8. ¡Pruebas de selección!
Sus ojos se estaban tornando hinchados al no parar de llorar, la noche empezó a crecer y las estrellas a coronar el cielo como pocas veces. Kydoni sostuvo la capa contra su pecho, comenzaba a sentir el frío del mar. Debido a la discusión ya no pudo volver donde el teatro y buscar en donde refugiarse, estaría sola de ahora en adelante. En ese momento, recordó todo lo que había pasado desde su expulsión de la Saint Academy; debía de haber un propósito, un destino por el cual ella permanecía allí, no era una simple coincidencia que Milo le salvara de Aioria en Rodorio, mucho menos haber encontrado la tumba de Atom en su llegada.
Contrario a lo que haría en la academia, mientras se limpiaba las lágrimas de las mejillas, se puso de pie, se retiró los zapatos; y se colocó sobre la punta de los pies, el dolor que sentía en ese momento era insufrible al tener contacto con la roca podrida, cerró los ojos y entonces recordó aquella ocasión en la que realizó por primera vez esa posición, para nada se comparaba al dolor que sentía ahora en el pecho; sus pantorrillas dolían, pero no podía dejarse caer.
Su espalda se tensó en la forma más recta posible; luego poco a poco comenzó a bajar. Estaba creando un arabesque; una posición de ballet clásico, al poco tiempo se apoyó únicamente sobre su pierna derecha, elevando por completo la izquierda en dirección de las tres en punto, su espalda estaba recta, mientras que su brazo izquierdo se extendía hacia adelante y la derecha hacia atrás. Kydoni contrario a lo que marcaban los pasos, cerró sus puños, dejando fluir su cosmo, su cabello corto se alborotó, la capa de Milo se rasgó un poco al contacto con su energía, y en un intento de cambio rápido, su pierna hizo un corte sobre el borde del monte, haciendo que se desgajara hacia la costa.
Kydoni se sorprendió en cuanto lo vio, pero le gusto saber que ella había logrado hacer mínimo daño con un solo movimiento de ballet. Una vez más lo intento, respiro profundamente combinando los movimientos y pasos que sabía con el flujo de cosmo. Si hacía un grand jete sería un movimiento defensivo, mientras que el arabesque potenciaría sus extremidades con fuerza semi-cortante.
Toda la noche transcurrió de esa forma, los rayos de su cosmo energía se mezclaron con los del amanecer, su rostro estaba lleno de polvo al igual que su cabello estaba endurecido por el exceso de sudor. Su respirar apenas y podía ser controlado, durante toda la noche había practicado el cómo materializar su cosmo y crear una técnica exclusiva tal y como lo había hecho Atom.
La estruendosa explosión de un cohete en el cielo la hizo desestabilizarse. Giro su mirada hasta donde aún se percibía el humo, esa era la señal para que todos los aspirantes se presentaran en el teatro. Kydoni giro rápidamente sobre sus pies en punta y ascendiendo por medio de algunos saltos y tomó camino hacia el lugar. El ascenso pedregoso y morada de los restos de su hermano, se había convertido en un corredor de entrenamiento para Kydoni, un corredor que tenía vestigios de llamas y sangre.
Kydoni se dirigió presurosa al encuentro en el teatro, donde ya había personas esperando el anuncio de los sumos caballeros de oro. Mientras buscaba un lugar en las graderías frontales, miro hacia el skené, donde solo había unos cuantos: Acuario, Capricornio, Géminis, Aries, Virgo y Libra. Todos cruzados de brazos observando a la concurrencia ir y venir. En esta ocasión no se encontraba el trono de la diosa, señal de que probablemente no aparecería. Tampoco había señales de su hermano.
Al poco tiempo, los hermanos Aioros y Aioria aparecieron, y poco a poco, la orden se completó. Todos vestían sus armaduras y yelmos, esta vez las capas ya no estaban bajo sus hombros. Kydoni observo a Milo por un largo momento, era difícil descifrar su estado de ánimo, con los colmillos del escorpión sobre su rostro, Milo parecía una fiera bestia. Al ser el último en acomodarse en su asiento, le dio la oportunidad de examinarlo de pies a cabeza, no se notaba diferente a antes.
— Claro... no se preocupará por mí... — Susurro mientras suspiraba y mordía ligeramente su labio inferior, como si quisiera contener el llanto una vez más.
Cuando los Doce caballeros estuvieron sentados en sus respectivos lugares, Aioros se puso de pie, observó a todos en el teatro completamente abarrotado, respiro profundamente y entonces entonó: —¡Sean bienvenidos una vez más, soldados! El torneo constará de doce terribles pruebas, para ser nombrado caballero y poder ostentar una armadura sagrada, tendrán que soportar cada una de ellas. Créanme cuando les digo que esto no es para nada comparable a lo que han soportado. Cada caballero será responsable de impartir una prueba. —
Aioros dio media vuelta y asintió con la cabeza en dirección al primer caballero, enseguida, Mu de Aries se puso de pie. Sus enormes y radiantes ojos verdes y la larga melena violácea le entumecieron el cuerpo; y es que además de ese extraordinario color de iris, los pequeños puntos rosados sobre su frente eran la marca de pertenecer a la raza Muviana; esa antigua civilización alquimista creadora de las cloths de Atenea, cuyos únicos sobrevivientes actualmente era el caballero Mu y el sumo pontífice Sion.
En la Saint Academy les explicaron que de entre toda la orden, Mu es el caballero más tranquilo y pacífico, pero aun sobre esto, es uno de los más poderosos. Sólo recurre a la violencia en situaciones extremas, ya que las palabras suelen ser su arma en la mayoría de las ocasiones. A pesar de su apariencia joven, Mu muestra una madurez y sabiduría similar a los grandes sabios.
Por primera vez, el caballero de Aries se dirigió hacia todos los presentes; —La primera prueba del torneo será la siguiente: La ofensiva. Un caballero no es digno sin una técnica poderosa, hoy soldados, medirán su nivel de cosmos contra mi Crystal Wall. —
—¿Pared de cristal? ¿Será así de fácil romperla? —Se cuestionó Kydoni mirando al rededor. Y entonces la voz de Mu la hizo sorprenderse.
—Te sorprenderás de lo resistente que puede ser. —Le mostró una sonrisa y entonces la encontró con la mirada. Kydoni se sonrojó, inmediatamente, ¿cómo había escuchado lo que pensaba? El maestro Mu le parecía sorprendente.
Se les ordeno ponerse de pie a los aspirantes, se les entrego un juego de coderas, y corazas de metal para el pecho y parte de sus hombros, al igual que les proveyeron botas de cuero y cintas para sus nudillos y pies. Unos cuantos aspirantes comenzaron a desnudarse en pleno teatro, se levantaban las camisas para anudarse los vendajes a la cintura u otras partes del torso. Kydoni desvió la mirada mientras buscaba la forma de prepararse de igual forma. Finalmente, solo termino vistiendo la protección del pecho, un cinturón y muñequeras de cuero en cada mano.
—¡Bien señores, denme lo mejor que tengan! —Reto el Aries con una sonrisa desafiante en su rostro. Extendió sus manos frente a ellos, sin mencionar una sola palabra más y entonces uno por uno de los aspirantes se abalanzó en contra del caballero.
Los primeros aspirantes se llevaron una enorme impresión al lanzar sus técnicas. Pues a unos cuantos centímetros del rostro del caballero, eran repelidos por una cortina similar a un cristal luminoso. Mi muro de cristal es imperceptible, será mejor que tengan cuidado. Hizo un ademán con la cabeza volviéndose a colocar en posición ofensiva.
Dos soldados se abalanzaron contra él, Kydoni pudo ver sus puños chocar de lleno contra el muro, pero cayeron al suelo, con sus puños destrozados como resultado. Un soldado de alta estatura y complexión robusta, lanzó una técnica llamada "Arco de Guerra; Gran ruptura"; se trataba de una técnica basada en la deformación del cosmo, donde tomaba la forma de una flecha luminosa.
Todos los presentes acallaron cuando el zumbido de la flecha de cosmo rompió el aire, el impacto fue cegador; más de uno creyó que aquel golpe realmente lograría romper el Crystal Wall de Mu, sin embargo, los destellos provocados por el choque, rebotaron la técnica en contra del propietario.
Aquel hombre no se levantó más. Mu mostró una sonrisa de lado virando hacia sus compañeros. Sus rostros estaban apacibles, como si conocieran el perfecto potencial del caballero de oro y el dominio que tenía sobre su propia técnica.
—No seas duro con ellos Mu, recuerda que son doce pruebas. — Comento el Santo de oro de Capricornio, acomodándose sobre la silla correspondiente.
Kydoni comenzó a sudar frio, hasta ahora más de diez soldados se habían lanzado en contra del cristal y no habían hecho ni un solo rasguño. Los poderes débiles no hacían daño alguno, y los potentes solo rebotaban creando daño al atacante. Observó de arriba hacia abajo, buscando un punto débil, pero todo parecía tan rígido y perfecto, luego miró el centro, no había una sola marca del arco. Frunció el ceño y entonces tomo más tiempo para pensar en cómo traspasar ese muro.
De no hacer algo pronto, sería notorio, y quizás la eliminasen por inactividad; pero no quería lanzarse de lleno y solo quedar en ridículo. Observo al skené, Milo bostezaba, y después se sostuvo el mentón con la mano derecha; dejando entrever la uña color carmesí.
—¡Bien hermanito, espero que estés despierto para que veas esto! — Dijo entre dientes comenzando a correr hacia la parte posterior del teatro, muy cerca de la gradería.
Kydoni permaneció en la retaguardia mientras el resto de los soldados mostraban sus técnicas, quedaban muy pocos de ellos de pie, solo bastaba con uno que derrumbara ese muro, hiciera un rasguño o agrietara para que todos estuvieran en la segunda prueba.
—Al parecer Atom está ideando algo. —Mencionó Camus desde su asiento, haciendo que Milo prestara especial interés nuevamente en Kydoni.
En ese momento, Kydoni se colocó en el fondo, justo al centro del muro, luego se paró derecha, cruzó la pierna derecha por sobre la izquierda, colocando el talón del pie derecho frente al empeine del pie izquierdo. Luego, curvo el brazo izquierdo hacia su cuerpo a la par que el brazo derecho lo mantenía afuera hacia un lado, para entonces tenía todos los ojos sobre de si, rápidamente, su cosmo energía comenzó a surgir en un aura naranja, zumbidos fueron creados en el concentramiento del cosmo sobre su mano derecha, el suelo bajo sus pies comenzó a desquebrajarse, y en un solo movimiento comenzó a correr hacia el frente, en contra del muro de cristal.
Los espectadores se sorprendieron al ver lo que estaba haciendo, pues por donde Kydoni había caminado, la baraña de rayos dejaba una línea sobre el suelo. En un momento Kydoni sostuvo su antebrazo derecho con la muñeca izquierda, como si el peso de su energía le impidiera levantarla.
—¿Qué demonios estás haciendo niña estúpida? ¿piensas impactarte de frente contra el muro? — Pensó Milo para sí mismo, se encontraba nervioso. Pero no solamente por lo que planeaba hacer, sino por el daño que ella misma se provocaría al impactar una técnica tan cerca del muro de cristal.
Kydoni parecía no detenerse, y entre más velocidad tomaba, más visible parecía su cosmo.
—¿¡De dónde ha sacado tanto poder!... y cuando ha aprendido a hacer eso? — Mascullo entre dientes. Luego solo por un momento se distrajo al darse cuenta de que Aioria se puso de pie, Milo hizo lo mismo unos segundos después.
No podían creer lo que veían, la chica sostenía un nudo de rayos que se estaban tornando rojos entre los dedos. —¡Bombardero de Ajugas de sangre! — Llamo con voz fuerte, su puño derecho parecía estar ardiendo entre los destellos de color carmesí.
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