Por si es la última vez - Parte 1
Santuario.
El camino rumbo al templo de géminis fue más rápido de lo que pensaron. Había tantas cosas de qué hablar que no sabían cómo comenzar. Kanon había sido quien quería saber qué habia sido de Saga todo ese tiempo en el que estuvo desaparecido. Sin embargo, Saga, a pesar de estar contento, desviaba la mirada y parecía desear que él no tocara ese tema. Lo conocía y era tan extraño darse cuenta que Saga no había cambiado del todo. Con pocas palabras, decía demasiado. La suposición de Kanon no estaba errada. Saga se sentía inestable cuando sabía que debía hablar de lo que le pasó. Aparte, él también tenía muchas dudas con respecto a Kanon y porqué tanta tensión con Athena. Entre más caminaban, más se daba cuenta de la soledad del Santuario.
-No... no recuerdo que el Santuario fuera así de tranquilo -El silencio entre ambos aunque era entendible era al mismo tiempo incomodo. Saga sabia que aun que tomaran otro camino se podria notar el alboroto de los otros templos pero simplemente todo estaba en calma.- No imaginé que cambiaran tanto en este tiempo...
-Parece que no hay nadie en los templos -añadió Dione, sorprendida de la soledad del Santuario.
-Supongo que han salido, aunque sinceramente no lo sé. Yo recientemente regresé así que no sé donde puedan estar -confesó Kanon.
Dione frunció el ceño.
-Entonces, ¿con quién se quedaron mis hijas? -quiso saber.
-Se han quedado con Eufrosine. Cada vez que necesito salir y no puedo llevarlas conmigo, ella las cuida -respondió Kanon, esperando que así sea y no se haya marchado a la morada.
Saga permanecía en silencio, aún recordaba a la chica cuando Dione tiempo atrás llego a trabajar en un restaurant. Le sorprendía un poco saber que seguía en el santuario; aunque muchas cosas se notaban que habían cambiado aun le quedaban muchas cosas por descubrir.
Ya estaban cerca del templo de Géminis y Dione tenía el corazón muy acelerado. El nudo en su garganta se hacía más firme por la melancolía y felicidad de que volvería a ver a sus hijas. Miró de reojo a ambos gemelos. Sabía que tenían cosas e las cuáles hablar.
-Disculpen, creo que me adelantaré. Quiero ver a mis hijas y sé que ustedes quieren hablar a solas -indicó-. Nos vemos en unos momentos.
Dione fue alejándose mientras ambos hermanos se detenían y la observaban marcharse.
Saga quedo un poco congelado en su lugar.
¿Que podría decirle a Kanon?
La verdad eran muchas cosas que queria hablar con él pero sus errores del pasado, dejarse manipular... solo no se sentia aun con el valor.
-Gracias...-fue lo primero que dijo, parecia un susurro.- de verdad gracias.
Kanon pareció no entender a qué se refería o es que había prestado poca atención como para saberlo, por andar pensando en que las gemelas estuvieran bien con Eufrosine.
-¿Gracias por qué?
-Por todo. Estuviste con Dione, cuidaste de mis hijas cuando yo no pude estar por lo ocurrido, has hecho más de lo que tal vez yo pude hacer por ellas, y a pesar de que tu vida es complicada tuviste ese detalle.
Eran demasiadas palabras juntas como para que Saga las dijera sin hacer ni una sola pausa. Kanon no recordaba si en el pasado había hecho algo así. Sobretodo, que lo hicieran sentir así.
-Sé que tú lo habría hecho por mí de estar en tu lugar -comentó con debilidad-. Y no digas eso Saga, yo sé que de haber estado aquí, habrías dado lo mejor por ellas -suspiró largamente. Esos años parecían no haber sucedido-. Saga...¿dónde estuviste?
-En un lugar que, a comparación del inframundo, es un lugar reconfortante. Honestamente no recuerdo bien, pero si recuerdo los gritos de terror, el olor a sangre en cada esquina y un pesado ambiente de muerte, las golpisas por intentar liberarme -Sus manos comenzaron a temblar, realmente no mentía el inframundo era un lugar mejor que ese castillo.- Aunque esos recuerdos son borrosos por que siempre me senti atrapado en mi propio cuerpo debido a que era manipulado.
Kanon sintió una ira latente y creciente. De sólo imaginar todo lo que Saga le describió, le daba impotencia y frustración por no haber podido hacer nada por él. Lo había buscado por mucho tiempo sin rastro alguno. Ahora se culpaba por no haber dado lo suficiente para salvarlo. De haberlo hecho, le habría ahorrado mucho sufrimiento a Saga. Él que tenía una familia desde antes de irse. Él que no había conocido a sus hijas. Él que era influenciado por su maldad.
-Saga, ¿recuerdas que lugar era? ¿Recuerdas a quienes te hicieron todo eso? -preguntó, controlando la ira.
-No recuerdo el lugar solo la celda y el lugar de ejecuciones... existe un rostro en particular que me perseguirá el resto de mis días.
Kanon volvió a sentir punzadas en su interior. Para incremenar más su maesar, recordó las acusaciones que Athena le hizo a Saida. Incluso hasta él lo hizo y se arrepentía.
-¿Sabes quien ha esado detrás de todo esto? -preguntó, queriendo saber eso, al menos.
-Solo se que todo en ese lugar era planeado por Nix y vigilado por Zacros y otros guardianes. Kanon por unos años estuve bajo la manipulación total, es por eso que no puedo darte los detalles que esperas, el odio y las ganas de venganza que tienes en estos momentos no resolverán ya nada.- este soltó un suspiro marcando una sonrisa de medio lado.- te conozco y tus facciones me dicen que es verdad
-¿Cómo que no se puede hacer nada? ¡Te han lastimamdo! ¡Te utilizaron! Y han culpado a Saida por lo que te pasó...todo esto le ha afectado a mi familia y a la mujer que amo. Es por eso que quiero saber...quiero saber qué es lo ue debo hacer -expresó muy molesto.
-Lo sé y lo entiendo, pero Kanon lo que te dije no es nisiquiera decir que es lo mínimo, realmente si nunca has experimentado el terror no es nada a comparación a ese lugar. Yo se que Saida no es Nix, lo se por que ella no tiene esa aura llena de rencor, trsiteza y venganza. Saida es todo lo contrario y lo se por que más de una vez estuve frente a ella aunque no recuerdo su cara o su voz.
Kanon se sentía más tranquilo escuchando eso de Saga. Sin embargo, sentía aún más culpa por cómo la rató gracias a esa idea injusta.
-Lamento en lo que te pasó, Saga. Si hubiera elegido estar en tu lugar, lo sin pensarlo. Tú tenías ya una familia y no conociste a tus hijas por todo esto -Hizo una pausa y sintió que la garganta se le cerraba de a poco-. Yo no tengo nada...yo debí estar en tu lugar.
- Estuviste en mi lugar Kanon, estuviste con Dione y mis hijas algo que en su momento yo no pude hacer.
-Por eso mismo lo digo. Yo no tengo nada y tu sí, sin embargo a ti te han hecho todo esto y no pudiste estar con Dione ni con tus hijas.
- Lo tienes, solo que conociéndote no debiste haberte dado cuenta hasta que las cosas comenzaron a empeorar.
-Si te refieres a Saida...no estamos juntos ya. Han pasado muchas cosas y yo la he lastimado. Ahora no quiere estar cerca de mí -suspiró con dolor-. ¿Qué más puedo tener?
-La oportunidad de recapacitar y luchar por ella. Kanon de verdad ella te extraña y tú a ella. Ya no tienes que frenar nada solo por sentirte comprometido a cuidar de mis hijas.
Entre tanto conversar, los gemelos llegaron al templo. Saga sintió un sentimiento muy extraño, una mezcla entre nostalgia y rabia por el pasado. En ese templo habían sucedido muchas cosas, tanto felices como despreciables. Era difícil mostrar una emoción única. Se quedó de pie en el centro del templo, siendo testigo de lo mucho que había cambiado. No poseía lujos, pero el ver tantos juguetes sobre el suelo y el sofá, provocaba una sensación cosquilleante que marcaba su ausencia. Puso su curiosidad en la puerta semi abierta de la recámara donde se alcanzaba a ver Dione sentada sobre la cama.
Kanon miraba a Saga y aunque fuera increíble, podía sentir su dolor y llegaba a imaginarse lo que estaba pensando en ese instante.
Nunca vio a Saga tan indeciso como hasta ahora, ni siquiera cuando se debatió entre estar solo o reconciliarse con Dione.
Dione se levantó con cuidado y se inclinó hacia las gemelas, a quienes besó en la frente, teniendo el extremo cuidado de no despertarlas. Se fue separando y salió de allí secando sus lágrimas.
-Las había extrañado tanto. Estoy feliz de que estén bien -dijo Dione.
Saga la tomó de los brazos.
-¿Siguen dormidas? -preguntó en voz baja.
-Sí. Duermen profundamente -respondió.
-¿Eufrosine no estaba en el templo? -preguntó con duda Kanon.
Dione asintió, pasando nuevamente sus dedos debajo de los ojos.
-Sí, estaba sobre el sillón a punto de dormirse. Cuando me vio, se asombró demasiado y le pedí que no le mencionara a nadie más que había llegado. No por esta noche, así que se ha marchado apenas -explicó Dione.
Kanon pasó la mano sobre su nuca.
-¿Nos hemos tardado tanto en conversar? -preguntó extrañado.
Dione sonrió levemente.
-¿Le has dicho sobre mí? -preguntó Saga.
-Preferí no hacerlo. Esta noche debe ser tranquila. Mañana hablaremos con los demás -dijo Dione, notando que Saga se relajaba.
Kanon pasó una mirada rápida a cada uno y al final, se quedó observando a Saga.
-¿Por qué no pasas rápido con ellas? -propuso Kanon.
Saga comenzaba a titubear hasta que Dione puso una mano sobre su brazo.
-Sí, Saga. Sólo míralas. Ellas duermen.
Saga no estaba muy seguro, pero no se dio cuenta cuando sus pies comenzaron a caminar y entró a la habitación. Consideraba que su corazón ya no podía latir más.
¡Qué equivocado estaba!
Cuando su mirada turquesa aterrizó en en las pequeñas que dormían en la cama, sintió que su corazón se saldría de su pecho y a garganta comenzó a arderle por la emoción.
Brissia y Venus estaban durmiendo pacíficamente sobre el colchón. Brissia tenía la cabeza encima de la almohada con un brazo saliendo de la cama, mientras que Venus estaba acostada ligeramente inclinada y con la cabeza debajo de la almohada. Lucían tan hermosas.
Lo que casi hizo llorar a Saga fue el darse cuenta que en persona, esas pequeñas se parecían mucho más a él de lo que mostraba en la fotografía que le enseñó Dione. Instintivamente, Saga se acercó a la cama y se sentó en el borde lentamente y sin dejar de verlas.
Dione estaba demasiado enternecida con ver la impresión de Saga. En el pasado, cuando los problemas entre ellos eran un obstáculo, jamás se habría imaginado que Saga fuera capaz de llorar tan fácilmente por felicidad.
-Son muy hermosas -dijo Saga de repente.
-Sí, muy hermosas y son buenas niñas. Un poco traviesas pero con un enorme corazón -dijo Dione con orgullo.
Saga estiró la mano con timidez y tomó la mano de Brissia, frotando sus nudillos con su pulgar con excesiva delicadeza.
-Al fin esto cerca de ellas...el sueño de conocer a nuestro hijo había sido imposible para mí desde que despertaba en esa mazmorra. Me llenó de mucha felicidad que me hayas dicho que no había sido uno sino dos hermosas hijas. No podría pedir nada más en la vida.
Dione podía escuchar como su voz se entrecortaba y como Saga se esforzaba por mantenerse normal. Sintio que ahora ella no podía ser capaz de evitar llorar. Para ella, su sueño había sido que sus hijas conocieran a su padre. Eso sería más pronto de lo que imaginaba.
-Voy por un vaso de agua. Vuelvo rápido.
Saga enderezó la espalda y volteó a ver hacia donde estaba Dione. No se explicaba la razón pero temía quedarse solo con las niñas. Dione había salido tan rápido que Saga no tuvo la oportunidad de detenerla.
Dione fue directamente a la cocina y tomó un vaso de vidrio mientras se secaba las lágrimas y se servía agua. Ni siquiera se dio cuenta que Kanon estaba ahí, bebiendo agua también. Cuando ella lo miró por el rabillo del ojo, se espantó un poco pero recuperó rápido la comportura.
-No te lo había dicho hace rato pero, lo siento mucho, Kanon. Me fui sin decirte nada. No lo habría hecho de no haber tenido la opción.
Kanon se cruzo de brazos tras una larga bocanada de aire.
-Supongo que pensaste en que te habría detenido si me lo contabas.
Dione asintió despacio.
-¿No lo habrías hecho?
-Claro que sí. Lo que hiciste fue muy arriesgado, por no decir otra cosa. Te voy a confesar que me molesté contigo cuando te fuiste sin decirme nada. Ocultarle a Brissia y Venus que te fuiste y que quizás no ibas a regresar, ¿te pareció que podía ser fácil?
-No...Kanon, te lo expliqué en la carta que escribí...Entiendo que estés enfadado conmigo, pero entiéndeme...quería que Saga volviera. No iba a permitir que siguiera en ese lugar. Sabía que mis hijas estarían a salvo contigo. Por eso lo hice de esta manera.
-Bueno, lo de la carta fue más complicado de lo que puedes imaginar y centrándonos en esta situación y lo que hiciste...debo agradecértelo -Dione se sorprendió de repente-. Fuiste valiente y lograste tu propósito, salvaste a Saga y lo trajiste de vuelta. No sé como ni donde, pero gracias a ti y a tu demencia, Saga está de regreso a donde pertenece. Este templo ya no se quedará vacío después de todo.
Dione frunció el ceño.
-¿Cómo? ¿Qué quieres decir con eso?
Mientras tanto...
Saga se imaginaba mil cosas que podría decirle a sus hijas sobre el por qué no estuvo con ellas durante varios años y por qué ahora estaba de regreso. Tanto pensar, lo dejó absorto en sus pensamientos y sólo despertó del trance cuando sintió que Venus comenzaba a moverse como si fuera a despertar. Él se levantó de repente y quiso salirse de la habitación para llamar a Dione y ocultarse.
Demasiado tarde.
-¿Tío? -Venus se tallaba uno de sus ojos. Saga tenía la mano sobre la puerta. Escuchar esa vocecilla evitó que saliera-. ¿Nos trajiste helado?
Saga sintió que estaba en un lío. Volteó a ver a su hija con miedo en sus ojos, el cual sólo incrementó cuando vio que Brissia también se despertó y lo miró.
-¿Ya es de día? -preguntó Brissia somnolienta.
-¿Cómo va a ser de día si está oscuro? -Le preguntaba Venus con cierta molestia-. Tío Kanon acaba de llegar.
Brissia miró fijamente a Saga. Se levantó rápidamente sobre el colchón.
-Tío Kanon, ¿por qué llegaste tan tarde otra vez?
Saga suspiró hondo.
<<¿Otra vez?>>, pensó y renegó discretamente con la cabeza.
-Fue a ver a nuestra amiga de cabellos rojos -afirmaba Venus-. Tío Kanon, ¿estás triste otra vez?
Ahí estaba de nuevo esa pregunta, pero fue sorpresivo enterarse por las niñas que Kanon había llorado. Su hermano había sido demasiado orgulloso para que alguien lo viera en estado de vulnerabilidad.
Así estaba él mismo ahora.
Saga fue acercandose con paso lento hasta donde estaban ellas y se sentó de nuevo sobre el borde de la cama.
-No estoy triste...y yo no soy...
Venus se acercó caminando sobre el colchón y tomó el rostro de Saga con sus manos.
-¿Y por qué quieres llorar? -preguntó.
La tierna pregunta lo terminó haciendo llorar.
-Porque estoy feliz...por verlas. No tienen idea lo mucho que esperaba este momento ni lo mucho que las quiero -confesó Saga sin limitarse.
Brissia y Venus se sintieron mal de verlo así y no dudaron en abrazarlo por el cuello.
-También te queremos, tío Kanon -decía Venus.
-Sí, acuérdate que te dijimos que eres como nuestro papá. Nosotras no te vamos a abandonar -decía Brissia.
A Saga se le paralizó el corazón cuando escuchó esa confesión. Esa felicidad que había sentido hace tan solo unos segundos, se bañó ligeramente de tristeza. Ya ni siquiera pudo sacarlas de su confusión y decirles quién era.
No debía extrañarle que sus hijas no quisieran a Kanon, pero tampoco sabía cómo reaccionar ante eso.
Kanon era como su padre.
Saga las abrazó también, con aprehensión y ternura, temiendo que podría alejarse de ellas de nuevo en cualquier momento y por cualquier razón.
***
Atenas, Grecia.
Shura y Cassandra regresaban a la casa, cada uno cargaba a uno de sus hijos quienes estaban dormidos. Cuando fueron a dejarlos recostados en la cama, ambos se dirigieron a a sala. Shura no dejaba de mirar a Cassandra con reproche mientras ella parecía ignorarlo.
-¿Cuanto más piensas ignorarme? -preguntaba Shura por fin, rompiendo el silencio.
Cassandra fue directamente hacia el buzón como excusa para seguir ignorándolo. Sacó algunos sobres.
-¿Cuanto tiempo más vas a seguir comportándote como un idiota? -preguntó sin siquiera mirarlo-. Ya sé...ya no se puede -Le reprochó.
-¿Y por qué el idiota soy yo?...Si me hubieras dicho antes que tu familia iría, no habría dicho nada ni lo de la boda -Estaba indignado.
-¿Tienes alzheimer? ¡Te dije que toda familia vendría! Y eso no resuleve el hecho de que te hayas comportado como un hombre celoso y como futuro marido ejemplar -habló con ironía.
-Entonces, ¿debería mostrarme indiferente y no celoso? Seguramente eso quieres.
Cassandra puso los ojos en blanco.
-Y gracias a eso y al hacerte el comediante, ahora nos vamos a casar. Debes estar muy contento, ¿no? -preguntó sarcástica.
-Disculpame por eso, pensé que no te importaría casarnos -dijo aún más molesto-.Ademas si no te gusta la idea no nos casamos y ya.
-Lo siento, querido. Acabas de pedir mi mano y no hay marcha atrás -Vio que había una carta para ella sobre las facturas a pagar-. Espero tengas el suficiente dinero para pagar las facturas y la dote -Le enseño las facturas y abrió su sobre para leer la carta.
Shura tomó los papeles maldiciendo internamente
-Me ofendes. Claro que puedo pagarlo, pero es obvio que en mí tienes muy poca fe.
-Yo no quería casarme. Tú abriste la boca -Lo acusó mientras seguía leyendo-. No puede ser...
-Y te digo aún estás a tiempo de cancelarlo y seguir viviendo como hasta ahora hacemos sin ningún compromiso -Shura le quedó mirando ella parecía angustiada y no parecía ser por la boda-. ¿Qué pasa?
Cassandra pasó una mano por sus cabellos castaños y suspiraba.
-Me están ofreciendo un trabajo en una exposición en Inglaterra. Quieren que tome fotografías -dijo y volvió a quedarse en silencio.
Por un momento, Shura pensó que eso sería buen, así tendrian para pagar las pequeñas deudas, pero por otro lado...
-Espera, ¿irte?, ¿Qué pasa con la boda? Quiero decir, los niños no pueden estar sin ti y yo con trabajo se usar la cafetera -rapidamente la tomo de los brazos -. ¿Piensas irte? ¿Cuándo? ¿Cuánto tiempo?
-Sería por cuatro días. Tendría que irme mañana -dijo sorprendida y frunció el ceño-. ¿Desde cuando no sacamos los sobres del buzón?
Shura comenzó a hacer memoria.
-¿Hace cuanto recibimos la cafetera por correo?
-Seis días, pensé que sería más tiempo, pero ¿Piensas ir? Tal vez podría llevarme a los niños al Santuario hasta que regreses.
-Es un trabajo importante. He esperado por esta oportunidad desde hace tiempo y no quisiera desaprovecharla -resopló-. Pero tampoco quiero dejar a los niños solos contigo.
Shura frunció el ceño.
-Oye eso duele...Sólo serán cuatro días, creo que sobreviviremos, así que esta bien. ¿Por qué no vas a preparar tus cosas? Como has dicho, es una oportunidad única para ti.
Cassandra comenzó a sonreír. Viajar a una exposición ha sido uno de sus sueños. Comenzaba a emocionarle a gran escala la oportunidad.
-Entonces, prepararé mis cosas -dijo y se fue a la habitación corriendo.
Shura se quedo en su lugar suspirando mientras se masajeaba el cuello, si lo pensaba ejor si habia actuado como un idiota pero sus "cuñados" habian ayudado mucho a que eso ocurriera, y si se habia metido en un problema con lo de la boda pero era algo menos ademas a ella se le estaba presentando una oportunidad unica y no era como si decidiera irse por años a inglaterra, además habia sido un pesado dia y lo mejor era olvidarlo solo por una noche
***
Al día siguiente...
Aioria no tenía idea de qué hora era pero recién se estaba despertando. Como se había cansado de escuchar sonar toda la noche su móvil, razón por la que tomó la decisión apagarlo.
Se sentó sobre el sofá y vio una bandeja de comida sobre una mesilla que estaba enfrente.
-¡Buenos dias! - Aglalia lo saludo la verlo ya despierto ella salia de la pequeña cocina con una taza de té en las manos
Aioria se le quedó mirando.
-Buenos días. Otra vez me quedé dormido. Espero no sea demasiado tarde.
-Para nada, apenas son las nueve los considero temprano, amenos que tengas otros asuntos... por cierto, muchas gracias por la ayuda de anoche
-No es nada. Requerías ayuda y no me costaba nada. Por cierto, ¿por qué trabajas tú sola en un bar?
-Como te dije es el negocio de mis padres ellos quieren tener una gran cadena de bares pero tienen mucha desconfianza para sus negocios y es por eso que me mandaron aquí.
-Si, entiendo eso pero...¿tú sola? Es decir, el trabajo es pesado y son muchos hombres los que vienen por la noche. Puede ser peligroso.
-Lo se, es por eso que quienes han venido a trabajar no duran mucho... pero se que con dedicación y esfuerzo podre seguir adelante y por cierto... toma - ella el entrego un pequeño sobre amarillo- por la ayuda
Aioria de inmediato supo de qué se trataba y negó con la cabeza.
-Te lo agradezco, pero no es necesario.
-Lo es... me has ayudado mucho y no estas obligado a hacerlo, incluso ya siento que puedo dejarte a cargo del bar si fuera necesario - ella bromeo con eso- de verdad acéptalo por favor
Aioria le sonrió. Apenas conocía a esa chica y ya la admiraba por ser tan dedicada en su trabajo.
-Te los aceptaré si tú me los aceptas por haberme permitido quedarme aquí dos noches
-Un cambio justo... me gustaría preguntarte algo pero no te lo tomes a mal
-Por supuesto que no, ¿qué sucede?
-¿Sales con alguien? Se que es una pregunta muy personal y no debes responderla sino quieres
Aioria borró su sonrisa en el rostro. No quería demostrar que estaba molesto con Marín y tampoco era una opción contarle sobre su relación. No sentía tanta confianza ni tampoco estaba cómodo porque sentía que volvería a enojarse.
-No. No lo estoy.
-Entiendo...perdóname si me he metido en algo que no es de mi interés es solo que anoche murmurabas un nombre y bueno... pensé que... olvídalo mejor me gustaría preguntarte otra cosa
-¿Qué ocurre? -preguntó menos animado.
-¿Te gus... te gustaria trabajar aqui...? puedes quedarte a pasar la noche aquí y seria un intercambio justo... bueno si tu quieres
Aioria lo pensó bien y en vista de que no quería regresar con Marín por elmomento, lepareció buena la propuesta.
-Está bien. Ya necesitaba trabajar en algo distinto -dijo algo divertido.
-En ese caso bienvenido y puedes considerar aquí tu segundo hogar.
-Gracias.
Aioria estaba agradecido por el buen trato de Aglalia. En cuanto ella se dio vuelta, Aioria resopló, volviendo a pensar en Marín y en lo que le había hecho.
Aglalia regreso a la cocina con una gran sonrisa, no sabía por qué se sentía de esa forma de cierto modo la presencia de Aioria desde que lo conoció le hacía sentir bastante tranquila y ahora que se podría decir estaría viviendo con ella la emoción no la podía evitar
Atenas, Grecia
Ambrosía seguía en shock después de lo sucedido la noche anterior. No sabía si reír o llorar, ¿qué había pasado? ¿En qué momento se le ocurrió a Shaka hacer eso? La tomó por sorpresa y después de que se marcharon ahí, no le dio oportunidad para hablar con él. Ella se había librado de los reclamos de sus padres y de una boda con alguien extraño pero eso tampoco la tenía feliz por completo. Tenía qué saber porqué Shaka hizo eso y porque Shiva nunca aparecio. Esperaba que no le haya pasado nada. A pesar de ser muy temprano, alguien tocó el timbre. Ambrosía estaba sentada en el sofá y se levantó inmediatamente para abrir. Quien estaba detrás de ella, la sorprendió ampliamente.
-Hola Ambrosía, lamento si te he despertado -decía Shiva con más seriedad a la que ella estaba acostumbrada a ver en él.
-Shiva ¿Que... que haces aqui? quiero decir... me alegra ver que estas bien... no... yo... disculpa no he pasado bien las ultimas horas
--No, disculpame tú a mi por no saludarte ayer por la noche. ¿Puedo pasar? Necesito hablar contigo.
-Si, si, adelante... yo ayer me quede algo preocupada por no verte
Shiva pasó a la casa. No sabía cómo comportarse. Estaba nervioso y aún dolido por lo que vio y escuchó la noche anterior. Aún así, se giró a verla de nuevo.
-Ambrosía, me voy a ir. Regresaré a la India.
-Eh...¿Eh? ¿que, pero por que? Shiva ¿Que ha pasado?
Shiva alzó a mirada para verla fijamente.
-Es lo mejor. Ya no tengo nada qué hacer en este lugar -suspiró-. Ayer estuve en el lugar que me dijiste.
-¿Si? pero ¿Porque no fuiste conmigo? te estuve esperando y jamas te vi te buscaba con la mirada e incluso pense que te habia ocurrido algo malo
-Estaba detrás. Sé que te vas a casar con Shaka.
Shiva confesó de repente, sumergido en la desilución que esto provocaba.
Ambrosía no podía creerlo y se avergonzó de inmediato.
-Shiva...yo... no es lo que crees, yo te esperaba y mis padres precionaron con casarme con otra persona y alno verte shaka apareco y .... lo siento
-No te preocupes. Sé que mi maestro Shaka siente algo por usted. Ahora lo sé. Antes creí que sólo eran ideas mías pero cuando lo escuché hablar ayer, me dí cuenta de todo.
-Yo...yo le... gusto...no Shiva por favor, no te marches, se que sonara a chantaje pero no podre evitar sentirme culpable
Shiva le tomó de las manos para tranquilizarla. No le agradaba nada verla llorar.
-No lo hagas. Es lo que menos quiero que sientas. Ambrosía...tú te mereces lo mejor. Eres una buena mujer y sé que mi maestro será bueno contigo.
-Shiva... lo siento, de verdad lo siento mucho...
-Ya no te disculpes -sonrió para ella-. Quiero que seas feliz. Sé que lo serás.
-Es que me es imposible, siento que te falle y tu estabas dispuesto a hacer eso por mi... pero realmente no me gustaria que te vayas
-Ya está decidido. Me iré. Sólo debo despedirme de mi maestro pero antes, quise despedirme de ti.
A Ambrosia se le formaba un nudo en el estomago por eso se sentia mal pero si era su decisión no podia hacer más que respetarla
-Entiendo y disculpa nuevamente Shiva... que te vaya bien
Shiva sonrió de lado. Sabía que esa sería la última vez que la vería.
-Igual tú -dijo y se fue de allí sin mirar atrás.
Ambrosia solto un pesado suspiro mientras se limpiaba los ojos las osrpesas no paraban para ella ¿que seguia a Shaka parado bajo su ventana?
***
Sory estaba esperando a Milo cerca del centro comercial. Había salido antes para comprar algunas horas. Estaba feliz por verlo de nuevo. Al fin dejaba de sentirse triste y tenía la ilusión de que las cosas cambiarían entre ellos. Si bien, Milo no fue muy específico con sus sentimientos, había admitido que estaba celoso y acordaron llevarse mejor.
Milo por su parte, recién estaba por llegar al punto de encuentro cuando recibió un llamada al móvil.
-Que no me diga que lleva horas esperando -decía mientras sacaba el móvil de su bolsillo. Cuando vio la pantalla, se detuvo.
Era Savannah.
Volcó los ojos y volvió a guardar el móvil. Siguió hacia el punto de encuentro donde vio a Sory.
- Milo -Ella le saludo con la mano-. Pensaba que tardarás más en llegar.
-Y yo pensé que me dejarías plantado -exageró en drama.
Sory se acomodó el flequillo.
-¿Tú, siendo plantado? ¿Existe alguien que ya lo haya hecho? -cuestionó con burla.
-No. Aún no -respondió con orgullo.
-De haber sospechado que yo podría ser la primera, te habría dado un susto -Milo la observó con los ojos entrecerrados, demostrando que no le habría gustado esa experiencia-. Estoy bromeando. Ya que estamos aquí, ¿a dónde quieres ir?
-Realmente no importa -confesó Milo con coquetería-. Mientras sea contigo, lo demás no importa.
Sory sintió que se ruborizaba y sólo alcanzó a reír. Milo bien oudo haber continuado pero su móvil comenzó a sonar de nuevo. Sory dejó de reír cuando notó que Milo parecía esforzarse por no responder el teléfono.
-¿No vas a responder?
Milo fingió demencia y minimizó la situación.
-¿Para qué? Deben ser llamadas de broma -comenzó a ponerse nervioso.
Sory no le creía y presintió que esa cita no iba a acabar de la manera alegre a como había imaginado y por la que se había mencionado tanto. Es por esta razón que no quería quedarse con la duda y esperar demasiado.
-Supongo que sí. Voy a comprar un café antes de irnos. ¿Quieres uno?
Milo puso la mano sobre su bolsillo, evitando ser obvio.
-No. ¿Quieres que te acompañe?
-No es necesario. No me demoraré. Esperame aquí, ¿sí?
Sory se mostraba muy insistente y Milo al final tuvo que ceder. Cuando ella caminó en dirección a la cafetería, se ocultó detrás de una pared cercana y se recargó en ella. Escuchó de nuevo que el móvil comenzaba a sonar.
Milo se aseguró que Sory no estuviera cerca para sacar el móvil y responder por fin.
-Savannah, ¿qué quieres? -preguntó.
Sory cerró los ojos con decepción. Savannah aparecía de nuevo en escena.
Savannah estaba recostada sobre su cama con una carta frente a ella y un cigarrillo entre sus dedos. Sus ojos lucían muy hinchados y la garganta reseca.
-Quiero verte. ¿Eso presenta algún problema para ti? -inhalaba del cigarrillo.
Milo apretó los labios.
-Resulta que estoy ocupado, no podemos vernos.
-Pero yo sí quiero -insistía Savannah-. Ahora estoy sola...puedes venir a mi casa...quiero compañía, alguien con quien hablar. Te necesito...te he extrañado tanto -habló con voz más seductora pero al mismo tiempo, más entrecortada.
Milo tragó saliva.
-Estoy ocupado, no puedo ir.
-Por favor, es muy importante que vengas. Sólo puedo confiar en ti...Sólo a ti te necesito.
Milo se rascó la cabeza con impaciencia.
-¿No puede ser mañana?
-No. ¿Qué no entiendes que quiero verte? Es muy importante lo que voy a decirte y tiene que ser ahora y en mi casa. No me dejes esperando. Sé quieres verme, ¿o no es así?
Sory dejó de escuchar la voz de Milo, pero su corazón se agitaba cada vez más rápido al igual que el ardor de su garganta. Esperaba que Milo acabara con esa llamada...
Pero no lo hizo.
Milo se sintió en una gran complicación. La mujer le gustaba mucho pero recientemente había echo las paces con Sory. No quería pelearse nuevaente con ella ni que se distanciaran.
-Si es así, puedo verte más tarde -respondió.
Sory resopló con profunda decepción. Ese dolor que había sentido en su corazón hace días, volvía a resurgir.
Savannah palpó el cigarrillo con su dedo índice para tirar la ceniza. Sonrió complacida.
-Muy bien, no te demores -trancó la llamada.
Milo suspiró y guardó su móvil de nuevo en el pantalón. Se giró y vio a Sory acercarse hacia él pero con una mirada muy distinta a como la vio llegar hace un momento.
-¿Estás bien? ¿Te pasó algo? -cuestionó preocupado.
Sory rio con sarcasmo.
-Eres un idiota. Creí que las cosas iban a ser distintas, pero ya veo que no.
-¿De qué estás hablando? ¿Por qué me hablas así?
-¡Porque te escuché! Estabas hablando con Savannah -Le reclamó.
Milo comenzó a reír.
-Sí, era Savannah con quien hablaba pero eso no tiene importancia.
-¿Ah no? Te quedaste de ver con ella mientras estás conmigo.
-Sory, ¿ahora quien es la que está celosa? -preguntó aún con diversión-. No te enojes, Savannah no es importante para mí.
-¿Y quién sí lo es? -Lo enfrentó de nuevo-. ¿O es que acaso esto se lo dices a todas? Sabía que no debía involucrarme contigo. Ya me voy.
Sory iba a dar media vuelta pero Milo la detuvo al sostenerle del brazo.
-¿A dónde vas? Recién hemos llegado.
-Así es, y tú tienes otra cita pendiente. Será mejor no hacerla esperar.
Milo ahora sí se había molestado.
-Deja de comportarte así y tomarte todo tan enserio. Sólo me dijo que quería hablar conmigo. Eso es todo.
-No me tienes que explicar nada. La culpa es mía por imaginar cosas que nunca van a suceder...y sobre todo, creer que tu vas a cambiar.
Sory se alejó de Milo y se fue de allí sin parar, acelerando el paso al ritmo de su corazón, conteniendo sus lágrimas.
Milo maldijo con molestia por lo que acababa de suceder. Lo que menos quiso que pasara, había sucedido debido a su indecisión.
***
Templo de Virgo
Shaka estaba meditando un poco en su templo. Días anteriores se había sentido estresado y no había tenido un tiempo de meditación completamente. Hasta ahora. Llevaba unos veinte minutos de esa manera, sin que nadie lo interrumpiera. <<Ojalá fuera así por varios minutos más tarde>>, eso había pensado antes de sentarse sobre una manta. No esperaba a nadie.
Ambrosía fue ingresando al templo y lo vio meditando. Ella sabía muy bien que esa actividad era muy importante y no debía ser interrumpida pero por una vez en su vida, no lo iba a hacer. Siguió caminando hasta él.
Algo en su interior le decía que iba a arrepentirse de eso pero no le quedaban más ganas de pasarse sentada Pensa do en si hacerlo o no -Shaka... Necesito hablar contigo
Shaka escuchaba la voz de Ambrosía en la lejanía pero la insistencia de la chica lo hizo reaccionar más. Tensó la espalda y dudó si seguir fingiendo que estaba meditando o hablarle. Por el tono de voz y dado, los hechos de la noche anterior, Ambrosía no sonaba feliz.
- Shaka sé cómo es la meditación y tú no estás meditando para nada nadie lo hace con los puños errados y los nudillos blancos así que deja de fingir que lo haces
Shaka supo que eso no lo iba a llevar a ningún lado pues se había delatado con su tensión. Suspiró profundo y giró un poco la cabeza. Ambrosía estaba a su lado, con el ceño fruncido.
-Hola, Ambrosía. No te esperaba aquí...yo iba a ir a verte más tarde -dijo muy tranquilomientras se ponía de pie.
-Te he ahorrado la molestia... ahora vine aquí para escuchar tu explicación o excusa... ¿por que le has dicho a mis padres que tu y yo...? ¡¿por que aceptaste el compromiso?!
Shaka ladeó la cabeza, como si no entendiera su molestia.
-Bueno, estabas preocupada porque tus padres te casaran con un desconocido. Sé que no fue muy sensato pero consideré que fue lo mejor.
-Entiendo y agradezco la ayuda por eso, pero... realmente tu estas de acuerdo con esto el casarnos, es verdad que no quiero decepcionar a mis padres pero ¿Tú? dime realmente quieres casarte
Shaka respiró hondo.
-No pensé que me casaría nunca pero además de ayudarte, tuve otra razón para hablar con tus padres y es que has sido mi única amiga y creo que somos compatibles. Además...tú y yo...
Ambrosía se puso colorada de repente. Ya se imaginaba lo que Shaka estaba por mencionar.
-C-creo que te has desviado un poco del tema - se apresuro a decir - solo por que nos guste el meditar y hablar de algunas cosas en comun no creo que sea argumento valido para decir que somos compatibles... siendo honesta me gustaria conocerte aun más saber más de ti y que sepas más de mi... supongo que con eso podria estar tranquila para poder... casarnos
-En eso estamos de acuerdo. Tampoco quiero que te sientas incómoda por la decisión. ¿Irás a trabajar?
-Pienso tomarme el día emocionalmente no estoy bien como para trabajar
-Supongo que es por lo de ayer.
-Si... no solo fue el compromiso pasó otra cosa
Shaka frunció el ceño.
-¿Otra cosa? ¿Qué sucedió? -cuestionó pero de inmediato se arrepintió-. Lo siento. Seguramente es algo personal.
-U-un poco si... tu...¿sabes que Shiva se va?
Shaka se mostró sorprendido.
-¿Qué? No lo sabía, ¿él te lo ha dicho?
-Si... olvidalo, olvida que te he mencionado esto, creo que me he adelantado dijo que te lo diria pero lo he arruinado, yo... yo me ire ahora solo queria hablar contigo respecto al compromiso, si mejor me voy
Shaka la veía marcharse mientras pensaba en la razón por la que Shiva se iría. Normalmente no hacía eso de un momento a otro, estaba seguro porque lo conocía.
Ambrosia salio del templo casi corriendo sentia que nuevamente habia arruinado algo se habia metido en algo que no era del todo asunto suyo.
***
Tristán se había levantado temprano debido a la falta de sueño y salió a dar una vuelta. Le costaba creer lo que había hecho anoche, pero no se arrepentía de nada. Había extrañado a Némesis. No cabía duda de que había sido ella en un cuerpo distinto. La recordaba más con su largo cabello rubio, pero ¿qué importaba eso? Estaba cada vez más seguro de que quería estar con ella y que iba protegerla a como diera lugar.
Mientras tanto...
Saida recién estaba despertando, sintiéndose completamente rara. La cabeza le daba vueltas, la visión era distorsionada y el cuerpo lo sentía totalmente extraño. Se apoyó con sus manos para levantar el torso del colchón. Sólo así se dio cuenta que estaba desnuda. Pasó sus manos por su pecho para comprobarlo. No obstante, no podía entender por qué estaba así. Que recordara, nunca dormía de esa manera y lo último que recordaba era a ella estando en en el sofá y hablando con Saga y Dione.
¿Qué había ocurrido?
No tenía idea.
Saida se cubrió enseguida con la sábana, sintiendo una profunda e inexplicable vergüenza.
Sienna entró a la habitación y se angustio de inmediato al verla así. Dejó su bolso sobre la cama y se acercó a verla.
-Saida, ¿estás bien? Llamé a tu puerta desde la madrugada y no respondiste.
Saida la miraba como si nunca la hubiera visto, algo que no era verdad.
-Sienna...¿tú sabes que pasó anoche?
Sienna quedó confundida con la pregunta.
-No...llegué y toqué la puerta pero no respondiste y supuse que estabas dormida. Tampoco encontré a Tristán y mejor fui a dormirme. Lamento haberme ido y no avisarte, tenía que arreglar algunos asuntos personales -explicó.
Saida estaba desconcertada pero aún así, fue capaz de continuar con la conversación.
-Me alegra que salieras. No quiero que te sientas atada a estar conmigo sólo porque yo estoy triste -Se sinceró-. ¿Has visto a...Tristán?
-No. Te dije que no lo encontré ayer que llegue. Tuve que dormir en la otra habitación para no molestarte. No me agradó mucho hacerlo porque es la habitación de tu hermana -Sienna observó sin querer que Saida no llevaba ropa encima y frunció el ceño-. ¿Me perdí de algo?
Saida se volvió a cubrir con la sábana.
-Quizás, al igual que yo...no recuerdo lo que pasó. Estoy desnuda y me siento...rara. Avergonzada.
Tristán entró a la habitación y se sorprendió de ver a Sienna ahí. También se detuvo a analizar el mirar de Saida. Sus ojos verdes lo veían muy distinto y percibió que ella lucía incómoda en cuanto lo vio entrar.
-Llegó precisamente de quien estábamos hablando -comentó Sienna-. Por cierto, no deberías entrar aquí por ahora. Saida no está presentable.
Tristán desvió la mirada, percatándose que había sido inoportuno pero sobre todo, que Némesis no estaba ahí. De nuevo tenía frente suyo a Saida.
-Lo siento...quería asegurarme de que estabas bien, después de lo de anoche -dijo rápidamente.
-¿Cómo? ¿Qué...pasó? -cuestionó Saida con duda.
Tristán evitó mirarla.
-Te encontré tirada en el baño, mientras al agua caía sobre ti. Estabas inconsciente...te explicare mejor cuando estés dospible.
Tristán cerró la puerta detrás de él y apretó los dientes.
¿Por qué Némesis había vuelto a desaparecer?
Eso no se lo habría esperado y se sintió de nuevo como si estuviera en el principio.
Una vez que Tristán se fue, Sienna y Saida se miraron de par en par, tratando de encontrarle explicación a lo poco que había dicho Tristán.
-Saida, perdóname. Te sentías muy mal ayer y yo no estaba contigo. No era mi intención -Sienna comenzó a sentirse más culpable.
-No hay problema...sólo que no recuerdo eso.
-Es lógico. Con todo esto que te ha pasado, debiste haberte desmayado mientras tomabas una ducha.
Saida consideraba esa respuesta factible, pero no estaba muy convencida.
-Es que ni siquiera recuerdo haberme sentido mareada ni que me haya ido a bañar...pero puede que tengas razón. Debí haberme desmayado.
-Por fortuna, Tristán estaba aquí y te encontró, sino jamás me habría perdonado que te haya pasado algo peor...aunque...
-¿Aunque? -preguntó Saida curiosa por esa palabra, hasta que ella misma comprendió la situación y se ruborizó a rojo vivo-. ¡Tristán me vio desnuda! Ay no...ahora entiendo por qué me siento avergonzada -confesó.
Siena asintió ligeramente.
-Tranquila, eso no es tan grave...sólo evita pensar en eso. ¿Qué te parece si salimos un rato? Creo que un poco de aire te vendría bien.
Saida seguía igual de avergonzada. No estaba segura si sería capaz de ver a Tristán después de ese día. Ahora no se tomaba tan mal la idea de salir un momento. Quizás eso la ayudará a calmarse y animarse un poco.
-Está bien...sí quiero salir un rato. Por cierto, tengo mucho que contarte...
-¿Pasó algo más mientras no estuve?
Saida resopló mientras se ponía su bata.
-Sí...muchas cosas...Kanon vino a verme.
Sienna tiró el vestido que había escocgido para Saida.
-¡¿De verdad?! Dime que han hablado.
-Sí, hablamos...no mucho pero...me dijo que quería estar conmigo. Y...me propuso irnos juntos.
Sienna estaba emocionada por lo que escuchaba y de ver que a Saida se le iluminaba un poco su semblante.
-Espero que le hayas dicho que sí.
Saida se mordió el labio inferior.
-No es tan sencillo como lo planteas.
-¿Por qué no? Ambos se aman y quieren estar juntos...creo que deberías darte esa oportunidad de ser feliz con él. No lo alejes por esto.
-Sienna, tu sabes lo que sucedió y cómo me atacaron y dieron la espalda...Kanon lo hizo y me rompió el corazón. Además, perdimos un bebé y no se me hace justo intentar ser feliz a tan poco de perder a mi bebé.
-Lo sé y creeme que sigo muy enfadada con todos ellos por lo que te hicieron...pero quiero que recuperes tu alegría y felicidad y sé que yo no podría lograr que lo seas. Kanon puede hacerlo a pesar de haberse comportado como un idiota. Creo que debes darte una nueva oportunidad.
Saida sonrió levemente por los ánimos que le brindaba Sienna.
-Te ves muy distinta...supongo que también tienes muchas cosas que contarme.
Sienna sonrió de oreja a oreja.
-Sí, pero primero eres tú. Vamos a cambiarte y salimos para hablar un poco,
Mientras ellas conversaban brevemente sobre lo que ocurrió en ese tiempo que estuvieron alejadas, Tristán escuchaba detrás de la puerta.
No estaba contento con lo que había escuchado.
Ese hombre al quetanto amaba Saida, podría ser un impedimento que evitara que Némesis resurgierapor completo. Por si sí o si no, debía hacer algo para alejarlo de ella y asícomprobar sus suposiciones.
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