El Encuentro
"Solo mira a un hombre a los ojos. Está todo ahí. Todo el mundo lleva puesta su hambre y su obsesión. Solo hay que ser honestos sobre a dónde puedes llegar"
Sakura corría velozmente por la aldea mientras el cabello castaño de su disfraz se ondeaba en el aire. A través de la máscara blanca observó a la aldea que estaba en extraña calma y tranquilidad. Al parecer nadie había percibido la intención asesina.
De repente se detuvo y observó a la Torre Hokage donde todo parecía muy normal. ¿Acaso nadie había sentido la intención asesina? Podría comprender que la sintieran pero no supieran de quién era. Pero ni siquiera haberlo percibido era muy extraño.
El anbu miró la luna como si pudiera darle alguna clase de respuesta. El clon que había dejado con su equipo no trajo novedades por lo tanto, Sakura avanzó hacia la zona donde estaría este chakra maligno.
Una vez fuera de la aldea, la kunoichi caminó lentamente por el bosque cada vez acercándose más la lugar. Sus ojos marrones escanearon los árboles con rapidez y fue allí que sintió la llamarada de chakra.
– Eres muy peculiar, Sakura – habló una voz gruesa
– ¿Quién eres? – preguntó la kunoichi
– Sabes muy bien quién soy – replicó la voz cada vez más sonora – supongo que la cuarta guerra no fue lo suficientemente horrorosa para ti – sentenció haciendo congelar a Sakura en su lugar
– ¿Qué quieres..., Madara? – preguntó Sakura intentando despejar una oleada de sentimientos
– Sabes, le pedí a Obito que te preguntara amablemente si quisieras unirte a nosotros – respondió Madara mirándola intensamente mientras mostraba su intimidante presencia
– No estoy interesada – cortó
– Realmente no comprendo la magnitud de tu poder residiendo en un cuerpo tan joven – habló como si nada
Sakura observó al ninja en cuestión. En este tiempo, Madara se veía joven y con vida, también conservaba su largo cabello ébano. Realmente era alguien a quien temer, pero estaba segura que Kaguya era peor.
De repente, Madara invocó su chakra en forma de lanza y se lanzó hacia la kunoichi, quién tomó una postura defensiva y cuando la lanza estuvo lo suficientemente cerca la absorbió en su mano derecha. El ninja al no tener su lanza, se quedó de pie frente a ella y la observó atentamente. Era una niña con habilidades muy interesantes.
– ¿Cómo sabes sobre la cuarta guerra? – preguntó Sakura
– Estuve allí y fui engañado por Zetsu Negro – respondió Madara sin emociones – además, sé que eres Sakura Haruno y tu disfraz no funcionará conmigo
– ¿Cuál es tu objetivo ahora? – cuestionó nuevamente tensándose
– No tengo un propósito – respondió Madara con extraña calma
– Espero que no pienses en destruir aldeas específicamente Konoha – señaló Sakura lo que provocó una gran carcajada de Madara que dejó a la kunoichi estupefacta
– Mis tiempos de venganzas han terminado, niña – aseguró Madara – te lo aseguro
– ¿Para qué liberaste tanto chakra entonces? – frunció el ceño
– Para hablar contigo – Madara la vio entrecerrar los ojos – sé lo que iba a pasar con el Clan Uchiha y estaba buscando una forma de detenerlo pero luego te vi, hiciste que la masacre no sucediera – sentenció para horror de Sakura
– Nadie debe saberlo, Madara-san – dijo Sakura – especialmente Obito
– El chico no sabe que estoy vivo, está un poco obsesionado contigo es verdad pero no sabe nada – respondió Madara
– Antes dijiste que lo mandaste a emboscarme
– Lo hizo por su cuenta – respondió nuevamente
La conversación no continuó pero Sakura no le quitó el ojo de encima. Por más que dijera varias cosas completamente inesperadas no era razón para confiar en él. Además, quedaba inconcluso el asunto de cómo fue que revivió en este tiempo por su cuenta.
– Ya debo marcharme – habló Madara dándole la espalda – sospecho que volveremos a vernos – y se esfumó en un espiral de chakra
Sakura volvió a su hogar asegurándose de que nadie la siguiera. Cuando llegó a su casa, la kunoichi deshizo el disfraz y se sentó en el sofá con la mente aturdida. Mordiéndose el labio inferior en nerviosismo contempló la posibilidad de los hechos que podrían ocurrir con Madara vivo en este tiempo. Si se contactaba con ella de nuevo, le haría otra clase de preguntas. Este encuentro había sido muy inesperado. Además del hecho que Obito estaba en busca de ella.
Al día siguiente, Sakura se preparó para su primera misión como chunin. La misión no era complicada, solamente había que escoltar a un señor hasta un pueblo cercano. El equipo Hayate no pasó ninguna clase de contratiempos y al finalizar volvieron a la aldea otorgándole un informe a Lord Hokage.
Luego del reporte, Sakura pasó la mayor parte del día haciendo compras. Realmente le hacía falta algunos utensillos y víveres. Quizás un poco de ropa pensó para sí misma. La kunoichi no era una persona que habitualmente saliera de compras pero necesitaba urgentemente una distracción luego del encuentro con Madara Uchiha. Todavía no podía descifrar los verdaderos motivos detrás del comportamiento del ninja. Se preguntó si realmente Madara podría no albergar deseos de venganza y odio. De repente chocó contra alguien.
– Sakura – habló Sasuke levantando una ceja
– Hola Sasuke – sonrió la kunoichi – disculpame, no te vi
– Hm – asintió y miró sus bolsas – ¿qué haces por aquí?
– Oh, acabo de volver de una misión – respondió Sakura – y decidí ir a comprar algunos víveres – rio nerviosamente
– Te acompaño a casa – sentenció Sasuke
– No hace falta, de verdad
Sin esperar, Sasuke tomó la mitad de las bolsas y comenzó a caminar. Sakura rodó los ojos, este chico nunca cambiaría. Sin embargo, Sakura observó el perfil de Sasuke. Seguía conservando el aspecto como en el pasado. Mirando el suelo, la kunoichi se preguntó si Orochimaru intentaría quitarle el cuerpo o mejor dicho, el Sharingan. Apretó los puños ante la posibilidad. Tendría que tomar más medidas para evitarlo o al menos, acabar con Orochimaru. La maldita serpiente siempre se escapaba de sus manos.
– Sakura – habló Sasuke deteniéndose en el camino y la kunoichi se dio la vuelta sorprendida – ¿qué sucede?
– Nada, ¿por qué? – preguntó Sakura recuperando la compostura
– Estás liberando intención asesina – respondió Sasuke un poco afectado
– Oh, lo siento – se disculpó Sakura – mi casa queda cerca, gracias por acompañarme, Sasuke – la kunoichi tomó las bolsas y se marchó a paso rápido
Sasuke observó como su amiga se marchaba con las bolsas. Jamás lo admitiría pero la intención asesina que percibió de ella le puso los pelos de punta y hasta comenzó a sudar de opresión. Sin más, Sasuke comenzó a caminar al Compuesto Uchiha y mientras tanto meditó cómo era posible que la intención asesina de una niña fuera tan potente.
– Sasuke, ¿andas perdido en tus pensamientos? – preguntó Itachi al verlo entrar en la cocina
– ¿La intención asesina de una persona es proporcional a su poder, Itachi? – cuestionó Sasuke ignorando su comentario
– Depende de qué poder estés hablando, pero generalmente sí – asintió su hermano mayor – ¿por qué preguntas?
– Hn – asintió Sasuke y luego reflexionó – Sakura tiene una intención asesina muy fuerte, Itachi, hizo que tuviera miedo por mi vida – continuó – ¿es ella tan poderosa?
– ¿Sakura dices? – se preguntó Itachi reflexivo – tendré que averiguarlo, hermano menor
– Hm
Sakura gruñó con enojo consigo misma. No debió haber liberado su intención asesina. Y encima frente a Sasuke, esto podría traerle problemas. Mejor dicho, atención no deseada. Maldito Madara. Maldito Orochimaru. Ellos eran los causantes de su estrés.
Como método para relajarse, Sakura se reunió con Mito para dominar el chakra de la misma. La kunoichi pelirroja la sometió a un extremo régimen de entrenamiento y meditación para dominar su chakra Uzumaki.
Al día siguiente, Sakura durmió durante todo el día. El entrenamiento de Mito fue agotador, había hecho más avances pero todavía le quedaba un largo camino por recorrer. El chakra de Mito era extremadamente volátil y controlarlo le llevaría bastante tiempo. La kunoichi se duchó en paz y para cuando salió del baño sintió una presencia en su hogar. Al instante, Sakura lanzó una oleada de kunai.
– Tranquilízate, ¿quieres? – dijo Madara tomando los kunai en el aire
– ¿Qué rayos haces aquí? – gruñó Sakura todavía en defensa
– Pensé que éramos aliados, Sakura – habló Madara tomando asiento en un sillón morado
– Jamás dije eso, Madara – respondió Sakura igualando su tono
– ¿No te das cuenta que somos los únicos que vienen del futuro? – cuestionó el poderoso ninja
– ¿A qué viene esto, Madara?
– Podríamos cambiar las cosas de una vez por todas... juntos – respondió Madara
– ¿Eso implica invasiones, venganza y utilizar la Luna? – preguntó Sakura con sarcasmo
– Lo que dices ya no tiene sentido para mi... fracasó una vez, fracasará por siempre – respondió Madara como si fuera obvio
– ¿Entonces qué ofreces?
– Puedo infiltrarme aquí en Konoha, y mientras esperamos el momento adecuado... podemos acabar con nuestros enemigos, Sakura – comentó Madara seriamente
– ¿Y cómo planeas infiltrarte en la aldea?
– Asumiré la identidad de algún Uchiha desaparecido en misión, ya tengo una historia armada – respondió el ninja
– ¿Implica matar a este ninja?
– No, tomaré la identidad de un ninja desaparecido en batalla y diré lo necesario
– Parece tener sentido – respondió Sakura luego de meditarlo
– Lo tiene
– ¿Quiénes son tus enemigos, Madara? – preguntó la kunoichi
– Akatsuki y la aldea del Sonido – respondió el ninja con calma
– Mm, pareces muy cooperativo. Eso no es propio de ti – comentó Sakura
– ¿Cuento contigo? – preguntó Madara casi amablemente
– ¿Cómo puedo confiar en ti? – replicó Sakura
– No tengo forma de demostrarlo ahora – admitió Madara – solo mi palabra
Aquello sonaba bastante creíble y a pesar de que Sakura recordaba al ninja como un loco maníaco, esto podría servirle para mantenerlo vigilado y conocer sus actuales habilidades.
– Está bien, Madara – asintió Sakura – confiaré en ti – y el susodicho sonrió
– Por cierto, esa toalla te queda un poco corta – se burló Madara para luego desaparecer en un remolino
Sakura se sonrojó profundamente y le arrojó un florero que obviamente chocó contra la pared, Madara era muy veloz desapareciendo. Frunció el ceño, era un maldito pervertido.
Las misiones del Equipo Hayate continuaron con bastante regularidad y Sakura casi no tenía tiempo para ver a sus amigos. Madara no volvió a presentarse y eso tranquilizó a la kunoichi. Durante las misiones, Sakura percibió que su sensei Hayate Gekko la mantenía vigilada. Siempre que buscaba un poco de soledad, Hayate estaba ahí para observarla incluso cuando creía que estaba escondido.
Al principio hicieron varias misiones de escolta y recuperación de objetos. Ahora, Lord Hokage les informó que irían a una misión en Sunagakure para colaborar en una situación de emergencia de la aldea. Al menos eso dijo Hayate luego de que el Hokage se reuniera a solas con él. Sakura sabía que había algo más detrás de eso pero no preguntó.
Aquello fue confirmado cuando Lord Hokage les informó unas horas antes de partir que se irían por cuatro meses a la misión asignada. Eso fue una sorpresa. Sakura pensó en sus amigos y apenas fueron liberados, se dirigió a despedirse de ellos.
– ¡Naruto! ¡Abre la puerta! – exclamó Sakura golpeando la puerta
– ¡Aquí estoy, Sakura-chan! – saludó Naruto acercándose a su departamento junto a Sasuke
– Allí están ustedes dos – sonrió la kunoichi
– ¿Qué sucede? – preguntó Sasuke
– Iré a una misión en Suna – respondió Sakura
– ¡Genial, dattebayo!
– Volveré en cuatro meses – continuó la kunoichi
– ¿Por qué tanto tiempo? – preguntó Sasuke
– Para colaborar con una situación de emergencia – los chicos quedaron en silencio – cuando vuelva quiero que sean más fuertes, ¿me escucharon? – dijo Sakura animadamente
– ¡Claro que sí, dattebayo!
– Hn
– No escucho que dices, Sasuke – dijo Sakura rodando los ojos
– Dije sí
– Está bien – sonrió
Sakura abrazó a sus dos amigos y les exigió que no pelearan en su ausencia. Ambos chicos observaron a Sakura marcharse con su mochila. Naruto extrañaría mucho a su amiga, era una buena persona y lo había hecho más fuerte. El rubio miró a su compañero. Sasuke continuaba observando el camino por donde Sakura se había marchado. El muchacho sabía que Sakura era un buen ninja, probablemente un prodigio por sus superiores habilidades. Pero había algo más allí, se parecía tanto a Itachi.
Desde que esa misión les fue asignada, Sakura sabía que se encontraría varias sorpresas y le preocupaba irse de Konoha por tanto tiempo. Todavía tenía enemigos rondando libremente por el mundo shinobi. ¿Acaso alguna vez dejaría de tener enemigos? Realmente no lo creía posible, pero al menos debía acabar con las principales amenazas que alguna vez arruinaron las vidas de sus amigos. Ella debía salvarlos, de alguna u otra manera lo haría. ¿Daría su vida a cambio? Claro que sí. Esta era su única oportunidad y esperanza.
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