CAPÍTULO 22
PETER
Mientras que estaba en la cocina ocupándome de hacer un buen desayuno para Hyemi y Sun, Drogo se marchó bien temprano porque, según él, debía de ocuparse de unas cosas importantes. Cuando me interesé un poco básicamente me respondió: Tengo que hacerme perdonar, hermano.
En seguida supe que el motivo de su marcha era Sun. Él se sentía culpable de cómo había hecho las cosas y quería enmendarlo; solamente esperaba que esos dos aprendieran la lección y comenzaran a entenderse mejor.
En cuanto a Nicolae, le había dejado en la cama completamente dormido. Por su aspecto no creía que se levantara hasta por lo mínimo dentro de tres horas.
El aspecto que tenía no era muy bueno, pero era mejor que el que tenía cuando lo encontramos anoche. Pero a pesar de todo, no se me quitaba de la cabeza la explicación de Sun con respecto a ese demonio.
Sabíamos mucho de criaturas no humana o semihumanas, pero nunca supimos que existían los demonios. Era increíble cómo, a pesar de haber vivido tantos años, aún se me escapaban demasiadas cosas.
Cuando todo lo tenía listo para empezar a poner la mesa, un ruido me hizo sobresaltar, como si algo hubiera caído al suelo. La preocupación comenzó a subir por mi espalda y mis pies me hicieron correr a toda velocidad hasta el comedor. Cuando llegué, una escena grotesca me sacudió por completo; Sun estaba en el suelo con una herida terrible en el cuello y Hyemi estaba en el suelo. Por su aspecto, aún no había sido atacada, pero por la posición amenazante de Nicolae, le faltaba poco para saltar a su cuello.
Cuando se percató de mi presencia, él se giró en mi dirección. No tenía camiseta y el tatuaje que tenía en su cuerpo parecía brillar sobre su piel. Había vuelto esa criatura y estaba apoderándose de mi pobre hermano.
Su mirada era del color de la sangre y sus venas se marcaban alrededor de los ojos. Parecía estar haciendo un esfuerzo sobrehumano intentando no perder la poca cordura que tenía en su interior.
Antes de poder acercarme, él se fue corriendo por la puerta y yo no pude ir tras él; estaba solo y tenía que atenderlas a ambas. Pensé en llamar a Drogo, pero no tenía tiempo que perder. Tenía que ver la herida de Sun antes de poder ver a Hyemi pero no podía dejarla ahí por lo que opté a subirla a su cuarto.
Me apresuré a tomar el botiquín del baño a toda prisa para así curar a Sun. Temía que las heridas fueran demasiado profundas y que no tuviera salvación, pero haría todo lo que estaba en mi mano para hacer que se pusiera bien.
Ella estaba acostada en la misma posición que la dejé, no se había movido un solo milímetro. El aspecto tan pálido de ella me asustaba mucho y al acercar mis dedos a su pulso, me di cuenta que era demasiado lento y pesado.
No tenía mucho tiempo, la sangre seguía brotando con fuerza de la herida abierta.La vida de ella se escapaba entre mis dedos; apenas tenía un hilo de vida. Tomé la aguja y comencé a coser con mi pulso tembloroso; me costaba un mundo concentrarme en salvarle la vida cuando la sangre manaba por todas mis manos. mi instinto de vampiro golpeaba mis sienes y aunque intentaba reprimirlo, era un sentimiento que siempre albergaría en mi alma.
El tiempo transcurría demasiado lento para mí, aunque poco a poco la herida se iba cerrando y dejaba de salir sangre. Mis instintos se habían disparado y los huesos de mi cuerpo crujían ante el esfuerzo al intentar no atacar a Sun.
Cuando por fin terminé de coserla, tomé la venda y la envolví lo mejor que pude desinfectando la zona previamente. No hubo un leve movimiento o quejido; Sun se encontraba en un estado tan lejano que no había sentido ni las puntadas de la aguja o el escozor del alcohol en su piel lacerada. Tampoco había señal de Drogo, que tendría que haber vuelto hace ya bastante tiempo.
Un golpe en la puerta principal me hizo ponerme de pie instintivamente. Estaba completamente fuera de mí, con las pulsaciones disparadas y la necesidad de salir corriendo para gastar mi energía. Cuando Drogo entró a la biblioteca y vio a Sun en el sofá completamente ensangrentada, dejó caer la bolsa que llevaba entre las manos. La rabia se apoderó de él pensando que yo había tenido algo que ver, pero en seguida comencé a explicarle:
-Drogo por favor escúchame, ha sido Nicolae, ¡Cálmate joder, no he sido yo!
-Es difícil creerte mientras tienes los colmillos fuera y Sun tiene una herida abierta en el cuello, dime ahora mismo dónde está Nicolae ¡Exijo saberlo ahora!
-No he podido ir tras él; Sun está herida y Hyemi está inconsciente en su cuarto.
Drogo se llevó las manos a las sienes con una actitud muy preocupada. Me pidió que atendiera a Hyemi en su lugar para quedarse con Sun y cuidarla.
No dudé en marcharme; Sun estaba en buenas manos y yo tenía a alguien más de quien cuidar.
DROGO
La veía tan pálida que tenía el alma rota en dos. La necesidad de tomar a Nicolae y ajustar cuentas era tan violenta que sacudía mi cuerpo en forma de espasmos. La miraba descansar y parecía haber recuperado un poco de color así que al menos aparentemente, estaba fuera de peligro.El asunto de Nicolae se nos estaba yendo de las manos y la vida de nosotros comenzaba a peligrar; si no hacíamos algo pronto, mucha gente podría ser asesinada por mi hermano sin que él tuviera consciencia de ello y conociendo a Nicolae, no soportaría vivir con el peso de la culpa.
Me quedé al lado de Sun hasta que despertase. Miré mi teléfono móvil con la vana esperanza de encontrar un mensaje de Nicolae, pero no había nada. Ni siquiera sabía si volvería o de hacerlo cuando lo haría.
Suspiré pesadamente mientras acariciaba el cabello de Sun rememorando el día en el que nos mudamos juntos. Comenzamos una vida en nuestro propio hogar y desde aquel día me comencé a sentir más humano. La promesa de encontrar a ese duende de los deseos aún no se había disipado de mi mente; deseaba que pudiera concederme la capacidad de tener un hijo con ella y así formar una familia.
Pero primeramente debíamos de resolver el problema del demonio que se había pegado a Nicolae y las razones que lo llevaron a invocarlo. Debíamos de volver a Busan en cuanto Sun se recuperase para frenar cuando antes el mal que había entre las paredes de la mansión. Y lo más complicado de todo era no decirle nada a Hyemi o que no descubriera la verdad sobre todos nosotros y ella misma.
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