55 - Cherry
Abril 2018
Sakura y yo despedimos a los chicos y luego ella les avisó a sus padres que "una amiga" se quedaría a dormir.
Ya de vuelta en su cuarto, la cosa se puso un poco incómoda. Su cama con dosel era enorme así que no parecía haber necesidad de que yo durmiera en otro lado. Con lo delgada que era ella y lo pequeña que era yo, entrabamos sin problema.
Sakura me ofreció un piyama por si quería cambiarme. Tuvo que hacer un esfuerzo por no escandalizarse cuando le dije que podía dormir con la ropa que traía puesta: un jean y una remera de mangas cortas. Al final, accedí a que al menos me quitaría el jean; después de todo, la remera era tan larga que me quedaba como un camisón.
Sakura desapareció un momento en el baño... Un baño para un cuarto de invitados. Qué elegancia la de Francia.
Aproveché que ella estaba allí para sacarme las zapatillas y el pantalón. Y, ya de paso, tirarme en la cama. ¡Por todas las pelotas del mundo! ¿Cómo podía ser tan mullido un colchón? Casi creí que me tragaría cuando me dejé caer en él.
—¿Estás bien? —preguntó Sakura, saliendo del baño preocupada. Solo entonces caí en cuenta que había pegado un gritito.
—Tu cama casi me come, pero sí —respondí, rebotando un poco para ubicarme en un lado de la cama.
Sin poder contener la risa, Sakura se acercó y se sentó en el otro lado, no sin antes acomodar la gran cantidad de almohadones que había en la cabecera. Quitó con cuidado el peluche de koala estaba entre ellos y puso todo en un canasto que había a los pies de la cama. ¿Para qué necesitaba tantos almohadones una persona?
Quizás para darle tiempo a otra persona de apreciar su piyama. Porque yo hice eso.
Sakura se había puesto un short con bolados y una camisa abotonada como la que se veían en las películas de seda azul oscuro con detalles de estrellitas. Con que la gente sí se compraba ropa para dormir. Yo solo estaba agradecida de haberme puesto uno de mis mejores calzones antes de venir.
Sakura se metió en la cama. Rodé para estar de lado y entonces su rostro quedó muy cerca del mío. Sus oscuros ojos mirándome con curiosidad.
—Cherry, ¿te puedo preguntar algo? —murmuró y me llegó su aliento con olor a menta.
—Aham.
—¿Por qué usás peluca?
Era cierto, nunca me lo había preguntado y yo nunca se lo dije. En ese momento también me di cuenta de que estaba por dormir con ella. Mis dedos fueron mecánicamente hacia las hebras sintéticas.
—Niki me dijo que te comentó sobre el accidente que tuve hace unos años —respondí.
Sakura asintió.
—En ese accidente también me quemé en varias partes —continué, alzando una manga de la remera para mostrarle una gran cicatriz que me había quedo en el hombro—. Acá, la espalda y en esta parte de la cabeza —agregué señalando los lugares donde tuvieron que injertarme piel—. Me quedó una cicatriz fea y un espacio donde no me crece el pelo. Intenté encontrar una manera de taparlo, pero es difícil. Así que mis hermanos me regalaron esta peluca. Fue una clase de broma, ellos siempre me dijeron que parecía un tomate cherry. Pero creo que le tomé cariño a esta cosa.
Sakura estiró una mano y la posó detrás de mi oreja.
—¿No se arruinará si dormís con ella? —peguntó.
—Tenés razón... Pero, ¿te importaría apagar la luz antes? —conteste.
Sakura lo hizo. Se dio vuelta y apagó la lámpara que tenía sobre la mesita de noche. Cuando la habitación estuvo completamente a oscuras, me quité la peluca y la dejé sobre el posa-brazos de mi silla.
—Sabés que todo este misticismo, solo me está dando más curiosidad, ¿no? —dijo ella, pellizcando mi brazo.
—¿No sabés que la curiosidad es peligrosa? —contesté, devolviendo ataque. Lo que pronto se convirtió en una guerra de pellizcos y cosquillas.
Y nuestras risas resonaron en la oscura habitación hasta que los besos las acallaron. Hasta que dejamos de ser dos chicas torpes e inseguras y solo fuimos nosotras.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top