8
Octavo capítulo.
26 de septiembre de 2018.
—Bambi, levántate. —Una mano fuerte me tomó del brazo y me tiró de la cama, mi trasero chocó con el piso.
—¡Ay! —Chillé. Alcé mi cabeza e hice una mueca viendo a Bradly.
—Sh —comenzó a susurrarme—. Cállate. Son las dos de la mañana, todos están dormidos y si sigues chillando como mula no podré hablarte de lo que descubrí.
Asentí levemente sin defenderme ante sus palabras, estaba aturdida y adormilada. Puse las manos en el suelo y me impulsé, Bradly me sujetó del brazo levantándome.
La terrible escena del cuerpo inundó mi mente. En verdad alguien había muerto y no sólo alguien, una de las mucamas de la casa, específicamente la que cuidaba a Charlotthe, y yo estaba siendo cómplice de eso. Me sentía terrible pero también sentía que era necesario, todo este asunto estaba quitándome cosas de mi personalidad, me arrancaba cosas de mi misma, cosas que a las que nunca renunciaría como mi sentido de lo que era correcto.
Pero cuando presenciaba algo de este nuevo mundo sentía como si algo cambiara en mí, era como si lo que yo era muriera por un momento.
Seguí a Bradly por el pasillo del segundo piso y bajamos por las escaleras, atravesamos el lobby hacia la cocina y salimos hacia el patio posterior de la casa, uno de los sitios favoritos de Char.
Pasamos la puerta corrediza quitándole el seguro rápidamente. El frío de la noche me golpeó con brusquedad haciéndome temblar, llevaba unos jeans de mezclilla con una blusa delgada manga larga y no había logrado ponerme algún tipo de zapatos por el misterio de Bradly para traerme a aquí, así que mi atuendo no era el mejor como para andar en el frío exterior.
—¿Me trajiste a la parte trasera de mi casa para...? — Al final creí que Bradly tenía algo de razón; sabía que podía matarme, pero le creía cuando decía que no lo haría. Era el comienzo de una bonita amistad.
—Para decirte que el vampiro que manipuló a Fernick era muy fuerte, estuve horas trabajando en su cerebro y no obtuve nada. Y, como sé qué preguntarás; si, estoy ayudándote y no, no te diré por qué lo hago.
Bufé, ahora sí quería respuestas y las quería ahora, había sido muy paciente con todo este tema, pero mi cumpleaños era algo inminente y lo que pasaría luego de él lo sería también si no decidía qué hacer.
—Eres tan irritante.
—Sé que piensas que soy guapo. —Mis mejillas tomaron un color rojizo, podía sentirlo en el calor de mis mejillas.
—Y vanidoso —contesté sin más— ¿Seguro que no eres gay?
Bradly se mordió los labios y elevó una de sus cejas con picardía.
—Ese es un estereotipo estúpido Bambi y no, no soy gay, pero he de admitir que despiertos pensamientos sucios en ambos sexos. —Rodé los ojos. En el fondo, muy en el fondo este sujeto me agradaba.
—Bueno, esa es información que no me interesaba. Volviendo a lo importante, entonces, estamos fuera de mi casa en una temporada de frío en Beret, yo muriendo de hipotermia sólo para que me dijeras que no hallaste nada.
—Eres una maldita chiquilla desagradecida —el rubio estaba molesto, se notaba, pero de un momento a otro estaba feliz—. Te traje afuera porque necesitaba explicarte que si vas hacia el bosque cerca de aquí encontrarás lo que quedaron de los huesos de la chica, con el tiempo desaparecerán, pero era importante que lo supieras.
—Bradly ¡Maldición! —Se me había helado la sangre cuando hablamos del cadáver. Mi empleado había matado a alguien, y yo sin chistear había sido cómplice de un demonio egocéntrico sólo por la leve sospecha de una compulsión. ¿Pero qué pasaba conmigo?
—¿Maldición qué? —refutó hastiado—. No podías decirle a la policía, te creerían loca y te meterían a la cárcel, y entonces yo estaría obligado a sacarte y mis métodos no son nada aceptables en tu diminuta cabecita. —Hablaba muy rápido y con un tono de voz de obviedad tratando de decirme indirectamente que era idiota.
—¿Y eso por qué te importa? —Nos estábamos gritando por medio de susurros, por más extraño que sonara.
—Ya te dije que no te diré—Gruñó como un perro pequeño. Los ojos claros de Bradly penetraban mi mirada en un absurdo duelo de quién tenía la razón en nuestra pequeña disputa.
—Bien —Giré los ojos apretando un poco más mis brazos contra mi pecho, tratando de contener algo de calor— ¿Dónde está Fernick? —Mi pregunta era más bien un: ¿Dónde dejaste a Fernick? Bradly suspiró y puso sus manos alrededor de su cuello estirándose.
El viento y el rocío de la oscura noche se hacía presente por todas partes, mis piernas temblaban y mi boca se sentía seca, trataba de simular que no tenía frío, pero los pequeños temblores de mi cuerpo me delataban, al menos no estaba en ropa de noche, por el contrario me había quedado dormida con lo que tenía el día anterior.
—Está dormido, en su habitación. No he podido lograr que olvidara lo que había pasado así que...—Bradly dio una sonrisa leve y se quedó en silencio unos segundos—Ups.
—¿Ups? ¿Ups qué? —Le pregunté confundida por su silencio en un susurro reclamante.
—Ups ya sé qué fue lo que pasó Evangelinne. —Mi cerebro arrojó una maldición, suspirando giré; Fernick estaba tras nosotros con un atuendo de pijama suelto con camisón y pantalones blancos junto unos zapatos cómodos. Su cabello estaba un tanto revuelto y en su rostro tenía una expresión seria. Ya no tenía esa mirada pérdida que a la vez expresaba desosiego, si no que ahora tenía una mirada tenaz y sobria.
—¡Pero qué hiciste! ¿Qué no sabes hacer nada bien? —Le reclamé a Bradly alzando la voz.
—Mira cómo me hablas Bambi—hizo un puchero que casi podría ser tierno— y yo que sólo quiero ser tu amigo. —El tono de burla era obvio en su frase, hizo su carcajada característica, tan pícara e inoportuna.
Apreté mis puños con rabia y con los brazos cruzados en mi pecho refunfuñé. Comenzaba a exaltarme.
—No es para tanto, mira, resulta que mi compulsión con él funcionó cuando lo mandé a su recámara, pero de una u otra manera se hizo inmune a eliminar el recuerdo de cuando lo hice y bueno, una cosa llevó a la otra así que así no quisiera ya sabe qué soy. —Alzó sus hombros restándole importancia al asunto.
—¿Y no pensaste en hacer nada para arreglar esto? —Señalé a un Fernick que tenía un rostro irritado.
—Mira dulzura, no soy tu maldita secretaria, hice lo que pude y me metí en esto sólo por la curiosidad de ver si te habían descuartizado. Y ahora acabo de revelar este mundo a un humano que está furioso porque un vampiro le obligó a matar a su novia y no sabe quién fue. —Fernick se acercó unos cuantos pasos hasta quedar frente a mí, su tez morena se veía bastante bien con la escaza luz que teníamos proveniente de algunos faroles del exterior.
—Me iré y descubriré quién lo hizo señorita Eva y ahora necesito que comprenda el hecho de que, por favor, no le diga a nadie lo que sucedió. Usted sabe bien que no fue mi culpa. —Parecía una súplica lo que decía Fernick, pero su rostro se mostraba como una línea recta, con una sola dirección, frío y apacible.
—Descuida, no lo diré. —Le di una empática sonrisa de boca cerrada, ahora mismo me estaba viendo envuelta en una cantidad de pensamientos y de circunstancias que no sabía si deseaba, y por eso entendía lo que sentía Fernick.
—Si, que lindos, compañeros de crimen todos. Pero hay un detalle, Fernick no se puede ir de aquí. —Giramos a ver a Bradly al tiempo.
—¿Qué? —Preguntó Fernick.
—Sí, no te puedes ir y la respuesta del por qué es lógica. Tienes que ayudar a Bambi a que se invente una excusa o alguna historia para justificar que Tess no esté aquí. ¿O qué crees que va a creer la madre de Eva? Si, dos de mis empleados se fueron porque sí. La mujer no es idiota, eso te lo aseguro.
Había olvidado totalmente un detalle crucial ¿de dónde se conocían Bradly y mi madre? Porque resultaba que Bradly la conocía porque ella estaba inmersa en un mundo oscuro por alguien que quiso secuestrarla al igual que a mí.
Tenía que solucionar esto antes de que volviera de viaje.
—Tiene un punto Fernick. Mira sé que esto no fue tu culpa y que nadie pidió lo que está sucediendo, especialmente tú. Pero cometiste ciertas acciones y no puedes esperar que yo me quede a resolverlo todo sólo por estar en el fuego cruzado. —Estaba siendo tan injusta, pero necesitaba que se quedara a mi lado, no era una buena mentirosa y sin él me sería imposible ocultarle a mi madre lo que había pasado. Pero aún no entendía algo, así que pregunté:
—¿Por qué no decirle a mi madre? Después de todo ella ya sabe todo esto.
—Ahora estoy totalmente seguro de que te queda muy bien el apodo de Bambi porque eres igual de tonta que él cuando se metió al pastizal —los insultos de Bradly eran tan directos, pero no lo suficiente como para hacer que me sintiera enojada—. Si le dices a tu madre lo que pasó ella va a entrar en pánico porque hay un vampiro que disfruta hacer sufrir a las personas a tu alrededor. ¿Crees que fue una coincidencia que fuera Fernick con todo lo que está pasando? Claro que no.
—¿Cómo sabes que lo disfruta? —Replicó Fernick con un rostro consternado.
—Porque conozco a los vampiros como yo, somos la misma monstruosidad y sé que esto es obra de alguien que buscaba divertirse y en el proceso fastidiar a Eva.
—¿¡Mate a mi novia por diversión!? —Gritó histéricamente Fernick, dejándome en una sola pieza.
—Cálmate... Es...—No sabía qué decir, era realmente enfermizo todo lo que estaba pasando y no tenía ninguna respuesta a lo que él pudiera querer escuchar.
—Fernick primero, cállate que vas a despertar a todo el país. Segundo, si te quedas aquí buscaremos a quien te hizo esto y te prometo que yo mismo le sacaré el corazón.
El pecho del hombre subía y bajaba súbitamente alterado y su respiración se notaba que le era difícil. Pasaron un par de minutos, todo estaba en total silencio. El frío que sentía en mi cuerpo desapareció víctima de todas estas sensaciones, hasta que Fernick Habló.
—De acuerdo, me quedo. —El tono de su voz era calmado, como si toda la ira de hace un momento hubiera desaparecido. —Pero les pido que no me digan dónde quedaron... Pues...
—¿Los huesitos de Tess? —miré terriblemente mal a Bradly—No hay lío, no te lo diremos.
—¿Puedes dejar de ser una mierda un minuto? —Le pregunté exaltada.
—Mmm, no. Fernick ¿Puedes irte por favor? Necesito hablar con Bambi.
—No te obedezco. Pero bien, les dejaré solos —suspiró—. Señorita Eva la buscaré más tarde para hablar con usted, siento que sea a esta hora, pero necesito decirle algo también.
¿Después de todo esto le preocupaba la hora? Fernick era algo peculiar.
—Si, si, Bambi es señorita popularidad, puedes retirarte.
Fernick frunció el ceño y se fue al interior de la casa apretando sus puños como una clara señal de enojo hacia Bradly. Yo también estaría furiosa, pero en este momento no me convenía sacar lo peor de Bradly porque no sabía de qué era capaz y necesitaba información.
—Debes tener cuidado —Bradly alzó su vista verificando que no estuviera nadie cerca. Por primera vez no usaba su tono burlesco, podía decirse que hablaba en serio. —, No sé si seamos amigos, como tú dices, nos hemos visto escazas veces, pero de una forma muy literal de alguna u otra manera dependo de ti. ¿Está bien? Por favor, cuídate.
No entendía. ¿Depender de mí?
—¿Por qué te preocupas de la nada por mí? —Mi confusión era bastante notoria, me había ayudado con dudas y lo atribuí a que corría peligro leyendo aquellos textos en la biblioteca, pero no entendía el trasfondo del por qué. Decía que me debía algo, pero la pregunta era qué
—No es de la nada te lo aseguro, solo...—apretó sus labios—. Cuídate y no pierdas de vista a Fernick. No pude acceder completamente a su mente hoy, pero estoy seguro que algo en él se pudrió cuando vio morir a Tess.
—Es lo lógico —sentí pena por él—. Asesinó a su novia siendo obligado por un monstruo, es entendible. —Bradly soltó un par de carcajadas agrias.
—Tú no conoces lo que es un verdadero monstruo. Y hablo en serio, algo en él cambió.
Por alguna razón confiaba en Bradly, le sentía como una persona de confianza y si él lo decía bueno, de alguna manera debía ser cierto.
—En todo caso y cambiando un poco el tema, me tomé la molestia de agendarme en tus contactos del teléfono en caso de una eventualidad, si puede decírsele así al inminente riesgo de morir.
—Si, en caso de que otro de mis empleados mate a alguien te aviso. —Ambos reímos por lo bajo.
—Nos vemos luego Eva. —Una corriente de viento pasó por mi cuerpo agudizando un poco más el hecho de que la noche era muy fría. Antes de que pudiera decir algo Bradly había desaparecido.
Entré a la casa de la manera más silenciosa que pude, no había nadie a la vista por lo que con cuidado y casi poniendo mis pies en puntitas me dirigí a mi habitación. Sabía que Fernick necesitaba hablar conmigo luego del loco asunto, pero seguramente ya se habría ido a dormir con todo esto.
Llegué a mi cuarto, cerré la puerta tras de mí y me recosté en la puerta. Solté un largo e intenso suspiro, todo se me estaba saliendo de las manos. Encendí el interruptor que estaba al lado de la puerta en la pared para ver mejor y mi corazón se aceleró.
Fernick estaba sentado en la silla de mi escritorio, mirándome de manera fija e inexpresiva, muy similar a la que tenía cuando asesinó a Tess, pero su mirada no estaba lo suficientemente vacía como para creer que había enloquecido.
Por un momento me relajé.
—Señorita Eva, lamento haber entrado así, pero necesito hablarle. —No pronuncié palabra alguna, me limité a darle una pequeña sonrisa. Siempre yo con mis buenas ideas, encerrarme con un asesino.
—De acuerdo —le hablaba en voz baja para no despertar a nadie—. Por favor deja de decirme señorita Eva, se podría decir que ahora tenemos un contacto aceptable porque compartimos un secreto sucio. —Hice una broma tratando de alivianar el ambiente.
—Nuestro secreto sucio es que asesiné a mi novia. —Concretó seco.
—Si...—le hablé arrepentida, qué idiota era—Lo siento.
—Yo también —Se hizo un silencio que era tan incómodo y denso como el mismísimo hielo. —. Venía a darle las gracias, de alguna manera su amigo me ayudó a calmarme luego de lo que...—carraspeó su garganta— Lo que hice.
—Bien, no hay problema. Si necesitas hablar con alguien aquí estoy. ¿Sabes? Se me ocurrió algo, estoy un tanto nerviosa al manejar por el accidente... —Mentí, sólo quería que cambiara de trabajo, le creía que no quiso hacerlo, pero no quería que estuviera con mi familia en casa. —Si gustas puedes manejar mi auto para que te distraigas. Claro, si quieres seguir trabajando aquí, si no, podemos aclarar juntos el asunto de Tess y podrás irte.
—Quiero seguir aquí. ¿Sabes? —el moreno me hablaba con más confianza y me gustaba—Tu siempre le pareciste muy amable a Tess, todas aquí son amables con el servicio, pero tú siempre has sido amistosa. Creo que Tess y tu habrían podido ser buenas amigas. —Se me hizo un nudo en el estómago.
—Me habría encantado conocer más a Tess. —Respondí sincera. Era cierto, yo era muy amable con las personas del servicio, pero nunca me había interesado en entablar relaciones personales con ellos.
—Seguro que sí —me dio una sonrisa leve—. Me siento como un monstruo. —Su voz tembló quebrándose por toda la culpa que notaba que tenía.
—Todos tenemos oscuridad dentro de nosotros, no fue tu culpa. Alguien te hizo exteriorizar lo peor de ti y encontraremos quién fue. —Asintió y se levantó de la silla.
Abrí la puerta para dejarlo salir, necesitaba dormir un poco más. El hombre que parecía de descendencia latina y quizá un par de años mayor que yo, se detuvo por un momento en el marco de la puerta y me miró.
—¿Sabes algo? Encontraré quién fue y en ese momento dejaré que mi oscuridad salga nuevamente. —Sentí algo de miedo, estaba confesándome que volvería a matar.
—¿Y cómo sería eso?
—Le haré lo mismo que me hizo hacerle a Tess. Lo apuñalaré hasta que deje de gritar, a diferencia que, con esa cosa lo haré lentamente. —No pude decir nada, no me dio tiempo, siguió caminando y cerró la puerta de mi habitación lenta y silenciosamente.
Era un hecho, yo, Evangelinne Royald tenía una especialidad para crear monstruos. ¿Hasta dónde llegaría con esto?
26 de septiembre de 2018.
Golpeaba el volante de mi auto al ritmo de Smile de Avril Lavigne a la vez que estaba dirigiéndome a la universidad. Fernick me había pedido algo de tiempo en la mañana antes de ser mi chofer y entendía su duelo.
Estaba emocionada, tenía clase de mitología y habían cancelado mis otras clases de la tarde por lo que podría dedicarme a investigar la pregunta del millón ¿cuál espeluznante vampiro fue el que obligó a Fernick a matar a Tess? Y, por supuesto, averiguaría por mi lado quién era el sujeto que se suponía dependía de mí, más bien, de mi sangre. Mi madre había dicho que era alguien muy convincente, pues bien, yo soy una mujer muy tenaz así que veríamos quién podía más.
Suspiré con un poco de alivio, en unos cuantos días tendría un precioso fin de semana para mí misma, uno en donde podría sumergirme en un fantástico spa de lodo y todo tipo de fragancias que se supondría deberían ser desagradables, pero que para mí no lo eran. Y lo más importante, un par de días en los que no pensaría en todo este desequilibrado asunto y en donde podría reírme con Lizzie y Charlotthe.
Iba con diez minutos antes de las siete y ya estaba pasando las inmensas puertas de mi universidad. Sin mayor problema aparqué mi auto y me bajé junto con mi bolso. Usualmente Beret tenía un clima un poco lúgubre y tedioso, debido a que si bien hacía sol también hacía mucho frío y había mucha humedad, pero en este día no era así, el cielo estaba despejado y no se podía percibir ni una sola nube en el firmamento, la luz del sol se colaba por las bellísimas edificaciones a nivel arquitectónico de mi universidad.
Caminé hacia el interior del campus y me dirigí hacia mi clase, rápidamente tomé asiento en las filas de enfrente, en el centro, tratando de alejarme del sol.
—¡Buenos días a todos! —Exclamó el profesor Conell con una enérgica voz dejando su folder sobre el escritorio del docente y posicionándose justo frente a mí.
—Buen día. —Respondimos al unísono.
—He de decir que sus trabajos me parecieron excepcionales, todos muy completos y bien argumentados, dignos de esta universidad —nos dio dos aplausos secos—. Pero como saben, excepcionales no son perfectos así que tengan en cuenta eso para su próximo trabajo.
»Dicho eso comencemos con la clase —concretó —. No es difícil creer que un historiador es un ente que divaga por bibliotecas a amplias horas de la noche y se inmiscuye en asuntos que no debe, pero ustedes, al ser el futuro de lo cierto en nuestra historia deben comprender su labor. ¿A qué quiero referirme? Llegará un día, quizá no hoy ni en dos años, pero llegará un momento en donde la oscura naturaleza de lo místico nos consumirá. —Tragué duro, el profesor Conell me miraba fijamente, claramente no hablaba sobre mi asunto sobrenatural, pero se sentía como si fuera así. Me sentía indefensa ¿Y si la oscuridad finalmente me consumía? Después de todo ya había matado a Tess.
—Y quizá todos seamos secuestrados por alienígenas. —Dijo en modo de burla algún sujeto al fondo del salón.
—Si, también es una posibilidad. —Soltó una risa el profesor.
La clase transcurrió con total normalidad, vimos el excedente de lo que quedaba de la mitología europea y pasaríamos a ver la mitología americana, enfocada en Beret y sus alrededores, para eso había sido el trabajo, para darnos un abrebocas.
El reloj que estaba sobre el tablero apuntó la hora de finalización de la clase y todo el mundo procedió a tomar sus cosas. Me sentía muy nerviosa, de alguna forma había logrado mantenerme tranquila con la muerte de Tess, pero el pensamiento de que Fernick o que cualquier persona podría ser manipulada para matar a mi familia me aterraba.
Estaba harta, harta de no tomar decisiones y de saber la información a medias. Estaba cansada de las estúpidas conclusiones a las que llegaba mi cerebro por tener poco conocimiento de todo lo que estaba sucediendo, debí ser más inteligente, debí planear mejor las preguntas que le hice a Bradly aquella vez de la torre del campanario. Fui tan estúpida.
—Señorita Royald. —Me detuve en seco antes de salir por la puerta, mis otros compañeros seguían saliendo.
—¿Si, señor? —El profesor me pidió que me acercara con un ademán en su dedo índice.
—Debo hablar con usted ¿Puede esperar? — Asentí, el profesor se quedó sentado en la silla ojeando unos papeles. No era estúpida, quería que nos quedáramos solos, y si bien el profesor Conell no lucía como alguien especialmente peligroso no conocía su fuerza, y mucho menos sus intenciones.
Sin que se diera cuenta saqué una navaja que llevaba en mi bolsillo trasero, nunca había sido de esas extremistas, pero con todo lo que había pasado había resuelto llevar algo que me protegiera.
—Verás Evangelinne —se levantó de la silla y se acercó a mí, desenvainé la navaja detrás de mi espalda, tragué duro—. He de ser sincero, todos los trabajos eran buenos, excelentes la verdad. Hubo quizá un par mejor que el tuyo.
—¿Me pidió quedarme para decirme que hubo mejores trabajos que el mío? —Estaba irritada, y en mi voz se notaba.
—No, te pedí quedarte porque fuiste la única con un tema tan... Siniestro, como lo son los demonios o bueno, vampiros. Quería preguntar ¿Por qué?
Porque estaba destinada a alimentar a uno de ellos, podía negarme, claro, pero sabía que ese ser moriría por mi ¿Por qué me preocuparía alguien que no conozco? Diariamente muere gente en la guerra y sigo con mi vida como si nada sucediese, porque seamos sinceros, a nadie le interesa nadie que no sea su familia o si mismo. Pero ¿Por qué con él era diferente? La mediocre información rellena de mentiras de mi madre no era suficiente y mi cerebro que bloqueaba los recuerdos de ese ser en mi vida tampoco servía.
—¿Evangelinne? —Regresé en mí, me había quedado viendo a la nada mientras pensaba.
—Uh, si. Lo elegí porque es algo muy típico pero que tiene una fuerte raíz en Beret, no es nada loco, es más, con todo el fenómeno de los vampiros en las jóvenes y adolescentes entender por qué lo escribí era muy lógico.
—Lo era, pero es que tú no eres como las otras jóvenes y adolescentes, ¿No es así?
Se me heló la sangre.
—¿Por qué no habría de serlo?
—Porque eres una mujer brillante ¿Por qué más sería? —Solté un pequeño pero satisfactorio suspiro de tranquilidad
—Gracias por el cumplido. ¿Es todo lo que necesita? —El hombre de mi misma estatura me miró con sospecha.
—Por ahora sí, puedes retirarte. —Le di una sonrisa de boca cerrada y envainé la navaja nuevamente, luego la introduje en mi bolsillo y me dirigí a la salida.
Ese momento había sido tan intenso, tan tensionante, mi actitud errática era digna de una paranoica y mi desconfianza era característica de alguien que hubiese sufrido un trauma. ¡Pero claro que tenía un trauma! Mi empleado había matado a su novia y luego me había confesado que volvería a matar.
—Hey. —Giré sobre mi eje, y alcé mi vista, tras de mí estaba mister guapísimo.
—Hey. —Respondí tratando de no darle mucha relevancia, pero la realidad era otra. Al verle allí de pie, vestido con una camisa manga larga vino tinto y pantalones negros que se asentaban en las partes adecuadas, decidí al fin qué hacer con todo este asunto. Me enamoraría de él, sería sencillo. El sujeto estaba exquisito. ¿En qué momento había caído tan bajo en mi situación sexual como para tratarlo como comida?
—Hace un tiempo que no te veía. ¿Cómo está tu trasero?
—Que poco caballeroso preguntarle eso a alguien —reí—. Está bien, gracias por preocuparte por mi trasero.
—Un placer. Estaba pensando que si quizá un día...—Se mordió el labio, lucía bastante seguro, su actitud no era realmente la de un hombre sin fe en sí mismo, pero por alguna razón yo lo ponía nervioso, y eso me gustaba.
—¿Si un día quisiera salir contigo? —completé.
—Si, exactamente. —Los nervios habían desaparecido, tenía su actitud segura nuevamente y me miraba hacia abajo debido a que era en exceso más alto que yo.
—Bien. ¿Cómo es tu nombre?
—Salem ¿El tuyo Evangelinne, no es así? —Asentí con tranquilidad.
—Que sencillo fue todo esto.
—¿Disculpa? —Preguntó riendo.
—Bueno, no elaboraste un plan siniestro luego de las escazas veces que nos hemos visto para invitarme a salir. —Alcé mis hombros.
—¿Te parezco siniestro? —Preguntó con un tono más serio que el de que suponía era su voz normal.
—Hmm—Lo detallé de arriba abajo tratando de parecer algún tipo de escáner—. No. —Respondí sin más. —Soltó un par de risas.
—Bueno, entonces sí fue fácil salir contigo.
Abrí mis labios como señal de indignación.
—No. No me refiero a que fueras fácil simplemente...— Los gestos de su rostro expresaban que sabía que lo que dijo sonaba mal.
—Si, entendí lo que quisiste decir, creíste que sería más difícil. Y tal vez lo sea. —Sonreí coqueta moviendo mi cabello castaño.
—¿De qué manera sería más difícil? —Su voz ahora era pícara, con un toque sensual, en otro contexto uno más... Sexual, me le habría lanzado encima.
Estaba peor que Lizzie.
—Pues...—dije desvariando, tratando de pensar en algo—¡Vamos piensa! Me regañé, chasqueé mi lengua.
»Averigua dónde vivo, te espero en la noche, a las siete. Te aseguro que será bastante difícil, la seguridad sobre mi hogar es realmente exigente.
—¿Sabías que acabas de darme una excelente pista?
Me quede en silencio.
—Nos vemos, Salem. —Le di una sonrisa y me alejé hacia los parqueaderos, donde estaba mi auto.
¿Quién iba a creer que en ese momento mi vida se destruiría para siempre?
HOLAAAA, las extrañé muchooooo, esto se pone cada vez mejorr4r, no creen?
Nos leemos el viernes, recuerden votar y comentar
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top