Hablemos de sentimientos


7:12 a.m

Marlenne iba conduciendo su coche desde hace ya varios minutos y no había despegado la vista del frente. Cuando empezó a salir el sol, se colocó las gafas oscuras y nada más. Máscara Mortal tampoco decía nada, estaba de brazos cruzados y observaba el exterior que había a su derecha.

Cuando ambos habían despertado casi una hora atrás no se dijeron absolutamente nada, sólo tomaron sus pertenencias y comenzaron a vestirse. Máscara Mortal estaba por bajarse del coche pero Marlenne había acelerado un poco, sólo le indicó con la mano que no se bajara.

Marlenne ya había llegado al centro de Atenas, estaba tan tranquilo por ser tan temprano y eso le gustaba, tanta pasividad y soledad por las calles eran agradables. Ella por fin miró a su acompañante de reojo, lo veía molesto y no sabía por qué y tampoco iba a preguntarle.

-¿De aquí a dónde?.- Preguntó ásperamente la chica.

-Déjame aquí.- Contestó de la misma forma y Marlenne frenó de golpe. Él molesto y fastidiado se aguantó las ganas de discutir, no estaba de humor y deseaba dormir. Puso la mano en la manija y recordó que la puerta no abría.- Voy a pasar.- Dijo él inclinándose hacia ella, sus palabras eran indirectas para que Marlenne le diera acceso fácil a la salida sin embargo ella no se movió.

-Espero no volver a repetir lo mismo.- Dijo de la nada.- Fue un error.

-Evidentemente...ahora dame permiso.- Dijo indiferente.

Marlenne hizo una mueca y luego bajó del coche. Máscara Mortal salió de él también y sin despedirse ya estaba por alejarse.

-Oye...yo...quisiera hablar contigo...-La voz de Marlenne sonaba entrecortada y la manera en cómo movía sus manos demostraba ansiedad...ansiedad por hablar de algo.

-Ah...¿En serio?.- Preguntó irónico.

-Sí...de verdad, quisiera hablar con alguien...y que mejor que tú...después de todo...

-Pues búscate a alguien más, yo ya no tengo tiempo.- Siguió avanzando y aunque Marlenne seguía hablando con la intención de que le hiciera caso, él la ignoró por completo y aceleró el paso para luego meterse entre calles. Estaba cansado y escuchar a esa mujer hablar le dolía la cabeza, era mejor no verla más.

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Templo de Géminis.

8:43 a.m

FLASH

Saida estaba detrás de una puerta de apariencia antigua y color marrón. La textura era lastimosa y el olor era de penetrante humedad. Saida se mantenía de pie sin saber qué estaba haciendo ahí. Miraba a ambos lados pero todo estaba oscuro...lo único visible era esa gran puerta. Un ruido hueco se escuchaba detrás de la puerta y eso hizo que su corazón se agitará más.

-¿Hay alguien ahí?.- Preguntó acercándose más a la puerta, más ruidos se escucharon.- ¿Hay alguien ahí?.- Volvió a preguntar y los ruidos se detuvieron de golpe. Saida comenzó a asustarse más cuando empezó a escucharse una respiración agitada. A pesar de lo que sentía, ella se acercó más y más hasta colocar sus manos sobre la madera húmeda.- ¿Quién eres?

-Tú sabes quién soy...- Contestó la voz...era una mujer sin dudas. Saida se separó un poco de la puerta, aquella voz sonaba alarmante.

-No lo sé...por favor...dime quién eres...-La voz dejó de escucharse pero las respiración continuaban.- ¿Puedo ayudarte en algo?

-No...más bien creo que tú eres la que necesita ayuda.- La confesión le hizo un nudo en la garganta a Saida.

-¿A qué te refieres?

-A la verdad...necesitarás ayuda para controlar esto sin embargo...yo no me daría tantas esperanzas.- Continuaba diciendo y Saida a pesar de la desconfianza, se sentía interesada por aquella voz y volvió a colocar sus manos sobre la puerta.- Tu destino ya está marcado...siempre lo estuvo.

-No te entiendo, no sé qué me quieres decir con todo esto...¿Por qué mi destino ya está marcado?

-Entra...-Dijo la voz susurrando.

-¿Cómo?

-Entra...y averígualo...- Volvió a incitar.

Saida armándose de valor y sumergida en una curiosidad que armaba su instinto empujó la puerta poco a poco, la estaba abriendo lentamente y un chirrido molesto enardecía. Cuando la puerta quedó totalmente abierta, Saida se esforzó por visualizar mejor lo que había dentro y cuando identificó todo se quedó helada.

En el suelo habían muchos cuerpos inmovibles y manchados de sangre, claramente muertos. Saida retrocedió unos cuantos pasos completamente aterrorizada, deseaba salir corriendo cuanto antes pero algo más estaba frente a ella, dándole la espalda.

En sus tobillos había cadenas ensartadas en el suelo. Al ver sus manos, en una de ellas tenía espada manchada de sangre y la otra mano estaba de la misma manera.

-Tú...

-La justicia se ha llevado a cabo.- Mencionó aquella mujer adivinando lo que iba a expresar Saida.

¡¿Tú hiciste...esto?!.- Preguntó exaltada Saida.

La mujer frente a ella fue girándose hasta verla a los ojos, Saida abrió su boca lo más que su impresión le permitía.

-Tú lo hiciste...-Contestó con una gran sonrisa en su rostro. Saida había visto quien estaba frente a ella, era ella misma.

FIN FLASH

-¡No! ¡No! ¡No!.- Gritaba Saida mientras manoteaba y pataleaba.

-¡Saida! ¡Despierta!

-¡No!

-¡Tranquilízate!.- Saida abrió sus ojos, estos estaban mojados por las lágrimas. Frente a ella estaba Kanon tomándola de los hombros y esforzándose por calmarla.- Tranquila...-Le dijo más sutilmente. Saida se aseguraba de estar en el templo de Géminis y no en ese lugar tan tétrico y misterioso que había visto, todo parecía tan real que incluso pensaba que su sueño era ver a Kanon frente a ella con semblante preocupado.- ¿Estás mejor?.- Le acarició la mejilla mientras limpiaba esas lágrimas sobrevivientes.

-S-Sí...-Contestó dudosa.- Eso creo...- Kanon observaba detenidamente sus reacciones, no mostraba seguridad.

-Fue una pesadilla, todo está bien.- Alentaba. Saida pasó su mano sobre su rostro, la sensación amarga aún la tenía presente.- Estás pálida....¿Qué fue lo que estabas soñando?

-Fue algo...horrible...yo...-Estaba por explicarle todo lo que vio en su sueño pero de momento se arrepintió, el pensamiento de que Kanon tomaría aquello como minoría no iba a ser de ayuda así que distorsionó la verdad, después de todo había sido una pesadilla.- Presenciaba un accidente...eso es todo.

Kanon enarcó una ceja totalmente incrédulo, un accidente no podía ser demasiado alarmante como para ponerla así.

-¿Un accidente? ¿Quién estaba involucrado?

-No sé...no lo conozco.- Dijo evitándole la mirada.

-Debió ser muy horrible entonces como para ponerte así.

-Sí...lo fue.- Dijo tras un largo suspiro.- Lamento haberte despertado.

-Ya estaba despertando pero me espanté al escucharte gritar.- Confesaba Kanon y pocos segundos después, Dione salía de la habitación apresurada.

-¿Qué pasó aquí? ¿Están bien?...Escuché a alguien gritar.- Decía Dione angustiada.

-Fui yo...tuve una pesadilla, lo siento...-Dijo apenada la pelirroja.

-Menos mal.- Suspiró Dione.- Yo pensé que había pasado algo malo.

-No quería despertar a nadie, se verdad los siento.- Repetía Saida.

-No te preocupes, no hay problema.- Dione estiró los brazos y bostezó.- Me ha dado algo de hambre...¿Ustedes van a desayunar?

-Yo también tengo hambre, no creo poder esperar hasta después.- Mencionaba Kanon mientras se levantaba del suelo. Dione iba hacia la cocina y Kanon iba hacia allá también pero antes miró de nuevo a Saida pensativa.- Ya no pienses en eso, es algo ficticio...- Saida levantó el rostro para mirar a Kanon.

-Lo sé...

-¿Vas a desayunar?

-Sí...sólo deja me repongo, necesito unos minutos, ahorita los alcanzo.- Kanon esbozó media sonrisa y aceptando lo que Saida pedía se marchó hacia la cocina.

Saida abrazó sus piernas y puso su mentón sobre ellas, no se sentía nada tranquila a pesar de saber que se había tratado de una pesadilla. Saida creía que aquellos extraños sueños habían terminado pero estaba completamente equivocada.

-¿Qué me está pasando?

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Templo de Leo

9:18 a.m

-¿C-Cómo?.- Marín pestañeaba ante la información que le habían dado.- Pero...¿Cómo pasó todo eso?

Aioros quien estaba desayunando en el templo junto a Aioria tenía cara de esperar cualquier reprimenda, sermón o consejo posible. Miró rápidamente a Aioria quien se escondía detrás de su vaso con leche, en un descuido había comentado lo sucedido con Danna a Marín.

Aioros suspiró mientras cerraba los ojos, suponía que no podía ocultar más esos hechos.

-Lo que dijo Aioria sin mi consentimiento es la verdad.- Recalcó haciendo sentir incómodo a su hermano.- No había tenido ningún motivo así con Danna anteriormente, fue espontáneo.

Marín no cabía de sorpresa, nunca se le ocurrió que Aioros dejaría de serle fiel al recuerdo de Nubia y más porque él siempre había sido firme en ese sentido de no rehacer su vida con ninguna otra mujer.

-Pero...pero...¿Y ella qué piensa?.- Preguntó Marín tomando asiento frente a él. Aioros alzó los hombros calmadamente.

-No lo sé, es algo que necesito hablar con ella seriamente.- Contestó Aioros.

-Yo le alenté a que saliera adelante con su vida.- Dijo Aioria rompiendo el silencio que se había creado en segundos. Marín observó a Aioria y le dedicó una mirada seca, eso bastó para que Aioria dejara de entrometerse y hablar de más.

-Pues yo sólo espero que ninguno salga lastimado.- Dijo Marín antes de dirigirse a Aioros de nuevo.

-Estoy consciente de eso, también es algo que debo pensar seriamente.- Decía Aioros.- Por bueno o malo que haya sido, debo disculparme con Danna.

-Yo no creo que deba haber una disculpa, no le veo nada de malo.- Decía Aioria sin tacto alguno. Marín lo miró de mala manera de nuevo.

-Aioria...me parece que la tubería de la regadera está fallando.-Dijo con ambas manos en la cintura.

-¿Está fallando? Yo la vi perfectamente.- Dijo rascándose la cabeza sin poder comprender la indirecta de Marín quien se mostraba cada vez más impaciente.

-¡Ve a revisarla!.- Exclamó e hizo que Aioria se levantara de un solo movimiento y sin decir nada más fue hacia el baño.

-Creo que no era necesario correrlo.- Dijo Aioros algo divertido.

-Sí lo era.- Dijo tajante la pelirroja.- Habla como si fuera cualquier cosa.- Aioros parecía querer agregar algo más pero permaneció callado.- Sé que se preocupa por ti y que quiere verte feliz pero la manera en cómo lo dice hace que me enfade.

-Entiendo, Aioria siempre ha sido directo y dice las cosas sin pensar demasiado.- Aioros seguía divertido aunque su interior sentía nostalgia.

-Si lo sabré yo...-Miraba hacia el cielo.- Suelo discutir a menudo con él por esa situación, no son cosas graves pero si molestas...a veces tengo que tragarme mi enojo, ya no me puedo desahogar con frecuencia como cuando estaba Shaina.- Dijo con sentimentalismo puro.

-Y hablando de ella...¿Cuándo regresa?

-No tengo idea, se suponía que no tardaría demasiado pero ya hasta perdí la cuenta, espero que se encuentre muy bien.

Dos horas después...

Centro de Atenas

Saori había decidido que quería despejarse un rato, como había tenido malos presentimientos la noche anterior, sería mejor distraerse para alejar la angustia por un rato. Seiya y los demás habían

-¿A dónde más vamos a ir?.- Preguntó Ikki de la nada, estaba algo fastidiado por dar tantas vueltas sin mérito alguno.

Hyoga quien estaba a su lado sólo alcanzó a elevar la mirada con hastío.

-No seas grosero hermano, vinimos aquí por Saori.- Decía Shun tratando de calmar el mal humor de su hermano.

-Pues nunca he entendido porqué las mujeres tardan tanto en comprar.- Seguía diciendo Ikki.

-Cuando compramos tenemos que fijarnos en muchos detalles Ikki.- Dijo Saori de repente. Ikki había estado seguro que Saori se había detenido en una tienda, por eso se tomaba tanta libertad en quejarse, mal momento para darse cuenta que había sido escuchado.

-Era broma.- Dijo Ikki con entretenimiento.

-Cobarde.- Susurró Hyoga con la finalidad de que Ikki lo escuchara, cosa que sí ocurrió.

-¿Qué fue lo que dijiste?.- Demandó saber molesto.

-Lo que haya dicho no pienso repetirlo, lávate bien las orejas.

-Maldito rubio...-Dijo entre dientes Ikki.

-Por favor no peleen.- Decía Shun poniéndose entre los dos.

Shiryu negaba con la cabeza, no era nada nuevo lo que estaba presenciando pero Shun siempre quería evitar los problemas en vano, esos dos no iban a reaccionar porque Shun tratara de hacerlos entrar en razón.

-Será mejor que vaya a ayudarle a Shun, la última vez lo golpearon accidentalmente.-Dijo Shiryu con serenidad mientras avanzaba a aquel trio de caballeros.

Saori y Seiya estaban riendo, aquello no era grave si no que lo tomaban como una manera de convivir. Observaron cómo los cuatro avanzaban más rápido que ellos dos pero ninguno tenía la intención de acelerar el paso.

-Ya extrañaba verlos así...-Dijo Saori cubriendo su sonrisa con una mano.

-No es nada nuevo, esos dos se la pasan peleando y peleando, ni siquiera porque estás tú presente se comportan.- Decía Seiya divertido.

-A mí no me molesta, siempre y cuando no sobrepasen los límites.- Saori dejó de reír pero sin quitar la sonrisa de su rostro, miró a Seiya detenidamente.- ¿Y tú cómo has estado?

-Yo bien Saori...no hay mucho qué hacer en la mansión, suelo aburrirme...a veces extraño combatir.- Dijo a modo de broma, la cual Saori no se tomó muy bien debido a su presentimiento. Seiya se percató del cambio de ánimo de la chica y pasó una mano sobre sus cabellos castaños.- ¿Dije algo mal?

-No...nada de eso.- Dijo pensativa.- Es sólo que he tenido un presentimiento de peligro.

-¿Peligro? ¿Desde cuándo?

-No recuerdo exactamente desde cuando empecé a sentirlo pero ayer fue más intenso...en ocasiones anteriores me había pasado lo mismo y poco tiempo después luchábamos contra un dios.

Seiya se puso más serio, eso no era agradable de escuchar.

-¿Crees que vuelva a pasar lo mismo?

-Posiblemente pero espero que me equivoque.

-Tal vez sí se trate de una equivocación, después de todo...¿A quién tendríamos de enemigo esta vez?

-Es lo mismo que yo me pregunto...-Dijo Saori haciendo una gran pausa. Queriendo distraerse de nuevo, Saori observó que estaba una juguetería, si estaba de compras...¿Por qué no comprarle cosas a los niños?.- Iré a buscar algunos juguetes para los niños...¿Me acompañas?

-Por supuesto...sólo deja compro una soda, tengo algo de sed.- Asintió Saori y emprendió camino hacia la juguetería mientras que Seiya había ido a comprar una soda. La abrió y comenzó a beberla, un sonido refrescante salió de su boca, eso había calmado un poco la sed que ya había sentido.

Mientras iba de camino a sentarse en una banca, escuchó una queja femenina muy cerca, cuando se dio media vuelta vio que un sombrero tipo playero caía al suelo. Seiya se agachó a recogerlo, era color beige y tenía un listón rosa en él, lo inspeccionó por curiosidad antes de mirar a la chica que se acercaba hacia él.

-Es mío.- Dijo una chica bajita y de cabello castaño una vez que se detuvo frente a Seiya, ella le extendió la mano y le dedicó una gran sonrisa.- Lamento el descuido pero el viento lo arrebató de mi cabeza.

Seiya sonrió y le entregó el sombrero sin mucho esmero.

-No tienes porqué disculparte, no ha sido culpa de nadie...

-Gracias, me ayudaste lo suficiente.- La chica se colocó de nuevo el sombrero y sin ninguna intención de irse pronto, siguió platicando con Seiya.

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Santuario.

Templo de Virgo

11:14 a.m

Shaka estaba, editando como era su costumbre sólo que esta vez no llevaba puesta su toga sino una ropa de entrenamiento que muy pocas veces se le ha visto puesto, se trataba de una playera sencilla gris platinado y un pantalón café. Shaka estaba de lo más concentrado posible, incluso su relajación había llegado a tal punto que ni siquiera se movía...pero estaba predestinado a hacerlo tarde o temprano ya que había recién entrado al templo un habitante del Santuario que no andaba muy feliz con Shaka.

Milo había entrado al templo con paso firme y perseverante, Shaka lo había dejado sin habla y se había ido del lugar dejándolo mudo. Milo entró y por obvias razones no podía gritar, agarró una hoja de papel que llevaba y comenzó a arrugarla, haciendo un ruido muy llamativo....se podía apreciar como Shaka hacía ligeros gestos sin abrir los ojos aún.

-Milo, no lo hagas enojar más...-Dijo Sory quien entraba jadeante al templo.

Milo volteó a verla con puchero en su semblante y luego él pateó el suelo, esta vez, Shaka abrió los ojos y miró a Milo largamente.

-¿Deseas quedar en estado vegetativo Milo?.- Preguntó Shaka y Milo dio un salto, no esperaba escuchar a Shaka tan pronto.

-Por favor, ya no le hagas nada más...es mejor que hable a que parezca mimo.- Comentó Sory recibiendo una mirada furtiva de Milo.

-Yo lo prefiero así.- Dijo secamente Shaka.- A menos que se disculpe hasta que se canse.- Milo apretó los puños...¿Cómo podía disculparse si no podía hablar?...Cuando Shaka quería podía ser peligroso.

-Vamos Shaka...¿No podrías perdonarlo?...Yo sé que su broma no fue agradable para ti pero creo que ya ha sufrido suficiente.- Explicaba Sory.- De verdad lo siente...

Shaka se levantó de su lugar y se lindó de brazos, no accedería tan fácilmente y más porque había algo que no encajaba.

-¿Lo que dices lo escribió Milo o son palabras tuyas?.- Preguntó Shaka con incredulidad.

-Lo escribió él.- Dijo rápidamente.

-¿De verdad?...-Alzó una ceja Shaka, estaba seguro de que Sory estaba encubriendo a Milo.

Milo hizo gestos y manoteos a Sory, tal parecía que ella era su traductora en esos momentos. Sory miró al cielo con hastío.

-En realidad escribió que eras un rubio aburrido, amargado y solterón, que si seguías con ese mal humor contagioso de Camus morirás solo...pero en verdad lo siente.- Cuando terminó de explicar las cosas, Milo estampó su mano en su cara mientras sudaba frío, Sory lo había traicionado.

Shaka respiró hondamente y luego dejó caer los brazos resignado, esas palabras si que las había dicho Milo, no cabía duda.

-¿Y así esperas que te devuelva tu sentido? Hablas mal de mí a mis espaldas.- Comentó Shaka más calmado.

Milo ya estaba desesperándose más y si volvía a negarse a ayudarle usaría la fuerza bruta. Shaka sentía que aquel problema iría para largo y como se sentía ofendido aún, no estaba dispuesto a ayudar a Milo ese día. Shaka ya estaba por "despedir" a Milo de su templo pero algo más llamó su atención, eran dos personas que estaban entrando al templo también, al verlos sus ojos se agrandaron más.

-¿U-Ustedes?.- Shaka sólo alcanzó a decir eso antes de acercarse a ellos ignorando completamente a un Milo con ganas de pelear y que era retenido por Sory.

-¡Maestro!.- Exclamó un hombre de cabellos cortos y verdes.

-¡Pensamos que no lo encontraríamos!.- Decía otro hombre de cabellera larga y rosada. Ambos se acercaron a Shaka y lo saludaron cordialmente y con gran respeto.

-Shiva...Agora...pensé que nunca volvería a verlos.- Dijo Shaka conmovido.

Shiva y Agora eran los discípulos de Shaka quienes habían combatido con Ikki hace mucho tiempo y habían perdido la vida a manos del caballero de bronce. Gracias a una nueva oportunidad, les habían regresado a la vida, esta vez cumpliendo la verdadera justicia y compasión.

-Nosotros también pero cuando tuvimos sospechas de que seguía aquí en el Santuario emprendimos viaje a Grecia.- Decía Agora.

-¿En dónde estaban ustedes?.- Preguntó Shaka.

-En la India...vivimos allá.- Contestó Shiva.- Pero ahora que sabemos su paradero creo que nos quedaremos por un largo tiempo aquí en Atenas...¿Tú que dices Agora?.- El hombre de cabellos rosados asintió sonriente.

-No podría estar más agradecido de volver a escuchar sus enseñanzas.- Se refería a Shaka haciendo una leve reverencia.

Milo dejó de batallar con Sory para ir a golpear a Shaka y ambos se quedaron atentos a lo que veían y escuchaban, estaba más que claro que aquellos hombres le hablaban a Shaka como si fuera una deidad.

-Señor Shaka...¿Qué es lo que quiere que hagamos?.- Preguntó Shiva haciendo una reverencia también.

-Tranquilos, no tienes porqué seguir haciendo eso.- Les indicaba Shaka.

-Se lo debemos, por sus grandes enseñanzas.- Seguía alabando Agora.

"Ya ni Hyoga es tan barbero" Pensaba Milo.

-Bueno, ya que están aquí podríamos salir un poco por la ciudad.- Decía Shaka y sin ninguna espera, sus discípulos asentían emocionados.- Entonces, hay que irnos.- Dijo finalizando Shaka y caminando hacia la salida.

-Espera Shaka.- Habló Sory llamando el interés del rubio de nuevo.- ¿De verdad piensas dejar así a Milo?

Shaka observó cómo Milo ponía cara de animal a punto de ir al matadero, Milo era tan frustrante que ni siquiera se sentía culpable de haberlo dejado mudo.

-¿Qué le ocurre a él?.- Preguntó Shiva.

-Le quité uno de sus sentidos.- Contestó Shaka.

-¿Nosotros tenemos que hacer lo mismo?.- Preguntó ahora el otro hombre y Milo asustado negó con sus manos y cabeza y al final juntó sus manos como si hiciera una plegaria.

-N-No... no es necesario...-Dijo Shaka.

-¿Y por qué lo hizo? ¿Acaso no es malo?.- Cuestionaba Agora, sus preguntas hicieron sentir culpable a Shaka, y eso que segundos atrás no se sentía así.- ¡Mis disculpas mi señor!...No fue mi intención ofenderlo...-Se arrodilló frente a Shaka. Sory y Milo se miraron entre sí, sorprendidos por ver a aquellos hombres tan obedientes y fieles a Shaka que hasta daba miedo.

-Espero no ofenderlo tampoco mi señor pero...¿No cree que es malo hacer sufrir y padecer a los demás?.- Añadía Shiva y Milo tuvo esperanzas con ello.

-Levántate Agora y no me siento ofendido ni molesto.- Dijo Shaka aun calmado.

-¿Podría devolverle el habla?...Es por un bien hacia él...-Pedía Shiva.- No queremos cometer el mismo error que antes.- Se refería al pasado que le atormentaba.

Shaka pudo haberse divertido más tiempo viendo a Milo tan vulnerable por no poder decir nada...¡Cuánta paz había en el Santuario!...pero todo se vio afectado con sus visitas, de esa manera lo convertían en el villano de la historia.

-Si vuelves a meterte conmigo, para la próxima no tendré compasión.- Dijo Shaka secamente mientras elevaba su cosmos para devolverle el sentido a Milo.- Ahora sí...¿Tienes algo qué decir?.- Amenazó Shaka y Milo frunció el ceño.

-Rubio oxigenado vas a...un momento....¡Mi voz!...¡He vuelto a hablar!.- Milo gritaba una y otra vez y saltaba de emoción cual niño feliz.

-Siento que me voy a arrepentir por esto...-Murmuraba Shaka para sí mientras se alejaba y dejaba a un Milo brincando.

Por si no fuera suficiente para Shaka encontrarse con unos discípulos arrepentidos de su pasado y de un Milo desesperado por volver a hablar, cuando emprendía camino hacia la ciudad vio que escalones abajo se acercaba Ambrosía con una de sus típicas togas blancas cubriéndola...demasiado tarde para encerrarse en su templo, ella ya lo había visto y sabía para qué iba a buscarlo.

-¿Maestro?...¿Ya cambiado de opinión?.- Preguntó Agora al verlo detenerse de golpe.

-N-No...-Contestó limitadamente Shaka desviando la mirada de Ambrosía quien iba acercándose.- Más que ahora quiero salir.

Los dos discípulos se miraron entre sí, no entendían el cambio de ánimo de Shaka pero no podían cuestionarlo sobre ese tema.

-Debe haber algo importante por lo que quiere ir a la ciudad...-Decía Shiva casi a modo de pregunta.

-Sí...no te imaginas.- Dijo Shaka poniéndose incómodo, de verdad no quería hablar con Ambrosía por el hecho de que aún sus palabras le calaban y eso le tardaría en sanar.

-No le entiendo maes...-Seguía hablando Shiva hasta que fue interrumpido por Ambrosía.

-Shaka...ahora sí necesito hablar contigo.- Dijo Ambrosía con voz entrecortada, había subido todos esos escalones sin descanso y vaya que se había agotado.- Tenemos cosas qué aclarar...

Tanto Shiva como Agora observaban a la chica, sus ropas indicaban la cultura y creencias que la acompañaban. Ambrosía llevaba el cabello completamente suelto del cual se arrepentía, el clima era molesto y comenzaba a sudar.

-Eso me dijiste ayer...y aunque quieras ignorar el tema yo no puedo...-Ambrosía se estaba frustrando por la necedad de Shaka, tanto que ignoró por completo a sus acompañantes...pero uno de ellos no podía hacer lo mismo.

-No puedo, tengo que salir.- Concluyó cortamente Shaka.- Lo que puedo hacer es presentarse a mis discípulos.

-¿Discípulos?.- Preguntó sorprendida Ambrosía.

-Sí...él es Agora.- Señaló a Agora quien asintió con la cabeza.

-Buenos días señorita...¿Cuál es su nombre?.- Preguntó Agora una vez que se percató de que Shaka no había mencionado su nombre.

-Me disculpo yo por haber sido grosera y no saludar desde un principio pero...-Miró a Shaka quien había volteado a otro lado. ¿La estaba ignorando?.- En fin...Ambrosía...me llamo Ambrosía.- Contestó ella sonriendo.

-Ambrosía...-Pronunciaba Shiva delicadamente. Agora frunció el ceño y vio a su compañero, ni siquiera parpadeaba, sí que le dio un codazo.

-Shiva, preséntate.- Le dijo.

El peli verde reaccionó inmediatamente después del llamado de atención.

-D-Disculpas...soy Shiva, es un...gusto conocerla.- Dijo apenas, se notaba el nerviosismo en su voz. Shaka enarcó una ceja, Shiva se había puesto muy raro desde que Ambrosía llegó.

-Igualmente...-Correspondió Ambrosía totalmente ajena al ligero sonrojo en el rostro de Shiva.- Shaka...¿hoy irás al local?

-No lo sé...discúlpame pero se nos hace tarde, luego nos vemos.- Terminó de hablar Shaka una vez más y comenzó a bajar los escalones. Agora se despidió con una ligera sonrisa y Shiva hizo lo mismo pero un poco más torpe, estaba por caerse de las escaleras pero alcanzó a mantenerse en pie.

Ambrosía se sentía horrible, Shaka estaba muy diferente con ella por culpa de sus palabras y lo peor era que no quería escucharla, eso le hizo sentir un hueco en su estómago y unas enormes ganas de llorar.

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Centro de Atenas.

Hospital.

-Ya estás mucho mejor Mary Anne, me alegra ver tus avances.- Decía Haziel mientras hacía unas anotaciones en su carpeta.

-Me han ayudado mucho a mi recuperación, todos de hecho...-Globalizó.

-Eso es mucho mejor...ahora quiero saber...¿Cómo te sientes?.- Habló un poco más serio y dejó sus anotaciones a un lado.

-Pero ya te lo he dicho...

-Físicamente es lo que me has contestado, yo quiero saber sobre tu estado de ánimo.- Haziel especificó mejor lo que quería saber y Mary Anne confirmó sus sospechas tras una sonrisa algo forzada.

-Bien...estoy bien.- No podía decir a gritos que se sentía feliz porque sería una mentira, aunque ya no estaba devastada como al principio, esa etapa no pasaría de desapercibida, ese dolor y tristeza sería difícil de sanar.- No puedo expresar algo que no es...mi vida no será la misma.

-Entiendo Mary Anne pero te aseguro que aceptarás la realidad poco a poco.- Haziel pensaba que sus apalabras podrían alterar a Mary Anne pero ella sólo hizo un gesto asertivo.- ¿Camus te ha ayudado a mejor?

-¿Eh?.- La pregunta tomó por sorpresa a Mary Anne, hace segundos hablaban sólo de ella y de pronto hablaba de Camus y la ayuda que le brindaba...¿Por qué?.- Sí...también él, su compañía me alegra mucho.

-No podía esperar más.- Lo dijo sin gesto alguno.- Espero que de verdad no te lastime.

-No tiene por qué...no hay razón.- Contestó Mary Anne y al terminar de hablar sintió una ligera desconfianza hacia Camus.

-Para hacer daño no siempre se necesitan razones, a veces lastimas más a las personas cuando les ocultan la verdad para no lastimarlos...curiosamente es irónico.-Dedujo con seguridad.

-Hablas como si supieras algo.

Haziel se quedó callado y clavó la mirada en el suelo, no había manera de seguir con esa conversación sin que sintiera a Camus como una amenaza para Mary Anne.

-Tranquila, sólo es un comentario...no me gustaría que te lastimaran.- Dijo Haziel por reflejo, Mary Anne parpadeó continuamente, tampoco se esperaba esas palabras y al parecer, Haziel no tenía pensado decirlas.

-Oh...ehm...gracias, Haziel...-Dijo apenada.

-No me malinterpretes, por favor.

-No lo hago...entiendo...pero Camus no me haría daño, de verdad, puedes estar tranquilo.

-Te mentiría si te digo que lo haré.- Su voz se suavizó.

Mary Anne ya no sabía qué decir con todo aquello, se notaba que Haziel se preocupaba por ella pero lo creía innecesario, estaba con Camus y él no iba a herirla, él no.

Mary Anne se levantó de la silla tomando su suéter y agachando la mirada, había algo en Haziel que la perturbaba.

-Gracias de nuevo Haziel...¿Cuándo debería volver a mis chequeos?

-En tres semanas, en sábado.

-Bien, entonces...hasta luego.- Mary Anne se despidió apresuradamente y deseaba salir de allí.

-Espera.- Haziel la detuvo tomándole de la muñeca, Mary Anne le miró a los ojos fijamente.

-¿Qué...ocurre?

-Me disculpo si insisto pero...ten cuidado.- Su voz sonaba dulce pero a la vez angustiada, era claro que hablaba en serio.

-G-Gracias.- Mary Anne podría haber dicho más cosas pero hubo algo que la incomodó de nuevo. Mary Anne no despegó la vista de Haziel y él concordaba con la acción, la conexión era rara pero la timidez la invadía...mientras observaba sus ojos se había dado cuenta de que eran más claros de lo que había supuesto, era un color miel realmente ligero. Ella hizo un movimiento de su mano y recordó que él le tomaba de la muñeca, eso ya no pudo controlarlo.- Me tengo que ir...-Dijo Mary Anne y al momento Haziel la soltó, ella había sido libre de salir corriendo si quería, lejos de él.

Haziel agitó la cabeza, se sentía completamente un estúpido por no haberse "comportado". Se había perdido en su mirada turquesa y no tuvo la oportunidad de pensar en lo que estaba haciendo sin embargo tampoco se culpaba, esa mujer de hace días había sido muy clara respecto a Camus...claro que no podía estar tranquilo.

FLASHBACK

Haziel terminaba de revisar a algunos pacientes, era uno de esos días en que no había mucho trabajo, raro pero posible...sólo era cuestión de seguir con las atenciones médicas hacia sus pacientes. Él miró uno de los relojes que había colgados en su oficina, apenas marcaban las cuatro de la tarde...el día se le había hecho eterno.

-¿Doctor?.- Haziel dio media vuelta y se encontró con Alisse.

-Alisse...¿Cómo está tu paciente?

-Mejor...pero es un poco necio.- Reía la rubia.- Sólo vine por unas cosas que dejé la última vez y vuelvo al Santuario.

Haziel asintió y perdió la mirada en sus documentos.

-¿Y...has visto a Mary Anne?.- Preguntó y después de ello hubo un largo silencio, alzó la mirada poco a poco y vio que Alisse llevaba en su rostro una sonrisa muy curiosa y divertida.- ¿Pasa algo?

-No nada, sólo es respecto a su pregunta.- Contestó Alisse.- Lo que quiere saber es si ella está bien ¿verdad?...está fuera de peligro, eso es seguro y además está cada vez mejor rodeada de sus amigos.

-Me agrada escuchar eso pero no entiendo porque reíste hace un momento.

-Porque se nota que usted la estima demasiado y se preocupa por ella...

Haziel se quedó callado pero pronto hizo una expresión seria.

-Mary Anne sigue siendo mi paciente, es normal que me preocupe por ella.- Respiró lentamente hasta que no cupo más aire en sus pulmones.- Pero si lo que sospechas es algo más que estimación, estás equivocada Alisse...no sería profesional involucrarme con ella de esa manera.

-Perdóneme...fue un error, no debí ofenderlo.- Dijo afligida Alisse.

-Tampoco estoy molesto, no llegues a otro nivel.- Dijo calmadamente, sabía y conocía que Alisse era algo sensible.- Yo me disculpo si te hablé fuerte.- Trataba de animar a la chica, era su compañera de trabajo desde hace mucho tiempo y era una enfermera muy buena.- ¿Alisse?.- La llamó con más omisión en sus hombros. Alisse cubrió su rostro con sus manos y comenzó a sollozar.- Oh no...no llores Alisse...-Decía casi con dolor. Alisse quitó sus manos del rostro y no había ni una sola lágrima en sus ojos, sólo una sonrisa enorme en sus labios.

-¿Verdad que lo asusté?.- Preguntó Alisse dejando mudo a Haziel y sin saber cómo reaccionar.- Lo perdono si me regala uno de esos tantos dulces que tiene en su escritorio.

Haziel alzó la mirada y negó con la cabeza.

-No me acostumbro aún a tus bromas.- Decía mientras abría uno de sus cajones.- ¿Chocolate está bien?.- Le preguntó mientras le mostraba la golosina, Alisse tuvo un brillo en sus ojos.

-Perfecto.- Estiró la mano y tomó el chocolate, luego lo guardó en su bolso.- Iré a mi casillero y luego marcharé de nuevo, lamento la broma y espero que esté bien...lo veo pronto.- Se despidió la chica muy sonriente.

Haziel suspiró, eso de hacer llorar a una mujer no era cómodo para él, menos mal que se trataba sólo de una broma. Volvió a sonreír dispuesto a seguir y trabajando en sus pendientes.

-¿Se puede pasar?.- Haziel había pensado que se trataba de Alisse de nuevo pero al ver a una mujer de cabellos azulados y ropa ajustada pero elegante no podía evitar cuestionarse de quién se trataba.

-¿En qué puedo ayudarla?.- Preguntó amablemente, como era su trabajo.

-¿No me vas a invitar a pasar?.- Haziel podría jurar que le estaba coqueteando pero ignorando eso, hizo un ademán con la mano indicándole que pasara y tomara asiento frente a su escritorio.

La mujer cerró la puerta tras de sí y moviendo ligeramente las caderas fue a tomar asiento poniendo su bolso sobre sus piernas.

-¿En que la puedo ayudar?.- Volvió a repetir Haziel.

-Primero que nada...me presento, mi nombre es Denirha...Y usted es Haziel ¿cierto?.

-Sí...está en lo correcto.- No se sorprendió porque sabía que su nombre estaba en la placa de su escritorio y en la puerta.

-Ahora que nos conocemos, le contaré la razón por la que estoy aquí, se trata de Mary Anne.- Haziel alzó ambas cejas, eso sí que le desconcertó pero siguió esperando que la mujer hablara de nuevo.- Me he enterado que no está en el hospital...¿Qué novedad hubo?.- Fue directa.

-Esa información no puedo dársela a nadie que no sean familiares o amigos, es confidencial.

-Pero si yo soy su amiga...es injusto que nadie me avisara sobre su estado.- Fingió indignación.

-No recuerdo que la haya visitado.- Dijo firme.

-Claro que sí, pero no lo hacía muy a menudo...soy una persona muy ocupada y viajo demasiado, como podrá saber...soy una escritora famosa.

Haziel podía distinguir en Denirha algo más que sólo ropa ajustada: la arrogancia.

-Precisamente no lo sé, lo siento pero no he leído ninguno de sus libros.

Denirha se impresionó con esa respuesta algo cortante, si seguía ganándose su desconfianza seguro que su viaje al hospital fue en vano.

-Ya le daré detalles sobre eso más adelante, hoy quiero saber sobre Mary Anne...estoy preocupada por ella.- Denirha fingía angustia como toda una actriz.

-Hable con sus amigos, ellos le sacarán de dudas.

-No...ellos no me aceptan...son diferencias...y todo es por culpa de alguien, supongo que lo conoces bien.

-La verdad...no...y tampoco sé por qué dices que estás preocupada por Mary Anne, sinceramente tengo muchas dudas con lo que me cuentas.- Haziel era difícil de roer, no se inmutaba con las mentiras de Denirha, ella comenzaba a impacientarse.

-Sí lo conoces, se trata de Camus y es la razón por la que me siento preocupada.- Decía tratando de picar el interés de Haziel.

-No lo creo, él siempre la vino a ver...es claro que ha tenido mucho afecto hacia ella.

-Más bien es "culpa" lo que siente.

-¿Culpa?.- Haziel frunció el ceño mientras Denirha reía por dentro.

-Sí...mira la verdad es que...yo fue novia de Camus mientras él ilusionaba a Mary Anne, no es nada impresionante que ella le demostrara lo que sentía hacia él pero Camus influenció mucho en eso.- Seguía explicando mientras se mordía un labio.- Él es una persona astuta y aunque es muy frío sabe dónde está pisando...es de esos hombres que no puede estar sin una mujer en su vida y como yo decidí terminar con él justo en el accidente de Mary Anne pues...

-A ver...no estoy entendiendo muy bien.- Decía Haziel mientras levantaba una mano.- ¿Usted andaba con Camus y él ilusionaba a Mary Anne?

-Sí pero él nunca la quiso y no la quiere, se está aprovechando de lo que ella aún siente.- Haziel hizo un gesto muy obvio y Denirha comprendió mejor las cosas, ya sabía cuál sería el punto débil de él.-¿A ti te gusta ella?

Haziel parpadeó e irguió la espalda, se notaba la incomodidad en que lo cubrió Denirha.

-No...ella sólo es mi paciente.- Concluyó.

-Pues paciente o no...ella no estará en buenas manos cerca de Camus y menos porque él tiene la culpa de su accidente.

Haziel se levantó de la silla de un golpe, ahora no sólo había despertado su interés si no una llama de enfado y frustración.

-Explícate mejor.- Dijo tajante y con más tuteo.

-Eso no te lo diré...es confidencial.- Dijo cruzándose de brazos y sonriendo descaradamente.- Sólo haz lo que te digo, toma muy bien ese consejo...aléjala de Camus antes de que ella vuelva a sufrir por su culpa, me parece que ya tuvo demasiado con estar en coma cinco años.- Denirha se levantó de la silla y tomó su bolso mientras era seguida por la mirada de Haziel.

-¿Cómo estaré seguro de que lo que me cuentas es verdad?

-Sólo confía en tu criterio...de lo contrario verás a Mary Anne sufrir, tienes dos opciones...o me crees y ayudas a Mary Anne o te quedas con duda y de brazos cruzados mientras observas como se desenvuelven las cosas trágicamente...-Denirha salió de la oficina sin despedirse siquiera pero con un gran logro entre sus manos.

Haziel puso ambas manos sobre el escritorio, la imagen de Mary Anne se le había venido a la cabeza y las dudas estaban a su lado...Si Camus no le caía muy bien, ahora con aquella espinita que dejó Denirha con sus palabras menos...todo relacionado a él se le haría sospechoso.

FIN FLASHBACK

Haziel no podía permitir aquello, si Denirha mintió o no tenía que estar al tanto de las cosas, de Mary Anne...pero...¿Por qué?...Sólo era su paciente y ya, ahora sólo la veía para sus chequeos y pronto dejaría de verla por el hospital si todo salía bien, entonces...¿Para qué preocuparse demasiado?

Mary Anne era hermosa y desprendía un aura muy pura y humilde, no se la hacía nada justo que después de haber perdido cinco años de su vida alguien quisiera lastimarla más. La había conocido hace cinco años y había cuidado de ella esperando algún día que ella despertara... tenía que reconocer algo: le gustaba Mary Anne. Con pruebas o no él descubriría la verdad sobre Camus...¿Él tendría la culpa del accidente de Mary Anne? ¿Por qué?...

Centro de Atenas.

Parque.

1:00 p.m

Danna estaba esperando a Aioros desde hace cinco minutos, horas antes había recibido su llamada, una muy breve por cierto sobre que quería hablar con ella respecto a lo sucedido la noche anterior. Danna estaba nerviosa y no tenía demasiada urgencia para hablar con Aioros porque sencillamente no sabía por dónde empezar. Aunque él había sido quien la había besado, ella le había correspondido...¿Qué responder ante ello? ¿Qué excusa podría inventar?...No había justificación para eso.

Para su buena o mala suerte, en la noche ni en lo que llevaba del día había podido olvidar ese beso...era sólo un beso y ya parecía algo inolvidable...Aioros ya se le estaba metiendo más en sus pensamientos, incluso comenzó a verlo de otra manera, no sólo como el padre de Danna o como su amigo si no en el hombre que podría enamorarla...¡Pero no podía permitirlo!...Él seguía enamorado de Nubia, lo sabía y cambiar sus sentimientos sería masoquista, necesitaba un autocontrol urgente.

-No debo sentir nada por él...no debo...-Decía para sí, tratando firmemente de creer en sus palabras, sólo de esa manera no saldría lastimada.

Continuará...

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