73. Cherry

Septiembre 2018

Estaba comenzando a odiar la primavera. Y a los lapachos rosa que a veces se parecían demasiado a los árboles de cerezo. El parque frente a la cafetería de Nino estaba lleno de ellos y me veía obligada a verlos cada vez que pasaba por ahí de camino a clases o iba al café.

No había nada que pudiera hacer. Desde que Sakura y yo habíamos terminado definitivamente, Niki y Mona no me dejaron ni un momento sola. Incluso Mari estaba cerca de vez en cuando. Aunque ninguna habló más del tema luego del día del Mundial. Sabía que evitaban hacerlo delante de mí.

Cuando salí del backstage, todas estaban allí esperándome. De no haber estado en mi silla, creo que me habría derrumbado allí mismo, bajo el peso de mis propias palabras. Las chicas no me preguntaron qué había pasado o por qué no podía dejar de llorar. Sin decir ni una palabra, Leo tomó mi silla y nos fuimos. Ni siquiera recordaba el momento en que Mari dijo que se quedaría a ver el resto del show.

Pero sí recordaba bien -demasiado bien- el rostro descompuesto de Sakuras. Las lágrimas que no intentaba detener, como si no se diera cuenta de ellas.

Y, aún así, ella había ganado el tercer lugar.

Lo supe por las redes sociales de Lauti, nadie vino a decírmelo.

Los días siguientes fueron extraños. Leo les hizo saber a nuestros hermanos lo que había pasado y, por ende, Lauti se lo dijo a Gustavo. Todos se comportaban como si tuvieran miedo de herirme. Tenían cuidado de no nombrar a Sakura o cualquier cosa que pudiera recordarme a ella.

Me consentían en todo y eran demasiado cuidadosos, como si tuvieran miedo de romperme.

Se sentía como cuando habíamos tenido el accidente. A cuando me desperté en el hospital y, con voz trémula tuvieron que decirme que mamá y mis amigos habían muerto. A las miradas lastimeras que me dieron después de escuchar el diagnóstico médico.

Los odiaba un poco por eso.

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