dormidos, juntos y abrazados por segunda vez.

Podría hacerlo todo el día todos los días, si es con él. Siento que cada vez me gusta más tenerlo conmigo, tenerlo dentro, me gusta entregarme a él, nunca había conocido a alguien que me complementara tanto, y eso me da miedo, me da miedo porque siento que todo podría terminar en un momento, y eso rompería por completo mi corazón, no me gustaría dejarlo ir.

Sin duda dormir con él era lo mejor, sentir el calor de su piel todas las noches, dormíamos como bebés. Me desperté y ya era de día, le di un rápido beso a Joel quien se despertó al instante y me correspondió con otro beso, con otro beso más profundo y apasionado, de esos que solo él sabe cómo dar. Desayunamos y como de nuevo ya era lunes nos fuimos a la Universidad. 

Por los pasillos mi querido profesor me veía sensualmente, y yo no podía evitar sonrojarme y solamente le sonreía. En un descanso que tuvimos entre clases, fui a verlo a su salón, pero ya que habían otros estudiantes fuera en el pasillo no quisimos arriesgar y mejor nos fuimos hacia un baño donde sabemos que casi nunca entra nadie, me acorraló contra la pared y nos besamos, seguido que nos bajamos el pantalón y la ropa interior para luego cargarme y sentarme en el lavabo.

Nuevamente tuvimos relaciones, a diferencia de las veces anteriores, Joel dejó su lado rudo y apareció el lado tierno y delicado que tanto amo y disfruto, con profundas, pero suaves embestidas, nuevamente me hizo suyo y seguimos así, entre besos y caricias lo estábamos difrutando mucho hasta que llegamos al punto donde ambos nos corrimos, él se vino dentro de mí y yo en mi abdomen, sea como sea, en el escritorio, en la cama, en el sofá e incluso en los lavabos, cada vez que estoy con él es un sueño del cuál nunca quisiera despertar.

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—Gabbb.

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