43 - Cherry

Enero 2018

—Entonces ¿esta será nuestra primera cita oficial? —preguntó Sakura.

—La primera cita oficial —repetí con un asentimiento.

—¿En un partido de vóley? —dijo algo dubitativa, mirando a nuestro alrededor.

Efectivamente estábamos en un partido de vóley profesional. Los dos equipos -River Plate de Buenos Aires y UPCN de San Juan- se estaban preparando en la cancha para comenzar cuando encontramos un lugar en la base de las tribunas*. Un momento después sonó el silbato y el partido comenzó, jalándome a montones de sentimientos nostálgicos.

—Se me ocurrió que te gustaría saber un poco de mí. Bueno, esto es lo que soy: vóley. Al menos en un setenta por ciento— dije, sin poder evitar mirar los movimientos de los jugadores con cierta añoranza antes de volverme a Sakura. Ella en verdad estaba muy linda hoy, llevaba puesto un vestido de verano de tiras sobre una remera de mangas cortas, lo que le daba un aspecto algo infantil. Se veía como una muñeca—. Por su puesto, si querés, la próxima vez iremos a ver tango. Se me había ocurrido que podríamos ir a diferentes lugares y hacer cosas que nos gusten... No sé si a vos...

—Me encanta la idea. Aunque yo... Yo no sabría. El tango es lo único que tengo —respondió ella con una sonrisa tímida volviendo su mirada a la cancha—. Pero me gustaría... Quiero conocer todo de vos y que me enseñes... Por ejemplo, ¿podrías explicarme las reglas de este juego? No soy buena en Ed. Física.

No pude evitar soltar una carcajada ante aquello. Mierda, ella era tan adorable.

—Ok. Para empezar, un partido suele durar dos set. Gana un set el primer equipo que llegue a veinticinco puntos o tenga dos puntos más que el otro. Si empatan, se juega un tercer set —comencé a explicarle por sobre el ruido de la pelota golpeando el suelo de madera, el chirrido de las zapatillas de los jugadores y los vitoreo de los espectadores.

—¿Por qué hay uno con una camiseta distinta? —preguntó ella, cuando le estaba explicando cada posición y el equipo de San Juan llevaba la delantera.

—Es el líbero, el defensor principal. Usa una camisa distinta porque está todo el tiempo entrando y saliendo de la cancha —le expliqué, mirando al líbero de River—. Esa era mi posición.

—¿Porque eres bajita como ellos?

—En parte sí y en parte porque nunca me quedaba quiera —dije con una sonrisa y entonces vi que el armador de San Juan haría un saque—. ¡Oh! Mirá a ese que va a sacar. Escuché que vino de Japón y todos dicen que sus saques son bestiales.

En verdad los rumores habían sido ciertos. Cuando el chico, porque en verdad era muy joven, golpeo la pelota en medio de un salto, esta voló como disparada con una bazuca hasta golpear la cancha contraria con un gran bam.

—Creo que quiero su autógrafo —dijo Sakura, mirándolo embobada. Hubiera querido ponerme celosa, pero era imposible cuando yo había pensado lo mismo.

Después de eso, el partido siguió entre charlas tribales, más explicaciones y hasta algunos gritos. Cuando terminó con una victoria del equipo de San Juan, Sakura y yo nos armamos de valor para ir a pedirle un autógrafo a ese armador.

Fue difícil llegar hasta los jugadores con la bendita silla, pero cuando obtuvimos nuestros autógrafos y un par de selfies no pudimos evitar sonreír orgullosas de nuestra pequeña victoria.

En el momento en que Sakura se volvió hacia mí con una sonrisa brillando en su rostro, sentí que volvía a ser la yo de antes del accidente y que, a la vez, era alguien completamente distinta. Me sentí viva otra vez.

*Tribunas: gradas.

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