Salí de mi piso de estudiante como todas las mañanas y me dirigí hacia la Universidad. Ese día sólo tenía clase de informática, así que no llevaba mucho peso en mi espalda, lo cuál para mí era muy bueno, es más, ese era mi día favorito de la semana. Después de unos minutos de caminar, llegué al salón correspondiente, abrí la puerta y al entrar y no vi a nadie, lo que me extrañó mucho en ese momento. Claro, hasta que me di cuenta de que había olvidado que había una manifestación de estudiantes y por esa razón todos habían faltado.

—Pasé a la clase y vi al profesor Joel Pimentel, quien me saludó de manera cordial y muy sonriente. 

—Compermiso, profe, buenos días. —hablé nervioso.

—Hola Er, buenos días, vamos, pasa adelante que al parecer eres el único.

—Sí, eso parece. —en ese momento me sonrojé, más porque el profesor estaba guapísimo, se veía tan increíblemente sexy con esa barba de tres días.

¡No! Yo sabía que él tenía novia, y no estaba nada bien entrometerse en eso. ¡Pero era algo inevitable, siempre pensé que ese hombre estaba tan delicioso!

En eso él notó que estaba sonrojado y aunque me dieron ganas de esconderme por pena, él me vió con esos ojos castaños tan bonitos, con esa mirada que derrite a cualquiera.

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—Gabbb.