Más que una expresión


-¡Eren! ¡Me alegra verte!.- Cassandra al ver a su antigua amiga fue inmediatamente a abrazarla, no había tenido tiempo de saludarla antes pues Milo estaba exigente respecto a la fiesta de Shaka.

-A mi también, ya esperaba verte.-Le dijo con una gran sonrisa.- Ambrosía me recibió pero también se llevó una sorpresa al verme.

-Me imagino pero me alegra que vengas a visitarnos después de mucho tiempo.- Cassandra miró a Shura quien estaba atento unos cuantos metros atrás.- Shura acércate...ella es mi mejor amiga, Eren.

Shura se acercó mostrándose amable y con un gesto saludó a la chica.

-Es un placer.- Dijo Shura. Eren lo miró y sonrió.

-¿Él es tu encantador esposo?.- Preguntó Eren en tono divertido.

-No realmente, somos pareja.- Contestó Shura y Cassandra asintió.

-¿No piensan casarse?.- Volvió a preguntar Eren muy interesada.

-No, creo que un papel no mejora una relación.- Contestó Cassandra firme.- Ven Eren, quiero presentarte a mis hijos. Cassandra tomó a Eren de la mano y la jaló a donde estaban los niños.

En otro lado del lugar estaban Camus, Milo, Aioria y Kanon. Sólo uno de ellos no compartía la felicidad que se suponía.

Milo estaba cruzado de brazos, su ceño bien fruncido y solía hacer mohines de vez en vez. Camus estaba harto de la actitud de Milo, Aioria miraba al cielo con toda la razón del mundo, sabía que meterse con Shaka era un riesgo, Kanon reía muy divertido de ver a Milo fracasar en su intento de lograr una fiesta en grande.

-Maldigo el momento de no haber traído mi móvil, este preciso instante debía ser memorable por años.- Comentaba Kanon carcajeándose. Milo lo miró con ojos de pistola.

-No te enojes demasiado Milo, pudo haber sido peor...deberías estar agradecido de que Shaka sólo te quitó uno de tus sentidos y no todos.- Añadía Aioria y pronto vieron como Milo tomaba una hoja de papel y un plumón, esperaron alrededor de un minuto hasta ver lo que Milo había creado.

"Shaka es un presunto homicida" Escribió Milo y aparte dibujó algo que parecía ser el rostro de Shaka nivel kínder.

-Tengo que conseguir un móvil, ahora vuelvo.- Dijo Kanon a paso apresurado.

Camus no dejaba de negar con la cabeza, ni porque Milo había quedado mudo dejaba de hacer uso de presencia.

-Eso te pasa por organizar una fiesta a tu manera, sólo atraes los problemas.- Comentaba Camus. Milo volvió a escribir en otra hoja de papel.

"Shaka es un malagradecido" Escribió.

Aioria daba un sorbo a su bebida cuando miró fijamente a quien estaba a unos cuantos metros atrás. Ahí estaba Shaka enfadado sin dejar de mirar a Milo con ojos sedientos de sangre, daba miedo verlo así.

-Has provocado la furia de Shaka, me va a dar pendiente dormir en mi templo, ahorita no sé de qué sea capaz.- Decía Aioria y Milo volvió a escribir algo pero en vez de enseñárselo a los demás, lo alzó para que Shaka lo observara.

"¡Dislike a Shaka!"

Shaka leyó perfectamente el mensaje, esto hizo que su coraje incrementara. Camus atento a las reacciones de Shaka, le arrebató las hojas de papel y los plumones a Milo.

-¡¿Quieres que te quite otro sentido?!...Deja de molestarlo.- Regañaba el caballero de Acuario a su amigo. Milo volvió a cruzarse de brazos y pronto le mostró su lengua a Shaka como un niño. Si le había quitado su sentido del gusto dejándolo incapaz de hablar, al menos podía mostrarle su desagrado de esa manera.

-Sigo apenada con Shaka, creo que debería disculparme ahora.- Decía Sienna a Afrodita quien estaba a su lado.

Afrodita la miraba y no podía evitar sonreír, la preocupación de la chica le parecía divertido.

-Tranquila, Shaka no te hará lo mismo que le hizo a Milo.

Sienna lo miró escéptica, era justo lo que temía después de ver cómo había tratado a Milo.

-Te parece divertido ¿no?...Tú no golpeaste a Shaka con unas latas de refresco.

-No y nunca me atrevería, ni siquiera tendría el valor de golpearlo con pelotas de goma...hay que tener cuidado con Shaka, aparenta ser tranquilo pero cuando lo atacan sabe defenderse y lastimar a los demás.

La ansiedad de Sienna no desaparecía, Afrodita estaba incrementando más el temor de la chica. Sienna se llevó los dedos a la boca y comenzó a morderse poco a poco las uñas, sus ojos verdes miraban a un Shaka molesto sentado a un extremo del lugar, nadie se atrevía a acercarse. Afrodita le tomó una de sus manos y la besó. Sienna lo miró como si su afecto fuera extraño para ella.

-¿No te molesta que todos se den cuenta por fin de lo que somos ahora?.- Le preguntó ella.

-No...creo que ya va siendo hora de que se enteren.- Puso una gran sonrisa de oreja a oreja.

Milo vio repentinamente como Afrodita tenía tomada de la mano a Sienna y como ambos estaban muy cerca. Milo hacía señas a Camus para que este mirara la romántica escena.

-¿Qué quieres?.- Le preguntó Camus pero ni le entendió por más que Milo quisiera explicarse a base de señas.- ¿Sabes qué? No te entiendo nada...toma, escribe algo pero ya no molestes a Shaka.

Milo escribió eufórico sobre el papel y se lo mostró a Camus y Aioria.

"Afrodita...¡Tiene novia!"

Los caballeros alzaron las cejas y justamente miraron a un Afrodita muy afectuoso con Sienna y ninguno de los dos parecía importarles ser vistos por todos.

-Wow...¿Esto es real?.- Preguntó Aioria tallándose los ojos. Incluso Camus estaba asombrado.

-Quien lo diría...nunca me imaginé verlos así.- Comentaba Camus y pronto vio que Milo le extendía otra hoja de papel.

"Graba a esos dos y les mostraremos al mundo que los milagros existen" Milo escribió con una gran sonrisa en su rostro.

Camus tomó la hoja de papel la cual hizo rollito y golpeó a Milo en la cabeza.

-Deja de decir tonterías que por eso terminas ganándote la enemistad de todos, y deja de gastar árboles en frases sin sentido.- Reprendía Camus.

Cerca de la mesa donde estaban las bebidas y algunos aperitivos, estaba Máscara Mortal que se lo llevaba el diablo. Desde que Shaka le quitó el sentido a Milo, no dejaba de observar a ese par de Afrodita y Sienna, verlos así de sentimentales confirmaba lo que vio aquella noche, esos dos ya tenían una relación. Máscara Mortal sentía ácido el estómago, consideraba a Afrodita un traidor y mentiroso. Apretó con fuerza su lata de soda hasta que el líquido salió por la boquilla, debía irse ya, no podía seguir viéndolos y aguantarse las ganas de atacar a Afrodita. Dejó la lata en la mesa y tomó algunas de sus cosas para luego caminar a la salida.

-¿Ya te vas?.- Sine estaba platicando con Saida y Dione quienes estaban cerca de la salida. Máscara Mortal apenas y la miró.

-Sí, no tengo ganas de estar aquí.- Dijo secamente y luego salió con rapidez azotando un poco la puerta.

-¿Es mi idea o estaba más enojado de lo normal?.- Preguntó Dione curiosa.

Saida no comprendía la situación y curiosamente su mirada se posó en su amiga Sienna. Sus ojos casi se le salen al verla sospechosamente cerca del caballero de Piscis.

-No me la creo...¡Sienna y Afrodita!.- Exclamó la pelirroja, las otras dos chicas miraron a los mencionados y entonces Sine comprendió mejor la situación.

-Ahora entiendo...- Dijo la rubia.- Por eso se fue.

-¿De qué hablas?.- Le preguntó Dione.

-Sobre Máscara Mortal, si mis sospechas son ciertas por todo lo que he visto, a Afrodita y a Máscara Mortal les gusta Sienna pero al parecer ella se decidió por Afrodita.

-¿En serio?...No me dijo nada.- Dijo Saida arrugando la nariz.

-Pues a mí tampoco, sólo que ella estaba enojada con ambos.- Comentó la rubia esperando que Máscara Mortal no cometiera ninguna locura.

-¿Te estás divirtiendo?.- Aioros estaba platicando con Danna amenamente, le gustaba hablar con ella, siempre tenía temas de conversación muy fluidos.

Danna asintió, de verdad se la estaba pasando genial. Aunque no entendió porque Milo se volvió callado de repente, no consideraba esa fiesta aburrida, a pesar de que el festejado estaba alejado de todos.

-Por supuesto, no sé qué hubiera hecho si no me hubieras invitado, seguramente tomando café y viendo películas.

-¿En serio?

-Sí...ya después dormiría, mañana toca viajar con mi familia.

-¿A dónde irías?

-Ellos viven en Italia.- Comentó la chica.

Aioros de inmediato borró aquella sonrisa de su rostro, había recordado a Nubia y la vez en que ambos fueron a Italia a buscar a su madre. Esos momentos maravillosos que pasaron no se borrarían con el tiempo, fueron los momentos exactos en que ella comenzó a enamorarse de él...y él se prendaba más de ella, haciendo lo imposible para que cambiara su visión de la vida.

-¿Estás bien Aioros? ¿Dije algo malo?.- Preguntaba la rubia algo angustiada. Aioros reaccionó y negó con la cabeza.

-Nada Danna...sólo recordé algo.- Dijo tratando de sonreír como hace momentos.- ¿Por cuántos días te vas?

-Sólo el fin de semana, regreso el domingo por la tarde...hace tiempo que no los veo.

-¿Te llevas bien con ellos?

-Por supuesto, somos muy unidos pero yo decidí vivir en Grecia por cuestiones de trabajo.- Explicaba mientras quitaba unas basurillas de su cabello rizado.

Aioros la observaba fijamente, Danna era muy diferente a Nubia, tanto físicamente como mentalmente. Danna aparentaba haber sido muy feliz desde su niñez, rodeada de su familia, de personas que la querían...lo contrario a Nubia a quien vio sufrir cuando su madre le dijo cosas hirientes. Además, a Danna parecía no importarle demostrar sus emociones, eso la hacía relucir sin embargo con Nubia fue diferente, él tenía que esforzarse para que ella cambiara su actitud con él.

-Ya veo, eso es bueno...que sean muy unidos.- Comentó Aioros. Danna asintió y luego miró su reloj.

-Lo siento Aioros, ya debo irme, mañana salgo temprano de mi casa.

-De acuerdo, te acompaño si quieres.

-No quiero molestar, además tienes que estar con Darlenne y yo no vivo lejos.

-No molestas...para mí no es un sacrificio acompañarte- Insistió Aioros mientras tomaba un suéter.

-Está bien.- Dijo Danna aceptando amablemente la proposición.

Ambos fueron a la salida, Aioros miró a Dione y se acercó a ella rápidamente.

-Dione, ahora vengo, acompañaré a Danna a su casa. ¿Puedo encargarte a Darlenne? No tardo...

-Sí está bien, yo la cuido.- Contestó Dione.

Minutos después...

Máscara Mortal había ido a la cantina que visitó la última vez, unos tragos y un buen juego de póker le calmarían un poco. Se acercó a la barra y se sentó en el primer lugar vacío que encontró. Puso sus manos sobre la madera en pose segura y determinante.

-Una cerveza.- Pidió tajante el cantinero asintió mientras servía otros tragos.

Él giró su cabeza por todo el lugar, la mujer loca que se había encontrado antes no parecía estar, sintió un alivio, no sabía que planes oscuros tenía planeado para él pero no tenía el más mínimo remordimiento de saber cuáles eran. Suspiró con alivio, lo que menos quería eran problemas con mujeres, siempre lo echaban a perder todo.

-¡Yo fui quien te ganó!.- Máscara Mortal escuchó una exclamación femenina, ni siquiera deseaba mirar hacia atrás.

-¡Eres una tramposa Marlenne!.- Gritaba un hombre mientras este golpeaba la mesa con brusquedad.- No te llevarás mi dinero.

-Sí que lo haré.- Dijo firme, no mostraba ningún miedo.- Y si no lo haces te llevará a la delegación y no tengo la menor idea de cuando salgas...recuerda que tengo contactos, no te conviene meterte conmigo.

Máscara Mortal miró por fin la escena a sus espaldas, vio efectivamente a esa mujer...o eso creía. Esta vez la mujer anfitriona de la escandalosa escena llevaba una gorra deportiva sobre la cabeza, sus cabellos largos estaban a un lado de su cara y vestía una sudadera gris, lucía muy masculina, muy diferente a la ocasión anterior pero lo que le llamó un poco la atención fue que la chica ya no tenía los ojos cubiertos con las gafas, sus ojos se podían apreciar.

El hombre frente a Marlenne sacó unos billetes y de mala gana los colocó sobre la mesa.

-Esta vez te salvas Marlenne, pero no se te ocurra volver a toparte conmigo, yo también tengo contactos.- Amenazaba el hombre alto. Marlenne hizo un ademán irónico con la mano que incitaba a una pelea.

-Me sentaré a esperar.- Se sentó en la silla recargándose con toda la tranquilidad del mundo. El hombre la miró con aborrecimiento y se marchó de ahí.

Marlenne suspiró y guardó el dinero que había sobre la mesa en sus bolsillos, luego se quitó la gorra y la puso sobre la mesa. Ella cerró los ojos e hizo su cabeza hacia atrás y luego de lado, cuando los abrió vio a Máscara Mortal quien fingió demencia cuando ella lo vio. Marlenne enarcó una ceja y levantó la cabeza, recordaba ese rostro.

Máscara Mortal bebió de la cerveza que apenas le habían entregado y casi se la acaba de un solo sorbo, era mejor irse que estar cerca de una loca. Buscó un billete en su pantalón y lo puso sobre la barra. Acto siguiente se levantó y se giró sobre sus talones para irse lo antes posible pero en eso, Marlenne se puso frente a él con pose que dictaba autoridad. Él analizaba su rostro, poseía unos grandes ojos azul celeste y sus bien marcadas cejas naturales le daban mejor forma a su rostro. En su ceja derecha poseía un piercing al igual que el costado de su nariz, la mujer era atractiva pero ruda.

-Si no me equivoco...tú eres ese hombre de la ocasión anterior.- Decía ella analizándolo. Máscara Mortal alzó los hombros con indiferencia.

-Supongo que no he de ser el único hombre al que te has topado, no sé de lo que hablas.

-Claro que sí, tú me acompañaste en el coche y fuimos a la delegación, luego saliste de mi coche sin que me percatara.

-Ya recordé, eres esa mujer obsesionada con los policías.- Dijo sin contemplaciones, ese comentario ofendió a Marlenne.

-¿Y a ti que te importa si estoy obsesionada o no?.- Preguntó exigiendo una respuesta clara.

-¿Sabes qué? Mejor me voy porque como dicen..."No te juntes con locos si no quieres ser parte de ellos"

-¿Se supone que eso es un dicho? ¿De quién?.- Puso sus manos en la cintura.

-Mío, lo acabo de inventar.- Quiso abrirse paso frente a la chica pero esta no se movió, Máscara Mortal la empujó un poco pero parecía más rígida que una tabla.- Dame permiso.

-No.- Dijo tajante.- Demuestra que eres un caballero.

Máscara Mortal enarcó una ceja y comenzó a bufar contundentemente.

-No tengo el más mínimo interés de ser cortés y atento con alguien como tú, así que déjame pasar.

-No...no lo haré porque no se me da la gana.- Máscara Mortal se había topado con una mujer que creía que todos debían obedecerla, tenía carácter firme y sentido del humor muy voluble y sarcástico, algo como él.

-No me provoques mujer que no estoy de humor como para soportar las tonterías de las mujeres.- Marlenne entrecerró los ojos y acercó su rostro a él. Mascara Mortal alzó una ceja e hizo la cabeza hacia atrás.

-¿Q-Qué haces?.- Marlenne lo miró fijamente y al cabo de unos segundos esbozó una sonrisa.

-Tus problemas son hacia una mujer, debes estar resentido por algo.

Máscara Mortal pestañeó varias veces. ¿Qué podía decir ante las suposiciones absurdas de la mujer? Aunque tuvieran algo de verdad.

-Como dije...estás loca.

-No lo estoy, yo sé que se trata de una mujer y por eso te cargas ese humor, de lo contrario, no te hubieras puesto nervioso cuando me acerqué.

-¡Ay ya déjame en paz!.- Se molestó y tomó a Marlenne de los brazos para hacerla a un lado y poder pasar pero cuando estaba por soltarla, ella le tomó también de los brazos.- ¡¿Qué quieres?!

-Una apuesta.

-No me gusta apostar.

-¿Seguro?...la otra vez vi lo contrario, no se me olvida.- Él se estaba molestando más y más, su paciencia tenía un límite y se le estaba agotando gracias a la necedad de Marlenne por meterse en cosas que no le importan.

-Dime qué quieres para poderme largar.- Dijo de mala gana.

-Ya te lo dije, apostar...- Concluyó sin soltarlo aún.

-¿Qué quieres apostar?

-Diez billetes a que esta noche me revelas la razón de tu mal genio y tu machismo.

-Ajá...y si no...¿Qué gano yo?

-Que te deje en paz...-Buscó con una mano dentro de su sudadera.- Cinco billetes y un paquete de chicles de menta.

-Eso es absurdo...yo no revelo detalles de mi vida a cualquiera.

-Eso ya lo veremos, por eso es que se llama "apuesta".- Marlenne estaba muy confiada, él presentía toda esa seguridad así que debía estar atento a no revelar detalles.

-¿Y qué me hagas lo mismo de la última vez?...estaré desquiciado.

El semblante de Marlenne demostraba negación, como si no supiera de lo que habla.

-No sé de qué me hablas...

-Sigue fingiendo, lo del paquete que fuimos a recoger ese día...estoy seguro de que se trataba de una trampa.

-Claro que no.- Máscara Mortal la miraba sin poder creerle una palabra, la chica resopló.- Si así hubiera sido, no habría funcionado.- Mintió, precisamente ese había sido su plan desesperado por recuperar su trabajo.

-¿Qué cosa no habría funcionado?

-Nada olvídalo...¿Aceptas la apuesta?.- Marlenne sacó más dinero de su pantalón y se lo mostró.- Yo pago las bebidas.

Máscara Mortal esbozó apenas una sonrisa irónica, esa mujer no iba a lograr sacarle información.

***

-¿Aquí vives?.- Preguntó Aioros mientras alzaba la mirada frente a aquel edificio de al menos cuatro pisos y acabados rústicos.

-Sí...en el segundo piso está mi humilde departamento.- Decía Danna tranquilamente.- Eres el primero en saber dónde vivo. Aioros la miró sorprendido.

-No es cierto...¿o sí?

-Es la verdad. ¿Te sorprende mucho?

-La verdad sí...¿Nadie te visita?

-No y aunque así fuera no tengo demasiado tiempo para prestarle atención, salgo del trabajo y cuando llego hago más trabajo, apenas tengo tiempo para mí.- Soltó unas risillas, en sus mejillas se marcaron unos hoyuelos de su sonrisa.

-Y...¿No te aburres?.- Danna lo observó con entretenimiento prolongado.

-No pero es comprensible que lo preguntes...me gusta mi trabajo y no me molesta nada de lo que hago, me gustan los niños y me encanta pasar tiempo con ellos.

Aioros la miraba alegre, no había duda de que era una mujer fuerte y trabajadora además de demostrar que era muy feliz. Danna al contar ese lujo de detalles se sentía animada pero poco a poco se fue calmando.

-Aunque debo confesarte que a veces me siento sola.- Dijo la chica afligida.

-¿Sola?

-Sí, me refiero a que llego a mi hogar y no hay nadie esperándome, ni siquiera una mascota ya que tengo prohibido tenerla, no sé a veces me ataca la soledad y desearía tener a alguien esperando por mí...a alguien que se alegre de verme y con quien pueda platicar.- Miró de reojo a Aioros, estaba poniéndole mucha atención.- A pesar de que eres el padre de una de mis alumnas debo decirte que eres un buen amigo, sabes escucharme y te lo agradezco mucho.

-No hay que agradecer, te considero de la misma forma además has apoyado mucho a mi hija, debería ser yo el que te lo agradezca.

Ambos se miraron, se transmitían ese agradecimiento que sentían, se tenían mucha estima desde que comenzaron a llevarse mejor.

Danna se alegraba de tener a un amigo como Aioros, se la pasaba muy bien estando a su lado y quería mucho a Darlenne. Ella desapareció su sonrisa sin despegar la vista de Aioros, no debía verlo de otra manera, no debía cambiar su punto de vista hacía él pero estaba sucediendo entre más lo miraba. Su corazón palpitaba más fuerte mientras sus ojos grises lo analizaban; sus ojos, su cabello...tanto físicamente como emocionalmente, él era una persona maravillosa, le daba toda la razón a Nubia al haberse enamorado de él incondicionalmente.

Ella cerró los ojos de pronto, era mejor entrar que seguir pensando en otras cuestiones, fingió tener un dolor de cabeza, una excusa absurda para despedirse rápidamente.

-Ya debo entrar, me está doliendo la cabeza.- Dijo Danna.

-¿En serio? ¿Demasiado?

-No, pero tengo que tomar una pastilla y luego me iré a dormir...nos vemos Aioros.- Danna dio media vuelta y subió los pequeños escalones que la conducían a la entrada del edificio pero en un movimiento torpe se le cayó su bolso y todo el contenido se esparció por el suelo.- Soy una tonta.- Dijo para sí antes de agacharse y levantar las cosas.

Aioros hizo lo mismo y le ayudó recogiendo las más alejadas y acercándose a Danna.

-Esto ocurre por querer entrar rápido.- Decía Aioros como si todo aquello le divirtiera.

-N-No es eso...

-¿No?

-Bueno sí...por mi dolor de cabeza.

-Pues si lo hacías más rápido podrías haberte caído tú...- Recogió el último objeto pero seguía en cuclillas.

Danna no dijo nada, sus nervios la habían traicionado. Guardó las cosas que recogió en la bolsa y en eso Aioros se acercó guardándolas también.

-Gracias...-Dijo Danna levantando un poco la mirada vio a Aioros muy cerca de ella. Ambos estaban en cuclillas y muy cerca el uno del otro.

Aioros se deleitó con sus ojos, eran muy cristalinos, muy puros...igual que su alma según su opinión. Él se levantó primero y luego le extendió la mano a ella para ayudarle a levantarse. Danna aceptó el gesto y luego se acomodó el bolso en el hombro, esta vez tendría cuidado.

-Nos vemos Danna, buenas noches.- Dijo él sin soltarle la mano.

-Buenas noches...Aioros...-Danna sentía un punzor en el pecho más rápido, aunque quisiera soltarse, su mano no respondía a sus pensamientos.

Aioros no estaba calmado por dentro, una ola de emociones antiguas le atacaba, ya había olvidado lo que era el sentir cosquillas en el estómago. Aioros después de varios segundos de pensar, jaló la mano de Danna y agachó la cabeza. Sus labios rozaron su nariz y luego fueron directamente a los labios. ¿Por qué lo hacía? No tenía idea pero ya lo estaba haciendo.

Danna en un mar de dudas no sabía qué hacer, todo aquello era una sorpresa muy grande. Sus labios terminaron por aceptar aquellos roces.

Mientras tanto...

Sory observaba su móvil, no había ningún rastro de vida de Giolan, ella le había marcado y enviado mensajes de texto pero nada...no deseaba hablar con ella aún, eso no le hacía sentirse nada bien.

-¿Estás bien? Te has alejado de todos.- Le preguntó Dione quien pasaba por un vaso de ponche y vio a Sory sentada en unos escalones aferrándose a la pantalla del móvil.

-La verdad es que no...es por Giolan, no quiere hablar conmigo.

-¿Desde qué pasó eso?.- Dione estaba al tanto de lo que había sucedido con Milo, Sory y Giolan, Sory se lo había platicado.

-Sí...me siento mal, le mentí y aparte le oculté cosas, sobre todo lo de mi embarazo y posteriormente el aborto que tuve.- Suspiró.- No lo tenía planeado, sólo no sabía si mencionárselo o no.

-Te entiendo pero tarde o temprano se enteraría, una situación así no es fácil de ocultar...y menos si hay un metiche que no tiene cuidado con sus palabras.- Señalaba a Milo con diversión.

Sory alzó la mirada, ladeaba la cabeza como si esta le pesara y luego guardó su móvil.

-Aún le tengo algo de resentimiento por eso pero bueno...él no sabía de Giolan y basó sus criterios en pensamientos equivocados, esos dos se pelearon y encima Giolan no me habla y ya van varios días.- Recargó su mejilla en su mano.

Dione se mordió ambos labios y luego fue a sentarse a lado de ella, presentía que esa plática sería algo larga.

-No te mortifiques tanto, hay situaciones peores, eso te lo aseguró.

Sory la miró por el rabillo del ojo.

-¿Cómo cuáles?.- Dione suspiró y palmeó un dedo en su barbilla.

-Como cuando Saga pensó a base de celos e intrigas que Aioros y yo teníamos una relación amorosa a pesar de que yo tenía una con él.- Al momento de hablar, le parecía que ese recuerdo no tenía mucho tiempo que ocurrió.- Fue un relajo...ellos dos terminaron golpeándose, Saga me creyó la peor de las mujeres y terminé viviendo con una mujer a la que yo le tenía rencor.

-Recuerdo que me platicaste hace tiempo de esto, pero no muy detalladamente...¿Y quién era esa mujer? No lo recuerdo...

-Nubia.- Sory levantó las cejas con indignación.- Fue un momento doloroso pero me hizo ser más fuerte, gracias a ello es que las conocí a ustedes y sobre lo de Giolan no te preocupes, él no te guardará odio ni nada parecido, créeme...sólo dale tiempo, apenas lleva días....cuando Saga se enojó conmigo fueron semanas.

-Viéndolo de esa manera...creo que ya no me preocuparé demasiado.- Rio un poco y Dione hizo lo mismo, se sentía bien al haber logrado sacarle una sonrisa después de tanta angustia.

-Y hablando del otro tema...creo que Milo te espió por celos.

-¿Celos?.- Preguntó consternada.

-Es mi opinión, por eso su mente le hizo imaginarse cosas que no...lo bueno es que quería protegerte o algo parecido.- Ambas miraron a Milo quien ahora había olvidado su mal genio por culpa de Shaka y se ponía a molestar a todos con sus letreros.- Después de todo lo que han pasado ustedes, a lo mejor ya te considera algo más que amiga...

Sory seguía mirando a Milo, la palabra "Amiga" era algo que siempre debía tener en la mente, esa era la única forma en que él la vería. Además con lo que habían pasado ese día de la pelea, esa noche de pasión pero sin compromisos había sido muy claro...sólo eran amigos que se estaban divirtiendo.

-No...eso es lo único que siente por mí, amistad...-Dijo la pelinegra volviendo a opacar su semblante.

***

Mientras que todo aquello ocurría en varios lados, en la cantina las cosas se habían tornado diferentes. Máscara Mortal y Marlenne se habían sentado en una mesa para dos, acompañados de varios tarros de cerveza, algunos vacíos y otros llenos. Marlenne tenía uno de ellos en su mano mientras escuchaba al hombre frente a ella quejándose.

-Y por eso me engañó...me mintió, me dijo que no le gustaba ella cuando a mis espaldas le coqueteaba.- Máscara Mortal le daba un sorbo grande a su cerveza, ya estaba ebrio y desde hace rato que le estaba contando su vida a Marlenne siendo que él se había resistido a decirle.

-Es como la décima vez que me repites esto y hay algo que no entiendo...¿Estamos hablando de lesbianismo?...Porque estás mencionando nombres femeninos, si es así, entonces tienes una suerte de guajolote.

-No es lesbianismo.- Ponía torpemente el tarro sobre la mesa.- Sienna es la mujer que me ha sacado varias canas y Afrodita es el sujeto que me engañó.

-Entonces tu amigo tiene problemas de identidad, mira que tener un nombre así y no tener el interés de cambiárselo se llama valor...si lo pienso de esa manera, tu amigo es un hombre exótico, no culpo a la chica...hasta yo quisiera conocerlo.- Claramente se burlaba y más al ver el rostro molesto de su compañero.

-¿Estás aquí para escucharme o darme palizas morales?

Marlenne puso una mano frente a ella indicando que no deseaba discutir, pero seguía riéndose. Aquel hombre recio se había doblegado después del tercer tarro de cerveza, fue algo endemoniadamente fácil. Ella tenía las mejillas algo coloradas por el alcohol pero seguía estable, sabía controlarse cuando bebía y eso le daba la seguridad cada vez que apostaba con cervezas.

-Tú sigue platicando, yo escucho.

Máscara Mortal terminó toda la bebida del tarro y luego miró a la mujer.

-Mejor tú cuenta algo...yo quiero seguir bebiendo.- Tomó otro tarro de cerveza.

Marlenne se cruzó de brazos y los apoyó sobre la mesa, estaba muy tranquila.

-Mi vida no es extraordinaria pero te contaré...¿Algo que quieras saber?

-¡Lo que sea mujer!...Podrías comenzar por tu trabajo si te es más fácil.

"¿Más fácil?" Pensó Marlenne atribulada, era justamente lo más difícil de contar.

-Bien...hace años estudié en la academia de policía, era mi sueño...me costó realizarlo pero me atrevo a decir que lloré de felicidad cuando me entregaron mi placa de policía.- A partir de ese momento, venían las palabras difíciles.- En la vida sólo esperaba dos cosas; ser policía y conocer el amor.- Máscara Mortal se ahogó con su bebida de sólo escucharla, Marlenne frunció el ceño y continuó hablando antes de que comenzara a burlarse de ella.- Como lo escuchas...sólo deseaba esas dos cosas, después de recibir mi placa conocí a un hombre que demostraba ser encantador...era el jefe de mi jefe, un superior pero además del respeto que le tenía por ser uno de los mejores oficiales, me gustaba todo de él.- Marlenne se mordió el labio, sentía veneno en si interior.- Era agradable, el hombre perfecto...me hacía sentir una mujer afortunada, así que nos casamos...y ese momento fue el exacto, reí y me dije que ya tenía todo lo que deseaba, un marido que me amaba y el trabajo de mis sueños...- Marlenne hizo una pausa en seco y volvió a beber cerveza.

-¿Y? ¿Qué más pasó?.- El efecto anestésico hacía que Máscara Mortal fuera más empático.

Marlenne se limpió la espuma de sus labios con el antebrazo, con los dos de hecho.

-La vida me dio la paliza que me merecía por creer en estupideces...ese hombre al que tanto quise me arruinó la vida, su violencia no ha parado desde hace tiempo, me hizo llorar en múltiples ocasiones...un día me cansé y fui a reportarlo pero nadie me creyó por ser el jefe, todos creían que yo me dañaba a propósito para culparlo...cuando le pedí el divorcio fue peor, me acusó de delitos que yo no cometí hasta lograr que me sacaran del departamento de policías, me quitaron la placa y ahora no podré regresar a ninguna parte.- Comenzó a bufar, deseaba tenerlo enfrente y tener la fuerza necesaria para golpearlo como muchas veces hizo con ella.-Me quitó mis sueños y lo que me quedaba en la vida...me desquicio al no poder regresar a trabajar pero más porque él no me deja en paz.

-Sigues casada ¿no?

-Sí...no vivimos juntos y ya no compartimos ese sentimiento asesino llamado "amor" de antes pero sigue molestando a mi vida, lo odio...- Expresó con amargura, no podía sentir algo diferente por ese "hombre perfecto".

-¿Todo es verdad?.- Fue lo único que preguntó después de ver como la chica se quedaba en absoluto silencio, sumergida en sus pensamientos.

Marlenne levantó la mirada, por alguna razón, la pregunta le había molestado.

-No, es mentira.- Dijo tajante. Máscara Mortal puso los ojos en blanco.

-¿Todo este tiempo me has contado una mentira?.- Estaba escéptico.

-Sí...todo lo que te acabo de contar es sólo eso, una forma divertida de hacernos perder el tiempo.- Máscara Mortal juraría que Marlenne hablaba con un ligero tono irónico pero la vida le había enseñado que era mejor no seguirle la contraria a las mujeres.

-Entonces tienes buena fluidez de lengua para inventar una historia bien estructurada.- Comentó Máscara Mortal con intenciones de que en el siguiente diálogo Marlenne terminara el tema.

-Es un talento que se gana a base de caídas.- Repuso bebiendo el último sorbo de la cerveza.- Ahora si no te importa, no vendría mal que invitaras la siguiente ronda.- Posaba el tarro vació sobre la mesa.- Se me ha acabado el dinero.

***

-Es muy callado tu amigo...¿No te parece?.- Preguntaba Eren mientras miraba a Shaka con actitud negativa.

Ambrosía lo observaba también, si bien lo conocía, sabía que estaba enojado.

-Sólo no se tomó bien la sorpresa.- Contestó.

-Hablas como si lo conocieras bien.

-Somos amigos, nos conocemos desde hace años.

Eren hizo un sonido con sus labios después de beber un trago de ponche.

-Estoy segura de que si alguien habla con él va a cambiar de opinión.- Dijo con suma seguridad. Ambrosía frunció el ceño.

-Es mejor darle su espacio por un momento más, está enfadado.

Cassandra y Shura se acercaban a las dos chicas. Eren los miró divertida pero normal, algo contrario a la forma en como los miraba Ambrosía. Ella los observaba casi con temor, ambos se habían perdido por un buen tiempo, de hecho no los vio poco después de que Shaka se revelara. Shura y Cassandra tenían los cabellos algo despeinados. Mientras que Shura se los alisaba discretamente, Cassandra no tenía inconveniente, no se tomaba la molestia de despejar las dudas.

-¿Por qué me ves así?.- Preguntó la castaña a su prima.

-¿Dónde estaban?.- Preguntó Eren después de ver que Ambrosía no decía nada.

-Discutiendo, eso hacemos a menudo.- Contestó Cassandra. Ambrosía hizo una mueca, de ser posible, Cassandra ya tendría la nariz bien grande con tantos inventos.

-Todo lo que hayan roto se los voy a cobrar.- Dijo por fin Ambrosía. La pareja los miraba tratando de disimular su indirecta.

-No solemos romper nada cuando peleamos.- Contestó Shura sin mirar a la joven.- Y si sí, no es con intención.

-Menos mal.- Expresó Ambrosía.- Desgraciadamente siempre que discuten se rompe algo.

Shura se puso rojo y Eren rio al verlo, de hecho lo seguía viendo por varios segundos más. Cassandra miró con ojos de escopeta a Ambrosía.

-¿No tienes algo más importante que hacer?...Como hablar con Shaka por ejemplo.

-N-No...él está ocupado.

Cassandra miró al rubio y de nuevo a su prima.

-Sí claro, se la pasa muy ocupado sentado en esa silla con los brazos cruzados...ármate de valor y habla con él.

¿Cuáles eran sus intenciones? Seguramente lo hacía por las indirectas que le estaba dedicando, quería molestarla.

-No se me ocurre ningún tema de conversación que le interese.

Cassandra esbozó una sonrisa que hizo desconfiar a sobre manera a Ambrosía.

-Voy a averiguarlo.- Antes de que Ambrosía pudiera detenerla, Cassandra corrió hasta Shaka a quien saludó.

Ambrosía se escondió detrás de Shura, palideció al ver que Cassandra señalaba a su dirección y Shaka los miraba. Él dijo algo corto y Cassandra asintió para luego regresar a donde estaban los demás.

-¿Qué fue lo que le dijiste?.- Demandó saber Ambrosía sin apartarse de Shura.

-Le pregunté si tenía algún problema porque hablaras con él...me dijo que no y me alegre...le dije que deseabas hablar con él sobre futuro y él dijo que precisamente de eso quería hablarte antes.

-¡¿Qué?!.- Gritó Ambrosía tan fuerte que muchos voltearon a verla, incluido Shaka.- ¡¿Por qué hiciste eso?!

-Te estás tardando en hablar con él, sólo fui a ayudarte.

-¿Cómo pudiste?...No tenías por qué hacer eso.- Le reclamaba Ambrosía.

-Yo te ayudé, ahora te toca hablar de eso con él.- Cassandra se hizo a un lado. Ambrosía miró a Shaka algo disimulada...la estaba viendo. Sus piernas le temblaban pero tenía que enfrentar aquello, no había hablado con Shaka muy bien desde lo que ocurrió aquella vez y era el momento de hablarlo...gracias a Cassandra.

Ambrosía suspiró y se alejó de Shura para caminar directo hacia Shaka. Una vez que estaba frente a él se sentó en la silla de a lado tratando de parecer natural.

-Hola.- Dijo Ambrosía...vaya avance.

-Hola.- Contestó él.

-No sé que te haya dicho exactamente Cassandra pero dudo que lo haya planteado como yo quería...- Empezó a explicar con la mirada inclinada.- No tenía la intención de hablar de lo sucedido entre nosotros aquí, de hecho no pensaba que fuera hoy.- Shaka abrió la boca para decir algo pero Ambrosía seguía explicando.- Lo que nos ocurrió fue un accidente...

Ambrosía no tuvo que decir más para que Shaka hiciera un gesto desaprobatorio.

-¿Accidente?...¿Consideras que fue un accidente?

-Bueno...no tanto así pero digamos que fuimos obligados a hacer "eso" por los aromas afrodisíacos a los que estuvimos expuestos.

-Entonces. La palabra "accidente" y "obligados" van de la mano ¿no?...es decir, fue un error.

Ambrosía no entendía porque Shaka parecía más molesto a lo recién.

-Es que...eso fue lo que pasó.- Quiso componer mejor lo que había dicho.- No es que haya sido algo malo pero tienes que reconocer que tampoco lo hicimos porque quisiéramos, porque lo hayamos decidido mutuamente.

-Tienes razón, por eso hay que olvidarlo.- Habló con sequedad, algo que nunca había hecho con ella.

-¿Te estás molestando conmigo?...Yo intento aclarar las cosas, tal vez no lo hice de buena manera pero aquí estoy...

-Sí, después de días de no dirigirme la palabra...dime...¿Qué te impulsó a decirme esto ahora?- Ambrosía enarcó una ceja.

-Cassandra me dijo que querías hablar conmigo de esto y al parecer ella te dijo algo que yo no dije.

-Cassandra me dijo que no me molestara por lo de Milo y que mejor me divirtiera como todos los demás, luego me dijo que tú pensabas que yo te rechazaría si hablabas conmigo por estar molesto...eso fue todo, como no querías hablar conmigo tampoco iba a presionarte.

-¿Eso quiere decir que nunca dijiste hablar sobre el futuro?

-No sé qué te haya dicho Cassandra pero yo no dije eso, yo también quise aclarar sus cosas en el momento pero no me lo permitías sin embargo ahorita me arrepiento de escucharte.- Se levanta de su silla con firmeza.- Tenía ideas para hacer a partir de ese momento pero mejor me las guardo.- Miró a Ambrosía por breves momentos.- Lamento el error, no vuelvo a molestarte.

Shaka se fue de ahí sin decir nada más, sin hablar con nadie más, sólo se fue ante la vista de todos...Ambrosía no entendía lo que acababa de suceder, Shaka se había molestado con ella y no sabía en que había fallado, sólo había dicho la verdad de lo que pasó aunque empleó mal sus palabras. Ambrosía miró a Cassandra con molestia, le había mentido para molestarla.

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