Volver a verte
Santuario de Athena
12:45 a.m
Ya todos los presentes en la cena se dirigían a sus respectivos hogares, habían tenido una larga noche, más que las otras ya que tenían muchas cosas de qué hablar. Aioria cargaba a Arjen en brazos y lo cubrió con una cobija color azul, estaba dormido...había jugado demasiado y además era ya muy tarde como para que estuviera despierto. Aioros también cargaba a Darlenne pero ella aún seguía despierta aunque igualmente cansada, ella rodeaba el cuello de Aioros con sus dos manos y recargaba la cabeza en su hombro. Dione salía junto con ellos y con las dos gemelas quienes bostezaban, querían dormirse pronto.
-¿Quieres que te ayude con alguien?.- Preguntó Aioros al ver a las niñas queriendo dormir.
-No Aioros, gracias...pero ya mero llegamos.- Dijo Dione sonriente.
-Vaya que nos hemos pasado un poco con el horario, me sorprende que ellos aun tuvieran energías para aguantar estar despiertos a estas horas.- Expresaba Marín cargando una mochila.
-Lo bueno que no es seguido y menos ahora.- Añadió Aioria.- El lunes tendrán que regresar a las clases.
Si, los niños del Santuario han ido a la escuela desde hace meses atrás, los padres no querían que sus hijos tuvieran la misma niñez que ellos así que decidieron que lo mejor sería mandarlos a un Kínder.
-En eso tienes razón...en fin, nosotros nos separamos.- Dijo Dione pues ella se dirigía a la morada.- Mañana nos vemos en el desayuno.
Así se despidieron y fueron a sus respectivos dormitorios.
Minutos después...
Morada.
-Ha sido un día muy cansado.- Dijo Sienna levantando las cobijas de su cama y metiéndose dentro.
-Ni que lo digas, la cena se alargó demasiado, no me esperaba venir a dormir tan tarde.- Dijo Sory haciendo lo mismo que Sienna.
-No sé ustedes pero yo me siento muy bien, saber que Mary Anne ha despertado me llena de alegría.- Decía Sine cepillándose su rubio cabello.
-Eso ni que lo digas, yo también ya quiero verla mañana...ya he extrañado.- Opinó también Clara acomodando unas cosas de su ropero.
-Todas la hemos extrañado...¿Creen que tenga algún tipo de secuela?.- Preguntó Sine más preocupada.
-No lo creo...o esperemos que no.- Dijo Dione terminando de colocarse ropa cómoda y arropar a las gemelas quienes ya estaban por dormirse.- ¿Cansadas?
Las gemelas asintieron apenas con fuerzas, no tardarían para poder dormirse.
-Mamá...¿Dónde está tío Kanon?.- Preguntó Brissia.
-En el templo, mañana lo verán.- Dijo Dione a modo de suposición, la verdad es que no sabía si ya había regresado o seguía con esa mujer.
Ninguna de las dos niñas siguió hablando y se dejaron caer en el sueño.
-Se rindieron.- Dijo Clara observando a las niñas.
-Sí, ya era justo que descansaran...ahora nos toca a nosotras.- Dione se alejó de sus hijas y comenzó a cambiarse para ir a dormir.
-Bueno...creo que esta casa se está llenando demasiado rápido.- Expresó Sine afanosa.- Y más cuando en unas semanas regresen las demás.
-Ahora que lo mencionas, sonaré grosera pero no me había dado cuenta de que Sailek no estaba aquí.- Dijo Sienna un poco asombrada.
-Es porque se fue hoy en la mañana, tengo entendido que se fue a Egipto, tenía algunas cosas pendientes por hacer.- Hablo Clara pues al estar más cercana a Shion y Saori sabía mejor lo que ocurría en el Santuario.
Sailek es la joven de raíces egipcias y que también fue víctima ligera de Morfeo hace años, como ella había sido una esclava en El Cairo, Saori le había ofrecido quedarse junto a ella a lo que sin dudar aceptó al igual que las otras dos jóvenes sólo que estas últimas a los dos años se retiraron del Santuario para regresar a su país de origen.
-Yo no la vi.- Dijo Dione terminando de cambiarse.
-Debió haberse ido muy temprano, ni cuenta me di cuando se levantó.- Dijo Sory acostándose.
-Espero que regrese pronto...-Dijo Sienna bostezando- Será mejor dormirme ahora o en la mañana no me dejarán en paz.- Acomodándose en su cama y abrazando la almohada.
-A "no me dejarán en paz" te refieres a Afrodita y Máscara Mortal ¿verdad?.- Supuso correctamente Sory.
-Efectivamente...de ese par.- Contestó la chica y las demás se miraron curiosas y luego sonrieron con misterio, Sienna miró de reojo a las chicas y percibió una esencia sospechosa.- ¿Por qué ponen todas esas caras?
-Por nada Sienna...por nada.- Dijo Sine con dificultad para dejar de reír.
Sienna frunció el ceño.
-Si rieron de algo que yo dije...quiero saber que es.
-Mejor hay que dormir, no queremos que tus "maestros" se enfaden porque llegues tarde.- Decía Sory dispuesta a dormir pero Sienna estaba más ofuscada sobre el tema.
-No se van a dormir hasta que me digan de que se rieron.- Insistía la chica más molesta.- Dione...tú no me mentirías, dime...¿Por qué se estaban riendo?.- Sus ojos verdes demandaban respuesta sobre la Índigo, Dione podría haberle dicho la razón a sus risas pero las demás la miraron demandantes.
-De nada Sienna...ahora me dormiré que yo también tengo que levantarme temprano.
-¡No espera! No dormirás hasta que...-Decía Sienna tratando de levantarse de su cama pero como decisión grupal, todas se acostaron y apagaron las luces.
-Buenas noches.- Dijeron varias al unísono.
-¡No me hagan esto!.- Las súplicas incordias no le sirvieron de nada a Sienna pues sus amigas dejaron de hablar, sólo había un silencio incómodo para ella. Se acomodó también en la cama con la duda y molestia en su cabeza, aunque podía haber sido algo sin importancia le parecía sospechoso pues no había contado ningún chiste...tenía que saberlo en la mañana.
Templo de Sagitario.
-¿Quieres algo de leche?.- Preguntaba Aioros a Darlenne quien ya estaba cobijada en su cama pero ella sólo negaba con la cabeza, Aioros cada vez sospechaba que algo le había pasado a su hija desde que fueron al parque.- ¿Quieres que te lea un poco?
-No...
Aioros suspiró y frunció el ceño ligeramente.
-Bien, es hora de que me digas que tienes.
Darlenne le miró con sus ojos verdes, profanaban tristeza.
-Nada.
-Sea lo que sea Darlenne tienes que decírmelo...no debes ocultarme nada y menos algo que te pone triste.- Aioros se sentó en la cama de Darlenne esperando una respuesta, ella abrazó a un oso de peluche y recargó su mejilla en él.- En serio dímelo hija...- Aioros ya empezaba a preocuparse.
Darlenne tardó en mirar de nuevo a su papá, tenía ojos cristalinos y Aioros sentía que se le partía el corazón de verla así, siempre se había encargado de que fuera feliz pero ahora algo ajeno a él le había bajado la autoestima.
-Papi...¿Por qué no tengo mamá?
Aioros se quedó mudo, necesitó de tiempo para poder contestar, esas palabras le hirieron más que ver el rostro afligido de Darlenne.
-Si tienes mamá...si la tienes...lo sabes hija- Dijo pausadamente.
-¿Dónde está?
Darlenne no preguntaba por Nubia, era la segunda ocasión que lo hacía y la primera fue hace un año más o menos, ahora comenzaba a caer en cuenta de lo que tenía. Aioros antes no sabía qué decirle cuando ella preguntara por su mamá pues ni él sabía la verdad, así que consideró decirle lo mismo que antes.
-Ella estará de regreso cuando haya encontrado lo mejor para ti...
-¿Qué?.- Quiso saber ella algo cohibida.
-Supongo que es una sorpresa.- Le sonrió Aioros, vaya que era difícil no decirle totalmente la verdad, después de todo, era una niña todavía.- Es algo que nos tiene preparado a los dos, ya lo verás...no estés triste por eso.
-Es que...unos niños que van conmigo a la escuela me molestaron a mí y a Brissia...y...y...a mí me dijeron que no tenía mamá...
-Así que era eso...-Aioros pasó una mano por sus cabellos y miró fijamente a Darlenne.- Si la tienes, que ellos lo hayan dicho no tiene por qué afectarte demasiado...ellos no saben lo que está pasando ni lo que tu mamá está haciendo por ti.
-Pero es que...-Ella comenzó a llorar y su voz delicada se entrecortaba.- Quiero una mamá...quiero a mi mamá...
Aioros no pudo soportarlo más y abrazó a su hija mientras le acariciaba su cabeza.
-Lo sé pero ya no llores más, ella pronto vendrá...
-¿Y si no?.- Ella se aferraba más a Aioros, él se mordió los labios, era muy cruel mentirle a su hija si no sabía lo que verdaderamente pasaba con Nubia.
-Te lo prometo Darlenne...voy a reunirte con tu mamá, pero ya no estés triste.- Darlenne asintió y abrazó de nuevo a su peluche.- ¿Lista para dormirte?
-Sí pero...¿Me lees un cuento?
Aioros asintió más alegre, por momentos estaba a punto de decaer en la tristeza pero tenía que darle el ejemplo a su hija.
-Muy bien.- Dijo Aioros levantándose y yéndose por el libro infantil.
Templo de Géminis
6:45 a.m
Kanon estaba acostado boca arriba en el suelo del templo, ya llevaban algunas horas acostados en el centro de la sala pues la temperatura comenzó a cambiar y el cansancio era mutuo ya que se la habían pasado en el baño por más tiempo. Él miró a su izquierda, estaba Saida durmiendo tranquilamente encima de varias cobijas. Ella tenía puesta su playera...era lo único que la cubría, ella se había destapado un poco y era una vista excepcional para él, no tenía ningún problema con verla así todo el tiempo...¿Acaso no había algo que no le gustara de ella?. Entre más la veía más se conmovía por verla dormir después de un agitado desenfreno de pasión en el baño...entrar ahí ya no sería lo mismo para él. Kanon tomó una cobija y la puso encima de Saida, aunque le gustara la vista tampoco iba a dejar que se enfermara.
-Pensé que seguías dormido.- Dijo ella aún con los ojos cerrados, Kanon estaba sorprendido.
-Eso debería decírtelo yo a ti.
Saida abrió los ojos un poco y sonrió levemente mientras lo miraba.
-Estoy cansada todavía, no pude dormir bien...¿Y tú?
Kanon se acercó a ella y le abrazó por la cintura.
-Tampoco, a pesar de todo tampoco puedo dormir bien...
-¿Es porque estoy yo aquí?.- Preguntó divertida y Kanon soltó una ligera carcajada.
-Tal vez...-Le besó la frente, Saida se sintió cautivada por el afecto.- Pero ya no se puede hacer demasiado, sólo podré dormir unas pocas horas más.
-¿Por qué?
-Tengo dos tormentos que cuidar.- Bromeó. Saida comprendió a quienes ser refería como "tormentos".
-¿Vas a estar con ellas?
-Sí...de hecho siempre lo hago, sólo espero que no se les ocurra querer salir del Santuario, ayer fue suficiente para mí.
-¿Salieron ayer?
-Sí, fuimos al parque pero pasaron varias cosas ahí, una de ellas se cayó y la otra tuvo bajas de autoestima.
-¿Pues qué pasó?.- Saida puso más interés a la conversación, levantó su cabeza recargándola en su mano.
-Se encontró con unos niños que le dijeron que era más fea que su hermana.- Rio Kanon.- Con eso de que son iguales me pareció gracioso.
Saida suspiró, no podía decir que compartía el mismo humor que él.
-¿Sabes? Son niñas...sus sentimientos son más vulnerables, cuando yo era una niña también me comparaban mucho con mi hermana.
-¿Decían algo que te hiciera sentir mal?.- Saida negó.
-Al contrario, la mayoría de las veces opacaron a mi hermana y eso me hacía sentir culpable porque yo veía como a ella le dolía eso, supongo que por eso es más fuerte y fría que yo y siempre quiere ser mejor en todo...además creo que por eso a veces me controla.
-¿A veces?.- Preguntó irónico.
-Bueno...la mayoría de las veces...en punto es que no creo que sea algo divertido observar cómo se burlan de las niñas o de quien sea...¿A quién le hicieron eso?
-A Brissia...pero ya hablé con ella, le dije que se defendiera.
-¿A golpes?.- Preguntó incrédula e impresionada.
-No...a golpes no...digo, no sería mala idea pero tampoco quiero verme como el culpable de meterle ideas rebeldes a mi sobrina, a defenderse me refiero a que ignore lo que le digan, ya le enseñaré poco a poco.
-Pues espero que no te haya entendido mal o que tú hayas sido muy específico en el tema.- Dijo Saida un poco desconfiada al contrario de Kanon quien estaba muy tranquilo.
-Sí lo fui, si no me entendió luego hablaré con ella o puedes hacerlo tú.- La miró divertido.
Saida parpadeó atónita.
-¿Yo? Bueno...no tengo ningún problema aunque dudo que me tengan confianza, después de todo no creo que se acuerden de mí.
-En eso tienes razón...pero ya las verás en unas tres horas más o menos.
-Está bien, eso me agrada.- Sonrió Saida para luego recargar su rostro en la almohada y dormir de nuevo junto a Kanon.
Horas después...
Templo de Acuario.
Camus estaba listo para ir al hospital, por fuera podía decirse que se encontraba de lo más tranquilo pero por dentro estaba inquieto, era cuestión de tiempo para ver a Mary Anne despierta. Estaba nervioso, ayer sabía lo que podría hablar con ella pero ahora si lo pensaba mejor tenía que aclarar bien esas ideas porque seguramente sería demasiado para Mary Anne, primero tendría que saber si estado actual.
-¡¿Ya estás despierto?!.- Camus se molestó levemente por los gritos que pegó Milo recién entro al templo, él se dio media vuelta y se topó con su amigo quien vestía cómodamente una playera azul con una camisa de manga corta abierta, unos vaqueros y una gorra.
-Deja de gritar así en mi templo.- Dijo Camus a modo de reprimenda.
-El mal humor persiste a pesar de ser un día especial.- Milo se levantó la nariz.
-Una cosa es mal humor y otra tener que soportar que vengas a gritar a mi templo como si nada...por cierto...¿Qué haces aquí tan temprano?
-¿Temprano?.- Milo se rascó la cabeza y miró su reloj de mano.- Pero si son pasadas las nueve...
-Por eso mismo lo digo, es muy temprano para ti...¿A qué se debe el milagro?
Milo se encogió de hombros fingiendo demencia.
-Es un lindo día como para perder el tiempo durmiendo.
Camus enarcó una ceja.
-De verdad que no te entiendo Milo, creo que te me estás volviendo bipolar.
-Muy gracioso Camus pero lamento decirte que no, hombres como yo podemos levantarnos temprano por lo menos una vez al año para hacer un bien social.
-Ya te creí.- Dijo sarcástico.- ¿Y cuál sería tu bien social?
-Ver a mi queridísimo amigo y acompañarlo al hospital.
-¿Quieres acompañarme?.- Preguntó suspicaz y escéptico.
-Por supuesto, para eso están los amigos.- Dijo Milo con una sonrisa de oreja a oreja.
Camus de verdad que no comprendía bien a Milo, tal vez sería lo mejor creerle...a lo mejor una luz divina hizo cambiar a Milo o...
-Lamento si llegue tarde, sentía que no me despertaba.- Dijo Sory recién llegando al templo.- ¿Milo? ¿Vas a ir también con nosotros?
-Sí, este día estoy libre así que siempre sí los acompaño, aunque no me hayan invitado ayer.- Recordó Milo.
Camus al fin dio en el clavo...no había sido ninguna luz divina, Milo iba porque Sory también iría, vaya forma de acercarse a ella, pensó.
-Ya lo expliqué ayer Milo.- Sory se sobaba las sienes.- No entiendo por qué te pones así.
Milo se cruzó de brazos.
-Sólo quiero ir y ya...¿O es que acaso tienes algo más que hacer como para que no hayas querido que vaya?
Sory puso los ojos en blanco, Milo le desesperaba.
-Tengo muchas cosas qué hacer, es cierto pero eso no tiene nada que ver como para que no quiera que vayas...Milo de verdad que eres un necio...¿Qué tienes?
Milo era aferrado pero más que nada lo hacía para sacar información valiosa pues había escuchado a Sory hablar con alguien por teléfono...
FLASHBACK
Milo estaba paseándose campante cerca del templo de Piscis, tenía que ir a hablar con Shion sobre unas vacaciones que tenía pensado tomar seriamente pues hace tiempo que se sentía encerrado y aburrido, tenía todo un discurso conmovedor y que él consideraba convincente para que Shion y Saori le dieran permiso urgente. Milo ya se veía acostado en una hamaca bajo las palmeras, con el viento rozándole el rostro y el sonido de las olas del mar como fondo acústico...vaya que por nada se perdería esas dichosas vacaciones, ya hasta se había despedido de Camus con anticipación.
-Debo interpretar el mejor papel de mi vida, ya tengo las maletas hechas...sólo necesito permiso.- Se decía a sí mismo Milo muy sonriente, nada le quitaba esa sonrisa.- Será sencillo convencerlos, Athena todo el tiempo está feliz por tener a tantos niños cerca de ella y Shion está lo suficientemente cansado como para hacerme caso o negarse.
Milo casi reía maliciosamente de sólo recordar como Shion, el Patriarca ya tenía que cuidar de todo un mundo...los hijos de Shura, Dione, Aioros y Aioria veían a Shion casi como un abuelo, según las bromas de Milo. Shion estaba tan fatigado por andar jugando, haciéndola de maestro y demás cosas que ya ni tenía tiempo para estar regañando a los demás.
-Adiós Santuario, hola Hawái.- Dijo frotando sus manos con entusiasmo, era cuestión de minutos para que hablara con ellos. Milo estaba a punto de llegar al templo de Athena cuando a lo lejos divisó a Sory con una mano en su oreja, tal parecía que ella estaba hablando por teléfono y su semblante demandaba alegría.
Milo frunció el ceño al verla, estaba riéndose de algo y no era de sus bromas, se estaba riendo con alguien y no era él, eso le llamó la curiosidad a un nivel elevado. Él se puso detrás de una roca y de ahí caminó atrás de otras con mucha cautela, Sory no tenía que verlo y él quería saber con quién tanto hablaba.
Sory estaba hablando desde hace unos minutos, si bien no recibía llamadas y cuando lo hacía por lo general las rechazaba hasta que estuviera desocupada pero esta vez no podía negarse, al ver el número entrante se emocionó tanto que se disculpó con Athena y salió del templo para hablar.
-Estoy realmente sorprendida...no puedo creer lo que me dices.- Dijo ella poniendo su otra mano en su mejilla, estaba completamente feliz.
Milo estaba cada vez más cerca de su meta, bien podía ser un espía profesional por lo silencioso que había sido, había avanzado varios metros sin que ella se diera cuenta. Milo se acercó rápidamente a una columna y se puso detrás de ella cuando vio que Sory se acercaba más a donde estaba, ella estaba completamente enfrascada en su conversación.
-¿De qué tanto hablara?.- Se preguntó a sí mismo tratando de agudizar su oído.
-¿En serio? Espero que no me mientas...Está bien, yo estoy trabajando ahorita así que no puedo hablar demasiado tiempo...
Milo hizo un mohín y luego agitó su cabeza mirando al cielo.
-¿Qué estoy haciendo?.- Se dijo. Comprendió que escuchar conversaciones ajenas era de mala educación y además...no sabía por qué le llamaba tanto la atención saber con quién tanto hablaba Sory, ellos no tenían ningún tipo de relación que no fuera de amistad...si Sory hablaba con alguien a él no debería de importarle, seguro que se trataba de algún familiar o una amiga...algo así.
Milo estaba saliendo de su escondite para ir mejor a ver a Shion y Athena, si imaginación de la playa había regresado.
-¡Sí quiero verte! Te extraño Giolan...- Exclamó Sory alegre.
Milo abrió los ojos de par en par y retrocedió hacia la columna, todo pensamiento indulgente se había esfumado como rayo, la indagación estaba a tope al escuchar un nombre que parecía ser masculino.
-Mañana estaría bien, de hecho sería perfecto, creo que estoy libre así que podemos vernos en la tarde...tengo tantas cosas que contarte también...-Sory seguía muy animada. Milo tenía una sensación incómoda en su interior.- Por supuesto, ya deseo verte...no sabes cuánto deseo estar junto a ti después de mucho tiempo...me haces tanta falta...ya sé que sueno algo desesperada pero es que me siento muy feliz Giolan.- Pronto ella soltó unas risillas más que molestas para Milo quien estaba bien atento a la plática.- Entonces nos vemos donde antes, cuídate y te quiero.- Dijo Sory antes de colgar el teléfono.- ¡Tengo que regresar con Athena!.- Dijo aún feliz y caminando en dirección al templo. Milo salió del escondite de nuevo con una expresión de molestia, desagrado e incomodidad.
¿Con quién estaba hablando? Por lo que pudo entender, era un hombre de su pasado, alguien que significaba demasiado para ella...¿Giolan? ¿Qué clase de nombre es ese? Se preguntaba Milo como todo un crítico.
-Así que mañana...vaya noticia saber de un amor pasado.- Dijo Milo dando media vuelta con dirección a su templo, se sentía raro y seguía molesto, tanto que dejó sus planes de vacaciones para después...eso podría esperar.
FIN FLASHBACK
-No tengo nada.- Aseguró Milo molesto al recordar ese incidente y ahora que veía mejor a Sory, ella estaba muy bien arreglada; con zapatillas, bolso, pantalón ajustado y una blusa holgada pero linda...¡Seguro que se había vestido así para ir a su cita!, vociferó Milo mentalmente.
-Bueno ya, mejor vámonos.- Intervino Camus también fastidiado de la actitud de su amigo.
-Sí mejor, no vamos a querer llegar tarde a nuestras citas.- Dijo Milo saliendo del templo. Sory enarcó una ceja sin poder entender que le pasaba.
Mientras tanto...
Ambrosía había terminado de desayunar y ya le urgía irse a la tienda, tenía que abrir temprano ya que irían a dejar unas alhajas nuevas para colocarlas en estantería. Ella iba de salida cuando vio que cierta personita estaba viendo la televisión, sola...
-¿Dónde está tu mamá?.- Le preguntó la chica a Franco quien la miró enseguida.
-Estoy aquí.- Dijo Cassandra detrás de su prima.
Ambrosía se sopló el cabello con hastío.
-Vaya...me sorprendo de verte levantada como toda una madre preparada.- Ironizó. Cassandra arrugó la nariz.
-Soy una madre preparada pero también que se cansa fácilmente.
-Ya te creo...¿Y Shura?
-Esta en la habitación, en unos momentos sale.
Ambrosía miró de arriba abajo a Cassandra quien tenía unos shorts y una blusa de tirantes.
-¿No te vas a cambiar?
-¿Qué?.- Preguntó Cassandra un tanto molesta.- ¿Qué tiene que ver en cómo estoy vestida?
-Nada, sólo que alguien pude verte...
Cassandra se amarraba su ahora largo cabello en un chongo mal diseñado para luego poner los puños en su cintura.
-¿Cómo quién? Shura ya está acostumbrado y los otros hombres de la casa tienen menos de cinco años...¿Quién más podría verme?
-Pues...Shaka por ejemplo, él puede venir.- Aclaró Ambrosía tratando de ser paciente. Cassandra aligeró su expresión y puso una más divertida.
-Ya entiendo...eso te pone celosa.
-¡¿Qué?!.- Soltó de impacto Ambrosía, tanto que le inquietó a sobremanera.
-Guarda tus sorpresas para algo más, ya comprendo tu molestia y fíjate que no lo había visto de esa manera...mejor me voy a cambiar o va a venir Shaka y no quiero tener problemas contigo.- Avanzaba hacia su recámara.
-Espera que yo no...estoy celosa de nada.- Dijo sonando poco creíble pues era más su impresión.
Cassandra se giró más burlona.
-¿Segura?
-S-Sí...Yo no puedo sentir celos de nada...Shaka es sólo un buen amigo...
Cassandra puso expresión recelosa.
-Bueno...deberías ponerte un atiendo así para que avancen a la siguiente fase.
La otra chica estaba más ruborizada.
-No habrá ninguna otra fase...¿No entiendes la palabra "amigo"?
-La verdad no...Shura y yo no fuimos amigos y míranos, no perdimos el tiempo en crear dos criaturas.
-¡Oye!.- Ambrosía miró a Franco alterada de que no escuchara esa conversación pero él estaba entretenido en la televisión.- No digas esas cosas enfrente de tu hijo...
-No está escuchando esto, pero lo que digo es la verdad...tú puedes tener una relación diferente, algo más serio y formal pero eso no quita que puedan tener unos hijos.
-¡¿Hijos?!.- Al borde de un ataque de vergüenza.
-Pues si...imagínate tener unos hijos rubios con gafas, se verían muy monos...pero antes de pensar en cómo serían deberían pensar en cómo hacerlos.
-¡Cassandra!.- No soportó más Ambrosía, deseaba irse lo antes posible de ahí o perdería la compostura.
Shura iba saliendo de la recámara completamente cambiado, era hora de irse al Santuario...es más, ya hasta se le había hecho tarde.
-Ustedes hacen mucho ruido.- Se quejó y luego vio a Ambrosía.- ¿Qué te hiciste en la cara? No me digas que te dio algún tipo de alergia.- Esto lo dijo Shura al ver que Ambrosía estaba con la cara roja, ella trató de cubrirse pero era inútil, tardaría un poco para que su rostro recuperara su tono de piel.
Cassandra comenzó a reír ante el comentario inocente de Shura, él pareció no entender lo que sucedía. Ambrosía tomó un bolso para irse corriendo de ahí.
-Eres cómico.- Le golpeó en el pecho.- Pero no tiene ninguna alergia, más bien son razones más...personales...
-¿Cómo?.- Alzó una ceja Shura.
-Yo mejor me voy.- Dijo Ambrosía tratando de abrir la puerta la cual no podía abrir.
-Oye Shura...tú que conoces mejor a Shaka...¿Cuál es su tipo de mujer?.- Insistía Cassandra mirando a su prima sin lograr abrir la puerta.
-Pues...-Shura se rascaba la cabeza.- No tengo idea, no he conocido a ninguna mujer que haya salido con él...sólo a Ambrosía...-Shura miró a la chica captando lo que sucedía en esos momentos, ahora todo tenía sentido.- No me digas que por fin andan ustedes dos.- Diciéndole a Ambrosía con más humor.
-¡Yo no ando con nadie!.- Exclamaba y batallaba con la puerta.
-El primer paso de toda etapa es la negación...pronto los veremos dándonos la noticia de que Buda tendrá un nuevo seguidor.- Cassandra disfrutaba de ver a Ambrosía nerviosa.
-¡Ya dejen de decirme cosas así! ¡Shaka es sólo un amigo y ya!
-Pero te gusta ¿no?.- Seguía Shura.
-¿Si afirmo dejarán de molestarme?.- Preguntó Ambrosía son quitar las manos de la puerta.
-Sí.- Contestaron los dos.
-Bien...¡Pues sí me gusta Shaka y ya!...Pero es mi amigo. – Aclaró sintiéndose un poco mejor.
-Excelente, acabas de dar un paso...ahora si querías irte, debiste comenzar por quitar el seguro de la puerta.- Dijo Cassandra.
Ambrosía dejó de jalar la puerta, por querer irse cuanto antes olvidó quitar la llave, vaya distracción. Ella quitó el seguro enseguida y se despidió sin voltear a verlos.
-Me voy, tengo mucho trabajo.- Ambrosía al abrir la puerta se encontró con Shaka, al verlo abrió la boca completamente atónita.- ¡¿Shaka?! ¿Qué haces...aquí?
Shaka estaba con una expresión muy pasmada.
-Yo...pasaba por aquí para ir a la tienda pero preferí pasar por ti.
-N-No me digas que...-Ambrosía no terminó de decir...Shaka estaba ahí afuera...Posiblemente lo había escuchado. Ella podía escuchar las risas de Cassandra detrás suyo.- ¿Hace cuánto llegaste?
-Desde hace minutos...
-¡¿Minutos?!.- Gritó impresionada, sentía que Buda le hablaba y su alma abandonaba su cuerpo...o mínimo esperaba que la tierra se partiera en dos y ella cayera en lo más profundo...Eso significaba una cosa, Shaka la había escuchado.
-Creo que han llegado a la segunda fase.- Dijo Cassandra muy feliz.
Dos horas después...
Hospital.
Camus, Sory y Milo habían llegado al hospital por fin, a Camus le había parecido una eternidad el camino pero ahora que habían llegado creía no estar listo de entrar.
-¿Y bien?...¿Ya no quieres entrar?.- Cuestionó Milo al ver que Camus no avanzaba.
-Sí...
-¿Hay un pero?.- Siguió preguntando.
-No...pero es que...
-No me digas que te estás echando para atrás.- Dijo fastidiado Milo.
-Claro que no Milo, sólo creo que alguien debería entrar primero a verla...
-Y ese eres tú.- Milo trató de jalar a Camus dentro del hospital, el caballero de Acuario ponía resistencia.
-¡No me empujes Milo!
-¡Vamos Camus! ¡No te acobardes! Has peleado con un centenal de caballeros como para que te de miedo ver a una chica.- Reprendió ahora Milo. Camus se paró en seco.
-No es miedo...-Dijo con frialdad, más bien eran nervios pero reconocerlo era otra cosa.- Sólo quiero tomarme un poco de tiempo y razonar bien qué le diré.- Excusa.
-Podrías decirle que lo sientes.- Añadió Sory, aún se sentía molesta por lo sucedido y más porque Camus parecía haber cambiado después de que ocurrió el accidente cuando bien pudo haber sido antes.
-Si lo sé...-Dijo Camus.
-Pues no sé tú pero si ya estamos aquí lo mejor que deberías hacer es entrar, has estado aquí tantas veces que ya todo el hospital te conoce.
Camus puso ojos nevados y resopló lentamente.
-Está bien...tienes razón Milo.- Así los tres entraron al Hospital y caminaron hacia la sala de espera donde luego irían a ver a Mary Anne.
Ellos se sentaron a esperar su turno o hasta que vieran a alguna de las enfermeras al cuidado de Mary Anne o hasta a su médico.
-Te deberían de dar un pase Camus, por estar aquí mucho tiempo...ya no mereces ni formarte o esperar.- Protestaba Milo aburrido.
-Ya cállate Milo, últimamente te quejas por todo.- Habló Sory quien estaba sentada a su lado.
-Sólo digo la verdad, deberían darle un pase como turista por venir a ver a Mary Anne todos los días de año, si no te creen, tráeles tu calendario.
-Ya basta Milo.- Dijo Camus sobándose la frente, pronto miró que por el pasillo estaba Haziel y quien lo había visto a lo lejos.
Haziel suspiró, recordaba lo que le había dicho Mary Anne la noche anterior, no deseaba ver a Camus y él tenía que ser el indicado para decirle la información, tenía que respetarse la decisión. Caminó hacia ellos acomodándose su estetoscopio.
-Buenos días.- Dijo Haziel sonriente. Los demás contestaron con rapidez y se levantaron de sus asientos.- Supongo que vienen a ver a Mary Anne.
-Sí, ayer nos enteramos de que había despertado del coma.- Dijo Sory festiva.
-Efectivamente...y ella se siente mejor para recibir visitas, eso sí...no demasiadas ya que aún necesita descansar.
-Claro, seremos precavidos...¿Podemos pasar a verla?.- Preguntó Sory.
-Por supuesto pero...antes debo hablar con usted.- Dirigiéndose a Camus.
-¿Conmigo?
-Sí...seré directo...Mary Anne no desea verlo.- Camus abrió los ojos con escepticismo, Milo y Sory estaban confundidos.
-¿Cómo dijo?.- Preguntó Milo enarcando una ceja.
-Hablé ayer con Mary Anne, le hice unas cuantas preguntas para comprobar su estado y si presentaba algunas secuelas por el golpe en la cabeza, afortunadamente su salud está muy bien, sólo tiene problemas al recordar el momento de su accidente, sería mejor no mencionarle nada por ahora.
-Entendemos eso pero...¿Por qué no quiere ver a Camus?.- Intervino Sory ya que Camus estaba estupefacto.
-Antes de que termináramos de hablar...ella mencionó algo de que el señor Camus no se había portado muy bien con ella, desconozco las razones pero creo que deben tomarse en cuenta, ella dijo que no deseaba verlo...por lo menos por ahora.- Haziel trató de ser muy amable y considerado, veía a Camus quien estaba neutral pero podía percibir que la noticia le había caído mal.
-¿Sólo a Camus?.- Preguntó Milo aún sin poderlo creer.
-Sí, sólo a él...los demás pueden verla.- Confirmó Haziel antes de que fuera llamado por una enfermera.- Si desean entrar a ver a Mary Anne ahora pueden hacerlo, la enfermera los llevará con ella.- Dijo y se fue inmediatamente.
La situación se puso tensa y desconcertante.
-Hay algo raro en esto.- Dijo Sory poniendo su mano en su barbilla.
-Si...no puedo creer que Mary Anne no quiera ver a Camus cuando debería ser todo lo contrario.- Dijo Milo y Camus sin esperar más dio media vuelta y se alejaba de ahí. Milo se dio cuenta primero y lo detuvo.- ¿A dónde vas?
-¿Qué no escuchaste? Manne no quiere verme, yo estoy de sobra aquí.
-Oye...¿Te estás rindiendo fácilmente?
-No, sólo respeto su decisión, así que me regreso a mi templo.- Camus quería seguir caminando pero Milo se puso como pared, no le iba a dejar pasar tan fácil.
-A ver...tanto tiempo esperaste para que ella despertara y ahora que ese día llegó prefieres irte sin más...si ella no te quiere ver debe haber una razón.
-¿Aparte de cómo la traté? Lo dudo...esa es la única razón por la que no quiere verme.
-Camus...¿Quieres verla si o no?.- Camus se tomó su tiempo en contestar al mismo tiempo que revisaba los alrededores con su mirada oscura y muy profunda.- Tienes que contestar...
-Si quiero...pero aunque así lo desee no me dejarán pasar.
-Eso es lo de menos Camus, déjamelo a mí.- Dijo Milo muy seguro, le puso la gorra en la cabeza a Camus y caminó hacia la enfermera que les indicó Haziel para que los llevara con Mary Anne.- Disculpe señorita...
-¿Qué hace?.- Preguntó Sory a Camus al ver que Milo hablaba con la enfermera.
-No lo sé.- Contestó Camus.
-¿Sí señor?.- Preguntó Alisse, la enfermera.
Milo utilizando sus habilidades actorales se dispuso a ayudar a su amigo.
-Señorita...dígame...¿Qué tengo que hacer para ver a mi novia?
Todos abrieron los ojos al escuchar a Milo.
-¿Su novia? No entiendo...
-Sí, mi novia...debe conocerla bien, es esa hermosa francesa a la que yo lastimé emocionalmente por ser un completo tonto.- Ponía pose sufrida y completamente falsa pero muy creíble.
Camus sintió la actuación de Milo como una daga.
-¿Francesa? ¿Se refiere a Mary Anne?.- Cuestionaba Alisse y Milo asentía.
-Exactamente, ahí dentro está el posible amor de mi vida...sorprendentemente y que oculto por mero orgullo pero no me dejan verla, es tan cruel...
-¿Usted es Camus?
Alisse recordó las instrucciones del médico hacia Camus.
-Sí...soy yo ese hombre idiota...- Camus tenía ganas de golpearlo brutalmente.
-Comprendo pero efectivamente, usted no puede verla...ehmmmm...¿En serio usted es Camus? Porque se ve muy diferente a como lo había visto en la habitación de Mary Anne.
-Claro que soy yo...el día de hoy estoy más atractivo pero soy el mismo, es más...revise en su carpeta, ahí deben estar todos los datos.- Milo hojeaba la carpeta de Alisse y con su otra mano le hacía señas a Camus.
-Creo que eso significa que te vayas.- Dijo Sory tratando de interpretar lo que quería decir Milo.
-Oiga...no haga eso, son cosas muy importantes.- Alisse trataba de alejarse de Milo pero este se mostraba más desesperado.
-Lo hago porque deseo verla.- Insistía mientras le hacía más señas a Camus quien dudaba si ir o no. Milo al ver que Camus no avanzaba como él quisiera, manoteó la carpeta de la enfermera haciendo que la tirara.- Oh que tonto soy.- Milo se giró a ver a Camus y le indicó que fuera aver a Mary Anne rápido. Camus después de ser codeado por Sory avanzó rápidamente hacia la habitación de Mary Anne.- Lo siento mucho...soy un tonto.
-Está bien pero aun así no podrá pasar.
Camus caminó rápido y miraba hacia todos lados para que nadie que lo reconociera viera que se acercaba a la habitación de Mary Anne. Él se puso frente a la puerta y puso la mano en la manija, su corazón estaba acelerado.
Mary Anne estaba sentada en la cama mirándose las manos, las sentía muy diferentes y las veía diferentes, algo le decía que algo no estaba bien...como si le faltara saber lo que ocurría con ella realmente, eran muchas cosas que deseaba saber sobre lo que le había ocurrido...quería que alguien de sus amigas fuera a verla, lo necesitaba demasiado. Ella escuchó que tocaban la puerta.
-Adelante.- Dijo sin levantar la mirada y la puerta se abrió poco a poco. Mary Anne esperaba que fuera Alisse o Haziel, por lo general ellos eran a los que más había visto en esos dos días.
Alguien entró a la habitación y cerró la puerta, avanzó cerca de la cama de Mary Anne y se detuvo ahí. Mary Anne levantó lentamente la mirada y al ver de quien se trataba sintió su corazón detenerse en el momento.
-¿Camus?.- Preguntó atónita.
Camus comenzaba a sentir su garganta arderle y no apartaba la vista de ella, ahí estaba Mary Anne, frente a él...despierta...volvía a ver sus ojos turquesas, volvía a escuchar su voz, volvía a verla moverse...
Camus se acercó más a ella sus ojos azules estaban muy clavados en ella, Mary Anne no comprendía porqué él estaba ahí, era la primera persona que conocía y que veía...parecía haber pasado mucho tiempo desde que dejó de verlo.
-Manne...-Dijo Camus antes de ponerse de rodillas a lado de la cama y luego le tomó una mano a ella poniéndola en su frente. Mary Anne no entendía absolutamente nada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top