Destruyendo sentimientos

El cielo comenzaba a tronar, amenazando con una lluvia prominente, el cielo ya estaba gris, no había manera...fue cuestión de unos segundos más para que comenzara a llover delicadamente.

Aioros no hacía gesto alguno, sus ojos se negaban a creer en lo que veían y su corazón agitado no le dejaba reaccionar. Sus labios estaban temblorosos, indispuestos de palabras...a excepción de una.

-Nubia...-Repitió a escasedad.

Nubia seguía pasando su mano sobre la herida en su sien, esta resbalaba mejor gracias al agua que caía sobre su rostro. Ella miró su mano ensangrentada y luego miró hacia enfrente...a donde estaba Aioros. Ahí estaba él, mirándola después de mucho tiempo, él no había cambiado demasiado a como lo recordaba. A pesar de que ella era más fuerte emocionalmente, ver directamente a Aioros la estaba derrumbando, aún tenía ese poder sobre ella...todo estaba bien, peleaba con él sin saber su identidad pero tenía que caérsele el antifaz, una mala jugada del destino.

Darlenne más cohibida y asustada se detuvo, se retractó de ir hacia su padre.

-Papá...-Dijo Darlenne a punto de llorar. Nubia miró de reojo a la niña, ella la miraba con miedo...era indescriptible la sensación que tuvo al darse cuenta de la manera en que su hija la miraba así...Nubia giró su rostro y analizó el antifaz que estaba en el suelo a unos cuantos metros y fue tras ella, se agachó para recogerla y en ese preciso instante, alguien puso un pie encima de su mano, evitando que tomara el antifaz.

-Pierdes el tiempo con levantar esta tontería...- Nubia miró fijamente al hombre que le hablaba, no estaba sorprendida, sólo molesta.

Aioros pestañeó varias veces y levantó su arco de nuevo, apuntando hacia el sujeto.

-¿Tú quién eres?.- Preguntó Aioros determinante. El hombre reía irónico y apenas quiso mirar a Aioros. Este frunció el ceño desconcertado.- Tú eres...

Dione llegaba recién, le había costado abrirse paso entre tanta gente que corría despavorida. Cuando llegó por fin al lugar, se acercó a Darlenne y rápido la tomó de la mano.

-Darlenne...no tenías porqué correr de esa manera...-Dione se había asustado, no quería que algo le pasara a Darlenne por ir corriendo hacia Aioros, por suerte, ella estaba ilesa pero asustada. Dione escaneó a todos los presentes; estaba Danna en el suelo inconsciente, Aioros apuntando con su arco y frente a ellos estaba una mujer herida y agachada y un hombre alto de armadura negra...alguien muy conocido. Arrugó las cejas y abrió su boca a modo de protesta.- ¡Tú!...

Todos se giraron a verla. Aquel hombre la miró y por escasos segundos dejó de sonreír, como si estuviera sorprendido de verla ahí pero ese desconcierto volvió a ser ironía.

-Yo también me alegro de verte.- Dijo sarcástico.

Dione se puso frente a Darlenne sin abandonar aquella postura defensiva.

-¡¿Tú ocasionaste todo esto?!.- Levantó su puño exigiendo una respuesta. Dione se alejó poco a poco de Darlenne quien se echó a correr hacia Aioros, este la abrazó con fuerza mientras estaba atento a lo que pasaba.

-¡Dione! ¡No te acerques!.- Gritó Aioros preocupado porque ese hombre podría hacerle daño sin embargo Dione no se retractó y fue acercándose más a él.

-Ya deseaba encontrarme contigo...¡Quiero que dejes en paz a Saga!.- Gritó Dione frente al hombre, este alzó las cejas.- ¡Quiero que lo....!.- Dione estaba por repetir lo mismo pero entonces bajó la mirada y vio a la mujer quien aún no se levantaba.- ¡¿Nubia?!.- Expresó y dio varios pasos hacia atrás poniendo sus manos sobre su cabeza.- ¡¿Qué está pasando aquí?!

Zacros suspiró airoso y quitó el pie de la mano de Nubia.

-Llámalos.- Ordenó Zacros a Nubia. La oji lila se levantó dejando la máscara en el suelo, cerró los ojos y chasqueó los dedos.

De inmediato aparecieron los guerreros que anteriormente estaban peleando con los caballeros.

Zacros miró a Dione perpleja, ella observaba a cada personaje detenidamente que no se dio cuenta cuando él había avanzado hacia su lado. Zacros le tomó algunos mechones de cabello y ella se giró a verlo, sus ojos azul aguamarina estaban fijos en ella, eran tan penetrantes que era difícil saber exactamente qué pasaba por la cabeza de ese sujeto.

-¡Déjala!.- Exclamó Kanon quien se acercaba junto con los demás. Zacros dejó de tocar su cabello y miró a Kanon con resentimiento.- Dione...¡Quítate de ahí!

Dione no dudó en hacerlo y fue hacia donde estaba Kanon, ella puso sus manos en las solapas de Kanon.

-Es Saga Kanon...es él...-Dijo ella desesperándose.

Kanon pasó su mano sobre la cabeza de Dione asintiendo.

-¿Dónde están Saori, Saida y los niños?

-Están escondidos...eso espero.- Contestó susurrando.

***

-Ha dejado de correr la gente.- Dijo Saori asomándose por los alrededores, ya no había personas corriendo en la calle. Saida también se asomó comprobando exactamente lo mismo.- Me preocupa el estado de los demás...y sobretodo de Dione y Darlenne...ojalá que no haya ocurrido una desgracia.

Saida intentaba mantenerse calmada pero algo en su interior le daba un presentimiento, una mala señal que no tenía explicación aún, posiblemente se tratara sobre lo que estaba sucediendo en la ciudad.

-Todo debe estar bien...ellos son muy fuertes y seguramente Dione y Darlenne están a salvo con ellos.

-Quiero asegurarme.- Dijo Saori decidida a irse de ahí, Saida le tomó del brazo.

-No creo que sea buena idea...también podría exponerse.- Decía Saida tratando de convencer a Saori. La diosa la miró sonriéndole y le tomó de ambas manos.

-Por favor, quédate con los niños...yo debo ir con ellos, por eso soy la diosa Athena...

-Pero...

-Por favor...mi deber no es estar aquí si no allá, junto con ellos...-Saori estaba decidida y sin más rodeos, volvió a sonreír.

-Lo sé muy bien pero Kanon dijo...

-Son mis caballeros...mi familia...- Dijo por último antes de irse corriendo.

-¡Saori!.- Saida suspiró después de gritar mientras observaba como se iba. ¿Qué debía hacer en esos momentos?...Ella no quería quedarse de brazos cruzados pero tampoco quería meter en problemas a los niño, ellos eran prioridad. La pelirroja miró a los niños quienes la observaban como esperando respuesta, estaban nerviosos. Antes de que Saida pudiera decirles algo de consuelo, Saori regresó.- Saori...¿Cambió de opinión?

-Sí...bueno, más o menos...es que ustedes no deberían estar aquí solos, lo mejor sería que fueran conmigo, así los protegeré a ustedes también.- Sonrió de nuevo.

Saida sintió un alivio, era mejor estar cerca de ella así que asintió.

-Claro...estoy contenta de que hayas cambiado de opinión...-Dijo sonriendo la pelirroja.

-Muy bien, entonces vayamos...- Dijo Saori y Saida volvió a asentir dando media vuelta. Los niños estaban mirando la conversación.

-Yo tomaré de la mano a las gemelas si quieres y tú...-Empezaba a decir Saida mientras extendía los brazos hacia los niños pero en ese preciso momento, empezó a sonar un celular. Saida frunció el ceño y esculcó en la pequeña bolsa que llevaba el móvil.

-Tenemos que darnos prisa...¿Quién te podría estar llamando en este preciso momento?.- Preguntó la diosa curiosa.

Saida miró el móvil...era Ébano...ya tenía tiempo que su hermana no le llamaba, no habían cruzado palabras y ahora lo hacía...justo en un momento así.

-Es mi hermana...-Dijo contestando rápidamente el móvil.- ¿Ébano?

-Saida...está el noticiero e indican que hay un incidente sospechoso en Atenas...¿Estás bien?.- Ébano se mostraba extraña. Lo que sucedía era extraño. Saida miró a todos lados, no había nadie cerca y mucho menos reporteros pero supuso que de alguna forma tenían que dar indicios de lo que estaba ocurriendo en la televisión.

-Sí...estoy bien...estamos bien.

-Ya veo...-Dijo en tono indolente, de hecho...su voz no mostraba preocupación pero así era ella al menos con Saida sin embargo, si le ha marcado por teléfono es porque ha sentido angustia por su hermana.- Saida...¿estás con alguien en estos momentos?

-Sí...¿Por qué?

-Quiero hablar contigo pero quiero que te apartes, sea quien sea con quien estés...quiero que te alejes.

-Pero...no es el momento de hablar, ya será más tarde...estoy en medio de...

-Estoy aquí en Atenas, vine cuanto antes y quiero hablar contigo personalmente...no le digas a la persona con quien estás que me verás...estoy cerca del reloj de sol de Atenas.- Explicaba la morena. Saida memorizó el lugar donde se encontraba, el reloj no estaba nada lejos, sólo era una cuadra de diferencia.- Ven rápido y luego harás lo que quieras...dile a esa persona que se vaya de ese lugar ya que no es seguro...te espero.- Dijo antes de terminar la llamada.

Saida separó el móvil de su rostro y luego miró a Saori quien estaba atenta a lo que fuera a decirle la pelirroja.

-¿Qué ocurrió? Te veo nerviosa Saida...

-Es que...es arriesgado lo que voy a hacer pero necesito ir a buscar algo.- Dijo la pelirroja alejándose del lado contrario a donde Saori se dirigía.

-¿Qué? ¿A buscar qué?...Saida, hace momentos me decías que no me fuera y ahora tú quieres hacerlo...¿Quién te ha llamado?

-Pues...-Saida se mordió los labios, lo que trataba de decirle Ébano parecía ser importante.- Me tengo que ir...no tardaré...-Dijo Saida corriendo, alejándose más y más.

Saori abrió más la boca, podía impedir que se fuera o ir tras ella pero no lo hizo, los niños se le acercaron más asustados.

-¿A dónde va ella?.- Preguntó Brissia tomándole de la ropa a Saori.

-No lo sé...pero ya regresará...-Dijo Saori desconfiada.- Nosotros hay que irnos de aquí niños...

***

Saida avanzaba más y más hacia donde se encontraba su hermana, en su cabeza sólo formulaba una pregunta: ¿Qué quería Ébano en un momento como ese?

La pelirroja llegó por fin a donde su hermana le había indicado pero no estaba ella, el lugar estaba desolado...

-¿Dónde estará Ébano?...-Se preguntaba a sí misma. Sacó el móvil de nuevo e intentó regresarle la llamada pero no podía, al parecer había apagado el teléfono. Saida sumergida en dudas seguía buscando a su hermana por los alrededores pero nada...así pasó varios minutos en busca de Ébano pero sin saber de ella...- Lo siento Ébano...no puedo seguirte buscando por más tiempo...-Dijo Saida y se fue corriendo en la misma dirección por la que había llegado, iría tras Saori quien ya debía estar llegando con los demás.

***

Danna fue abriendo los ojos lentamente, sentía la ropa mojada...todo el suelo estaba ya cubierto de agua. Apoyó su mano en el cemento para intentar levantarse. Aioros miró de reojo que ella ya había recobrado el conocimiento.

-Danna...-Dijo su nombre y se acercó hacia ella con Darlenne en brazos.

-Aioros...¿Qué ha pasado?.- Dijo tratando de sentarse.

-No te preocupes, estarán bien...estarás bien.- Le dijo mientras le tomaba del hombro.

Danna quería sonreír pero le dolía la cabeza. Cuando elle miró el rostro de Aioros dedicándole una sonrisa, esta sintió confort pero pronto cayó en cuenta de que él portaba algo que no había visto antes.

-Aioros...¿Qué llevas puesto?

-¿Eh?...Ahhh esto...es algo que ya te contaré mejor.- Sonrió de oreja a oreja y ella le correspondió.

Nubia observaba aquello con amargura...Aioros le sonreía a esa chica de la misma manera que lo hacía con ella...luego vio que Darlenne le estiraba los brazos a Danna, hasta que ella la terminó por abrazar...la oji lila sintió un dolor en el pecho...¿Desde cuándo no había sentido esa clase de dolor?...también sentía resequedad en la garganta y una rabia interna que crecía cada vez más...tomó su antifaz y se lo colocó de nuevo.

-Hay que acabar con esto...-Dijo la morena en voz alta. Aioros le miró de nuevo con el semblante ahora cargado de tristeza, Nubia ya no lo observaba...su frialdad se hacía presente.

Las guerreras obedecieron a Nubia y se giraron hacia los caballeros de bronce, dispuestas a atacar.

-¡¿Van a decirnos de una vez por todas quienes son ustedes?!.- Exigía a gritos Ikki, estaba harto de tanto misterio...esas personas eran extrañas y misteriosas y la razón de porque atacaban era desconocida.

-No tenemos por qué contestarte...-Dijo Nubia secamente.

-¡Claro que tienen que hacerlo!...-Intervino Kanon enfadado.

Zacros volcó la mirada divertido y luego miró a su espalda, Saori iba llegando con los niños cerca de ella.

-¡Athena!.- Exclamaron los caballeros.

-¡Saori!...¡¿Qué haces aquí?!...-Preguntó Seiya preocupado.

-¡Por favor Saori!...¡Vete de aquí!.- Le seguía Hyoga.

-No lo haré...no me moveré de aquí.- Dijo determinante la diosa mientras escaneaba a los guerreros.- Así que ustedes fueron los causantes de todo esto.

-No fue difícil llegar a esa conclusión ¿verdad Athena?.- Se burlaba Zacros mientras e cruzaba de brazos.

Saori abrió sus ojos de par en par...no era posible...

-¿Saga?...-Preguntó asombrada...

-Mi nombre es Zacros...y sí, el cuerpo es de ese sujeto.- Dijo tajante.

-¡Eres un maldito miserable!.- Kanon estaba por ir a pelear con Zacros pero una sola mirada de Saori lo detuvo, ella negó con la cabeza...primero tenía que hablar con él.

-Así que tú ocupas el cuerpo de Saga...justo como ocurrió hace años.

-Sí...pero esta vez no ha sido su maldad la que se apoderó de él, si no yo...-Dijo con un rastro de orgullo.

Saori a esas alturas estaba comprendiendo algo...los caballeros no estaban muy heridos y los guerreros parecían sólo hacer uso de presencia, Zacros estaba cruzado de brazos sin interesarse en el combate...todo parecía como si estuvieran haciéndolos perder el tiempo...distrayéndolos.

-¿Por qué Saga?...¿Quién te lo ha ordenado?...¿Quién es a quien sirven?.- Quiso saber de una vez por todas.

-Ya la verás...en pocos minutos llegará aquí...-Dijo Zacros tranquilamente mientras cerraba los ojos.

-Odio como se está burlando de nosotros.- Dijo Dione con rabia.

-Concuerdo contigo...- Dijo Kanon estando a lado de ella.

-Entonces, cuando ella llegue...le pediré que deje a Saga en paz y a todos los que estamos aquí...incluso a la Tierra...-Decía Saori seriamente y poco después de que terminara de hablar, Zacros empezó a carcajearse con mofa.

-Eres muy graciosa Athena, para eso tendrías que enfrentarnos...y luego a ella y créeme...no es nada fácil.

-Nosotros hemos derrotado a muchos dioses y guerreros, luchar contra ustedes no será diferente.- Decía Seiya poniéndose a la defensiva.

-Rueguen por eso...-Dijo una vez más Zacros, avivando el enojo e irritación de los caballeros.- Sin embargo...será en otro momento.

-¿Cómo?.- Preguntó Saori contorsionada.- ¿Se están retirando?

-Nuestra misión ha sido realizada...- Concluyó de golpe Nubia. Saori la miró, esa voz...aunque no se acordaba, le resultaba familiar.- Ya llegará el momento de pelear...y será cuando recibamos una nueva orden...a menos que...

-A menos que...¿qué?.- Preguntaba Saori.

-Quieras morir.- Dijo heladamente.

Aioros se levantó al escuchar a Nubia decir eso...esa mujer no podía ser la misma de la que se enamoró.

-¡Ya basta Nubia!.- Dijo Aioros llamando la atención de todos. Saori abrió los ojos a más no poder.

-¿Tú eres Nubia?...Pero si tú estabas...

-Guárdense su sorpresa, no la necesito.- Dijo Nubia interrumpiendo. Las guerreras estaban desconcertadas, aquellas personas parecían conocer a Nubia y era algo que no comprendían.

Zacros bostezó apropósito y luego ladeó la mano en dirección a Nubia.

-No es necesario discutir...nosotros ya nos vamos...ha llegado...-Dijo el hombre.

-¿Ha llegado?...¿Quién?.- Preguntó Kanon en voz baja.

Todos guardaron segundos de silencio y empezaron a escuchar el rezumbar de unos zapatos, quien fuera parecía estar corriendo.

Cuando Kanon miró bien de quien se trataba sintió que el corazón se le aceleraba, no podía llegar en ese momento.

Saida estaba acercándose a la multitud con respiración entrecortada, había corrido lo más rápido que pudo y que le permitieron los tacones. Se detuvo de pronto, todas las miradas estaban posicionadas en ella.

-Saida, has llegado.- Dijo Saori desconfiada.

-Lo lamento...si tarde.- Dijo tratando de recobrar el hilo de la respiración.

Kanon negó con la cabeza y miró al cielo, Saida no entendía lo que quería, le había dicho que se mantuviera a salvo y hacía lo contrario sin embargo no podía culparla, a final de cuentas todas llegaron a la zona de peligro.

Zacros esbozó media sonrisa y fue acercándose a ella, el sentido de protección de Kanon fue incrementando hasta alejarse de Dione con brusquedad.

-¡No te atrevas a hacerle daño!.- Advirtió Kanon sin éxito, Zacros seguía avanzando. Saida miraba al hombre con espanto mientras retrocedía y ponía sus manos frente a ella.

-N-No...no me hagas daño...-Dijo ella con voz temblorosa. Fue retrocediendo hasta que llegó a un límite, un coche que justamente estaba a sus espaldas, cuando se dio cuenta y quiso ir hacia otro lado ya era demasiado tarde...Zacros ya estaba a un metro de distancia.

Kanon apretó los puños y enseguida avanzó hacia esa dirección, no podía permitir que le hiciera daño...no...primero moría él antes de que le pasara algo a ella.

Saida quería hacerse chiquita y escapar, ese hombre imponía y le daba miedo, sus ojos eran profundos y peligrosos. Zacros acortó la distancia y extendía un brazo hacia ella...Saida cerró los ojos esperando lo peor.

-¡Maldito!.- Exclamaba Kanon con intenciones de golpear a Zacros. Este sin inmutarse o siquiera hacer algo por defenderse, actúa calmadamente y siguió extendiendo su brazo hacia la pelirroja donde lo que hizo fue sorpresivo para todos.

Kanon se detuvo de golpe al ver lo que hacía Zacros, muchas preguntas pasaban por su cabeza sin poder comprender ninguna. Saida abrió los ojos con temor y vio que Zacros le había tomado de la mano con sus labios posicionados en la mano. Desconcertada lo miró queriendo zafarse del agarre delicado pero no pudo. Zacros levantó la cara mirándola a los ojos fijamente.

-Al fin cumplimos lo que nos pidió.- Dijo en voz alta pero con más suavidad. Saida enarcó una ceja al igual que Kanon.

Inmediatamente, los guerreros fueron hacia donde estaba Saida y Zacros, incluso Nubia fue hasta allá con velocidad. Acto siguiente y a extrañeza de todos, los guerreros se arrodillaron frente a Saida mostrando respeto, Zacros hizo una reverencia mientras se alejaba de ella.

Saida se recargó más en el coche, todos esos personajes malvados estaban frente a ella, expresándole "admiración". Ella miró a Kanon confundida, está la miraba inexpresivo.

-Estaremos al tanto de sus siguientes órdenes...diosa Nix.- Dijo Zacros levantándose por completo.

Los caballeros se quedaron sin palabras y sin saber qué hacer. Saori abrió la boca lo más que pudo y luego la cubrió con sus manos.

-No puede ser...-Susurró la diosa para sí.

-¿N-Nix?....- Preguntó Saida inconclusa. Zacros asintió.

Los guerreros se levantaron ofreciendo su última muestra de respeto.

-Nos iremos ya...estaremos al tanto.- Dijo por último el hombre antes de desaparecer del lugar.

-¡No dejen que se escapen!.- Exclamó Dohko reaccionando y luego los demás caballeros se alzaron en posición de ataque.

Las guerreras estaban dispuestas a enfrentarlos pero Nubia se puso delante de ellas con ,os brazos extendidos.

-Váyanse...-Ordenó Nubia.

-¡¿Cómo?!...¡No podemos hacer eso!.- Dijo Iori negándose a retirarse.

-No podemos dejarte aquí...hemos venido a luchar.- Le seguía Paloma, la chica rubia.

Nubia cerró los ojos y elevó su cosmo.

-¡He dicho que se vayan!.- Gritó con fuerza. Las guerreras se miraron entre sí y obedeciendo lo que su maestra les pedía, se fueron de ahí...

Nubia no se movía de ese lugar, si tenía que pelear lo haría, sea con quien sea...

-¡Un momento!.- Exclamó Saori poniéndose a lado de Nubia.- ¡No le hagan daño!.- Los caballeros detuvieron los ataques al ver que Saori estaba a lado de Nubia.

-¡No tienes que defenderme Athena!.- Gritó Nubia a la diosa con severa intención de golpearla, ella había alzado su brazo para hacerlo pero alguien lo evitó. Nubia miró a su espalda, donde estaba el que defendía a Saori.

-No se te ocurra hacerle daño a Athena.- Dijo Aioros tratando de ser fuerte ante ella. Nubia curveó los labios. Dohko llegó y sujetó a Nubia del otro brazo.

Saori se acercó a Nubia y le quitó el antifaz, no había más dudas...sus ojos violeta indicaban que era ella, que nunca había muerto...

-Me costaba creerlo Nubia...pensaba que estabas muerta.- Dijo la diosa.

-¿Y qué harás ahora?...¿Matarme de verdad?.- Preguntó divertida.

-No...pero te llevaremos al Santuario y ahí será mejor que hables y dogas todo lo que pasó en estos cinco años...- Nubia se quedó callada y no puso fuerza alguna para ser detenida. Aioros la soltó y Shura al ver que Aioros no se sentía muy bien, le tomó del brazo a la chica.- Llévenla al Santuario...

-Niñas, váyanse con ellos.- Decía Dione a las gemelas.

-Pero queremos estar aquí mami.- Decía Brissia abrazando la pierna de Dione.

-No nos queremos ir.- Le seguía Venus.

-Tienen qué hacerlo, está lloviendo y se pueden enfermar, en seguida voy...se los prometo, no me desobedezcan.- Dione las miró con una sonrisa y les besó la frente, las niñas a final de cuentas aceptaron.- Les encargo a las niñas, cuídenlas por favor...no tardaré...

-No te preocupes Dione, ellas estarán bien.- Dijo Aioros esforzándose por no ver a Nubia, no podía contenerse con facilidad. Abrazó a Darlenne entre sus brazos y Danna se fue con él a su lado.

Así, los caballeros se llevaron a Nubia en dirección al Santuario. Saori luego miró a Saida quien estaba tratando de comprender lo que ocurría...era otra cuestión que debía resolver.

Saida estaba abatida, cansada con todo aquello...por un momento creyó que le harían daño. Levantó la mirada y vio que Kanon se acercaba a ella. Su corazón estaba emocionado de verlo a salvo así que hizo lo que su alegría le permitía, se alejó del coche y fue hacia él y lo abrazó.

-Kanon...me alegro de verte a salvo, no quería que algo malo te pasara.- Dijo ella recargando su cabeza en el pecho de Kanon. Él la tomó de los hombros y la apartó duramente de él.

-¿Dónde estabas?.- Preguntó fríamente.

-Yo...-Saida notó el brillo de furia en los ojos de Kanon.- Estaba poniéndome a salvo...junto a las demás...

-¿En serio?...-Preguntó irónico.- ¿Y por qué llegaste al último? ¿A dónde fuiste?...¿Dónde estabas?.- Repitió con menos sensibilidad. Saida retrocedió dos pasos, esos ojos fulminantes parecían ser a causa de ella.

-Kanon...¿Por qué me ves y hablas de esa manera?...

-¿Por qué lo hago Saida?...O debería decir...¿Nix?

Saida empezaba a creer que Kanon estaba bromeando.

-¿Es en serio Kanon?...¿Por qué repites el mismo nombre que dijo ese sujeto?

-Ese sujeto está ocupando el cuerpo de mi hermano gracias a Nix...Y él acaba de decir que eras tú...¿Qué quieres que piense?

Kanon no creía posible sentir tanta rabia hacia Saida, enojarse era una cosa, ponerse furioso con ella era otra y aunque trataba de calmarse y hablar cortésmente, pensaba en Saga y en todo lo que pudo sufrir estando a manos del enemigo.

Dione al ver que Kanon estaba gritándole a Saida se acercó, jamás lo había visto tan enojado con ella. Saori se puso a su lado, había cosas que podían encajar a base de conclusiones...Saida había actuado raro hace momentos cuando la dejó sola y el hecho de que los guerreros se arrodillaran frente a ella era una prueba más...

Saida negaba con la cabeza, aquello no podía estar sucediendo...

-Yo no soy Nix, Kanon...¿Cómo puedes creerle a ese hombre?...yo no...¡Es imposible!...yo ni siquiera tengo pode...-Saida no terminó de decir du frase porque un recuerdo se le pasó por la cabeza.

FLASHBACK

Saida estaba cambiándose de ropa y cuando terminó se acercó para cerrar la ventana pero esta estaba algo atascada, ella puso más fuerza para cerrarla pero justo cuando lo logró y por la fuerza que puso, ella se fue de lado y movió un florero que estaba ahí cerca, ella por quererlo detener cayó de rodillas y no alcanzó a sostener el objeto el cual se rompió en varias piezas. Saida apoyó sus manos en el suelo y se clavó un pedazo de cerámica en la mano. Ella soltó un quejido de dolor y se retiró la pieza rota de su piel, sangre comenzaba a fluir cada vez más.

-Ay no...sangre no.- Dijo para sí levantándose y yendo al baño por una toalla la cual se puso en la herida, no le gustaba ver sangre, le daba escalofríos.- Soy una tonta...-Dijo retirándose un poco la toalla, era inútil si pretendía detener el fluido de sangre con eso.- No puedo detenerlo.- Dijo Saida dejando de mirar su mano, se estaba impacientando. Cerró los ojos y pronto tuvo una imagen fugaz, como si se tratase de un recuerdo donde estaba una mujer amarrada de pies y manos y sangraba a la vez que lloraba. Saida abrió los ojos espantada por lo que vio y en eso sintió su mano caliente, un calor extraño. Ella se quitó la toalla de su mano y sus ojos se abrieron más con impresión, de ella salía una luz de color blanco que le rodeaba toda su mano.

Saida temblorosa y atónita no dejaba de mirar esa luz extraña y para mayor sorpresa, cuando la luz se desvaneció Saida emitió un grito leve pues la herida en su mano ya no estaba.

-Esto no...esto no puede ser posible...debo estar volviéndome loca.- Dijo Saida de nuevo.

FIN FLASHBACK

Saida tragó saliva, ese evento no podía pasarlo por alto, era extraño y ni siquiera había comprendido como fue que logró hacer eso. Kanon se quedó esperando una respuesta concluida pero Saida estaba perdida en sus pensamientos.

-Termina tu frase...¿No tienes poderes? ¿Eso era lo que ibas a terminar de decir?

Saida lo miró a los ojos y movió la cabeza.

-Sí....eso quería decir...

-Bueno...entonces...¿No tienes poderes? Porque de lo contrario podría creer que lo que acaban de decir es cierto.

Saida bajó la mirada, no iba a ser nada fácil decirle eso, desde hace tiempo tenía que contárselo, lo de sus sueños y sobre aquel extraño poder que desprendió de su herida.

-Kanon, hay algo que había querido decirte desde hace mucho tiempo pero no me atrevía a hacerlo...-Dijo y volvió a tragar saliva con dificultad. Kanon la miró casi impaciente, su corazón latía con más fuerza.

-Saida...¿Tienes poderes?.- Preguntó esperando escuchar un "no", eso sería un alivio.

-Kanon es que yo...hace tiempo que he tenido pesadillas, horribles...he soñado que mis manos están llenas de sangre, que hay cadáveres alrededor de mí...y que una mujer frente a mí era la asesina, pero cuando veía su rostro....era...era...-Saida ya tenía un nudo en la garganta, vaya que no era fácil decir aquello.- Era...yo...y...una vez también...tuve una herida la cual curé de inmediato gracias a algo...

-Gracias a...¿qué?

-Gracias a...un poder que yo realicé...- Al terminar de escuchar eso, Kanon pasó ambas manos sobre su cabeza y luego masajeó su rostro. Saida ya esperaba eso, que empezara a creer de verdad que era esa diosa.- Pero no soy esa diosa Kanon...yo no soy malvada...no soy Nix...

Dione negaba con la cabeza, podía ver tanta sinceridad en Saida que incluso ella negaría que fuera Nix, alguien que denotaba maldad...alguien que no conocían.

-Yo no creo que sea ella...-Dijo Dione a Saori sin dejar de ver la escena.

-Podría decirte lo mismo de no ser porque en verdad actuó muy extraño el día de hoy.- Explicaba Saori.

-¿Qué quiere decir?

-Saida recibió una llamada e insistió en ir sola a un lugar...a lo que voy es que posiblemente haya estado actuando todo este tiempo...¿Recuerdas lo que pasó con Morfeo hace años?...Él dijo que Nix estaba presente entre nosotros y Saida estaba ahí...

Dione miró sorprendida a Saori.

-Pero esa misma noche se llevaron a la supuesta Nix, es lo que no entiendo...

-Ni yo pero ya lo hemos escuchado Dione, esas personas se dirigieron a Saida como Nix...tal vez todo fue un engaño...todo...-Dijo Saori, aunque estaba muy consciente de que Saida siempre había mostrado buenas intenciones con todos ellos, ahora salían varias cosas a la luz y no parecían ser positivas para la pelirroja.

Kanon estaba dándole la espalda a Saida, todo aquello le daba vueltas la cabeza...Saida siendo Nix...la mujer que le arrebató a su hermano y la felicidad de Dione y de sus hijas...si eso era cierto, significaba que entonces él había sido parte de un plan también...no...eso no podía ser posible.

Saida sintió una profunda tristeza ante la indiferencia de Kanon. Ella se acercó a él u puso una mano sobre su brazo.

-Kanon...no me rechaces de esta manera, no soy Nix...

Kanon se soltó de Saida y la miró severo, tanto que Saida se había arrepentido por haber hecho ese gesto.

-De acuerdo...si no eres Nix...¿Qué clase de fenómeno eres?.- Se inclinó hacia ella de forma retadora.

-¿Fenómeno?.- Preguntó ya con ojos brillosos.- No soy un fenómeno...

-Sí lo eres...o tal vez un monstruo o incluso todo...

-¡No tienes por qué decirme esas cosas!.- Dijo llorando, no podía escuchar más tiempo a Kanon hablarle de esa manera.- No me lo merezco...

-Claro que no...te mereces más...-Kanon ya no podía controlarse, la furia lo envolvía.- Me da rabia...saber que todo esto ha sido parte de una trampa...¿Sabes? Ahora me doy cuenta que conocerte de esa manera fue muy extraña.- Decía recordando la primera vez que la vio.- Creía...creía ser afortunado de conocerte, de haberte encontrado en mi camino y de haber cambiado mi vida pero...en estos justos momentos quisiera desechar ese momento...un momento lleno de falsedad...

-¡Cállate!...-Exclamó ella cubriéndose los oídos. Kanon le tomó con fuerza los antebrazos.

-¡Mírame!.- Ordenó.

-¡No quiero!

-¡Que lo hagas!.- Kanon la comenzaba a empujar un poco, Saida abrió sus ojos llenos de lágrimas.- Ya no me vas a engañar Saida o quien quiera que seas...

-Suéltame que me haces daño...-Decía con voz entrecortada.

-¡Kanon!.- Exclamó Saori y Dione al mismo tiempo, ambas se acercaban a ellos, sobre todo a Kanon, lo veían furioso y no querían que cometiera una agresión de la que se iba a arrepentir.

Antes de que ellas pudieran evitar algo, Kanon soltó a Saida y dio media vuelta, alejándose con pasos largos y apresurados. Saida se limpió los ojos y observaba como Kanon se iba sin decir más.

Dione miraba con sentimiento a Saida. ¿Acaso estaba fingiendo? Lo dudaba...sus lágrimas, su sufrimiento no podía ser actuado, tenía la sensación de querer abrazarla, después de todo le tenía afecto. Saida sin embargo no tomaba atención a su alrededor, sus esmeraldas cristalinas sólo se enfocaban en Kanon y en la distancia que los separaba...su corazón lleno de impulso le gritaba que fuera tras él.

-Saida...déjalo estar...será mejor que nos digas lo que está sucediendo.- Dijo Saori como si leyera su mente.

La pelirroja negó con la cabeza y tomó un respiro más largo.

-Tengo que hablar con él.- Dijo determinante. Dione se puso enfrente suyo y le tomó de los brazos.

-No es el momento Saida, Kanon está muy enfadado y podría decir muchas cosas hirientes, mejor deja que se le enfríe la cabeza.- Le aconsejaba.

-No puedo...quiero hablar con él, no debe pensar que soy esa mujer.- Dijo Saida apartándose de Dione y corriendo tras de Kanon. Dione y Saori miraban como corría Saida.

Saida corría de nuevo, esa distancia que los apartaba se le hacía la más larga de su vida, exagerando...su corazón brincaba alebrestado y las lágrimas se confundían con la lluvia y el sonido de sus tacones hacían demasiado ruido con los charcos. Kanon parecía haber bajado la velocidad pero no había mirado hacia atrás por ningún motivo, aunque la evidencia de que era seguido fuera notoria.

-¡Kanon!.- Gritaba Saida tratando de llamar su atención pero era claramente ignorada.- ¡Por favor! ¡Tienes qué escucharme!.- Suplicaba la pelirroja cada vez más desesperada. Kanon seguía caminando, escuchar a Saida le taladraba la cabeza y el corazón, odiaba tener que ser duro con ella pero también odiaba enterarse la identidad de Saida.- ¡Kanon! ¡Por favor! ¡No me dejes así!

Kanon apretó los dientes y en un momento increíble y precipitado, dio media vuelta haciendo que casi Saida chocara con él.

-¡¿Qué quieres?! ¡¿Qué más mentiras vas a decirme?!.- La enfrentó con dureza. Saida sentía como el corazón se le rompía y sus labios se sellaban por el mero dolor que las palabras le provocaban.

-Kanon...aún tengo que aclarar esto contigo, me duele que pienses que...que soy esa mujer...- Dijo por fin después de algunos segundos de suspenso.

-Es que no lo pienso...ya estoy seguro.- Kanon levantó el rostro con altivez, Saida abrió la boca con asombro y quebranto.

-¿Por qué me tratas así?...Me duele...¡No me lo merezco!.- Bajó la mirada.

-¿No te lo mereces?.- Kanon le tomó firmemente del mentón y se agachó para que sus rostro estuvieran frente a frente.- Mírame a los ojos y dímelo...hazme creer que lo que dices es verdad...- Saida se negó a hacerlo, cerró los ojos para no ver más la mirada de desprecio de Kanon. Él dejó escapar una sonrisa irónica y la soltó.- Eso pensé...supongo que hasta por segundos te cansas de mentir...- Bufó y alzó la mirada al cielo que ya estaba oscureciendo gracias a las oscuras nubes sobre ellos.

-Yo no te he mentido...todas mis palabras han sido sinceras, mis sentimientos...todo...Kanon, yo...yo te amo...-Por fin había dicho las palabras, había observado a través de sus ojos llorosos que Kanon la miró fijamente cuando se lo dijo...la expectativa al decir esas palabras no era nada parecido a lo que ocurría, no estaba feliz.- Te amo...desde hace mucho tiempo...me enamoré de ti y eso me hace muy feliz, estoy muy agradecida por haberte encontrado en mi vida...- Saida mostraba alegría disfrazada, sus palabras eran verdaderas y esperaba que con eso, Kanon entrara en razón.

Kanon la miró sin expresión, por largos segundos mantuvo esa postura, entre más miraba a Saida más quería abrazarla...escucharla decirle eso había sido sorpresivo y estaba a nada de creer en sus palabras, de olvidar todo lo que estaba haciendo y todo lo que Saida podría ser...pero no lo haría.

-Deja de decir eso...-Dijo toscamente.- Sólo pierdes el tiempo...

-¿C-Cómo?.- Preguntó alzando las cejas.

-Que yo no estoy feliz de haberme encontrado contigo, ya te lo dije...me arrepiento de haberme topado contigo, me arrepiento de haber perdido el tiempo a tu lado...ojalá desaparecieras de mi vista, de mi vida y de este mundo.- Habló más y más duro. Saida volvió a romper en llanto desconsolador.

-No...¡No!...¡¿En serio eso quieres?!

-Sí...eso quiero...-Contestó casi riéndose y desviando la mirada.

-Pero...pero tú sientes lo mismo por mi...¿no?...

-¿Yo?...Yo jamás te dije tales palabras.

-No...no las dijiste pero...- Saida había estado segura de que Kanon la amaba también, ella le había dicho que con un abrazo de él le haría entender que la amaba, y él lo había hecho. No podía haberle mentido.- Pero lo demostraste, con aquel abrazo...¿Lo recuerdas?

-Ah...eso...no te confundas, sólo fue un abrazo y ya, no significó nada...-Dio media vuelta completamente indiferente. Saida ya con coraje y tristeza, mordió sus labios y con la fuerza que pudo, agarró del brazo a Kanon haciéndolo girarse.

-¡Tú eres el que está mintiendo! ¡No estás siendo le mismo que conozco!...Kanon, sé que estás furioso por todo lo que está pasando y porque crees que yo le hice daño a tu hermano y a otras personas porque según soy Nix...yo sé que mientes...tú sientes lo mismo que yo...amor...yo sé lo que quieres, sé lo que siente tu corazón.

- ¿Mi corazón?...- Kanon negó con la cabeza sin duda alguna.- ¡¿Tú que sabes de lo que siento?! ¡No sabes nada! ¡Yo no te amo y jamás sentiría eso por ti!...¿Sabes por qué?...¡Porque yo no creo en el amor!...Sencillamente es eso, yo he estado con muchas mujeres y jamás he sentido eso, ha sido puro sexo...¿Qué te hace pensar que contigo fue diferente?...Que te haya hecho sentir especial no significa que haya sido real, soy hombre...suelo mentir cuando quiero algo y yo jamás, jamás voy a cambiar...

Saida puso sus manos sobre su boca tratando de evitar el sonido abrumador de su llanto. Esas palabras fueron las peores heridas que le han causado, la hicieron ver que sólo había vivido en un cuento de hadas y que este había llegado a su fin...todo había sido mentira...su alma y su corazón habían sido lastimados...

Kanon relajaba la respiración, miraba cómo Saida lloraba incontrolable y él había sido el causante de todo su sufrimiento y eso a él también le dolía.

-Ya no quiero verte...y si lo vuelvo a hacer, será para que liberes a Saga...sólo para eso quiero verte.- Decía Kanon hostilmente.- ¿Sabes?...Esta escena se parece a la de hace meses cuando regresaste que me viste con Vivienne...esa vez te dije que te extrañaba...ahora te digo que te desaparezcas.

Saida ya no podía más con eso, corrió, alejándose de ahí, cubriendo sus ojos con sus manos...si se caía por no ver hacia enfrente no importaba, iba a doler menos que lo que sentía.

Kanon cerró los ojos y respiró hondamente, creía sentirse mejor una vez que ella se alejara pero ahora...se sentía como un maldito infeliz. Dio un grito largo y luego comenzó a llorar con naturalidad, algo muy raro en él...él no lloraba, no recordaba el último momento en que hizo eso y ahora...lo hacía, había lastimado la mujer más importante en su vida y la había alejado para siempre.

Saida se alejaba más y más hasta que por fin terminó por doblarse el tobillo y cayó de rodillas en un charco. Ella puso las manos sobre el suelo evitando que la caída fuera mayor pero ahí se quedó...llorando y demostrando su debilidad, su sufrimiento...¿Cómo pudo haber sido tan estúpida para haber creído en sus palabras? No debió creer siquiera en sus caricias...en nada...el amor la había idiotizado y había perdido.

Un coche se estacionó frente a ella. Saida apenas alzó la mirada para verlo, en seguida...alguien abrió la puerta.

-Saida...sube.- Era Ébano quien le llamaba desde el interior del coche. Ella le extendió la mano a Saida.

La pelirroja no entendía qué hacía ahí pero la hacía sentir un poco mejor. Se levantó del charco y avanzó hasta entrar al coche y cerrar la puerta.

-¿Qué...haces aquí?.- Preguntó Saida entre lagrimeos profundos.- Te esperé donde me dijiste y no estabas...

Ébano le apartó los cabellos mojados de la frente.

-Tenía que irme urgentemente y tú estabas escondida, supuse que no estarías en problemas...y ahorita pasaba por aquí y me pareció verte a lo lejos, no esperaba que fueras tú realmente.- Dijo antes de mirar el estado en que se encontraba Saida.- ¿Qué te pasó?

Saida mordió su labio inferior y volvió a llorar.

-Tenías razón Ébano...toda la razón...-Se limpió lo más que pudo los ojos.- Kanon...Kanon sólo jugó conmigo...me acaba de decir que desapareciera de su vida...

Ébano suspiró largamente, sacó de su bolso un pañuelo y comenzó a limpiarle el rostro a su hermana.

-Yo lo sabía, te lo dije pero no quisiste creerme, estabas tan concentrada en vivir una fantasía color de rosa...te basaste en tus sentimientos y no razonaste las cosas, ese hombre no era bueno para ti...

Saida miraba a su hermana, jamás le había hablado como lo hacía en esos momentos, le hacía sentir reconfortable.

-Soy una estúpida...y ahora...no sé qué hacer...

-Yo sí...Saida, no soy buena con las palabras pero te diré esto...-Se acercó más a su hermana, sus ojos aguamarina se fijaron en los esmeralda de ella, tan profundamente que Saida se sorprendió.- No hay sentimiento más sincero que el que comparto contigo, eres mi hermana...y a pesar de las diferencias tenemos una conexión que nadie va a romper...sólo nos queda apoyarnos, yo no te haré daño...-Ébano la abrazó con determinación y acarició su cabeza, Saida siguió llorando, sintiéndose apoyada.- No estarás más segura que a mi lado Saida...yo te demostraré todo lo que siento por ti, por mi hermana...eso, te lo aseguro...- Mientras Saida sentía alivio liviano, agradecimiento y arrepentimiento por no haber estado con la única persona que estaría a su lado que es su hermana...Ébano sonreía con malicia, su plan había sido un éxito...todos ya creerían que Saida era Nix y se ganaría su odio, Kanon ya la había herido suficiente como para destrozarla...ahora sólo quedaba su última jugada...nunca antes se había sentido tan feliz de ver a Saida llorar.

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