Agosto 2018

Cuando Cherry me dejó, solamente pude quedarme clavada en aquel lugar, en medio de todos los bailarines que descansaban, se preparaban y esperaban saber los resultados.

Gustavo fue el primero en notar que algo andaba mal.

―Sakura. Sakura, respondeme ―lo escuché decir, sacudiéndose un poco. No lo sentí acercarse, pero él estaba frente a mí, sujetándome los hombros y buscando mi mirada―. Sakura, ¿estás bien? ¿Qué pasó?

No entendí por qué estaba tan asustado hasta que él llevó una mano a mi mejilla y las sentí húmedas.

―¿Qué está pasando? ―escuché decir a mi madre―. ¿Qué te hizo esa chica? Sakura, por el amor de Dios, respondeme.

―Estoy bien ―dije, porque eso era lo que querían escuchar.

Estaba bien porque ya todo había terminado. Estaba bien porque no era mi culpa. Estaba bien porque no se me permitía estar mal.

En ese momento, el presentador dijo que anunciaría a los ganadores que pasarían a la siguiente ronda.

Gus se negó a moverse. Dijo que yo no estaba en condiciones de subir a escenario, de seguir participando. No entendía por qué decía eso si yo estaba bien. Me sentía bien, ligera; como si me hubieran sacado un peso de encima, algo de dentro.

―Estoy bien ―repetí―. Hay que seguir. 

Me odian, lo sé. Así que dejaré este espacio para que se descarguen (? *inserte insultos a la escritora aquí*