49. Cherry
Febrero 2018
Uno, dos, tres, cuatro, cinco... Una pausa.
Miré al Dr. Graham y él asintió con una sonrisa alentadora.
Seis, siete, ocho... Pude escuchar como aguantaban la respiración. ¿Desde cuándo el silencio era tan atronador?
Nueve, diez. Después de diez ya dejé de contar.
Me concentré en la sensación de la alfombra acolchonada bajo mis zapatillas, las que Sakura me había regalado. En el tic-tac de las muletas a cada lado y la sensación en mis manos. En la tensión de mis músculos. Flexionar, estirar, presionar y volver a empezar.
Un último paso.
Mis dos piernas se sostuvieron sobre el suelo. Sentía que la piel me hormigueaba y las manos me sudaban un poco alrededor de las muletas. Estaba de pie. Varios segundos pasaron y, cuando supe que no me caería como un poste, levanté la cabeza y miré a todos.
Bueno, el "todos" en este momento eran solo el Doc y Lautaro en una más de mis sesiones de quinesiología. Los dos estallaron en exclamaciones de aliento, mi hermano incluso aplaudió. Lautaro le dirigió al Doc una mirada tan cargada de admiración y agradecimiento que me enterneció. ¿Cómo podía enojarme con él por amar tanto a alguien?
Entonces Lauti amagó con venir a donde estaba yo, en el otro extremo de la sala.
—Esperá. Ahí voy yo —le dije y comencé a caminar de nuevo.
Caminar de nuevo...
Flexionar, estirar, presionar y volver a empezar.
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