OMAKE 1: Cuando te conocí
Omake Perséfone y Hades
FLASHBACK
Inframundo
Hades estaba sentado en su trono con el semblante frío y seco, estaba escuchando algunos sucesos en el Inframundo como siempre...aunque gobernar el Inframundo fuera como un pasatiempo además de una obligación ahora se sentía aburrido. Golpeaba los dedos sobre su trono y su cabeza estaba recargada en su otra mano con sumo hastío mientras que sus tres jueces: Aiacos, Minos y Radamanthys estaban ahí, ellos hablaban con su dios.
-Entonces....¿No hay ninguna novedad?.- Preguntó Hades distraído.
-Pues lo que le acabamos de decir nada más.- Contestó Radamanthys percatándose que Hades no parecía prestar mucha atención o simplemente no le interesaba escucharlo ahora.
Hades hizo un movimiento de su mano como dándole la razón.
-Para mí es lo mismo.- Se acomodó en el trono.
Los jueces se miraron entre sí con discreción.
-Si me permite preguntarlo...¿Se encuentra bien?.- Se atrevió a preguntar Minos. Hades le clavó una mirada neutra.
-Por supuesto.- Contestó cortante, la verdad era otra.
-¿Y bien señor Hades?...¿Qué quiere que hagamos?.- Preguntó Aiacos. Hades lo miró a él profundamente y luego repasó a los otros dos.
-Lo que quieran.- Contestó.
Los tres jueces echaron la cabeza hacia atrás sorprendidos.
-¿Cómo?.- Preguntó Radamanthys.
-Ya les dije...hagan lo que quieran.
-Pero...nosotros preguntamos sobre lo de las almas recientes que les contamos y sobre las prisiones del Inframundo.-Aclaró Aiacos pues ni él mismo entendía.
-Eso lo veo luego, no tengo humor para esas cosas.
Minos carraspeó con respeto.
-Es que...es importante, podría decirse urgente.
Hades se levantó de su trono y se acomodó la capa.
-Me ocupo después de eso, ahora pueden irse.- Dijo tajante.
Los jueces no sabían si insistir o irse sin decir nada más, su dios estaba de lo más distraído posible y no sabían la razón, aunque los asuntos eran importantes tampoco querían arriesgarse a acabar con la paciencia de Hades.
-De acuerdo señor, estamos a sus órdenes.- Dijo Minos y los tres se reverenciaron para después irse.
Hades tomó aire profundamente y miró con detenimiento sus aposentos, si ahora lo revisaba mejor y ponía su conciencia crítica, el lugar daba una apariencia solitaria, triste y aburrida y era así como él se sentía...solo. Hades se fijaba en sus otros hermanos y tenía que admitir que envidiaba a veces la habilidad que tenían de flirtear con mujeres a diestra y siniestra. Zeus estaba casado con Hera pero vaya que era conocido por sus múltiples infidelidades, no tenía problemas al respecto y Poseidón...pasaba por las mismas circunstancias pero al menos conocía que estaba enamorado de Anfitrite sólo que ella no lo aceptaba.
"Al menos está enamorado" Pensaba Hades destruyéndose el autoestima.
Él no tenía suerte con las mujeres, a pesar de su físico atractivo nadie quería comprometerse con él y mucho menos ser la reina del Inframundo, antes eso no le afectaba pero ahora cada vez se sentía más solo, nadie con quien platicar ni a quien decirle "Buenos días" o lo que fuera, sus espectros era una cosa, con ellos tenía que demostrar autoridad pero eso no le llenaba y le frustraba a sobremanera.
-Estoy aburrido.- Dijo para sí tratando de buscar una manera de despejar su mente pero nada encontró, se llevó las manos a la cabeza, deseaba gritar.- Creo que necesito otro tipo de ambiente.- Suspiró y fue por su casco de invisibilidad, esta vez se despejaría observando otro tipo de ambiente.
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-¡Koré! ¡Koré!.- Exclamaba Deméter al ver a su hija corriendo en compañía de unas ninfas.
Koré corría con felicidad, se reía y se divertía demasiado y al escuchar los gritos de su madre llamándole se acercó tratando de calmar su agitada respiración.
-Mande mamá.- Dijo Koré poniendo una mano en su pecho.
Deméter le sonrió a su hija y le acarició la mejilla recogiéndole nos cuantos cabellos color nude de su rostro.
-Es hora de comer.- Le dijo con sutileza. Koré apagó su rostro.
-No por favor, no tengo hambre...quiero seguir jugando..- Suplicaba la chica.
-Entiendo eso pero tampoco quiero que te mueras de hambre.
-Ay mamá no exageres.- Le dijo sonriendo.- Comeré en unos minutos.
Deméter negó con la cabeza, estaba tratando de ejercer autoridad.
-Tienes que alimentarte bien, cuando termines podrás seguir con ellas.
Koré infló las mejillas.
-Sólo un rato más y prometo estar contigo todo el día.
-¿Me estás chantajeando?.- Le preguntó poniéndose seria.
-No mamá, sólo quiero estar otro rato...de verdad, no me tardo más de media hora, en ese tiempo dudo que muera de hambre.- Dijo bromeando. Deméter quiso reprenderla con la mirada pero no podía, era su hija y siempre que la veía emanaba un aura alegre y hermosa que se reflejaba en sus facciones, el brillo de sus ojos miel contorneados de azul le alegraban el corazón, Koré era muy importante para ella y verla feliz era su prioridad.
-De acuerdo pero no más de media hora Koré.
Koré sonrió más y abrazó a su madre con fuerza, Deméter le besó la frente.
-Sí mamá, gracias.- Ella se separó del abrazo pero su madre le tomó de la mano.
-Hija...no te alejes demasiado por favor.
-Claro que no, estaremos aquí mismo.
Koré se fue una vez que su madre la soltó y se fue corriendo con las demás ninfas. Deméter no se metió a la casa hasta después de un rato, se aseguraba de que su hija le hiciera caso y no se alejara de más.
-¡Koré!.- Exclamaba una chica de cabellos plateados.- Pensábamos que tu madre ya no te dejaría regresar.
-La convencía.- Sonrió victoriosa.- Pero serán por pocos minutos, se lo prometí.
-La señora Deméter te sobreprotege un poco.- Dijo casi con pena otra de las ninfas. Koré se encogió de hombros.
-Supongo que me quiere mucho tanto como yo a ella, además soy muy joven...
-Yo dudo que te pase algo mientras estás con nosotras y a metros de tu madre.- Habló una tercera ninfa, Koré le miró comprendiendo.- Pero aun así comprendo que Deméter se preocupe por ti.
-Yo insisto en que está exagerando.- Decía la ninfa de cabellos plateados cruzándose de brazos.
-Ya no hablemos de eso y sigamos jugando.- Habló Koré poniéndose a correr y las otras le siguieron.
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Hades había ido a ver a su hermano Poseidón quien accedió salir con él por hobbie, estaba aburrido también en su templo y salir a nuevos aires no era mala idea...hasta que Hades se puso melancólico y empezó a hablarle sobre sus intentos fallidos en el romance.
-No sé qué hacer.- Decía Hades suspirando. Poseidón lo miró raro y hasta un tanto asustado, su hermano de fría personalidad y semblante determinante estaba destruyéndose con sus ideas de tener una esposa.
-Ya me lo has dicho más de cinco veces, no tienes que volver a repetirlo.- Se sobaba las sienes.
-Ya lo sé.- Dijo molesto.- Ni yo me soporto.
-Hades en primer lugar...¿Por qué quieres casarte?
Hades le miró profundamente.
-Me siento solo...¿Qué no escuchaste?
-Sí escuche pero me suena increíble viniendo de ti, por lo que tengo entendido las mujeres no eran necesarias en tu vida.
-Puedes decirlo más abiertamente "ninguna me hizo caso".- Bufaba Hades perdiendo la paciencia.
Poseidón se rascó la cabeza y alzó las cejas, empezaba a creer que el mundo de acababa.
-Pero las mujeres sólo son molestas y más cuando se enojan, sólo son problemas y es mejor evitarlos o estar de paso.
Hades miró de nuevo a su hermano con ironía en su rostro.
-Si claro, por eso Anfitrite no te hace caso.- Estas palabras calaron a Poseidón hasta los huesos, la sonrisa se había esfumado de su rostro.- Déjame decirte que no soy el único sufriendo por mujeres.
Poseidón resopló y puso los ojos en blanco, era verdad...Anfitrite se le había metido en sus pensamientos y la veía hasta en la sopa pero ni caso le hacía pero ahí estaba él obsesionándose con ella desde la primera vez que la vio, ya pensaría en una forma de conquistarla.
-No me afecta Hades.- Ni él se la creyó. Hades pretendió no darse cuenta de la molestia de su hermano.- ¿Sabes qué? Ni tú ni yo, hay que ir a ver a unas ninfas.
Hades enarcó una ceja.
-¿Hablas en serio?
-Por supuesto, si buscas una esposa te recomiendo una ninfa, son mujeres hermosas, divertidas y arriesgadas como para vivir en el Inframundo.
-Vaya consuelo.- Ironizó el dios.- ¿Y a dónde se supone que iremos?
-Deja de hacer preguntas y yo te llevo, no tardaremos en llegar.
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-Estoy cansada ya de correr.- Dijo Koré acomodando los holanes de su vestido.
-Aún falta para que te vayas con tu madre.- Se quejó una ninfa.- Aunque si lo deseas podemos sentarnos a platicar lo que queda de tiempo.
-Yo opino que sí, ya estamos cansadas.- Decía otra ninfa.
-Estoy con ustedes, me quiero sentar.- Dijo Koré y así las cuatro chicas se sentaron en el césped y por momentos se pusieron a ver el atardecer.- Me encanta esta vista.
-Todo lo que tenga que ver con la naturaleza te encanta.- Corregía la ninfa de cabellos plateados.
-Así es pero aun así me gusta disfrutar día a día con lo que sucede a mi alrededor, a veces me gustaría salir de aquí y explorar el mundo.- Sonreía pero dicho gesto se desvanecía poco a poco.- Pero mi madre no me dejaría ir sola, a veces creo que nunca podré separarme de ella, no es que lo quiera pero son sueños lejanos que tengo.
Las ninfas no podían negar eso, Deméter no se veía con intenciones de separarse de Koré y ya dudaban de que algún día la dejara entablar una relación con alguien, Koré era muy alegre y soñadora, conquistaría a cualquier hombre y no tendría problema...a menos que se espanten por culpa de su madre.
-Si nos íbamos a sentar para hablar de cosas así mejor sigamos corriendo.- Se levantaba una de ellas y Koré la miraba atenta.
-Apenas nos sentamos...-Protestaba Koré.
-No te quejes Koré y vamos de nuevo.- La tomaron de las manos e hicieron que se levantara, Koré se reía pero aceptó la petición, total...en cualquier momento se iría a resguardarse en su casa.- Te toca atraparnos a nosotras.- Las tres ninfas corrieron primero y Koré espero un tiempo para después ir tras ellas.
Poseidón y Hades estaban cerca de ahí, ambos se escondían en unos arbustos y eran lo más discretos posibles, a lo lejos veían como las ninfas corrían por todos lados mientras se contagiaban de felicidad una a la otra.
-Ellas son algunas de las ninfas.- Dijo Poseidón.- Podríamos ver a otras pero eso será después.
Hades miraba a las hermosas mujeres pero no se inclinaba por ninguna, de verdad que tenía algo malo.
-¿Las conoces?
-Sí...bueno, un poco...ellas son Celine, Lilian y Tarina.
Hades miró de reojo a su hermano, supuso que espiaba a las ninfas cada vez que quería, vaya libertad para hacer eso siempre.
-Creo que no fue buena idea venir, me voy.- Decía Hades a punto de levantarse pero Poseidón casi no le prestó atención por ver a una chica acercarse.
-Oh ho.- Dijo Poseidón. Hades lo miró enarcando una ceja.
-¿Qué te pasa?.- Le preguntó y de inmediato miró en dirección de donde su hermano veía.
-¡Esperen!.- Gritaba Koré intentando alcanzar a las ninfas.
Hades miró a Koré y no pudo quitarle la vista de encima, sus ojos analizaban a la chica; sus cabellos largos y claros y su piel blanca era una hermosa combinación. Ella corría y reía, su sonrisa era la más hermosa que él pudo haber visto jamás.
-No pensé que ella estuviera aquí, mejor si nos vamos.- Poseidón conocía bien a la hija de Deméter porque una vez la vio con ella y por su bien mejor evitaba problemas. Él miró a Hades quien no decía nada en un buen rato, al verlo no comprendió sus expresiones, estaba ido...Poseidón frunció el ceño y entonces llegó a la conclusión que él estaba observando a Koré, tragó saliva.- Hades...mejor vámonos ya ella...
Hades lo ignoró por completo y se puso su casco volviéndose invisible y así fue como se fue acercando a donde estaban las demás. Poseidón quiso detenerlo pero no pudo sin que se percataran de su presencia. Hades iba caminando hacia Koré, era ella quien le llamaba su atención, ella estaba jugando todavía y luego fue a recargarse a un árbol mientras las otras corrían. Hades se puso a un lado de ella, de cerca le parecía más hermosa, él sonrió levemente.
-¡Ahí está Koré!.- Dijo a lo lejos Celine, la de cabellos negros y Koré se hizo hacia atrás para volver a correr pero al hacerlo chocó con algo. Hades distraído había visto que la chica se le acercó y quiso retroceder alejándose pero perdió total equilibrio y Koré cayó encima de él. Ella cayó al suelo y al levantar la vista quedó confundida, estaba segura que no había nada frente a ella pero algo le bloqueó el paso, ella miró el césped y se dio cuenta que parecía estar flotando, levantó la mirada.
Hades se quedó estupefacto, no podía moverse o se delataría pero tampoco lo deseaba, miraba a Koré y a pesar de la confusión de esta a él no le importó, mientras ella estuviera más tiempo cerca de él le acariciaba el alma y cuando ella levantó la mirada completamente desconcertada se cautivó con sus hermosos ojos destellados, su rostro era perfectamente bien esculpido, la mujer más hermosa que él haya visto.
-¡Koré! ¡Tu mamá te llama!.- Gritó Lilian junto a las otras dos quienes miraban a Koré en el suelo.
Koré ladeó la cabeza y se levantó, analizó el lugar donde había caído y luego lo pisó...todo ya estaba normal, sus pies tocaron el césped, ella resopló y rio para sí, sólo fue imaginación suya.
-¡Koré!.- Insistió Tarina mientras se acercaban a la chica.- Tu mamá te habla y no queremos que se enoje.
Koré se acomodó el cabello en su alta coleta y asintió.
-Lo siento, me caí pero ya me voy.- Así las cuatro chicas se alejaron de ahí en dirección a la casa de la castaña.
Poseidón tenía el ceño fruncido todo ese tiempo, no veía a su hermano y estaba también confundido por la escena de Koré a lo lejos.
-¿Dónde se metió?.- Se preguntó para sí y en eso Hades apareció quitándose el casco. Poseidón se levantó de los arbustos molesto.- ¡No debiste alejarte!
Hades estaba tan embelesado que ni se inmutó por el enojo de su hermano.
-¿Quién es ella?
Poseidón enarcó una ceja.
-¿Quién? ¿Koré? Muy gracioso Hades.- Ironizó Poseidón.
-¿Se llama Koré?.- Sonrió levemente, ese nombre no se le olvidaría.
-Sí Hades, oye...actúas como si no supieras nada.- Estaba confundido por la ctitud de su hermano.
-No te entiendo.
Poseidón suspiró.
-Es la hija de Deméter y de Zeus...¿En verdad no la conocías?
Hades levantó las cejas sorprendido, había escuchado que su hermano Zeus había tenido una hija con Deméter y que no vivía en el Olimpo pero jamás la había visto y no sabía su nombre hasta ahora.
-¿Es hija de Deméter? ¿Y qué hace aquí?
-Fíjate que no le he preguntado a Deméter porqué se le ocurrió vivir por aquí.- Habló con sarcasmo amargo.- De haber sabido que Koré estaba junto a las ninfas ni vengo ni te traigo, Deméter se carga un genio...lo que sé es que es muy sobreprotectora, Zeus apenas y ve a su hija, como no tiene exactamente una buena relación con Deméter prefiere mejor mantenerse al margen.
-Se llama Koré...-Dijo centrado en sus pensamientos Hades.
-¿Acaso no estás escuchando nada de lo que te digo?.- Le preguntó Poseidón a Hades y al ver su semblante animado y embelesado puso rostro de espanto.- Espera...no me digas que Koré te interesó.
Hades despertó de su letargo y sonrió a Poseidón, este se espantó más y más.
-Quiero saber más de ella.
Poseidón negaba con la cabeza.
-Te meterías en un problema muy grande y mira que yo no me fijo en eso.
-¿Qué problemas podría haber?
-¿Cómo que qué problemas? Nunca serías aceptado por Deméter y Koré es todo lo contrario a ti, no es que quiera ofenderte pero dudo que se fije en ti por las buenas.
Hades opacó el rostro desanimándose, podría ser cierto...lo mejor que podía hacer era no ilusionarse pero...¿Cómo no hacerlo? Hace minutos que la había conocido y ya se había prendado de ella.
-Mejor vámonos.- Dijo Poseidón determinante, Hades no tuvo otra opción que aceptar aunque de algo estaba seguro, volvería a verla tarde o temprano...
FIN FLASHBACK
Hades podía recordar firmemente ese momento, lo podía recordar al pie de la letra.
Él había regresado al Inframundo después de ir a ver a Perséfone a la Tierra, no podía esperar más horas para verla...sus ansías se habían esparcido por todo el Inframundo y era muy bien conocido que si él estaba de buen humor era porque se acercaba la fecha en que Perséfone regresaría a su lado, para los espectros era un evento de alegría también, Perséfone era una buena mujer y aunque sabía gobernar con autoridad junto a Hades nunca había perdido su alegría, por lo menos desde que se estableció que pasaría la mitad del año con Hades. Ese tiempo, el dios estaba tan emocionado de poder complacer a su esposa a todo momento que a veces dejaba de reprender a los espectros, si...eso los ponía felices, no tendrían que sufrir por el mal humor del dios, claro que todos pretendían no darse cuenta de lo mucho que le alegraba Perséfone a Hades.
-Las cosas estarán mejor.- Decía Pandora con ánimo de tocar el arpa.
Pandora había sido perdonada por Hades y había vuelto a la vida pesar de que Thanatos se sintió ofendido y traicionado, después de todo...Hades tenía un apego hacia ella y Pandora estaba agradecida con el gesto bajo su promesa de no volver a traicionarlo.
Hades reaccionó y miró a Pandora poniéndose serio.
-¿A qué te refieres?
Pandora sonrió muy levemente, a veces Hades era muy obvio...o la mayoría de las veces pero él creía ser todo un misterio.
-La señora Perséfone regresará al Inframundo, se le ha extrañado desde entonces.
-Sólo han pasado seis meses, no seas emotiva Pandora.- Dijo él tratando de ocultar fallidamente sus sentimientos.
Pandora se sentó a lado del arpa y se encogió de hombros.
-A veces es imposible ocultar la emoción mi señor...¿no lo cree?.- Hades enarcó una ceja, no sabía si eso era un simple comentario o una indirecta bien estructurada.
-Pues deberías hacerlo...todos de hecho, Perséfone viene aquí a gobernar junto conmigo, eso no cambia nada.- Pandora puso rostro escéptico y discreto.
-Como usted diga, señor Hades.
Hades giró el cuello y enderezó la espalda.
-Radamanthys no debe tardar demasiado...
-Yo digo que mejor se siente a esperar.- Decía Pandora suspirando.- Recuerde que aún faltan horas para que regrese...
Hades bufó.
-Si...Deméter querrá retenerla más tiempo, por eso mandé a Radamanthys para meterle presión.
-Ojalá funcione su plan.-Decía Pandora comenzando a tocar el arpa.
Hades hizo una mueca de frustración, como olvidar la primera vez que tuvo que omitir la opinión y autorización de Deméter para estar con Perséfone...
FLASHBACK.
-¿Qué? ¿Estás interesado en Koré?.- Cuestionó sorprendido Zeus, tanto que casi se cae de espaldas de no ser porque estaba en su trono.
Hades respiró profundamente y asintió con sequedad, tenía que calmar su euforia.
-Sí...es por eso que estoy aquí.
Zeus se llevó una mano a la cabeza y no podía dejar de ver a su hermano, la impresión le impactaba demasiado.
-¿Desde cuándo?
-Hace unos días.- Contestó Hades indiferente.
-¿Y ella qué opina de ti?.- Hades debió la mirada y se cruzó de brazos. Zeus abrió más sus ojos.- No te conoce aún ¿verdad?
-No...sólo yo la he visto.
-Estás muy cambiado Hades, te desconozco...
-Sí cómo sea...no me gusta ser indirecto así que te lo diré de una buena vez...yo estoy aquí porque pretendo que Koré sea mi esposa y necesito tu permiso.- Vaya propulsión tan tajante del dios del Inframundo.
Zeus curveó los labios y Hades casi podía jurar que se estaba burlando.
-¿Y para qué quieres una esposa?
Hades puso los ojos en blanco.
-¿Tengo que escuchar esa misma pregunta de todos a los que les cuento? No quiero consejos, Poseidón ya me los dio y no fueron muy conmovedores así que no quiero escuchar los tuyos, sólo quiero tu permiso y apoyo para poderme casar con Koré.
Zeus se puso más escrupuloso, después de todo se trataba de su hija y tenía que tomar las cosas con suma seriedad. Para ser sincero, no estaba preocupado sobre esa situación de amor-secreto de su hermano, él lo conocía y sabía que Hades no era el tipo de dios que tenía conquistas amorosas por donde quiera que caminaba, bien podía ser frío y el dios del Inframundo pero era respetuoso, caballeroso y formal, nada que ver con Poseidón y con él. Sabía que Koré estaría en buenas manos con un esposo como Hades, habría negado la petición u hubiera sido Poseidón quien le hablara de matrimonio...Hades no le preocupaba pero Deméter sí.
-¿Estás enamorado de mi hija?
Hades se puso nervioso ante la pregunta, Zeus sí que podía ser un buen entrevistador si quería, no se esperaba una pregunta así, él solo se imaginó que Zeus le daría una respuesta directa, tenía que haberlo pensado mejor.
-De cualquier forma no estaría aquí.- Contestó el dios, aunque Koré estuviera en sus pensamientos y en su corazón vaya que era difícil expresarlos abiertamente, nunca antes le había pasado.
Zeus sopló y apoyó sus dedos en las sienes.
-Estoy de acuerdo Hades...no tengo problema con que te cases con Koré.- Dijo el dios del cielo y Hades levantó las cejas.- Puedes hacerlo y tienes mi consentimiento pero lo que me perturba es lo que pueda pensar Deméter cuando se entere...ella no te dejaría estar cerca de ella.- Zeus puso pose pensativa por varios segundos, Hades lo miraba atento a su respuesta.- Ya sé...no le diremos nada.
-¿Así de fácil?.- Preguntó incrédulo.
-Sí, así de fácil.
-Pero...bueno, estoy de acuerdo por eso vine pero dudo que no se dé cuenta que Koré desapareció así porque sí.
-Eso es obvio...yo me encargo, tú mientras puedes casarte con Koré y ya hablaré contigo si haces sufrir a mi hija.
-¿Piensas que lo haré?
-No...
Hades respiró profundamente y se puso su casco para luego darse media vuelta e irse de ahí.
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-Koré...¿Por qué tienes que ser tan impaciente?.- Preguntaba Deméter al ver que su hija estaba ansiosa por salir con las ninfas.
-Quiero ir con ellas, sólo por un rato.- Tenía el semblante apagado.
-Has estado mucho tiempo con ellas y menos conmigo.
-Mamá.- La miró fijamente.- Es contigo con quien paso más tiempo, apenas y me dejas salir una hora.- Se cruzaba de brazos.
-Lo hago por tu bien Koré, no quiero que te pase nada malo.
-Pero...¿Qué me puede pasar? Lo más lejos que he ido es al bosque y eso está allá enfrente.- Señalando por la ventana. Deméter frunció el ceño molesta.
-No me rezongues...soy tu madre.- Puso las manos en su cintura.
-Ya lo sé pero es que quisiera tener un poco más de libertad mamá.
Deméter al escuchar las palabras de Koré cambió su semblante severo a uno de tristeza pura, sus ojos brillaban queriendo llorar y Koré se sintió mal de verla así.
-No puedo creerlo Koré...¿Qué te he hecho para que no quieras estar conmigo?.- Deméter se giró y se puso las manos en el rostro. Koré sopló y se acercó a ella delicadamente.
-Yo no dije eso mamá, sólo dije que quería tener un poco más de libertad.
-¿Y acaso no te la doy?.- Se puso a llorar Deméter ofendida.
-Si pero ya no soy una niña y a veces siento que me tratas como a una.
Deméter se giró a su hija y le tomó de las manos, sentía que Koré pronto la abandonaría si seguía con esos pensamientos egoístas, estaba segura que si se juntaba más tiempo con esas ninfas terminaría por perderla.
-No quiero que te vayas Koré, no quiero perderte...eres todo lo que tengo y eres el motivo de mi felicidad...¿No puedes entender eso?
Koré se quedó callada y bajó la mirada, su madre siempre tenía las palabras exactas para hacerle sentir mal, como si fuera una mala hija hasta tal punto de creerlo.
-Perdón mamá, no quise hacerte sentir mal...sólo quería salir un rato, tal vez ir por unas flores...
Deméter sonrió y la abrazó con fuerza y le acarició sus suaves cabellos. Koré correspondió al abrazo y luego su madre le tomó del rostro y besó su frente.
-Sólo prométeme que regresarás pronto, por favor.
Koré sonrió, por fin podría salir aunque sea para darse un respiro.
-Prometido...no me tardaré.- Koré se separó de su madre dedicándole una sonrisa y luego salió de la casa. Deméter suspiró profundamente, ojalá sus manipulaciones duraran más tiempo, no quería perder a su hija por nada del mundo.
-Creímos que ya no vendrías.- Dijo Tarina al ver llegar a Koré apresurada.
-Por poco no vengo, mi madre tardó en darme permiso.- Dijo Koré.- Sólo vengo por flores pero al menos estaré un tiempo con ustedes.
-Eso nos alegra.- Decía Celine sonriendo de oreja a oreja.- También nosotras cortaremos flores.
-Cada una cortará por su lado y así al final podremos crear varios ramos.- Proponía Lilian y todas asintieron.
Las cuatro se dispersaron para ir a cortar flores por su cuenta.
Koré se adentró más al bosque pues era ahí donde crecían unas de las flores más hermosas, como muestra de cariño, le regalaría un ramo a su madre, uno muy especial y que de alguna manera le demostraría que lo sentía. Ella al llegar a donde estaban las flores que quería, se arrodilló y comenzó a cortarlas con sus manos, en ningún momento abandonó su delicada sonrisa.
Estuvo ahí por varios minutos hasta que creyó juntar las flores suficientes. Se levantó y sacudió sus manos las cuales se habían ensuciado de tierra. Buscó con la mirada a las ninfas, ninguna estaba cerca y tampoco se escuchaban, era como si ella se encontrara sola en el bosque.
-Será mejor que me vaya o mamá se preocupara.- Decía para sí y estaba por agacharse para tomar las flores cortadas pero en eso empezó a sentir que la tierra se movía.
Koré estaba asustándose cada vez más y batallaba para mantener el equilibrio. Observaba también como cada vez más la tierra se abría y las flores que había cortado se caían en la grieta. Koré completamente invadida de miedo y desconcierto, empezó a correr lejos de ahí pero gracias a los temblores de la tierra cayó al suelo golpeándose con una pequeña roca. Ella comenzó a abrir los ojos y su vista estaba nublada, intentó levantarse y frente a ella visualizó a un hombre de cabellos negros y ojos aguamarina, nunca antes lo había visto. Él se arrodilló para levantarla y cargarla en brazos. Koré cada vez más reaccionaba ante el golpe que se dio y visualizaba mejor a ese hombre alto y bien parecido.
-¿Quién...eres tú?.- Preguntó ella frunciendo el ceño.
Hades sonrió levemente, casi invisible y le habló con voz ronca.
-Soy Hades y te llevaré conmigo mi Perséfone.
Koré abrió sus ojos llenos de sorpresa y mucho miedo, batalló para librarse del agarre de Hades pero eran nulos los intentos, así fue cuando optó por gritar tan fuerte, lo más que sus pulmones le permitieran, eran desgarradores los gritos y en poco tiempo, se creó un absoluto silencio.
Minutos más tarde...
-¡Koré! ¡Koré! ¡¿Dónde estás?!.- Deméter había salido para buscar a su hija pero no la encontraba, las ninfas se acercaron a ella con semblantes igualmente preocupados. Deméter arrugó la frente y se acercó a ellas sumamente molesta y preocupada.- ¡¿Dónde está mi Koré?! ¡¿Dónde?!.- Empezó a jalonear a Celine y las otras dos se interponían.
-Tranquila Deméter, no la trates así.- Dijo Lilian y Deméter le dedicó una mirada de fusil.
-Voy a preguntar por última vez...¡¿Dónde está Koré?!.- Ladró la diosa.
-No lo sabemos.- Dijo temerosa Tarina y Deméter empezaba a ponerse desesperada.- Fue a cortar flores pero la hemos buscado y ella no aparece.
Deméter empezó a ladear la cabeza con exasperación, el aire comenzaba a faltarle al no saber dónde se había ido su hija.
Inframundo.
Koré estaba despertándose muy lentamente. Analizó con la mirada cada rincón del lugar el cual era fúnebre y frío. Se sobresaltó y quiso levantarse pero una punzada en la cabeza se lo impidió. Ella se llevó una mano a la cien la cual aún tenía un poco de sangre. Se fijó de nuevo en esa gran habitación y se dio cuenta de que estaba sentada sobre una gran cama, comenzaba a darle un dolor en el pecho, nada de eso le daba buena espina. Inmediatamente se deslizó hasta la orilla de la cama y puso los pies en el suelo dispuesta a levantarse.
-No lo hagas.
Koré se giró a dónde provenía la voz y vio al mismo hombre de antes, él tenía una pequeña toalla y un recipiente pequeño entre sus manos. Ella quería correr pero lo primero que hizo fue subirse a la cama de nuevo y avanzar hacia el otro extremo. Hades no se inmutó, comprendía el rechazo y perplejidad de la chica, aun así...él se acercó a la cama donde humedeció la toalla en el agua que tenía y se lo extendió a la chica.
-Supongo que no deseas que te cure.- Le dijo él fingiendo indiferencia. Koré se mantuvo al margen, no confiaba en él y su presencia le perturbaba. Hades suspiró.- Te hiciste una herida y es mejor si te limpias.- Esperó ahí con la mano estirada unos segundos y sin respuesta alguna. Él puso mejor las cosas en un mueblecillo de a lado y antes de alejarse la examinó con la mirada, ella no conservaba su alegría como cuando la conoció, sus ojos habían perdido cierto brillo y ella lo veía como si fuera una pesadilla.-Enseguida te traerán algo para que comas.- Dijo por último y salió de la habitación.
Koré estaba cargada de sentimiento, habría querido hacerle un sinfín de preguntas pero no sabía cómo reaccionar, su mayor anhelo era estar de nuevo con su madre.
FIN FLASHBACK
Perséfone se había acercado a la casa de Deméter, vaya que era difícil despedirse y más por lo sentimental que se ponía su madre cuando ese día llegaba. Ella se giró a ver el juez y esbozó una sonrisa de pena.
-Disculpa...tendré que despedirme, te anticipo que esto es algo tardado.- Le dijo la diosa y Radamanthys asintió.
-No hay problema, me quedo aquí afuera.
Perséfone agradeció el gesto y suspiró antes de entrar con su madre. Al abrir la puerta vio que ella preparaba la comida o más bien, había terminado de cocinar y estaba acomodando los platos y vasos en la mesa. Perséfone se llevó una mano al rostro...¿Por qué siempre tenía qué hacerle lo mismo?
-Hija aquí estás...tardaste en regresar.- Dijo Deméter lavándose las manos. Perséfone se acercó a ella tratando de medir sus palabras, cualquier detalle podría ser una excusa para su madre.
-Lo siento pero ya sabes lo que sucede.- Le dijo a modo de indirecta pero Deméter la ignoró y la abrazó rápidamente para luego indicarle que debía sentarse.
-Es hora de comer.- Le dijo.
-Mamá...sabes que ya no puedo seguir aquí por más tiempo.- Insistía con sus indirectas.
-¿Qué quieres comer? Hice un poco de pollo con vegetales o una ensalada silvestre.- Definitivamente la estaba ignorando.
-Ninguna de las dos mamá.- Dijo más seria.- Ya me tengo que ir.
-Pero acabas de llegar...vamos, come y luego te vas a dormir, te ves cansada.
Perséfone suspiró, no estaba ganando nada, lo mejor sería ser directa con ella.
-Madre, no puedo seguir retrasando mi partida, sabes bien que día es hoy y es momento de que...
-¡¿Acaso hay algún problema porque te quedes un poco más de tiempo con tu madre?!.- Ladró Deméter con mucha ofensa, Perséfone ladeaba las manos frente a sí.
-No mamá pero ya he retrasado mi partida, se supone que debía irme en la mañana pero Hades ya está esperándome.
-¡No me menciones su nombre!.- Golpeó la mesa con su mano.- ¡Su maldito nombre sólo trae desgracias!...Es una maldición para nosotras.
Perséfone arrugó un poco la frente, le afectaba ese comentario que siempre le redactaba su madre.
-Él no es para mí una maldición mamá...-Dijo y se creó un frío silencio. Deméter tenía la ira brotando por los ojos y los oídos, odiaba a Hades más que a cualquier cosa, él le había arrebatado a su hija.
-Mi pobre hija...haciéndole caso a sus manipulaciones.
-¡Él no me está manipulando mamá!.- Exclamó Perséfone molesta, Deméter la miró severa pero ni así podía dejar de defenderlo.- Te lo he dicho muchas veces y parece que no quieres entenderlo.
-La que no quiere entender eres tú.- Dijo tajante.- Él está jugando contigo, es un ser malvado y egoísta que sólo se ha aprovechado de ti.
-No se ha aprovechado de mí, que eso te quede claro...
-¿A quién engañas Koré?
-Mamá me llamó...
-¡No!...-Gritó de nuevo la diosa.- No voy a llamarte de la misma manera que lo hace él.
Perséfone entendió que no ganaba nada discutiendo con su madre, para ella siempre iba a estar equivocada y Hades era de lo peor.
-Entiendo...pero de verdad mamá, entiende tú que él ahora es mi esposo y que me trata bien, en serio...él nunca me ha maltratado ni manipulado y mucho menos aprovechado de mí.
-¿Cómo cuando te secuestro para que te casaras con él? Estoy cautivada por su forma tan romántica de llevar las cosas.- Ironizó amargamente. Perséfone estaba de acuerdo en eso, Hades la había secuestrado e incluso ella lo llegó a juzgar cruelmente pero con el tiempo se había dado cuenta de que él era algo más que sólo el dios del Inframundo, tan imponente y frío...él le había demostrado que también tenía sentimientos.
-No me quiero ir enojada mamá.- Dijo más sutil.- Tengo que irme, lamento no poderme quedar a comer pero ya no puedo retrasarme por nada, espero que lo comprendas.- Se acercó a ella y la abrazó, Deméter estaba muy molesta pero aun así se le partía el corazón de ver a su hija marcharse, siempre era el día más difícil y triste de todos. Deméter suavizaba el rostro hasta que vio por la ventana al espectro de Hades, ahí fue cuando volvió a encenderse le mecha.
-¡¿Qué hace él aquí?!
Perséfone supo que se refería a Radamanthys.
-Por favor, ya estábamos avanzando en nuestra despedida y reconciliación, no te enojes por esto también.
-Es inaudito...seguro que lo mandó para molestar.
-Lo mandó porque me iré con él.- Rectificó.-Es hora de partir.- Dijo Perséfone con ansiedad y salió de la casa, Deméter la siguió y miró a Radamanthys de pies a cabeza con sumergida altivez, el juez ignoró la despectiva manera en que lo miraba y saludó cordialmente a lo que la diosa ignoró grosera.
-Koré...-Dijo Deméter y su hija la miró curiosa.
-¿Mande?
-Ojalá no tengas hijos.- Dijo sin reparo, las palabras toscas y heladas hirieron profundamente a Perséfone a tal grado de querer llorar.
-Nos vemos pronto madre.- Sonrió Perséfone poniéndose la capa.
Deméter tenía la garganta hecha nudo en poco tiempo, sólo se despidió con la mano y vio cómo su hija desaparecía del lugar junto al juez de Hades.
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