Recuerdo de la noche
Hola!!! Traigo aquí un capítulo...está largo y espero se publique completo...
Adelanto algo....habrá dos tipos de Flashback, el primero que es el más largo trata sobre la vida de Nix...de la diosa en sí, no de Ébano...y relato el principio de las cosas, poco a poco pondré flashback así para que sepan porqué Nix odia atanto a Némesis y a ??....ya lo sabrán jeje...y el segundo Flashback es sobre la noche en que Ébano quedó embarazada...
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Saida estaba escéptica por lo que el médico le había dicho, simplemente no lo creía posible mas no dijo nada. Sienna la abrazó y le acarició los cabellos, su semblante irradiaba felicidad, su amiga estaba embarazada. Ébano la miraba de reojo, sabía que se divertiría con lo que iba a suceder.
-Saida, debes cuidarte a partir de ahora, como podrás darte cuenta, tu alimentación debe ser mejor no sólo por ti, si no por el bebé.- Explicaba el doctor pero no veía reacción alguna den Saida.- ¿No estás feliz por la noticia?.- Saida sólo lo miró pero su mente estaba en otro lado.
-Saida, Sienna...¿Me pueden dejar con el doctor? Él me dará la lista de lo que debes comer en esta etapa.- Decía Ébano.
-Pero se la puede dar a Saida directamente ya que está aquí.- Dijo Sienna. Saida en ese momento se levantó de la silla y fue directo a la salida.- Saida...espera...- Sienna fue hacia ella y ambas salieron de ahí.
El hombre miró a Ébano seriamente y esta comenzó a carcajearse, tanto que puso las manos sobre su estómago de que comenzaba a dolerle.
-¡Eso estuvo fantástico! Estuve a punto de reírme en su cara.- Dijo Ébano dejando de reír.
-Señorita...no sé sus razones pero no me parece que haya sido correcto engañarla.
Ébano desvaneció si sonrisa y miró el hombre con dureza.
-Eso no lo pensó cuando le hablé del dinero...-Ella sacó de su bolso una chequera y un bolígrafo.- Le pondré la cantidad acordada.- Comenzó a escribir.
-Insisto, fue cruel engañarla así, se podría ilusionar y además cuando pasen los meses se dará cuenta.
-Este cheque es por lo acordado...y este otro es para que mantenga su boca cerrada.- Lo miró muy amenazante, el hombre vio algo en ella que le dio temor.- Si usted abre la boca y mi hermana termina enterándose de la verdad...olvídese de este mundo y sí, es una amenaza.
El hombre tomó los cheques y al ver la cantidad, no le fue nada mal aunque seguía creyendo que sea lo que sea que Ébano tramara, no sería nada bueno.
-No lo haré...no se enterara.- Ébano sonrió al escucharlo.
-Eso espero y si ella viene, siga con la actuación que por cierto...lo hizo estupendo.
-Pero puede ir a otro médico y sabrá la verdad.
-Yo me encargaré de que venga con usted y si es necesario pagarle a más personas lo hago pero esta mentira no me la arruinan...¿Y por qué le dijo de las tres semanas de embarazo?
-Por sus resultados...los suyos.- Ébano respiró bruscamente, eso le mataba el buen humor que tenía.- Pero además de eso, le pregunté sobre su actividad sexual y me dijo que con regularidad, que usaba pastillas anticonceptivas.
Tanto Saida como Ébano se habían hecho pruebas de sangre y el médico leyó los de Ébano, había cambiado los resultados a petición de ella.
-Bueno...eso será suficiente para que siga creyendo eso.
-Señorita...usted es la embarazada, no su hermana así que usted debería cuidarse por dos, lo mismo que le dije a ella se lo digo a usted, está en una etapa delicada y con más alto índice de aborto.
-Ojalá.
-¿Cómo?
-Ojalá y eso ocurra...doctor.- Dijo fríamente que sorprendió al hombre, él nunca había conocido a alguien tan determinante, malvada y fría como ella.- Yo no quiero a esta...cosa.- Señalaba su estómago.- Y como es la etapa más delicada, lo tomaré como ventaja.
-¿Cómo puede decir eso?
-Lo digo porque es mi cuerpo...yo no lo quiero y no lo voy a tener...y haciéndome de lado...¿Mi hermana de verdad no está embarazada?
El hombre tomó el otro sobre y sacó los resultados mostrándoselos a Ébano.
-Son negativos...ella no lo está como se lo dije, sus síntomas son ocasionados por su estado depresivo y por la falta de alimento y sueño.
-Muy bien...ahora, deme una lista de alimentos que debería estar comiendo ella.- Empezó a reírse de nuevo.
***
Templo de Virgo.
Shaka no despegaba la vista de Shiva, él estaba sentado enfrente y tan entretenido estaba platicando con Ambrosía que no se percataba de la sutil mirada asesina de Shaka. Agora miraba a cada uno y no esperaba que Shaka se pusiera así, es más, no había una razón por la que estuviera así, tal vez no le gustaba la pareja de Shiva.
-Yo...serviré ahora el plato fuerte...Shiva...¿Me ayudas?.- Preguntó Agora llamando la atención de su compañero.
-Está bien Agora, ahora vengo Ambrosía.- Le dijo tomándole la mano y besándosela. Shaka tenía la cuchara en la mano y la dobló muy fácilmente.
Ambrosía se sonrojó y vio como Shiva se alejaba. Shaka se levantó de la silla y se puso de cuclillas a lado de ella, cuando Ambrosía miró a su lado dio un brinco en su silla.
-Shaka, me asustaste.
-Ambrosía...¿Qué haces aquí?
-Shiva me dijo que tú querías que estuviera aquí y pensé que querías arreglar nuestras diferencias.
-Yo no le dije eso y mucho menos arreglar nuestras diferencias, eso ya está claro.
-¿Ya está claro? ¿Y por qué me invitaste a pasar?
-Porque pensé que vendrías a verme a mí no porque Shiva te lo dijo, deberías haberte negado.
-¿Por qué?.- Demandó saber.- Él es muy bueno conmigo.
Mientras tanto...
-Noto a Shaka molesto.- Dijo Agora sirviendo la comida. Shiva estaba con un plato en sus manos.
-No me he dado cuenta pero tal parece que no se esperaba que Ambrosía fuera la chica que me gusta.
-Le costó trabajo comprenderlo pero desde hace rato que no deja de mirarte enojado, tal vez porque algo estás haciendo mal.
-Bueno, él me dijo que debía demostrarle a ella lo mucho que la quiero, que me interesa y...creo que no lo he hecho suficiente.
-Si, tal vez sea eso.- Dijo desconfiado.- Podrías intentarlo.
Comedor.
-Shiva es mi discípulo...quiero lo mejor para él, que sea feliz.- Ambrosía frunció el ceño, no lograba comprender a que punto quería llegar Shaka.
-¿Sabes? Estás muy raro el día de hoy...¿Estás enfermo?
-¿Te gusta Shiva?.- Preguntó de repente tomando asiento de nuevo en su lugar.
-¿Qué? ¿Por qué preguntas eso?
Shiva y Agora llegaban al comedor con los platos y los empezaron a repartir, Shaka y Ambrosía ya no pudieron seguir hablando pero una ligera tensión ya estaba presente. Shiva colocó el plato de Ambrosía y le volvió a tomar de la mano.
-¿Deseas algo más?.- Preguntó dulcemente. Shaka no dejaba de mirar el agarre y una extraña sensación negativa le iba creciendo en el estómago. Ambrosía estaba perpleja.
-Yo...no...no gracias, así estoy bien.
-¿Segura? Es que siento que no he sido muy atento contigo.- Shiva intentaba seguir los consejos de Shaka sobre demostrarle sus sentimientos a la chica que le gustaba y quería hacerlo orgulloso.- Sabes que yo siempre estoy a tu disposición...en todo momento.- La miró directamente a los ojos, Shiva le tomó las gafas y apreció mejor los ojos grises de la chica.- Tus ojos son hermosos así.
Shaka ya tenía un tic en el ojo y ahora había doblado el tenedor. Agora observó muy asustado como el tenedor daba toda la vuelta y su maestro se ponía rojo.
-Maestro...¿Tiene calor?.- Preguntó Agora preocupado.
-Sí...mucho.- Contestó con voz gruesa. Ambrosía y Shiva lo miraron también, desconcertados.
-¿Qué te ocurre Shaka? Estás colorado...
-Sabía que no debía ponerle tanto ají a la comida.- Dijo Agora culpándose y ocultando su rostro en sus manos.
-Tengo calor...mucho calor...Shiva, cámbiame el lugar.- Dijo determinante el caballero de Virgo.
-Yo se lo cambio.- Se ofreció Agora.
-No.- Dijo tajante.- Mejor que me lo cambie Ambrosía.- Dijo sonriendo con fuerza.
-¿Y por qué ella?.- Preguntó Shiva.
-Me gusta sentarme en ese lugar y creo que ahí no hace tanto calor.- Shaka se levantó y se puso detrás de Ambrosía halándole la silla.- ¿Me harías al favor de sentarte allá?
Ambrosía no tenía mucho que protestar así que se levantó y se sentó dónde estaba el lugar de Shaka e intercambiaron los platos. Shaka ahora parecía más contento, había logrado separar a Shiva de Ambrosía, ellos dos estaban en los extremos.
-Me siento mucho mejor, creo que era el lugar...ahora comamos.- Dictó Shaka.
***
Saida y Sienna estaban en el coche, aunque Sienna trataba de hablar con Saida ella no tenía ganas de hacerlo, sólo pensaba y así estuvo incluso cuando Ébano subió al coche también y en el camino directo a la mansión. Cuando llegaron, las tres bajaron del coche y entraron.
-Saida, no quisiste decir nada en el camino...¿Estás bien?.- Le preguntó Sienna tomando del brazo a Saida, ella asintió.
-Estoy bien...pero no entiendo.
Ébano alzó la mirada hastiada abriéndose camino entre las dos chicas y entregándole la lista que le dio el médico.
-Toma, está la lista de comida y las instrucciones que debes seguir de ahora en adelante.- Le dijo seriamente.- Ya que tuviste la osadía de embarazarte, al menos espero que sepas las consecuencias que esto conlleva.
Sienna abrió la boca a modo de protesta y puso su dedo índice frente a ella.
-No voy a permitir que la sigas queriendo humillar.
-Yo no la quiero humillar, sólo estoy diciendo la verdad...va a tener un hijo fuera del matrimonio, el padre seguramente es el que no quiere saber nada de ti y para colmo...darás una mala imagen a la familia, la gente comenzará a hablar, nos dejarás en ridículo.- Le decía a Saida.
-Dile algo Saida, ya basta de todas las tonterías que dice tu hermana.- La animaba mplesta Sienna.
-Hay algo que no encaja en todo esto.- Dijo la pelirroja llamando el interés de ambas chicas.
-¿Sobre qué?.- Preguntó Sienna.
-Sobre el embarazo.- Contestó.
-Tienes la prueba de sangre que se te hizo, está claro el resultado.- Dijo Ébano observando que Saida aún estaba incrédula.
-Dijo que tenía tres semanas de embarazo y mi periodo terminó hace nueve días.- Al decir esto, Ébano maldijo en su interior.- Además, he estado siguiendo el tratamiento, he tomado todas las pastillas, estoy segura que ninguna se me pasó como para quedar embarazada.
-Bueno eso está raro.- Dijo Sienna dudando también.
-Entonces...Si no crees en los resultados que se te dieron...¿Cómo más quieres convencerte?.- Quería saber Ébano, creía que Saida estaba pensativa porque Kanon siendo el "padre" no la apoyaría, pensaba eso no que dudaba del embarazo.
-No lo sé pero debió equivocarse, algún error hubo...debería hacerme otra prueba para asegurarme.
-Mientras podrías intentarlo con alguna casera, o con varias...si sale en todas positivo entonces ya deberías aceptarlo.- Proponía Sienna. Ébano al principio ya veía fallido su plan sin embargo, en poco tiempo sonrió y animó la idea de Sienna.
-Estoy de acuerdo con ella.- Dijo y Sienna la miró muy extraño.- Podrías hacerte dos o tres pruebas y si en todas sale positivo ya deberías aceptarlo...por el contrario, salen positivas y negativas, tendrías que recurrir con otro laboratorio.
Saida asentía, tenía demasiadas dudas como para dejarlas de lado, con esas pruebas caseras podría estar más tranquila.
-Tienen razón, me haré varias pruebas hoy mismo.
-Yo voy por ellas Saida.- Dijo Sienna muy dispuesta a irse.
-No.- Dijo Ébano determinante.- Yo iré por ellas, será mejor que tú te quedes con ella, serás de mejor apoyo que yo.
Sienna recelaba lo que Ébano hacía sin embargo no dijo nada, estaba de acuerdo en que ella la apoyaría mejor que Ébano. La pelinegra salió de la mansión volviendo al auto.
Saida puso una mano sobre su frente, Sienna la agarró por si el mareo la debilitaba más.
-Saida, dime algo más por favor...
-No quisiera hablar Sienna, no sé qué decir ni qué pensar.
-Pues comienza con decir qué opinas del embarazo.
-No es seguro.
-En caso de que sea.
Saida sintió un dolor en el pecho.
-La noticia tendría que ser buena, de hecho es buena en caso de que este esperando un bebé, me llenaría de alegría saberlo.- Sonrió como no lo había hecho desde hace tiempo.- Pero no quiero ilusionarme, como te dije...tengo dudas.
-Pero hoy las aclararemos y todo saldrá bien, yo estoy contigo como siempre.
-Gracias, de verdad eres una gran amiga.- La abrazó. Sienna correspondió al abrazo sobando la espalda de su amiga.
-Para eso estoy.- Saida se quedó ahí, el llanto estaba por traicionarla pero no lo iba a hacer, se mantendría fuerte.- Saida...si si estás embarazada...¿Le dirás a Kanon?
Saida abrió sus ojos de golpe, no estaba segura de que se tomara las cosas tan bien como quería creer.
-Si lo estoy, tendré que decírselo...es el papá después de todo.- Dijo con un dejo de tristeza.- Aunque me haya dicho todo eso, aunque me haya lastimado, creo que merece saberlo.
-En eso te apoyo aunque sea un idiota.- Infló las mejillas.- Vamos a tu recámara y esperamos a tu hermana.
Santuario
Templo de Athena
Dione iba saliendo de la habitación con cautela, cerciorándose de que no hubiera nadie cerca, por fortuna, no lo había. Cerró la puerta con cuidado y avanzó a la salida sigilosamente pero antes, lo que había detrás del sofá le llamaría la atención. Saori había dicho que la armadura de la chica que venía en camino estaba ahí, la curiosidad de verla era grande. Fue hasta ahí y vio la caja plateada con la cara de un lince en la parte frontal. Dione quiso tocarla, tarde o temprano tenía que llevársela de ahí y aprovechando que no había nadie cerca, podría hacerlo más fácil.
-Dione, te estaba buscando.- Dijo Saori llegando de la nada. Dione dio un salto poniendo sus manos hacia su espalda, no llevaba nada, sólo había sido el reflejo.- Por un momento pensé que no vendrías aquí.
-Ehmm...sí, ya venía para acá...-Dijo nerviosa y se percató que Saori desviaba su mirada hacia la puerta de la habitación donde estaba Nubia, sus ojos estaban a punto de salirse.
-No tiene candado.- Dijo la diosa. Dione blasfemaba haber olvidado colocar el candado.
Saori se iba acercando a la puerta, estaba por entrar.
-Yo entré ahí.- Dijo Dione llamando la atención de Saori.
-¿Qué? ¿Por qué hiciste eso? No lo tenías autorizado.
-Lo sé pero...es Nubia después de todo y yo creía que además de intentar convencerla con que dijera toda la verdad pues también quería ver como estaba...Aioros no ha estado bien con todo esto y quería ayudar.- Dijo buscando una idea que la ayudara a convencer a Saori de que lo que le decía, era la verdad.
-¿Y te dijo algo?
-No, no logré hacerlo.- Dijo mintiendo, esperando ser creíble.
-Dione...no te puedes seguir tomando esas facilidades, podía haber sido peligroso, debiste consultármelo.
-Lo siento...no volverá a ocurrir, tenía motivos.
-Lo sé, sé que lo has hecho por ayudar a Aioros y a todos en este caso.- Decía Saori comprendiendo las razones de Dione. Ella sentía que hacía algo egoísta por primera vez pero era necesario.
-¿En qué puedo ayudarla?
Saori la analizó largamente. Fue hasta Dione y le tomó de las manos, ya le estaba suplicando con la mirada.
-Necesito que nos hagas un favor, se trata de Saida.
-¿Saida?.- Pestañeó varias veces antes de dejar a Saori proseguir.- ¿Qué quieren hacerle?
-Nada...no podemos hacer nada hasta saber la verdad y por eso necesitamos tu ayuda...quiero que vayas con ella, actúes normal y si ves algo raro, me lo vendrás a decir.
-Porque no mejor olvidamos ese tema de que Saida es Nix y que se acercó a nosotros para perjudicarnos, estoy segura que nada de eso es cierto.
-¿Por qué estás tan segura?.- Alzó una ceja.
-Porque...es intuición.- Resumió, Saori sonrió como si no le creyese.
-Es una forma de saber si algo oculta y como tú te llevabas bien con ella, por eso te lo pido a ti...aunque sea sólo por hoy.
-¿Hoy? Pero...-Dione empezaba a ver su plan fracasar, ella quería irse del Santuario ese mismo día.- No sé si sea correcto, ella puede hacerse falsas ilusiones.
-No lo hará, sólo será que hables con ella, que estés unas horas ahí y si ocurre algo extraño...nos dices, no te preocupes si crees que pueda hacerte daño...mandaré a Kanon para que vigile la situación.
-¡¿Kanon?! ¡Eso es una locura!...Perdóneme lo que voy a decirle pero juntarlos ahorita no es muy buena idea, le aseguró que él sigue enojado y ella debe estar resentida por tantas cosas que le ha de haber dicho.
-También lo pienso pero él no sabrá que estarás con Saida porque lo que quiero es que la saques, no que estén en su casa o donde sea que se esté quedando...si hay problemas me avisas incluso si es con Kanon, nosotros estaremos en el templo de Aries, Mu hará una cena.- Sonrió.
Dione no quería verse envuelta en eso, tenía la idea de que Saida aún se sentiría mal por todo lo que ocurrió hace una semana y si ella se enteraba que la habían mandado vigilar y no porque realmente se preocuparan, sería peor pero por otro lado, podría aprovechar la salida y evitar contribuir en la cena, podría aprovechar para traspasar la armadura hasta donde no se percataran, sería difícil pero no se le ocurría nada más.
-No sé dónde está Saida pero sé quién sí lo sabrá, sólo que sigo diciendo que no me voy a acercar a ella para vigilarla, de verdad quiero saber cómo está...pero si hay algo fuera de lo normal que indique que pueda ser Nix, se lo diré pero si no...me quedaré callada.
***
Ébano ya había comprado las pruebas de embarazo, había comprado de diferentes marcas, en total cuatro...pero sólo dos se las daría a Saida.
Masajeó su cara y peinó su cabello hacia atrás, ver pruebas de embarazo le daba malestar. ¿Por qué le tenía que haber pasado a ella? De nuevo ahí estaba Saida siendo mejor, sobresaltando...Ébano quería que su embarazo fuera un error, uno que por mucho que lo odiara no iba a borrarse y Saida por el contrario, no lo estaba y estaba segura de si estuviera en su lugar, ella sería muy feliz.
-Llévame al centro comercial, quiero pasar al baño.- Le dijo al chofer que asintió con la cabeza. Ella se cruzó de brazos y recargó la cabeza en el asiento, mirando el recorrido del viaje a través de la ventana. Ojalá fuera feliz como lo estaba Saida antes de todo su plan....ojalá todo fuera como antes.
Ébano giró su cabeza a hacia el otro lado, hastiada...cerró la ventanilla por donde aún miraba al chofer y sin mayor interés, siguió viendo hacia la ventana.
-¿Ahora qué estás haciendo?.- Preguntó Érebo sentado a lado de ella.
-¿No tienes cosas qué hacer? Déjame sola un momento.
-No me contestes con una pregunta Nix...¿Ahora que intentas hacer? ¿Jugar con tu hermana?
-Si ya sabes para qué preguntas.- Dijo de mal humor.
-¿Sigues enojada por lo qué pasó? Ya deberías superarlo...o quizás sólo son síntomas.- Dijo refiriéndose a su embarazo.
-No lo voy a tener, no lo quiero y si se muere dentro de mí mucho mejor.
-Deberías aceptar tus responsabilidades, sólo tú tienes la culpa por meterte con un desconocido...no me imagino la vergüenza que debes sentir tener un hijo de alguien que no conoces.- Se burlaba de ella.
-Ya te lo dije, pensé que era alguien más...y si no me equivoco, alguien lo ayudó.
-Tú eres la idiota por seguir encaprichada con ese hombre...que por cierto, tu madre lo anda buscando.- Dijo e inmediatamente Ébano lo miró, Érebo comenzó a reír a secas.- ¿Captó tu interés?
-¿Cereby está buscando a Tristán? ¿Para qué?
-No quiso decirme pero es claro que tiene que ver con Némesis.- Inmediatamente, Ébano comenzó a negar. Sintió ácido recorrerle todo el cuerpo, a parte tenía náuseas.
-Ella no ha reencarnado y no lo hará.- Dijo firme, llena de rabia.
-Quien sabe, a lo mejor está muy cerca.
-¿Qué intentas decir?
-Que en vez de perder el tiempo en hacer que Saida se deprima porque eso te hace feliz, deberías concentrarte como diosa y buscar a ese infeliz...si él encuentra a Némesis reencarnada, será una gran dificultad para nosotros, no olvides el pasado.
Érebo desapareció y Ébano se quedó más agobiada de lo que ya estaba. Comenzó a jugar con sus uñas como su quisiera arrancárselas. El pasado como diosa no lo olvidaba y no lo haría jamás.
FLASHBACK
Muchos estaban reunidos en un gran banquete y todos estaban aplaudiendo mientras una mujer caminaba sobre el gran pasillo, directo al trono.
Nix estaba igualmente aplaudiendo, estaba feliz por el suceso, incluso de todos los presentes, sólo ella se había levantado primero, posteriormente, lo habían hecho los demás.
Una mujer de dorada melena y ojos celestes había hecho una reverencia frente a los tres presentes del trono. Un hombre alto y de avanzada apariencia se había levantado de su lugar y se había acercado a la mujer rubia, la tomó del rostro y le dio un beso en la frente.
-Estoy muy feliz de volver a verte mi adorada hija.- Le dijo el hombre. La mujer sonrió y volvió a agachar la cabeza en señal de respeto.
-Yo estoy más feliz de verte padre.
-Ven a tomar asiento, pronto seguiremos con las festividades.- El hombre volvió a tomar asiento. La chica iba tras de él y a su izquierda vio a Nix quien la seguía saludando. Ella sonrió y la saludó también luego fue a sentarse a lado de su padre.
-Tome señorita.- Una mujer de cabellos blancos le extendió una copa con contenido dorado.
-Gracias Aricia.- Tomó la copa y empezó a beber. Acto siguiente, las musas se pusieron en el centro del lugar y unas comenzaron a bailar mientras otras cantaban y tocaban instrumentos.
La rubia vio que un hombre alto de cabellera oscura y corta la miró por breves segundos y luego se acercó Nix y se sentó a su lado. Miró de reojo a su padre antes de darle un sorbo a su bebida.
-¿Por qué Nix no está sentada con nosotros? Podría decir que la han excluido.
-Ella decidió sentarse ahí junto a Tristán y Érebo.- Dijo secamente.
-¿Y en serio fue por voluntad propia o porque así la hicieron decidir?
-Némesis, no creo que hayas regresado sólo para saber si se le trata justamente a tu media hermana.
-Esa es mi vocación.- Dijo sonriendo. El hombre no tuvo nada que decir contra eso. Némesis era diosa de la justicia, sea para bien o para mal.- No te voy a negar que me preocupó un poco saber lo que pasaría con ella, pero ahora que he terminado algunas batallas y he regresado a casa, me alegra saber que casi nada ha cambiado.
-Tengo un obsequio...para ustedes.- Dijo el hombre separando la frase casi con desgano.
-¿Para mí y para Nix?
-Sí...
-¿De qué se trata?
El hombre se levantó del lugar e inclinó la cabeza hacia Aricia quien hizo una reverencia y después de que les indicó a las musas detenerse y a todos los demás les llamó su atención, se puso a lado del hombre con los brazos detrás de ella.
-Gracias a todos por su atención...Némesis, Nix y Érebo...ustedes pongan mucha más atención.- Los tres mencionados miraron fijamente a su padre mientras hacía otro llamado.- Zacros, Tristán y Ésile...reúnanse ante mí.
Nix dirigió su mirada a la persona que se había sentado recién a lado de ella, él la miró y le sonrió como si quisiera decirle que todo estaría bien sin embargo, Nix estaba angustiada por lo que fuera a decirle a él. Érebo observó todo y extendió una mano hacia Nix y le apretó el hombro.
-Sé más discreta.- Le dijo con amenaza. Nix ocultó más su preocupación por Érebo pero aun así, no dejaba de pensar en qué diría su padre Caos.
Caos al tener reunidos a los tres mencionados, miró rápidamente a Némesis a sus espaldas y luego hacia los otros dos.
-Quiero informarles ahora que mi hija Némesis está aquí, que les tengo un obsequio a mis tres hijos... algo en que había pensado hace tiempo y tampoco lo había ejercido por falta de experiencia.- Observó frente a él a Zacros, Tristán y Ésile arrodillados.- Ellos tres han estado en entrenamiento continuo desde que eran unos niños, no han descansado hasta ser unos guerreros de alto rango...y ahora después de tantos años, estoy seguro de que son los mejores.
Némesis miró a su derecha topándose con los ojos índigo de su madre, ella sonrió con armonía en su semblante, al parecer ella ya sabía lo que Caos tenía pensado hacer pero no pudo enterarse de nada más por parte de ella.
-¿Qué tiene pensado hacer?.- Murmuró Nix. Érebo estaba cruzado de brazos sin prestarle mayor importancia a lo que había dicho su hermana menor.
-Mis hijos son lo más valioso que tengo, lo más hermoso...y por eso quiero ofrecerles la vida eterna.- Al decir esto, se escucharon muchos murmuros de los dioses presentes entre otros seres mitológicos.- Sé que ellos estarán mejor si tienen un guardián que los custodie, así como lo es Aricia.- Señaló a la mujer de cabellos blancos con una armadura plateada, ella era la guardiana de Caos.- Hijos míos...la decisión que ustedes tendrán será de unir su vida con alguno de ellos.
-¿Qué?.- Dijo en voz baja Némesis completamente sorprendida.
Los guardianes no eran más que ángeles guerreros. Ellos se ocupan de cuidar a su amo con el que compartirán su alma y su vida. Cada que un dios tiene un ángel así, su vida se alarga hasta llegar a la inmortalidad absoluta.
-Eso no me parece.- Dijo Érebo llamando la atención de todos.- Unir la vida o depender de alguien más para subsistir es algo estúpido.
-¿Estúpido?.- Preguntó Caos molesto.- Todo depende del concepto de cada quien Érebo.
-Pues yo me niego a aceptar depender de alguno de esos miserables.- Dijo descaradamente hacia los guerreros.
-¡Érebo! ¡No te estoy preguntando...será una obligación!.- Érebo se mordió los labios y se fue de ahí ante las miradas de todos, estaba furioso con lo que había decidido su padre. Caos miró a sus hijas y si bien no parecían entender muy bien lo que era tener un guardián tampoco pretendían quejarse.- Tienen hasta mañana para decidir...piénsenlo bien.
***
Horas después...
-Me alegra verte de nuevo Nem...ya extrañaba platicar contigo.- Dijo Nix mientras estaba sentada sobre sus aposentos. Némesis la miró sonriente a la vez que desligaba su largo cabello rubio.
-Yo también...y también me alegra saber que no has discutido tanto con papá.
Nix dejó de sonreír y comenzó a jugar con sus uñas, un hábito que había obtenido cada vez que Caos la reprendía por cualquier cosa.
-Más bien me lo tomo todo con naturalidad, ya no me afecta demasiado su rechazo constante.
Némesis se acercó a Nix y le acarició sus cabellos negros.
-Él te quiere a pesar de su carácter, no debes pensar mal.
-Pues tiene una manera muy extraña de demostrármelo, el afecto que te demuestra a ti es muy diferente...a mí de castigo me encierra en un calabozo, tú ni siquiera lo has visitado.
Némesis era una testigo nata sobre las diferencias que tenían con Nix, por más que ella se esforzara, nunca encajaría con lo que Caos quería incluso le parecía increíble que ni por lo más mínimo, Nix le tuviera rencor por como la trataban a ella.
-Hablaré con mi padre sobre eso, no deberían seguir tratándote de esa manera.
-Gracias Nem pero estoy bien, yo saldré adelante con todo esto.- Suspiró y observó detenidamente una herida recién cerrada en el brazo de Némesis, no le sorprendía. Némesis sabía pelear mejor que ella.- ¿Nunca te han herido demasiado?...Lo digo por las heridas que te provocan.
Némesis miró su casi cicatriz y esbozó media sonrisa.
-No, demasiado no...sólo lo justo...cambiando de tema...¿A quién quisieras escoger como tu guardián?
Nix abrió la boca evitando reírse, sólo un rostro se le venía a la mente y con eso, era feliz.
-No lo sé...no lo he pensado.
-Seguramente deseas que sea Zacros.- Dicho esto en broma, Nix protestó molesta y agitó su cabeza rápidamente.
-¡Cualquiera menos él!...Ni siquiera lo soporto ni él a mí.
-Sólo bromeaba, ya sé que si a ustedes dos los pusieran juntos querrían matarse constantemente.
-Y no te equivocas con eso.
-Entonces...supongo que escogerás a Tristán.
-¿A...Tristán?...N-No lo sé...todo depende de quién escogería primero y estoy segura de que tú serás la primera.
-Hagamos un trato, si quieres que Tristán sea tu guardián, yo lo respeto...
-¿Q-Qué? ¿Harías eso?
-Sí...no lo escogeré a él.
Nix no podía sentirse mejor con eso, en un momento después, ella ya estaba abrazando a Némesis.
-Gracias...no sabes cuánto te estimo Némesis...que tú hagas todo esto, significa mucho para mí...
Némesis la abrazó también, siempre había hablado mal de Nix y nunca se habían dado la oportunidad de conocerla realmente y todo porque ella fue criada por Érebo de niña, muchos creían que la maldad y hostilidad sería la misma que la de él.
-Lo hago porque eres mi hermana.
-Media hermana...
-Para mí eso no es relevante, te quiero igual y jamás cambiaré eso...y tú, no dejes que los demás te subestimen, yo sé que eres mejor de lo que hasta tú crees...deberías ser un poco más egoísta y orgullosa.
-¿Me lo dice la diosa de la justicia?
-Te lo dice alguien que cree en tus habilidades, sólo enfócate en ser la mejor...¿Me lo prometes?
Némesis extendió su dedo índice frente a Nix. Ella pestañeó varias veces y luego puso la punta de su dedo sobre el de la rubia.
-Lo prometo.- Némesis se separó y se alejó de ella.
-Me iré a descansar, tengo qué pensar en quien voy a elegir para mañana, lo tuyo será más sencillo porque también dudo que Érebo lo escoja a él.
-Yo también, él lo detesta...Nem, una cosa más.
-Dime.
-¿Qué tanto sabes sobre los guardianes? Érebo se molestó cuando dio papá el anuncio.
-Bueno, eso es complejo de entender, ni yo misma lo sé a expansión...creo que nadie lo sabrá hasta que no tengamos eso en común...lo que sí sé es que si por ejemplo, Aricia quien es la guardián de papá muere, se lastima o demás...a él le afecta, lo vuelve vulnerable e incluso se volvería mortal.
-¿Qué? ¿De verdad?
-Sí, por eso creo que Érebo se molestó, no creo que confíe demasiado en alguien más como para depender...el guardián es y siempre será la mano derecha de nosotros.
-Entiendo mejor.- Sonrió sin desearlo. Némesis entendía el motivo de esa sonrisa.
-Descansa, hablaremos mañana.
Némesis iba saliendo de la habitación cuando se topó con Tristán quien iba algo apresurado.
-Disculpe.- Dijo haciendo una reverencia. Némesis se puso algo seria y correspondió al gesto.- Vine a buscar a Nix...¿Ella está aún despierta?
-Sí...por ahora sí.- Dijo algo cortante. Ambos se miraron varios segundos hasta que ella esbozó a medias y se alejó de ahí. Tristán la vio alejarse y cuando la perdió de vista tocó la puerta de la habitación de Nix.
Ella salió de inmediato y su sorpresa fue ver a Tristán parado frente a ella.
-Hola...por un momento pensé que ya descansabas.- Sonrió de oreja a oreja.
-N-No...aún no, estaba hablando con Nem...¿Qué haces aquí? Aún falta para que la luna salga.
-Lo sé y sé que deberías estar descansando mientras tanto sólo vine a decirte que cuando hagas la noche...quiero hablar contigo.
-¿Sobre qué?
-Lo sabrás en su momento, no seas apresurada.
-De acuerdo...sólo espero que no sea un discurso de conferencia.- Bromeó.
-Nada de eso, pero trataré de ser muy breve...te espero al rato.- Se reverencio y se alejó de ahí. Nix cerró la puerta después de que él se marchó y suspiró largamente, no podía negárselo más a sí misma, estaba enamorada de él desde hace tiempo.
***
-¡No puedes estar hablando en serio! ¡Es una locura!.- Exclamó en sollozos una mujer de largos cabellos blancos.
Aricia observaba un poco a la mujer mientras que Caos le tomaba de las manos.
-Tengo que hacerlo...es lo mejor.
-No me lo parece...desaparecer no creo que sea lo mejor.- Se quejaba.
-No desapareceré por completo sólo que...ya no seré físico por eso quiero que alguien ocupe mi lugar, sabes que por eso decidí darle a los tres un guardián.
Érebo iba pasando directo a sus aposentos por el largo pasillo del templo Ciel cuando una conversación dentro de los aposentos de su padre le llamó la atención. Se puso cerca de la puerta donde podía escuchar perfectamente lo que decían.
-Sí, estoy consiente pero...¿Ya sabes a quien escogerás para que se quede en tu lugar?
-Tú sabes bien que tengo planes para Némesis, a ella la veo en mi lugar.
Érebo abrió los ojos con mucha expresión, no le fue difícil saber a qué se referían.
-Por un momento pensé que escogerías a Érebo.
-¿Sabes lo que pasa cuando juntas alcohol y fuego?.- Preguntó Caos sin esperar realmente una respuesta firme.- Eso es lo que pasaría si yo pongo a Érebo en mi lugar y además, tampoco creo que Nix sea buena en esa posición, fue criada por él por lo que no le tengo mucha confianza.
Érebo se mordió los labios, una ola de calor le crecía desde el estómago...oír ese tipo de cosas y preferencias le daba rabia.
-Entonces...¿Ya es una decisión? ¿Cuándo lo dirás?
-No lo diré...serás tú.
-¿Yo?...¿Por qué?
-Porque yo ya no estaré en algunos días y cuando llegue el momento, tú decidirás si es buena elección.
-No entiendo...creí que ya estabas seguro de que Némesis sería la indicada.
-Y lo estoy pero quiero que tú también lo estés.- Dijo observando que su esposa estaba insegura sobre algo.- Dime por qué no estás tan segura como yo.
-Porque a pesar de todo lo bueno que tiene Némesis, tengo un presentimiento...
-Por eso quiero que tú seas la que decida, conozco tu intuición y sé que tomarás una buena elección.
Érebo no siguió escuchando más y se fue de ahí pensando en qué debería hacer ahora que sabía los planes de Caos en un futuro.
-¿Qué pasará entonces con Aricia?.- Ambos miraron a la joven.
-Ella seguirá mies peticiones, eso no cambiará en nada...mañana será la selección de guardianes y después...será lo siguiente.
***
Némesis observaba detenidamente el atardecer, pronto Nix haría presencia de la noche y ella iría a dormir. Recordaba cuando eran niñas y ella tenía que quedarse despierta para poder estar más tiempo con Nix, solían quedarse dormidas mientras jugaban o platicaban aunque después se sintiera culpable de que regañaran a Nix por sus descuidos.
Ella sonrió ante los recuerdos, nada cambiaría y muchas veces deseaba que eso no cambiara más y que volviera a ser lo mismo que cuando reían sin parar.
-Veo que también tienes la maldita costumbre de reírte sin motivo aparente.- Dijo Érebo con los brazos cruzados y detrás de ella.
-Yo me pregunto cómo le haces para aparecer así de repente sin que nadie se percate de tu presencia.
-Una habilidad que se adquiere con el tiempo.- Sintetizó.-Tengo que decirte algo importante.
-Iba a dormir, estoy agotada.
-Y yo te dije que tengo que decirte algo importante, en parte es sobre lo de mañana.
-Pues mañana me lo dirás, por el momento no quiero escucharte.
Némesis estaba por irse de ahí hasta que Érebo le tomó del brazo y lo apretó con firmeza.
-No te irás hasta que tenga que decirte esto...
-Déjame Érebo, no quiero hablar contigo, no me interesa lo que tengas que decirme.
-¿Ni siquiera te interesa saber que Nix tiene planeado deshacerte de ti?.- Preguntó a base de sátira. Némesis hizo un mohín que declaraba su incomprensión.
-¿De qué estás hablando?
***
En unos cuantos minutos sería la hora justa en que el cielo se volvería oscuro. Nix había descansado un poco y ahora estaba fuera, usando sus poderes y darle a la noche su entrada, tan sólo momentos después, el cielo oscureció.
Nix se sentó sobre una pequeña colina, tendría que estar fuera varias horas, antes de que llegara el amanecer.
-¿Cansada?.-Nix miró a sus espaldas, era Tristán.
-Un poco.
Tristán tomó asiento a lado de ella y miró hacia el cielo.
-La noche de hoy es muy hermosa...¿A qué se debe?
-Debe ser porque me siento feliz.
-¿Feliz?
-Sí...aprecio mucho a Némesis, con ella me siento apoyada y contigo...-Decía sin pensar y de repente guardó silencio, ya no sabía qué decir pero por la mirada grisácea de Tristán tenía que encontrar algo qué decir urgentemente.
-¿Conmigo? ¿Yo también te hago feliz?
-S-Sí...los dos me hacen feliz.
-¿Y yo por qué?
-Porque...somos amigos...
-Eso lo sé, desde hace mucho tiempo.- Él dejó de mirarla y se acostó sobre el pasto poniendo ambas manos detrás de su cabeza. Nix suspiró aliviada de que no siguiera preguntando más.
-Y...¿De qué querías hablar conmigo?
-Sobre lo de mañana...
-¿Estás nervioso o preocupado?
-No exactamente, ya sabía que podía presentarse una situación así...para serte sincero, Zacros lo supuso tiempo atrás.- Nix puso semblante de desagrado era imposible sonreír cuando hablaban de ese hombre.
-Siempre tan inteligente y cauteloso ¿no?.- Preguntó a modo de sarcasmo. Tristán rio por segundos.
-Aunque lo digas así, Zacros si es demasiado astuto y cauteloso...es una virtud.
-Para mí no es de confiar.- Tristán la observó sonriente, se recargó en su codo y se giró hacia ella extendiendo la mano hacia su cara y poniendo el dedo índice sobre su ceño.
-Deja de hacer ese gesto o te arrugarás.
Nix desconcertada trató de fingir que ese simple gesto...esa simple acción la había paralizado.
-Hablar de él me pone de mal humor, es inevitable.
-Tendrás qué superarlo...¿Qué tal si él resulta ser tu guardián?.- Nix dio un brinco completamente molesta.
-¡No lo digas ni en broma!...-Respiró profundo, alejando su molestia y pronto se puso de rodillas.- Sería una guerra constante entre él y yo si eso pasara pero...gracias a Némesis eso no ocurrirá.
-¿Eh?.- Frunció el ceño.
-Nem me dijo que yo escogiera quien debería de ser mi guardián para que ella no escogiera el mismo en caso de que eligiera primero.
-¿Ah sí?...¿Y a quién escogiste?...Ya me dijiste que Zacros no, supongo que Ésile...aunque sea muy seca es fuerte, sabrá cuidarte bien.- Dijo bromeando.
-No...tampoco creo que ella sea la indicada...
-Se acaban las opciones...espero que no me hayas escogido a mí.- Dijo ligeramente irónico mirándola fijamente a los ojos. Ella bajó la mirada y volvió a jugar con sus uñas, su corazón parecía estallarle.- Nix...hay rumores de que tu padre quiere dejar a alguien de ustedes en su lugar.
-¿Qué?...No lo creo, él jamás lo haría.
-Son sólo rumores, pero también hubo otros que se volvieron verdad...¿A quién crees tú que dejaría en su lugar?
-Eso te lo puedo contestar fácilmente...a Némesis.- Tristán volvió a fruncir el ceño.
-¿Por qué siempre le das los créditos a ella?.- Preguntó un tanto molesto.
-Porque hay que dárselos además la trata mejor a ella que a nosotros dos.
-Sí pero también él debe valorar otros aspectos, no sólo se trata de favoritismo...tú podrías quedarte con ese cargo.
-No, yo no...no soy como Nem...soy débil y nunca lo hago orgulloso.
-Es porque no te has esforzado...si de verdad lo hicieras, podrías ser mejor que ella, no debes valorarte menos.
Nix se quedó pensando, era verdad que todos y hasta ella podrían sobrevalorar a Némesis pero había razones en cambio ella...había pasado más ocasiones en el calabozo como castigo aunque Tristán tenía razón...no se había esforzado lo suficiente en los últimos años.
-¿Tú...crees que pueda llegar a ser mejor que ella?.- Tristán asintió.- Debería intentarlo...la han alabado demasiado y sería...genial que por primera vez en mi vida, hagan lo mismo conmigo.
-¿Lo prometes?
-¿Prometer...qué?
-Que darás lo mejor de ti, en cada momento.- Nix sonrió y levantó la palma de su mano.- Lo prometo...y no sólo eso...mira...-Levantó más la mano y ambos miraron hacia el cielo, ella alzó su cosmo y energía salió de su dedo y fue directo hacia el cielo...en cuestión de segundos, una luz brillante apareció en el manto negro.
-¿Qué es eso?
-Una estrella...una promesa...-Él la miró detenidamente.- Es el símbolo de mi promesa, cada que veas el cielo por la noche, aunque el destino nos llegue a separar...aunque no nos volvemos a ver...mira el cielo de noche y sabrás que yo siempre estaré pensando en ti porque yo...yo...
Tristán le tomó el rostro entre sus manos y acercó sus labios a los de ella, era la primera vez que se besaban y de inmediato, Nix sintió ganas de llorar, lo que sentía por él no lo borraría nadie es por eso que cada vez que estaba cerca de él se sentía feliz a pesar de todos los demás. Ella dejó resbalar una lágrima y Tristán alejó su rostro.
-Yo siempre pienso en ti, no importa lo que pase...siempre estaré contigo.
FIN FLASHBACK
Ébano lloró de repente, aún mantenía ese recuerdo antiguo perfectamente grabado en su memoria. Aunque Nix haya sido la que se enamoró de él, los sentimientos se traspasaron a Ébano, era como si ella lo hubiera conocido recién y seguía sintiendo ese mismo amor a pesar de todo...a pesar de que no lo haya vuelto a ver...a pesar de que le mintió.
Ella miró de nuevo el exterior, ya habían llegado al centro comercial. Tomó las pruebas de embarazo y las guardó en su bolso, se mordía el labio con fervor...por su estupidez estaba en esa situación, cargando con un ser dentro de ella al que no quería.
-Te voy a encontrar Tristán...de verdad lo haré.- Dijo saliendo del coche y dirigiéndose al baño.
***
Sory estaba frente a Giolan, había tardado en hablar con él de nuevo y ahora que se volvían a encontrar, no sabía qué decir realmente. Desde el inicio buscaron otros temas de conversación pero ambos se sentían incomodos.
Giolan tomó el teléfono de su departamento, había recibido una llamada rápida y pronto colgó. Sory observó detenidamente todo el lugar.
-Tu departamento parece acogedor.- Se animó a decir.- Significa que te quedarás más tiempo ¿no?
-Algunos meses, aún no sé realmente cuando me vaya a ir...¿Has visto a mamá?
-No...de vez en cuando hablo con ella pero ya sabes cómo es.
Giolan asintió y dejó el teléfono sobre una mesilla para pronto recargarse mejor en el sofá.
-¿Ella sabe lo que te pasó?
-N-No...-Dijo sintiendo tristeza remota.
-Así que decidiste mantenerlo como secreto del estado.- Dijo con poca ironía.
-Giolan...no es algo fácil y además, perdí al bebé...ya no tiene caso decirlo.
-¿Qué no tiene caso?...Sory, no es como tirar algo a la basura...es importante.
-No me mal entiendas, no estoy diciendo que no me importe o no me haya importado...era mi bebé y me duele aún hablar de eso, a pesar de los años...
Giolan apreció la tristeza en sus ojos, de verdad debió ser muy duro para ella ese momento y él sentía coraje porque deseaba haber estado a su lado en esos momentos difíciles, la hubiera apoyado en todo...quería mucho a su hermana.
-Si me lo hubieras dicho Sory...si desde el inicio me hubieras dicho que estabas embarazada...habría sido diferente.
-¿Estás enojado conmigo aún?
-Siento frustración, quería pasar tiempo contigo, ese bebé también era mi familia y yo soy tu hermano, apoyarte hubiera sido lo mejor que podría ofrecerte.
-Perdón...pero no sabía cómo decírtelo...
Giolan recibió una llamada y al mirar la pantalla contestó enseguida.
-¿Qué ha pasado?...¿Es grave?.- Preguntaba interesado.- ¿Ya revisaron bien?...De acuerdo, no es algo que se tenga que dejar para otro día...voy para allá.- Colgó la llamada y se levantó.- Perdóname Sory pero tengo que ir a resolver un asunto de trabajo.
-No hay problema, entiendo.
Giolan se acercó a ella y la abrazó, le revolvió los cabellos y rozaba la espalda. Sory se sintió mucho mejor con ese abrazo, sintió calma y podía percibir el cariño que Giolan le tenía, se sentía tan arrepentida de no haberle dicho la verdad en su momento.
-Me tengo que ir, hablaremos después...
-Sí...gracias.- Sory se apartó del abrazo y salió del departamento.
Una vez afuera del edificio, suspiró y miró la hora luego tomó su móvil para hacer mandar un mensaje.
-Espero que no me deje plantada.- Dijo para ella y se marchó de ahí.
***
Dos horas después...
Mansión.
-Tu hermana ya se demoró para sólo haber ido a comprarlas.- Decía Sienna rascándose la cabeza.
Saida estaba recostada sobre su cama, había terminado de comer un poco de lo que Sienna le preparó y se sentía mejor.
-Sí, espero que no tarde más tiempo, quiero saber si los resultados son afirmativos.
-Saida, nunca antes te vi tan desconfiada ni insegura.
-Supongo que es por algo delicado.
Ébano entró a la habitación sin tocar antes, sabía que había tardado mucho pero no tenía porque dar explicaciones.
-En hora buena, creímos que habías ido a fabricarlas.- Dijo sarcástica. Ébano la miró altiva y le extendió las pruebas a Saida.
-Háztelas, quítate las dudas...lee bien las instrucciones.
Saida se levantó de la cama y fue hacia el baño tomando las pruebas. Ébano se sentó sobre la cama, estaba rara a vista de Sienna, parecía abstraída en sus propios pensamientos.
-¿Te pasó algo?.- Preguntó más por curiosidad y burla que por preocupación.
-No te importa.
-Tienes razón...así que mejor déjame con Saida y vete a molestar a alguien más.
-Me quedaré.
-¿Estás tan interesada en saber el resultado? Creí que te molestaba.
-No digas cosas que no sabes.- Se defendió Ébano, Sienna le irritaba demasiado.
Momentos después, Saida salió del baño.
-Ahora hay que esperar unos minutos.
-¿Usaste todas las pruebas?.- Preguntó Sienna.
-Sí...tenías razón, si era necesario beber toda esa agua que me diste.
-Te lo dije...¿Las dejaste en el baño?
-Sí.
Saida viró su vista a Ébano, ella apenas y parecía poner atención.
-¿Te sientes bien? Estás pálida.- Le dijo Saida llamando la atención de su hermana.
-Sí, pero me maree en el trayecto y todo esto me tiene también pensativa.- Respiró hondo.- Voy a pasar al baño...¿Puedo?
-Sí, esta bien.
Ébano pasó al baño que estaba en la recámara de Saida con todo y su bolso y al cerrar la puerta se recargó en ella, era verdad que tenía mareos.
-Tu hermana es tan extraña...-Decía Sienna sentándose también.- La mayor parte del tiempo quiere fastidiar y luego se queda sin energía...¿A cuántos más molestara?
-Ella no es tan mala.
Sienna dio un brinco cuando escuchó a su amiga decir eso.
-¿Qué no es tan mala?...Saida, debes estar enferma...¿Todo lo que te ha hecho y dicho no es para tanto?
-Ella tiene carácter fuerte y sé que hemos tenido discusiones fuertes y tiene muchos malos atributos pero es mi hermana.
Sienna volcó los ojos, un par de bofetadas podrían servir para aclararle la vista a Saida pero no abusaría de eso, no estaba en estado y además la quería demasiado.
-Eres demasiado buena...me disgusta que por eso los demás quieran aprovecharse.
Dentro del baño.
Ébano se lavó el rostro y lo secó con una toalla luego tomó su bolso con cuidado y sacó las pruebas de embarazo que ella uso horas atrás. Miró las pruebas que había usado Saida y vio que todas ya se habían marcado en negativo, Ébano apretó los dientes. Tomó las pruebas de Saida y las enrolló con papel para luego guardarlas en la bolsa y en su lugar puso las suyas.
Salió del baño esta vez fingiendo mareo.
-¿Ya estás mejor?.- Preguntó Saida.
-Más o menos, creo que iré a descansar un poco.
-Opino lo mismo...¿Yas visto si se marcaron los resultados?
-Oh no...no me fijé, sólo me lavé el rostro.- Mintió.
-Creo que ya ha pasado el tiempo necesario, deberías ir a fijarte.- Decía Sienna.
Saida fue al baño y tomó las pruebas, puso una mano en su cabeza sin dejar de mirarlas.
-¿Y bien?.- Preguntó Sienna.
La pelirroja tragó saliva y respiró profundamente, el hueco que sentía parecía llenarse poco a poco y su alegría avanzaba cada vez más, sus ojos se humedecieron con el sentimiento que expiraba desde su corazón.
-Ya no tengo dudas Sienna...estoy esperando un bebé.
Sienna abrió la boca con felicidad y fue a abrazarla.
-¡Lo sabía! Eso no podía estar mal.
-Bueno, ya que te has dado cuenta de las cosas, iré a mi habitación, espero que no me molesten mientras tanto.- Dijo Ébano indiferente y salió de la habitación sin que las otras dos le tomaran mucha atención.
Ébano sonrió una vez afuera, su plan había funcionado y esperaba más.
-Me alegra saber esto Saida, nunca te imaginé como mamá y ahora...¡Lo serás!.- Exclamaba feliz Sienna.- ¿Y cuándo le dirás al cavernícola?
-¿Cavernícola?
-Sí...sabes de quién hablo.
-Ah...-Comenzó a reír.- No lo sé...ni siquiera sé cómo decírselo.- El timbre sonó.- ¿Ébano esperará visitas?.- Sienna sonrió nerviosa y Saida se dio cuenta de inmediato.- Sienna...espero que no te hayas adelantado y le hayas dicho algo a alguien.
-No...no le he dicho nada a nadie, sólo que alguien quería verte.
El corazón se le detuvo y el rostro de Kanon apareció en su mente.
-¿Alguien?...¿Quién?
-Ya lo verás...espera un momento.
Sienna salió de la habitación y sin perder más tiempo, Saida intentó asomarse por la ventana para ver de quien se trataba pero no vio nada. Fue rápido a mirarse en el espejo y se peinó el cabello con sus dedos, lamentaba no saberlo antes, así podría arreglarse más. ¿Sería Kanon?...Ojalá fuera él, quería verlo de nuevo y la ilusión de que él fuera a buscarla era una alegría muy grande...Ojalá fuera así, había soñado con eso.
-Saida...han venido a verte.- Dijo Sienna entrando a la habitación. Saida se iró de repente y una ilusión se rompió al ver de quien se trataba.
-Hola Dione...-Dijo sonriendo pero su tono de voz era apagado.
-Hola Saida, te oyes como si esperabas ver a alguien más.
-N-No...no esperaba a nadie.- Mintió.- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me localizaste?
-Bueno, le pregunté a Sienna si sabía dónde estabas y después de mucho insistirle me lo dijo.
-Ya veo, no importa...puedes sentarte en mi cama si lo deseas y lamento el desorden, no esperaba visitas.- Dijo Saida y Dione entró más a la habitación.
Dione se alegraba de ver de nuevo a Saida pero al verla se percató de que no estaba bien, se veía cansada y no era para menos, sabía que aún le afectaba todo aquello.
-¿Cómo has estado?
-Bien...sólo no tengo ganas de hacer muchas cosas.
-Por lo que pasó, me lo imagino...
-¿Athena te mandó?.- Preguntó de repente Sienna. Dione suspiró y negó, tenía que mentir o de lo contrario podrían correrla de ahí además, quería saber de Saida, le había preocupado desde entonces.
-No, yo decidí saber de Saida, hace días que no sé nada sobre todo cuando fuiste detrás de Kanon..- Dijo Dione. Saida aún podía escuchar los truenos y el sonido de la lluvia mientras iba detrás de Kanon.- ¿Te ha hablado?.- Saida negó.- Eso pensé, ese hombre es demasiado orgulloso.
-E imbécil.- Añadió Sienna molesta.
-Sí, también...-Rio un poco.- ¿Qué fue lo que pasó cuando fuiste tras de él? Debió haberte dicho algo.
-¿Qué más podría haberme dicho?...Sólo que no me quería más en su vida y que todo lo que pasamos no fue más que diversión para él...se burló de mí...- Explicó con ardor en la garganta.- No te ha dicho nada entonces.
-No, no quiere hablar de eso, casi no está ni en el templo ni en el Santuario, se ha distanciado mucho...en fin, no hay que hablar de él...he venido para hablar con ustedes y para saber si querían salir por un momento.- Propuso Dione.- Sólo para distraernos, yo también he estado tensa desde entonces.
-No creo que sea un momento adecuado para salir, no si Saida ya va a comenzar a sentirse mal.- Dijo Sienna provocando la curiosidad en Dione.
-¿Por qué? ¿Estás enferma?.- Se dirigió a Saida quien se cruzó de brazos.
-No...Dione...te voy a decir algo y quiero que lo mantengas en secreto hasta que yo te lo pida.
-¿Es grave? Claramente se ve que no estas bien...¿Acaso no es por el acontecimiento reciente?
-Sí pero no es sólo eso...te lo voy a decir ahora.
***
Habitación de Ébano.
Quería beber, lo que sea pero quería saciarse de algo amargo y ardiente en su garganta y lo pretendía hacer. Tomó un vaso de cristal y le añadió whisky, con eso bastaría. Puso el vaso debajo de su nariz y olió la bebida, era fuerte y eso estaba bien sin embargo, se encendió un pensamiento que había deseado borrar con rabia...inútilmente no lo iba a conseguir, no si tenía a su hijo dentro de ella.
FLASHBACK
Semanas antes...
Ébano había decidido salir un poco a distraerse y había bebido suficiente, tenía la mente nublada. Nunca antes se había emborrachado de la misma manera y no se podía explicar a sí misma porqué lo había hecho hoy pero sentía que todos sus planes estaban funcionando.
Había decidido caminar, era de noche y se dirigía hacia su casa. Varias veces se tropezó en el camino, se tambaleaba un poco y tenía ganas de vaciar su estómago. Mientras iba caminando, tropezó con un hombre alto, inmediatamente se molestó.
-¿Acaso no te fijas por dónde vas?.- Lo culpó y luego vio mejor el rostro del hombre, se quedó sin palabras.
-Disculpa, estás bien...-Le dijo mientras le tomaba de los hombros y se impresionaba de verla.- Tú...tú eres...
-¿Tristán?.- Preguntó perpleja. El recuerdo que Nix tenía de Tristán hacía que fuera muy familiar para Ébano.
"Seguramente lo que tomé ya me hizo alucinar" Pensó.
-¿Me recuerdas?
-Por supuesto...tus facciones no han cambiado.- Dijo anonadada.
-Ni las tuyas.- Sonrió.- Tu cabello...tus ojos mantienen el mismo color y esencia...¿Has bebido?
-Un...poco...Tristán...Creí que tú...que tu no habías despertado.
-Lo hice hace poco.
-¿Usaste algún cuerpo?
-Tuve que hacerlo pero ahora ya no.
-¿Y qué le pasó a esa persona a la cual utilizaste?
-La dejé ir, no sabrá lo que pasó realmente...
Ébano esbozó media sonrisa, no era exactamente lo que Zacros había hecho con Saga pero no se sorprendía, Tristán siempre fue más considerado.
-¿Dónde te quedas ahora?
-Vivo a unas cuantas cuadras...¿Quieres ir?
-Me gustaría.- Sonrió y su corazón se aceleraba demasiado que hasta creía estarlo escuchado.- ¿Tienes algo para beber?
-¿Quieres beber más?
-Sólo un poco y así podremos hablar más animadamente, no sabes todas las cosas que han pasado.
-Me imagino pero no te permitiré beber más...-Se acercó al rostro de ella y sus ojos cambiaron a unos que evocaban lujuria.- Podremos hacer algo más interesante...
Minutos después...
Ambos habían llegado a la habitación donde se quedaba Tristán. Entraron sin dejar de besarse apasionadamente. Él cerró la puerta con su pie mientras sus manos recorrían el cuerpo de Ébano. Ella sentía fuego en su interior y quería apagarlo con la ayuda de él, una urgencia por tenerlo dentro suyo le excitaba, el sentimiento que tuvo hace muchos años hacia él parecía no haber cambiado en nada.
Ella se quitó la blusa quedándose sólo con el sostén y Tristán la empujó hacia el sillón, ella cayó cómodamente y más fogosa que antes. Él se quitó la camisa y la arrojó con violencia al suelo. Ella acaricio sus senos, lo estaba invitando más al delirio. Él bajó la bragueta de su pantalón y le quitó las bragas a Ébano para luego ponerse encima suyo y entrar en ella sin mayor dificultad. Ébano sintió que estaba disfrutando de la gloria con esas caricias y por sentirlo en ella.
Se estaba dejando llevar por el placer y el deseo, era exquisita la sensación de estar a punto de llegar al clímax pero de la nada, algo no concordó muy bien.
Ébano se aferró a tomarlo de los hombros mientras él la embestía sin parar. Ella se puso pensativa, dejando el placer de un lado. No había recibido noticias de Tristán desde hace mucho tiempo si las hubiera tenido, Érebo se lo habría informado y topárselo en la calle de la nada y que él la haya invitado a tener sexo no era muy propio de él a pesar de que le hubiera mentido en el pasado. Podía sentir las respiraciones de él sobre su oído, eran fuertes y a la vez perturbadoras. Él puso una mano sobre la cabeza de Ébano, como su la quisiera hundir en el sillón.
-Me estás lastimando.- Dijo tratando de quitarse la mano de encima.
-Nunca dije que sería sutil.- La voz de Tristán cambió a una más aguda y chocante.
-¿Quién eres?...Suéltame.- Decía tratando de quitárselo de encima.
-Es demasiado tarde para decir eso...- De repente, un gran peso se forjó encima de Ébano que le cortaba la respiración. Ella encendió su cosmo, se lo quitaría de encima quisiera o no pero como si supiera sus intenciones, su cosmo fue bloqueado, era inútil utilizarlo.
La duda se creó en Ébano a la vez en que su desesperación incrementaba, sus poderes no estaban funcionando ahora. ¿Qué era lo que pasaba? ¿Quién era ese hombre?
Ella pataleó tratando de quitarlo de encima y comenzó a gritar de frustración, él le puso una mano en la boca.
-Deja de moverte, ya casi llego.- Él comenzó a moverse más frenéticamente y arqueó la espalda, haciendo la cabeza hacia atrás.
Ébano uso todas sus fuerzas para quitarse la mano que le había puesto hasta que logró conseguir algo de aliento. Vio el rostro del sujeto cuando la miró con malicia, para nada era Tristán, la habían engañado...¿Cómo había sido tan estúpida para dejarse engañar así?
-Quítate.- Dijo con voz débil, obviamente no le hizo caso. Ella cerró los ojos e intentó reunir de nuevo su cosmo. ¿Cómo podían haberla engañado de esa manera? Utilizar a Tristán como motivo de una "venganza" sin razón le parecía demasiado bajo...un aura negra los rodeo. Sentir los gemidos de ese hombre y cómo se movía dentro de ella le daba asco.- ¡¡Dije que me sueltes!!...¡¡Suéltame!!
Ébano gritó tan fuerte como su cosmo se impulsó con fuerza que mandó a volar al sujeto haciendo que él se estrellara en la pared y cayera al suelo en seco.
Ella recobraba la respiración y cubrió su cuerpo con sus manos. Momentos después se levantó con dolor en la entrepierna y caminó hasta el sujeto...él había muerto gracias al poder que estalló Ébano. Analizó su rostro, jamás lo había visto...Mordió sus labios hasta hacerlo sangrar y luego volvió a gritar llena de cólera...
FIN FLASHBACK
Ébano arrojó lo que tenía entre manos y cayó al suelo mientras golpeaba con sus manos el piso. Esa misma noche le había contado a Érebo lo que le ocurrió y a pesar de que él también vio el rostro del sujeto, negó conocerlo y después de eso, nunca encontraron al culpable.
Ahora estaba esperando un hijo de un sujeto que la engañó bajo órdenes de alguien, él podría haberse tratado de un guerrero o lo que fuera, pero le daba náuseas recordar sus roces.
-¿Dejarás de hacer tanto drama?.- Ébano levantó la cara, frente a ella estaba de nuevo Érebo, juzgándola con su mirada.
-No puedo olvidar eso...quiero encontrar al responsable de esa humillación...no descansaré hasta conseguirlo.- Dijo bufando.
-¿Y cómo lo conseguirás? Mataste al hombre cuando pudimos torturarlo hasta que dijera la verdad.- Ébano lo miró hastiada.- No me mires así, esto no es más que culpa tuya.
-¡¿Mía?!...¡Ese malnacido me hizo creer era otro!
-Sí...tu amado Tristán...¿Acaso has olvidado lo que ella y Némesis te hicieron?...tal parece que sí, de lo contrario le tendrías el mismo odio que le tienes a ella...tú fuiste débil y muy ingenua, es humillante que una diosa como tú se deje engañar tan fácilmente sólo por lujuria y whisky en el cuerpo...eres decepcionante hasta para mí, si has llegado demasiado lejos ha sido por mi ayuda...recuérdalo bien.
-Érebo...déjame deshacerme de esto.- Señaló su vientre.- No quiero tenerlo...lo aborrezco con todo mi ser...
-Ya te dije que lo vas a tener y posteriormente veremos que hacemos con eso...mientras, sigue padeciendo por tu estupidez...le dio la espalda a punto de irse.
-Érebo...¿Tú tienes algo que ver con lo que me pasó?
Él no dio pista afirmativa, la miró por encima del hombro con profundo desprecio.
-No tengo nada que ver, laméntate todo lo que quieras...pero tú vas a hacer lo que yo te diga.- Desapareció en cuestión de segundos.
Ébano puso las manos sobre el suelo pensando en qué iba a hacer ahora, no tenía pensado que algo así le pasara...pero sabía que si llegaba a dar con el responsable del engaño, desquitaría todo su odio...y aparte, buscaría a Tristán...él tenía que estar bajo sus órdenes también para que no se pusiera a buscar a la reencarnación de Némesis y aparte, para hacerle pagar también lo que le hizo en el pasado.
****************************************************
Bien...ahora sabemos que Nix estaba enamorada y que aún lo está...pero...¿Quién es realmente Tristán? Aún no aparece en el fic pero ya saldrá pronto y también otro flashback de que fue lo que le hizo él a Nix.
Ébano es muy cruel cuando quiere, hacerle creer a Saida que estaba embarazada no es nada agradable y no es lo peor que ella le hará a nuestra pelirroja.
Si tienen dudas, no olviden hacermelo saber.
Espero les haya gustado!!
Aceptó comentario, sugerencias, dudas etc etc...siempre y cuando sea constructivo y no insultante :)
Cuidense!!!
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