Donde hubo sentimientos...




                                                                                              NÉMESIS


FLASHBACK

Habían pasado varios días desde la elección de guardianes. Nix hasta entonces no había vuelto a ver a Némesis, sólo a Tristán quien había ido a verla por pocos minutos al calabozo. Nix ya estaba acostumbrada a ese lugar, hasta podría decirse que tenía una celda propia. Ahí la mandaban cuando no obedecía o hacía mal las cosas. ¿Exageración? ¿Injusticia? No lo sabía perfectamente pero ese lugar era su segunda habitación.

Ella estaba recargada en la pared y tomaba los barrotes con firmeza, esperaba la visita diaria de Tristán, ella suponía que era la misma hora a la que iba a visitarla. Recargó la frente sobre los barrotes, respirando profundamente.

Frente a ella, estaba otra celda y alguien la miraba fulminante. Era Zacros quien también había estado el mismo tiempo encerrado y su rabia crecía cada vez más, no podía creer que ahora estuviera atado a ella.

-No sé si debo darte las gracias, ayudarme a comprenderlo.- Decía sarcásticamente Zacros.

-Sería agradable que guardaras tus comentarios.

-¿Por qué? Tú me pusiste aquí con tus desplantes.

-Si no te hubieras burlado de mí, seguro que estaríamos afuera.

Nix escuchó murmuros incomprensibles de Zacros, aunque estaba casi segura de que eran maldiciones, no le importaba.

Un hombre bajaba los escalones, podían escucharse perfectamente los ecos de los pasos. Era Tristán quien se acercaba. A Nix se le iluminó el semblante de sólo verlo y sacó la mano dirigiéndola hacia él.

-¿Cómo estás?.- Preguntó Tristán tomando su mano.

-Quisiera salir ya...¿Némesis ha dicho algo?

-No...-Desvió la mirada.- Pero está distraída, Caos...bueno él...

-¿Qué? ¿Qué pasó con él?

-Se ha marchado...ya no está más aquí, se ha vuelto parte del Universo.- Al decir esto, Nix sintió ligeramente melancolía pero como no estuvo tan apegada a él como lo era Némesis no sentía tanto dolor a su partida.

-¿Desde cuándo?

-Desde ayer, nadie se percató, Aricia fue quien dio la noticia.

-¿A ella no le pasó nada?

-No, sigue normal...Nix...siento mucho como me porté aquella vez.

-Lo has dicho desde hace días, no hay problema...entiendo que si Némesis te lo pidió debías obedecer...¿Qué tal te va con ella?

Tristán de nuevo no la miró a los ojos, esbozó algo que parecía ser una sonrisa no tan convincente.

-Bien, todo está bien...me tengo que ir Nix, vendré mañana ¿De acuerdo?

Nix asintió y Tristán fue alejándose hasta que se alejó por completo, lo sintió diferente, o eso creía, debía ser su imaginación.

Zacros volcó los ojos al verla, le daba nauseas el comportamiento que tomaba cuando veía a Tristán así que mejor se acostó sobre el suelo.

Pasaron varios días más y tanto Nix como Zacros habían sido liberados. Zacros al salir no le dirigió la palabra, la ignoró por completo pero a ella poco le importaba. Nix fue hacia su recámara, estaba desordenada como si alguien hubiera estado buscando algo. Sintió un hueco en su estómago y sin ir a preguntar sobre lo sucedido, se puso a acomodar las cosas y luego terminó acostándose, ya faltarían unas horas para que llegara la noche y debía descansar.

Horas después, Nix había despertado. Se masajeó los párpados y luego salió de su habitación para hacer la noche.

Una vez ahí, se sentó en el mismo lugar de siempre. Ella extrañaba la compañía de Tristán, a decir verdad, no había ido a verla desde hace días y eso le resultaba cada vez más insólito. Se imaginaba que en el justo momento en que Nix saliera de esa celda, Tristán estaría allí para recibirla, nada de eso pasó y estaba segura de que no había ido a buscarla mientras dormía. Buscó por los alrededores para saber si él se veía a lo lejos pero era en vano...seguramente las nuevas reglas que le haya impuesto Némesis eran demasiado estrictas y entre ellas estaba que no se acercara a ella, era la respuesta más convincente ante el cambio de Tristán. Nix se levantó del lugar y fue de regreso al castillo, estaba decidida a encontrarlo y aprovecharía para hablar con él y despejar sus dudas.

Cuando entró al castillo fue buscando por todos lados a Tristán. Preguntó por él a varios guerreros o sirvientes pero nada, tal vez estaba con Némesis así que mejor preguntó por ella y le dieron mejores respuestas.

Nix caminó hacia los aposentos de Némesis, ahora mismo debía estar descansando, seguramente Tristán estaría cerca de ella. Llegó a la esquina del pasillo y escuchó las voces de Némesis y de Tristán hablando, estaban hablando justo enfrente de la habitación de ella.

-Has estado como ausente...¿Se debe a Nix?.- Preguntó Tristán a la rubia.

-Sí, no puedo mentirte y la verdad, no quisiera mentirle por más tiempo.

Nix al escucharla no pudo evitar invadirse de indagación.

-Si temes a que te odie, a mi me odiará más...pero...-Tristán le tomó de las manos a Némesis y luego acarició su mejilla con un cariño que no alcanzaba a expresar con esa caricia.- No puedo seguir fingiendo esto que siento.

Nix hasta ahorita sólo había escuchado pero poco a poco se fue asomando...y ahí vio los gestos especiales que le dedicaba a la diosa.

Némesis esbozó media sonrisa y tomó la mano de Tristán sobre su mejilla.

-¿Estarías conmigo en todo momento? ¿Pase lo que pase?

-Por supuesto...y no lo digo porque nuestras vidas estén ligadas ahora, si no porque lo que siento por ti es mucho más grande que eso.- Tristán le tomó el rostro y la besó tiernamente.

Nix parecía estar en un sueño totalmente diferente a lo que ella había creído. ¿Ellos dos se amaban? ¿Desde cuándo?....No...todo eso debía tratarse de una mentira, de un juego...Tristán le había dicho que la amaba a ella. ¿Por qué ahora parecía querer a otra?

-¿Qué haces aquí?.- Preguntó Érebo al ver a Nix. Al ver que ella no contestaba, chasqueó los dedos y al final terminó dándole unas cachetadas no bruscas hasta que reaccionó.- Repito...¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me contestabas?...Anda, dímelo.

Nix bajó la mirada y volvió a ver en el pasillo a la pareja quien ya no estaba ahí ni en ningún lugar cerca.

-Ellos dos están juntos...-Susurró.

-¿Qué? Habla más claro.

-¡Ellos están juntos!.- Exclamó con impulso, tenía a flote todas sus emociones y su voz ya no era tan firme debido al sentimiento que tenía atorado en la garganta.

-¿De quienes hablas?.- Preguntó secamente.

-De Némesis y Tristán.

-Es lógico que estén juntos, ahora es su guardián.

-No me refiero a eso...ellos se quieren...yo los escuché.

-No estés bromeando.

-No es broma...los acabo de ver, ellos se besaron.- Nix empezaba a desesperarse.

-Eso no puede ser.- Dijo él pensando en lo que Nix le había dicho, sin embargo el ver la reacción de Nix comprendió que su inconformidad se debía a algo más.- ¿Y eso te duele?...¿Tú lo querías?

Nix reflejaba en su mirada la respuesta, Érebo rio irónicamente haciendo sentir peor a la diosa.

-No tiene nada de malo querer a alguien.

-Tal vez no pero es muy gracioso y humillante...sólo mírate, te has abatido por verla con Némesis...¿Con quién creías que se quedaría? Ella lo tiene todo, incluso será la sucesora de Caos.

-¿Qué?...¿Será ella?

-Su madre así lo quiere, aún no ha establecido nada pero Némesis ya se porta como tal, no dudó en dejarte encerrada en ese lugar para aprovecharse de la situación.

-No...eso no es cierto...ella...ella es mi hermana.

-Una hermana que te está quitando todo...dime...¿Qué te ha dejado?

Érebo hablaba más que claro, Némesis siempre lo tuvo todo desde el inicio y ella tuvo que vivir de migajas, apenas y la notaban y cuando creyó tener el cariño de Tristán, ella también se lo estaba quitando. ¿Qué tenía ella? Era incomprensible.

-Tengo que enfrentarme.- Dijo ella buscando nuevamente a Némesis y a Tristán.

Minutos más tarde, Nix seguí buscando y estaba más que frustrada, no los hallaba en ningún lado y en tan sólo unos segundos habían desaparecido, no podía tratarse de su imaginación, todo fue tan claro. Comenzó a correr por un largo pasillo medio oscuro y para su suerte, se topó con Tristán, él estaba muy asombrado de verla frente a él.

-Nix...¿Cuándo saliste?

-¿Cómo? ¿No lo sabías?.- Preguntó molesta.

-No...bueno...sí lo sabía, discúlpame.- Dijo él avergonzado. Némesis iba acercándose a ellos pero al mismo tiempo que vio a Nix ahí estaba por regresarse por donde venía.

-Espera...quiero hablar contigo.- Dijo impaciente Nix. Némesis la miró y se acercó.

-¿Es por lo del encierro? Quiero aclararte que yo no autoricé...

-Lo del encierro es lo que menos me importa.- La interrumpió de golpe.- Quiero hablar sobre ustedes.

Némesis y Tristán compartieron miradas y luego él tomó a Nix del hombro.

-Nix, eso tengo que hablarlo yo contigo.

-¿Entonces ya saben que los escuché? ¿No pensaban decirme nada?.- Cuestionó y se soltó del roce de Tristán, sus ojos llorosos se fijaban en Némesis.- Tú sabías lo que yo sentía por él...¿Por qué?

-Nix, no quería decirte esto porque precisamente sabía lo que sentías por él...pero yo...

-¿Tú qué?

-Yo ya sentía algo por él desde antes pero porque te aprecio quería que fueras feliz con él.

-¿Y te parece que lo estoy?...¡Me encerraste para quitarme lo único que quería!...¡Lo quería a él y quería luchar por el puesto de papá!...¡Tú me quitaste la oportunidad!

-Relájate Nix.- Dijo Tristán queriendo hacer algo por ella.

-¿Y tú?...Tú me dijiste que me amabas y ahora se lo dices a ella...-Tristán agachó la cabeza.- Ahora entiendo porqué cuando ibas a verme estabas más distante...era por ella.

-Nix, de verdad que no quería luchar por él, quería que él estuviera contigo pero ya no pude...estos días que hemos estado más cerca, mis sentimientos crecieron y le fue difícil alejarme de él...y él siente lo mismo por mí...perdóname...de verdad perdóname.- Dijo Némesis queriendo llorar.

-No te creo...yo sé por qué has hecho las cosas...me engañaste diciéndome que escogerías a otro menos a Tristán como guardián...¿Y qué fue lo que hiciste?...¡Lo escogiste a él porque querías alejarlo de mí!...¡¿Por qué no me dijeron la verdad?!

Érebo llegó al escuchar tanto grito y vio a Nix queriendo explotar una bomba verbal en medio de todo eso.

-Nix...¿Qué es este alboroto?.- Preguntó él.

-¡Ellos me mintieron!...¡Yo confiaba en ti Némesis!...¡Eres mi hermana!...¿Por qué me lastimas de esta manera?.- Expresaba Nix como nunca antes lo había hecho.

-Perdóname...pero debes tranquilizarte primero y hablamos mejor ¿si?...Las cosas no son como las estás creyendo.- Decía Némesis casi suplicando.

-¡Me encerraste y no te importó! ¡Hiciste lo mismo que Caos y ahora tú ocuparás su lugar sin dejarme a mí demostrar de lo que soy capaz!

-Nix...tú no tienes liderazgo...no podrías manejar todo esto, es demasiado para ti...soy la más indicada para eso y lo voy a hacer...esto es muy importante no sólo para mí, sino para todos...y aunque quieras destruir nuestra hermandad por esto...creo que lo aceptaré.- Dijo con liviano dolor.

-La hermandad entre tú y yo...la rompiste tú...- Dijo duramente Nix. Érebo la tomó del brazo fuertemente y la haló hasta llevarla lejos de ahí.

Tristán suspiró y abrazó a Némesis una vez que ellos dos se fueron.

Horas después...

Nix ya se había tranquilizado pero la amargura que vivió por un corto periodo de tiempo había sido eterno. El egoísmo que calculó en Némesis superaba sus ahora fuerzas.

Érebo estaba harto de verla distante y más, que estuviera vulnerable por un hombre principalmente, tenía expectativas más altas que eso.

-¿Qué harás ahora?.- Demandó saber él.

-¿Qué puedo hacer?...Ella ganó todo...

Érebo se acercó a ella y la abofeteó con fuerza que casi la hace caer.

-¡Yo no te eduqué para que te rindieras por estupideces!- Nix pasó sus dedos sobre sus labios, estos estaban ligeramente sangrando.

-¿Y qué quieres que haga? Escogerán a Némesis para encargarse de todo...yo ya he perdido.

-Te equivocas, aún puedes reponerte...sólo...necesitas enfocar cierto odio en lo que está pasando.

-No podría hacerlo...ahorita tengo rabia, esta vez exploté pero mañana puede que me tranquilice y hasta le ofrezca disculpas.

-¡Eso jamás!.- Le gritó agresivamente.- Cuando decidí hacerme cargo de ti supe que podrías derrocar a quien se te pusiera enfrente...incluyendo a esa mujer a la que llamas hermana...ahora menos que nunca me despegaré de ti, yo mismo te diré qué debes hacer para ser más fría y odiar a quien se interponga en tu camino, ese puesto es tuyo...tú debes estar en el lugar de Caos, naciste para eso...tú tienes ese poder escondido aún...

-¿Quieres decir...que aún puedo debatir el poder con Némesis?

-Exacto...pero necesitamos trabajar en un buen plan, necesitamos que tú cambies y dejes de ser esa niña ignorante y humilde de la que todos se aprovechan...y yo sé cómo lograrlo pero tendremos que irnos de aquí por un tiempo, así nadie sabrá lo que tenemos pensado.

-Pero...no sé...

-Nix...¿No quieres que todos te tomen en cuenta? ¿Qué todos te tengan respeto y siempre estén a tus órdenes? Puedes vencer a Némesis con mucha facilidad, yo ya he pensado en varias cosas pero quiero prepararte primero a ti.- Retrocedió unos cuantos pasos.- Y olvida a Tristán, él es lo menos importante ahora...incluso podrías vengarte de él después por todo el daño y la mentira que te dijo...pero primero, enfócate en ser la soberana de todo...

Nix no cabía en sí con todo lo que Érebo le decía, parecía tener todo bajo control y al mismo tiempo, creaba en ella una inseguridad. ¿Será que podría hacerlo? ¿Sería capaz de lograr ser alguien igual de poderosa que Némesis?

FIN FLASHBACK

Por la madrugada...

Ébano despertó pausadamente de su sueño. Miró el reloj, era de madrugada aún, el cielo estaba demasiado oscuro. Se levantó de la cama y fue hacia una gran ventana a mirar el cielo estrellado, era lo único que le importaba ver, despejando los árboles y las casas a distancia, imaginarse qiue el cielo era el único regidor de la vista era fantástico y a la vez triste, le recordaba el pasado.

Ella se sentó cerca de la ventana imaginando un cielo más estrellado y puro. Tomó su móvil y revisó la hora y sin pensarlo siquiera, se imaginó que Tristán iba a verla como aquellas veces de soledad, su sonrisa se le había pegado en el corazón a pesar de todo lo que había pasado...a pesar de los años.

-Te voy a encontrar Tristán...sé que estoy más cerca de ti a cada noche que pasa...- Dijo recargando su frente en el frío cristal.

Horas más tarde...

Templo de Aries.

7:53 a.m

Mu iba saliendo del dormitorio, acababa de despertarse y totalmente indiferente a lo que había alrededor. Su primera actividad era ir a lavarse el rostro como de costumbre y posteriormente a eso iría a servirse el desayuno. Se lavó el rostro y salió secándose la cara, iba ahora a la cocina cuando vio que alguien estaba acostado en su sofá muy quitado de la pena.

Mu observó que Dohko dormía profundamente y roncaba con todas sus fuerzas. ¿En qué comento llegó ahí? No tenía idea y sabía que Dohko tampoco, a poca distancia percataba el olor de sus penas, estaba borracho.

El caballero de Aries giró la toalla con una mano rápidamente y cuando consideró el momento adecuado, lanzó la toalla hacia Dohko golpeándolo con la punta. Dohko sintió como un pellizco y abrió los ojos, Mu parecía estar flotando.

-Mu, deja de estar volando que me mareas.- Dijo acomodándose de nuevo en el sofá.

-No estoy volando...¿Qué haces en mi templo?

Dohko enseguida volvió a roncar. Mu hizo un gesto y repitió el golpe con la toalla, Dohko sintió más el golpe.

-¿Por qué me pegas Mu? ¿No ves que quiero dormir? Mejor vete de mí templo.

-El que está en mi templo eres tú, estás en Aries.

-¿Eh?.- Dohko se medio levantó, efectivamente las cosas alrededor no eran de su pertenencia.- ¿Cómo llegué aquí?

-Eso quisiera saberlo, ahora sé por qué no llegaste a la cena anoche, fuiste a beber.

-Fui a olvidar...aunque...no recuerdo como llegué aquí, sólo sé que estaba con Sory y con Milo...

-De Milo no me extraña, seguro el te dejó aquí sin avisarme, típico.

-No grites Mu...me duele la cabeza, todo me da vueltas.- Dijo levantándose poco a poco agarrándose la cabeza.

-Tú no entiendes, no es la primera vez que lo haces, en fin, tú necesitas un café bien cargado y unos chilaquiles súper picosos.

-Ok ok...sólo no te demores.

Mu abrió los ojos, tenía la severa intención de echarlo de su templo pero como era una persona noble y comprensiva, se limitaba a sus instintos más agresivos.

-Si lo pidieras de favor sería más generoso...sin embargo te prepararé algo que te va a calmar esos males y no sólo eso, mi maestro se va a enterar.

-No me amenaces Mu, no quiero que Shion me esté sermoneando justo ahora.

-Pues no sé, pero tengo que decírselo...enseguida vuelvo, prepararé algo.

Templo de Géminis.

8:45 a.m

Kanon estaba aún dormido en el sofá había medio despertado minutos atrás pero prefirió seguir durmiendo, se sentía más descansado que otras ocasiones y había que aprovecharlo. Dio media vuelta sobre el sofá hundiendo la cara en un cojín. No pasaron diez minutos cuando alguien comenzó a tirarle del cabello. Kanon pensó estar alucinando hasta que los tirones fueron un poco más insistentes, Dio media vuelta y vio a sus sobrinas paradas frente a él con sus respectivos peluches abrazándolos.

-¿Qué ocurre?...¿Están bien?.- Les preguntó mientras se sentaba en el sofá.

-Tío Kanon, tenemos hambre.- Dijo Venus.

-¿Su mamá no ha preparado nada?.- Se tallaba los ojos. Desde que se peleó con Saida y salía con mayor regularidad del Santuario había perdido la costumbre de levantarse temprano para preparar desayunos.

-No, mami no está.- Contestó Venus.

-Su cama esta acomodada y no nos despertó como antes.- Dijo Brissia.

-Debe haber ido a algún templo, ya les doy algo de comer.- Las niñas se fueron a sentar al comedor mientras Kanon se disponía a ir a la cocina. No tenía inspiración para preparar algo creativo así que lo mejor sería darles cereal, más rápido y a las niñas les gustaba. Puso los tazones en la mesa frente a cada una, le agregó leche y puso la caja de cereal sobre la mesa, enseguida unos gestos de inconformidad aparecieron en los rostros de las niñas. Kanon levantó la mirada.- ¿Ahora qué?

-No hay borregos.- Dijo Brissia frunciendo el ceño. Kanon enarcó una ceja.

-¿Qué? ¿De qué borregos hablas?

-Del cereal...¡Tío queremos cereal de borreguitos!.- Exclamó Venus.

-No hay cereal de borregos, sólo del mismo que les gusta, del mismo que desayunan, del mismo que me pidieron que les comprara.

-Ya no nos gusta.- Dijeron ambas.

-Queremos del cereal que sale en la televisión.- Añadió Brissia.

-No voy a ir al supermercado a comprar un cereal que ni conozco sólo para que desayunen.- Dijo Kanon determinante.

-¡Queremos cereal de borreguitos!.- Exclamaron. Kanon sobó su frente y respiró hondo.

-Les comprarte su tan agraciado cereal de borrego sólo si se terminan este.- Dijo firme.

-¿Lo prometes?.- Preguntó Venus.

-¿Prometer qué?

-Que compraras cereal.

-Ahí van con eso...-Kanon sentía que estallaría, se sentía extorsionado.- Tenían que ser mujeres, difíciles, necias y chantajistas...de acuerdo, iremos hoy a comprarlo.

No lo dijo dos veces y las gemelas ya estaban comiendo el cereal restante, el verlas le había abierto el apetito a Kanon que ya hasta había ido por un tazón más.

-¡Buenos días!.- Exclamó Aioros entrando al templo junto con Darlenne.

-Buenos días.- Contestó Kanon comiendo cereal y sin mucho entusiasmo como el de Aioros.

-¡Hola!.- Exclamaron las gemelas y Darlenne respondió de la misma manera.

-Es un milagro verte en el templo a estas horas Kanon.- Comentó Aioros.

-Hoy no tenía ganas de salir.- Contestó Kanon.- ¿Y ustedes qué hacen tan temprano por aquí?

-Le prometí a Darlenne que saldríamos del Santuario por un día, quiero que se distraiga con otro tipo de ambiente.- Dijo menos efusivo.

-Me suena más a lo que quisieras tú.

Aioros no respondió y volteó a ver a Darlenne, le tomó más fuerte de la mano y se aferró mejor la mochila que llevaba.

-Tenemos que irnos...¿Y Dione no está aquí?

Aioros cambió de tema drásticamente y Kanon no insistió en seguir con lo mismo.

-No, no tengo idea de a dónde se habrá metido. ¿La necesitabas para algo en especial?

-No precisamente, sólo que quería preguntarle si quería venir junto con las niñas.

-¡Yo quiero ir!.- Exclamó Brissia.

-¡Yo también quiero ir!.- Siguió Venus. Kanon esbozó una sonrisa forzada.

-Son tan metiches...lo siento pero no pueden ir sin que Dione sepa y les dé permiso, no quiero problemas con ella.

-Pero...tío Kanon, queremos ir.- Dijo Venus suplicante.

-He dicho que no, si Aioros quiere esperar a su madre para pedirle permiso yo no tengo problema.

Las gemelas querían llorar ante la negativa de Kanon. Aioros sonrió, no porque se alegrara de verlas así sino porque sabía que Kanon tarde o temprano las dejaría ir.

-Hay otra opción, Dione no se enfadará si tú vienes con ellas...claro, si quieres.- Propuso Aioros, Kanon rio como no lo había hecho en días.

-¿Es una cita? Aioros...¿Me estás invitando a salir? Eso no me lo esperaba, no sabía que yo entraba en tus gustos.- Bromeaba, Aioros rio también de sólo escucharlo.

-Lo digo por las niñas, si ellas quieren ir también y tú no tienes nada qué hacer, también puedes venir, estás invitado.

-Cálmate vaquero, yo tengo muchas cosas qué hacer, otra cosa es que no quiera hacerlas.

-Como sea...¿Vendrás?

Kanon no tenía muchas opciones, no quería quedarse en el templo, ir al centro le aburría y no había otra mejor alternativa que ir a explorar un poco.

-Está bien, sólo nos arreglamos y preparo unas cosas rápidamente.

-De acuerdo, nosotros esperamos.

-Sólo una cosa Aioros...

-¿Sí?

-No pienso tomarte de la mano ni hacer ningún tipo de picnic, tengo una hombría que mantener y no te ofendas pero no cambiaría a las mujeres por ti- Volvió a bromear.

-Yo soy muy respetuoso Kanon y no me siento ofendido.- Rio.

***

Dione estaba ya muy alejada del Santuario incluso ya había salido de la ciudad y ahora estaba en una zona más rural, incluso había llegado a un río. Inmediatamente puso la armadura y sus cosas detrás de un arbusto y fue hasta el río a refrescarse el rostro, había caminado demasiado que hasta el frío se le había quitado. Bebió también un poco de agua sintiendo la frescura de la misma en su garganta. Tomó una pequeña cantinflera que llevó y le llenó de agua nuevamente. Se sentó en una de las rocas a descansar, tenía sueño pero no podía dormir al menos por ahora, tenía mucho que recorrer, más de lo que había recorrido ya, además...si ya habían leído la carta podrían mandarla a buscar cuanto antes ya sea por ella o por la armadura.

Pasaron varios minutos y sus piernas comenzaban a sentirme mejor, más relajadas.

-Sólo unos minutos más y me marcho.- Dijo para sí.

Dione se esforzaba en no pensar tanto en sus hijas o terminaría regresándose con ellas por lo mucho que las extrañaba la noche anterior había sido muy cruda para ella, la despedida más larga y tortuosa. Con ello, recordó todo lo que le había dicho Nubia cuando había hablado con ella, tenía razón cuando le dijo que no sería nada fácil y eso que aún no llegaba a su destino.

FLASHBACK

-¿Cambiarme la apariencia? ¿Por qué?.- Cuestionó Dione sin comprensión alguna.

-Porque quienes los atacaron junto conmigo analizaron todo, es lo que hacemos...visualizamos la apariencia de cada enemigo comenzando con los ojos y el cabello, si vas a ir allá deberías cortarte el cabello y cambiarlo de color, eso los distraerá por un corto tiempo.

-¿Qué? No voy a cortarme el cabello.- Dijo tomando su largo cabello.

-Entonces sólo píntalo sino de inmediato te reconocerán, ya fuiste identificada con tu cabello claro y amarrado.- Se estaba irritando.- O déjalo así, te matarán enseguida.

-Oh Nubia, deja de decirme eso tantas veces que se me enchina la piel.

-Como quieras, yo sólo te digo lo que pasará...si todo eso llega a un éxito antes de que entres a la fortaleza debes prepararte para lo siguiente, debes lucir fría y sea lo que sea que veas, no ayudes.

Dione frunció el ceño y echó su cabello de nuevo a su espalda, algo no le agradaba de lo que intentaba decir Nubia.

-¿Qué quieres decir...con eso?

-Tú misma te darás cuenta, sólo hazme caso y no trates de ser una buena persona en ese lugar, sea lo que sea que veas...¿Entendiste?

Dione asintió sin estar muy convencida, tragó saliva no pensando en qué cosas ocurrirían ahí en ese lugar.

-¿Qué más necesito saber?

-Que estás muerta.- Sintetizó sin sentimiento.

-Gracias, ya me lo habías dicho...¿Algo más?

-Tienes qué cuidarte de todos, no confíes en nadie, absolutamente en nadie y principalmente de los guardianes de Nix y Érebo; Zacros y Ésile.

-Ya sé como es ese hombre, ya me escuchará...

-Como si fuera a hacerlo, primero te mata.

-¿Podrías decirme algo positivo Nubia? Debe haber algo bueno detrás de todo esto.- Dijo cruzándose de brazos.

-Déjame pensar...no, nada.- Rio mientras Dione se asustaba más.- Sólo demostrarás tu valentía, fuera de eso nada es positivo.

-De nuevo gracias pero ya no quiero escuchar que me quebrantas las esperanzas...y a todo esto...¿Cómo es Ésile? Para cuidarme de ella principalmente.

-Es muy fácil distinguirla, tiene una enorme cicatriz en el rostro y tiene la mirada más fría de todas y de un color poco usual además de su cabello negro...y ahora que recuerdo, también ten cuidado de Anell.

-¿Anell?.- Alzó ambas cejas.

-Sí, es una rubia de ojos esmeraldas, pregunta por ella y te darán razón, es más...si llegas a la casa donde me quedaba es más seguro que la veas con frecuencia...también ten mucho cuidado con lo que dices frente a ella.

-De acuerdo, son demasiadas personas peligrosas...creo que podré hacerlo.- Nubia la miró divertida e incrédula.- Ya sé que no me tienes fe pero te voy a demostrar que puedo lograr mis objetivos.

-Hasta no ver no creer...por cierto, si llegas a la casa te encontrarás con una vieja amiga.- Ironizó.

-¿Qué? ¿Con quién?

-Ya lo descubrirás y quiero que le des un mensaje...que ya puede continuar.- Dione esperó a que Nubia le siguiera diciendo más sobre el mensaje.

-¿Eso es todo?

-Sí.

-¿Qué significa?

-Ya te dije suficiente y eso es asunto mío...también verás a unas chicas ahí, sigue la corriente y no cuentes de más.

-¿También son traicioneras?

-No, están de mi lado pero no quiero que se entrometan.

-¿Quiénes son?.- Nubia las recordaba con un hilo de melancolía. Esos años había estado entrenándolas y queriendo o no, les había agarrado cariño aunque siempre fuera dura con ellas.

-No tengo porqué decírtelo, concéntrate en cómo llegar ahí viva.

-Ya está bien...tendré que pensar cómo sacar esta armadura del templo.

-Piénsalo muy bien y también en cómo te irás de aquí sin que nadie te descubra, te quemarás la cabeza pero es tu decisión.

-Lo sé...bueno, mejor me voy o alguien podría saber que estoy hablando contigo...y recuerda, no menciones nada a nadie.

-No me digas qué hacer...pero ya sabes, no diré nada.

-Gracias...¿Tienes sed o hambre?

-No me tengas lástima y ya vete.- Dijo duramente, la propuesta amable de Dione le había molestado a la oji lila.

-Ya me voy.- Dione se acercó a la puerta sigilosamente, esperando que nadie estuviera afuera.

-Oye Dione...una cosa más...

-¿Sí?

-Píntate el cabello.- Dijo firme y Dione volcó los ojos para después salir de allí.

FIN FLASHBACK

Dione tomó por un momento su mochila y sacó una caja de las cajas de tinte que había comprado, no se había animado a pintarse el cabello a un tono más oscuro, ni ella misma se reconocería así que sólo se llevó las cajas por si acaso aunque no lo consideraba necesario.

-Seguramente Nubia quiso burlarse de mí.- Dijo para sí guardando la caja de nuevo. Alzó los brazos y estiró las piernas también posteriormente, se levantó y tomó todas su cosas.- Es hora de continuar.

***

Centro de Athenas.

9:32 a.m


Ámber estaba esperando en casa de su amiga. Savannah no había llegado y además se había perdido en el bar la noche anterior con aquel hombre que había escogido para darle celos a su ex pareja. Ella temía que algo malo le hubiese ocurrido como por ejemplo, que ese hombre fuera un secuestrador o asesino, era exagerado pensarlo pero siempre había una posibilidad y como Savannah estaba muy borracha, estaba vulnerable para cualquier ocasión. Tomó su móvil esperando que por fin dejara de mandarla a buzón pero nada de eso, desde hace horas que estaba así. Puso el móvil bajo su barbilla y caminaba de un lado a otro a causa de los nervios.

En seguida, alguien entró a la casa y Ámber fue a averiguar de quien se trataba, fue un consuelo verla ahí de nuevo.

-¡Savannah!...¿Estás bien?.- Se acercó preocupada a verla.

Savannah no tenía una apariencia admirable, tenía el cabello enredado, el maquillaje corrido y estaba cruda, completamente pálida.

-Sí...sólo me duele la cabeza, no grites que haces que me duela más.- Dijo dejando sus cosas en el suelo.

-¿Dónde estabas? Trataba de localizarte pero era imposible y como ayer te fuiste sin siquiera avisarme, me espanté.

-Estoy bien...¿Ha marcado Steven?.- Preguntó animosa.

-No.- Contestó hastiada y Savannah volvió a irritarse.

-Debería marcarle yo.

-¿No aprendes? ¿Con quién estuviste anoche?

-Ah...-Se quedó pensativa.- Con el tipo que te dije ayer.

-¿Con él te fuiste?

-Si...con él, está muy guapo.- Sonrió.

-¿Te acostaste con él?

-No lo sé...no me acuerdo, pero sí estábamos en un hotel y él estaba dormido cuando salí de la habitación...a pesar de que no sabía dónde estaba fue fácil llegar aquí, pedí un taxi y le di la dirección...cuando me ubiqué lo dirigí hasta acá.

-De verdad estás loca, terminaste con un desconocido y ni siquiera sabes si te acostaste con él.

-No...pero da igual, Steven debe enterarse que estuve con otro para que le den celos.- Ámber casi grita de malogro, no podía comprender hasta qué punto de desesperación estaba Savannah por recuperar a Steven.- Iré a tomarme un baño, a ver si así se me quita el dolor de cabeza.

***

10:05 a.m

Saida movía su comida con el tenedor mientras la miraba fijamente y su mente viajaba al recuerdo del día anterior. Había llorado sí, se había sentido muy mal con lo que vio y su autoestima estaba quebrada, no podía creer que Kanon podía ser tan patán como para haberse olvidado de ella rápidamente, tal vez ella había ideado a Kanon de una manera mientras él en realidad era lo contrario, tal vez ese lado malvado que le había contado no había desaparecido y ahora se había burlado de ella.

Sienna la miraba sin saber qué decirle, se mordió ambos labios esperando que Saida fuera la primera en decir algo. Ébano no había decidido desayunar en la mansión, había salido desde temprano y ni siquiera le importó ver a Saida abatida, tampoco era algo nuevo.

Sienna recibió un mensaje de texto y enseguida observó su teléfono.

"¿Estás bien? Necesito hablar contigo, por favor...quiero verte" El mensaje era de Afrodita.

Sienna así como vio el mensaje lo borró, aún seguía muy enojada con él tanto por lo que le había hecho por lastimarla como por lo que no había hecho por defenderla a ella o a Saida. Dejo el móvil de nuevo en la mesa y en unos cuantos minutos más revisó de nuevo el teléfono, pensaba que se trataba de Afrodita insistente.

"¿Dónde estás? Ven ahora mismo a mi templo, hay cosas pendientes por resolver...no dejes esperando" Esta vez el mensaje era de Máscara Mortal.

Sienna frunció el ceño. ¿Acaso se habían vuelto locos o se trataba de una especie de apuesta para saber quién lograba hablar primero con ella? No le extrañaría que fuera así, ellos siempre estaban compitiendo y peleando. Aunque Afrodita había sido más sutil y Máscara Mortal más tajante, con ninguno quería hablar, ya tenía suficientes frustraciones como para meterse en más líos.

-Oye Saida...¿No quieres salir a distraerte?.- Preguntó por fin. Saida no levantó la mirada pero podía estar segura que la había escuchado porque dejó el tenedor sobre la mesa y se acomodó en la silla.

-No deseo hacerlo, no tengo un buen recuerdo de cuando salimos a distraernos.

-Sé que es por lo de ayer pero...Kanon es un idiota y no es nuevo, los hombres lo son...

-Pero de ser un idiota a...¿Olvidarme tan fácil? Y pensar que yo había creído que nos veríamos y resolveríamos las cosas...soy una ingenua.- Puso sus manos en su rostro.

-No digas eso, no podías saber que él estaba con alguien más...hasta Dione estaba sorprendida y enojada y eso que vive con él.

-¿Y si lo mantuvo en secreto desde que estaba conmigo? No quiero ni imaginarme.

-O eso o...lo hace por despecho.- Dijo Sienna y Saida se descubrió el rostro.

-¿Despecho? ¿Por lo que cree que hice?

-Sí...aunque no lo defiendo en absoluto y creo que es un completo imbécil, también podríamos pensar diferente...tal vez te mintió por coraje la última vez que discutieron y ahora sale con otra mujer para olvidar, incluso me atrevería a decir que le dolió también.

-¿Eso crees?

-Es una suposición, la verdad no la sabremos a menos que Dione averigüe algo y nos cuente pero mientras tanto es mejor no creer en nada y distraernos, podríamos salir.

-¿Y a dónde podríamos ir?

-¿Qué te parece ir de nuevo a Creta?.- La primera imagen que se le vino a la mente a Saida al escuchar el lugar fue rememorar lo que ocurrió una noche en su habitación y precisamente con Kanon, la primera vez que se había entregado a él.- Por tu reacción, creo que no te agradó la idea.

-Es que en ese lugar me acordaría de Kanon, ves que estuvo él ahí también.

-Sí, me acuerdo pero como es un lugar solitario y tranquilo podría ser una buena idea para relajarnos.

-No estoy tan segura...pero podría pensarlo.

-Bien, piénsalo bien, yo entre más alejada esté de este lugar mejor...mientras podríamos ir al cine hoy.

-Suena...bien.- Dijo no tan convencida.

-Eres realmente mala mintiendo pero fingiré que creí en tu entusiasmo, ahora vamos a arreglarnos ¿si?

***

Ámber estaba cocinando para su práctica de gastronomía, tendría que hacer exactamente lo mismo en su examen de presión y necesitaba prepararse. Aunque corría el riesgo como siempre de que cambiaran la receta el mismo día del examen, siempre era bueno aprender más.

Savannah bajaba los escalones con una toalla entre sus manos, estaba secándose el cabello. Si bien se le había quitado un poco el mareo, aún le faltaba mucho más por quitar. El olor a comida ahora no le agradaba mucho.

-¿Ya te sientes mejor?.- Preguntó Ámber cuando la vio pero sin dejar de cocinar.

-Si a "mejor" te refieres a que puedo sostenerme por mí misma, sí...ya me siento mejor.

-Eso y más te lo merecías, espero que hayas recapacitado y dejado de pensar en ese paln absurdo que se te ocurrió.

-¿El de darle celos a Steven? No, no se me ha olvidado.

Ámber tiró la cuchara que tenía al suelo, enseguida la tomó y la dejó en fregadero.

-¿Cómo? ¿Piensas seguir con eso?

-Hasta que Steven regrese conmigo, sí...el problema es que tendré que conseguirme a otro candidato porque el de ayer no sé ni cómo se llama, ni dónde vive...nada de él...es una lástima porque lo que sí me acuerdo es que besaba fantástico.- Puso un semblante seductor y se mordía los labios casi como si estuviera excitándose.

-Loca loca...estaba preocupada por ti porque terminaras con un tipo malo pero ahora temo por ellos...¿Y qué tal si escoges a alguien que se enamore de ti y tú sólo estás jugando?

-Lo lamentaría por él pero las cosas no van a cambiar con Steven, él tiene que ser mío de nuevo.

El móvil de Savannah comenzó a sonar y fue hasta su bolso que había dejado en el suelo a recogerlo, al mirar la pantalla, había un número desconocido. Emocionada porque poría tratarse de Steven marcando de otro número, contestó enseguida.

-¿Bueno?...¿¡Steven!?

-Eh...no...no sé si me recuerdes, soy Milo.

Savannah arrugó la frente e hizo un mohín.

-¿Milo?

-Sí...ayer estuve contigo en el bar.

-Oh...así que eres tú.- Dijo sorprendida.- ¿Cómo supiste mi número de teléfono?

-Eso podría resumírtelo pero quisiera hablar contigo personalmente.

-Ehmmm, no lo sé...si quieres puedes venir a mi casa y charlamos afuera.- Dijo con la intención de que Steven pasara afuera de su casa y la viera con él.

Milo del otro lado de la línea estaba tallándose los ojos, no tenía mucho tiempo que había despertado en una habitación de hotel y no había visto a su acompañante.

-Dame tu dirección y en un momento voy para allá.- Dijo él bostezando.

-Muy bien...¿Tienes dónde anotar?.- Savannah fue dándole la dirección de su casa hasta que terminó la llamada. Ámber la miraba esperando que su amiga le dijera algo relativo a eso.

-¿Quién era?

-El sujeto de ayer, vendrá a verme.

-¿Aquí?.- Preguntó asombrada.

-Sí, aquí, le di mi dirección...es bueno porque así podría preguntarle si me acosté con él o no y de paso, podría venos alguien, ya sea Steven o alguien más que pudiera informarle.

-Yo no me quiero involucrar en eso Savannah, no estoy de acuerdo que utilices a alguien para tu egoísmo.

-Cálmate Ámber, no pensaba incluirte en nada, sólo te estoy informando lo que voy a hacer y ahora iré a cambiarme antes de que llegue.

***

Dione había llegado más lejos después de volver a caminar por más de una hora. El lugar igual estaba despejado y a lo lejos se veía un asentamiento, le calculaba que como en una hora más llegaría y al fin podría dormir un rato, sus pies ya no podían más. Puso sus cosas detrás de unas rocas, como no había nadie podría dormir una siesta, el clima ya no era tan frío si no templado, unos cuantos minutos de descanso no le harían daño.

-Espero ir en la dirección correcta, de lo contrario me ahorcaría...- Dione sacó de su mochila una hoja doblada y revisó bien lo que había escrito, era un mapa que Dione había trazado conforme a las indicaciones que le había dado Nubia según para no perderse.- Debe ser por aquí...porque por el otro lado...-Dione avanzó hacia el otro lado del lugar donde podía apreciarse un precipicio como de veinte metros aproximadamente y abajo había justamente un río muy corrientoso, seguramente era parte del mismo con el que se topó antes. Ella mantuvo cuidado de no acercarse demasiado o caería.- Por aquí no es...mejor me regreso por donde estaba.

Dione iba hacia donde estaban sus cosas cuando escuchó unos ruidos acercarse. Dio media vuelta esperando que sólo se tratara de su imaginación hasta que volvió a escucharlos y no sólo eso, si no que también había voces masculinas.

Ella sintió una fea corazonada, se trataba de peligro y lo peor era que estaba desprotegida y no había lugar donde esconderse. Sentía ansiedad de no saber dónde estaban esas personas. Dione fue rápidamente detrás de un árbol para esconderse y ahí espero a que aparecieran los sujetos. Su temor y posible inconveniente era que se trataban de enemigos: eran guerreros sin duda alguna. Maldijo por lo bajo pues podía observar a tres sujetos con armadura. Dos eran de mediana estatura y el tercero era más alto y otra diferencia era que él llevaba una armadura negra. Dione lo veía de espaldas pero era evidente que era el líder de esos tres.

-¿Y ahora a dónde tenemos que irnos?.- Preguntó uno de ellos.

-Supuestamente andaba por aquí.- Mencionó el otro. Dione no podía estar más asustada. ¿Estaban hablando de ella?

El hombre de armadura negra resopló y pasó sus dedos entre sus cabellos negros, todo con un movimiento que representaba arrogancia.

-Es muy rápido, ya debe saber que vamos tras de él.- Contestó con frialdad.- No debe andar muy lejos.

Dione agradeció que no fuera a ella a quien buscaban sin embargo sería mejor que se fueran de ahí cuanto antes, estaba segura de que esos sujetos tenían que ver con Nix. Ella seguía en cuclillas y se alejándose de ahí poco a poco hasta que recordó que la armadura estaba oculta en las rocas y a unos metros de ella.

-¡Ese sujeto!...Desde que lo conocí fue un fastidio.- Mencionó un guerrero molesto.

-Siempre lo ha sido.- Dijo cortante el hombre de armadura negra.

Dione se alejó más y por la precaución de que los otros no la vieran, no tuvo el debido cuidado de ver por donde caminaba así que sin querer piso una rama hasta que se rompió. El sonido fue suficiente para hacerse notar y los tres sujetos la miraron enseguida. Dione se sintió helada al sentir las pesadas miradas de ellos, ya empezaba a darse a la idea de que podría morir.

El hombre de armadura negra la miró fijamente en neutral mientras que los otros estaban más alertados.

-Vaya vaya...tal parece que tenemos una espía.- Dijo uno de ellos. Dione se puso completamente de pie y tragó saliva.

-N-No soy una e-espía...-Tartamudeaba de miedo.

-¿Ah no? ¿Y qué hacías observándonos?.- Preguntó el otro. Dione no dijo nada. ¿Qué podía decir? Sólo pensaba en huir.- Será mejor que la matemos, será divertido.- Dijo y tanto él como el otro tipo estaban por abalanzarse contra Dione cuando el otro hombre se los impidió poniendo un brazo frente a ellos.

El hombre de armadura negra no les dijo nada directamente pero los otros sabían que les estaba diciendo que desistieran del ataque. Él comenzó a acercarse a Dione lentamente, ella al sentirse realmente desprotegida tuvo las piernas débiles y traicioneras que en un segundo ya estaba en el suelo observando como él se acercaba.

-Por favor...no me hagas nada.- Dijo ella casi suplicándole. Él se detuvo a unos cuantos pasos de ella.

-¿Qué haces aquí?.- Preguntó cruzándose de brazos.

-Y-Yo venía de paso...¡Eso es todo!.- Se defendió tratando de ser fuerte. El hombre volcó la mirada.

-¿No tienes idea de quién soy?.- Ante la pregunta, Dione levantó la mirada intrigada y observó mejor al sujeto.

Sus ojos eran azules, una tonalidad muy clara, su piel era clara y su cabello negro...algo en él le resultaba familiar pero su aspecto jamás lo había visto antes, sus rasgos faciales no le eran conocidos.

-N-No...- Respondió.

-Déjame ayudar a tu ignorancia...nos hemos visto varias veces y yo tenía otra apariencia...- Se agachó y posteriormente le susurró. Dione lo tuvo tan cerca que le daban más nervios.- Y en una de esas ocasiones...yo te besé.

Dione bajó ambas cejas pensando que tal vez se estaba confundiendo...hasta que...

Ella se levantó de repente, sus nervios se fueron y algo eléctrico le recorrió su estómago y pronto apuntó con su dedo.

-¡Tú!...¡Tú eres ese hombre que manipuló a Saga!

Zacros rio divertido y dio algunos aplausos.

-Bravo...al fin me recuerdas.

Dione lo analizó de arriba abajo, Zacros ya no usaba el cuerpo de Saga, eso no relajó en nada a Dione.

-¿Qué hiciste con el cuerpo de Saga?.- Demandó saber. Los otros sujetos creían imprudente al comportamiento que había tomado la chica con Zacros.

-Ya no me sirve...ya tengo mi propio cuerpo.- Dijo él con cinismo.- Pero no vengo a hablar contigo sobre nosotros...

-¡¿Nosotros?!...¡Estás enfermo!

-Y tú pareces tener la suerte de encontrarte conmigo.- Sonrió de oreja a oreja, con mucha malicia.- ¿Qué haces aquí? Limítate a responder.

Dione apretó los labios, estuvo a escasos segundos de decirle la verdadera razón de porqué estaba ahí...que era por Saga y de paso le exigiría saber dónde estaba él ahora que ya no usaba su cuerpo pero lo mejor sería que no se enteraran de los verdaderos motivos. Ahora su misión era alejarse de ellos y de proteger la armadura, sin la armadura...ella estaba perdida.

-Yo...yo no tengo por qué darte explicaciones.

-¿Ah no?...-Preguntó antes de acercarse a ella y tomarla de la barbilla en un veloz movimiento y elevarla en el aire unos cuantos centímetros.- Me lo vas a tener qué decir o te arriesgarás a las consecuencias.

-Déjame...-Dijo ella tratando de soltarse.

-No lo haré.- Dijo sin dejar de mirarla.

-Oye Zacros...¿Nos deshacemos de ella?.- Preguntó un guerrero.

Zacros no contestó de inmediato la pregunta del guerrero, seguía observando y manteniendo a Dione en el aire. Sus órbitas índigo de la chica no expresaban más que rabia hacia él. Zacros esbozó una sonrisa y pronto la dejó en el suelo.

-No es necesario...sólo perderíamos el tiempo.- Dijo Zacros soltándola y dándole la espalda a Dione.- Vámonos, tenemos cosas más importantes.

Dione se sostuvo de la barbilla y luego corrió hacia él para golpearlo en la espalda con puñetazos firmes y fuertes. Zacros la miró por encima del hombro y luego se giró empujándola con fuerza haciéndola caer. Dione sintió acelerado su corazón, un empujón más y terminaba cayendo por el risco.

-No vuelvas a atacar a alguien por la espalda.- Dijo Zacros con frialdad y volvió a dar la vuelta, alejándose.

Dione se levantó con la intención de volver a golpearlo pero uno de ellos estuvo alerta por si esto pasaba.

-¡No volverás a atacar a nadie por la espalda!.- Gritó y le lanzó energía en forma de boomerang. Zacros miró hacia atrás enérgico y vio como el poder del guerrero golpeaba a Dione en el estómago. Dione dio un estruendoso grito y se fue de espaldas.

Dione no tuvo la oportunidad de siquiera pensar en lo que iba a pasarle ahora, ese ataque había sido muy extraño, no la habían golpeado así. Ella había perdido el suelo, definitivamente iba a caerse...hasta que...alguien alcanzó a tomarla de la muñeca. Dione alzó la cara, estaba algo debilitada y ahí, para su sorpresa, vio que Zacros fue quien había impedido que se callera.

Zacros estaba en el suelo y sosteniendo a Dione, no tenía ni idea de porqué lo había hecho pero su reflejo había sido tal que no dudó en ir a ayudarla una vez que la vio en peligro.

-Sostente.- Le dijo halándola hacia arriba.

Dione lo observaba sin decir nada, ni siquiera se movía, todo era un imprevisto. Dione ya estaba tocar el suelo de nuevo pero se aferró a la punta del precipicio y negó con la cabeza.

-No quiero.- Dijo ella y Zacros enarcó una ceja.

-¿Quieres caer entonces?

-No quiero que tú...me ayudes.

-Orgullosa tenías que ser.- Dijo poniéndose casi de cuclillas sin dejar de soltarla.

-¿Por qué?...¿Por qué me ayudas?.- Zacros suavizó sólo un poco su mirada, ni él podía contestarse eso.

-Sólo sube o termina cayendo al río.- Dijo bruscamente y la soltó, ella se sostenía de la punta del precipicio con ambos brazos.

Dione suspiró y cerró los ojos y se echó para atrás cayendo de una vez por todas en el río. Zacros se asomó a verla, no creía que terminaría tirándose. Dione daba bocanadas de aire mientras manoteaba en el agua, el río la estaba alejando cada vez más de ahí. Ella terminó sosteniéndose de una roca abrazándola y mirando hacia arriba donde estaban los tres mirándola.

-¿Qué hacemos ahora?.- Preguntó un guerrero.

-Vámonos.- Dijo Zacros.- Y no vuelvan a atacarla sin mi autorización.

-Como ordene.- Dijeron ambos guerreros y comenzaron a alejarse.

Zacros por su parte seguía viendo a Dione quien aún no salía del agua...tenía la sensación de querer ayudarla de nuevo...terminó alejándose también.

***

Ébano estaba hablando con Érebo en su coche antes de regresar a la mansión.

-Me gusta mucho tu ambición por encontrarlo.- Dijo Érebo irónico.

-Tengo que hacerlo, ya di la orden para que lo buscaran por todos lados...Tristán tiene que aparecer.

-¿Y quieres que aparezca porque lo extrañas o por el deber?

Ébano lo mataba con su miraba, cada vez que se le presentaba la oportunidad no dudaba en molestarla con eso.

-Porque debo encontrarlo, si él se encuentra con Némesis todo se viene abajo y como no sé quién es la reencarnación de ella, lo mejor será mantenerlo a él encerrado.

-Has estado perdiendo el tiempo...si desde hace años te hubieras dedicado a buscarla a ella podríamos hacer algo al respecto.

-Ya déjame en paz con eso también...la encontraré muy pronto y antes de que Tristán lo haga, espero que Zacros logre encontrarlo.- Se cruzó de brazos y pronto el coche se detuvo en la mansión.

-Pues has algo rápido...

-Eso haré...y he tomado la decisión de alejarme de aquí, voy a estar en la fortaleza haciéndome cargo de todo, de los guerreros y de todo...tengo que actuar enseguida.

-Una buena decisión, te veo allá.- Dijo y después desapareció.

El chofer le abrió la puerta a Ébano y esta salió inmediatamente de ahí para entrar pronto a la mansión.

Una vez adentro vio de inmediato a Saida y Sienna quienes parecían salir con un par de cosas dentro de sus bolsas.

-¿A dónde van?.- Preguntó sin mostrar mucho interés.

-Vamos a la playa un rato...¿Pasa algo?.- Preguntó Saida al verla distraída.

-Me voy a ir de la mansión por un tiempo.- Dijo la morena.

-¿Qué? ¿A dónde?.- Cuestionó Saida.

-De viaje, de negocios...no voy a darte más detalles, sólo que estaré fuera por meses.

-¿Meses?.- Saida alzó las cejas.- ¿Tanto tiempo?.- Sienna le dio un codazo, para ella estaría bien que Ébano se alejara y sabía que Saida se sentiría mejor lejos de ella.

-Sí, es necesario.- Dijo Ébano, su intención también era desaparecer mientras avanzaba su embarazo.

-Y...¿No vendrás cuando...el bebé nazca?.- Quiso saber Saida y Ébano se puso de peor humor.- Ya sabes...ahora que estoy embarazada, me gustaría que no estuvieras alejada por tanto tiempo, eres mi hermana...

-Ah, eso...no lo sé, tal vez no sea necesario.- Dijo sonriendo de una forma que extrañó a ambas chicas.- Me voy, tengo cosas que empacar, ustedes diviértanse en la playa.- Dijo y subió los escalones.

-Tu hermana está rara.- Dijo Sienna.- Bueno...siempre ha sido diferente.

-No sé porque tenga que irse...

-En fin, mejor vámonos o podría llover, el clima no es tan malo ahorita...de hecho es raro que no esté nevando en esta época.

-Cierto.

***

12:13 p.m

Milo había llegado a la dirección que le había mencionado Savannah. Frente a él había una casa de dos pisos, no era muy grande pero tenía buena vista. Se acercó y tocó el timbre...no tocó dos veces y Savannah abrió la puerta.

-Hola.- Dijo ella sonriendo.

-Hola...¿Cómo te sientes?

-Bien...mejor, el alcohol no me hizo caer, soy fuerte.- Quiso presumir pero Milo no parecía estar muy de acuerdo.

-Te desmayaste y ni siquiera hablabas bien ayer.

-¿En serio?...Debe ser la primera vez que me ocurre.- Empezó a reír muy fingida. Ámber quien escuchaba todo seguía negando con la cabeza.

-Ah...¿Podemos hablar?

-Si claro...te escucho.- Dijo sin mayor importancia y como buscando a alguien con la mirada. Milo se sintió incómodo y al mismo tiempo le resultaba insano que alguien, sobre todo una chica le fuera indiferente.

-¿Esperas a alguien?.- Preguntó un tanto molesto.

-¿Qué?...No, no realmente...continúa diciéndome algo.- Dijo ella recargándose en el marco de la puerta.- Por cierto, tú y yo...¿Terminamos acostándonos?

-Sobre eso quería hablar...-Dijo él y al ver que la chica no tenía intenciones de moverse a otro lado o de invitarlo a pasar para charlar no tuvo más remedio que hablar ahí.- Estabas demasiado tomada, más de lo que yo habría estado y respecto a tu pregunta, ya confirmé que no te acuerdas de nada.

-No es que no me acuerde de nada...no me acuerdo cómo es que llegamos a ese hotel.

-Bueno...yo te llevé porque ambos queríamos estar juntos.- Dijo acercándose a ella con voz seductora.

-Eso sí lo recuerdo...¿Y qué más pasó?.- Preguntó en el mismo tono de voz.

-Cuando estábamos por desvestirnos, te quedaste dormida.- Dijo y Savannah pestañeó varias veces, como si Milo estuviera bromeando.

-¿Me quede dormida?

-Sí, al parecer bebiste tanto que te ganó el sueño, y no despertaste hasta esta mañana.

-Oh...entonces...¿No pasó nada?

-Nada de eso, absolutamente no.

-Me siento realmente apenada...yo...no debí haber bebido demasiado, es mi culpa...a propósito...¿Cómo supiste mi número de teléfono?

-Antes de que durmieras me lo diste, pensaba hablar contigo cuando despertaras pero desapareciste, me dejaste solo.- Realmente Milo había dormido en la misma habitación de hotel para que cuando ella despertara, continuaran con lo que habían dejado pendiente, sin embargo, eso no sucedió.

-Lo siento...quería llegar a casa, no pensé las cosas.

-Descuida...al menos estás mejor y podríamos continuar con...

-Savannah, te llaman por teléfono.- Dijo Ámber con móvil en la mano, Savannah se emocionó al instante.

-Lo siento, no tengo tiempo, nos vemos después...chao.- Se despidió y prácticamente le cerró la puerta en la cara a Milo.

¿Qué había pasado? Milo trató de ser todo un caballero con tal de divertirse con ella, de todos modos sabía que ella lo había querido al menos la noche anterior...y ahora...¿Era indiferente y le estampaba la puerta en la cara? No era nada parecido a lo que él estaba acostumbrado sin embargo, le daba más curiosidad conocer a la chica.

Como ella debía tener cosas mejores qué hacer, decidió ir al Santuario, en otra ocasión la buscaría.

Savannah tomó el móvil contestándolo de inmediato.

-¡Steven!.- Dijo emocionada sin saber quién estaría contestando al otro lado de la línea.

-No soy Steven...soy tu madre.

Savannah se desilusionó por completo al escucharla, si hubiera visto de quien se trataba ni le habría contestado.

-Hola mamá...discúlpame, no puedo contestarte demasiado, estoy ocupada.

-¿Ocupada para mí pero no para Steven? Estabas muy emocionada cuando contestaste.

-No quiero discutir mamá, de verdad no puedo hablar contigo...te marco en unas horas ¿De acuerdo?

-Pero Savannah...-Alcanzó a escucharse antes de que la chica cortara la llamada.

-¿Por qué no me dijiste que era mi madre?.- Preguntó molesta Savannah.

-Pensé que sería una buena idea hablar con ella pero como era de esperarse, pensaste que se trataba de Steven...ese chico no se ve tan malo como creí y te portaste grosera con él.

-¿Yo grosera? Me disculpé por haberlo dejado ayer y por haberme quedado dormida...al menos me tranquiliza saber que no pasó nada.

-Menos mal si no sería algo preocupante.

-Sí...bueno...¿Qué hay de comer?

***

Muy lejos de ahí...

-¡Mira! Esta es la ropa que compré el día de hoy en ese lugar de Grecia...¿Les gusta?.- Preguntaba Paloma alzando la ropa de civil que había comprado junto con las demás, como eran las únicas en la casa, no se limitaban a sus emociones, sólo entre ellas podían reír y demostrar felicidad, se apoyaban como hermanas.

-No mejor que la mía.- Dijo burlándose Esmeralda.

-No peleen, toda la ropa está muy bien...pero...mi pregunta es...¿Por qué tuvieron la idea de comprar algo así?.- Preguntaba Jada tratando de llegar a una conclusión.

-Porque cuando Nubia nos pida volver a seguir a esos caballeros ya no tendremos que hacerlo a escondidas, usamos esta ropa y pareceremos personas comunes y corrientes.- Explicaba Esmeralda mientras ataba sus cabellos azules.

-De hecho...lo hacemos sin su permiso.- Añadió Iori poniéndose los tenis que se compró.

-Si se entera nos regaña.- Dijo Ross, una chica de cabellos castaños.

-Por cierto...¿No la han observado un tanto extraña estos días?.- Preguntó curiosa Paloma.

-¿A qué te refieres Pal?.- Preguntó Ross.

-Que desde el ataque en Atenas, Nubia es diferente...es más accesible y nerviosa...ella no era así.- Explicaba.

-Eso es verdad, Nubia es más fría y distante con todos los demás pero con nosotras...no es tan simpática como trata de hacerlo ahorita.- Decía Iori.

-Tal vez intenta cambiar.- Dijo Esmeralda.

-O tal vez hay algo que ella misma está tramando...-Dijo Jada pensando en la situación.- En fin, es decisión de ella y si está rara debe ser por algo.

-Quiero dormir.- Dijo Nalhia, la hija de Nubia acercándose a ellas.

-¿A quién le toca?.- Preguntó Iori.

-A mi...ya voy a acostarte Nalhia.- Dijo Paloma tomándola de la mano y llevándosela a su cama.

En eso, Nubia iba entrando como si estuviera aliviada, o mejor dicho...era Mabel usando la apariencia de Nubia mientras ella estaba en el Santuario. A Mabel le había costado mucho trabajo fingir alguien que no era y como la actitud de Nubia era muy voluble, no sabía cómo actuar con cada uno aunque hasta ahora, todo iba bien.

-¡Ya llegó!.- Exclamó Ross al verla entrar.

-Ay no...esas mocosas.- Susurró Mabel fastidiada.- Chicas...no quiero hablar con nadie, quiero dormir.

Las cuatro chicas se miraron entre sí, Nubia jamás les había hablado así.

-¿Pasó algo de lo que no estamos enteradas?.- Preguntó Iori cruzándose de brazos.

-No...para nada, sólo quiero dormir Lori.- Dijo ella caminando hacia la respectiva cama de Nubia. A Iori casi se le salen los ojos al escuchar como le había dicho Mabel.

-Iori...me llamo Iori.- Recalcó.

-Como sea...¿Ya me dejarán dormir?.- Preguntó tratando de zafarse de ellas, había cometido un error y al ver el rostro de las chicas, era evidente que era un error muy grande.

-Aquí hay gato encerrado.- Murmuró Esmeralda.- Nubia jamás nos ha confundido.

-Ni que lo digas.- Dijo Iori molesta.

-Tenemos que investigar que está pasando.- Dijo Jada.- Como que cada vez me convenzo más de que es...es...

-¿Una impostora?.- Preguntó asombrada Ross.

-Algo por el estilo, puede ser eso o que Nubia esté realmente distraída.- Añadió Jada.

-¿Y qué haremos para descubrirlo?.- Preguntó Esmeralda.

-Tengo un plan...tengo un plan...-Dijo Jada sonriendo mientras las cuatro hacían un círculo y comenzaban a hablar sin que Mabel lograra escucharlas.

***

Dione salió del agua y se arrastró por el pasto hasta ponerse boca arriba. Había tragado mucha agua, el guerrero la había medio lastimado del estómago y al caer en el agua se golpeó la espalda. ¿Y así pretendía ir a buscar a Saga cuando con simples golpes ya estaba mal? Nubia tendría razón y terminaría muerta antes de que lo volviera a ver. Dione respiraba con fervor, habían sido demasiadas emociones en tan poco tiempo, estuvo al borde la muerte y por suerte se salvó. Dione no se resistió más y terminó cerrando los ojos, estaba muy cansada como para levantarse y seguir caminando.

Dos horas después...

Dione estaba dentro de lo que parecía una cueva y completamente dormida. Cerca de ella había una fogata. Alguien estaba con ella, alguien que la había llevado a la cueva y había encendido la fogata para mantener la temperatura de Dione estable ya que el clima estaba cambiando.

Zacros era quien estaba ahí. Vio a Dione tirada en el pasto y fue hacia ella comprobando que no estuviera muerta y de ahí, la resguardó cerca. Revisó la herida que le había hecho aquel guerrero, era una ligera cortada y un moretón grande que cada vez empezaba a amoratarse. Su brazo también se lo había herido, seguramente por la caída que sufrió y se golperó con una roca o alguna rama dentro del agua. Cortó un cacho de tela de su capa y se la amarró en la herida, después él le colocó su capa a Dione para mantenerla más caliente.

Zacros se sentó a su lado recargando su antebrazo en su rodilla mientras la miraba fijamente. Esa mujer parecía débil sin embargo su fuerza de voluntad era superior e incluso sorprendente. ¿Cómo alguien así podía llamarle la atención? ¿Será que Nix tenía razón y por haber manipulado el cuerpo de Saga le transmitió los mismos sentimientos? No...debía ser que simplemente le llamaba la atención.

Agitó la cabeza alejando esos pensamientos estúpidos de su mente, él no sentía nada por nadie y menos por una mortal tan insignificante. Zacros la miró de reojo, ella dormía tan pacíficamente, como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo, observó sus párpados y sus hermosas pestañas, pronto su nariz y al final se detuvo en sus labios los cuales ya había besado.

Zacros respiró profundamente y apretó su puño para luego acercarse a ella lentamente y besarla de nuevo en los labios. No comprendía que tan especial tenía ella para que en vez de matarla, la hubiera ayudado dos veces y aparte, para que él estuviera besándola aprovechándose de su profundo sueño.


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Ha terminado un capítulo más!!!

Espero les haya gustado y bueno como saben, las imagenes son para que se den una idea de cómo ocurrieron las cosas o como son ciertos personajes.

Las imágenes de las cinco chicas finales representan a los personajes de mi amiga Wolfmika quien es creadora de las cinco y quien me ha permitido utilizar sus personajes en esta historia.

Ya saben , si tienen  alguna duda, no esperan más y hagánmela saber al igual si les gustó el capítulo y qué quisieran ver en el siguiente!!!

Aprovechen que ando inspirada!!!

Abrazos y cuídense!!!

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