Volviendo a encontrarte
FLASHBACK
Nix había dejado callado a Tristán con su trato. Nix podía sentirse más segura, Tristán lo estaba pensando de lo contrario ya se habría negado, después de todo, Némesis no era tan importante.
Tristán dio media vuelta alejándose con presura, Nix se quedó boquiabierta, no sabía cómo interpretar aquello.
-Aquí estás, te estuve buscando por todos lados.- Dijo Érebo apareciéndose frente a Nix.
-Tristán no aceptó el trato...al parecer.
-¿Cuál trato?
-Uno que va en contra de Némesis...
-¿Y qué esperabas?
-Él lo dudo, lo pude ver en sus ojos...él deseaba traicionarla por poder...
-Deja de hacerte fantasías en la cabeza y vayamos a seguir el plan de verdad.
-Érebo...hoy me hicieron una confesión.- Dijo Nix sin lograr que Érebo se interesara en su tema de conversación.
-¿De qué hablas?
-La madre de Némesis me dijo que yo era su hija también.
-Ah eso...sí pero...¿Qué importa? Eso es irrelevante.
-¿Tú no pensabas decírmelo?.- Preguntó demandando saber.
-No, eso no es asunto mío pero fue bueno que te enteraras, una razón más para tomar lo que te pertenece.- Nix asintió y humedeció sus labios. Érebo se acercó a ella y la tomó de la nuca con firmeza.- No te vas a echar para atrás ¿o si? Hemos llegado muy lejos.
-No, por supuesto que no...Némesis caerá tarde o temprano y la haré sufrir como nunca lo ha hecho...es una promesa.
Al día siguiente...
Némesis estaba durmiendo cuando Tristán la despertó muy alarmado.
-Tristán...¿Qué te ocurre?
-Tienes qué irte.
-¿Qué?
-Tu hermana...ella está planeando algo contra ti, lo mejor será que te vayas lejos.- Tristán la levantó casi en contra de su voluntad pues Némesis no sabía de lo que estaba hablando.
-¿Te refieres a Nix? No comprendo nada, explícame Tristán.
-No hay tiempo para explicaciones, debes irte.- Tristán condujo a Némesis fuera de la habitación y ahí lejos de todos los demás. Némesis ni tiempo tuvo de arreglarse, sólo llevaba puesto un camisón. Tristán la llevó hasta las afueras del castillo.- Debes irte, yo te alcanzo después...
-No, no me iré sin ti y sin mamá...¿Qué está pasando Tristán?
-Vete, ya iré contigo de inmediato...no hay que perder tiempo, yo detendré a tu hermana lo m'pas que pueda...
Tristán estaba por besarla en los labios pero al final se arrepintió besándola en la frente y luego se fue de ahí. Némesis no veía alboroto alguno en el castillo ni fuera de este pero por si las dudas, no se iría por la salida principal, tomaría un camino que sólo ella y unos cuantos más sabían de él, otra salida para ser exactos.
Némesis siguió caminando por varios minutos hasta que se encontró con la salida bloqueada, ahí supuso que algo andaba mal.
-Pero...¿Qué está sucediendo?.- Dijo.
-Estás perdida.- Dijo Nix antes de golpearla fuertemente en la cabeza, Némesis cayó al suelo inconsciente.
Dos horas después...
Némesis estaba despertando y poco a poco visualizó donde estaba. Se encontraba encadenada de los brazos y sus rodillas tocaban el suelo. Asustada miró hacia la gran habitación, esta estaba cubierta de óxido y sangre...¿Qué lugar era ese? Si eso pertenecía al castillo no lo había visitado desde que tenía memoria. Ella se haló e intentó levantarse pero algo se lo impedía, su agitada respiración hacía eco en las cuatro paredes.
-¡Sáquenme de aquí! ¡Tristán! ¡Tristán!.- Gritaba Némesis desesperada.
Afuera se escuchaban claramente los gritos de Némesis y había dos personas justo en la puerta.
-¿Qué vas a hacerle?.- Preguntó un hombre a Nix quien sonreía amenamente.
-Vengarme...aún faltan muchas variantes.- Dijo ella.- En cuanto a ti...tengo que darte mi gratitud aunque en el fondo, sabía qué harías esto Tristán.- Tristán apretó uno de sus puños mientras asentía.- Tu recompensa será muy pronto, ya lo verás.
-Si quieres lastimarla físicamente no harás demasiado si está unida a mí.
-No te preocupes por eso, yo tengo unos trucos...hay varias formas de lastimar a alguien, lo intentaré con Némesis.
Tristán asintió sin alzar la mirada, aún seguía escuchando las súplicas y los llamados de Némesis, le agitaban descomunalmente el corazón.
-Tengo que irme, no deseo estar aquí por más tiempo.- Dijo él apáticamente.
-Entiendo...hazlo.- Él dio media vuelta alejándose poco a poco.- Tristán...cuídate.
Tristán tragó saliva y siguió alejándose cada vez más. Nix sonrió por un buen rato hasta que su sonrisa desvaneció instantáneamente. Respiró muy hondo y puso sus puños en la frente, había mucho por hacer...y terminó yéndose en sentido contrario.
Horas más tarde.
Némesis ya sentía desgarrada la garganta de tanto gritar, estaba cansada. ¿Dónde se había metido Tristán? No había recurrido a ella, debía estar demasiado lejos para no estar ahí. Ella se dejó caer y se quedó colgando de las cadenas, algo en su interior quería terminar con todo aquello...deseaba destruir. Némesis abrió los ojos de golpe, no debía pensar así, su madre se lo había pedido...ella no sabía de lo que podía ser capaz de hacer por rabia...incluso podría convertirse en otra.
Una puerta rechinante empezó a abrirse, Némesis levantó rápidamente la cabeza y la esperanza se reflejó en sus órbitas azules.
-Tristán...¿Por qué tardaste demasiado?.- Tristán se acercó a ella arrodillándose y tomándole el rostro con aflicción.
-No tengo justificación Nem...te fallé.- Agachó la cara y ella alcanzó a besarle la frente.
-Estoy bien, estás aquí.- Sonrió ella. Tristán se sentía una bazofia, Némesis no sabía que él se sentía así porque gracias a él, ella estaba ahí.
-Nem...tengo algo que decirte.- Dijo él viéndola directamente.
Los ojos grises de Tristán se abrieron más después de que se escuchó un ruido hueco y un quejido de su boca. Némesis observaba cada uno de sus gestos y luego sintió algo rozándole la boca del estómago. Se trataba de una espada que había perforado a Tristán por el estómago y casi hería a Némesis.
-No...Tristán...Tristán.- Decía Némesis al ver que él le soltaba el rostro e intentaba quitarse la espada. Miró hacia adelante y vio Nix observando poco indulgente Tristán.- ¡Nix!
Tristán se quitó la espalda de la espalda y poco a poco vio a Nix.
-Sabía que vendrías a ayudarla...no se puede confiar en alguien como tú, en algún que suele traicionar como si fuera un deporte.- Dijo Nix ocultando el dolor que le causaba verlo así.
-No voy a dejar...que le hayas nada.- Dijo él casi tartamudeando.
-Es demasiado tarde...de todos modos, ya estaba en mis planes deshacerme de ti aunque no hayas venido aquí.- Decía Nix.
-¡No Nix! ¡Déjalo! ¡Por favor!.- Suplicaba Némesis.
-¿Por favor? No...ya me debes demasiadas Némesis...esta vez no haré lo que me pides.- Dijo Nix y otros hombres con armaduras que estaban a servicio de Némesis ahora estaban a servicio de Nix. Ellos tomaron a Tristán y otros estaban por soltar las cadenas de Némesis.- Si quieres verlo vivo aún...vas a hacer lo que yo te diga.
-¿Qué es lo que quieres Nix?
-Que me dejes lo que me pertenece.- Nix le quitó una navaja larga a uno de los hombres. Ella puso la punta del arma en la barbilla de Némesis.- Saca el pode que tienes Némesis...atácame....puedo ver en tus ojos que eso es lo que deseas...¿Por qué te resistes?
-No voy a hacer eso Nix...no...-Dijo Némesis cerrando los ojos.
-Yo haré que lo hagas.- Nix se apartó de ella y fue hacia Tristán, sus ojos grises ya no la miraban con cariño, ahora era con algo muy parecido al odio...se había acabado para él.- Si hubieras actuado diferente...no estaría por hacer esto...
Nix se agachó y encajó el filo en un costado de su abdomen y otras puñaladas en el resto del cuerpo.
-¡No! ¡Detente!.- Némesis se jalaba demasiado de las cadenas para ir a ayudarlo.
Tristán intentó moverse de ahí pero se sentía demasiado débil. ¿Ahí acabaría todo? Se suponía que era un guardián fuerte ¿Y era derribado por algo tan sencillo?
-Sólo unas cuantas puñaladas más en tu corazón...y estás acabado.- Dijo Nix con la mano ensangrentada y a punto de darle en el pecho cuando Tristán se soltó violentamente de los hombres y comenzó a atacarlos sin contemplaciones. Nix se fue casi de espaldas y rápidamente se levantó y en un segundo, Tristán ya la había acorralado en una pared.- Tris...tán...- Nix desvió la mirada a uno de sus lados y vio parado ahí a Zacros, él estaba disfrutando de lo que veía, recargado en el marco de la puerta calmadamente.- ¡Ayú...dame!.- Tristán la estaba asfixiando.
Zacros sonrió de oreja a oreja y encendió su cosmos. Tristán se percató y lanzó a Nix hacia Zacros pero él no hizo nada por detenerla y cayó al suelo.
-Me sigues decepcionando...pensé que tenías todo planeado.- Dijo Zacros mirando a Nix en el suelo. Lo que menos necesitaba Nix era que Zacros terminara poniéndose en su contra.- Esto no es personal Tristán...sólo es deber.
Zacros fue a golpear a Tristán y el se defendía como podía a la vez que terminaba atacando también. Némesis por su parte iba sintiendo esa necesidad de salir en defensa de Tristán, de poder hacer algo al respecto. Nix miró a Némesis y volvió a tomar una de las armas con las que sorpresivamente se fue haciendo daño a sí misma. Némesis la miró extrañada. ¿Por qué hacía eso?
Nix salió corriendo de ahí, se había hecho muchas heridas en el cuerpo, para ella no resultaban tan dolorosas porque Zacros seguía bien.
-¡Alguien venga a ayudar!.- Gritaba Nix mientras corría fingiendo estar demasiado lastimada. Aricia había ido en busca de Némesis primeramente y luego vio a Nix lastimada, manchada de sangre.
-¿Qué te pasó?.- Aricia se agachó hacia Nix quien cayó torpemente, todo teatro.
-Fue Némesis...se volvió loca.- Dijo Nix.
-No...eso no debe estar pasando.- Dijo Aricia.- ¿Y Zacros está bien?
-Sí...está peleando con Tristán, Némesis me lastimó y también a su propio guardián.
Aricia estaba taimada, algo debía ser falso.
Mientras tanto, Némesis fue encendiendo más fue cosmos, ya no podía permanecer por más tiempo sin ayudar. Su poder hizo romper las cadenas y sin pensarlo dos veces, fue directo hacia Zacros. Tristán miró a Némesis, algo había cambiado en ella.
Aricia llegó cuando Némesis tenía sus ojos llenos de furia y dispuesta a seguir peleando con Zacros. Ella tuvo que intervenir pero también se vio lastimada por la diosa. Némesis tomó una de las espadas, su mente nublada por ira no la hacía entrar en razón y fue a atacar a quien estuviera en su camino.
-¡Némesis!.- Gritó y una energía había cubierto a Némesis inmediatamente. Némesis se detuvo de la nada y su mirada regresó a la normalidad, miró su mano con la espada y la dejó caer, ya no estaba encadenada y era la única que no estaba herida.
-Mamá...yo...-Trataba de decir la rubia pero también había regresado a la celda Nix.
-Ella se volvió loca...miren como me dejó.- Dijo Nix amargamente.
-Yo no te hice eso...tú me encadenaste.
La madre de Némesis no escuchaba nada de las objeciones. Vio la sala llena de muerte, los guerreros habían muerto, Tristán estaba gravemente herido y vio como Némesis estaba por atacar a Aricia y a Zacros, no podía ser más evidente que su más profundo miedo: que Némesis se volviera destructiva.
-Ella...Némesis...ella no hico nada.- Defendía Tristán.
-Guarda silencio, Tristán.- Dijo la señora y él cayó de rodillas.
-¿Esto es lo que querían?.- Érebo también había llegado, fingiendo exaltación por tanta sangre derramada.
-Érebo...tenías razón, Némesis es un peligro para todos...- Decía Nix señalando la sala.
La mujer salió de ahí con dolor en su pecho.
-Mamá...-Némesis quiso ir tras ella pero Nix le indicó que no lo hiciera con su típica mirada burlona. Némesis fue hacia Tristán viendo las heridas que tenía, intentando ayudarlo.
-¿Ves a lo que se ha llegado?.- Preguntó Nix yendo tras su madre.
-Irónicamente, nuestra "soberana" estuvo a punto de destruirte a ti, a la guardiana de papá, a mí e incluso a su propio guardían.- Seguía jactando aún cuando vio que la mujer no quería escuchar más.- No debe haber más muerte, ella no debe seguir donde está.
La mujer se limpió los pómulos y Aricia la alcanzó, su deber era estar con ella ahora.
-Todo esto es mi culpa...yo sabía que Némesis tarde o temprano haría esto...por fortuna no llegó a mayores.- Decía la mujer.
-¿Y qué harás? Te recomiendo que le quites la posición en la que la pusiste.- Decía Érebo cruelmente.- ¡Ella es una asesina cuando se sale de control!
-Lo sé...ahora estoy segura...es por eso que...-Decía encontrando fuerzas para aceptar lo que estaba pasando.- Némesis debe estar encerrada pr un tiempo y...alguien más deberá ocupar su lugar.
Tanto Érebo como Nix sonrieron, estaba siendo mejor que lo planeado.
-¿Será Nix?.- Preguntó Érebo y la mujer asintió.- Debes hacerlo oficial...es la mejor decisión que has tomado hasta ahora.
La mujer volvió a asentir y se fue junto con Aricia.
Nix se giró hacia Érebo y fue curándose las heridas que se había hecho, estas cerraron por completo.
-Fue sencillo...demasiado.- Dijo ella.
-¿Y ahora qué harás? SI lastimas a Némesis como pensabas podría curarse como tú ahorita.
-Ya lo sé...aún no he terminado.
Adentro, Némesis no se apartaba de Tristán, estaba ayudándole a que sus heridas se cerraran pero era m uy lento, no era fácil curar a un guardián.
-No fui bueno para defenderte.- Dijo Tristán respirando irregularmente.
-No digas nada...estarás bien.- Le decía ella.
Zacros recuperó la compostura y al ver enterar de nuevo a Nix, tomó a Némesis de los brazos apartándola de él.
-¡Suéltame! ¡Tengo que ayudarlo!.- Suplicaba entre sollozos Némesis.
-Ya basta de tantos gritos...al fin tengo lo que quiero...-Decía Nix.- Bueno...aún faltan algunos detalles.
Nix terminó con lo que tenía pendiente, ante los ojos de Némesis. Ella terminó hiriéndolo a la altura del corazón, perforando su cuerpo una y otra vez. Némesis gritaba llena de tortura por lo que veía mientras la vida de Tristán desvanecía.
-¡Detente!.- Gritaba Némesis llorando.
Ella no era la única sufriendo, Nix mientras lo perforaba también lloraba, estaba matando a quien amo realmente.
-¡¡Tristán!!.- Exclamó fuertemente Némesis, la vida de él ya se había esfumado y su nombre se escuchaba como eco sonoro.
FIN FLASHBACK
El hombre estaba durmiendo plácidamente en la cama. Saida y Sienna habían entrado a la habitación después de que el médico lo analizara.
-¿Cómo está?.- Preguntó Sienna.
-Está bien...muy bien a decir verdad, sólo necesita descansar.- Explicaba el médico.
-¿Sólo eso? No sabemos cuánto tiempo estuvo nadando en el mar.- Decía Sienna incrédula.
-Eso no me lo explico tampoco pero al revisarlo no se despertó, su respiración y presión están normales...no creo que haya que preocuparnos por nada, sólo necesita dormir.
-Gracias...-Dijo Saida más relajada.- El mayordomo lo acompañará a la salida, lamento la hora pero necesitábamos de usted.
-No hay problema, nos vemos después señorita y no dude en cuidar de su embarazo.- Saida asintió y el médico salió de ahí, era el mismo que la había tendido el día que se enteró que estaba "embarazada".
Sienna sobre su cuello y posteriormente puso las manos en los hombros de Saida.
-Fue demasiado raro...mira que encontrarnos con un hombre saliendo del mar, parece de película.- Decía Sienna.
-De hecho...
-¿Lo mantendremos aquí hasta que despierte?
-No lo sé, pero se ve cansado...- Saida no despegaba la vista del hombre. Sienna detalló aquel gesto y sonrió de lado.
-Si no supiera que es un absoluto extraño diría yo que estás muy angustiada por él.
-¿Qué?...Claro que estoy preocupada, es una persona.
-Sí pero lo haces como si fuera cercana a ti.
-Claro que no.- Se negaba más a sí misma que a su amiga.- Pero se quedará en esta habitación de huéspedes mientras tanto.
-Es tu decisión....hasta que él despierte y nos diga qué hacía ahí y de donde es.
-Sí...lo es.
-Tú y yo deberíamos descansar también.
-De acuerdo, fueron tantas emociones el día de hoy.- Dijo Saida saliendo de la habitación junto con Sienna. El sujeto aún seguía bocabajo descansando...hasta que abrió los ojos lentamente.
***
Santuario de Athena
-No no no no no....esto no puede estar pasando.- Dijo Shion a punto de perder la paciencia.
Kanon había ido junto con Aioros hasta el templo de Athena donde encontraron principalmente a Shion y no dudaron en decirle lo que estaba ocurriendo. En seguida Saori y los caballeros de bronce se reunieron en el mismo lugar a escuchar la noticia de Kanon.
-Esto no está bien...nadie se percató de su salida.- Decía Saori preocupada.
-Ni siquiera yo y eso que vivo en el mismo templo pero es que jamás creí que se iría.- Dijo Kanon entre enojado y angustiado.- Tenía que parecerse a Saga...siempre tan osados.
-¿Dónde está la carta que escribió?.- Preguntó Shion tratando de calmarse.
-La dejé en el templo por la impresión.- Respondió Kanon.
-¿Y sólo decía eso?.- Preguntó ahora Saori.
-N-No, había más escrito pero sólo leí el principio.- Respondió él.
-Necesitamos saber qué más dice esa carta, puede que nos dé alguna pista.- Dijo Seiya meditando las cosas.
-Seiya tiene razón y yo supongo que alguien debió darle indicios del paradero de Saga.- Le seguí Shiryu.
Saori giró su vista lentamente hacia la puerta de la habitación donde estaba Nubia. ¿Quién otra podría saber sobre Saga que Nubia? Seguramente ella había sido quien le había contado algo, después de todo, había visto a Dione salir de ahí.
-Tenemos que ir tras ella, es muy peligroso, no sabemos a qué podría enfrentarse.- Dijo Aioros también preocupado por su amiga.- De todas las tonterías que se le han ocurrido, tenía que hacer precisamente esta...debió haber avisado.
-Ella creyó que se lo impediríamos.- Dijo Ikki haciendo que todos le mirasen.- No digo ninguna mentira...¿O qué hubiera pasado si lo hubiera dicho? Tardarían en decidir qué hacer.
-Eso sí pero estaría a salvo.- Dijo Hyoga.
-Yo creo que...¡Saori! ¡¿Qué haces?!.- Preguntó Seiya al ver que la chica estaba a nada de entrar a la habitación. Saori no contestó y entró en ella, encerrándose por dentro.- ¡Saori!
-Cálmate Seiya.- Dijo Shun tomándolo de los hombros.- Saori estará bien.
-Ella está con esa mujer...puede hacerle daño.
-Pues nosotros estamos aquí.- Dijo Shun tratando de tranquilizarlo.
-Hay que calmarnos, no por nada ella decidió por fin hablar directamente con ella.- Dijo Shion.
Adentro.
Saori miraba a Nubia atentamente mientras ella sonreía como si de una broma se tratara.
-Milagro...hasta que has decidido visitarme.- Dijo Nubia.
-Tú sabes por qué estoy aquí, es por Dione.- Dijo Saori y Nubia sonrió más.- Ustedes dos hablaron y sé que tú le dijiste dónde encontrar a Saga...¿Verdad?.- Nubia se alzó de hombros.
-Tal vez.
-Sabes el peligro que puede estar rodeando a Dione en estos momentos...y tú la implicaste en eso.
-Tal vez.- Dijo aguantándose las ganas de reír.
-Nubia ya basta...quiero respuestas concretas.
-Yo te voy a contestar lo que quiero además te estoy ayudando, te estoy contestando con un "tal vez" en vez de quedarme callada.
-Eso no ayuda...dime donde está ella.
-Libérame y lo pensaré.
-No puedo hacer eso.
-Entonces busca por tu cuenta, siempre lo haces...manda a tus caballeros a investigar y a mi déjame en paz.
Saori mordió su labio, Nubia no le diría nada a ella, absolutamente nada y no había forma de doblegarla. Salió de la habitación y se encontró con Aioros quien tomó su lugar y entró a la habitación, cerrando de igual forma la puerta.
-Oh Aioros...hasta que...-Aioros la tomó de los brazos y la levantó de la silla acercándola más a su rostro.
-¿Dónde está Dione?.- Preguntó mirándola fijamente, demasiado cerca.
-No te lo diré a ti tampoco.
-Tendrás qué hacerlo porque hay dos personas inocentes padeciendo...Dione y Saga.
-Era el destino de Saga y Dione...ella quiso ir.
-Pero tú le dijiste donde encontrarlo.
-No la obligué...además para qué quieren saber dónde está, posiblemente ella haya muerto, el viaje era peligroso y yo se lo dije. Aioros soltó a Nubia.
-¿Qué te impide no decirnos a nosotros las cosas? A mi...- Se señaló.- Yo no estoy en tu contra, sólo quiero respuestas...sólo eso...¿Qué quieres tú?
-A Darlenne.
-¿Qué?
-Quiero a mi hija o no te diré nada.
-No...¿Quieres llevártela?
-¿Qué no es obvio? La perdí por cinco años, quiero estar con ella.
-No te la llevarás.
-Entonces busquen sus respuestas por otro lado, yo no diré nada.- Nubia volvió a sentarse en la silla ignorando a Aioros.
Aioros se sintió muy devastado, que Nubia le dijera eso no le reconfortaba. ¿Por eso dejó que la llevaran al Santuario? Tenía que estar más atento en Darlenne, aunque Nubia fuera su madre no dejaría que se la llevara así nada más.
-¿Por qué me haces esto si sabes lo que siento por ti?
-No vengas a decirme que me amas y todas esas cursilerías.
-Aunque digas que son cursilerías, es lo que siento.
-¿Ah si? ¿Y ya terminaste con la rubia esa?
Aioros se quedó sin respuesta pero Nubia sabía cómo interpretar eso.
-Quiero a Darlenne, tú haz tu vida como mejor te plazca pero a mi hija, a ella si la quiero.
-Lo que me dices es lo que menos quería escuchar de ti Nubia...y...no tendré de otra que convertirme en tu enemigo porque Darlenne no te la llevarás.
Salió de ahí más molesto que cuando entró. Nubia dejó escapar un suspiro.
-Mabel...date prisa.- Dijo Nubia susurrando.
***
1:14 a.m
Saida ya había estado acostada pero sin poder dormir, se sentía demasiado inquieta como para poder dormir. Ella se giró en su propia cama como veinte veces antes de escuchar ruidos del exterior, para ser más exacta...de la piscina. Saida se levantó de la cama, Sienna dormía y dudaba que los empleados limpiaran la piscina a esas horas. Se puso una bata y se dispuso a salir de la mansión hacia el jardín.
Saida se quedó pasmada al ver que alguien nadaba en la piscina, no estaba segura si era sorprendente de creer quien era quien andaba o que ese alguien estuviera tan loco para nadar en agua helada.
El hombre iba de un lado a otro en el agua y al final sacó su cabeza y limpió la cara para luego ver a la espectadora pelirroja. Ella se exaltó un poco, él tenía una mirada fría.
-¿Qué...haces nadando a estas horas?.- Preguntó ella sintiendo mucho frío por el clima. Él no contestó pero no dejaba de mirarla tan profundamente. Él se levantó por completo en la piscina en el área menos honda y le dio la espalda a Saida. Ella se puso completamente roja al percatarse o más bien, acordarse de que el hombre estaba desnudo pues el mayordomo le había quitado los harapos cuando lo trajeron de la playa.- Es...espera aquí...traeré algo...para ti.- Dijo Saida entrando a la mansión nuevamente y yendo a buscar algo que le quedara. Encontró algo ligero en la habitación de sus padres, hace muchísimo que no había entrado a esa habitación y le daba melancolía hacerlo. Saida tomó algo de su padre y luego fue de nuevo hacia el patio, él seguía en el agua.- Te dejo esto aquí...y me voy para que puedas vestirte.- Saida dio media vuelta y entró a la mansión.
Miró las cosas que le había dado Saida y que estaban puestas en una silla. Él salió de la piscina y tomó la bata negra que le había dado, le quedaba un poco chica pero no decía nada, pronto se sentó en la silla. Saida se asomó para ver si ya estaba vestido y al corroborarlo se acercó a él.
Saida no sabía qué decirle y se acercaba con mucha duda sin embargo terminó por sentarse en la silla que estaba a lado. Ella estaba temblando del frío y él estaba como si nada, algo que le impresionó de nuevo.
-¿Tienes mucho tiempo despierto?.- Preguntó y él ni se movió.- Hace frío...no tengo ropa de hombre mas que la de mi papá pero sinceramente eres más alto que él y lo más adecuado que se me ocurrió fue darte eso...no se nota demasiado la diferencia de tallas.- Saida comenzó a reír sin provocar ningún gesto en él, ella pronto se arrepintió y se sintió muy tonta al reír.- ¿Tú no tienes frío?.- Aún sin respuesta. Saida ya sintiéndose que sólo lo estaba molestando, se levantó de la silla.- Mejor me voy...no quiero molestarte más.
-No tengo frío.- Dijo él e hizo detenerse a Saida, no había escuchado su voz hasta ahora. Lo miró admirada.- Frío es lo que menos puedo sentir.- Saida se sentó de nuevo en la silla.
-Acabas de nadar en agua helada y a parte el agua de mar dudo que estuviera más caliente.
-Estoy acostumbrado.
-Entiendo.- Dijo incrédula.- El médico dijo que descansaras.
-Tampoco tengo sueño.
-Es extraño...como tú saliendo del mar...- Él volvió a quedarse callado.- Si no quieres contestar está bien...pero al menos...¿Podrías decirme tu nombre?
Saida tuvo que esperar algunos segundos antes de que él se animara a responderle.
-Tristán.
-Es un placer Tristán, mi nombre es Saida y mi amiga se llama Sienna pero creo que no te acuerdas de ella ¿o si?.- Otra vez se quedó sin contestar.- ¿Tienes a dónde ir?
-Busco a alguien.
-Oh...¿Sabes en donde está la persona que buscas?
-No.- Saida no siguió preguntando, Tristán parecía una persona reservada, si llegaba a ocurrir, él mismo le contará las cosas.- Puedes quedarte toda la noche si deseas, incluso la mañana.- Saida observó mejor lo que tenía en el cuello Tristán, parecía un tatuaje muy bien definido pero peculiar.
-Es...singular tu tatuaje...¿Tiene algún significado?
-Tengo que irme.- Tristán se levantó.
-Espera, tienes que guardar reposo, lo dijo el médico.- Saida intentó impedírselo y él la miró fijamente que hasta la piel se le erizó a la pelirroja.- S-Sólo respeta lo que dijo el médico...además es de madrugada y...hace frío.
-Ya te dije que no siento nada.- Dijo secamente. Él se acercó a ella y tuvo que agacharse más para mirarla más de cerca. Saida tragó saliva le provocaba miedo tenerlo cerca pero también algo más.
Tristán se alejó de ella y caminó dentro de la mansión calmadamente. Saida se quedó parada ahí por un tiempo y luego fue a seguirlo. Al entrar no lo vio ni en la entrada ni en toda la planta baja. Subió hasta la habitación donde estaba él y vio que se había acostado y parecía dormido como hace rato.
Era un hombre muy extraño, te dejaba con muchas curiosidades encima. Saida fue de nuevo a su habitación para descansar esperando que mientras tanto, él no se fuera de ahí.
***
1:25 a.m
Camus se había despedido de Mary Anne, habían tenido una cita que había maravillado por completo a Mary Anne y sus sentimientos por él eran cada vez más fuertes, no podía siquiera dudar de que sentía amor por él y sólo por él. Mary Anne había esperado en la puerta de la casa a que Camus partiera en un taxi, cuando lo hizo se despidió con una mano hasta que dejó de ver el transporte. Ella suspiró y miró hacia las ventanas de la casa, igualmente las luces estaban apagadas, Sine no estaba en casa.
Mary Anne comenzó a buscar las llaves dentro de su bolso mientras se escuchaba un coche acercándose y deteniéndose, algo que Mary Anne no tomó como importante. La francesa al encontrar las llaves, buscaba la correcta para abrir la puerta.
-Salut ma cherie Mary Anne.- Detrás de ella escuchó una voz con un acento muy pronunciado de francés, como si quisiera imitarlo más de lo que sabía. Mary Anne al darse la vuelta vio que se trataba de una muy conocida.
-Denirha...tú...
-Veo que no me has olvidado por completo.- Decía la mujer recargándose en la puerta de su coche.- Así que aquí vives...no me extraña para nada de hecho déjame decirte que el vecindario es muy...abrumador...por no decir sucio, maloliente y de baja categoría.
-¿Qué quieres Denirha?.- Preguntó Mary Anne. Denirha había sido para ella una persona que se burló en el pasado, que había robado una identidad y sobre todo que se había metido con su diario sacando beneficios de ello.
-Venía a visitarte, tuve que investigar donde vives...
-No entiendo tu interés por saber dónde vivo.
-Ya te dije, quería saludarte...creo que nadie te dijo que fui a visitarte mientras estabas en coma.
-¿Tú hiciste eso?
-Por supuesto, iba muchas veces a visitarte...fue horrible están en ese lugar y ver que tú tenías muy pocas probabilidades de...vivir.- Denirha se fue acercando a ella quedando debajo de los escalones.- En fin, lo importante es que estás viva, haciendo tu vida y creo que tratando de ser feliz...¿no?
Mary Anne no confiaba en ella y que Denirha la haya buscado debía tratarse de algo chueco.
-Perdí cinco años de mi vida, lo mínimo que puedo hacer es disfrutar el resto.
-Tienes razón, tienes toda la razón...pero no lo haces muy bien querida.- Decía con voz aguda y equilibrada.- ¿Puedo hacerte una pregunta?
-Lo siento Denirha pero tengo entrar a casa y no tengo muchas cosas que hablar contigo.
-Oh vamos...será rápido y te conviene porque pienso que mereces saber la verdad.
-¿La verdad? N-No quiero saber nada.- Se dio la vuelta hacia la puerta. Denirha hizo todo tipo de gestos despreciables mientras Mary Anne estaba de espaldas pero su plan debía continuar.
-Escucha...sé que nuestra relación no es nada buena ni digna de trofeo pero no soporto ver que un hombre se burla de su novia.- Mary Anne se giró de nuevo a ver a Denirha, sus ojos irradiaban precaución.- Lo siento, me enteré que andabas con Camus...¿cierto?
-No sé por qué quieres saberlo.
-Ya te dije, no soporto que el hombre le mienta a la mujer...a ti te está mintiendo.
-¿A mí? No, él no me miente en nada, es una de las pocas personas en qué confío plenamente.
-Pues entonces debes tener una mala suerte para escoger a las personas correctas porque escogiste al peor hombre.
-Claro que no, Camus es muy bueno y tus manipulaciones no servirán de nada.
-Es la verdad, no son manipulaciones...porque a mí también me mintió.
-¿C-Cómo? ¿Tú que tienes que ver con Camus?
-Oh...ahorita nada.- Decía Denirha agudizando más la voz y poniendo una mano en su pecho.- "Éramos"...esa es la palabra correcta.
Mary Anne dejó caer sus llaves al escalón, la confesión de Denirha había abolido su buena noche.
-¿Ustedes eran pareja?
-Claro, podríamos seguir siéndolo pero...descubrí sus mentiras y lo dejé...no sabes cuánto me dolió.- Denirha había obtenido la atención de Mary Anne, era tan fácil.- Él...me conoció en una firma de autógrafos y, no dudó en acercarse y empezar a coquetearme como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo...era raro pero intenso a la vez, acepté salir con él en varias ocasiones hasta que se dio una relación formal, me entregué a él muchas veces...le di mi corazón y él me mintió...- Mary Anne comenzaba a sentir gruesa la garganta por todo lo que le contaba.- Él juega con las mujeres, juega a enamorarlas y luego termina deshaciéndose de ellas, yo lo hice antes de que él lo hiciera pero contigo...contigo está siendo muy cruel.
-No...tiene que ser mentira, él no es malo...él me quiere.
-¿Quererte? Él no quiere a nadie y menos a ti después de lo que te hizo.
-Basta Denirha, no quiero seguir escuchándote.- Puso un a mano frente a ella, sus ojos indicaban otra cosa y Denirha reía por dentro, ojalá tuviera a alguien para grabar la escena.
-Es por tu bien, no es que me importé demasiado pero está sobrepasándose contigo...espero que no te hayas acostado con él.- Mary Anne bajó la mirada y Denirha fingió sorpresa.- No...lo hiciste...caíste en sus redes...debió usar la misma técnica de siempre, es un maldito.
-Ya Denirha...-Mary Anne sentía más ardiente la garganta.
-Esta bien, par ano hacer tan largo tu sufrimiento déjame decirte que él te mintió...debes alejarte de él.
-No...-Ella seguía negando.
-Sí...Mary Anne...¿Sabías que Camus está implicado en tu accidente?.- Mary Anne abrió más los ojos.
-¿Cómo? ¿A qué te refieres?
-Vaya tampoco te lo dijo...el día de tu accidente, fuiste atropellada crudamente...fue horrible, aún recuerdo esa escena...sangre en medio de la carretera, en el camión...y alrededor de ti.- Mary Anne imaginó la escena que Denirha le describía, se llevó las manos a la cabeza, su cerebro quería recordar aquello.- Fue terrible...yo vi porqué te paso eso...fue por Camus...porque lo viste conmigo.
-¿Qué?
-Camus y yo estábamos comiendo en un restaurante, tú pasaste por ahí y nos viste...te dolió y saliste corriendo pero fue porque Camus así lo quería...él no me citó en ese restaurante por casualidad...él sabía lo que tú sentías por él y como jamás se fijo en ti como mujer pues tendría que alejarte de una manera y creyó que así podrías olvidarlo...pero como corriste, su plan resultó ser mejor de lo que había planeado.
-No es cierto...¡No es cierto!.- Mary Anne ya comenzaba a llorar sin parar.
-Es cierto porque él me lo dijo, él iba a visitarte al hospital por culpa...fue demasiado el resultado que quería y cuando despertaste fingió estar enamorado de ti, como para pagar el daño que te había hecho pero él seguía conmigo mientras tanto...sin embargo no sabía que se trataba de ti, como te dije...me enteré después.- Denirha veía el dolor en Mary Anne pero no era suficiente para ella, deseaba más.- Hace días me enteré que habían ido a cenar y...estaba en desacuerdo que te utilizara de esa manera así que le llamé por teléfono...
Mary Anne recordaba que Camus recibió una llamada cuando comenzaban a cenar, él se había retirado de la mesa.
-Eras tú...
-Sí...luego me dijo que me deseaba de nuevo y salió de ahí corriendo tras de mí dejándote sola...eso también fue cruel pero no pensé que cumpliría con su palabra...esa noche terminamos haciendo el amor como nunca antes...
-Ya....ya...no puedo seguir escuchando...- Mary Anne se agachó para tomar la sllaves y tratar de abrir la puerta.
-Luego se fue diciendo que estaba seguro de que tú terminarías cediendo a su cama...no me digas que esa noche ustedes...
-Denirha...no creo en nada de lo que me estás diciendo.
-¿Entonces porque lloras?...Mary Anne, estoy haciendo te un favor...si no me crees todo lo que te estoy diciendo, puedes preguntárselo directamente...sería un canalla si te lo niega...pregúntale del accidente, Haziel le dijo que te dijera la verdad pero él y todos los demás decidieron ocultarte la verdad...pregúntale sobre mí, sobre nosotros...debe decirte la verdad de una vez...si te niega absolutamente todo...yo misma vendré a ofrecerte disculpas...tienes mi palabra, pero no hables con él hoy...hazlo cuando venga a buscarte.- Mary Anne logró abrir la puerta de una vez por todas y antes de cerrar miró a Denirha completamente devastada, sus ojos estaban demasiado cristalinos y borrosos como para ver como Denirha se divertía al verla así.- Cuídate Mary Anne...-Dijo antes de que Mary Anne le cerrara la puerta.
Denirha se dirigió a su coche con una gran sonrisa y comenzó a reír a carcajadas como si de una loca se tratara.
-Esto es tan divertido...Mary Anne es tan estúpida...y Camus, te arrepentirás por no haber tomado mi palabra en serio.- Denirha encendió su auto y se fue de ahí completamente feliz.
Mary Anne puso una mano a la altura de su corazón, este estaba lleno de tristeza. Denirha había ido a perturbar su noche...¿Y decirle la verdad? De sólo pensar que Camus hizo todo lo que ella le dijo entre ellas que le haya mentido sobre su accidente y lo que sentía por ella era lo que menos deseaba.
-Por favor...que todo sea una mentira...por favor,- Dijo para 'si mientras sus lágrimas brotaban por sus mejillas.
***
3:23 a.m
Dione había descansado bien a pesar de dormir sólo cuatro horas, como estaba cansada ni insomnio había tenido, sus músculos estaban mejor y podía seguir con su trayecto. Había descansado varias veces atrás pero sólo minutos, su viaje cada vez parecía alejándose más y más, ya llevaba casi siete horas caminando. Se iba guiando con su hoja la cual apenas y se notaba la tinta después de haberse maltratado, las indicaciones parecían señalar que no le faltaba mucho....o eso esperaba.
Dione vio que la noche estaba ocupando lugar en el cielo de nuevo y una ola de frustración la cubrió de pies a cabeza. Ella tomó el largo de su cabello ya teñido de color castaño cobrizo, apenas y se había visto en el espejo el resultado y se veía muy rara, nunca antes había teñido su cabello y esperaba que por lo menos ese "sacrificio" tuviera resultados positivos.
-Nada de esto está yendo como yo creía.- Dijo para sí y miró hacia el frente cuando escuchó un ruido por los alrededores que le heló la sangre. Dione ya se lamentaba la mala suerte en la que se encontraba. Se giró al ver en todos lados esperando que se tratara de algún animal pero no había nada y volvió es escuchar algo similar del otro lado.
"No de nuevo...no otra vez ellos" Pensaba una y otra vez.
-Sea quien seas que esté escondiéndose...mejor sal directamente.- Dijo Dione armándose de valor.
Dione no esperó que alguien cediera fácilmente pero pronto una chica de cabellos castaños apareció frente a ella, su mirada irradiaba hostilidad con los extraños.
La castaña la escaneó crudamente hasta que vio que en su espalda tenía una armadura similar a la que ellas poseían.
-¿Quién eres?.- Preguntó ella con fuerza.
-Yo...eh...
Detrás de la castaña apareció una chica más y detrás de Dione una tercera, esta última estaba revisando que Dione no portara algún tipo de arma visible. Dione la miró de reojo, se trataba de una peliverde.
-Se parece a la nuestra.- Dijo una rubia respecto a la armadura.
-Lo sé...la pregunta es...¿Quién es?.- Dijo la castaña.
-No parece guerrera.- Dijo la peliverde acercándose a las otras.
-Hay que llevarla con Nubia.- Dijo la castaña firmemente.
Dione escuchaba a penas su conversación y al escuchar el nombre de Nubia se relajó notablemente.
-¿Ustedes conocen a Nubia?.- Preguntó. Las chicas se miraron entre sí con pasmo.
-No es de tu incumbencia.- Respondió la rubia.
-Claro que sí porque ella es...es una ant5igua compañera.- Respondió Dione.
-¿Ah si? Dinos algo que no sepamos.- Dijo burlonamente la castaña.
-Lo que les digo es verdad.
-Ella no nos ha contado de ti.- Dijo la peliverde.- De hecho de ninguna compañera.
-Sinceramente dudo que lo haya hecho.- Dijo Dione sonriendo.- Nubia no es de las que expresan ni cuentan su vida.
De nuevo las chicas se miraron entre sí pero más desconcertadas sin embargo trataban de no reflejar eso.
-Eso no significa nada.- Dijo la rubia.- Iori, Jada...hay que llevarla con ella, la pondrá en su lugar.
Dione se exaltó esta vez, las chicas se le fueron acercando hasta rodearla además. ¿Cómo la iban a llevar con Nubia si ella estaba en el Santuario?
-No me lleven con ella, está demasiado lejos y no quiero regresar.- Dijo Dione casi como si de una amenaza se tratara.
-Está a unos cuantos metros y ya basta de explicaciones, vendrás con nosotras o lo lamentarás de verdad.- Dijo Iori tomando a Dione de un brazo y Jada del otro. Dione no se resistió y se encaminó junto con las chicas. Algo tenía claro y era que no tenía nada claro. Aunque sea un poco enredado de entender, Dione no comprendía porqué ellas hablaban como si Nubia estuviera en otro lugar. ¿Será que se escapó del Santuario y ya la había alcanzado? Lo mejor sería aclarar sus dudas, mientras que no se trate de una trampa.
Minutos después...
Dione ya estaba observando una casa cada vez más cerca, parecía cabaña más que nada y el bosque estaba alrededor. Aunque tenía los nervios más vivos recordó que Nubia le había descrito el lugar donde había vivido por varios años, a dónde ella tenía que llegar.
Una vez en la puerta, la rubia la abrió fácilmente y todas entraron. El lugar no estaba nada decorado y tenía apenas muebles de madera. La casa contaba con dos pisos, de alguna manera le recordó a la morada del Santuario.
Jada soltó a Dione e Iori la seguía encaminando hasta que llegaron a un tipo de comedor donde con ligera violencia la soltó. Iori y Jada le quitaron la armadura de la espalda y arrojaron su mochila a otro lado.
-¡No se atrevan a hacerle algo a mis cosas!.- Exclamó Dione preocupada porque no fueran a quitarle definitivamente esa armadura.
-Voy por Nubia.- Dijo Jada subiendo los escalones y enseguida otra chica de cabellos más cortos e igualmente castaños iba bajando con una niña en brazos. Dione miró a ambas y en especial a la niña quien parecía haberse despertado momentos atrás. La chica que la cargaba vio a la extraña y sus ojos de duda se clavaron en Iori, ella suspiró.
-La encontramos a metros de aquí, según conoce a Nubia.- Dijo.
-Entonces subiré con Nalhia hasta que se haya ido.- Dijo Ross yendo escaleras arriba.
Dione esperó varios minutos sin decir nada a ver que más procedía pues "Nubia" aún no aparecía. Cuando iba a decir algo, vio que Jada regresa y atrás de ella estaba una mujer de cabellos negros y con algo parecido a una bata negra. Dione se quedó con la boca abierta al verla.
-¿Por qué me despertaron? Estaba durmiendo fantástico.- Dijo la mujer echando los brazos a su nuca y bostezando.
-Hay una mujer que dice conocerte.- Dijo Jada le señaló a la mujer a la supuesta Nubia. Ella la miró con el semblante lleno de flojera y tras un vistazo a Dione ella se exaltó creando más dudas en las chicas.
-¡¿Qué haces aquí?!.- Exclamó la pelinegra. Dione pestañeó varias veces.
-Es lo mismo que te pregunto yo...-Dijo analizando a la mujer, su actitud no se parecía en nada a la de Nubia.
-Entonces...¿Si se conocen?.- Pregunto Paloma mirando a las dos mujeres asombradas.
-¿Conocerla? ¡Jamás olvidaría cuando me rompió la nariz!.- Las tres chicas vieron a Dione ensimismadas.
-¿Yo? Nubia, yo jamás te rompí la nariz.- Dijo Dione extrañada y pronto, como ráfaga del pasado recordó algo que Nubia también le había dicho.
FLASHBACK
-Por cierto, si llegas a la casa te encontrarás con una vieja amiga.- Ironizó.
-¿Qué? ¿Con quién?
-Ya lo descubrirás y quiero que le des un mensaje...que ya puede continuar.- Dione esperó a que Nubia le siguiera diciendo más sobre el mensaje.
FIN FLASHBACK
Entre esa conversación, la última que tuvo con Nubia había mencionado a una mujer, una "amiga" y también que años atrás cierto personaje tenía la habilidad de transformarse en quien ella quisiera y a quien efectivamente, le había roto la nariz.
FLASHBACK
Mabel, quien se hacía pasar por Corónide se acercó violentamente hacia Nubia con ojos de odio y sonrisa malvada.
-No vas a arruinar lo que he creado.- Le dijo en voz baja.
Nubia frunció el ceño...la castaña le tomó rápidamente de los hombros y la atrajo hacia sí propinándole un rodillazo como el de hace rato...pero más fuerte y mejor detallado...Nubia se quedó sin aire y cayó de rodillas haciendo quejidos...Dione de inmediato le dio un puñetazo en la cara a Corónide...
Shion se giró demasiado tarde...había sido todo tan rápido que no pudo evitarlo...
-¿Ahora qué pasó?...-Shion se acercó preocupado a las chicas.
-Corónide le pegó a Nubia...-Dione intentaba levantar a la oji lila pero ella se quejaba demasiado...ahora le dolía más...
-¿Por qué le pegaste Corónide?
Corónide se estaba levantando con una mano en la nariz, la despegó y vio completamente ensangrentada.
-¡Esa desgraciada me rompió la nariz!...-Evadía la pregunta anterior.
-Eso te mereces por haberle hecho eso a Nubia.- Vociferaba la chica.
-¿Estás bien Nubia?.- Preguntó el Patriarca con preocupación...
-No...duele demasiado...
Mu se acercó a su maestro, Aioria, Saga, Kanon y Aldebarán seguían mirando pero parecían indiferentes.
-¿Qué ocurrió?.- Preguntó Mu.
-No puede ser no puede ser...-Ponía cara de preocupación cada vez más visible cuando veía quejarse más a Nubia.
-Llévame a un doctor Dione...no puedo perder...-No terminó la frase por sentir un dolor más fuerte...
-¿Perder? ¿Qué poder perder?.- Cuestionó el caballero de Aries Mu.
-¡Tenemos que llevarla a un médico!
FIN FLASHBACK
Dione sonrió casi de a fuerza y apretó los dientes.
-Ah...ya recordé...eso ocurrió hace años y te lo merecías.- Dijo tajante. Las chicas esperaban que Nubia la pusiera en su lugar por sus "atrevidas" palabras pero lejos de eso, ella parecía inquieta.- Le pegaste a una mujer embarazada, era lo mínimo que podía hacer.
-¿Qué?.- Preguntaron incrédulas las chicas. Mabel aún con la apariencia de Nubia trató de comportarse como ella.
-Ustedes, déjenme hablar con ella a solas.- Recuperaba la compostura. Dione se cruzó de brazos, el recuerdo que tenía de Mabel no era nada agradable.
-Pero...¿Ella es una intrusa o aliada?.- Preguntó Paloma. Dione alzó las cejas hacia Mabel incitándola a que contestara rápidamente.
-Es aliada, ahora váyanse.- Dijo Mabel y las chicas con muchas dudas, más de las que ya tenían, terminaron por salirse de la casa. Ross quien aún tenía a la niña en brazos escuchó toda la conversación y terminó por salir antes de que terminara siendo regañada.- Ya estamos olas....por fin...
-No puedo creer que Nubia esté confiando en ti.- Dijo Dione cambiando de tema.
-Ese no es asunto tuyo.
-Tal vez no pero no se me olvida todo lo que hiciste.
-Lo tengo presente...¿Qué haces aquí?
-Vengo por alguien, Nubia me dijo como llegar y también que encontraría a una "amiga" aquí...cabe destacar el sarcasmo con el que lo dijo Nubia.- Mabel alzó la mirada y se sentó frente a Dione.
-¿Sigue en el Santuario?.- Dione frunció el ceño.
-Así que ella sí lo tenía planeado...por eso te estás haciendo pasar por ella...bueno, es un intento porque cualquiera que conozca muy bien a Nubia te descubriría de inmediato, ella no se comporta en nada a como lo hiciste.
-Hago el intento, ella es muy difícil de imitar...en fin...¿Qué más te dijo?
-Me mandó un mensaje para ti...dijo algo de que ya podías continuar, sinceramente no sé qué signifique.- Mabel puso cara de sufrimiento y puso la frente en la mesa mientras la ladeaba de un lado a otro.
-Y yo que ya me estaba acostumbrando a dormir en una cama...-Dijo desconsolada.
-¿Qué?.- Enarcó una ceja.
-Me tiene durmiendo afuera...sólo con una manta y no te imaginas el frío que hace...es cruel cuando quiere.- Se quejaba Mabel.
Dione pensaba que eso era poco para Mabel, ella se merecía otra cosa peor y ahora que lo meditaba mejor, si Nubia estaba aliada con Mabel era porque la podría estar utilizando, dudaba que la haya perdonado por lo que le hizo.
-Eso no importa...me voy a quedar aquí por un tiempo.
-Ya sé...vienes a buscar a Saga...como olvidarlo.- Dijo sonriendo.
-Cuida tus palabras, y sí...vengo a buscarlo a pesar de todas las negativas de Nubia.
-¿Por eso la armadura? ¿Ya sabes pelear?.- Cuestionaba más divertida.
-Eso no te incumbe.
-Pues en cierta manera sí porque Nubia te mandó...supongo que querrás infiltrarte en la fortaleza con eso, tienes "suerte".
-¿Por qué?
-Mañana habrá una selección, me enteré en la mañana...ahí te darás cuenta a que me refiero, no te la puedes perder incluso, podrías lograr ver a Saga.
-¿Apoco? ¿No te aliaste esta vez con alguien más?...¿Con Nix quizá?...Ahora que Morfeo no volvió a aparecer ya no tienes a quien cumplirle las órdenes.
-Mi señor Morfeo murió injustamente, fue cruel...y Nix no sabe de mi existencia.- Dione en serio no sabía si volverle a romper la nariz o ignorar sus comentarios pero en fin...Mabel siempre consideró a Morfeo como la bondad en el universo.
Las chicas entraron de nuevo a la casa, no habían escuchado la conversación de las dos pero notaron que no se llevaban muy bien. Mabel se levantó de la silla y se dirigió a las chicas.
-Tengo que irme, se quedarán aquí con...ella.- Señaló a Dione, incluso ella no se esperaba eso.
-¿A dónde irás?.- Preguntó Iori.
-A resolver unos asuntos, no diré nada más.- Mabel se adentró a la habitación de Nubia. Las chicas tenías muchas preguntas sin respuesta, miraron a Dione y ella alzó los hombros. No pasaron muchos minutos cuando Mabel salió vestida con un pequeño morral.- Me voy...chao.- Dijo ella corriendo fuera de la casa.
-¡Espera!.- Exclamó Paloma queriendo ir tras ella pero a último momento se arrepintió.
Dione dejó escapar un suspiro cerrando los ojos, al momento de abrirlos vio a Jada frente a ella con el mentón recargado en una de sus manos.
-¿Tú sabes a dónde fue?.- Preguntó Iori.
-No, en absoluto...no me mencionó nada.- Contestó Dione.
-¿Vas a decir quién eres?.- Demandó saber Jada.
-Mi nombre es Dione, conozco a Nubia desde hace muchos años...demasiados diría yo.- Todas esperaban alguna versión más extensa.- Soy una guerrera, me mandaron lejos a entrenar y estoy de regreso, mañana iré a la fortaleza....aunque aún no sé dónde queda.
-Te acompaño...si lo deseas.- Dijo Paloma calmadamente.
-Sería una buena idea.- Dione medio sonrió y luego vio lentamente a las jóvenes. Nubia le había contado muy poco de ellas, debían ser sus aprendices.- Nubia me habló de ustedes pero no me dijo sus nombres.
-Yo soy Jada, ellas son Iori y Paloma.- Las presentaba la peliverde. Ross iba entrando de nuevo a la casa seguida de una niña castaña.- Ellas son Ross y la niña Nalhia.
-Es muy linda.- Dijo Dione al mirarla. Iori volcó los ojos, no había visto una guerrera así.
-Y hay una más de nosotras pero en este momento no está...ahora que lo pienso...Nubia se fue sin despedirse de ella.- Dijo Jada refiriéndose a Nalhia.
-Yo me voy a buscar a Esmeralda, ustedes sigan hablando.- Dijo Iori saliendo de la casa seguida de Paloma.
-¿De ella? ¿Por qué tendría que hacerlo?...Oh ya veo, es una...aprendiz muy joven.- Dijo Dione sintiéndose mal por la niña quien claramente no vivía en un lugar adecuado.
-No, ella no es ningún aprendiz pero Nubia siempre se despide de ella, como estuvieron separadas por un largo tiempo...
-¿De verdad?...-Preguntó frunciendo el ceño.
-Sí...pero Nalhia no siente tanta la distancia de Nubia, como que se adaptó a no verla tan seguido.
-No entiendo...¿Qué tiene que ver Nubia con esa niña?
-Pensé que habías entendido...ella es su hija.
Dione se tragó la lengua en sentido figurado. Analizó a la niña rápidamente, buscando el parecido en Nubia pero más lo encontró en Aioros, su cabello...sus ojos eran como los de él.
-¿Cu...-¿ años tiene?
-Va a cumplir cinco.
-Cinco...no hay duda...es de él.- Dijo en murmuro.
-¿Qué?
-No nada...es una sorpresa...oye...Jada, tal vez tú puedas ayudarme...a explicarme mejor cómo están las cosas por aquí.
Jada tenía un semblante ligeramente aburrido, podría simplemente quedarse callada pero esa mujer frente a ella no parecía ser enemigo, su instinto era agudo y si Nubia la conocía y no había hecho nada por alejarla, no debía tratarse de una amenaza.
***
6:19 A.M
Dione se había levantado antes, ella había dormido en la cama de Nubia, había tenido mucho frío en la noche a diferencia de la anterior. Se cambió y miró aquella armadura con temblor, era cuestión de minutos para que ella estuviera dentro de la fortaleza, su corazón se sentía más cerca de Saga.
-Es la hora...¿Cómo me pongo esta armadura?.- Dione empezó a ver de dónde se abría la caja. No había pensado en eso antes. ¿Qué haría si no lograba abrirla?
-¿Ya estás lista?.- Preguntó Paloma asomándose a verla.
-Ya casi...
-Pues date prisa porque en unos minutos empieza aquello.
-Ya voy, es que no sé cómo abrirla.
-¿Eh? ¿Cómo que no sabes? ¿No se supone que es tu armadura?
-S-Sí pero no quiere abrir ahora.- Aunque Paloma la miraba con desconfianza siguió ayudándola.
-Como bien sabes, no se puede abrir...la armadura sale por sí sola.
-No entiendo.
-La armadura es como si tuviera vida, ella elige de alguna manera a su portador...debió haberte pasado con esta.
-Ah...sí, sí eso pasó pero no quiere salir ahora.
-Bueno pues date prisa, tenemos que salir pronto.- Paloma se fue.
Dione se sentía desconsolada, sin armadura estaba sumamente desprotegida y no podría entrar a ese lugar, estaba sin salida. Ella se agachó hacia la armadura y se recargó en ella poniendo sus manos sobre la caja. Dione se dejaba llevar por el sentimiento de nunca volver a ver a Saga y a parte porque extrañaba a sus hijas. ¿Estarían sufriendo? ¿Ya se habrían enterado que ella no estaba? Pensar en eso se le achicharraba el corazón. Ella comenzó a llorar abatida, mordió sus dos labios comprimiendo sus lamentos.
-Perdónenme...no pude hacer nada.- Dijo cerrando fuertemente los párpados. Algunas lágrimas cayeron sobre la caja. Dione se secó las lágrimas restantes de sus ojos cuando vio que esta comenzaba a brillar como si de magia se tratara. Más duró su perplejidad que lo que tardó la armadura en colocarse en su cuerpo.
Dione no lo podía creer, estaba portando la armadura. Esta era de color naranja con bordes rojizos, no era muy ostentosa y no la sentía tan pesada.
-¿Ya estás?.- Preguntó Paloma nuevamente y la vio con la armadura puesta.- Genial, no había visto esa armadura antes...es la de lince.
-¿Lince?....Ah sí, es esa...
-Bueno, ya vámonos, te espero afuera.
Dione iba hacia la salida y notó que en una de sus manos llevaba una máscara, obviamente la que iba con la armadura. Sonrió al ver la armadura brillante.
-Gracias.- Dijo dirigiéndose a la armadura, no sabía si esta la había escuchado antes y que Paloma tenía razón, las armaduras tenían vida o sólo era simple casualidad.
Tiempo después...
-¿Es aquí?.- Preguntó Dione mirando la gran fortaleza frente a ella.
-Por supuesto.- Dijo Paloma manteniendo una distancia.
-¿Por qué no te acercas?
-Nosotras no podemos entrar ahí a menos que sea con Nubia, es una regla...pero tú si puedes, eres una guerrera.
-Sí...lo soy, gracias por conducirme a esto.- Dijo con inseguridad.
-Me voy, suerte.
Dione tenía demasiado acelerado el corazón y estaba a nada de sentir que la respiración le faltaba. Veía a lo lejos que empezaban a entrar algunos guerreros y su momento era ya. Avanzó hacia la entrada donde bajó la mirada y siguió caminando. Sintió muchas miradas encima y más nervios se encendieron pero se esforzó en no mostrarse de esa manera. Al estar completamente dentro vio demasiados guerreros reunidos en ese lugar. No era clara la reunión pero tuvo que imitarlos, todos ahí representaban la misma hostilidad, frialdad y sus ojos representaban la muerte misma, no había visto a nadie así. Buscó por varios lados y a varios guerreros con la mirada esperando que apareciera Saga.
-Esto ya es una rutina.- Decía una mujer a lado de ella.
-¿Qué?.- Preguntó Dione por lo bajo.
-Todo esto, que empiece la masacre.- Dijo la guerrera poniendo su mirada al frente.- Ya llegó.
-¿Quién?.- Dione miró al frente también y vio que en el centro del lugar apareció una mujer de armadura negra. Sus pronunciados ojos amarillos verdosos expresaban autoridad, sin duda se trataba de Ésile.
-Ya que están todos aquí...es hora de la acción.- Dijo indiferente señalando a sus espaldas.
Un guerrero llevaba casi arrastrando a dos chicas, parecían ser apenas adolescentes. Al final las arrojó al suelo, ambas llevaban ropas muy desgastadas y su piel estaba llena de suciedad, sus cabellos estaban enredados y en su rostro podían verse las líneas de las lágrimas. Dione comenzaba a preguntarse qué les harían.
-Todos sabemos las reglas...y los resultados pero ustedes no.- Decía Ésile con desprecio.
-No nos maten, por favor.- Suplicaba una.
-Por supuesto que no.- Ésile pateó a la chica hasta hacerla caer nuevamente y luego le arrojó un mazo espinoso a un lado.
-¡No lastime a mi hermana!.- Decía la otra joven sollozando.
-No...lo harás tú.- Ésile le dio otra arma puntiaguda a la chica.- Es fácil...ustedes dos pelearán, debe quedar una...o ninguna, eso es todo.
-N-No...no quiero...no quiero hacerlo.- Decía la chica con mucho miedo.
-No es una pregunta, es una orden de lo contrario ellos se encargarán de ustedes.- Dijo la guerrera señalando a dos guerreros que la miraban maliciosamente. La chica no quería lastimar a su hermana pero tampoco morir, habían sido secuestradas y llevadas a ese lugar, parecía una total pesadilla.- Me estoy aburriendo...- Hizo un manoteo de su mano y un guerrero golpeó a la chica en el rostro y azotó en el suelo.
Dione se exaltó al ver como caía la chica. Ésile tomó de las solapas a la joven quien ya tenía sangre en el rostro.
-Por favor...-Suplicaba débilmente la chica.
-¿No vas a matarla?.- Preguntó Ésile casi amenazante. La chica negó con la cabeza.- Es una lástima...-Ironizó.- Así no me podré divertir tanto.- Ésile estaba por penetrar el estómago de la joven con su mano cuando...
-¡No!.- Ésile miró hacia enfrente y vio a una joven de armadura naranja, no la había visto antes.
Dione había reaccionado y ni tuvo tiempo de pensar en las consecuencias, en las palabras que Nubia le había dicho: "Sea lo que sea que veas, no ayudes".
Ésile soltó a la chica sin compasión y se sacudió las manos.
-Preséntate.
-¿Cómo?
-No te había visto antes...y tu armadura no me es conocida...¿Quién eres?
-Soy...la guerrera del lince.- Dijo esperando que le creyera.
-¿En serio? ¿Dónde entrenaste?.- Dione no supo que contestar, sus ojos parecían salirse de su lugar, esa mujer daba una sensación vacía y mortificante.- ¿Por qué no contestas?
-No puedo decírselo...Nix me mandó lejos.- Respondió y a la guerrera no parecía gustarle demasiado la contestación.
-Lejos...no estoy enterada...pero...no cabe duda que eres una guerrera...me pregunto...¿Cómo son tus técnicas de combate?
"Oh ho...¿Querrá pelear conmigo? Eso no..." Pensaba Dione.
-Supongo que querrás ocupar el lugar de esta joven ya que la defendiste.- Seguía diciendo Ésile.
-No pelearé ni con la otra chica...ellas no portan armaduras.
Dione había cometido un gran error y todos lo sabían, en ese lugar no se podía hacer eso.
-Tú no pones las reglas...tráiganlo.- Dijo Ésile y sin necesidad de que los guerreros preguntaran a quien se refería. Dione se colocó su máscara para que no miraran sus ojos llenos de miedo. Un guerrero pronto llevó a la exhibición a un sujeto sin armadura pero con una capucha que le cubría el rostro al igual que todo su cuerpo estaba cubierto de una especie de tela grisácea, cubría todo por completo.- Pelearás con él.
-¡¿Qué?!.- Exclamó Dione. El sujeto que llevaron se abalanzó hacia la mujer rápidamente. Dione se quitó a duras penas y estuvo a punto de caer, no había marcha atrás, tenía que enfrentarse a él.
Dione apretó sus manos y corrió hacia él para atacarlo con una patada sin embargo, él le tomó del tobillo impulsándola hacia el suelo. Ella se quejó por el golpe y se acomodó la máscara que se le estaba cayendo. Ésile se cruzó de brazos orgullosa de lo que estaba viendo.
El hombre volvió a donde estaba Dione, ella rodó a un metro de distancia y se levantó rápidamente. Detuvo una patada que le daba a la altura de su cara pero instantáneamente otra patada le había dado en el estómago. Dione se fue de espaldas unos cuantos metros, el golpe había sido tan fuerte que le quemaba la piel que había alcanzado a lastimar por debajo de la armadura. Dione se arrastró algunos centímetros hasta que el hombre la tomó de la pierna y la haló hasta ella, arrastrándola. Él alzó sus manos como si estuviera por hacer algún tipo de técnica especial.
-¿Va a hacer otra vez esa técnica?.- Preguntó un guerrero a lado de Ésile.
-¡No se te ocurra hacer ninguna de esas técnicas "caballerito"!.- Exclamó con un toque burlón Ésile.- Ya no eres ningún caballero de Athena.
-¿Caballero de Athena?.- Preguntó en susurro Dione e inmediatamente miró hacia donde estaba el tipo que la golpeaba. Él la tomó del cuello de la armadura alzando el puño para pegarle directamente.- Saga...-El hombre escuchó lo que dijo Dione pero ignoró eso y alzaba más el brazo.- Saga no...- Dione inmediatamente se quitó la máscara y cerró los ojos al ver que estaba ya por golpearla. Los volvió a abrir cuando no sintió el golpe llegar a ella. Abrió los ojos y vio el puño a pocos centímetros de su cara. Su corazón se aceleraba más y lentamente miró hacia enfrente.
-Dione...-Susurró el hombre y se quitó la capucha. Dione pudo ver esos ojos jades mirarla con asombro e igualmente ella lo miró así.
Ésile y todos los demás observaban que ninguno de los dos seguía golpeándose, ni siquiera se movían. Ella mordió sus labios y fue acercándose a ambos.
-Ustedes dos, recibirán un castigo.- Dijo ella poniendo una mano dirigiéndose a Dione.
-Deja esto Ésile.- La mujer miró hacia sus espaldas donde apareció casi por arte de magia Zacros. Dione lo miró a él pero pronto volvió a ver a Saga quien tenía claramente clavario en sus ojos, quería ir con él...lo había vuelto a encontrar y no habría nada esta vez que la volviera a alejar de él, las esperanzas empezaban a tener resultados.
-¿Qué deje esto? Zacros...tenemos a una intrusa en este lugar y además ese sujeto sigue aferrándose a su pasado, ni siquiera pudo herirla como se debe.
-No es ninguna intrusa.- Él la miró con irritación, esa mujer era demasiado impredecible a para su gusto.- Es una guerrera que Nix mandó especialmente para su cuidado.
-¿Qué? Esa mujer apenas y podría defenderse, es clara su inexperiencia.
-Ella recibe órdenes de Nix o mías, si se defendió sin atacar como esperabas es por esa razón.- Decía Zacros secamente.- Llévenselo.- Dijo refiriéndose a Saga. Dos guerreros fueron tras él, Saga no se movió.
-No hagas otra locura más.- Dijo Saga a modo que sólo alcanzara a escuchar Dione luego dejó que los guerreros lo llevaran al calabozo. Dione se levantó con deseos de ir tras él pero se detuvo y sus ojos índigo se fijaron ahora en Zacros.
-Ella vendrá conmigo.- Dijo él clavándole la mirada.- Nix ya esperaba su llegada y Ésile...si te metes con ella te meterás conmigo o con Nix.
Ésile miró fríamente a Zacros sin decir nada y veía cómo ambos se alejaban. Dione no tenía otra opción que seguirlo, de alguna manera la había salvado de esa mujer o de cualquier otro y sin tenerlo realmente planeado, ella ya estaba entrando al interior del castillo, cada vez más cerca de Saga.
************************************************************
¡¡¡POR FIN!!! ¡Saga vuelve a aparecer!
Y seguirá apareciendo de ahora en adelante, Dione dio con él y están más cerca.
Para los que puedan tener dudas, Tristán volvió a reencarnar en el mismo cuerpo de antes, ya lo explicaré en el siguiente capítulo. Y Denirha se esta saliendo con la suya!!...¿Qué pasará ahora entre Mary Anne y Camus?
Espero les haya gustado el capítulo, él último de este año!!!
En dos días más se cumple un año de haber terminado mi historia "Sombra Calatia" su antesesora de Destino Scarlatta....¡Cómo pasa el tiempo!
Estoy nostálgica jaja....
Hasta pronto!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top