Agosto 2018

No fue hasta que la vi, allí, bailando sobre el escenario como si fuera una princesa o una diosa con aquel vestido que parecía hecho de pétalos de flores, que lo comprendí todo.

No soporté quedarme a ver toda la presentación.

Ignoré cuando mis amigos trataron de detenerme y me dirigí hacia los bastidores. Si me siguieron, no lo supe hasta más tarde. Rodar a los bastidores fue un camino lento y difícil con aquella maldita silla y, para cuando llegué allí, los bailarines ya estaban allí. Ella estaba allí.

Al igual que sus padres. Su madre fue la primera en verme y vino hacia mí, seguramente queriendo echarme lejos de su hija. Pero, antes de que dijera cualquier cosa, Sakura se interpuso en su camino.

―Solo... solo dame cinco minutos ―le rogó y yo no podía entender cómo su madre podía negarle algo cuando ponía esa expresión―. He sido buena, por favor dame unos minutos. Solo eso te pido.

―Cinco minutos y cuidado de cómo te comportas ―aceptó su madre, pero no se alejó mucho de nosotras.

Sakura esperó a que su madre estuviera a una distancia prudencial antes de volverse hacia mí. Y, Dios, ella se veía tan hermosa en ese momento. Llevaba un diminuto vestido rosa palo con brillantes flores de cerezos bordadas en él y combinaban con la peineta que adornaba su oscuro cabello recogido. Ella resaltaba por sobre todas las otras bailarinas que vestían los tradicionales rojo y negro.

―No... no esperaba verte acá ―tartamudeó. Era extraño verla tan insegura.

―Te prometí ir a tu próxima competencia.

―Cierto. Cherry...

―Escuchá, Sakura ―la interrumpí. Me odié por eso, me odié por lo que iba a decir―. Quiero terminar con esto. Definitivamente.

―¿Qué?

Me odio. Me odio. Me odio. Ella te odiará. Haz que te odie.

―Tenías razón, merecemos algo mejor que esto ―continué, esquivando su mirada dolida―. Yo merezco a alguien que no sienta vergüenza o culpa cuando está conmigo. Y vos merecés el oro y la gloria y a alguien que te haga brillar, alguien de tu mismo nivel.

―Cherry, no...

No me mires así por favor. No me lo hagas más difícil.

―Entendé esto, Sakura. No termino con vos por tu familia o tu indecisión. No es tu culpa. Simplemente no quiero esto. Si va a ser así, no te quiero.