Mary Anne despierta

Coliseo

Máscara Mortal estaba sentado en una roca con el rostro aburrido apoyado sobre su mano, observaba como Afrodita trataba de enseñarle a Sienna sobre sus técnicas pero la plática del caballero de Piscis era más que lenta y provocaba sueño.

-Y es así como debes atacar...¿me entendiste?.- Preguntó curioso Afrodita, Sienna lo miraba escéptica, no había entendido absolutamente nada de lo que le dijo, sólo que sus ataques eran con rosas.

-Realmente no mucho.- Contestó la chica. Afrodita suspiró algo impaciente, veinte minutos de plática no sirvieron demasiado.

-Sólo tienes que concentrarte y atacar.- Se acerca a ella y le da una rosa roja. Sienna pestañeó con el ceño fruncido mientras miraba la flor.

-¿Pretendes que ataque con esto?

-Por supuesto, no es tan difícil.- Extiende los brazos a los costados.- Golpéame con eso.

-¿Cómo me dijiste?.- Preguntó sorprendida.

-Cómo te acomodes.

-Pero golpearte con esto es demasiado ligero, apenas y te darán cosquillas.

Máscara Mortal comenzó a reírse de repente por el comentario de Sienna, Afrodita la miró indignado y luego al caballero de Cáncer.

-En pocas palabras, se han burlado de tus técnicas.- Dijo divertido Máscara Mortal.

-No te metas en esto, Sienna....¡Atácame!.- Se acomodó más.

-Pero...

-¡Hazlo!.- Le ordenó.

Sienna tomó la flor y luego se la aventó a Afrodita en el pecho hasta que la flor cayó al suelo y se deshizo. Un silencio incómodo se creó hasta que Máscara Mortal estalló en risas. Afrodita lo fusiló con la mirada y luego vio a Sienna quien se encogió de hombros.

-Me dijiste que te la lanzara.- Se excusó casi contagiándose por la risa del caballero. Afrodita quiso ponerse serio pero pronto suspiró y sonrió levemente.

-Está bien, sólo es cuestión de tiempo.

-No hablarás en serio...sólo desperdicias flores...he escuchado de diferentes formas de golpear a alguien pero jamás con rosas.- Decía Sienna más seria pero el caballero de Cáncer seguía riendo a carcajadas.

-Son mortales.- Se cruzó de brazos algo ofendido.- Sólo que no entienden de su poder...

Sienna curveó los labios como creyéndole a Afrodita y luego estiró los brazos hacia el cielo.

-Bueno...si me permiten, estoy cansada y quiero comer, entrenaré mañana...hoy hice suficiente.- Decía la chica.

Máscara Mortal dejó de reír y se levantó de la roca y luego puso pose seria y determinante.

-Mañana debes estar aquí temprano.- Dijo él. Sienna asintió.- Ni un minuto tarde o será doble castigo.

Sienna bufó y se sopló los cabellos que tenía en la frente.

-Como usted diga maestro.- Dijo Sienna a modo de burla.

-Nos vemos mañana Sienna.- Se despidió Afrodita con una sonrisa sutil. Sienna lo miró y sonrió también.

-Adiós.- Ella se despidió con la mano al aire y se alejó de ahí en dirección a la morada.

Afrodita se despedía con la mano también a pesar de que Sienna ya no lo miraba, Máscara Mortal lo miró enarcando una ceja.

-Ya sé lo sientes.- Dijo el caballero y Afrodita puso semblante perplejo.

-No tengo la menor idea de que quieres decir.

-¡No te hagas el estúpido! Pones esa sonrisa y te vuelves todo un hombre encantador cuando ella está cerca...a ti te gusta.

Afrodita pestañeaba por las explicaciones que daba Máscara Mortal y cada vez más se llenaba de curiosidad.

-Más bien creo que es a ti quien te gusta.- Corrigió Afrodita y él desvió la mirada molesto.

-¡Claro que no! Sólo es mi alumna y tú aprovechas eso para acercarte a ella de otra forma.

Afrodita se encogió de hombros.

-Piensa lo que quieras, yo sólo soy amable, ella necesita apoyo y tú sólo gritas y actúas con tu típica personalidad de chico malo.

-Así aprenderá mejor, es mucho más beneficioso si yo me porto así además yo creo que así le gustan los hombres.

-No creo...

-Entonces...¿a ti te gusta?.- Demandó saber Máscara Mortal, Afrodita sólo volcó los ojos.

-Yo dudo que a ella le agrade la agresividad.- Se cruzó de brazos.

-Ya me voy, tú sólo me pones de malas.

-Pero siempre te pones así.- Se mofaba discretamente.

-Eres muy agradable.- Dijo con un toque de ironía y se va Máscara Mortal molesto y pisando firme con dirección a su templo. Afrodita resopla y pasa unas manos por su cabeza.

-Athena...ilumínalo.

Atenas, Rodorio.

1:23 p.m

Dione y Aioros ya habían terminado de comprarle las cosas necesarias para sus hijas mientras Kanon se disponía a jugar con ellas tres.

-Ya era necesario comprar esto.- Señalando la ropa.- Estas niñas ensucian todo además de romper la ropa que tenían.- Miraba como Kanon parecía un niño más junto a ellas.

-Y aparte tienen un tío muy animado.- Decía Aioros sonriendo.

-Y pensar que tener sobrinas iba a ser muy duro para él.- Recordaba las palabras que le dijo Kanon cuando volvió a ver a Dione en el hospital después de haber dado a luz y después de que lograron despertarlo de su desmayo.- Saga si lo viera no se la cree.- Sonrió ella muy levemente, Aioros la miró curioso.

-Han pasado cinco años y casi no sentí el paso del tiempo...

-Sí...ha sido difícil pero sin la ayuda de Athena y los demás, sobre todo de Kanon y tuya posiblemente me hubiera hundido en depresión.

Aioros suspiró y se sentó en una banca que había cerca, Dione le siguió haciendo lo mismo.

-Tú también me has ayudado bastante.- Decía Aioros nostálgico.

Dione miró fijamente a Darlenne quien jugaba también con Kanon y las gemelas.

-Darlenne se parece demasiado a Nubia físicamente.- Mira a Aioros quien miraba a su hija sin quitarle la vista.- Pero en personalidad se parece mucho a ti, haz hecho un buen trabajo...justo lo que Nubia hubiera querido.

-Es lo que ella quería, no quería que Darlenne se pareciera a ella...sin embargo no pierdo la costumbre de hablarle diario de su madre.- Sonrió de nuevo.- Ambos hemos hecho lo correcto en decirles quienes son verdaderamente sus padres.

Dione asintió con seguridad.

-Darlenne adora a Nubia y las gemelas a Saga...aunque a veces se me hace cruel que no puedan estar juntos, que sólo se basen en fotografías e historias.

Ambos se quedaron en silencio unos momentos, el aire les rozaba la piel y los rayos del sol no eran molestos para la vista, en conclusión, el día era bueno para haber salido a pasear.

-Aunque no sé por qué ni cómo fue que desapareció Nubia, no pierdo la esperanza de encontrarla algún día.

-Ni yo Aioros...tengo la misma esperanza que tu...

Kanon estaba persiguiendo a las niñas lentamente mientras ellas gritaban emocionadas de un lado a otro por el parque. Venus iba corriendo lo más rápido que podía, miraba hacia atrás para ver a Kanon distrayéndose por completo de lo que había enfrente, ella tropezó con una piedra y cayó de frente. Dione se levantó de donde estaba, dejó las cosas y fue hacia ella. Kanon se detuvo al ver que Venus había caído y fue con ella también, Darlenne y Brissia miraron a Venus en el suelo y tratando de levantarse.

Dione se acercó a la niña y se agachó para verla mejor.

-¿Te hiciste daño?.- Preguntó ella y Venus estaba sollozando. Con una mano se tallaba los ojos y con la otra le enseñaba a Dione su rodilla, ella la miró y vio que se había raspado.- Oh mi niña, ven.- Dione la tomó en brazos y caminaba hacia la banca.

-¿Se lastimó?.- Preguntó Kanon.

-Sólo la rodilla, lo demás fue el susto.- Contestó Dione sentando a Venus en la banca.

-Tengo un poco de agua para que le limpies la herida.- Dijo Aioros buscando la botella de plástico y un poco de papel.

Kanon se puso de cuclillas a lado de la niña y sonrió.

-Ella está bien ¿verdad?.- Venus miró aún cohibida a Kanon y gimoteaba mientras se veía su rodilla sangrando un poco.

Dione tomó un cacho de papel el cual humedeció con agua y limpiaba la herida de su hija quien movía la pierna por reflejo del ardor.

-No te muevas demasiado, te limpiaré donde te lastimaste.- Dijo Dione.- ¿Te duele?.- Venus asintió.

Darlenne y Brissia miraban a Venus.

-Mamá...a Venus le salió cátsup.- Dione, Kanon y Aioros miraban a la otra gemela perplejos.

-¿Cómo?.- Preguntó Dione incrédula.

-Si es cierto...tengo cátsup.- Afirmaba Venus llorando menos. Kanon recordó de inmediato porqué decían semejante afirmación.

Aioros comenzó a reír al escuchar a las gemelas.

-¿Por qué dicen que es cátsup?.- Preguntó Dione algo divertida por las ocurrencias. Kanon esperaba que ellas no dijeran que vieron una pelea violenta en la televisión.

-Tío Kanon sabe...¿Verdad tío?.- Dijo Brissia. Dione se giró a ver a Kanon confundida y este se puso algo nervioso pero pronto se le pasó.

-Estábamos viendo el canal de cocina.- Rio.- Pero bueno...ellas dicen que es cátsup y no hay que contradecirlas ahora, mejor las llevo a comprar el helado.

-¡Sí!.- Exclamaron las tres, Venus se entusiasmó demasiado rápido que hasta el dolor se le quitó.

-Venus...¿No que te dolía?.- Preguntó Dione al ver que ella saltaba de la banca.

-Ya no me duele.- Sonrió la niña aún con ojos húmedos y luego fue hacia Kanon.

-Iré a comprar los helados, no tardo.- Dijo Kanon y se fue con las tres niñas. Dione volvió a sentarse.

-Es increíble cómo se les pasa el dolor a los niños cuando se trata de interés.- Suspiró Dione.

-Creo que Kanon sabe cómo llevarse bien cómo tratar a las niñas.- Ambos coincidieron con la idea.

Kanon avanzaba con las tres niñas quienes reían emocionadas, los cuatro llegaron a un puesto de helados. Por obvias razones, Kanon podía observar muy bien la variedad de sabores que había, bajó la mirada y sonrió muy entretenido por ver a las niñas poniéndose de puntillas queriendo ver los helados. Kanon se agachó y cargó a Darlenne y a Brissia en cada mano para alzarlas.

-Escojan.- Les dijo y las niñas que en vez de los sabores se basaron en los colores escogieron alegremente el postre. Kanon las bajó y luego tomó con cuidado a Venus.- ¿Tú de qué quieres?.- La niña se puso un dedo en la boca viendo los helados.

-Ese.- Señaló uno de color rosa y pronto le dieron el cono con helado. Kanon bajó a Venus y se dispuso a pedir él también.

-¡El tuyo es rosa!.- Dijo Darlenne señalando el helado de Venus.

-¡El tuyo amarillo!.- Exclamó Venus.- ¿El tuyo de qué es?.- Le preguntó a Brissia.

-No sé pero sabe feo.- Hizo un puchero mientras movía la boca para tomar sabor.

-A ver.- Venus pasó el dedo por el helado y lo probó e hizo el mismo gesto que su hermana.-¡Sabe feo!.- Darlenne hizo lo mismo y aunque ella no hizo tan notorio su desagrado compartió la misma opinión de las otras dos.

-No había probado eso.- Dijo Darlenne.

-¡Tío Kanon!.- Gritó Venus y Kanon se acercaba a ellas con su cono de sabor vainilla.

-¿Qué ocurre?.- La niña le extendió el helado.

-Sabe feo.

Kanon enarcó una ceja y probó un poco de helado.

-Con razón, es de menta...-Dijo Kanon al tomarle sabor.- Toma, te doy el mío.- Le dio su cono y la niña lo probó quedando fascinada con el sabor y luego se fue feliz con las otras dos.

Kanon suspiró, se la estaba pasando bien en ese parque, ya le faltaba tomar aire fresco...hace días que no salía para pasársela bien y menos para estar relajado en compañía de unas niñas. Kanon, el hombre malo que engañó a un dios y a varios más ahora era feliz junto a niños, quien lo diría.

-A ti te conozco.- Kanon despertó de sus recuerdos y dio media vuelta para encontrarse con unos ojos grises. Él dudó por un momento que fuera a él a quien se dirigía esa chica pero por su mirada fija era claro que sí.

-Yo...tal vez te equivocas.- La chica bajita sonrió con aire benévolo.

-Sí, seguro que no te acuerdas.

Kanon se extrañó demasiado por la seguridad con la que le hablaba la chica que dudó de sí mismo...¿La conocía? ¿De dónde?.- Él la examinó con la mirada, la chica era muy bonita, sus ojos plomizos contrastaban con su cabello color malva el cual estaba recogido con una trenza larga. Su forma de vestir era algo mezclado, usaba una blusa de manga larga sin escote que aparentaba ser reservada pero también llevaba una falda que le quedaba por encima de las rodillas.

-Si me recuerdas quien eres o de donde te conozco me ayudarías.- Dijo Kanon y la chica se acercó a él.

-¿Lo digo en voz alta?.- Preguntó con voz melosa. Kanon sabía que esa chica la estaba coqueteando de todas las maneras posibles.

Kanon levantó las cejas sorprendido al ver el atrevimiento de la chica cada vez que se acercaba a él.

-Actúas con demasiada confianza.

-No tendría por qué no hacerlo...¿te acuerdas que hace años...?.- La chica le hizo una seña para que se acercara. Kanon con algo de desconfianza lo hizo y la chica le susurró al oído algo que hizo que él abriera más sus ojos. Kanon se separó de ella y la miró de nuevo de pies a cabeza.- ¿Ya te acordaste de mí?...soy Vivienne.

Kanon resopló, para nada se había acordado de ella ni porque la vio pero por el recordatorio que le hizo la chica rememoró que la primera vez que regresaba al Santuario para quedarse con Saga se había ido a flirtear con una mujer y luego habían ido a casa de ella donde hicieron de todo menos conocerse formalmente.

Hospital.

Una mujer estaba en la sala de espera con los brazos cruzados y con un semblante que expresaba una clara frustración. Revisaba su móvil y luego lo puso en su oído, pronto empezó a escuchar el buzón de voz. Ella separó el móvil y estuvo a punto de arrojarlo de coraje pero sólo lo guardó en su bolso y se volvió a acomodar en el asiento.

-¡Maldito Camus!...sigue rechazándome.- Denirha estaba muy molesta, desde hace años que Camus se portaba indiferente y cortante, no quería estar junto de ella y eso le hervía la sangre.

Aunque ya hayan pasado muchos años a ella le seguía gustando demasiado y no podía alejar la idea de estar con Camus de nuevo, se había convertido en su obsesión y no le importaba sólo que había un obstáculo...Mary Anne...Denirha sentía más coraje hacia ella, la consideraba una muerta en vida pero Camus tenía otra opinión acerca de eso. Camus seguía visitando a Mary Anne y ella siempre lo vigilaba e intentaba acercarse pero nada...sólo habría una forma para que él dejara de importarle Mary Anne y esa opción era muy fácil, sólo bastaba con entrar a su habitación.

-¿Usted es familiar?.- Le preguntó una enfermera a Denirha quien puso rostro falso, lleno de preocupación.

-No pero soy su amiga, he andado varias veces por aquí pero hoy me voy de Atenas y quisiera verla por última vez.

La enfermera miró a Denirha unos momentos y luego asintió.

-Muy bien, por ahora no tiene visitas así que sólo podrá entrar unos minutos.- Denirha asintió y de inmediato se levantó de donde estaba.

-No tardaré demasiado.- Reía internamente mientras seguía a la enfermera hasta la habitación de Mary Anne.

Ambas entraron a la habitación, Denirha miró despectivamente a Mary Anne quien seguía sin reaccionar.

-La dejaré sola.- Dijo la enfermera quien pronto salió de ahí dejando a Denirha.

Ella dejó su bolso en la silla cerca de la camilla y luego volvió a dedicarle a Mary Anne una de esas tantas miradas de odio que se había guardado.

-Hasta suerte tienes...pareciera que los años no pasaron para ti.- Dijo Denirha mirando el delicado rostro de la francesa. Ella tomó una parte del cabello de Mary Anne y la apretó con fuerza.- Siempre quisiste opacarme demostrándole a todos esa carita de ángel estúpido que te cargas pero siempre he estado delante de ti, tú sólo eres un estorbo para mí...te demostré que puedo hacerles creer a todos lo importante que soy, creí que me había deshecho de ti pero años después vuelves a meterte en mi camino con Camus...él pobre idiota cree que despertarás algún día pero tendrá que comprender que eso no podrá suceder.- Denirha avanzó hacia el otro extremo de la camilla donde estaban los aparatos.- ¿Sabes? No pretendo ser mala sólo que creo que es innecesario que estés conectada a esto si pareces más que un muerto.- Denirha puso la mano detrás de los aparatos buscando algún interruptor o algo que apagara los aparatos.- No me importaría ir a la cárcel por esto...porque me sentiría más satisfecha verte lejos de este mundo.- Ella sonrió mirando a Mary Anne y luego estaba por apagar los aparatos cuando vio que alguien se acercaba, ella rápidamente cerró el oxígeno y luego se tuvo que alejar.- Maldita sea mi suerte.- Dijo para sí y una enfermera entró.

-Oh disculpe, no pensé que hubiera alguien.- Dijo la mujer.

-Como sea, yo me voy luego vengo.- Denirha avanzó hacia la salida y tomando su bolso, seguía maldiciendo por lo bajo y esperando que Mary Anne muriera pronto mientras ella se iría antes de que la enfermera se diera cuenta de la falta de oxígeno.

La enfermera se acercó a Mary Anne para acomodarle la sábana y la almohada, la mujer estaba por irse cuando vio algo que le sorprendió demasiado.

Denirha estaba afuera en el pasillo, estaba nerviosa y ansiosa, de no ser por esa enfermera pudo haberse cerciorado de que Mary Anne estaba muriendo.

-¡Doctor!.- Exclamó la enfermera que interrumpió a Denirha. Ella miró a la enfermera y no supo qué hacer ni que decir.

El médico encargado de revisar a Mary Anne se acercó impresionado por la actitud de la enfermera. Denirha aprovechando que la ignoraban quiso alejarse.

-¿Qué ocurre?.- Preguntó Haziel.

-La paciente de la 102, está despertando.

Denirha se detuvo en seco al escuchar eso, algo parecido a ácido roseaba todo su interior, se giró lentamente para ver a la enfermera y el médico quienes se iban hacia esa habitación. Ella apretando los dientes y encajando sus uñas en la piel fue a seguirlos donde se asomó por la puerta.

Haziel revisó el pulso de Mary Anne y le tomó la mano la cual se movía constantemente.

-Puede ser que sólo sean reflejos.- Dijo Haziel a la enfermera luego el detalló la respiración de la chica la cual era más rápida. Haziel revisó el oxígeno y se percató de que este estaba cerrado.- ¿Quién cerró esto?

La enfermera se encogió de hombros.

-Yo no fui y no vi a nadie que lo hiciera.

Denirha afuera observaba sigilosamente todo.

Haziel miró a Mary Anne después de que volvieron a abrir el oxígeno, él pasó una mano por su frente y la acarició con su dedo pulgar.

-¿Fue falsa alarma?.- Preguntó la enfermera. Haziel sin apartar la vista asintió dubitativo.

-Al parecer sí pero hay que seguir observándola, después de cinco años ha reaccionado, no todo está perdido.

Haziel estaba por alejarse pero se sorprendió más cuando vio que los ojos de Mary Anne se movían como si estuvieran dudosos de abrirse.

-Está despertando.- Dijo la enfermera mirando impresionada.

Mary Anne abrió los ojos un poco y lo primero que vio fue a la enfermera atónita y luego a Haziel quien volvió a tomarle la mano.

-Tendré que revisarla mejor, esto es una mejor señal.- Dijo Haziel ya más seguro de que Mary Anne despertaba por completo.

Denirha apretaba su bolso con sus manos, cada vez que hacía algo en contra de alguien pareciera que la vida jugaba irónicamente con ella.

Mientras tanto...

Ambrosía estaba en su casa cocinando mientras escuchaba música relajante o eso esperaba porque a esas alturas era algo imposible. Cassandra estaba tratando de dormir, había sido un día muy cansado para ella...en conclusión, más cansado que los otros días, ser madre había sido un cambio drástico a su vida; dormía menos, ya no comía la comida chatarra que tanto deseaba porque no tenía tiempo siquiera de pensar en ello. Ella se había encerrado en la habitación suplicándole a Buda que la dejaran dormir por lo menos una hora.

Ambrosía estaba colocando la comida en la mesa mientras se quitaba los guantes de cocina y el mandil, miraba su creación con orgullo y apreciaba el aroma que desprendía, sabía que no le iba a gustar a Cassandra pero ya que le dejó como niñera sin su consentimiento era lo mínimo que se merecía, comer algo que le encantaba. Ella se acercó a la alacena y sacó unos platos y unos vasos que estaban hasta atrás del mueble, ella se puso de puntillas para alcanzarlos. De inmediato sintió como como le jalaban la blusa y su vista se centró en esa personita.

-¿Qué sucede Franco?.- Le preguntó al pequeño.

-Quiero comer.

Ambrosía suspiró y asintió con la cabeza.

-Ahorita te doy algo, siéntate.

Franco obedeció y jaló la silla del comedor y con algo de dificultad se sentó todo tranquilo esperando a que Ambrosía le diera algo de comer.

Ambrosía aparte de lidiar con el trabajo no querido de niñera tenía que soportar las críticas de Cassandra y de Franco con respecto a su comida...Franco era el hijo de Shura y Cassandra, sus ojos eran grises y su cabello oscuro como el del padre y su personalidad era una mezcla de ambos, podía ser serio y reservado pero cuando quería podía ser muy directo y honesto. Ella terminó de bajar los vasos y le dio uno de plástico a Franco con agua natural y le sirvió un poco de ensalada al niño, ella se sentía algo torpe mostrándole casi temor a Franco pero lo que menos quería escuchar eran palabras que le bajaran la moral.

-Aquí tienes.- Le dijo y luego se sentó a su lado. Franco miró el plato de comida con rostro neutral. Ambrosía bebía del agua sin dejar de verlo, era cuestión de momentos para que él hablara pero sólo se limitó a observarla.- Es comida por si te lo preguntas.

Franco no dijo nada y tomó el tenedor de plástico y comenzó a comer, podía ser un niño de cuatro años pero era inteligente, Ambrosía no podía estar más presionada cuando estaba sola prácticamente con Franco...

Empezó a escucharse sollozos y pronto lloriqueos, Ambrosía casi dejaba caer la cara encima de su comida.

-Estoy segura de que no se va a levantar.- Dijo para sí Ambrosía levantándose y caminando con dirección a su habitación.

Dentro de ahí vio que Joel estaba llorando sobre su cama...Ambrosía respiraba profundamente y contaba hasta diez o hasta que se le pasara esa frustración, Cassandra encima de que la dejó como cuidadora infantil se iba a dormir y le dejaba al niño en su recámara.

Ambrosía tomó al niño entre brazos meciéndolo.

-Ya no llores.- Le decía al niño quien aún no dejaba de llorar.

-Quiero...mamá....-Seguía sollozando.

Joel era el segundo hijo de Cassandra y Shura...se habían llevado una sorpresa de nueva cuenta cuando se enteraron pero lo tomaron de la mejor manera.

Ella salió de su recámara y vio que Franco estaba parado frente a ella con galletas en la mano. Ambrosía miró el plato de comida del niño, apenas había probado la mitad.

-Estoy segura de que no te gustó.- El niño negó y luego fue a ver la televisión la cual puso a un volumen razonable.- No por favor, por lo que más quieras...no le dejes ahí.- Suplicaba Ambrosía, se sentía fastidiada de siempre tener que ver el canal infantil con canciones pegajosas que no se quitaba de la cabeza.

El timbre de la casa sonó y Ambrosía empezó a agradecer a Buda mentalmente mientras iba caminando hacia la puerta.

-Ojalá sea tu papá.- Dijo pero al abrir la puerta se encontró con Shaka quien se quedó algo sorprendido por ver que Ambrosía casi tenía un tic en el ojo.

-Creo que hoy no es tu día.- Con esa frase Shaka resumió lo que Ambrosía consideraba. Ella se hizo a un lado para que Shaka entrara.- ¿Y Cassandra?

-Seguro que durmiendo plácidamente mientras yo me encargo de ellos.- Shaka miró a los dos niños.- Moriré joven a falta de paciencia...

-Se supone que la paciencia es una de tus virtudes.

-Eso creía también hasta que ellos nacieron y yo me titularon como "cuidadora de niños".

Shaka sonrió algo fascinado por lo que veía. Ambrosía no compartía tan emoción, claro...no comprendía lo que era vivir a diario con niños y compartir la falta de sueño de su madre cada vez que lloraban. Cassandra no había querido irse con Shura al Santuario por lo que permaneció viviendo con Ambrosía. Shura se había enojado con Cassandra por la decisión llena de orgullo que impuso pero terminó por irse con ella aunque por las tardes se iba al Santuario.

-Te voy a ayudar...¿Ya comiste?

-No...eso iba a hacer pero mis planes no salieron como quería.

Shaka extendió los brazos y Ambrosía le dio a Joel, este ya se había calmado un poco.

-Ve a comer, yo me quedó aquí cuidando un rato de los dos.

-¿En...serio?

-Sí mi sentido de la intuición no me falla puedo ver que tienes mucha hambre.

Ambrosía asintió dudosa, era cierto pero le halagaba el hecho de que comprendiera eso más allá de las palabras.

-Gracias Shaka, no tardo.- Se fue en dirección a la cocina mientras Shaka suspiraba y se sentaba en el sofá junto a Franco y con Joel en brazos.

Parque.

Las gemelas y Darlenne estaban en los juegos, ya habían terminado su helado y ahora se habían dedicado a jugar en los columpios y en la resbaladilla. Darlenne se sentó en lo alto de la resbaladilla mientras las gemelas estaban paradas detrás de ellas.

-Tío Kanon está hablando con alguien.- Dijo Brissia mirando a Kanon platicando con Vivienne.

-No sé quien sea.- Dijo Venus mirando también.

-Creo que aún no se acaba su helado.- Añadía Darlenne.

-Les dije que sabía feo.- Hizo un gesto Venus.

-Sí sabía feo...vamos a ver con quien está hablando tío Kanon.- Dijo Brissia.

-O podemos seguir jugando.- Propuso Darlenne moviendo los pies.

-Está bien.- Dijeron las gemelas y las tres se aventaron de la resbaladilla. Iban a volver a subirse cuando alguien le jaló de los cabellos a Brissia.

-¡Oye!.- Exclamó la niña y vio a cuatro niños delante de ella.- ¿Tú quién eres?.- Le preguntó a quien le jaló los cabellos, esos niños parecían tener mayor edad que ellas tres.

-No te voy a decir, ahora quítense que queremos jugar.

Brissia frunció el ceño.

-No...nosotras también queremos jugar.

El niño se enojó y volvió a jalarle los cabellos pero con más fuerza. Darlenne y Venus estaban arriba de la resbaladilla y vieron que molestaban a Brissia. Él levantó la mirada y vio a las otras dos.

-Esas quienes son.

-Es mi hermana y mi amiga.- Respondió Brissia. El niño miró a Brissia y de inmediato comenzó a reírse de ella.

-Eres más fea que tu hermana.- Le dijo y Brissia se sintió mal por el comentario, primero apretó los puños enojada pero ese sentimiento cambió a uno triste, sus ojos comenzaron a mojarse.

Darlenne se aventó por la resbaladilla al ver como Brissia comenzaba a llorar y luego fue con ella.

-No la molesten.- Dijo Darlenne y el niño la miró fijamente.

-A ti te conozco...

-No es cierto.- Dijo Darlenne abrazando a Brissia.

-Si te conozco, eres la niña que no tiene mamá.

Darlenne al escuchar las palabras sintió como si su pequeño corazón se rompiera, le habían dado en donde le dolía-

-N-No es cierto.- Negó Darlenne.

-Sí es cierto, siempre estás con tu papá y mi mamá dice que tu mamá murió.

Darlenne apretaba los labios y luego comenzó a llorar.

-No es cierto.- Dijo entre lágrimas. Los niños comenzaron a reírse de ella mientras la señalaban con el dedo, esa humillación le dolía más.

-Mejor vámonos, que se queden aquí la niña sin mamá.- Los niños se fueron mientras se seguían burlando de ella.

Venus bajó de la resbaladilla y vio que las dos estaban llorando entonces fue e avisarle a Kanon quien no se dio cuenta de lo sucedido.

Kanon estaba mirando a la joven, se sentía incómodo...no sabía ni de qué hablar con ella, no podía preguntarle como había estado si sólo habían tenido relaciones pasajeras, ni su nombre sabía hasta que ella lo mencionó, si se lo dijo en aquella ocasión sería un misterio.

-Y...¿Qué haces por aquí?.- Preguntó rompiendo el hielo.

-Estaba paseando, hoy es un día hermoso y veo que tengo suerte porque me topé contigo.

Kanon pestañeó varias veces, no se acordaba cuando fue la última vez que se sintió acosado.

-Vaya...pues yo nunca me imaginé volver a verte.

-Si supongo pero tal parece que las cosas no son como uno las piensa.- Sonrió.

Kanon desvió la mirada y le dio una mordida al helado el cual ya estaba casi deshecho. Vivienne miraba fijamente a Kanon se acercó más a él.

-¿Ahora qué?.- Preguntó de repente, ni siquiera lo pensó.

Vivienne no dijo nada pero se le acercaba peligrosamente al rostro, Kanon la miraba, podía deducir claramente lo que ella quería hacer. Vivienne estaba a centímetros de los labios de Kanon cuando fue claramente interrumpida.

Venus se acercó y abrazó a Kanon empujando un poco a la chica quien al ver a la niña pestañeó con incredulidad.

-¿Qué...pasó?.- Preguntó Kanon a Venus.

-Ven.- Comenzó a jalarlo de la mano.- Brissia y Darlenne están llorando.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Ven.- Insistía Venus sin decirle más y viendo a Vivienne con curiosidad.

Vivienne miró a Kanon sorprendida y luego de nuevo a la niña, se parecían demasiado...

-En seguida vengo.- Dijo Kanon levantándose de la banca y yendo con Venus junto a las demás.- ¿Qué les pasó?

Las niñas no querían decir nada, se sentían mal.

-Unos niños las molestaron.- Dijo Venus. Kanon suspiró y paso una mano por su cuello.

-Ya veo...¿les dijeron algo?.- Brissia negó al igual que Darlenne pero los ánimos no cambiaban.

Venus volteó a ver a Vivienne quien los miraba detenidamente.

-De acuerdo, creo que será mejor que nos vayamos.- Les dijo Kanon a las niñas y estas asintieron y luego se fueron con él.

Vivienne vio que él se acercaba a ella con tres niñas y luego se levantó de la banca.

-¿Todo bien?.- Preguntó ella.

-Sí, sólo que unos niños las molestaron.

Venus miraba aún a la chica y se abrazó de la pierna de Kanon, Brissia hizo lo mismo pero porque aún se sentía cohibida, Darlenne se limpiaba los ojos.

-¿Son...tus hijas?

-N-No...son mis sobrinas.- Contestó Kanon riendo.

-Vámonos papá.- Dijo Venus jalándole del pantalón. Vivienne enarcó una ceja y miró a Kanon quien estaba perplejo.

-¿Papá?.- Preguntó Kanon incrédulo.

-¡Papá! ¡Vámonos!.- Insistió Venus sintiendo a Vivienne como una amenaza.

-Entonces...¿No son tus hijas? Porque se parecen a ti.

-No lo son, son de mi hermano gemelo...pero yo las cuido.

-Oh.- Expresó Vivienne dudando en creerle o no.- Bueno...creo que quieren irse ya.

-Si, ha sido un largo día.- Dijo Kanon.- Pues me voy...adiós.

-Espera...-Kanon volvió a mirarla fijamente.- ¿Podemos vernos al rato?

-¿Cómo?

-Sí...digo no para nada de la otra vez, sólo tómalo como una cita.

Kanon se quedó pensando...¿Cita? Sólo con una persona había tenido ese tipo de relación, una chica que había ocupado sus pensamientos y hasta podría decir que sus sentimientos...Saida, de nuevo estaba ahí pensando en ella mientras hablaba con otra mujer. Saida seguramente está haciendo su vida olvidándose de él mientras él no podía quitársela de la cabeza, Kanon suspiró con algo de molestia al pensar esto.

-Si...está bien.- Contestó y Vivienne puso una sonrisa demasiado pegajosa.

-¿Te parece bien si nos vemos aquí mismo? A las ocho estaría bien.

-Sí...

-Bueno, nos vemos.- Vivienne se acercó a Kanon y se puso de puntillas para besarle la mejilla. Él se puso algo nervioso pero mantuvo su postura seria. Las niñas miraron a Kanon y luego a Vivienne, las gemelas miraban molestas a la chica quien al parecer se dio cuenta.

-¡Papá ya vámonos!.- Gritó Venus jalando de la ropa a Kanon y este terminó por avanzar.

Vivienne los miró alejarse y suspiró algo intrigada...¿Serían sus hijas?...bueno, no importaba a pesar de los años él seguía conservando ese atractivo enloquecedor.

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