Noche de anhelos
Ébano estaba más que molesta o mejor descrito...furiosa porque cuando fue a buscar a Saida a su habitación, esta estaba vacía y cuando revisó toda la suite la frustración fue peor, su hermana se había burlado de ella escapándose. Ella tomó con brusquedad una copa de vidrio y comenzó a servirse un poco de vino y cuando terminó azotó la botella contra la mesa pero teniendo cuidado de no romperla.
-Tu mal humor es fácil de presenciar.- Dijo una voz masculina apareciendo detrás de Ébano quien no se inmutó.
-Me hacen enojar y punto.- Dio un sorbo a su bebida.
-¿Quién?
-¿No lo imaginas?.- Preguntó con fastidio y se giró hacia el hombre de ojos amarillos.- Saida...me da ganas de matarla de una buena vez.- Ladró y luego se sentó en el sofá para seguir bebiendo, cruzó las piernas y movía una constantemente con ansiedad. El hombre se cruzó de brazos con aire irónico.
-Me sorprende escucharte...si me haces recordarte, estuviste a punto de matarla varias veces.- Ébano miró al hombre por encima de la copa.- ¿Recuerdas que hace años quisiste deshacerte de ella provocando un accidente al interurbano en el que viajaba?- Ébano no contestó pero suspiró con hastío mientras escuchaba al hombre.- Esa misma noche te arrepentiste en el último momento, de lo contrario hubieras logrado el cometido.
Ébano separó la copa de su boca y puso los ojos en blanco.
-¿Me vas a echar en cara eso?
-Sólo digo lo que pasó...
-Pues como sea, en ese entonces no sabía que ella ocultaba cierto poder...sólo quería deshacerme de ella y punto.
-Entonces no te quejes porque no es la primera vez que cambias de parecer...cuando fue a Creta mandaste matarlas y a pocos minutos deshiciste la orden y luego fuiste a verla y la última vez fue en el Santuario, pudiste haber dejado que Morfeo y los demás la mataran.
-¡Ya deja de recordármelo!.- Se levantó de un solo brinco del sofá.
-¡Te lo recuerdo porque nunca tuviste el valor para hacerlo y ahora te quejas!
Ébano apretó la copa con rabia y sus ojos emanaban el más puro sentimiento de odio pero él tenía razón, muchas veces dudó de hacerle daño a Saida, un hecho que lamentaba ahora.
-Tienes razón.- Dio un sorbo a su bebida y se limpió los labios con su mano.- Pero ahora será diferente...primero tengo que hablar con ella.
-¿Y qué le dirás?.- Preguntó burlón.
-Ya te enterarás...mientras tanto esperaré a que regrese...no...tengo que ir a esa cena sola, cuando regrese espero que ella esté aquí.
-¿Y si no?
-Pues ya la esperaré, algún día tendrá que venir.- Dijo con fastidio y tomó su gabardina que estaba colgada en un perchero y comenzó a colocársela.
-¿Y si no llega en días?
Ébano lo ignoró completamente y se acercó a la puerta de la salida.
-Entonces que disfrute de ellos porque no lo volverá a hacer.- Cierra la puerta.
Templo de Athena.
Aquí estaban todos terminando de cenar entre pláticas, risas y uno que otro comentario que molestaba a más de uno pero nada que empeorará la convivencia que tenían.
Sienna estaba comiendo un poco de postre de manzana muy animada, ya tenía hambre desde que terminó con el entrenamiento y además había quedado tan cansada que ni siquiera fue a dar una vuelta por el pueblo como era costumbre. Máscara Mortal se acercó a ella con el semblante igual de serio y se sentó a su lado con un plato de comida el cual casi azotó en la mesa llamando la atención de Sienna, ella lo miró neutral y este no le dirigía la mirada, como si la ignorara, supuso que estaba enojado por lo de la tarde.
-El plato no tiene la culpa.- Dijo Sienna haciendo que por fin Máscara Mortal la mirara pero con un toque de indiferencia.
-No me fijé que estuvieras sentada aquí a lado.- Fingió demencia, sí había visto y por eso se acercó a ella.
Sienna puso la vista de nuevo en su postre y siguió comiendo, le ponía de malas la actitud de él, ya debería haberse acostumbrado. El caballero de Cáncer la miraba de reojo, se había dado cuenta de que había perdido el interés en él así que tenía que optar por otra táctica. Máscara Mortal golpeó el brazo de Sienna y ella de inmediato se giró a verlo molesta.
-¿Qué te pasa?
-Tenías un animal, un insecto.- Dijo seriamente mientras se sacudía las manos.- Si no fueras tan distraída como siempre podrías haberlo notado.
-¿Eso es una indirecta?.- Se sobaba el brazo, el golpe no fue fuerte pero aun así tuvo la reacción.
-Como quieras tomarlo...sólo espero que la próxima vez seas más interesada en el entrenamiento porque...
-Hola.- Dijo Afrodita acercándose a ellos y sentándose del otro lado de Sienna, ella y Máscara Mortal lo miraron atentos, el segundo casi lo fulminaba con la mirada.
-¿Qué haces aquí?.- Ladró el caballero de Cáncer y Afrodita a modo de burla miró los alrededores y luego señaló su plato.
-Aquí normalmente venimos a cenar.- Dijo Afrodita y Sienna rio por lo bajo. Máscara Mortal tomó el tenedor y deseaba severamente utilizarlo en contra de Afrodita.
-Podías haberte sentado en otro lado.- Lanzó una indirecta Nácara Mortal a Afrodita que bien entendió pero lo ignoró.
-Yo quise sentarme aquí...no hay lugares reservados para nadie.- Habló el caballero de Piscis y luego miró a Sienna sonriendo.- ¿Verdad?
Sienna lo miró fijamente mientras masticaba el postre y luego asintió.
-Ella sólo quiere ser amable contigo.
-Y contigo también.- Peleaba tranquilamente Afrodita y el otro rechinaba los dientes de mero coraje.- Creo que no conoces la palabra amable ¿Verdad Mascarita?
-Sí la conozco.- Dijo entre dientes.- Puedo ser muy amable.- Se levantó de la silla y fue en dirección a la cocina pisando muy firme.
Afrodita sonrió victorioso, le encantaba hacer enojar a su compañero.
-Creo que sólo tú lo sacas de sus casillas y no te importa que se desquite contigo.
-Tienes razón, no me importa porque ya lo conozco...pero hay algo que si me importa.- Mira fijamente a Sienna y esta pestañea un poco, le cuesta mantenerle la mirada.
-¿Qué...es?
-No me gusta que te moleste a ti, lo he visto varias veces y soy testigo de cómo te habla por eso es que me senté a tu lado.
Sienna curveó los labios impresionada por tal confesión.
-¿Lo haces por mí?
-Podría decirse.
-No deberías hacerlo...yo puedo defenderme sola.
-No lo dudo.- Sienna comenzó a inquietarse por ver a Afrodita y desvió la mirada cuidadosamente para que no se viera tan obvio.-¿Dije algo malo?
-No...para nada.- Comenzó a jugar con sus cabellos.- Pero insisto en que no deberías defenderme además comprendo que se enoje conmigo, es su forma de enseñar, es estricto.
-Si puede ser.- Echa el cuerpo un poco hacia atrás.
En otro lado de la mesa estaba Saori comiendo con Shion y otros más, el ambiente ahí era agradable y muy entusiasta más por la noticia de que Mary Anne despertó y de que Seiya y los demás llegarían al Santuario.
-¿Entonces es cierto lo de Mary Anne?.- Preguntaba Eufrosine muy sorprendida y casi quería llorar de alegría.
-Así es...ya despertó.- Aclaraba Saori sonriente.- Supuestamente podemos verla mañana.
-Yo quiero ir.- Dijo de inmediato Sine.
-Igual yo.- Hablaba Clara quien estaba sentada cerca de Athena y a lado de Shion.- Quiero volver a verla y hablar con ella, ya hacía falta tenerla de vuelta.
-Y aún falta eso.- Dijo Shion.- Hasta que ella esté de regreso en el Santuario todo estará mejor.
Camus ocultaba su felicidad con la misma frialdad de siempre, el único que veía las sonrisas leves que dibujaba Camus era Milo quien comenzó a codearlo.
-Es el momento en que le dices a todos que estás más que feliz por verla.- Sonreía Milo muy afanoso.
-¿Sigues burlándote Milo?.- Camus borró su sonrisa y se puso todo solvente.
-Admítelo Camus, no vas a poder dormir por la ansiedad....ya te veré pasando por el templo antes de que salga el Sol.
Camus irguió la espalda impasible.
-Tampoco dramatices Milo, eres muy exagerado.
-Yo quiero ir también.- Dijo Sory acercándose a ambos.- Si me permites Camus, quisiera ir contigo.
Milo frunció el ceño.
-Por mí no hay problema.- Dijo Camus.- No sé a qué hora me vaya aún...supongo que como a las ocho de la mañana.
-Por mí no hay problema, todo sea por verla de nuevo.- Hablaba Sory alegre cuando vio el rostro inconforme de Milo.- ¿Y a ti que te pasa?
-¿Vas a ir sola?.- Preguntó cruzándose de brazos.
-¿No acabas de escuchar que con Camus?.- Dijo la morena.
-Si escuché...
-¿Y qué peleas entonces?.- Quiso saber Sory.
-Que a mí no me preguntaste si podía ir contigo.
-Porque la última vez que quise que me acompañaras te levantaste a medio día y cancelaron las visitas temprano.
-Eso no es motivo suficiente para que no me dejes acompañarte.- Sory se sobaba la nariz tratando de conseguir paciencia, incluso Camus se estresaba cuando Milo se ponía de ofendido y celoso.
-Milo, no seas un niño...si quieres puedes venir y punto.- Intervino Camus.
-De a fuerzas no voy.- Se cruzó de brazos Milo presionando sus párpados.
-De verdad que tienes el talento de hacer que me moleste con facilidad.- Camus halagaba irónicamente a Milo quien no se inmutaba por el comentario de su amigo.
-Yo mejor me voy.- Dijo Sory aun con platos en la mano y caminando hacia la cocina.
-Esa mujer cuando quiere es intolerable.- Expresaba Milo y Camus puso rostro sarcástico.
-¿En serio?
-Por supuesto, dímelo a mí.
Camus puso ojos albinos y trató de concentrarse en otras cosas, a veces Milo era distraído.
-Como que faltan personas ¿no creen?.- Decía Dohko quien recién había salido de la cocina con el orgullo por encima de todo, todos comían lo que había preparado él y Kira sin que nadie chistara, se sentía muy feliz.
-¿Te refieres a Shura y Cassandra?.- Preguntó Mu.
-Sí a ellos.
-Pues que yo sepa están en la casa de ella, creo que cuidar a dos niños es muy difícil.- Seguía hablando Mu.
-También Shaka no está.- Añadió Aldebarán y todos buscaron con la mirada al caballero de Virgo quien no estaba presente.
-Últimamente faltan demasiados.- Expresó Aioria quien estaba cerca de ahí también.
-Sin mencionar que falta Kanon.- Dijo Marín y todos no podían creer que Kanon estuviera ausente.
-¿Por qué Kanon faltó a la cena? Él nunca se pierde de esto.- Decía Aioria como si se tratara de algún hecho licencioso.
Dione pronto sintió las miradas de ellos sobre de ella.
-¿Qué?.- Preguntó demandando saber.
-¿Por qué no vino Kanon?.- Preguntó Dohko.
-Soy digamos su cuñada, no su guardaespaldas.- Contestó bromeando.
-El mal humor se contagia.- Dijo Dohko con una mano detrás de la cabeza.
-Sólo bromeo, Kanon fue a una cita.
-¡¿Qué?!.- Preguntaron los que estaban cerca y atentos con mucha sorpresa.
-¿Con quién?.- Preguntó Mu.
-Creo que con una mujer de su pasado, no sé bien.- Respondía Dione tranquilamente.
Ahora lo raro en Kanon no era que estuviera prendado de una mujer si no que saliera de nuevo con otras mujeres, ironía de la vida.
Templo de Géminis.
Kanon continuaba besando a Saida sin controlarse, no podía evitar sentirse así, no soportarlo su cuerpo. Saida había colocado sus brazos alrededor del cuello de Kanon y hundía sus manos en los cabellos de él mientras era acariciada por todo el cuerpo, el frío era cosa del pasado. Él enterró sus dedos entre el cabello húmedo de ella aferrándose más y más al momento, su aroma le enloquecía y su piel se sentía más suave de lo que recordaba. Él se separó de ella unos momentos para admirar su rostro, sobre todo sus ojos y después sus labios, pasó el pulgar sobre ellos provocando ligeras cosquillas en Saida.
-¿Por qué me miras así?.- Preguntó ella tímida.
Kanon le dedicó una mirada y una sonrisa que le derretían, lo hacía de una manera encantadora, en fin...le gustaba.
-¿Cómo te miro?
-No sé...
-Es porque te he extrañado, de diferentes maneras...
-Sólo puedo imaginarme una...
Saida sonrió casi de a fuerzas, era lógico que no se sentía sincera.
-Piensas que es sobre sexo ¿no?.- Saida no sabía si contestar o dejar que el silencio por sí sola hablara.- En parte sí pero no es sólo eso...
-¿Vas a decirme que sientes algo más?
-Creí que te había quedado claro.- Kanon tomó el rostro de ella sutilmente y volvió a besarlo más placentero pero aún podía sentirse el deseo que conllevaba.- Estoy dispuesto a hacerte entender a qué grado me has hecho extrañarte...- Kanon dio un paso corto hacia atrás y se quitó la playera dejando al descubierto su bien formado abdomen y antes de que ella pudiera siquiera asimilarlo, Kanon tomó el borde de la toalla que cubría a Saida.- Ya no puedo esperar más...- Dijo y giró a Saida sutilmente poniéndola de espaldas hacia él. Dejó el asunto de la toalla y levantó los cabellos rojizos con una mano mientras que con la otra se dedicaba a trabajar en recorrer el cuerpo de Saida.
Kanon comenzó a besarle el cuello lentamente yéndose más abajo hasta donde terminaba el hombro. Saida echó ligeramente la cabeza hacia atrás cerrando los ojos y disfrutando de cada roce dedicado. Kanon con su mano nómada desató por fin la toalla la cual de inmediato cayó por debajo de los pechos de Saida, ella sintió una ligera sofocación. Él puso la mano sobre uno de sus pechos masajeándolo hacia todos lados con paciencia, se separó de la espalda de Saida y comenzó a besarle el camino de la columna con besos levemente húmedos, el hormigueo no se hizo esperar y la piel blanca de ella comenzó a erizarse. Kanon dejó de besarla y más que deseoso volvió a hacer que lo mirara sumergiéndose de nuevo en besos profundos...la toalla terminó por caerse ante los movimientos. Saida por reflejo acercó su cuerpo contra el de él poniendo mejor empeño en los besos que él le daba lo cual no era muy difícil. Kanon puso sus manos en la espalda y comenzó a bajarlas hasta que la abrazó, sus labios no podían separarse.
Kanon comenzó a retroceder llevándose consigo a la pelirroja, sentirla desnuda le excitaba todavía más, empezaba a perder la serenidad. Se hizo hacia atrás hasta que llevó al inodoro y se sentó ahí cómodamente, el asiento ayudaba mucho. Kanon miró rápidamente a Saida a los ojos y luego miró lo que tenía enfrente, sus pechos estaban ahí y deseaba sellarlos con su lengua. Él empezó a besarlos continuamente, succionó los pezones tenuemente. Saida abrió los labios y el hormigueo recorría más debajo de su vientre, también ella ya estaba excitándose más y más. Él bajó más siguiendo el camino del ombligo hasta llegar peligrosamente a la ingle, ella hizo un pequeño movimiento de reflejo por el atrevido contacto. Kanon se separó de ella y la miró al rostro, sonrió adormilado y tomó a Saida por la cintura haciendo que se sentara encima de él, sus manos hacían que fuera más intenso el movimiento. Saida al mirar a Kanon ya no podía sentir nervios o vergüenza, sólo el más intenso placer de tenerlo cerca y sentir cada roce sobre ella, todo lo que él hacía le dejaba sin palabras, siempre era impredecible. Kanon le tomó ahora de las caderas y la movía de atrás hacia adelante, fueron tan sólo pocos segundos antes de que ella lo hiciera por sí misma, su mente se estaba nublando...esta acción no hizo más que aumentar la locura estimulante.
-No sé qué tienes...-Dijo de la nada Kanon a modo de susurro.
-No tengo nada...-Siguió Saida son comprender del todo a qué se refería.
Kanon la movió haciendo que esta se levantara y seguido, él se puso de pie.
-Me refiero a lo que provocas en mí, tonta...- Rio rápidamente deslizando su mano de su pecho hasta su entrepierna, Saida cerró las piernas atascando la mano de Kanon entre ellas, él se rio por la acción.- Así dudo que pueda hacer demasiado.
-Me da cosquillas...-Rio también ella.- Hace tiempo que yo...
-Si estuviste con alguien más cuando te fuiste no quiero enterarme.- Dijo totalmente serio.
-N-No...desde la última vez que nos vimos no he estado con nadie, sólo contigo...
Kanon aligeró el semblante.
-Eso espero, no sé cómo me pondría si me enterara de lo contrario.
Saida frunció el ceño.
-¿Y cómo debería ponerme yo ante eso?
-¿Sigues pensando que estuve con otras?
-Ta vez...
Kanon se quedó callado sin dejar de mirarla.
-Ser tío soltero es difícil.- Bromeó Kanon.- Me quitan demasiado tiempo pero no me quejo, esas niñas han sacado un lado de mí que no conocía, así como lo haces tú...
-¿Yo?.- Preguntó incrédula Saida y Kanon asintió.- ¿A qué te refieres...?
-Si lo sabes...¿Para qué preguntas?.-Saida no lo sabía o si era así estaba muy distraída pero es que Kanon cuando quería podía ser misterioso.- ¿Te he dejado con la duda?.- Preguntó al ver que ella se quedó pensativa.
-Debería acostumbrarme...
-Sí...deberías pero mientras tanto...hay algo que no te puedo ocultar demasiado o más bien, nada...y es la cordura que me haces perder.- Kanon aún con la mano aprisionada intentó mover sus dedos rozando la intimidad de Saida y pudo sentir como ella se tensaba. Él besó su mejilla y pronto su boca, lo hizo tan tiernamente que le volcó el corazón a la pelirroja.- Relájate...ya hemos pasado por esto.- Sonrió Kanon besándola de nuevo, ni contestar pudo por sentir su lengua junto a la de él. Mientras ella se envolvía con sus besos, poco a poco abrió más las piernas hasta dejarle toda la libertad posible a la exploración. Irguió la espalda al sentir los dedos resbalándose en su interior. Ella emitió un gemido vago, deseaba sentir más.
Él movía su mano experta en ella, despertando más su vesania sensual aunque para ello tuviera que aumentar la velocidad y los movimientos eran circulares. Saida se dejaba influenciar por las sensaciones que ya sólo tenía la ansía de tener a Kanon dentro. Ella se aferraba a su cuello y su boca soltaba gemidos de placer. Kanon estaba volviéndose loco y más energético que antes, sentía que Saida ya estaba dilatada. Él besó su cuello ferozmente, aprisionando sus dientes en la piel de ella y soltándola despacio. Kanon se alejó de Saida quien soltó un sonido de queja que acabó cuando vio que él comenzaba a quitarse los pantalones...en poco tiempo lo tenía completamente desnudo frente a ella. Kanon la jaló del brazo atrayéndola hacia él tomando lugar en el inodoro como antes, él se sentó y puso a Saida encima suyo. Ella movió las caderas frotándolas en él y levemente se levantó.
-Ya no puedo...-Dijo él tomando su erección e introduciéndose dentro de Saida quien se sentó lentamente, la penetración había sido una tortura que ya había esperado. Kanon la abrazó mientras ella se mecía en él a un ritmo ascendente, ambos sentía en placer a cada fricción. Kanon deseando más tomó a la pelirroja de los glúteos y la movía al ritmo que sus latidos le conducían. Saida abrazó a Kanon y puso su rostro encima de su hombro el cual besó con frenesí hasta llegar a la oreja de él, mordiéndola y besándola, eso hizo que los movimientos fueran más rápidos, a Kanon simplemente le encantaba eso. Una de las manos de él tomaban sus pechos mientras los besaba de nuevo, repetir eso no le cansaba para nada. Saida estuvo a punto de llegar al orgasmo cuando él se detuvo y la besó apasionadamente.- Levántate...-Le dijo con tranquilidad aunque su voz estaba entrecortada. Saida se levantó pero sus piernas le temblaban, no por frío sino por la contracción de los músculos ante el casi orgasmo.
Kanon se levantó y caminó hacia Saida poniéndola contra la pared, levantó una de sus piernas poniéndola a la altura de su cintura y enseguida volvió a penetrarla. Él le tomó del mentón y le mordió los labios súbitamente, si lo hacía con fuerza Saida no lo sentía. Ella puso una mano alrededor de su cuello y con la otra acariciaba los pectorales de Kanon y los apretaba con ligereza...él se separó de sus labios y siguió con su trabajo principal, acarició el muslo de Saida hasta llegar al glúteo y de ahí subió hasta la espalda. Tomó con sus manos las de ella y puso los brazos por encima de la cabeza hasta tocar con la pared. Sus dedos quedaban entrelazados. Él lamió el contorno de su rostro y descendió hasta las clavículas sin detenerse. Saida quería soltarse del agarre y presionar sus manos contra él o lo que fuera, sentía caerse...
Kanon la soltó desesperadamente y le tomó de ambos muslos elevándola y tanto subiéndola como bajándola con severa ansiedad lasciva. Él también subía y bajaba las caderas para hacer las penetraciones más profundas. Ambos gemían y parecían complacer más al otro, la descarga sexual del momento era excepcional, duraron unos cuantos minutos más y Kanon se desvaneció por dentro, un gemido de alivio se desprendió, Saida pocos segundos después hizo lo mismo, el orgasmo había sido largo, tal vez tanto tiempo de no tenerlos había dado como resultado eso. Sus respiraciones se mezclaban agitadamente y sus cuerpos dejaron de moverse, estaban cansados. Saida se sentía increíblemente bien y al mirar a Kanon entendió que lo que sentía por él seguía ahí, tenía fuertes deseos de expresárselo pero algo se lo impidió. Kanon la sostuvo así un tiempo casi interminable, apreciaba mirar cada detalle de ella.
Saida poco a poco comenzaba a sentirse cohibida ante sus ojos que le miraban por largo rato pero a pesar de eso ella quería volver a escuchar de sus labios que la quería, así como lo hizo la primera vez...un hecho que amaba profundamente y que nunca se pudo borrar.
-¿Qué pasaría si alguien nos oyó?.- Preguntó recapacitando que el eco del baño y sus gemidos mutuos podrían delatarlos muy fácilmente.
-Pues...ni modo.- Sonrió Kanon muy tranquilamente pero ella comenzaba a preocuparse.
-¿Cómo que ni modo? Nos pueden llamar la atención...o peor aún, nos pueden correr.
-No me importa además ya pasó, no podemos lamentar nada...
Saida tragó saliva.
-No bromees Kanon...no quiero que tengas problemas...
Kanon le plantó un beso inesperado a Saida y volvió a sonreírle para tranquilizarla, él pensaba que ella se preocupaba demasiado o él era demasiado distendido ante el tema.
-No bromeo, la verdad dudo que alguien pase por aquí ahorita, como te dije están cenando pero si alguien pasó y nos escuchó lo sabremos en la mañana...-Saida bajó la mirada y suspiró al mismo tiempo.- No sé si te lo dije antes pero me encanta cuando haces eso...
-¿Qué?.- Preguntó asombrada y escéptica.
-Cuando combinas tu preocupación, tu excitación y tu alegría...
Saida parpadeó al escuchar tal confesión y sentía que sus mejillas se le sonrojaban, jamás se imaginó que alguien pudiera decirles esas palabras como halago.
-No digas eso.- Desvió la mirada siendo el foco del entretenimiento de Kanon.
-Exactamente esa expresión, sí que sabes complacerme.- Bromeó y después soltó una carcajada y luego puso a Saida en el suelo sin dejar de reír, ella quiso mantenerse seria pero le era difícil teniendo a Kanon cerca, su humor era contagioso.
-Eres un tonto....- Se cruzó de brazos cubriendo sus pechos y luego tomó la toalla que estaba tirada para empezar a colocársela.
-¿Qué crees que haces?
-Me pongo algo encima antes de salir...-Dijo confundida.
-¿Y quién te dijo que ya terminamos como para salir?
La pregunta tenía una carga sexual que volvió a nublar la mente de Saida.
-Yo pensé...
Kanon la tomó del estómago y la hacia atrás hasta llevarla a la regadera, Saida miró dicho objeto con cierta desconfianza, esa regadera era el principal motivo por el cual ahora ellos dos se encontraban ahí.
-No te inquietes, será agua caliente.- Dijo con su mismo humor.
-Yo ya me bañé...
-¿Y no quieres hacerlo conmigo?
Otra pregunta que acababa con ella...¿No tenía otro tipo de seducción?. Kanon abrió el agua caliente la cual le caía encima y con sus manos repartió el agua en el resto de su cabeza y no tardó para que el agua mojara todo su cuerpo.
Saida estaba en la esquina mirándolo neutral o mejor dicho, impresionada...era una escena muy sensual de ver, pareciera como si él se estuviera duchando solo, como si la ignorara...eso para nada ofendió a la pelirroja, admiraba verlo ahí y ver cómo el agua caía por su espalda, por cada músculo marcado, le faltaba un empujón más a su voluntad para que ella hubiera ido a explorar su cuerpo.
-En vez de sólo comerme con la mirada deberías acercarte.- Preguntó sin girar a verla. Saida se separó de la pared algo perpleja.
-¿Estabas seduciéndome?
Kanon la miró de reojo divertido e hizo un brazo hacia atrás indicándole a Saida que tomara su mano.
-¿Funcionó?
Saida le tomó de la mano y Kanon la atrajo hacia él y la puso debajo del agua, ella por ende cerró los ojos y se talló el rostro con el agua, se apartó un poco para poder limpiarse los ojos y ver a Kanon quien ya estaba frente a ella dispuesto a seguir con su encuentro.
Kanon la besó y sus labios resbalaban mejor por el agua, sus manos también lo hacían al deslizarse por todos lados. Saida pasó levemente los dedos por sus pectorales dejando por microsegundos las marcas de sus uñas. Kanon la tomó de la espalda y la levantó muy poco para llevársela hasta la pared de alado. Saida se puso frente a la pared dándole la espalda a Kanon, aún podía sentir como el agua caía en sus piernas. Kanon pegó su cuerpo contra el de ella y sus manos masajeaban los pechos circularmente, sus labios besaban el cuello y el costado de su rostro, su boca encerraba su oreja en múltiples ocasiones. Saida cerraba los ojos y pegaba más su cuerpo a él, sus manos estaban encima de las de él mientras seguía con sus pechos, su cabeza la recargó hacia atrás en Kanon.
-Tal vez no debería decirte esto pero...no me he bañado con nadie antes.- Le dijo Kanon al oído. Saida abrió los ojos y pensamientos de Kanon con diversas mujeres mató la pasión que sentía y como flechazo recordó a Vivienne...¿Cómo lo habrá hecho con ella? ¿Le habrá hecho sentir de la misma forma?...Saida sacudió la cabeza, le enfermaba de sólo imaginárselo y no podía evitar sentirse mal. Saida se separó de Kanon y puso su frente contra la pared a la vez que se volvía a limpiar el rostro. Kanon se dio cuenta de ese detalle estúpido que mencionó, debería ser más sensato.- ¿Te hice sentir mal?
Saida negó pero era verdad, simplemente no podía evitarlo...él teniendo una larga lista de amantes y ella sólo podía decir un nombre.
-Déjalo así...soy sólo yo.- Dijo con dilema, quería que con eso Kanon la dejara en paz pero también quería que le besara y le hiciera olvidar esas particularidades, con ninguna estaría cien por ciento conforme.
-Eres muy mala mintiendo.
-Entonces quieres que te conteste que si ¿verdad?...Que te diga que tus palabras me hicieron sentir mal de alguna manera.
-¿Era tan difícil decirlo?
Saida miró a Kanon levemente exasperada y pronto volvió su vista hacia la pared.
-Siempre encuentras una forma de hacerme entender que has estado con demasiadas mujeres...sé que no debería afectarme estoy porque eso fue en el pasado pero me cuesta trabajo...y ya sé...tú y yo no tenemos ninguna relación...
Kanon frunció el ceño molesto y giró a Saida reprendiéndola con la mirada.
-¡¿Puedes dejar de decir eso cada vez que se te presenta la oportunidad?!
Saida estaba pasmada, no se esperaba esa reacción en él.
-Pero si es la verdad...
-¡Aun así deja de decirla! ¡Es frustrante que lo recuerdes cada momento!...Soy un idiota a la hora de demostrar lo que siento porque siempre digo algo fuera de lugar...pero la verdad es que yo te...
Saida esperó varios segundos para que Kanon terminara de hablar pero no lo hizo, sólo se quedó callado mirando a otro lado.
-¿Qué ibas a decir?.- Preguntó delicadamente.
-Nada...
-¿Nada?...No terminaste de decir algo.- Su corazón se aceleraba...¿Qué palabra podía haber dicho de la cual se arrepintió?...Kanon la miró con profundidad, ese coraje que sintió se le pasó rápidamente, suspiró...
-Sólo no quiero pelear...¿Acaso es tan complicado entenderlo?
Saida alzó ambas cejas incrédula y confundida.
-Digamos que no eres muy directo y a mí me cuesta entender las indirectas...al menos las tuyas.
-Una vez te lo dije y lo aclaré en su momento, lo que siento por ti es muy diferente a lo que he llegado a sentir por alguien y ese sentimiento no se fue nunca, ni cuando te fuiste.
Saida sonrió, sentía mariposas en el estómago con la confesión.
-¿Aún me quieres?
-Sí...todavía, eso no cambia...tal vez no lo digo las veces que supongo que quieras que las dijera pero te lo he demostrado en varias ocasiones, a lo mejor no fue de la mejor manera pero hago mi esfuerzo.- Sonrió.
En eso si tenía razón, Kanon tenía cierto afecto hacia ella y lo demostraba.
-Yo también te quiero.- Saida lo abrazó dejándose llevar por el sentimiento. Kanon le correspondió y acariciaba su cabeza, hace momentos estuvo a punto de hablar de más, de decir algo sorpresivo pero consideró correcto haberse detenido pues no podía decir algo que no comprendía del todo, era muy extraña esa sensación en el pecho de pensarlo.
-Creo que hemos hablado más de lo que hemos hecho.
Saida se separó de él apenada.
-Sí...-Dijo casi silenciosamente.
-De no ser por el tiempo que ha transcurrido, pareciera que eres la misma que conocí en ese interurbano.
Saida resopló y tomó el rostro de Kanon con sus manos acercándolo al de ella.
-Tú también hablas demasiado.
Ambos se enfrascaron en los besos largos, tenían decidido volver a retomar lo que habían dejado pendiente, esta vez discutían y tenían encuentros sexuales, no sabían cómo tomar eso pero no se quejaban en absoluto.
Kanon bajó una mano para acariciar rápidamente le entrepierna de Saida y luego separar sus piernas, lanzó una mirada sospechosa y luego bajó siendo mojado aún más. Saida puso las manos a los costados de la pared mientras Kanon ponía una pierna sobre su hombro, de nuevo le hormigueaba el cuerpo. Kanon blandió con su lengua las ingles y luego se dedicó por completo en acariciarle las piernas y brindarle sexo oral a Saida, movía su lengua mágicamente de atrás hacia delante con calma, la sensación era mejor así que con velocidad, Saida en el primer roce flexionó las piernas y tensó sus manos, estas en pocos minutos fueron a parar en su frente, le gustaba lo que le hacía sentir. Sus leves gritos de placer aún se perdían con el caer del agua, Saida sentía que el tiempo pasaba cada vez más rápido, ese placer íntimo le parecía eterno pero excitante. Kanon deslizó su lengua en la parte posterior del muslo antes de levantarse y besarle el cuello, esta vez succionando por segundos cada rastro de piel.
-Voltéate.- Le dijo y Saida completó la acción haciéndole caso. Kanon puso sus manos en su espalda y la acarició de arriba abajo, le tomó una pierna e hizo que la levantara la cual apoyó en un borde de la pared. Una mano de él frotó su intimidad y luego volvió ser penetrada con facilidad, ella se aferraba más a la pared tratando de no caerse y mantenerse firme, apoyó su frente en el azulejo rociándolo con su aliento progresivo.
Ella sentía como los muslos de ambos chocaban entre sí, el agua hacia más fuerte el sonido del golpeteo constante, sus pechos estaban arrinconados en la pared también y lo consideraba mejor porque de otra forma se resbalaría.
Kanon ya sentía que la respiración le faltaba pero no deseaba detenerse, necesitaba sentirla más tiempo, sea como sea. Salió de ella besándole la espalda y la giró hacia él besándola profundamente y abrazándola con fuerza. Se hizo hacia atrás y antes de salir de la regadera cerró la llave con una velocidad impresionante y volvió a abrazar a Saida. Ambos se besaban tan frenéticamente como si su vida dependiera de ello, estaban envueltos en una excitación desquiciante. Kanon se recargó en la pared masajeando la piel de Saida con voracidad, ella hacía lo mismo y pronto sus manos avanzaban más abajo del abdomen de Kanon. Él al sentir sus manos bajar sólo hizo que aumentara su apetito sexual pero esta vez no hizo nada, deseaba ver que hacía ella. Saida optó por no mirarlo fijamente ya que si lo hacía posiblemente desistiría y se negaría. Tomó con su mano el miembro de Kanon y movía la mano en círculos y también de atrás hacia adelante, posiblemente lo hacía mal pero lo único que quería era que Kanon se sintiera bien con eso y que le gustara, era torpe pero en cuestión de tiempo sus caricias daban frutos. Kanon pasó la lengua por sus labios y por la nariz de ella, jugaba con su espalda quitándole el agua de la piel.
Saida fue agachándose más y más, sus besos suaves y su lengua limpiaban el agua de su abdomen y más abajo...cerró sus ojos y tomó virilidad con un una mano para llevárselo a la boca, el comienzo de la felación había llegado. Kanon soltó un gemido placentero con un ligero toque de alivio, las nociones eran exquisitas. Él recargó la cabeza en la pared y suspiró varias veces, su pulso seguía acelerándose. Se agachó un poco y tomó el cabello de Saida y vio como una mano de ella se elevaba por su abdomen. Kanon tomó su mano y la besó con cierta ternura, se llevó un dedo de ella a la boca con sensualidad. Él comenzaba a sentir que desfallecía, no dejaba de deleitarse.
Kanon se agachó más y le tomó de los brazos levantándola, le separó el flequillo del rostro y acarició sus mejillas.
-¿Quién te enseñó a hacer eso?.- Preguntó complacido. Saida negó evitándole la mirada. Kanon comprendió y la besó de lleno, no sabía de donde sacaba tanta fuerza pero sentía que la noche era larga y tenía que seguir aprovechándose.- ¿Estás cansada?
-Algo...-Sí que estaba cansada o al menos no lo resentía demasiado, eso lo vería en cuestión de minutos.- De verdad me extrañaste ¿verdad?
Kanon soltó una carcajada y le besó la frente.
-Te advertí que te demostraría cuanto te extrañé pero aún no acaba esto.
Kanon se separó de ella y tomó una de las toallas limpias, de hecho una de las suyas y la colocó en el suelo.
-¿Otra vez?.- Preguntó ella más para sí que para él, por desgracia habló alto.
-Hay que usar todo.
Saida rio de nervios, tendría que acostumbrarse a sus comentarios o siempre se sonrojaría y ya no estaba para esas posturas de vergüenza.
Kanon se acostó sobre la toalla boca arriba, Saida se acercó y se arrodilló a su lado. Ella se acercó a su rostro y lo observó detenidamente pasando una mano sobre su rostro.
-¿Qué haces?.- Le preguntó él.
-Ya sé que no te gusta que me porte tan cariñosa pero...
-Si me gusta.- Le interrumpió.
-Bueno...entonces...¿Por qué preguntas que hago si es más que claro?
-Fue reflejo...no estoy acostumbrado.- Esbozó media sonrisa.
-Lo sé...¿Está mal que lo haga?
Kanon negó y puso una mano en la mejilla de ella.
-No...me gusta que lo hagas tú.- Kanon se movió dándole espacio a Saida sobre la toalla, ella miró que él esperaba que se acostara a su lado y frunció ligeramente el ceño.
-¿Quieres que me acueste?
-Eso esperaba, sólo me divertí con ver tu reacción.- Sonrió más.- Pero ya descansa...yo también ya me cansé, puse la toalla porque no podemos salir de aquí...o tal vez sí pero dudo que quieras salir y que nos vean desnudos.
-Eso es cierto...
-Bueno, pues entonces acuéstate...podemos dormir.
Saida pestañeó, eso le recordó a su primera vez juntos, ese diálogo no podría olvidarlo.
-¿Dormir? ¿Quieres dormir conmigo?
-Sí...al menos que quieras continuar.
Saida suspiró lenta y profundamente. Ella avanzó sobre sus rodillas hacia Kanon y lo observó...él estaba confundido.
-No digas nada.- Dijo ella y se puso a horcajadas encima de él, sí que Kanon estaba atónito.
-¿Vas a...?.- Saida puso una mano sobre la boca de Kanon y le dedicó una sonrisa muy sincera y tierna.
-Te dije que no hables.- Ella separó su mano de Kanon y él sólo se dedicó a observarla en silencio.
Saida resopló profundamente, puso una mano sobre el pecho de Kanon y levantó las caderas, con su otra mano tomó la virilidad de Kanon la cual se había vuelto a excitar prontamente. Ella se sentó sobre este poco a poco, le dolió un poco ya que sus músculos se contrajeron. Hizo un gesto de dolor ligero.
-Si te duele no te esfuerces.- Le habló con requiebro Kanon acariciando los muslos de ella.
-Estoy bien.
Ella logró la penetración y con ellos el dolor se propagó, ambos abrieron la boca expresando el placer de nuevo.
Saida se mordió el labio inferior mientras movía las caderas de atrás hacia adelante y tratando de mantener la mirada a Kanon por un largo tiempo, tenía que hacerlo. Kanon acarició los muslos de Saida y los subías hasta sus caderas e iba a ayudarle a moverse pero ella se detuvo y negó con la cabeza.
-Deja que yo lo haga.
Kanon aceptó la propuesta y sólo se quedó ahí acostado examinando sus movimientos y sus ojos esmeraldas. Saida continuó moviéndose, se sentía muy bien haciéndolo...a su propio ritmo.
Ella puso ambas manos sobre los pectorales de Kanon encontrando apoyo mientras se movía, le era más fácil hacerlo así. Kanon tampoco estaba acostumbrado a algo tan lento como eso pero lo admiraba, le fascinaba y le derretía, sobre todo el contacto visual que no se perdía era como encantamiento, sentía como si pudiera ver a través de ellos, era un momento especial como las otras ocasiones; la primera vez fue más calmada y podría establecerse como romántica, las otras habían sido normales, los ritmos no eran ni calmados ni frenéticos y ahora después de tiempo se pelearon pero terminaron teniendo relaciones apasionadas y una que otra plática sobre sentimientos...vaya que había de todo un poco esa noche, sin mencionar el día completo, ya debería estar demasiado cansado.
Kanon ignoró ahora las palabras de Saida sobre no ayudarle pero no podía quedarse sólo mirando son hacer nada. Subió las manos tomando el vientre de ella y subiendo las manos hacia sus senos, todo con sosiego.
-Saida...
Saida se detuvo para escucharlo, parecía merecer toda su atención.
-Mande.
-No quiero que te vuelva a ir...lo digo en serio.- Kanon se sentó acercando su rostro al de ella que casi se tocaban sus labios.- Quiero seguir estando contigo...- Le selló los labios con un rápido beso y la abrazó para después caer en el suelo con suavidad.
Saida sentía bonito al escucharlo y aunque se lo haya pedido, ella no quería separarse de él de nuevo, ni siquiera lo haría por su hermana....ella se sentía plena y feliz cuando estaba cerca de él, de hecho sus mejores momentos fue cuando vivió por un tiempo en el Santuario, junto de todos los demás...su vida conoció la locura cuando conoció a Kanon y su corazón conoció un nuevo sentimiento, uno que creyó sentir por otra persona con quien estuvo a punto de casarse pero ahora todo era diferente...sabía lo que sentía y lo que quería hacer.
-Kanon.
-¿Si?
-Quiero dormir contigo.- Se acomodó sobre él con ganas de llorar, reprimió sus ojos y pronto sintió unos brazos rodearle la espalda, la petición era mutua.
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