Maldad y deseos del alma - Parte 2
Nota: No había actualizado un capítulo así mientras estaba en la Universidad, así que aquí lo tienen y espero que les guste :)
Lo prometido es deuda.
********************************************************************
Marín estaba en compañía con su hijo dando un recorrido por el parque, Arjen había estado llorando mucho tiempo y supuso que se trataba porque quería salir; aparentemente estaba en lo cierto. Arjen iba en la carriola y soltaba varias risillas mientras andaban, Marín sonrió al contagiarse por la felicidad de su hijo, lo único que lamentaba era que Aioria no estuviera con ellos. Últimamente estaban muy tensos y las discusiones aumentaban, uno de los motivos por los que Aioria estaba así era por su obsesión por la vida sentimental de Aioros desde que Nubia apareció. Podía comprender que se preocupaba por él y no quería verlo sufrir por culpa de ella, después de todo, para la mayoría Nubia era una mala mujer y madre pero Marín no opinaba tanto así. Ella había sido consciente de cómo había amado a su hija como para haberla dejado sin razón alguna, para haber desaparecido por completo. Marín dejaba abiertas muchas posibilidades, Aioria no y eso lo enloquecía. Marín se desquiciaba por eso porque Aioros ya era un adulto y sabría qué decisiones tomar y Aioria estaba descuidando lo que alguna vez fue su prioridad; su familia. Se volvió desatento, egoísta y mucho más orgulloso, no quería escuchar a nadie y formaba sus propias conclusiones sólo con la "intuición" sin hechos verídicos. Por eso ella prefería estar sola por las tardes, por lo menos.
Sin embargo, no quería que su hijo sintiera la distancia de su padre, quizás podría poner más de su parte para recuperar al Aioria atento que amaba. Sacó su móvil con la idea de llamar a Aioria y pedirle que se reunieran en el parque pero se percató de que su móvil se había quedado sin batería. Resopló con lamentaciones.
-Esto no está pintando nada bien.- Dijo para ella.
-Hola.- Marín escuchó un saludo cerca, dudó en que fuera dirigido para ella hasta que se volvió a escuchar más cerca. Buscó con la mirada al responsable y vio a un joven alto y rubio sonriéndole.- Sí eres tú, por un momento creí que me había confundido.
-Hola...eres...
-Euler, nos conocimos en el supermercado en la sección de shampoo.
-Oh sí, ya lo recuerdo.- Sonrió.
El joven se agachó para saludar a Arjen quien se mostró amistoso con el rubio.
-¿Qué te pareció el shampoo?.- Se levantó volviendo a ver a Marín.
-Bien, gracias por recomendarlo...aunque fuera por el color.
Euler echó una risa algo fuerte pero agradable.
-Es mi estilo y la verdad.
-Me imagino. ¿Y qué andas haciendo por aquí?
-Comprando algunos víveres, estoy de descanso. ¿Ustedes solos de nuevo?
Marón sonrió de lado con una actitud más apagada.
-Por ahora sí, iba a pedirle a mi esposo que viniera con nosotros pero...
-Pero...¿Qué?
-Me he quedado sin batería.- Quiso mostrarse con humor.- Creo que tendré que regresar a casa.
-¿Sorpresa familiar?
Marín no entendía cómo ella podía hablar tan confiada con ese joven que apenas y conocía pero su intuición no le advertía nada malo acerca de él.
-Sí...para pasar tiempo juntos pero no tengo otra opción, debo irme.
-Te presto mi móvil para que lo llames.- Propuso sacando su celular.
-No no, gracias.- Negó inmediatamente, conocía bien a Aioria y sabía que si aceptaba esa ayuda por parte de él, Aioria exigiría saber de quien era ese número.
-¿Vives muy lejos?.- Marín tardó en responder, de sólo bajar al pueblo era de una hora.- Podríamos ir a cargar tu móvil en mi casa.
-No, de verdad no...te agradezco pero...
-No tienes qué preocuparte, no soy un secuestrador ni nada parecido, sólo quiero ayudarte, no es conveniente que andes sin batería, podrías tener una emergencia o tu esposo podría llamarte y si no le responder se preocupará. Déjalo cargar diez minutos por lo menos.- Marín no se animaba a aceptar pero su consejo tenía mucha veracidad.- Mi departamento está ahí.- Señaló un edificio cercano.- No te tienes qué preocupar por la distancia.
Marín se tomó algunos segundos para decidirse, aceptar su ayuda no tenía nada de malo y podría ahorrarse mucho tiempo.
-Está bien.
***
Marlenne terminaba de sujetarse su largo cabello en una coleta alta, cepilló las puntas y vio que en el cepillo quedaban muchos mechones de cabello. Analizó el incidente y volvió a cepillar; más mechones quedaron atorados. Los empezó a quitar con sus dedos y supo que esos cabellos eran sólo de esa mañana. Ignoró el hecho y salió del baño inmediatamente. Tomó las llaves de su coche y sus cigarrillos, abrió la puerta y se metió. Quedó sin moverse un buen rato y al fin se colocó un cigarro en la boca y sacó su encendedor para prenderlo.
-¡Sal de ahí!.- Marlenne se asustó y dejó caer el encendedor cuando Aston golpeó la ventana de su coche, justo a lado de ella.- ¡Tenemos qué hablar!
-No tengo nada qué hablar contigo ni me pienso bajar del coche.- Dijo desde dentro. Aston enfadado siguió golpeando la ventana con su porra, Marlenne eufórica intentó colocar las llaves y arrancar pero el tiempo la venció, Aston había logrado romper el vidrio.
-¡Sal del maldito coche!.- Repitió con más furia. Marlenne se resistió y quiso avanzar hacia el otro asiento pero Aston la tomó de la blusa y el brazo y la jaló hasta sacarla del coche. Una vez afuera, él le tomó del cuello con mucha fuerza, Marlenne sintió que la piel le quemaba.- Entremos a la casa y más te vale no hacer un alboroto.
Marlenne no tuvo tiempo ni de pensar en ironías como las que había dicho y hecho Aston porque intentaba soltarse de su agarre. Entraron a la casa y él la aventó fuertemente.
-Déjame en paz Aston...¡No tienes nada qué hacer aquí!.- Exclamó Marlenne intentando mantener la distancia.
-¿Ah no? Te recuerdo que esta es mi casa.
-Es mía, yo la estuve pagando.
-A mi nombre, lo que la hace mía.- Marlenne apretó los dientes.- ¿Se puede saber qué te propones? ¿Acaso quieres contarles a todos lo que te hago?
-No sé de qué me estás hablando.- Marlenne discretamente estaba tratando de llegar a donde tenía su arma escondida.
-Tu hermana me llamó para preguntarme si estabas bien y que era mejor que yo me alejara de ti...sin mencionar a la estúpida de tu abuela.- Caminaba lentamene hacia ella.
-Yo no les dije nada.
-No te creo...pero lo que sí puedo garantizar es que no te atreverás a volver a decir nada porque sí lo haces, te voy a matar.
-¡Tus amenazas no me sirven de nada! Muchas veces me has amenazado con lo mismo y sigo viva.- Extendió los brazos hacia arriba.
-No por mucho.- Aston corrió hacia ella. Marlenne llegó hasta un mueblecito de madera donde abrió un cajón pero no alcanzó a tomar el arma.- Aston la jaló de los cabellos y la hizo caer de espaldas, ahí en el suelo la pateó dos veces y la abofeteó fuertemente hasta hacerla sangrar. Le tomó de la camisa y puso un dedo frente a su cara.- No estoy jugando Marlenne, no quieras hacerte la lista conmigo porque no lo eres...sólo eres una fracasada muerta de hambre.- Marlenne alzó sus manos hacia su rostro como protección y no dijo nada.- Decidiste tenerme de enemigo y sabes bien que yo no perdono nunca...no te daré jamás el divorcio y espero que no intentes burlarte de mí ni hacerte la víctima con nadie, otra más de esas y no vendré a esta casa sólo a golpearte.
Aston la soltó con fuerza que Marlenne golpeó su cabeza con el suelo. Ella pasó sus dedos a un lado de su boca y nariz, sus dedos se llenaron de sangre. Marlenne bufaba de frustración y odio, sin siquiera levantarse golpeó el suelo con sus manos. ¿Por cuánto tiempo más tenía qué soportar ese infierno?
***
Saga se sentía contento de caminar de nuevo por ese lugar, estaban a nada de llegar al Santuario y estaba bastante nervioso, nunca se había sentido así y eso se debía a que pronto conocería a sus hijas por fin. Dione le tomó de la mano, podía aspirar el nerviosismo de Saga.
-Tiemblas más que una gelatina recién hecha.- Bromeó. Saga esbozó media sonrisa.
-¿Y si no me aceptan?
-Saga...ya te lo he dicho.- Le tomó su rostro con sus manos.- Ellas te adoran, nunca les mentí sobre ti...estarán felices de poder conocerte.
Saga tomó una de las manos de Dione y le besó los dedos.
-Espero que así sea.- Dione se puso de puntillas para besarle la mejilla mientras Saga veía hacia enfrente y quedó tenso.- Ese es...
Dione se giró hacia sus espaldas y vio que Aioria iba en camino hacia el pueblo...hacia ellos.
-Es Aioria.- Respondió. Dione se veía tranquila e incluso feliz de ver a su amigo pero Saga no opinaba lo mismo, incluso intentaba moverse lejos de ahí.-¿A dónde quieres ir?
-A escondernos.
-Pero...es Aioria.- Se resistía a moverse.- Él también se enterará de la verdad, no tenemos porqué escondernos.
-Lo sé pero recuerda que no soy de alta estima para él y si me ve aquí ahora, hará muchas preguntas a su estilo y es llamando la atención y utilizar la agresión, además, él me vio como Zacros.- Dijo y las palabras cobraban sentido en Dione.- No me escuchará...prefiero hablar con Athena o con Shion primero y explicarles.
-Sí, tienes razón, será mejor esperar ese momento.- Dijo y ambos se fueron a esconder detrás de unas rocas.
Ambos vieron pasar a Aioria con una actitud algo estresante y sumergido en sus pensamientos. Dione lo veía marcharse, él parecía haber salido de una discusión. ¡Si no lo conociera!
Aioria sacó su móvil y realizó una llamada la cual no fue recibida, insistió una vez más y el resultado fue el mismo.
-Marín. ¿Dónde estás? ¿Por qué no respondes el móvil? Voy a recoger a Darlenne a la escuela y quisiera que fuéramos a comprar un helado con Arjen...cuando escuches el mensaje, llámame.- Colgó y siguió su camino con más estrés.
-No se ve muy bien.- Comentó Saga.
-Algo debió haberle ocurrido...debemos ir.
-¿Eh? ¿A dónde?
-Sólo sígueme, iremos por las niñas a la escuela y luego a ver a alguien antes de ir al Santuario.
-¿A alguien? ¿A quién?
-A Saida...luego te lo explico, es algo que había olvidado.
No quiso negarse al verla así ni tampoco porque él quería verlas por fin, era el encuentro que más anhelaba tener.
***
Castillo
Érebo sonreía complacido. Hizo un movimiento con su mano y las doncellas se levantaron de sus lugares con la cabeza gacha.
-Váyanse, déjenme solo.- Ordenó apacible. Hicieron una reverencia y caminaron hacia la salida mientras Érebo fijaba su vista en una de ellas.- Kesia...tú quédate.- La mujer se detuvo de repente y esperó a que todas las chicas salieran de la habitación para poder girarse. Se acercó nuevamente hacia él con pasos cortos y las manos entrelazadas. Se detuvo aún con la vista clavada en el suelo.
-¿Sí...señor?
Érebo se levantó de su cómoda y bajó los escalones hasta llegar a ella. Estiró su mano y movió uno de los mechones de su cabello con sus dedos.
-No es necesario que me hables con tanta formalidad ahora.- Dijo y regresó a sentarse de nuevo. Kesia alzó la mirada viéndolo por fin.- He sentido tu indiferencia últimamente, ni siquiera te atreves a mirarme.
-Te muestro mis respetos, al igual que a todas las demás, no deseo que me vean diferente.
-Una cosa es la postura con los demás y otra conmigo.- Respondió al comentario.- Me debes lealtad a mí no a otros, ya te lo he explicado.- Kesia asintió aceptando.- Acércate más.- Kesia obedeció y subió hasta él, arrodillándose ante él.- ¿Sabes de qué me he enterado?
-No...no lo sé.- Érebo rio.
-Que Aricia liberó a unos esclavos y que tú fuiste cómplice.- Kesia puso la mirada demasiado expresiva y sintió que la sangre se le congelaba.- Habló del esclavo de Zacros y de la mujer que ingresó al castillo. ¿Los recuerdas?
Kesia no se atrevía ni a negarle ni a afirmarle, eso era considerado traición y Érebo no era de los que perdonaban esas situaciones. Tragó saliva y aferró más su vista en el suelo.
-Sí los recuerdo.- Fue lo único que respondió y después de eso, un gran silencio volvió a hacerse presente. Érebo le tomó de la barbilla con consideración y alzó su rostro.
-Si no puedes responderme, tal vez puedas mirarme.- Dejó escapar todo el aliento que tenía comprimido; ya podía esperarse lo peor pero aun así lo hizo. Levantó su mirada gris y de inmediato se cruzó con la amarilla de él, sintió electricidad recorrerle por el cuerpo. Érebo esbozo media sonrisa.- Tú mirada nunca miente.- La soltó.
-No deseaba fallarle, es sólo que...ellos no pertenecen aquí.
-Nadie lo es y no por eso deben ser libres.- Kesia volvió a tragar saliva, esta vez con mayor dificultad.- Sin embargo no creo que hayas tú dado esa orden, puedo asegurar que fue Cereby.
-Ella opina lo mismo, el hombre ya había sufrido y permanecido aquí por años y esa mujer sólo era un capricho de Zacros, de ahí en fuera no hay nada importante con ellos.
-Me parece que Cereby no aprendió la situación a pesar de estar encadenada y ahora que está libre, toma decisiones sobre las mías.
-Está en el calabozo, no es libre.- Respondió sin pensar y a pesar de que se arrepintió enseguida por lo que dijo, no lo hizo presente.
-Respetas mucho a Cereby, más de lo que puedes respetarme a mí.
-No, por supuesto que no.- Negó algo exaltada la suposición.- Respeto a la señora Cereby y a pesar de que no estoy de acuerdo en cómo la tratan, mi lealtad está con usted, soy su esclava a fin de cuentas.
-Yo no utilizo esa palabra contigo.- Dijo tomando el brazo de Kesia y halándola a él, ella se levantó quedando más cerca de Érebo.-Antes de aprisionar a Cereby le serviste pero desde entonces me sirves a mí. ¿O no?
-Sí.
Érebo sentó a Kesia en su regazo y deslizó las manos desde la cintura hasta arriba, rozando la espalda y los pechos. Ella sintió temor porque sus manos le rodearon el cuello.
-He tenido mucha consideración contigo y lo que siento por ti no lo siento por nadie más, a mí es a quien no debes traicionar.
Kesia sintió más fuerza sobre su cuello, puso sus manos en los antebrazos de él como un método pasivo para defenderse.
-Perdón, mi intención no fue traicionarlo cuando ellos fueron liberados.
-No, no me estás entendiendo...a mí me da igual si escaparon o no, la traición sería para Nix en todo caso.-La acercó más a su rostro.- Lo que me molesta es que tomen decisiones que no les corresponden, esas las tomo yo y sé que lo entiendes.- Kesia asintió aun con las manos sobre su cuello.- Así que no lo vuelvas a hacer, sólo nos tenemos tú y yo. ¿Cierto?
-Sí...no lo traicionaré.- Érebo sonrió y terminó por besarla, con sed de su boca. Su deseo estaba en cada movimiento. Separó sus manos del cuello y con una de ellas bajó las hombreras del vestido dejando los hombros descubiertos.
-Eres la única a la que respeto, a la que aprecio y a la que beso y con esa misma intensidad puedo actuar si me fallas.
-No te fallaré de nuevo ni mucho menos te traicionaré.
-Que así sea.- Érebo comenzó a besar todo el contorno del cuello y los hombros con vehemencia.
Kesia cerró los ojos sintiendo los roces húmedos de su lengua contra su piel y aquellas sensaciones de placer que emanaban sobre ella y eliminaban el miedo que recientemente sintió. Enredó sus dedos en el cabello oscuro del dios y se dejó guiar como siempre por lo que sentía.
Érebo era un dios cruel en todos los sentidos, todos le tenían miedo, incluso ella pero a pesar de eso, Kesia era la única que conocía el lado más perceptible de Érebo. Su lealtad estaba dividida entre Cereby y Érebo pero en su corazón sólo estaba él.
***
Atenas, Grecia
-Te lo agradezco mucho pero insisto en que es una molestia.- Dijo Marín con Arjen en sus brazos mientras que Euler cargaba la carriola por los escalones.
-No es problema, como dije, sólo será un momento.
Euler sacó las llaves de su bolsillo y prosiguió a abrir la puerta del apartamento. Marín entró al lugar y vio que este estaba ordenado, limpio y tenía una apariencia sencilla pero aparentemente cómoda a pesar de ser pequeño, demasiado en comparación con el templo.
-¿Vives aquí solo?
-Sí, ha sido mi hogar desde que cumplí diecisiete, es increíble cómo pasa el tiempo.- Dejaba la carriola en el suelo.- Han pasado doce años desde entonces.
-¿En serio? Es increíble. ¿Y qué hay de tu familia?- Euler se puso serio.
-No sé de ellos desde que tuve doce años, fue algo difícil pero logré salir de eso solo.
-L-Lo siento.- Dijo apenada.
-No te preocupes.- Recuperó la compostura.- Préstame tu móvil, lo pondré a cargar y mientras tanto, podremos conversar un momento más.
***
Escuela.
Kanon esperaba cerca de la escuela a que salieran las gemelas, últimamente lo hacia Sine pero esta vez quiso recuperar su papel. Había descuidado demasiado a las niñas y con lo que pasó el día anterior se percató de que él era lo único que tenían hasta que Dione apareciera sin mencionar el amor fraternal e incondicional que sentía por ambas. Iba a dedicarse a ellas, a encontrar a Dione y a resolver los asuntos pendientes con Saida cuando estuvieran listos. ¿Cómo iba a resolver todo eso al mismo tiempo? No tenía idea pero ya había perdido demasiado tiempo.
Aioria se acercó a él cuando lo vio perdido en sus pensamientos en vez de poner atención a los niños que iban saliendo.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí?.- Preguntó despertando a Kanon de su letargo.
-Apenas llegue.- Respondió cortante.- ¿Y tú que haces aquí? ¿Tu hijo ya cumplió cinco años?.- Ironizó.
-Vengo por Darlenne, Aioros no se sentía muy bien.
-No es un buen día para todos. ¿Qué le pasa a él?.- Aioria suspiró enfadado.
-Mujeres, especialmente una.
Kanon alzó las cejas asintiendo, ya sabía el rumbo de lo que le contó.
-Muchos tenemos problemas con una...al menos tú no.
-Un poco.- Confesó.-Pero todo normal, creo que estamos bien a pesar de las discusiones...
-Si un consejo te puedo dar y eso que yo no soy el más indicado para hablar de eso, es que nunca la lastimes ni hagas suposiciones de nada.
-Entiendo, experiencias propias... Marín es una gran mujer y madre, la aprecio y no la lastimaré.
-Cumple lo que has dicho y valórala, a veces el origen de los problemas es la idiotez de los hombres.
Las palabras no eran más que experiencia propia y reciente y la conversación motivadora no pudo extenderse más debido a que las gemelas y Darlenne ya habían salido de la escuela y al ver a Kanon se acercaron corriendo. Brissia y Venus abrazaron a su tío y Darlenne se acercó a Aioria con confusión por no ser Aioros quien fue a recogerla.
-¡Tío Kanon! ¡Viniste!.- Exclamó emocionada Brissia.
-¡Estamos muy felices de verte!.- Continuó Venus.
-Yo también.- Sonrió Kanon.
-¿Seguirás viniendo por nosotras?.- Preguntó Venus.
-Sí, volverá a hacer como antes.
-¿Iremos por helado?.- Brissia puso sus manos en su carita con emoción.
-¿Por qué no? Vamos por helado.- Afirmó Kanon y las gemelas saltaron de alegría.- ¿Vas a ir Aioria?
Aioria no estaba muy convencido pero al ver a Darlenne conteniendo su emoción no tuvo el valor para negarse.
-Vayamos.- Respondió Aioria. Todos ya iban a emprender su camino hacia el parque cuando Danna fue caminando rápido hacia ellos.
-Hola, me asusté, vi a las niñas salir rápido de la escuela en vez de esperarme a que las acompañara.- Se explicó mientras que buscaba a Aioros con la mirada.- ¿Aioros no vino contigo?
-No, se quedó en el templo, no se siente muy bien.- Respondió Aioria con la esperanza de que su hermano y ella hablaran.
-¿Por qué? ¿Qué le pasó?
-Está muy triste, le duele la cabeza pero el deseo de hablar con alguien, quizás lo haga sentir mejor si tú vas.- Kanon volcó los ojos al escuchar a Aioria hablar así.
-¿Papá se siente mal?.- Preguntó Darlenne viendo a su tío.
-Sí pero no es nada de qué preocuparse.- Dijo corrigiendo su error, no recordaba que estaba con Darlenne.
-Pobrecito, será lo mejor que vaya a verlo pero tengo que ir a casa por algunas cosas, no tardaré demasiado e iré en camino.
-Muy bien, por favor, hazlo entrar en razón.
Danna asintió sin saber muy bien a qué se estaba refiriendo Aioria. Tomó su bolso y caminó rápido hacia su casa. Aioria y Kanon se quedaron ahí sólo un poco más.
-Aioria, eres un buen caballero pero como cupido eres un desastre.- Le dijo Kanon con toda honestidad.
***
Marlenne giraba el cuello varias veces esperando que este se relajara. Daba un sorbo grande del ron y volvía a masajear su cuello. Le dolían los costados de su cuerpo y el estómago, justo debajo de las costillas. No llevaba la mitad de su día y ya era un asco. Últimamente dormía menos de lo que ya estaba acostumbrada y eso se debía a la distancia que tenía con su hermana, si existía alguien a quien respetaba y apreciaba, era a Vivienne y a su abuela; no tenía a nadie más en el mundo. A pesar de su carácter irascible, era demasiado vulnerable. Su hermana no se había reunido con ella, no había viso a su abuela desde hace años y el que todavía era su esposo la seguía amenazando por diversión.
-No tendrías que estar aquí ¿cierto?.- Preguntó el cantinero. Marlenne suspiró y vio al hombre detrás de sus gafas oscuras.
-Estoy de descanso y trato de disfrutarlo en grande.- Dijo con voz apagada.
-Se nota que te diviertes.- Dijo el hombre irónico.-¿Y qué tal te va en...? ¿Dónde dijiste que estabas trabajando?
-En el Santuario, estoy de guardia.
-Es un lugar muy raro pero al menos así, espero que dejes esa obsesión por regresar a la comisaría, te tiene muy mal.- Marlenne tornó la mirada con hastió.-¿Te has dado cuenta que estás cada vez más delgada y con la piel más amarilla? No pierdas más tiempo y ve al médico.
-¿No tienes que seguir trabajando?- Le preguntó con la intención de que entendiera que había temas de los que no quería hablar además del poco humor con el que se encontraba. El hombre resopló abatido.
-No digas que no te lo advertí, ve con un médico.- Dijo y entró a una bodega.
Marlenne torció la boca tratando de ignorar las palabras del hombre. Ya había notado que su cuerpo estaba cambiando y más durante la mañana pero tenía cosas más importantes en qué pensar. Bebió un poco de ron y su boca le ardió por entro debido al golpe que había recibido.
La campana del establecimiento sonó, estaba ingresando un cliente más. Marlenne no iba a preguntarse qué otro loco y ansioso sujeto, además de ella, iba a beber algo a esas horas, así que siguió bebiendo. El cantinero salió de la bodega.
-¿Le ofrezco algo?
-Ginebra está bien.
Marlenne arrugó la frente y giró a ver a la mujer que había entrado; ahí estaba Nubia quien ignoró su presencia.
-Vaya vaya...así que no te habías ido tan lejos.-Nubia vio a Marlenne y maldijo por dentro, había estado segura que no la volvería a ver.-¿No pudiste salir de Grecia?.- Se burló aunque internamente lamentaba no tener su arma.
-Eso no te importa.
-Claro que sí...si te ven aquí, podrías tener problemas...
-Eso si me descubren.ó algo.
-Yo ya lo hice, sino quieres que le cuente a nadie más, quiero que me ayudes con lo que te pedí.
Una risa molesta salió de la boca de Nubia, plantó su mano en la barra y se giró por el banquillo.
-Escucha una sola cosa, a mí nadie me dice qué es lo que tengo que hacer y es una pena que no pueda ayudarte.
Marlenne se levantó haciendo muecas por el dolor pero aún así empujó a Nubia del banco, ella estuvo casi por caerse de espaldas, sus ojos irradiaban violencia.
-¡¿Qué mierda crees que estás haciendo?! ¡No sabes con quien te estás metiendo!
-¡Y tú tampoco!
-¿Qué está pasando aquí?.- Preguntó el cantinero alarmado.-No quiero problemas en mi local...váyanse las dos.
Ambas chicas se estaban retando con la mirada, ninguna iba a dejar amedrentarse por la otra. Sin más remedio, salieron del establecimiento y una vez afuera, cada una quiso dejar las cosas en claro pero había demasiadas personas caminando de un lado a otro y claramente Nubia no quería llamar más la atención. Dio media vuelta y siguió su camino, Marlenne aceleró el paso para ponerse frente a ella.
-No te vayas, aún no terminamos de hablar.
-Déjame en paz y será mejor que te apartes de mi vista.- Advirtió.- No se me ha olvidado que me manipulaste e impacientaste mientras estaba encerrada en el Santuario.
-Tú también eres una manipuladora pero yo soy más persuasiva y no te dejaré ir hasta que me ayudes.
Nubia veía de reojo cómo algunas personas se les quedaban mirando pues Marlenne alzaba la voz cada vez más. Resopló con irritación.
"Y yo que consideraba a Dione una molestia" Pensó Nubia.
-No tengo mucho tiempo para hacer caridades, será en otra ocasión y mejor baja la voz...
-A mí no me gusta recibir órdenes de prófugos.
-¡¿Qué es lo que quieres?!.- Demandó saber con violencia, su paciencia había llegado a su límite.- Puedes ir a contarles a todos que me has visto, no me importa y no necesito de chantajes de una persona como tú.
-Sí, podría decirles a todos que te he visto y recordarles porqué sigues aquí...pero no pienso pelear contigo ni tenerte como enemiga.
Nubia alzó la ceja y cruzó sus brazos bajo su pecho, esa mujer se parecía a ella que podía afirmar que algo estaba tramando.
-Seguramente es por ese hombre que tanto te perturba.- Concluyó Nubia.
-No olvidaste lo que te dije, así que sí, es por él.. Marlenne tocó suavemente y con discreción cerca de sus costillas, Nubia la analizó y sospechó algo.
-¿Y qué quieres que yo haga? ¿Lo seduzco y lo humillo para que obtengas tu venganza? Eso es demasiado cliché.
-En este momento, mis intenciones sin más oscuras pero no estaría mal un encuentro entre ustedes.
-No me acostaré con él.- Se burló sin lamentaciones.
-No me refiero a eso, podríamos hablar en otro lugar, en mi casa está bien.
-Tengo muchos asuntos que resolver y que son más importantes que una venganza marital.
-Podría proponerte un trato.- Marlenne sacó sus cigarrillos y le ofreció uno a Nubia el cual aceptó algo curiosa.
-¿De qué hablas?
-Hablemos en otro lugar, vayamos a mi casa y ahí te explicaré todo.
***
-¡Yo quiero de chocolate!
-¡Yo de fresa!
Gritaban las gemelas mientras Kanon pedía los helados y Aioria le entregaba el suyo a Darlenne. Kanon les entregó los helados y las niñas guardaron el más placentero silencio mientras comían.
-Comprarles helado es garantía de que se calmen pero si lo hago siempre me quedaré en bancarrota.- Dijo Kanon a modo de broma.
-Y eso que son tus sobrinas, te aseguro que si fueran tus hijas sería diferente.
-Quizás.- Dijo mostrándose fuerte ante el tema.
-A propósito Kanon. ¿Nunca has imaginado tener un hijo? En el Santuario poco a poco aparecen nuevos integrantes.- Kanon suspiró y estuvo a punto de marcharse junto con el dolor reciente. Pensaba en lo idiota que era Aioria por abrir y palpar la herida como si lo disfrutara pero no podía quejarse ni golpearlo porque no sabía nada de lo sucedido. Él alzó la mirada y vio a dos chicas observándolos en complicidad y sonriendo. Sin necesidad de avisar, Aioria se percató de lo mismo y enseguida vio a Kanon.- Esas chicas te están mirando.
-Querrás decir "nos" están mirando.- Corrigió.
-Pero...estamos con las niñas, por lo menos deberían disimular.- Kanon se rio en seco.
-Los hombres que parecen solteros y pasean con niños resultan ser seres afrodisiacos para las mujeres.- Dijo indiferente y concentrándose en seguir comiendo helado. Aioria frunció el ceño.
-¿Y tú te muestran tan frío al respecto? Juraría que te acercarías a ella de no ser porque ya entablaste tus sentimientos con alguien.- Kanon alzó la mirada y suspiró.
-Sí, eso era antes...en otras circunstancias, habría utilizado a mis sobrinas para conquistar a cuanta mujer se me cruzara enfrente.- Al decir esto, las gemelas dejaron de comer helado por un segundo y vieron horriblemente a Kanon. Él se dio cuenta y negó con una sonrisa nerviosa indicándoles que estaba bromeando. Mientras tanto, Aioria seguía viendo con inquietud a las chicas.- ¿Qué te pasa?
-Nada, es sólo que...hace tiempo que no me pasaba algo así.
-Porque estás con Marín y casi no sales del Santuario.- Kanon analizó bien a Aioria y lucía orgulloso porque lo miraran, le gustaba que lo hicieran.
Aioria ya con una sonrisa coqueta en los labios volteó de lado por reflejo y aquella sensación juguetona se borró de inmediato.
Marín estaba saliendo de un complejo con Arjen, ella lucía tan alegre y radiante y tras de ella apareció un joven alto y rubio que compartía la misma emoción. Le hirvió la sangre cuando vio que ambos se miraban largamente y compartían esa sonrisa. Kanon se percató de que Aioria estaba muy tenso y pronto comprendió porque.
-Te agradezco mucho lo que hiciste, ahora mi teléfono está cargado un poco.
-Lo suficiente para que lo tengas encendido hasta que llegues a casa o hasta que te comuniques con tu esposo.- Continuó Euler.- Y no es nada, es un gusto poder ayudarte.
-Gracias.- Repitió.- Ya tengo que irme, debo llamarlo.- Euler asintió.
-Es un hombre afortunado.
-¿Cómo?
-Tu esposo, es un hombre afortunado por tener a una hermosa y maravillosa mujer a su lado.
Marín se puso roja de vergüenza, hacía tanto tiempo que alguien no le decía algo así, ni siquiera Aioria, fue inevitable no sentirse halagada. Se despidió rápido y con nerviosismo y se fue de allí con Arjen de nuevo en la carriola.
Kanon vio de reojo de nuevo a Aioria quien veía con ira a los dos mientras se iban separando. Se puso enfrente como defensa ante lo que posiblemente iba a pasar.
-¡Son unos malditos! ¡Ese infeliz bastardo!
-Cálmate Aioria,no creo que haya pasado algo.
-¡¿Estás ciego?! ¡Iban saliendo de ese hotel!.- Exclamó con furia y muchos se les quedaron viendo incluso las niñas se asustaron de verlo así.
-Aioria, eso no es un hotel y te repito, no creo que haya pasado algo entre ellos.
-¡¿Entonces qué pasó?! ¡Ni siquiera sé quien es y ella no tendría que estar saliendo de allí! ¡Y luego se llevó a mi hijo!.- Aioria ya iba directo a enfrentar a Marín pero Kanon lo detuvo con fuerza y más aún porque las niñas ya querían llorar por verlo tan agresivo.- ¡Déjame idiota!
-Estás viendo cosas donde no las hay, todo debe tener una explicación...no cometas mi error porque e vas a arrepentir, habla con ella.
Aioria se alejó de Kanon con violencia y casi lo golpea pero apenas y se contuvo.
-¡No hay nada qué explicar! ¡Su teléfono lo tenía apagado y ahora sé porqué!- Aioria vio a Darlenne con ojos llorosos y se llevó las manos a la cabeza.- Llévate a Darlenne contigo.- Dio media vuelta a regañadientes y pisando firme.
-¿A dónde vas Aioria? ¿Qué vas a hacer?
Él no respondió, se alejó mientras los demás lo veían con temor y abrían paso. Kanon se sobó las sienes, si no eran sus problemas con los que tenía que lidiar, eran de otros.
-No lloren niñas, todo está bien...vayamos a otro lado.
*******************************************************************
Woooow!!!! ¡Qué venga la lluvia de teorías!
Hola!!!
¿Cómo están? Aquí con una nueva actualización y podemos apreciar como poco a poco van tomando varios giros la vida de los personajes y como siempre,me gustaría saber qué piensan.
¿Cómo creen que estuvo la reacción de Aioria y de Marín? ¿Qué pasa con estos dos? Como vemos, tienen problemas que no son superficiales.
También vimos un lado "lindo" de Érebo con Kesia, una de ustedes me pidió que pusiera una parte sobre ellos dos (Por cierto, Hola!!! y espero que comentes para recordar que fuiste tú :)). Les explico que en el capítulo de "Omake 2 Memorias" viene una explicación de algunos personajes como estos dos y en ellos se explica que Érebo siente algo por Kesia quien es su doncella personal pero ella también le sirve a la madre de Nix y Némesis (Cereby). ¿A quien le deberá su lealtad realmente?
Cielos!! Yo siento que escribo mucho y me falan muchas partes por colocar como a Milo y Sory, Shaka y Ambrosía (será algo épico xD), alpobre y olvidado Dohko y Shion, Nubia y Aioros y un montón de cosas más!!! y espero colocarlas pronto.
Espero les haya gustado y no olviden votar y comentar, me agrada y me pone muy feliz que sigan esta historia fielmente -:)
Nos leemos luego!!!
Abrazos y besos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top