One shot # 3 (Shaka)

Hola! Aquí está a pedido de @irene_de_libra
Espero te guste, lo siento si es un poco cliché jaja pero me sentí romántica mientras veía magic Mike xD
Recuerden dejar sus comentarios y dar click a la estrellita si les gusta :)
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Llovía fuertemente aquel frío día de otoño en el Santuario, un hombre caminaba apresuradamente llevando a una pequeña niña de la mano, subían rápidamente las escaleras del santuario que los conducían hacia la cima de aquella colina.

El hombre abrió las puertas del gran templo que allí se encontraba, la pequeña niña lo seguía de cerca, el hombre se quitó la gabardina empapada que lo protegía de la lluvia dejando al descubierto su ropaje inmaculado y su largo cabello de un bello color verde.

Inmediatamente el hombre se acercó a la niña y se agachó en frente de ella mirándola dulcemente —aquí vas a estar a salvo Irene, no te preocupes –dijo el hombre sonriendo tiernamente a la pequeña niña que tiritaba de frío, la pequeña lo miraba fijamente con sus grandes ojos negros y asintió. —ahora vamos a buscarte ropa seca, no queremos que te de un resfriado –dijo el hombre sonriendo mientras se adentraba en aquel gran templo con la pequeña niña agarrada firmemente de su mano.

Y así la vida de aquella niña comenzó aquel día en el santuario.

Pocos días después, la pequeña había sido acomodada con las demás niñas y niños que serían entrenados para convertirse en caballeros de plata, no sería fácil pero era un honor servir y defender a la diosa Athena así que todos estaban ansiosos de comenzar su entrenamiento.

Un día en medio del arduo entrenamiento, se les dio a los pequeños aprendices la oportunidad de descansar un momento, Irene estaba agotada, el entrenamiento era muy fuerte, y cada día en vez de ser más fácil era aún más complicado, sin embargo ella no se daría por vencida.

Aprovechó su tiempo de descanso para ir a un árbol cercano y se sentó a su sombra respirando profundamente el aire puro que le proporcionaba la naturaleza del lugar, Irene cerró sus ojos recostando su cabeza en el gran tronco del árbol, intentando descansar un poco su cuerpo y mente para llegar con la suficiente energía para poder continuar entrenando. Sin embargo un ruido interrumpió su momento de relajación, eran pasos.

Irene abrió sus ojos y lo vio, un niño se acercaba a ella, su cabello rubio brillaba como los rayos de sol que lo iluminaban y su ropa blanca como las nubes resplandecía, parecía un ángel, pensó Irene.

El pequeño niño se acercó hasta que estuvo en frente de ella, su rubio cabello se movía con el viento al igual que las prendas que vestía, Irene lo miraba atentamente y se percató que el Niño tenía sus ojos cerrados, le parecía algo extraño.

—hola –dijo Irene amablemente mientras se ponía de pie, el niño no respondió nada, solo seguía parado ahí en frente de ella con sus ojos cerrados, Irene frunció el ceño en confusión —me llamo Irene ¿tú cómo te llamas? –dijo nuevamente la pequeña, con una sonrisa en su rostro —eso no es de tu incumbencia –dijo el rubio sin cambiar su expresión —ahora necesito que por favor te retires, aquí es donde hago mi meditación y estas interrumpiéndome.

A pesar de que el rubio dijo estas palabras con un tono serio pero amable, Irene no pudo evitar sentirse ofendida con la actitud tan descortés de aquel niño, —¿disculpa? –dijo ella frunciendo el ceño, —no tengo intenciones de repetir lo que ya has escuchado claramente, ahora sí me disculpas, necesito que te retires –dijo el niño dando unos pasos para llegar y sentarse en posición de flor de loto en el lugar que hacía unos momentos ocupaba Irene.

La niña solo lo miraba incrédula, —eres un grosero –dijo Irene a lo cual el rubio no mostró ninguna reaccion, Irene suspiro exasperada y emprendió camino hacia el campo de entrenamiento, increíblemente su tiempo de descanso había sido arruinado y ahora estaba de mal humor.

Esa había sido la primera vez que Irene había visto a Shaka, pero no sería la última...

Pasaron algunos años, Irene aún seguía entrenando fuertemente para conseguir la armadura de plata, cada día se hacía más fuerte y no tardaría en llegar aquel día en que lograra portar tan anhelado objeto.

Un día como cualquier otro Irene se encontraba sola entrenando cerca del campo de entrenamiento, ya era tarde pero la chica quería mejorar rápidamente así que todos los días, en la noche, practicaba un poco más antes de dormir.

Irene daba algunas patadas al aire y practicaba algunas piruetas defensivas y ofensivas, después de unos minutos, la chica estaba de pie, respirando agitadamente, el viento movía su largo cabello negro y la luna iluminaba su clara piel, pero un ruido alertó sus sentidos y la hizo ponerse de nuevo en posición de combate.

—así que este era el cosmo tan débil que sentía –dijo una voz que se aproximaba con paso tranquilo a Irene, la posición de ataque de la chica se desvaneció al ver al chico del cual la voz provenía —eres tu otra vez, el niño grosero del árbol que vi hace unos años –dijo Irene cruzándose de brazos, ignorando la armadura dorada que portaba aquel chico y el rango que está le concedía.

—no recuerdo haber sido grosero, sin embargo si te recuerdo –dijo el rubio deteniéndose a algunos pasos de distancia de la chica —y consideró que no deberías hablarme con ese tono, soy el caballero dorado Shaka de virgo y deberías mostrar más respeto –dijo el chico en un tono tranquilo pero que imponía autoridad.

Irene suspiro en exasperación, no podía creer que aquel chiquillo arrogante fuera un caballero dorado de Athena, —por lo menos ahora sí me dices tu nombre –dijo Irene en un tono desafiante, ella es usualmente muy amable pero este chico engreído la sacaba de sus casillas, —eres débil –dijo Shaka sin cambiar su expresión calmada, sus ojos cerrados todo el tiempo —¿a quién le dices débil? –dijo Irene alto enojada —pues a ti, ¿a quién más? –esto hizo enfurecer a la chica que sin pensarlo dos veces embistió contra el caballero con la intención de darle una patada, sin embargo no pudo conseguirlo, quedo estática con su pierna a unos centímetros del caballero, Irene no tenía control de su cuerpo ahora, no podía moverse.

—eres valiente al tratar de atacarme, sin embargo, como lo dije antes, eres débil y así nunca conseguirás convertirte en caballero –dijo Shaka calmadamente. De repente la fuerza que detenía a Irene se desvaneció y esta callo de espalda de el suelo, Shaka aún con sus ojos cerrados y sus facciones inexpresivas se dio media vuelta y emprendió su camino hacia su templo, la chica lo observaba alejarse con ese andar arrogante y esa majestuosidad que su larga capa blanca le otorgaba...lo odiaba profundamente.

—¡Estás equivocado caballero de Virgo, ya veras! –gritó Irene con frustración en su voz, Shaka escucho sus palabras pero como si nada siguió su camino, una pequeña sonrisa se asomó en sus labios.

Pasó algún tiempo, Irene seguía entrenando fuertemente pero aún no lograba conseguir su armadura, no sabía que le faltaba, pero por más que practicaba y entrenaba, no lo lograba, eso la estaba fastidiando profundamente.

Un día estuvo muy cerca, era una pelea importante, si la ganaba, lograría estar un paso más cerca de tan anhelada armadura, sin embargo algo la distrajo en medio de la lucha, aquel caballero de dorados cabellos la estaba observando, si, observando, por primera vez veía sus ojos y eran hipnotizantes, sintió como aquellas hermosas orbes azules la atraían hacia él y así en unos pocos segundos, un fuerte dolor la saco de su trance, su rival le había propinado un golpe que la dejo en el piso sin aliento, sin embargo sus ojos cubiertos por su máscara se conectaron nuevamente con los ojos de aquel caballero, ese solo sonrió de medio lado, se dio media vuelta y se fue...desgraciado, pensó Irene.

El tiempo pasaba y ahora las visitas del caballero se hacían más frecuentes, Irene no sabía si lo hacía para fastidiarla o simplemente para regocijarse con su fracaso pero hoy no le iba a dar el gusto, hoy no se iba a distraer con su mirada penetrante y su precensia imponente.

Hoy se convertiría en un caballero de plata.

Y así fue, finalmente Irene era portadora oficial de la armadura de plata, la felicidad y el orgullo regocijaban su corazón y su alma, sin embargo había algo más, un sentimiento más se encontraba alojado en su corazón y era producido por aquel hombre de azules ojos y dorados cabellos que la seguía observando a lo lejos.

Irene no pudo evitarlo y le dirigió una sonrisa, no sabía si lo hacía para demostrarle que si había podido lograrlo o por qué simplemente le agradecía ¿agradecerle? Pero agradecerle que?, Shaka la miró por unos segundos y asintió, luego en un abrir y cerrar de ojos, se había ido, dejando a Irene un poco decepcionada.

Pasó un tiempo antes de que Irene y Shaka se volvieran a encontrar y esto tenía sumamente pensativa a la chica, ¿por qué extrañaba su presencia? ¿Por qué se encontraba anhelando durante el día ver nuevamente esos hermosos ojos azules? ¡Pero si ella lo odiaba! ¿Lo odiaba no es así? La chica estaba sumamente confundida, y no fue hasta el día en el que se volvieron a encontrar que todas sus dudas fueron aclaradas.

Era un bonito día de Verano, el sol brillaba sin alguna nube que interrumpiera su gran esplendor.

Irene se encontraba en el Coliseo, luchando con algunos aprendices, le gustaba hacer esto en sus tiempos libres, enseñarles algunas cosas que de seguro les serían de gran ayuda en su propósito de convertirse en caballeros.

—debes inclinar un poco más tu cuerpo –decía Irene mientras arreglaba la posición de ataque de un pequeño niño —así está mejor, ahora, dame tu mejor golpe –dijo la pelinegra lista en posición defensiva, sin embargo el niño no hizo ningún movimiento, al contrario, se quedo estático con los ojos abiertos de par en par observando algo atrás de la chica, Irene frunció el ceño y lentamente se dio vuelta para observar lo que causaba tanta conmoción en el pequeño.

Y ahí estaba, el gran Shaka de virgo en todo su esplendor, el corazón de la chica empezó a palpitar fuertemente y una sonrisa se asomó a sus labios, agradecía que tuviera su máscara, o de lo contrario el caballero podría ver el suave tono rosa que estaban tomando sus mejillas.

—¿qué haces aquí caballero de Virgo? –dijo Irene, tratando de sonar inexpresiva, Shaka sonrió —pasaba por aquí y no pude evitar observar lo mal que les estás enseñando a estos niños. Estas palabras enfurecieron a Irene, se le había olvidado por un momento lo arrogante que era —bueno, pues si lo hago tan mal, ¿te importaría hacerlo tú? –dijo la chica desafiándole —en lo absoluto pero sin embargo tengo una condición –dijo el caballero con la misma sonrisa en sus labios —tú serás mi oponente.

Irene quedo sorprendida ante tal petición, pero no dejo que sus nervios se apoderaran de ella —Acepto –dijo la chica con tono seguro y decidido, Shaka asintió.

Los niños estaban extasiados, iban a presenciar la lucha de un caballero de plata con un caballero de oro, era un privilegio que pocos podían tener. Irene estaba preparada en posición de ataque mientras que Shaka estaba parado erguido, sus ojos cerrados y sus manos juntas en frente de su pecho lo cual demostraba una profunda concentración por parte del caballero.

La lucha hasta el momento era bastante desigual, y por alguna razón Irene noto que ya no era para enseñarle algo a los aprendices, esta pelea se había vuelto personal. Ella no había podido ni tocarle un cabello a Shaka mientras que el sin mover un solo dedo había logrado frenar todos sus ataques, la chica estaba al borde de la furia, no iba a tolerar que la humillaran de esa manera, y mucho menos el.

Así que con todas sus fuerzas elevó su cosmo al máximo, Shaka seguía en la misma posición, sin embargo algo cambio, su ceño se frunció, la chica sonrió, tomó impulso y embistió en contra del caballero, este no pudo detener su ataque y recibió un fuerte puño en su estómago.

Shaka estaba más que sorprendido, el golpe no le había hecho daño pero si había logrado desestabilizarlo, el caballero rápidamente tomó el brazo de la chica y abrió lentamente sus ojos, Irene sin pensarlo dos veces, con su mano libre trato de darle otro golpe, pero Shaka logró esquivar su ataque por poco y provocó un campo de energía a su alrededor que hizo que Irene saliera volando unos metros y callera al suelo dándose un tremendo golpe.

Shaka se acercó a la chica, temía haberle hecho daño, eso era lo que menos quería, Irene yacía en el suelo, dándole la espalda al caballero de virgo, ella lentamente trataba de empujarse con sus brazos para ponerse de pie, Shaka inmediatamente la tomo de un hombro y le dio vuelta para poderla ver de frente, sin embargo lo que vio lo dejo estupefacto.

La máscara de Irene estaba tirada en el suelo a unos metros de ellos, su hermoso rostro estaba desnudo para el, su expresión era de total terror al sentirse observada por primera vez sin aquella capa protectora, sus grandes ojos negros abiertos ampliamente, su clara piel teñida de un tono carmesí y sus labios entreabiertos en una expresión que Shaka no podía leer muy bien, pero lo que dejaba sin habla a Shaka era la belleza de su rostro, el caballero estaba hipnotizado por su belleza y no podía dejar de mirarla por más que quisiera.

Pasaron algunos segundos pero para Irene se sintieron como horas, le tomó un tiempo asimilar lo que había pasado, y como si un choque eléctrico atravesará su cuerpo la chica se apresuró a tomar su máscara y se la puso nuevamente cubriendo su rostro, Shaka la seguía con la mirada.

—lo siento chicos, eso fue todo por hoy –dijo Irene con tono nervioso dirigiéndose hacia los aprendices que observaban la escena de lejos, y sin más corrió para alejarse de aquel lugar.

Irene no podía creer lo que había pasado, ella sabía perfectamente lo que significaba que un hombre viera su rostro sin la máscara, debía amarlo o matarlo, claramente matarlo no era una opción, ella sabía que no podría hacerlo, pero ¿amarlo?, es una cosa totalmente diferente pero no significa que sea más fácil.

Irene sabía que lejos habían quedado los días en los que odiaba al caballero de virgo, no sabía cómo había pasado pero otro tipo de sentimientos se albergaban ahora en su corazón, sin embargo, ¿podía llamarlos amor? No lo sabía aun.

Estos pensamientos invadían su cabeza todos los días después de aquel evento, Irene rogaba por no encontrarse con aquel caballero, pero muy adentro de su corazón, deseaba verle, deseaba que el sintiera lo mismo que ella, sin embargo estos deseos se desvanecían al pasar de los días sin tener alguna noticia del caballero de Virgo.

Irene suspiro sonoramente mientras se sentaba en una roca ubicada en un prado a las afueras del santuario, se retiró la máscara para dejar que el frío viento de la noche tocara su piel, se sentía especialmente triste, en su mente no podía evitar imaginar escenarios donde Shaka venía a buscarla para expresarle todos sus sentimientos y profesarle su amor abiertamente, quien podía culparla, era una chica después de todo, una chica enamorada, pero tristemente esto nunca pasaba, los días transcurrían y las esperanzas de Irene disminuían, se sentía decepcionada aunque ella sabía que era mejor así, además pensaba, un caballero dorado jamás se fijaría en ella de esa forma y mucho menos Shaka de virgo.

Pasaron unas horas, Irene noto que hacía bastante frío así que decidió irse a descansar, dio un último vistazo al cielo antes de ponerse su máscara y emprendió camino hacia su hogar, sin embargo no se percató de la presencia de un caballero de rubios cabellos que la estuvo observando todo el tiempo.

Para Shaka no era fácil la situación, el sabía las implicaciones de lo sucedido, y lamentaba profundamente haber puesto en aquella posición a Irene, temía que la chica quisiera ahora acabar con su vida pero también temía que decidiera amarlo, él había dedicado su vida a lograr alcanzar la paz interior, y había logrado evitar todos los sentimientos mundanos que invadían a los seres humanos, sin embargo con Irene era diferente.

Ella había logrado despertar en el cosas que jamás había sentido y desde aquel día en el que vio su rostro, se encontraba pensando en ella en todo momento, no podía evitarlo, por más lo que lo intentaba, incluso en sus meditaciones más profundas, se lograba introducir una imagen de ella.

No sabía cuánto tiempo más iba a poder seguir así, no quería saber que que decisión había tomado la chica pero no podía seguir con esa incertidumbre así que decidió tomar acciones y enfrentaría sus consecuencias fuesen las que fuesen.

Se dirigió con paso firme hacia dónde sabía que estaría Irene, aquel Prado que se había vuelto tan frecuentado por la chica últimamente, y ahí estaba efectivamente, sentada en aquella roca, su máscara descartada en el suelo, Shaka no pudo evitar sonreír ante tan adorable panorama, Irene era definitivamente lo más hermoso que había visto en toda su vida.

El panorama era perfecto, la luz de la luna, las estrellas, Irene, el podría observar esto por lo que le quedaba de vida sin problema, pero su trance fue interrumpido por la voz de la chica que volteo a ver hacia donde él se encontraba —¿quién anda ahí? –dijo la chica poniéndose de pie, Shaka tomó un respiro y salió de su escondite detrás de un árbol, Irene abrió sus ojos en sorpresa e inmediatamente se llevó las manos a su rostro descubierto no, otra vez no, pensó la chica aterrada.

Shaka sin dudarlo se acercó a ella, tomó sus manos y las retiro suavemente de su rostro, Irene tenía sus ojos cerrados por miedo a lo que se iba a encontrar, sus mejillas teñidas de un suave tono carmesí y sus labios estaban cerrados firmemente en una línea.

—Irene, podrías mirarme ¿por favor? –dijo Shaka casi en un susurro aún sosteniendo las manos de Irene, la peli negra tenía miedo pero al escuchar la suave voz de Shaka sus ojos se abrieron lentamente, su mirada conectándose inmediatamente con esos hermosos ojos azules que anhelaba tanto observar una vez más. —necesito saberlo, ahora que he visto tu rostro, ¿que será? ¿Amarme o matarme? –dijo Shaka con una confianza que no sabía de dónde había salido, Irene no sabía qué decir, las palabras no salían de su boca, a decir verdad no sabía que responder y la mirada penetrante de Shaka junto con la proximidad en la que estaban no ayudaba.

El caballero de virgo observaba atentamente a la chica, veía su indecisión y la batalla interna que estaba luchando, sin embargo sin que Irene dijera una sola palabra, supo la respuesta y sin pensarlo dos veces soltó las manos de ella, levantó una para acariciarle suavemente la mejilla mientras se inclinaba para juntar sus labios en un tierno contacto.

Irene se quedo congelada en su lugar, sus brazos en sus costados y sus ojos abiertos como platos pero el shock no duró mucho y como si su cuerpo reaccionara solo ante en contacto sus brazos encontraron el camino hasta enredarse en el cuello del caballero y sus ojos se cerraron ante tal momento de dicha.

Luego de unos minutos finalmente el beso concluyó, Irene observaba a Shaka con sus grandes ojos negros y sus labios rosados entre abiertos, el caballero tenía ahora sus manos en la cintura de la chica haciendo que no hubiera ni un centímetro de espacio entre ellos, el rubio sonrió.

—espero no haberme equivocado y que ahora quieras asesinarme –dijo Shaka soltando una risa nerviosa, Irene río también —y yo espero que esto aclare tus dudas –dijo ella atrayendo el rostro del caballero hacia ella haciendo que sus labios se conectaran nuevamente en un gesto que solo podría ser descrito como amor .

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Bueno, eso es todo, espero te haya gustado :)

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