Capítulo 5
Ya había pasado unos 6 días, la cosa era más complicada, la reina estaba tan feliz y estaba buscando sus vestidos de boda y de la mejor calidad, además que también iba a anunciarlo dentro de poco, Agnes estuvo como su perra guardiana todo el tiempo, pero al menos no iba tan seguido a la celda del Uzumaki.
Y hablando del pelirrojo con puntas negras, su cuerpo se estaba recuperando lentamente, aunque no podía escapar fácilmente, ya que otro problema es que la reina le colocaba bebidas que adormecían su cuerpo, así aprovechaba para besarlo o acariciarlo, aunque no llegaron a lo íntimo, la reina quería disfrutarlo en su noche de bodas, algo que el pelirrojo estaba agradecido.
Kenichi: Así que la varita de Louise está en la sala de las mosqueteras. – decía mientras comía un pedazo de pan.
René: Sí, una de las encargadas de limpiar la sala de las mosqueteras lo confirmó.
Kenichi: ¿Es de fiar?
Sigfried: Sí, nos ayudó después de la guerra y es de confianza.
Kenichi: Perfecto, ahora tengo que buscar una manera de salir de aquí, después del último escape, estoy seguro que aumentará la seguridad, pero como dicen, todo tiene un punto ciego.
René: ¿Qué tal durante un cambio de rondas nocturno? A pesar de que están bien entrenadas, suelen retrasarse un poco con ese tema.
Kenichi: Es perfecto, pero tiene que estar bien planificado. – ambos asienten.
Mathew: ¡Ya viene, tenemos que irnos! – el pelirrojo le pasa el pan a René y deja limpio todo.
René: Trata de aguantar un poco más. – sale corriendo.
Kenichi: ¡No prometo mucho! – se pone a hacer lagartijas, así es, incluso en prisión no iba a dejar de entrenar, al menos así se recuperaría más rápido.
Estuvo por unos minutos entrenando cuando en eso llega la reina con una sonrisa y unas vestimentas.
Henrietta: Mira Kenichi-san, estoy consiguiendo tu ropa para nuestra boda. – decía con alegría mientras que el Uzumaki la miraba con aburrimiento.
Kenichi: ¿Ahora?
Henrietta: Sí, es para nuestra boda de la próxima semana. – le muestra los diseños. - ¿Cuál te gusta más?
Kenichi: Sabes bien que tengo que bañarme, entrenar me deja sudado. – dijo con los brazos cruzados.
Henrietta: Oh, es verdad. – da unos aplausos y un par de mosqueteras llegan. – Llévenselo con la servidumbre y que lo limpien bien.
Kenichi: ¿Ah? ¿No era sólo para probarme la ropa?
Henrietta: Sí, pero aprovechando, vamos a comer juntos, como si fuera una cita. – el Uzumaki sólo rueda los ojos pero no quería que la amenazara con hacerle algo a Louise, Siesta o Tiffania.
Kenichi: Está bien, si eso es lo que quiere. / En serio, ya quiero largarme de aquí. – decía y pensaba lo último mientras era llevado a la fuerza.
Henrietta: Ni se le ocurran golpearlo o serán castigadas. – ambas mosqueteras se asustan y lo llevan con cuidado.
Durante el patio, era observado por los caballeros dragón jóvenes quienes se preguntaban.
¿A dónde se lo llevarán? – dijo uno de los amigos de René y fan del Uzumaki.
René: No lo sé, pero si la reina estuvo en su celda, entonces será algo importante.
¿Has visto? El "héroe de guerra" Kenichi ahora tiene grilletes de prisionero. – decía un soldado animado.
Por fin, ese miserable plebeyo no merece ni ser un caballero, menos mal que la reina abrió los ojos. – decía otro, ese comentario no le gustó a los caballeros dragón.
¿Quién se cree ese mocoso para opacarnos? Es tan sólo un plebeyo de dudosa procedencia. – Uno de los amigos de René aprieta los puños.
Mathew: ¿Quién se cree ese desgraciado? – frunce el ceño.
Bien merecido se lo tiene, ese asqueroso plebeyo no merece portar una capa importante. – decía con arrogancia.
Espero que se pudra en las celdas. – dijo otro, enojando a los caballeros dragón.
Sigfried: Estos malditos. – iba a golpearlos pero René lo toma del brazo.
René: No cometas una locura, si nos ven haciendo un escándalo por protegerlo, entonces el plan se irá a la basura.
Mathew: Pero lo que están diciendo es indignante.
René: Lo sé, pero hay que esperar nomás.
Así que ese chico fue arrestado. – se acerca un guardia a los caballeros.
René: Sí, lo arrestaron. – decía con algo de indiferencia siguiendo la corriente.
Y lo van a liberar ¿Verdad? – los chicos abren los ojos por sorpresa.
Mathew: No dejaremos que arruines esto. – iban a sacar sus varitas, sin embargo el guardia levanta la mano en señal de alto.
No sean idiotas, llamarán la atención. – todos se quedan quietos. -Sólo díganme qué piensan hacer. – los caballeros lo miraron con desconfianza pero le explican un poco del plan.
Mientras tanto con el Uzumaki, estaba siendo lavado por dos sirvientas quienes estaban lavándolo.
Kenichi: Puedo hacerlo solo, no hace falta que me ayuden.
Lo lamento, son órdenes de Su Majestad. – decía mientras pasaba una esponja por su brazo.
Kenichi: ¿Mi majestad? Si claro. – rueda los ojos.
Pasaron unos minutos y ya le estaban dejando una toalla y salen por unos segundos mientras que la otra le deja un mensaje.
Kenichi: ¿Eh?
Los caballeros están preparándose Kenichi-sama, haremos una distracción para que pueda salir de aquí, ese es el mensaje que me encargaron. – Dijo dando una reverencia.
Kenichi: Muchas gracias, trata de salir con discreción para que no encuentren cómplices. – la maid asiente y se retira. – Así que pronto, estas son buenas noticias. – termina de secarse y se prepara para probarse la ropa.
Aunque fue estresante, estuvo siendo observada por la reina, lo analizaba en cada lado, no quería imperfecciones y lo hizo cambiar una y otra y otra y otra vez, cosa que enojaba más al Uzumaki, hasta que por fin encontraron un atuendo elegante y cómodo.
Henrietta: ¡Estás hermoso, es perfecto para nuestra boda! – exclamaba alegre.
Kenichi: Por fin. – decía exhausto.
Henrietta: Sé que es incómodo pero es para nuestro matrimonio, además que ya tengo una sorpresa para ti en nuestra luna de miel. – da una sonrisa. – Ahora vamos a comer.
Kenichi: De acuerdo. – ella lo toma de la mano y se lo lleva, Kenichi quería apartarse pero la perra faldera de Agnes estaba cerca.
La "pareja" se sienta en el patio mientras llegaba una maid con un plato a cada uno.
Henrietta: Es hermoso ¿No lo crees? – decía con una sonrisa.
Kenichi: Si, lo es. – dijo mientras desviaba la mirada.
Henrietta: ¿Todo bien mi amor?
Kenichi: Si, todo bien. – procede a tomar la sopa mientras que la reina no dejaba de mirarlo. - ¿Tengo algo malo en la cara?
Henrietta: Es que eres muy lindo mi querido Kenichi-san. – se sienta al lado de él y lo toma de la mejilla. – Ya quiero que llegue la boda, tengo algo especial para ese momento. – decía seductora.
Kenichi: Oh, estoy ansioso por la boda. – decía con supuesta impaciencia aunque sólo quería salir del palacio.
Henrietta: Oh mi amor. – se acerca y lo besa, el pelirrojo tembló un poco y se maldecía de que Agnes estuviera cerca.
Luego del almuerzo, el Uzumaki regresó a su celda y después de limpiarse la boca procede a meditar por varias horas.
Ya era de noche, las dos lunas estaban iluminando el lugar, sin embargo se notaba una acumulación de nubes.
Kenichi: Se aproxima una tormenta. – da un suspiro pero voltea, notando a un guardia. - Tú.
Te ves lamentable ahí dentro. – dijo con los brazos cruzados y con una mirada seria.
Kenichi: Eres el guardia que buscaba bronca en los primeros días. – frunce el ceño. - ¿Vienes a burlarte de mí? – decía con un tono frío.
No, no bien a hacer eso. – el pelirrojo levanta una ceja pero aun así estaba a la defensiva.
Kenichi: Entonces ¿Qué piensas hacer? – Lo que no se esperaba es que el guardia le abre la puerta. - ¿Qué?
Fue totalmente inesperado, había tenido roces con ese guardia al principio, al punto que desencadenaría una pelea, pero en lugar de que se burle o lo insulte, acaba de liberarlo.
Kenichi: Po-Por qué?
Porque vi en ti a aun gran guerrero y te has ganado mi respeto después de las hazañas que conseguiste con sudor y sangre. He escuchado de los caballeros la batalla aérea, contra un sujeto raro y frenar a un ejército tú solo. – da una leve risa. – Además que ya debieron recuperar la vara de esa chica.
Kenichi: Pero...
No tenemos mucho tiempo, reúnete con ellos, yo trataré de hacer una excusa, aunque primero, debes golpearme. – Kenichi comprende el mensaje, sólo esperaba que pudieran creer.
Kenichi: Gracias y perdóname. – procede a darle varios golpes en la cara, un codazo en el estómago, un rodillazo y finalmente, le da una fuerte patada en la cabeza, aunque se midió con su fuerza en el último.
Ahhh.... Te...excediste un poco...pero...vete ahora.... – decía aturdido mientras el Uzumaki lo miraba.
Kenichi: Espera ¿Cuál es tu nombre?
S-Soy Álvaro... sólo Álvaro, ahora vete antes de que sea demasiado tarde. – tosía algo de sangre mientras que el Uzumaki asiente.
Kenichi: No olvidaré lo que hiciste Álvaro. – se va de ahí mientras que el guardia reía levemente.
Álvaro: No puedo creer que haga esto, pero este chico no merece ser encerrado. – cierra los ojos y finge quedar desmayado.
Mientras tanto, el Uzumaki estaba dirigiéndose al punto de encuentro y nota a un par de mosqueteras en el pasillo, las mismas quienes lo encerraron la primera noche.
Kenichi: Oh, esto será satisfactorio. – corre a gran velocidad para que escuchen las chicas, cosa que funciona y voltean, pero no se esperaban que el Uzumaki salta al techo y aterriza mientras le conectaba una patada a ambas directo a la cara. – Vendetta.
El Uzumaki sigue corriendo hasta toparse con los jóvenes caballeros dragón, quienes estaban posicionados en un punto ciego.
René: Qué bueno que ya estás aquí. – decía animado.
Kenichi: No me esperaba que ese guardia me ayudara.
Mathew: Nadie se lo vio venir.
Sigfried: Aquí tienes. – le entrega la varita de Louise, el pelirrojo la guarda y se prepara para la siguiente fase.
Kenichi: Gracias chicos ¿Y ahora a dónde? – todos notan que empezó a llover.
René: Esto facilitará mejor las cosas. – señala un camino. – Las señorita te dirá la ruta para salir del palacio.
Kenichi: Vale.
Mathew: Nosotros fingiremos estar descansando o comiendo, además, es nuestro tiempo libre, por lo que no pueden reclamar nada.
René: Ahora vete y reúnete con tu chica. – le da una palmada en la espalda, todos asienten y el pelirrojo esboza una sonrisa.
Kenichi: Gracias. – se va corriendo de ahí mientras que algunos caballeros se colocan en puntos estratégicos.
El Uzumaki estaba corriendo al último punto, aunque había unos guardias, justo iba a desarrollar una estrategia pero nota una esfera de aire golpear unos arbustos y distrae al guardia, el Uzumaki sólo sonríe y se posiciona detrás del guardia para ahorcarlo con sus brazos hasta dejarlo inconsciente, siguió corriendo hasta encontrar a unos tres guardias patrullando y se oculta en una columna, pero nota que una piedra le cayó en la cabeza a uno y los otros se enfoquen en el lugar donde vino eso.
Kenichi: En serio, me facilitan el trabajo al distraerse. – corre y le conecta un rodillazo al primero, los otros dos se dan cuenta que su compañero cayó pero antes de que volteen, el Uzumaki los toma de la cabeza y los estrella con fuerza al suelo. – Buenas noches.
Sigue corriendo hasta que se encuentra con una sirvienta, ella al reconocerlo levanta el brazo y el pelirrojo va con ella.
Qué bueno que haya escapado Uzumaki-sama. – toma una cuerda, resultando ser un caballo, también le da una túnica negra y una bolsa con dinero. – Esto es lo que me encargaron que le entregara.
Kenichi: Ya veo, dales mis gracias por favor. – la maid hace una reverencia.
Que le vaya bien Uzumaki-sama. – Kenichi asiente y se sube al caballo para irse a una salida secundaria, afortunadamente, los guardias estaban noqueados gracias a los caballeros, por lo que logra salir del palacio con éxito.
Mientras tanto, con la reina, ella estaba feliz con el asunto de su "boda", hasta se imaginó la luna de miel, cosa que la excitó.
Henrietta: Ya es momento de que cene. – se retira de ahí y lleva una bandeja con abundante comida, tarareaba mientras se imaginaba de nuevo a su "novio", pero al llegar a la celda, suelta la bandeja y mira que la puerta estaba abierta, además de un soldado "inconsciente". - ¡GUARDIAS!
https://youtu.be/qOHuT5njtRA
En eso llegan las mosqueteras, incluida Agnes quien se sorprende al ver la celda abierta.
Henrietta: ¡Tráiganme a Kenichi de vuelta! ¡AHORA! – Todas asienten y se van de ahí mientras que Agnes despertaba al guardia.
Agnes: ¿Qué carajos pasó?
Álvaro: Escuché la puerta abrirse y al tratar de interceptarlo... - se sujeta la cabeza mientras se limpiaba la sangre, la mosquetera se acerca a la celda y nota un trozo de metal.
Agnes: Este Uzumaki muy astuto, debió conseguirlo cuando teníamos la guardia baja. – aprieta los puños.
Henrietta: Por favor Agnes, tráelo por favor. – aprieta los puños. – No dejes que llegue a la academia.
Agnes: Como usted ordene Su Majestad. – da una reverencia y se retira mientras pedía a dos mosqueteras a que se llevaran al guardia herido mientras que la reina ingresaba a la celda, recordando la noche cuando el pelirrojo llegó y le ordenó que fuera su pareja.
Henrietta: ¿Por qué? – aprieta los puños. - ¿Por qué te fuiste? Te dije mis sentimientos y no me correspondiste. – Pero luego recuerda a la peli rosa, su "amiga" de la infancia, Louise, quien según la peli violeta, le robó algo que le pertenece, haciendo que le saliera algo de sangre en sus puños. – Maldita seas Louise, ¡No te llevarás lo que me pertenece, Kenichi será mío y sólo mío!
FIN DEL CAPÍTULO.
ESPERO LES HAYA GUSTADO...
https://youtu.be/ht6HidxKYnQ
NO OLVIDEN DEJAR SU COMENTARIO Y SU ESTRELLITA, SIN MÁS QUE DECIR, HASTA LA PRÓXIMA.
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