¿Y si el destino cambiara?


FLASHBACK

Habían pasado alrededor de seis años desde que Nix y Érebo se fueron del castillo. Némesis lo había relacionado a lo que ocurrió esa noche, ella había preferido que las cosas fueran diferentes, ella quería que Nix fuera feliz pero...ya no podía y menos ahora después de tanto tiempo, no podía siquiera imaginarse que Nix pudiera estar con Tristán, se había enamorado perdidamente de él. Tristán por su parte era igual, no sabía qué diferencia tenía Némesis con Nix. ¿Por qué se había enamorado tan fácil de ella? Fue cuestión de días en cambio de Nix tardó años, tal vez fue porque a Nix era su amiga desde un principio, tal vez confundió al amor con amistad pero ahora no se veía alejado de Némesis.

-Tristán...-Dijo Némesis en un susurro.

-¿Si?.- Preguntó él deteniéndose frente a ella, ambos estaban fuera del castillo, habían decidido caminar.

Némesis se detuvo titubeante y lo miró directo a las órbitas grisáceas.

-¿Tú jamás te alejarás de mi lado?

Tristán sonrió y negó con la cabeza.

-No...no lo haré, además no podría si quisiera.

-Si no por obligación ¿verdad?...¿Crees que eso sea lo único que te detenga?.- Preguntó casi desilusionada. Tristán se acercó a ella con condolencia.

-No es obligación...-Pegó su frente en la de ella.- Cualquier cosa o razón siempre me acercarían a ti y si por algún motivo llegase a estar lejos, siempre terminaría contigo...pero mientras nada lo impida, tú estarás en mi corazón.

-Gracias...- Dijo sintiéndose muy bien de escucharlo, su corazón estaba abrigado con su cariño.

-No tienes porqué darme las gracias, lo haría por toda la eternidad...- Dijo para besarla rápidamente en los labios, Némesis sintió rubor en sus mejilla.

-Vamos, regresemos al castillo o se darán cuenta de que escapamos.- Dijo ella sonriéndole y tomándole de la mano.

Más tarde...


Varios estaban reunidos en la sala principal de los dioses donde se encontraban los tronos. Némesis y su madre estaban sentadas ahí y a un lado estaban Tristán y Aricia. La guerrera se había quedado en el castillo y su deber ahora era proteger a la madre de Némesis lo mejor que pudiera.

                                                                                            ARICIA


Ella avanzó hacia la gran puerta, tenía un presentimiento, hace tiempo que no se había sentido amenazada y ahora esa sensación le estaba incomodando. Abrió la puerta cuando vio que todos estaban distraídos y fue a asegurarse. Aricia no avanzó más de dos pasillos cuando se topó con alguien que la dejó sin poder seguir caminando.

-¿Tú?...

Mientras en la sala, la madre de Némesis miraba a su hija resplandeciente, se veía muy feliz y ahora veía cómo se había equivocado en sus predicciones. Némesis gobernaba como debía hacerlo, había paz en todo su esplendor, venía siendo el momento de nombrarla la diosa universal, algo que no había hecho antes para corroborar que no se dejara llevar por su lado negativo. Ella puso su mano encima de la de Némesis y la apretó livianamente.

-¿Qué ocurre mamá?.- Ella le sonrió.

-No podía estar más orgullosa de ti.- Le dijo con ganas de llorar.

-Oh muchas gracias...pero...¿Por qué me lo dices de repente?

-Porque no te lo había dicho y...discúlpame por no hacer oficial aún que tú te quedes en el lugar de Caos porque tenía ciertas dudas, me siento mal por eso.

-No tienes porqué sentirte así, entiendo que no hayas estado segura, es un asunto delicado, lo que no entiendo es...¿Por qué exactamente? ¿Sigues pensando que podría volverme vengativa o llegar a odiar?

-Sé que no...sé que ahora no lo harás...- Le dijo apretando más fuerte su mano, como si sus palabras aun le costara creerlas.

En eso...Aricia entró de nuevo a la habitación con su ánimo abatido, muy lo contrario al que tenía momentos atrás. Cuando Némesis iba a preguntarle la razón de porqué estaba de esa manera cuando alguien de vestido tipo griego color negro. Los presentes se levantaron de sus lugares sumamente asombrados, Némesis se acercó con el corazón acelerado, Tristán igualmente casi se va de espaldas y se puso demasiado pálido.

Nix estaba ahí, recién llegada con otra actitud. Su aire era altivo y no sumiso como antes, podía sentirse su indiferencia y su mirada tan intrigante y sobrevalorada que era muy difícil no sentirse contrariado.

-Nix...¿Qué haces...aquí?.- Preguntó Némesis súbitamente pero con melancolía.

Nix miró el lugar de arriba abajo, no había nada de diferente desde que se fue.

-Decidí volver...me gusto saber que tú estás...bien.- Dijo casi con descaro examinándola muy bien, Némesis sin embargo estaba atónita, sus recuerdos eran más importantes que aquel gesto inapropiado.

-No pensé volver a verte Nix...pensé que no querías regresar.

-Necesitaba recapacitar en todo...necesitaba otro ambiente para saber qué quiero.

-¿Y ya lo sabes?.- Nix esbozó media sonrisa. Aricia no estaba nada confiada en ella ni tampoco la madre de Némesis.

-Sí, ya sé lo que quiero.- La miró fijamente con frialdad...poco después ella extendió sus brazos hacia Némesis.- Quiero abrazarte.- Nix sin chistar, abrazó a su hermana y esta correspondió al afecto. Nix respiró hondo en el hombro de Némesis y pronto observó gélidamente a Tristán que no había quitado la vista de ella. Nix se separó del abrazo y seguía teniendo una sonrisa muy segura.- Esperaba verte antes pero no me sentía segura de si me recibirías en el castillo...de hecho, aún no lo sé.

-Érebo...¿Él dónde está?.- Preguntó Némesis mirando hacia la entrada.

-Él no va a venir, él está mejor allá.- Respondió.

-¿Dónde?

-No hablaré de eso...lo importante es que he cambiado, sé lo que quiero y he razonado...no hacía bien las cosas, era muy inmadura para mi cargo y es hora de llevar mejor mi responsabilidad.

-Nix...lamento lo que te hice...-Agachó la cabeza.

-No lo hagas, con el tiempo aprendí a enfocar mi molestia en algo mejor...

-¿Me has perdonado?.- Nix fijó de nuevo su vista en su hermana, Némesis parecía suplicante, de verdad se sentía mal por lo que había pasado. La larga espera de la respuesta de Nix creó varias especulaciones cerca incluso Némesis percibía el rencor cerca de ella...o eso creía.

-El pasado debe quedarse ahí hermana...es momento de enfocarse en el presente y en el futuro...Némesis...¿Volverás a aceptarme en el castillo?

La madre de Némesis negaba lentamente sin poder decir nada como si quisiera transmitirle su respuesta a Némesis.

-Sí...nadie ha tocado tu habitación, puedes ocupar la misma.- Nix hizo una reverencia.

-Te lo agradezco...disculpa, estoy algo agotada y la noche aún no caerá, iré a descansar.- Dio media vuelta y salió de la sala. Némesis asintió después de que se fue, estaba feliz de volver a ver a su hermana y sobre todo que ella haya olvidado lo que ocurrió sin embargo, algo le incomodaba en el interior.

***

                                                                                            Nix

Tres horas después...

Alguien tocaba a la puerta de Nix. Ella dio un volcó de sus ojos y se acercó para recibir a su visitante.

-Tristán...¿Deberá alegrarme de verte o preguntar qué haces aquí?.- Preguntó ella abriendo más la puerta.

-Vengo a hablar contigo...es importante.- Dijo él casi en posición de firmes.

-Sabía que tarde o temprano dirías eso.- Nix salió de la recámara y cerró la puerta para luego cruzarse de brazos ocultando su impaciencia.- ¿Qué se te ofrece? ¿Puedo ayudarte en algo?.- Ironizó.

-Nix...¿Por qué has vuelto?...Estás tan cambiada que...

-¿Qué quieres en realidad?....Dilo ahora en vez de querer quitarme el tiempo.- Tristán hizo hacia atrás la espalda, Nix nunca le había hablado de esa manera.

-Eres ahora otra...la Nix que yo conocí no tenía esa actitud.

-¿Y qué esperabas?.- Demandó saber.

-Tampoco esperaba que perdonaras lo que hice sin embargo, sé que algo estás tramando.

-¿Ah sí? ¿Qué te hace estar tan seguro?

-Tú...hace rato en la sala cuando estabas frente a Némesis, cómo dije...eres otra y podría jurar que intentas vengarte.

-Y si así fuera...¿Lo impedirás?

-¿Tan malvada te has vuelto?.- Nix se encogió de hombros, su mirada era provocadora de dudas.

-Tómalo como quieras...pero esta vez, nada ni nadie se va a meter en lo que yo quiero.- Tristán al escucharla apretó las manos se lamentaba haberla lastimado antes pero también sabía que ella se había vuelto así por sentirse opacada por Némesis. Nix dejó caer los brazos y suavizó su mirar.- Tristán...ven conmigo. Tristán la miró incrédulo y ella le tomó de una mano.- Podría olvidar todo...todo lo que pasó contigo y con Némesis...podría olvidar que decidiste enamorarte de ella si sólo, regresas conmigo...

-¿Qué dices?...Yo soy su guardián.

-¿Y eso qué? Ella no te haría nada precisamente porque eres su guardián, podrías venir conmig, los dos nos iríamos lejos ni nada ni nadie nos separaría de nuevo...incluso...podríamos hacer lo que se había vuelto una ilusión para mí.

-¿Ilusión?.- Nix asintió.

-Sí...¿Nunca soñaste con tener una familia?.- Tristán levantó las cejas al escucharla, lo tomó por sorpresa.- ¿Nunca soñaste en ser feliz? Eso podría pasar Tristán. No me importaría dejar todo por ti...porqué además del poder, te quiero sólo a ti...

Los ojos de Nix brillaban como la vez en que él le había profesado su amor, en el interior...la Nix del pasado empezaba a abrirse paso en la realidad, Tristán extraño esos momentos.

-Sí...no puedo negarte que he soñado con eso...ser feliz y tener una familia...una que nunca tuve debido a mi destino en esta vida...anhelo tener eso...- Nix había sonreído con complacencia y alegría, estaba a punto de besarlo cuando algo más la hizo volver a la tierra.- Con Némesis...

Nix se apartó bruscamente de él y sus facciones fueron desagradables.

-¿Qué acabas de decir?

-Qué lamento lo que te hice pero lo que siento por Némesis es más grande...no puedo estar contigo.

Nix comenzaba a bufar y se resistió firmemente a las ansías de abofetearlo ahí mismo hasta que se cansara, se sentía nuevamente humillada.

-¿Esa es tu decisión?

-Sí...no tengo que pensar en nada más.

-Entonces...tú y tu adorada diosa pueden pudrirse juntos.- Dijo escupiendo el veneno que había formado.- Tal para cual...fue lo correcto haberte quedado con ella, serás muy infeliz Tristán.

-No lo creo...iré en contra de lo malo.

-¿Quieres poseer todo lo que te podría hacer feliz?

-No...no se puede tener todo Nix, tú ya deberías saberlo...siempre va a haber algo que nunca será de nosotros y sí, ella me eligió y ahora compartimos todo.- Terminó de decir y se marchó de ahí dejándola cubrirse más de ira...ese sentimiento oscuro la estaba invadiendo cada vez más.

Nix estaba por descarrilar su furia dentro de su habitación cuando Aricia se acercó a ella, Nis ni siquiera la había presentido.

-¿Qué?.- Preguntó hastiada.

-La señora quiera verte...con urgencia.- Agachó la cabeza. Su cabello recogido en dos trenzas era más fácil de llevar, más cómodo que tenerlo suelto como antes.

-¿Te refieres a la madre de Némesis?.- Aricia asintió. Nix maldijo muy bajo y con paso fuerte fue hacia los aposentos de la mujer seguida de Aricia quien debía tener mucho cuidado con Nix.

Una vez en los aposentos, Nix llamó a la puerta y se le indicó entrar...ahí estaba la madre de Némesis esperándola. Ella estaba indicada con sus manos en los muslos. Con un ademán, le pidió a Nix que tomara asiento frente a ella. Nix no se sentía de buen humor como para hacer toda una rutina para hablar con ella sin embargo aceptó lo que la mujer le pedía, era la primera vez que hablaban a solas.

-Espero no haberte interrumpido en algo.- Dijo la mujer.

-Más o menos, en poco tiempo tengo que salir...la noche se acerca.

-Sí lo sé...pero deseaba hablar contigo antes.

-¿Sobre por qué regresé? Se lo dije a Némesis en su momento y usted escuchó, no tengo nada más qué decir.

-No necesariamente quería hablar de eso contigo...pero si quería pedirte algo.

-¿Usted pedirme algo?.- Enarcó una ceja y reprimió su risa.- Usted nunca me ha pedido nada, apenas recuerdo cuando me dirigía la palabra.

-Sí, es verdad, nunca tuvimos una relación apegada, decir que era cordial apenas y exageraría.

-Pues ya que usted lo ha dicho...no sé qué tenga que decirme ahora o qué pedirme en estos momentos.

-Si lo tengo...yo...quisiera pedirte que no intentes atormentar a Némesis...por favor.

Nix sonrió con clara burla y sopló su flequillo.

-¿En qué sentido me lo dice?

-En todo sentido, principalmente por su cargo...

-El cargo de Caos...a menos que ya la haya nombrado usted oficialmente...

-Algo que no he hecho.

-Entonces es su asunto ¿no cree?

-Estoy de acuerdo...pero sé que has regresado por eso, porque no la he nombrado...porqué quieres estar en su lugar.

-Tengo derecho, soy la hija de Caos...media hermana de Némesis, tengo el suficiente derecho de pelear por ello.

La mujer estrechaba sus labios mientras los humedecía con su saliva y peinaba sus cabellos hacia atrás de su cabeza.

-Némesis está más apta para el cargo...Caos opinaba lo mismo.

-¿Y por qué no la ha nombrado?.- Demando saber sin abandonar esa sonrisa.- Han pasado años y eso está estancado aún...¿No estaba segura?

-Ahora lo estoy, por eso te pido que no interfieras, Némesis busca el bien para todos y a pesar de lo que haya sucedido entre ustedes, ella aún siente aprecio por ti.

-Eso a usted le molestaba, a usted y a Caos nunca les pareció que mi media hermana estuviera cerca de mí...

-Tu media hermana...-Susurró la mujer mientras tomaba los extremos de su vestido y los presionaba con mucha fuerza.

-Si era todo lo que me tenía que decir, me retiro.- Nix se levantó de donde estaba y al girar chocó con Aricia haciéndola chocar cerca de una pared y la hizo tirar algo.

-No era mi intención...fue un accidente.- Dijo Aricia tratando de disculparse. Nix la miró casi amenazante, le indicaba que no necesitaba de sus disculpas.

Ella miró al suelo antes de irse y vio un objeto que había caído, seguramente de la pared. Se agachó a recogerlo, era un trozo de tela muy familiar.

Cuando era niña Nix, Érebo se había hecho cargo de ella y desde que tenía memoria, ella portaba una especia de manto que representaba a su madre sin embargo, Érebo se deshizo de dicho objeto y el manto sólo quedó en su memoria. La madre de Némesis no había querido que ella recogiera la tela pero ya era demasiado tarde. Nix tenía el trozo entre sus manos y se lo extendió a la mujer.

-¿Qué hace usted con esta tela?.- Preguntó ella esperando alguna palabra de parte de la mujer. Ella en cambio no dijo nada y miró a Aricia quien la entendía perfectamente. Nix resopló al observar que no tendría respuesta. Por obra casi del destino, sus ojos aguamarina se deslizaron a un costado de la mujer frente a ella y abrió sus ojos de par en par.- ¿Por qué tiene usted esto?

-Nix...perdóname...- Dijo la mujer cerrando los ojos.

-¿Perdonarla a usted?...¿De qué está habl...?

-Eres mayor a Némesis por un año...y yo soy tu madre.


-No...tú no...-Decía Nix yéndose de espaldas y agarrándose de la pared.- Tú no eres mi madre ella...

-Soy yo...y...lo lamento tanto...-La mujer ya estaba llorando. Aricia observaba alejándose de la diosa de la noche, en sus ojos profesaba la duda pero también podía verse que su paciencia había llegado casi a su límite.

-¡Explícate de una buena vez por todas!

-Yo...te tenía pero algo en ti no estaba bien, tenías casi un año e ibas a tener una hermana...y...

-Preferiste abandonarme...¿no?

-No podía tener a dos, tenía que elegir a una y como Érebo quería hacerse cargo de ti pues no tuve elección.

-Preferiste tenerla a ella porque pensaron que sería "especial".- La mujer no dijo nada y se estuvo limpiando el rostro con sus manos. Nix se llevó las manos a la cabeza y se estaba enredando los cabellos de la desesperación.

-Ese fue un error, se suponía que nunca debía decirte nada pero...ha pasado...tenías que creer que tu madre era otra persona...la culpa fue mía, no quiero que vayas en contra de Némesis...por favor.- Ella se fue arrastrando hacia Nix y le tomó del vestido, estaba suplicándole aún. Nix la miró altiva, ella tenía dolor en su mirada aunque no sabía si por arrepentimiento o por preocupación por Némesis.- Hazme lo que quieras a mí, ella no tiene la culpa de nada...

Definitivamente era más por la segunda opción, Nix sentía ácido en lo más profundo de su ser, jamás había sentido algo parecido, no llegaba ni a la mitad de cómo se sintió cuando vio a Némesis con Tristán. Algo dentro de Nix se destruyó. ¿La compasión? ¿La humildad? Algo bueno se había desmoronado por tantas cosas. Por impulso. Nix podía haberle dicho que sentía ganas de deshacerse de Némesis cuanto antes pero Érebo le había enseñado a ser más inteligente y más fría a pesar de toda la rabia acumulada.

Nix respiró continuamente muy profundo y luego se agachó a donde estaba su "madre". Aricia en todo momento estuvo alerta por si algo malo estaba por hacer Nix.

-Siento una furia que me sofoca...jamás creí ser tan poca cosa incluso para ti...y...a decir verdad, tenía otra expectativa de mi madre...no estoy feliz por lo que me hiciste pero...-La mujer la miraba atenta.- No vengaré de esto con tu hija...como bien dices, ella no tiene la culpa.

-No, no la tiene...

-¿Ella sabe de la verdad?

-No...no se lo dije.- Nix suspiró y pronto se levantó.

-Menos mal...me voy, tengo que descansar, todo esto me ha dado náuseas...-Dijo Nix sin volver a cruzar mirada ni con ella ni con Aricia y salió de ahí con prisa.

La mujer dio una bocanada de aire, había sentido una opresión cuando Nix estaba ahí. Aricia se agachó con ella poniendo una mano en su espalda.

-¿Se encuentra bien?.- Preguntó Aricia angustiada.

-Aricia...¿Crees que hice bien en decirle la verdad?

-Espero que si señora...espero que si...

Mientras tanto...

Nix regresaba a sus aposentos, le dolía el interior y por mucha discreción que debía tener era difícil, quería hacerle sentir a Némesis lo mismo que ella, que comprendiera su dolor...que padeciera de ello.

Al seguir avanzando, se volvió a topar con Tristán quien lo que menos quería, era hablar con ella. Se giró para buscar otro camino.

-Espera...Tristán...-Dijo firme haciendo que él se detuviese.

-Nix no quiero escuchar que me digas lo mismo.

"-¿Quieres poseer todo lo que te podría hacer feliz?.- Preguntó Nix.

-No...no se puede tener todo Nix, tú ya deberías saberlo...siempre va a haber algo que nunca será de nosotros y sí, ella me eligió y ahora compartimos todo.- Dijo Tristán." Recordaba Nix de momentos atrás en su última conversación con Tristán.

-Me dijiste hace rato que no se puede tener todo en la vida.- Dijo segura y él asintió sin saber a dónde quería llegar con eso.

-Sí, te lo dije y lo reitero...¿Por qué?

Nix sonrió poco a poco, cuando desapareció del castillo había relacionado los puntos débiles y fuertes de Némesis y uno de ellos era la ambición del poder a pesar de tener una actitud amable. Si ahora Tristán y ella compartían los mismos puntos, entonces...

-Algo que te podría hacer feliz a ti es tener...poder ¿no?.- Preguntó y Tristán se quedó sin poder decir algo sin embargo, su mirada dudosa hacía tener más seguridad a Nix con lo que decía.- Puedo ver en tus ojos que deseas poder...sobresalir entre todos los demás, que nada ni nadie pueda interferirse en tu camino...ni siquiera Némesis ni tu unión con ella.

-Todos pueden desear el poder...¿A dónde quieres llegar Nix?

-Muy fácil Tristán...contéstame algo...¿Qué pasaría si yo te dijera que puedes tener todo el poder que quieres? O podría dártelo Tristán, sólo tendrías que hacer una cosa por mí...

-¿Cómo qué?.- Preguntó fingiendo algo de indiferencia, la verdad es era que estaba muy interesado en la propuesta.

-Ayúdame a vengarme de Némesis.

FIN FLASHBACK

Centro de Atenas

2:46 p.m

Aioros, Kanon y las niñas habían ido a diferentes lugares de Atenas y se la habían pasado muy bien. Kanon creía que después de ir al supermercado se irían al Santuario pues subestimaba que las gemelas estarían lo suficientemente cansadas como para ir a otro lado. Todos fueron al pasillo de cereales y las tres niñas fueron en busca de su cereal favorito. Aioros sonreía muy contento por cómo las niñas estaban felices por una simple caja de cereal, Kanon no...Kanon estaba fastidiado.

-Apúrense a buscar su mugroso cereal y nos vamos.- Les dijo a las gemelas.

-No es su culpa que estés de mal humor.- Le decía Aioros divertido.

-La culpa es tuya, yo ya me había emocionado con una cita y tu interés sólo era estar con ellas.- Dijo Kanon bromeando de nuevo.- En la mañana querían desayunar cereal de borregos, estuvieron a punto de hacerme un berrinche y tuve que sobornarlas con que se los compraría si se comían el que tenían.

-Bueno, el soborno no es bueno en niños pero al menos se terminaron el que tenían ¿no?

-Sí, no se me ocurrió que más decirles...al menos Darlenne obedece.

-No lo niego pero las gemelas sólo son inquietas.

-Te faltó decir que son unos demonios cuando quieren...Saga deberá pagarme todo lo que me han hecho pasar esas niñas- Dijo entre broma y nostalgia.- Ojalá aparezca pronto.

-Yo también lo espero...yo también lo espero.- Le dijo Aioros animándolo poniendo una mano en su hombro.- Saldremos adelante por las niñas.

En eso, unas señoras iban pasando con un carrito de súper y los miraron de forma muy extraña. Kanon miró al cielo y apartó la mano de Aioros.

-Tenías que hacer ese comentario justo cuando iba pasando la gente.- Le reclamaba Kanon.

-Pero no dije nada malo...sólo dije que saldríamos adelante por el bien de nuestras hijas.- Dijo muy inocente Aioros sin percatarse que más gente iba pasando por el pasillo y lo habían escuchado creándose un sinfín de imaginaciones.

Kanon pasó una mano por su rostro y negó con la cabeza.

-Ya guarda silencio Aioros...y son mis sobrinas.

-Casi tus hijas.- Sonrió.- Las has cuidado como tal, cuando tengas a los tuyos propios será más fácil.

-Si...claro.- Dijo vacilante.- Sólo deja de decir algo más que malinterprete la gente.

-Pero yo no dije nada...

-Ya dijiste demasiado, menos mal que vivimos separados.- Rio.

-Ya habían más días así Kanon.- Comenzó a reírse Aioros.

-Espero que le digas a Danna sobre tus propósitos conmigo, no quiero problemas.- Dijo Kanon con su sentido del humor y cuando dio media vuelta habían tres mujeres susurrando respectivamente lo que había malinterpretado Kanon también. Él suspiró.- Mejor vámonos...niñas...¿Ya tienen lo que quieren?.- Las gemelas tenían dos cajas de cereal con borregos en la portada, era el cereal que tanto querían.- Oh no...sólo compraré una caja.

-Pero...pero...pero...queremos dos.- Decía Brissia sensible.

-Lástima, tienes un tío pobre y amargado...será para después.

-Pero tío Kanon...queremos ir al cine...- Decía Venus mostrándole la caja a Kanon. Él la tomó y leyó lo que decía.

-Tiene entradas gratis al cine...-Dijo Aioros leyendo también.

-Gracias Aioros, sé leer...- Dijo Kanon entregándole la caja a su sobrina.- Pero ya tuvieron suficiente por el día de hoy, será después...¿Verdad Aioros?

-Hace tiempo que no voy al cine...me pregunto qué películas habrá.- Dijo pensativo.

-Gracias por ayudarme a darle más ánimos.- Dijo sarcástico Kanon.

-¿Entonces sí vamos?.- Preguntaron las gemelas.

-Señor Kanon...-Decía Darlenne tomándolo del pantalón.- ¿Podemos ir al cine?...¿Por favor?

Kanon miraba a la hija de Darlenne, pedía las cosas con una vocecilla tan inocente y conmovedora que resultaba muy difícil decirle que no.

-Bien...vamos al cine.- Dijo Kanon más accesible.

***

Santuario de Athena

Templo de Acuario

-¿Qué hiciste qué?.- Preguntó Camus enarcando una ceja mientras escuchaba la versión de Milo quien había ido ahí en vez de a su templo a descansar.

-No me hagas repetirlo Camus, es increíble para mí o me estoy volviendo loco.

-Ya estás loco más bien me sorprende que hayas sido educado.- Dijo Camus sereno mientras Milo lo miraba ofendido.

-Me lo dices como si yo siempre me aprovechara de las mujeres.

-Milo, siempre te aprovechas de las mujeres.- Recalcó Camus.

-Dame un ejemplo.- Exigió Milo mientras Camus suspiraba.

-Con sólo mencionarte lo que le hiciste a Sory, lo que pasó también con Shaina y las múltiples veces que sedujiste a muchas chicas sólo porque no puedes calmar el instinto animal que tienes.

-Eso es lo más cruel que pudiste haberme dicho en todo el día Camus...espera...¿Por qué mencionaste a Sory? ¿Te refieres a lo que ocurrió esa vez con ella cuando estaba destrozado por lo de Shaina?

-No, hablo de apenas.

-¿Pues qué le hice?.- Preguntó rascándose la cabeza.

-Pregúntaselo directamente, estoy muy seguro que ella debe estar enojada contigo.

-No tiene ninguna razón.

-Yo creo lo contrario.

-Bah...no digas eso.- Dijo Milo carecía de importancia a lo que había pasado.

-Quédate con la duda entonces, yo me retiro.- Dijo Camus levantándose del sofá y tomando una gabardina.

-¿A dónde crees que vas tú?.- Preguntó Milo esperando una respuesta.

-Voy a salir con Manne.- Milo abrió la boca y se cruzó de brazos.

-¿Me estás cambiando por una chica?...¿Cambias a tu amigo de toda la vida por culpa de las hormonas? Sabía que este día llegaría pero jamás pensé que sería tan pronto.- Dijo Milo muy dramático. Camus lo miró neutral.

-Tú lo dijiste, eres mi amigo y ella es...son sentimientos diferentes.

-No me des explicaciones...anda, vete con ella...a mí déjame con esta soledad y humillación.- Dijo Milo sentándose en el sillón y recargándose en uno de los cojines.

-Me preocupas.- Dijo Camus alzando la mirada al cielo por varios segundos.

Mary Anne estaba en la entrada del templo junto con su amiga Sory quien seguía muy molesta con Milo por haberla dejado sola con Dohko. Sory estaba comiendo una pera mientras escuchaba a Mary Anne tratando de convencerla.

-Por favor, no necesitas hablarle si no quieres, sólo que me acompañes con Camus.- Dijo Mary Anne.

-Ya escuchaste, está Milo ahí dentro y no sé qué haré si lo veo de frente.- Mordía la pera con agresividad.- Entra tu con Camus, de todas formas no voy a ir con ustedes a su cita.

-Lo sé.- Sonrió.- Pero...¿No dijiste que tenías que ir a la morada?

Sory dejó de masticar por un momento y cerró los ojos, quisiera o no tenía que atravesar el templo. Mary Anne entró primero y saludó con la mano extendida al cielo. Camus esbozó una sonrisa e hizo lo mismo en cuanto a Milo, él miraba a Sory quien prefirió saludar a Camus sin dirigirle la palabra a él, tal vez Camus tenía razón y Sory si estaba enojada con él.

-¿Ya estás lista?.- Preguntó Camus dirigiéndose a Mary Anne.

-Si.- Contestó.

-Hola Sory.- Saludó Milo sin éxito, ella sólo hizo un ademán que parecía estar espantando un mosquito que saludando. Camus se encogió de hombros y pronto salió con Mary Anne del templo. Sory dio otra mordida a la pera casi terminada y caminó hacia la otra salida del templo.- ¿Por qué no me has saludado?.- Se puso enfrente de ella esperando respuesta.

-Hola y adiós.- Le dijo ella tratando de rodearlo.

-¿Estás molesta conmigo?

-Para nada.- Ironizó. Milo atrapó ese concepto.

-¿Puedo saber por qué estás así?

-¡Vamos Milo! Sabes bien lo que hiciste, me dejaste sola en ese bar a cargo de Dohko, traérmelo al Santuario no fue fácil, bien pudiste ayudarme pero tu calentura pudo más.- Reprochó.

-Ah...¿Era eso? Pensé que era algo más delicado.- Dijo poniendo una mano en su frente, Sory no podía creer lo que escuchaba.

-He de estar exagerando.- Volvió a ironizar con más intensidad.- Pero unas disculpas no estarían de más.

-Ehmmm...¿Me disculpas?.- Dijo más forzado que de ganas.

-Vamos, sé que puedes hacerlo mejor.

-No debí haber llevado a Dohko, ni tampoco que lo hayas traído tu sola...hice mal.

-Sí, todo por estar con tu adorada "Savy".

-Ya deja de enojarte...porque no mejor...pasamos a otro tema...¿Qué opinas?.- Le preguntó acercándose y acariciándole el brazo de Sory.

-Pídeselo a "Savy".- Dijo ella molesta y Milo esbozó una sonrisa hastiada.

-De acuerdo, si así quieres estar bien...de lo que te pierdes.- Le dijo yendo en dirección a su templo. Sory apretó la mandíbula y sin titubear, le arrojó a la cabeza lo que le restaba de pera. Milo se sobó la nuca y miró a Sory molesto.

-Fue un accidente.- Dijo burlándose y se fue en sentido contrario mientras Milo decía algo por lo bajo.

***

Templo de Virgo.

Shiva estaba terminando de alistarse para ir a donde estaba Ambrosía, la emoción le hacía ser demasiado apresurado. Shaka había terminado de meditar y ahora caía en cuenta de la rapidez de Shiva para buscar sus respectivas cosas, no había duda de que saldría.

-¿A dónde vas esta vez?.- Le preguntó. Shiva lo miró colocándose una bufanda.

-Iré con Ambrosía.- Respondió y Shaka sintió un peso en sus hombros.- Quedé de ir a verla.- Dijo muy sonriente.

-¿Y los deberes?.- Exigió saber Shaka calmado con los brazos enredados.

-Ya barrí, lavé los trastes, sacudí los tapetes y lavé algo de ropa mi señor.

-¿Ah sí?...Tendré que estar seguro.- Shaka fue primero a la cocina donde vio los trastes limpios. Tomó un plato y lo miró cautelosamente, Shiva estaba atrás de él.- Aquí, esto está sucio Shiva.- Le mostró el plato. Shiva lo vio y no veía absolutamente nada.

-Mi señor...yo lo veo limpio.

-Es porque quieres verlo así pero yo puedo ver claramente ese micro punto de suciedad en la porcelana.- Shaka miró todos los demás trastes.- Y los demás están en igual estado.- Shaka salió de la cocina y miró el suelo tocando con un dedo la superficie.- ¿Ves esto Shiva?.- Le mostró su dedo el cual estaba limpio también.- También hay suciedad aquí, no está bien limpio.- Así, Shaka fue a cada uno de los rincones donde Shiva había limpiado, Shaka jamás había hecho una inspección tan estricta.- Todo esta mínimamente sucio, necesito que vuelvas a hacerlo.

-¿Qué? Pero mi señor...necesito ir con Ambrosía.

-Cuanto lo siento, la señorita tendrá que esperar, primero es la limpieza en el hogar y luego las citas...comienza ahora o entre más te excuses será más tarde.- Shaka rio por dentro cuando viuo que Shiva desconsolado dejaba sus pertenencias y volvía a limpiar las cosas.

El caballero de Virgo se colocó un suéter dispuesto a salir del templo.

-Maestro...¿Usted saldrá?.- Le preguntó Shiva.

-Si, tengo que ir a hacer una diligencia...cuando regrese quiero limpio el templo.- Dijo para después salirse del templo rápidamente y fue escaleras abajo.

Shaka no se sentía muy bien mintiendo y engañando a su discípulo pero el sólo tener la idea de que iría a ver a Ambrosía le había hecho hacer las cosas sin pensar.

-Me preguntó que estará haciendo Ambrosía...lo mejor será ir a averiguarlo.- Dijo eligiendo su destino de parada.

***

Cine

3:18 p.m

Aioros, Kanon y las niñas ya estaban por escoger la película que verían, la cartelera tenía buenas películas y Kanon ya estaba interesado en algunas sin embargo, dudaba que las niñas quisieran ver de terror y de acción además de que era inapropiada tanta violencia en ellas.

En la sección infantil estaban tres películas llenas de dibujos animados y que claramente eran de interés en las niñas.

-¿Ya se decidieron niñas?.- Les preguntó Aioros.

-¡Sí!.- Gritó Brissia.

-Queremos esta.- Darlenne le señaló la imagen de la película escogida.

-"La batalla de los guisantes".- Dijo Aioros viendo detenidamente la imagen.

-Tenía que ser.- Dijo Kanon para él.

-Bueno, la decisión está tomada y sólo queda comprar nuestros boletos Kanon.- Le decía Aioros.

-Yo voy, quédate con las enanas.- Le decía Kanon a Aioros mientras iba a formarse a la fila de boletos.

Justo en la entrada del cine se encontraba Sienna y Saida quienes también iban a ver una película. Ambas miraban las películas disponibles y la sinopsis de cada una.

-Esa película se ve interesante.- Decía Sienna viendo una de terror. Saida por su parte estaba mirando con duda.- Pero también cuenta tu voto. ¿Cuál te gusta a ti?

-El terror no es lo mío pero podría ser un cambio interesante.

-¡¿En serio?!.- Preguntó emocionada Sienna.

-Sí...vamos a comprar los boletos.- Dijo la pelirroja yendo a la fila pero fue interceptada por personitas que no creía ver tan pronto.

-¡Saida!.- Las gemelas exclamaron y fueron pronto a abrazarla. Saida al verlas se sintió muy feliz y se arrodillo para estar a su altura y abrazarlas igualmente.

-¡Oh niñas!...¡Es un gusto volver a verlas!.- Se separó del abrazo y las miró un poco más impresionada.- ¿Se acordaron de mi nombre?

Las niñas sonrieron y volvieron a abrazarla. Saida se sintió más feliz, cabía suponer que ellas también la habían extrañado como ella. Sienna se acercó un poco a Saida y le susurró al oído al verla tan sumergida en el abrazo.

-¿Sabes lo que significa esto?

Saida abrió de pronto los ojos y se levantó enseguida y vio a Aioros acercarse a ellas, no pudo evitar mirar a Saida algo desconfiado.

-Niñas, no debieron irse así.- Les dijo Aioros a las gemelas mientras sostenía a Darlenne en brazos.

-No sabía que estaría aquí.- Dijo Saida sintiéndose incómoda. Sienna se puso frente a ella en postura más determinante.

-No sabíamos que estarían aquí también...¿Las has traído tú Aioros?

-Sí y no, de hecho...-Aioros volteó a ver en dirección a Kanon quien no había visto lo que pasaba.

-En media hora inicia la película para comenzar a preparar...- Kanon vio a Saida y Sienna ahí mismo, si impresión fue primero que el enojo. Saida al ver que él la miraba aún con hostilidad desvió la mirada hacia Sienna.

-Vamos a otro lado.- Le dijo y su amiga asintió. Las gemelas por su parte fueron de nuevo con Saida y le tomaron de la mano.

-Ven a ver película con nosotras.- Dijo Venus halándola.

-Vamos a ver esa.- Dijo Brissia señalando la que querían.

-Lo siento niñas, tengo que irme.- Dijo Saida.

-Déjenla, tenemos que ir a formarnos.- Dijo Kanon tomando a las gemelas de la otra mano pero ellas lo miraron con el ceño fruncido.-

-Niñas, su tío les llama y yo tengo que ir a otro lado.- Insistía Saida más incómoda.

-Pero queremos ver la película contigo.- Decían las gemelas. Saida suspiró y Kanon esforzó su voz para sonar más áspero.

-Si no vienen en este momento no veremos nada de películas e iremos al templo.- Dijo Kanon a modo de regaño. Las gemelas estaban por llorar.

Aioros suspiró e intervino en aquello.

-Oye Kanon...¿Y si dejas que ellas estén con ella?.- Kanon se giró a Aioros y sus ojos de protesta le preguntaban si se había vuelto loco.- Es que si ellas están aquí es porque también quieren ver una película...al menos que me equivoque.

-Eso íbamos a hacer pero para soportar desaires son mejores los de la hermana de Saida.- Dijo Sienna molesta.

-Queremos ver la película con ella.- Decían nuevamente las gemelas. Kanon las miró duramente y luego a Saida. Él le entregó dos boletos a Aioros y los otros los guardó él para luego susurrarle algo a Saida, ella se puso nerviosa de sentirlo tan cerca.

-Espero que no estés tramando nada.- Le dijo él y luego se quitó de allí.- Me iré a formar, Aioros...cuida a las niñas.- Dijo secamente.

Saida se sintió ligeramente devastada por el comentario que le hizo, aún seguía creyendo que ella era Nix, su enemiga y no era así.

Saida miró a las gemelas y les sonrió.

***

Diez minutos después...

Casa de Cassandra.

Cassandra había ido de compras con Eren mientras que Ambrosía disfrutaba de la paz y tranquilidad del hogar sin niños, discusiones de Shura y Cassandra o del constante sonido de quejas y palabrerías expresadas por Eren.

Ambrosía tomó uno de sus libros favoritos y que aún no terminaba de leer, encendió la calefacción y se cambió de ropa a una más cómoda pues apenas había regresado del local de antigüedades.

Se recostó sobre el sillón y comenzó a leer.

Pasaron quince minutos más y ella seguía más entretenida en la lectura que antes, de verdad necesitaba un momento de paz en la casa.

Shura quien había estado tomando una siesta recién bajaba los escalones acomodándose los cabellos. Al llegar a la planta baja vio a Ambrosía quien lo ignoraba completamente. Shura no había podido aclararle la situación a ella sobre lo ocurrido con Eren que más bien, no había sido nada de lo que seguramente se imaginó pero también estaba cien por ciento seguro que no se lo había dicho a Cassandra de lo contrario ya no viviría en esa casa o en su defecto, le habría declarado la muerte.

Él se acercó a ella hasta colocarse casi enfrente de su cabeza, ni así ella dejó de ponerle atención al libro.

-Oye...¿Qué haces?.- Preguntó llamando su atención sin mucha suerte.- Te estoy hablando...

-Estoy leyendo como es de suponerse...-Le dijo para luego despegar la vista del libro y mostrarle la portada.- Se llama "El laberinto de las flores" es muy interesante.- Volvió a leer donde se había quedado.

-Genial...¿Y de qué trata?.- Preguntó apagado.

-De un hombre que perdió a su esposa y halló cierto consuelo al crear su propio laberinto, cada pasillo tenía flores diferentes...después conoce a una chica de la que se enamora y ella de él pero algo extraño le ocurre a ella cuando se pierde en el laberinto.- Explicaba con emoción en su garganta.- Él la encuentra y ella se volvió fría y silenciosa...hasta ahí me quedé hasta que llegaste a hablarme.

-Lamento si interrumpí pero no había tenido la oportunidad de hablar contigo acerca de...

-Si es por lo que vi en la recámara de Cassandra no tienes que aclarar nada.

-Tengo que hacerlo y no por obligación ni nada si no porque no quiero que tengas una idea equivocada.

-De ti no...de Eren ya tengo sospechas.

-¿Qué? Explícate.

-Eren ha estado muy rara a mi parecer, con Cassandra se porta muy diferente que conmigo además verla tan cerca de ti me hace tener ciertas desconfianzas pero como Cassandra cree fielmente en ella lo mejor será que te alejes de ella o al menos sé cortante para que entienda.

-Bueno no negaré que fue raro que ella estuviera en la recámara así nada más para recoger según la ropa sucia pero de ahí a que quiera perjudicarlas.

-No lo sé, espero que no y no quiera seducirte.

-No creo que sea capaz pero en fin...me prepararé, tengo que ir al Santuario y ya voy tarde...¿Quisieras decirle eso a Cassandra? Llegaré hasta mañana.

-Yo le digo cuando venga.- Seguía leyendo.

-Está bien y...gracias, pensé que habías creído algo malo de mí.

-Llegué a pensarlo en el instante pero medité las cosas.- Le sonrió y volvió a leer.

Shura se sintió más relajado al hablar con Ambrosía. Alguien tocó el timbre y fue a abrir inmediatamente para luego cerrar e ir con Ambrosía.

-Te buscan.- Le dijo.

-¿Quién me busca?.- Preguntó tratando de seguir la lectura.

-Un caballero de armadura dorada...un sensual rubio que viene en busca de su doncella de delicados shorts de mezclilla y adicta a la lectura complicada.- Dijo conteniéndose las ganas de reír.

Ambrosía estaba tan despistada a lo que le decía que ni siquiera se alteró.

-La lectura no es complicada...¿Acabas de recitar un texto literario?

-Para nada...sólo que te buscan...Shaka para ser exactos.

-Ah Shaka...-Dijo sin importancia y luego se viró lentamente a Shura con ojos expresivos.- ¿Quién está afuera?

-Rayos Ambrosía no es agradable estar repitiendo las cosas...el caballero dorado de Virgo vino en tu búsqueda...¿Le digo que pase o...?

Ambrosía pegó un brinco del sofá y hasta el libro salió volando, ella fue directo a su habitación para cambiarse de prendas. ¿Shaka había ido a buscarla? ¡Eso era novedad después de semanas de que no quería hablarle!

En menos de un minuto ya se había puesto lo primer que encontró que fue un vestido rosa y se había cepillado el cabello, estaba más presentable. Salió a la sala y ella misma fue quien abrió la puerta pues Shura había ido a prepararse para irse.

-Shaka...qué sorpresa.

-¿Estabas ocupada?

-Oh no...sólo leía un poco, lamento si te hice esperar.- Ambrosía le dio el permiso para entrar y Shaka al estar cerca del sofá tomó un libro que estaba en el suelo.- Lamento el desorden...

-¿Este era el que leías?

-S-Sí...debió haberse caído.- Rio nerviosa.

-¿Te gusta? ¿De qué trata?

-Es aburrido, es difícil que comprenda la lectura.- Mintió. Shaka le entregó el libro y ella lo guardó rápidamente en la estantería.- ¿Qué haces aquí Shaka?

-Vine a verte.

-¿A mí? ¿Pasó algo?

-No....¿Tendría que pasar algo para verte?

-N-No pero es que es...extraño...hace mucho tiempo que no me venias a visitar.

-¿Esperabas a alguien más?.- Preguntó Shaka más atento.

-No...pero Shiva me había mencionado que nos veríamos sólo que me confirmaría cuando viniera para acá.

-Posiblemente tarde.- Dijo riendo por dentro.

-¿Por qué?

-Deberes deberes.- Dijo ladeando con la mano.- Mientras eso pasa, quisiera invitarte a comer.

Ambrosía pestañeó varias veces, se quitó las gafas limpiándolas y luego se las colocó, no creía en tanta amabilidad de Shaka.

-¿Todo está bien?

-¿A qué te refieres?.- Preguntó Shaka.

-Tú invitándome a comer cuando ni siquiera quisiste hablar conmigo...es demasiado ahora que no esperaba eso de ti.

-Bueno quise hacerlo...¿Lo harás? ¿O has comido?

-Yo he...no, recién había llegado del local, no he comido nada estaba por hacerlo.

-Entonces vamos, si quieres a un lugar más cerca para que después vayas con Shiva cuando salga del templo...¿Qué dices?.- Shaka le tomó de la mano y se la besó. Ambrosía estaba tan conmovida por lo que él hacía que si estuviera soñando, no querría despertar.- ¿Aceptas?

-Por siempre...-Dijo embelesada.

-¿Cómo?.- Preguntó Shaka desconcertado, Ambrosía sacudió la cabeza.

-Sí...dije que sí acepto ir a comer contigo...voy por algo para cubrirme la espalda.- Dijo Ambrosía más nerviosa y fue por un abrigo, afuera era otra temperatura.

***

Mientras tanto en otro lado...

Aioros se había sentado a lado de Darlenne en la sala de cine y a lado de ella Kanon seguido de las gemelas. Kanon había buscado inconscientemente a Saida y Sienna quienes no estaban a simple vista.



-Tío....queremos palomitas.- Decía Venus jalándole del pantalón.

-No tengo dinero ya.- Dijo fastidiado y luego se sentó en el sillón.

-Pero ellos comen palomitas.- Insistía Venus señalando a otros con sus botanas.

-Yo iré a comprar unas.- Dijo Aioros levantándose y Kanon casi lo fusilaba con sus ojos.

-No Aioros...y no insistan niñas que no les voy a comprar nada, suficiente con su cereal y con haber venido al cine.- Se cruzó de brazos y pronto las miradas derrotadas de las niñas brillaron de emoción. Saida había llegado junto con Sienna y cada una tenía un paquete de palomitas con varios refrescos además de dulces. Kanon al verla se sorprendió por los grandes paquetes que tenían.

-Aioros, este es para ti, Kanon y Darlenne.- Le decía Saida entregándole un paquete. Aioros igualmente impresionado lo tomó.- Y este es de nosotras.- Se sentó y Sienna le entregó el paquete donde las niñas felices comenzaron a comer palomitas.

-No tenías por qué hacerlo.- Dijo Kanon en murmuro.

-Lo hice porque sabía que les gustaría.- Dijo tomando unas palomitas.- Discúlpame si eso también te molestó.- Saida no se atrevía a mirarlo directamente o terminaría llorando.

Kanon tomó un puño de palomitas y luego vio a la pantalla grande que tenía enfrente, sin decirle nada más.

Sienna tocó el hombro de Saida llamando su atención.

-Ni de terror ni romántica...veremos una animada.- Dijo Sienna bebiendo refresco.

-No me lo esperaba tampoco...lo siento, vendremos mañana si quieres a ver la otra.

-No importa, será divertido.- Sonrió.- Pero espero que Kanon no se atreva a molestarte porque si no...

-Tranquila...cuando termine la película nos iremos.

-¿A la playa? Como que debimos pensarlo mejor, el clima es muy malo.

-Al menos iremos a sentarnos en la arena...quisiera ver el mar solamente, aunque sea unos minutos.

Sienna asintió, si era lo que su amiga deseaba. ¿Por qué no? Después de todo no estaba muy feliz.

Tiempo después...

La película estaba por acabar y Kanon estaba sumamente aburrido, no comprendía cómo era que eso entretuviera a tantos niños, luego vio a Aioros y creyó que todo era posible, él era como un niño más, seguramente estaba así porque quería olvidarse de ciertas cosas...entre ellas el dolor.

Kanon trataba de no quedarse dormido, todo le aprecia eterno.

-Esa batalla de guisantes es más larga que la guerra contra Hades.- Susurró para sí Kanon.

-Cállate tío.- Decía Venus comiendo palomitas. Kanon la miró y se sintió cruelmente lastimado por su sobrina...si exageraba en eso.

Kanon se acomodó mejor en el sillón mientras seguía viendo las escenas.

Más tarde empezaba la escena donde tenían que rescatar a una princesa. Kanon ya estaba cerrando los ojos de sueño y más cuando llegaba esa escena hasta que vio que el guisante le decía lo mucho que quería a la princesa.

"El personaje le profesaba algunas cosas lindas marcando principalmente que nunca la dejaría sola. Ella iba a acercarse a él cuando alguien con un hechizo lastimaba a la princesa. El guisante fue corriendo hacia ella muy preocupado.

-Mi princesa...esto es mi culpa.- Le decía y ella sonreía.

-No mi caballero...me has ayudado mucho...y podrás seguirme ayudando si prometes que lucharás por lo que quieres...siempre"

La escena era muy chistosa y Kanon esbozó una sonrisa, le parecía cursi pero al fin y al cabo era infantil. Él miró a su derecha y vio que Saida tenía los ojos vidriosos mientras veía la escena. Kanon sintió una punzada al verla así, una simple escena infantil le había hecho sentirse de esa manera. Saida pasó sus dedos por debajo de sus ojos y luego se llevó las manos al vientre, esa escena le había tocado el corazón tal vez porque estaba sensible o tal vez porque estar cerca de Kanon y portarse como desconocidos cuando estarían esperando un hijo era realmente doloroso y triste.

Kanon se extrañó que alguien que supuestamente es malvado y cruel estuviera llorando de una forma tan natural, tenía ganas de ir y rodearla con sus brazos pero aún seguía con sus dudas sobre su origen.

Minutos después la película había terminado. Todos salieron de la sala y enseguida del cine. Saida se despidió de las niñas abrazándolas, Kanon le había permitido eso.

-¿Nos verás en la casa?.- Preguntó Brissia.

-No nena, será en otra ocasión, tengo algunas cositas 'por hacer pero te prometo a ti, a tu hermana y a Darlenne que las llevaré a otro lugar...¿De acuerdo?.- Les decía Saida y las niñas asintieron dándole las gracias por las cosas que compró.

-Es momento de irnos Saida, se hará más tarde.- Le decía Sienna.

-Sí...vamos.- Dijo Saida e inconscientemente miró a los ojos a Kanon.- Adiós.- Se despidió y aunque él no le contestó, asintió con la cabeza y se llevó a las niñas posteriormente.- Vamos a tomar aire fresco Sienna, lo necesito.

***


En otro lugar alejado.

Ya estaba oscureciéndose y Dione estaba despertando, su ropa estaba sólo un poco más seca. Se levantó de repente y vio que tenía encima una capa blanca cubriéndola. Dione inspeccionó de quien era pero no había rastro alguno. Revisó su herida la cual le ardía un poco y vio que esta estaba vendada. Observó su alrededor, no estaba el río cerca sin embargo...frente a ella pareció ver a alguien alejándose rápidamente pero no distinguió de quien se trataba.

-¿Qué pasó?...¿Dónde está el río?....¡La armadura!.- Preguntó alterada y cuando lo supo mejor, se encontraba en el principio, es decir, en la parte superficie del risco. Se levantó y fue hacia la punta de donde todo había pasado, donde había caído al negar la ayuda de Zacros.

Más enérgica, fue hacia donde había ocultado sus cosas y la armadura la cual estaba algo alejada, sintió que el corazón se le calmaba cuando vio que la armadura estaba intacta. Ella suspiró...sea quien sea que la haya ayudado a subir de nuevo y a curarle la herida le había ahorrado mucho tiempo en lo que buscaba una manera para subir.

-¿Habrá sido él?.- Se preguntó al recordar a Zacros, enseguida se quitó esa idea de la cabeza y se puso la armadura en su espalda.- No puedo perder más tiempo...ojalá que después de esto no quieran detenerme.- Dijo Dione caminando rápidamente.

Una hora más tarde...

Dione había llegado a un asentamiento pequeño buscando un lugar donde podría dormir, había llevado consigo dinero así que no sería un impedimento. Cuando lo encontró entró por la puerta de madera y vio a una posible recepcionista detrás de un escritorio.

-Buenas noches señorita...¿Desea una habitación?

Dione ingresó mejor al lugar, las piernas le dolían por haber caminado por una hora más a aparte por todo lo anterior.

-Sí, deseo una habitación pequeña.

-¿Cuántas noches se quedará?

-Una.

-Bien, tengo la adecuada...venga por aquí.- La joven guio a Dione hasta una diminuta habitación, Dione no estaba interesada en el tamaño, sólo sería para dormir esa noche, ducharse y seguir con su camino.- ¿Desea algo de comer?

-Sí, gracias...

-En seguida le cocinaré algo.- La joven era muy amable y por su aspecto indicaba que era humilde.- ¿Algo en especial?

-No, nada, lo que sea estará muy bien...muchas gracias.

-Es un placer...¿Algo más en que pueda ayudarle?

Dione dejó la armadura en el suelo y tomó su mochila, de ella sacó una caja de tinte y se lo mostró, aunque pareciera una locura...Nubia había tenido razón sobre eso para distraer, menos mal que se había encontrado con esos guerreros antes de pintarse el cabello.

-¿Podrías ayudarme a aplicarme esto?

***

En la playa.

8:12 p.m

Saida y Sienna estaban sentadas en la arena mirando las olas del mar, desde hace como quince minutos se habían quedado en absoluto silencio a pesar de muchos temas que podrían hablar. Sienna miró su móvil, tenía muchos mensajes de Afrodita y Máscara Mortal, por supuesto ninguno contestó de nuevo y no comprendía tanta insistencia.


-Extrañaba estar tan cerca del mar...me relaja escuchar las olas.- Dijo Saida poniendo un tema de conversación.

Sienna guardó su móvil y se acomodó el suéter.

-En verano deberíamos ir a nadar, como cuando íbamos al instituto...¿Recuerdas? Ean divertidos momentos.

-Sí...no había tantas preocupaciones...sobre todo en el amor.- Dijo Saida abrazando sus rodillas. Sienna se arrimó más a ella.

-Te vi llorar en el cine, no cabe duda que fueron los recuerdos ¿no?.- Saida asintió.- Por un momento estaba muy segura que terminarías diciéndole a Kanon sobre el embarazo.

-No amiga...¿Para qué? Él pensaría que lo hago para que deje de estar enojado conmigo, como una forma de manipularlo...creerá también que le miento, después de varios días, él sigue pensando lo peor de mí.

-No se veía tan enojado como aquella vez, un poco más y podrías decírselo.- Dijo Sienna animándola.

-Tal vez...lo mejor sea hacer mi vida aparte.

-¿Qué quieres decir? ¿Ya no le dirás nada?

Saida esbozo media sonrisa y puso una mano en el vientre.

-Mi hijo y yo podremos salir adelante, no me gustaría que en dado caso Kanon dudara de su paternidad y lo lastimara...yo tampoco quisiera sufrir por ello.

-Entiendo y sé que saldrás adelante como sea...pero...¿Y si se llega a enterar de lo sucedido?

-Yo tal vez ya esté lejos de aquí, planeo vivir en otro lado...Inglaterra es un buen lugar, también Italia...hay demasiado lugares donde podría perderme y comenzar de nuevo...

-No dudo que no lo puedas hacer, a veces me sorprendes mucho.- Sienna la abrazó.- Donde sea que vayas, yo iré contigo...soy tu amiga e iré al final del mundo.- Comenzó a reír.- Incluso podría ser la madrina y tía de tu bebé.

-Muchas gracias Sienna...de verdad eres una gran amiga.

-Hasta la muerte.- Comenzó a reír.

-Sienna, aunque has estado conmigo y yo te he contado más de lo que me pasa, sé que piensas en algo muchas veces.

-¿En serio?

-¿No resolverás las cosas con Afrodita y Máscara Mortal?

-No...¿Qué te hace pensar que ellos me tienen así?

-Los mensajes que has leído hace rato, son de ellos ¿no? Puedo estar preocupada o triste pero me doy cuenta de lo que pasa, ves demasiado tu teléfono y tus ojos parecen leer algo...niégamelo.

-Bueno sí...no dejan de molestarme, no quiero hablar con ellos.- Frunció el ceño.

-Quizás sólo quieren disculparse...

-O pelear para ser precisa...me lastimaron.

-Pero por cómo me has contado las cosas, eso fue un accidente, no querían lastimarte.- Decía Saida y Sienna hizo un mohín.- Han pasado días, creo que será bueno que hables con ellos, te conozco y a pesar de tus buenas actitudes sé que cuando te enojas no quieres escuchar nada más y actúas por impulso.

-Es que...sí tienes razón pero las técnicas de Afrodita no me salen, han pasado años y nada y me estresa que no comprenda...

-Bueno, también debes entender que ellos son tus maestros y que no serás experta en poco tiempo...todo se hace con práctica, incluso con el pasar de los años y aún así nadie termina sabiendo todo.- Sienna comenzaba a meditar las cosas que Saida le decía, si bien no habían hablado de ella antes ahora lo hacían.- Yo no sé de peleas y mucho menos de técnicas pero he comprendido que todo tiene un proceso como cualquier cosa y tener paciencia y perseverancia harán que las cosas tengan un mejor resultado...confió en ti como tú lo haces en mí y sé que llegarás a ser una buena peleadora o como ellos le dicen..."guerrera" "amazona".

-No me gusta que me hagan sentir que yo soy un punto intermedio para que ellos decidan pelear...siempre lo hacen y terminan culpándome, más Máscara Mortal.

-No es malo, sólo creo que no lo han comprendido suficiente.

-Si puede ser...pero es un hombre muy difícil...y Afrodita es todo lo contrario pero exigente, a fuerzas quiere que haga las cosas como dice y...

-Se preocupa por ti, quiere que salgas adelante...no ves las cosas claras por hacerte la enojada.

-Es un tonto también.

-Lo extrañas ¿verdad?

Sienna no gesticuló respuesta pero el silencio hablaba mejor. Ella se levantó y se sacudió la arena.

-Prometo que hablaré con los dos y daré mi mayor esfuerzo por no enojarme pero lo haré en algunos días.

-Me gusta escucharte más tranquila y que hayas tomado esa decisión.

-Tú me abriste los ojos, por eso lo hago.- Sienna le extendió la mano y la ayudó a levantarse.- Regresemos a tu casa, es agradable saber que no me toparé con tu hermana...sin ofender.

-No sé a dónde se irá...fue tan repentino.

-Los negocios son repentinos...pero llenan a terceros de suerte y felicidad.- Sonrió Sienna haciendo presente lo bien que se sentía ahora que Ébano se iría de Atenas.

-Ya veremos cuanto tiempo tarda en regresar.- Dijo Saida. Me gustaría que estuviera en navidad.

-Es extraño ¿no? Estamos a pocos días de navidad y no se parece en nada a lo de años anteriores que nevaba con frecuencia...¿A qué se deberá el clima?

-No tengo idea, pero sí es muy raro.- Saida se agachó para recoger algo de la arena y luego miró hacia el mar, había algo raro en él.

-¿Qué ocurre?.- Preguntó Sienna mirando al mar también.

-Me pareció ver algo...y escuchar algo...

-¿En serio? ¿Cómo qué?

-No entendí la frase...

Ambas chicas miraron el mar y vieron como las olas se alzaban un poco y pasados unos minutos, se vio mejor que algo estaban arrastrando. Saida y Sienna se acercaron un poco, algo desconfiadas porque podría pasar algo mal pero les sirvió para ver que se trataba de un hombre, saliendo del mar.

El sujeto se arrastró por la arena, se levantó y caminó hacia el puerto como si no hubiera pasado nada. Ambas lo seguían a una distancia prudente y luego el hombre, al estar tocando el pavimento cayó al suelo desmayado.


Ambas fueron hacia él y Sienna revisó si él estaba bien.

-¿Está bien?.- Preguntó Saida poniendo una mano en su pecho.

-Todo indica que respira, sólo está desmayado...eso creo...¿Será necesaria una respiración de boca a boca?.- Saida no sabía qué hacer y alzó los hombros. Sienna puso unos dedos en su cuello.- ¿Tú o yo?

Saida no se explicaba por qué sentía la necesidad de ayudarlo como si fuera alguien muy conocido para ella y quisiera verlo bien. Sienna no veía a Saida con decisión definitiva peor no fue necesario que ninguna de las dos hiciera eso. Él se volteó y escupió el gua por sí solo pero al terminar volvió a cerrar los ojos.

-Parece débil.- Dijo Saida arrodillándose ante él.

-Hay que llamar a un médico...debió haberse caído al mar aunque no tengo idea de cómo.

-Hay que llevarlo a la mansión.

-¿Estás segura?.- Saida asintió y Sienna fue a pedir un taxi pues el chofer de Saida se había dio por órdenes de ella. Saida se quedó con el hombre y no podía dejar de mirarlo y sin pensarlo, le tomó de la mano.

-Vas a estar bien.- Le dijo con seguridad.



***

Santuario de Athena.

Templo de Géminis.

Todos habían regresado del centro ahora, Kanon sintió mejoría al ver el templo, hace tiempo que no se sentía así, probablemente porque quería dormir después de un largo día.

-Me siento cansado, visitamos tantos lugares.- Dijo Kanon exhausto.

-Pero estuvo entretenido.- Dijo Aioros con Darlenne en brazos, quería dormir también.

-Si en el pasado hubiera apostado que algún día yo vería una película así, sería rico.- Dijo Kanon y Aioros rio con fuerza.

-Te lo repito, son como tus hijas, te cambiaron la vida para bien.

-Sí...eso es cierto.

-Kanon...¿Aún sigues pensando que Saida es Nix?.- Kanon lo miró largamente.- No noté nada raro y Sienna dudo que estaría con ella si fuer malvada...

-Aioros, estoy cansado...no quisiera hablar de eso.

-Está bien...me marcho a mi templo entonces.- Aioros ya se iba cuando una gemela le tomó del pantalón.- ¿Qué sucede?

-Queremos prestarle un libro a Darlenne.- Dijo Brissia.

-Cierto papi...léeme un cuento.- Dijo Darlenne.

-Claro que sí...¿Cuál es?

Venus buscó el libro en el sillón y luego lo vio en una mesilla tomándolo y sin fijarse, algo cayó al suelo. Kanon tomó el sobre y vio que no tenía nada escrito en él.

-Es una carta...¿no?.- Preguntó Aioros mientras recibía el libro que Venus le daba.

-Tal parece...la leeré en un rato.

-Bien, entonces ya me voy...-Aioros se despidió y salió del templo.

Kanon miró el sobre de nuevo y lo dejó en la mesilla. Analizó el templo y no había ningún rastro de Dione. Revisó el dormitorio y estaba en igual estado, la cocina y la sala tal cual la dejó él. Kanon se rascó la cabeza y comenzó a angustiarse. ¿Dónde se había metido?


Kanon empezó a tener varias suposiciones, comenzó con una que le resultaba poco importante hasta que pensó mejor las cosas: Dione no tardaba mucho en ver a sus hijas. Por mucho trabajo que tuviera o por mucha diversión que quisiera pasar, no estaba demasiado tiempo en el templo sin estar con sus hijas. Kanon rápidamente fue por el sobre y sacó de ella una carta la cual leyó atentamente...ni bien llegó a la mitad cuando soltó la hoja de papel.

-Ahora vengo niñas.- Dijo y salió del templo tras de Aioros. La hoja expresaba que Dione se iba del Santuario a buscar a Saga sólo que le faltó leer una parte...donde ella explicaba que Saida esperaba un hijo suyo.- ¡Aioros! ¡Aioros!.- Gritaba Kanon mientras subía los escalones.

Aioros escuchó fácilmente los gritos y se giró a verlo.

-¿Qué te pasa Kanon?

-Dione...¡Dione se fue del Santuario para buscar a Saga!

-¿C-Cómo? ¿Cómo lo sabes?

-¡La carta! Ella la escribió diciéndome que se iba y que cuidara de las niñas.

-No puede ser posible...¿Se fue así sin ninguna seguridad? ¡Está loca!

-Sumamente loca...se llevó una armadura consigo.

-¡¿Qué?! ¡No entiendo!

-Hay que hablar con Athena...tenemos que ir tras ella.

***************************************************

Uff sufrí con esté capítulo!!! Y no precisamente por falta de inspiración si no porque estuve enferma de todo!!...Ok exagero pero si me enfermé, tanto de gripa, dolor de estómago y luego tengo un problema con mi vista, supongo que estar tanto tiempo en la computadora ha afectado demasiado, me es casi borroso ya ver sin mis lentes, todo eso demoró un poco el proceso del capitulo pero al fin está y espero les haya gustado mucho.

Se ha quedado con muchas intrigas y habrá más, ya verán...

Alguien me pidió que les mostrara como se veía Mary Anne, bueno...algo así me la he imaginado jaja...ya saben, más sugerencias o peticiones son bienvenidas.

Cuidense!!!

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