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Ya había pasado una hora y Jungkook estaba tan inmerso tomando varias fotografías hasta que su cámara se encontró con una vista totalmente preciosa que le pareció irreal.
Debajo de un grande y robusto árbol, estaba un chico muy hermoso, de piel canela, vestido con ropa holgada de colores pálidos y el cabello del mismo color de los cerezos, leyendo muy cómodamente un libro de tapa color cielo con letras moradas, pero de caligrafía difícil de entender.
Sentirse embelesado era poco, aquel joven atrajo la atención del azabache de una manera impresionante, por lo que sin meditarlo mucho decidió probar suerte.
Se acercó con lentitud, sin querer incomodarle o asustarlo, pues es lo que menos quería.
—Hola—saludó el menor y el de cabello rosa le devolvió la mirada pues no había nadie más a su alrededor, así que era obvio que aquel lindo chico le estaba hablando a él y como buena persona, nunca se comportaría de manera descortés.
—Hola—devolvió el saludo y notó como el contrario se mordía el labio como no sabiendo que más decirle, así que decidió romper aquella tensión—. ¿Sucede algo? Tal vez este es tu lugar y querías venir a sentarte, pero estoy aquí ocupándolo—habló y solo recibió una negación de aquel azabache que le veía desde una considerable altura por el hecho de que estaba de pie y él en el césped.
—Lo siento, debo parecerte un idiota... Lo cierto es que me llamaste la atención—se sinceró y Taehyung abrió los ojos como platos—. Y por eso quise conversar contigo, pero eres tan bonito que no pude evitar quedarme sin las palabras que había meditado hace segundos atrás.
Taehyung soltó una risita, conmovido por la dulzura del chico, por el hecho de que le hablaba informalmente apenas conocerse-aunque eso realmente no le importaba- y de ser tan sincero para regalarle algunos cumplidos.
—Eres un encanto, ¿pero no te enseñaron que para hablar con alguien que acabas de conocer hay que hacerlo de manera formal? —cuestionó con una sonrisa de lado que provocó que el menor se ruborizara pues era totalmente cierto y le podía hacer ver como un irrespetuoso frente a aquel chico.
—Lo lamento mucho—hizo una reverencia y quiso escapar de no ser porque el chico lo tomó de la pierna, pues no se había levantado.
—Espera, no te dije que te fueras solo te estaba molestando, aunque en realidad no me importa lo de las formalidades—aclaró y el menor le devolvió la mirada, dubitativo—. Vamos, tuviste el coraje para hablarme así que siéntate, no me haría mal un poco de compañía después de todo.
El chico le hizo caso y se sentó a su lado, sobre aquella manta que yacía en aquel verde césped. Lo cierto era que sintió todo en cámara lenta mientras se torturaba mentalmente por no saber que más hacer.
—Soy Taehyung, un gusto—extendió su mano libre pues en la otra tenía aquel libro que había visto que estaba leyendo.
—Jungkook—murmuró y tomó la mano, observando como encajaban tan bien.
—Bueno Jungkook, como no me esperaba tener a alguien con quien compartir durante la tarde, no tengo mucho que ofrecerte, pero creo que sí nos alcanza—comentó animado luego de soltarse del menor y disponerse a rebuscar en su bolso—. Tengo galletas de coco y una botella de té de limón, pero como no me gusta tomar directamente desde la botella, te dejaré la mitad y yo usaré mi vaso, ¿de acuerdo? —preguntó con los ojitos brillando y el azabache asintió varias veces complacido por el amable gesto ya que a su estómago no le faltaba poco para que comenzará a rugir.
—Muchas gracias, hyung—mencionó lo último un poco indeciso, pero le pareció lo correcto, sin embargo, eso llamó la atención del pelirosa.
—Mmm... Me llamaste hyung, pero no sabes mi edad, así que me tomaré el atrevimiento de preguntarte la tuya porque la verdad es que yo creo que tenemos la misma edad—anunció deteniendo sus movimientos a espera de una respuesta.
—Tengo veintitrés años.
—Vaya, entonces sí soy tu hyung, Jungkook—dijo felizmente por la nueva información—. Yo tengo veinticinco.
—Entonces sí no usaré formalidades como tal, ¿puedo llamarlo por el hyung?
—Claro, yo seré tu hyung, Jungkookie—afirmó con orgullo y el menor se emocionó por como pronunció su nombre así que con el mismo valor le respondió—. Será un gusto, TaeTae hyung.
El mayor asintió con algo cálido en su pecho mientras le ofrecía aquellas golosinas al azabache que le dedicaba toda su atención.
Después de aquello no les fue difícil comenzar una plática llena de trivialidades, donde aprovecharon conociéndose un poco más, comiendo animadamente - pues al menor le cayó como anillo al dedo ya que habían pasado horas desde su última comida por lo que fue un gusto llenar un poco su estómago hasta que fuera la hora de la cena- y riendo, mientras una delicada lluvia de pétalos de cerezos caía a su alrededor en armonía con el resto de gente que paseaba cerca de ellos.
Hasta que Jungkook por inercia dirigió su mirada al libro de tapa azul que había estado leyendo el pelirosa.
—Hyung... ¿Qué estaba leyendo? —señaló el libro qué yacía a un lado, el susodicho se avergonzó un poco pero rápidamente carraspeó quitándose los nervios pues sentía que el menor no se burlaría de él, porque le inspiraba mucha confianza como nadie había hecho desde hace tiempo.
—Ehhh... Es una historia de amor, ¿con un poco de fantasía? —mencionó dudoso porque no sabía cómo describirla—. Sí, podría decir que es de fantasía pues trata de demonios y ángeles.
—Interesante—musitó con honestidad abriendo su boca en una "o" que causó gracia a su acompañante—. ¿Puede contarme de qué va? Los detalles...
Sí, luego de esa reacción supo que el azabache le escucharía con atención, así como Jimin hacía cuando le contaba sobre un nuevo libro que estuviera leyendo, y eso innegablemente le hizo sentir bien, demasiado bien.
—Pues trata de un ángel que se siente que no encaja con los suyos porque prefiere la oscuridad antes que la luz, sin embargo, en su vida aparece un demonio que le demostrará lo bonito que puede ser su entorno y que por supuesto deje de creer que es raro solo por ser diferente.
—Wow, me parece genial. Y supongo ambos se enamoran, ya que es una historia de amor—afirmó y Taehyung asintió emocionado—. Exactamente es cómo dices, aunque tiene una explicación detrás y un poco de drama, pero eso prefiero guardármelo pues no soy de dar spoilers.
—Hyung, no seas así—fingió indignación—. Yo quería saber más.
—No, no, no, Jungkookie. No spoilers.
—Ay, está bien, pero me quedaré con las ganas—Taehyung sonrió solo con sus labios y luego se acercó peligrosamente al menor que sintió el corazón en la garganta—. Cuando lo termine de leer, prometo prestártelo—le susurró en el oído—. Así que tranquilo, no tendrás que esperar mucho porque ya casi acabo.
El de piel más clara, tragó duro y sintió cómo el pelirosa le devolvía su espacio personal.
También sintiendo la ilusión de que el mayor hiciera referencia a un próximo encuentro más que sea para entregarle el libro que tanto le llamó la atención.
—De acuerdo, Hyung.
—Bien—le guiñó un ojo y su móvil vibró en su bolsillo, lo sacó y vio la alarma que había puesto—. Oh, ya debo irme Kookie, tengo que ir a hacer unas cosas antes de que se me haga más tarde.
Y sí, la tarde ya se estaba yendo para dar paso a la noche, pero se sentían tan cómodos el uno con el otro que ni cuenta se habían dado.
—Claro hyung, no hay problema—se levantó al igual que su acompañante que se dispuso a recoger todo para poder irse de aquel parque. Él muy amablemente le ayudó y Taehyung agradeció con un suave movimiento de cabeza.
—Gracias por acompañarme esta tarde, en serio fue muy agradable no estar solo disfrutando de un paisaje que sin duda se debe apreciar estando junto a alguien—comentó haciendo un ademán donde señalaba su entorno rodeado por la majestuosidad de los árboles de cerezo—. Lo disfruté un montón.
—Yo igual, hyung... Y por eso quiero que antes de que se vaya me dé su número—dijo sacando su móvil y entregándolo al pelirosado que no dudó en tomarlo—. Para no perder el contacto.
—Claro que sí, te me adelantaste—musitó—. Si no me lo pedías tú, lo haría yo—tecleó su número de contacto, registrándose en el móvil contrario. Se lo devolvió y Jungkook sonrió con los labios sintiendo desaparecer el nerviosismo que se había instalado por un momento pero que había disimulado tan bien, aunque eso decepcionó un poco al contrario pues quería volver a ver su sonrisita de conejito. Así que, sin resistirse, luego de que este lo guardara en su chaqueta, llevó sus manos hasta el rostro del azabache, posándolas con suavidad en sus mejillas mientras este lo observaba entre atónito, confundido y emocionado.
—Antes de irme, muéstrame esa tierna sonrisa, ¿sí? —batió sus largas pestañas y un puchero apareció en sus labios, causando que al azabache le temblaran las piernas porque una vez más durante esa tarde comprobaba lo cautivador que podía ser su hyung y que con el más mínimo gesto podría hacer que cualquier persona le quisiera bajar las estrellas a sus pies.
Tímidamente hizo lo que le pidió y el mayor suspiró con satisfacción, alejándose nuevamente para despedirse con una mano pues en la contraria llevaba su bolso.
—Adiós Jungkookie, estaremos conversando hasta una próxima vez—el azabache le devolvió el gesto, Taehyung mostró su sonrisa cuadrada y con una gracia sutil desapareció entre los pétalos de las flores de cerezo que combinaban con su cabello.
—Hasta luego, hyung...
El azabache sintió sus latidos regularse pues había perdido la noción de cuantas veces se había acelerado por cualquier cosa o gesto por parte del chico que acababa de conocer.
Y con una suave sonrisa, volvió a tomar su cámara para ver la última foto que su lente había capturado.
Taehyung tan etéreo rodeado entre la belleza de los cerezos era una imagen digna de imprimir y llevar a todos lados.
Y con el ánimo por los cielos, se retiró del lugar con el anhelo de seguir conociendo más a fondo a aquel joven de cabellos rosados que sin esperarlo le regaló la mejor tarde de su vida.
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Nota: La historia de la que habla Tae si existe, y es un fic de mi autoría que se encuentra en wattpad con el nombre de Nyctophilia, espero puedan leerlo.
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