CAPÍTULO 40


SUN

No tardamos en llegar a la casa de Mark la cual ya conocía de antemano por el pequeño accidente que había sufrido semanas atrás antes de que todo este problema con Nicolae sucediera y me viera obligada a irme tras Drogo. Aún me parecía demasiado impactante el ver a mi amigo de la infancia como alguien no humano teniendo en cuenta que lo conocía desde siempre y no hubo nada que me hiciera sospechar de él. Además de que la transformación no sería desde hace demasiado tiempo porque los vampiros no envejecían.

Mark estaba atendiendo a nuestra abuela con gran celeridad intentando estabilizarla. Según él ella había entrado en shock porque había perdido demasiada sangre. Eso añadido a su edad hacía que todo fuera más complicado.

Mi madre no había dicho una sola palabra desde que pisamos la casa de Mark. Seguía mirando por la ventana con los brazos cruzados como si esperara que algo sucediera. Hyemi y yo estábamos sentadas con las manos entrelazadas intentando acallar nuestros temblores y, por desgracia, nuestros temores.

No quería pensar en lo peor pero tampoco podía pensar en algo positivo viendo el estado en el que ella se encontraba. No podíamos permitir comenzar una batalla así sin ella, sin sus consejos y su presencia. Me negaba a planear una vida sin ella, sin que se metiera con Drogo cuando hacía alguna tontería o sin su protección.

Ninguno de los presentes estábamos preparados para una pérdida así.

Y como si notara que algo sucedía, Drogo me mandó un mensaje, pero me negué si quiera a cogerlo. No podía apenas mantener los ojos abiertos; me escocían de tanto llorar y la garganta me dolía de gritar el nombre de aquella mujer que estaba sobre la camilla.

-No puedo aun ni siquiera pensar en nada concreto ahora mismo. Estoy rabiosa, triste, desconcertada...Siento que no soy yo misma, que algo extraño pasa dentro de mí. estoy tan enfadada contigo por ocultarme quienes eran los Bartholy, tan triste por la abuela, tan jodidamente cabreada por el cabrón de mi marido y tan desconcertada de que existan criaturas no humanas y que, precisamente, yo sea una de ellos. Y ahora mi abuela se está muriendo por culpa de tu maldito cuñado.

Me levanté de mi asiento ante aquellas palabras de Hyemi. Sabía el estado tan horrible que se sentía, pero no podía acusar a Nicolae así porque no era culpa suya sino de esa bruja que quería acabar con nosotras. Ella no pensaba con claridad, pero no estaba dispuesta a aguantar esas sucias palabras por muy mal que ella se sintiera así que decidí ir a donde estaba Mark para preguntar por mi abuela Lele.

No me hizo falta hablar, él sabía que estaba tras de él:

-No voy a mentirte Sun, ella no está bien. No sé si podré ser capaz de estabilizarla del todo.

-Tienes que poder Mark, no puede ser que ella muera, me niego-Le dije totalmente convencida. Pero él no pudo decirme una palabra de aliento tan solo una mueca triste llena de compasión. La miraba como si intentara memorizar sus rasgos de memoria; mi corazón sabía que era algo que debía de hacer ahora y eso no me gustaba.

-Sabes que haría cualquier cosa por ti y por tu familia; haré todo lo que esté en mi mano para salvarla, pero lo único que puedo hacer por ella es la conversión. Puedo convertirla en vampira, pero creo que esa no sería una buena solución para ella porque es una decisión que ella misma debe de tomar. Además, que una conversión en una bruja es extremadamente complicada, mucho más que si fuera humana.

Aquello me hizo que pensar, pero rechacé su oferta casi inmediatamente. Cuando el abuelo murió, mi abuela lo pasó realmente mal y a pesar del tiempo, no lo superó nunca, sino que se adaptó lo mejor que pudo a una vida sin él. Sería el peor de los castigos no hacerla descansar y que el recuerdo de ambos la persiguiera por siempre por eso pedí a todas las fuerzas de la naturaleza que la ayudaran y que, si no había nada que hacer, que la liberaran de su vida.

Miré a Mark y le dije:

-Si ella tiene que salvarse, ayúdala, pero si ella tiene que vivir con secuelas, déjala marchar.

Una exclamación se escuchó tras de mí. Hyemi me empujó violentamente tirándome al suelo. Sus ojos castaños llameaban con furia siendo yo el blanco de toda su ira. Su mente no estaba clara y no comprendía la gravedad de la situación. Su estado de shock no era bueno porque no la harían tomar buenas decisiones.

- ¡Cómo te atreves a tomar una decisión tú sola de esa forma sin consultar a nadie! -Me gritaba mientras me señalaba. El aura que la rodeaba comenzaba a chisporrotear y eso no era buena señal porque no sabría manejar la magia si comenzaba a brotar de sus manos. tenía que calmarse de alguna forma.

Mark intervino.

-Hyemi, debes de comprender que no podemos hacer nada más por ella. Yo estoy poniendo la medicina de su parte, pero es la naturaleza la que tiene que aceptarla, la que verdaderamente salvará o no a vuestra abuela. Creedme que esto es también muy duro para mí porque para mí fue parte de mi familia. Ella me hizo querer ser mejor y ayudar a los demás. Ella es una inspiración para todos y ojalá el día en que me vaya de este mundo estuviera rodeado de personas que me amaran tanto.

Mi madre se despegó de la ventana caminando en silencio hasta nosotras. Tomó a mi hermana y la abrazó con fuerza haciendo que ella llorase por fin y se liberara lentamente de aquello que tanto la estaba oprimiendo.

-Debes de llorar hija mía, eso no es malo, nos ayuda a soltar lentamente el dolor. Es una cura para el corazón y aunque no lo creas, nos hace más humanos y más fuertes. Es cierto que no somos cien por cien humanas, pero eso no nos hace ser unos monstruos así que deja de pensar que eres algo así. No tengo poderes, pero soy tu madre y sé perfectamente como piensas y cómo eres, aunque te haya separado de mí durante casi toda tu vida. Ambas lo sois todo para mí y sé que pase lo que pase, vuestra abuela ha vivido una buena vida y os ha visto convertiros en su mayor orgullo. Ahora es hora de afrontar la realidad que nos venga, sea buena o mala. 

Tras unos minutos en sus brazos, ella se separó de mi madre y se fue un poco lejos para intentar calmarse. Fue entonces cuando se escuchó una voz tras de mí.

-Es hora de partir al mundo de los sueños, al lugar de donde todos provenimos y que todos tenemos un billete de ida y vuelta. Ha llegado mi tren queridas y es hora de deciros hasta pronto.

Al darme la vuelta, mi abuela Lele nos miraba con una gran sonrisa, esa sonrisa que dice "todo está bien, estoy en paz y lista para irme sin mirar atrás"

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